Partida Rol por web

Donde los Valientes Temen Aventurarse

25. La Traición de Morgan.

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30/01/2014, 10:52
Tabin

-Gracias por la confianza, Hakkon -dijo la sunita sin posar los ojos en Morgan ni una vez. Apretó los dientes cuando la escuchó llamarla suya, pero no comentó nada al respecto. Se agachó junto al cuerpo de Valiskan y le registró hasta entontrar lo que la elfa había explicado.

Notas de juego

¿Me puedo tomar 10? 

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30/01/2014, 12:48
Narrador

Además del susodicho libro en miniatura, Tabin encuentra:

• Coraza mágica (sin identificar)
• Guanteletes mágicos (sin identificar)
• Espada mágica (sin identificar)
• Fragmento de Amuleto mágico (sin identificar)
• Escudo pesado de acero de gran calidad
• 200 piezas de oro en una bolsita de terciopelo verde

Lo que me recuerda que no hicisteis nada con el anillo que looteasteis en el cadáver de la sacerdotisa. Y que Masca tampoco tiene acceso a esa escena.

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30/01/2014, 13:50
Damira

—Graciaspero no es necesario. Contuvo la lengua, sin embargo, nada había de malo en aceptar la ayuda de un compañero.

Descorchó el vial y bebió la poción de un trago. El sabor en primer lugar, dulce y punzante como el ron con miel, y las sensaciones después, un agradable calor circulando por el cuerpo, de arriba abajo, la piel endureciéndose en las quemaduras, plegándose para sellar las heridas. No estaba en plena forma, pero estaba mejor, lo bastane como para andar por su propio pie.

—Estoy mejor, Hakkon, gracias, puedo levantarme.

Se puso en pie y devolvió la espada a su funda. Kayle volvía en sí —dos veces en tan poco tiempo, y después de lo que le ha revelado ese bastardo… pobre chiquilla— y Morgan explicaba que todavía restaba el cerebro de la operación, y revelaba su identidad.  El tiempo del descanso y las explicaciones debía esperar, pues. Los esclavistas habían perdido sus armas, pero mientras conservaran la cabeza sobre los hombros, podían procurarse nuevas, más autas que la escoria que se desangraba sobre las tablas del suelo.

—¿Sabes dónde está ese tal Jezzen? —preguntó a Morgan.

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30/01/2014, 14:18
Kayle

El ataque de tos hizo que Kayle sintiera cada uno de los accesos como un puñetazo en el pecho. Cuando logro controlarlo no pudo menos que emitir un carraspeo rasposo y girarse apoyando el peso del cuerpo sobre el costado para tratar de disminuir la sensación de ahogo. Sacudió la cabeza y sus atontados sentidos la informaron primero de que estaba en el suelo y segundo de que que Aramil y Hakkon se encontraban inclinados sobre ella. Parpadeó de nuevo, no tenía ni idea de lo que había pasado.

Un momento, ¿de dónde había salido Hakkon?

Rápidamente miró en todas direcciones buscando a cada uno de los integrantes de su pequeño grupo para, acto seguido, soltar un tembloroso suspiro de alivio cuando vio que todos seguían con vida y que los Jinetes Grises estaban allí. El único que estaba muerto era quien debía estarlo.

No obstante, los ojos de la genasí permanecieron clavados en el cuerpo de Valiskan. A cada segundo que pasaba se iban llenando más y más de odio, de dolor, de rabia, de frustración. Lentamente, apoyó las manos en el suelo y se puso en pie con un gruñido. Tambaleándose y con la respiración acelerándose por momentos hasta el punto de resultar perfectamente audible.

Bastardo... desgraciado... demonio... monstruo, ¡ASESINO!, ¡¡DEVUÉLVEMELA!!—chilló repentinamente dándole una patada al esclavista—. ¡¡DEVUÉLVEMELA!!

Le dio otra, y otra, y otra más. Aquello era algo totalmente impropio de ella, y por supuesto sabía perfectamente que ni iba a cambiar nada ni iba a servir para nada más que para que descargase adrenalina pero daba igual, todas aquellas emociones retenidas durante tantísimo tiempo simplemente acababan de sobrepasarla.

¡DEVUÉLVEME A MI HERMANA!—gritó con la voz rota, al borde de las lágrimas—. ¡¡DEVUÉLVEME MI VIDA!!

Sólo pudo darle dos más porque enseguida entre el esfuerzo, los jadeos y lo maltrecha que estaba se mareó de nuevo y se cayó de rodillas resollando ruidosamente. Desde que llegara a Nesmé había mantenido cualquier detalle sobre aquello lejos del conocimiento de todo el mundo, se había esforzado por ser una persona alegre, por tratar de que el pasado no la asfixiara de dolor... y ahora aquél desgraciado lo había escupido todo como una serpiente su veneno. Incluso muerto hacía todo lo posible por lastimarla.

Muerto.

Se había ido. Al fin se había terminado aquella pesadilla. Al fin era libre. No se lo podía creer... Eran tantas las cosas que sentía en aquel momento que no sabía cómo reaccionar así que simplemente echó la cabeza hacia atrás y soltó un alarido desgarrado mezcla de rabia, de dolor, de agotamiento y de ni ella misma sabía qué mas sólo para después doblarse hacia adelante perdiendo el resuello, encogida, y cubrirse el rostro con las manos amortiguando así los sollozos a los que por fin pudo dar rienda suelta.

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30/01/2014, 17:03
Aramil

-Déjalo salir.-Digo colocando una mano sobre el hombro de la genasí.-Deja que salga o te acabará devorando por dentro.-Pienso para mí. Al escuchar las ultimas palabras del tipo y entender una mínima parte de la historia que lo ha unido a Kayle, no puedo evitar sentir una mezcla de miedo y lástima. ¿De verdad la ciudad convierte en esto a los hombres?

-Ya ha pasado todo.-Digo apartándome y encaminándome hacia el resto de heridos.-Clérigo, voy a repartir vendajes que a todos nos hacen falta. Si puedes echarme una mano sería más que bien recibido. No me queda magia y solo tengo para ayudar a mis compañeros lo que puedo hacer con mis manos. Payne, lo mismo digo. Si quieres ayudarme te lo agradeceré. 

Por cierto, Hakkon, ¿Está Satara fuera?

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30/01/2014, 17:55
Tabin

Tabin, que en ese momento estaba toqueteando la cerradura del libro, levantó la vista acongojada por la ira y la pena de Kayle. Se guardó el libro en el bolsillo mientras se levantaba y pasaba por encima del cadáver para intentar confortarla. Aramil se había alejado dejándola sola, y la semielfa no podía dejar de sentir el corazón roto por la historia de Kayle, la maldad de Valiskan y sus consecuencias. Ver a la genasí tan fuera de sí le hizo darse cuenta de cómo aquel casino las había alterado a los dos, quizá para siempre. Aquella sala en llamas había estado llena de veneno para las dos y ahora tenían que sobrellevarlo. Al menos Morgan está viva, pensó no sin cierto resquemor.

Estrechó a Kayle entre los brazos y le acarició la espalda y el cabello flotante.

-Ya has hecho todo lo que podías, Kayle -murmuró-. Tu hermana lo sabe. Él ya no va a hacerte daño nunca más.

La sostuvo hasta que ella se calmó del todo; era lo menos que podía hacer por una amiga. Además, la posición le resultaba perfecta para darle a Morgan la espalda.

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30/01/2014, 20:34
Satara

La respuesta a la pregunta de Aramil llegó por si misma. Satara se abrió paso entre los guardas, con la lengua fuera, y le echó las patas a su amo. Olisqueó la sangre del druida y lanzó un gañido interrogante.

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30/01/2014, 20:39
Payne, La Señora del Látigo

Payne observó con el gesto torcido cómo Kayle pateaba a Valiskan. La escena se le antojaba más familiar de lo que estaba dispuesta a reconocer. La loviatarita se agarró los codos con las manos, como si de repente tuviera frío. Tomó una decisión rápida y cruzó la habitación a grandes trancos, tomando las vendas que Aramil le tendía para ayudar.

Cuando se hubo recuperado de la impresión de ver a la genasí así, Rustal la imitó.

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30/01/2014, 20:41
Bel

Bel se decidió a salir de debajo de la mesa. Miró la pena de Kayle con la pena reflejada en los ojos, pero no se decidió a acercarse a consolarla porque no parecía tener suficiente confianza con ella. En cambio cojeó por la habitación y se derrumbó en una silla cercana a Aramil, para que atendieran sus heridas.

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30/01/2014, 20:48
Jinete de Nesmé

—Todo el mundo sabe dónde vive Jezzen, ca... eh... Damira —dijo uno de los guardias—. En la casa más grande de toda la jodida ciudad. Más grande que la de la Vocal, que te lo digo yo.

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30/01/2014, 20:52
Sargento Hakkon

Hakkon, entre tanto, sumó dos y dos. Una chispa de compasión asomó a sus ojos.

—Entonces... ¿eso fue lo que pasó? —dijo, mirando el cadáver de Valiskan de hito en hito.

Se acercó a Kayle e imitó el gesto de Aramil, depositando una mano en su hombro.

—Lo siento muchísimo, Ciclón.

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30/01/2014, 21:22
Céfiro

Entre que flotaba por sí solo y que Tabin lo había tocado, el cabello de Kayle ondeó suavemente y un par de ojillos azules asomaron ocultos debajo de este, en el interior de la capucha de la maga. Céfiro observó a Tabin curioso y silencioso como quien no se atreve a salir de su lugar seguro.

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30/01/2014, 21:56
Kayle

Kayle sentía como si una mano gigante la hubiese aferrado y la estuviese oprimiendo. Ni las palabras de ánimo de Aramil ni el afectuoso abrazo de Tabin parecían ser capaces de sacarla de aquella tormenta que se desataba en su interior. Las escuchaba pero era incapaz de reaccionar a ellas, incapaz de calmarse, de dejar de llorar.

Sin embargo, fue sólo cuando Hakkon habló que la genasí contuvo la respiración, separó las manos del rostro y pareció volver a ser consciente de su alrededor. La voz del sargento si que fue capaz de atravesar las nubes de tormenta. Kayle lo miró con con la sensación de que la historia parecía volver a repetirse: El mismo hombre la hundía en un mar de angustia, el mismo hombre le arrojaba un cabo para sacarla.

—Hakkon... —gimió, incapaz de decir nada más antes de que otra vez se le quebrase la voz. De nuevo se volvió a ver sacudida por los incontrolables sollozos.

Pero entonces se puso en pie repentinamente y sin mediar palabra se arrojó a los brazos de Hakkon, abrazándose a su cuello como un náufrago a punto de ahogarse se aferraría a una tabla. Ahogando los lamentos en su hombro.

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30/01/2014, 21:57
Céfiro

Con el rápido movimiento (o igual simplemente usándolo como excusa) Céfiro salió "rodando por el aire" de la capucha de la maga, agitando los pequeños bracitos brumosos como si fuesen dos molinillos.

Podía volar, claro, pero el caso es que se agarró a una de las mangas de Tabin melodramáticamente y la recorrió hasta posarse sobre el hombro de la sunita, donde adquirió su forma vagamente humanoide. Sentado.

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30/01/2014, 21:57
Céfiro

Por el mero hecho de haberse sentado ahí, el suave vientecillo que emitía le hacía cosquillas en el cuello.

Gracias... —susurró con aquella vocecilla que sonaba como la brisa. Una brisa particularmente triste en aquél momento, sin el habitual tinte jocoso—. Te lo agradece, aunque no lo parezca. Y cuando se calme te lo dirá, ya verás.

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30/01/2014, 22:18
Tabin

-No importa -susurró la pícara-. No lo he hecho para que me lo agradezca, sino porque era lo que yo habría querido que hicieran por mí. Pero... -Miró a Hakkon y su expresión se tornó en una de tierna comprensión-. Cada uno necesita a quien cada uno necesita.

Ella misma dirigió una mirada a Morgan, de soslayo. Quizá fuese mejor hablarlo ahora que dejarlo ahí como una espina. Al menos lo que necesitaba decirle con urgencia.

-Ahora vengo.

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30/01/2014, 22:22
Tabin

Después de intercambiar unas palabras con Céfiro, el familiar de Kayle, Tabin giró sobre sus talones y le hizo una seña a Morgan para hablar con ella en una esquina. La semielfa ya había tenido suficiente drama en público como para seguir dando espectáculo. Tampoco era el momento, estando las cosas como estaban, pero si no plantaba cara a Morgan ahora, la rabia se le enquistaría como un cáncer.

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30/01/2014, 22:25
Tabin

La seriedad en los ojos de Tabin era tal que pocas ganas debía de tener Morgan de contradecirla. La llevó aparte y habló en tono bajo, pero severo y triste, guardándose la bofetada que tan de buena gana le hubiese dado.

-Si haces algo como esto otra vez, no volverás a verme más. Me has roto el corazón; me has hecho más daño del que he sentido nunca y has estado a punto de matarme con ello. Si me quieres, si al menos me aprecias, no vuelvas a decirme esas cosas jamás. -La mano de Tabin se cerró en torno a su camisa. Le temblaron los labios-. No soy un juguete, Morgan, ni una pantalla detrás de la que hacer tus ilusiones. Soy una persona de carne y hueso y me has hecho desear morir de verdad por primera vez en la vida.

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30/01/2014, 23:15
Morgan

Morgan no contestó inmediatamente, sino que te aguantó la mirada. Aunque esta vez no había resquicio de descaro. Más bien parecía desvalida.

—Soy una agente de los Lunastros, Tabin, aunque para ti no supondría mucha diferencia que te dijera que soy una Arpista. Y lo era no sólo antes de que te conociese, sino desde antes de que tú nacieras. He estado infiltrada, trabajando como agente doble de esos... —buscó la palabra— bárbaros durante años. He hecho y he visto cosas horribles. Cosas que hubiera deseado no hacer y no ver jamás. He soportado que la gente creyera que era una criminal. Me he convertido en una criminal. Buscando el momento perfecto, ganándose su confianza. Porque debía hacerlo. Porque siempre creí que había algo más elevado que yo misma.

—Y todo ese trabajo... —le tembló la voz, y tuvo que detenerse. Había más de una emoción contenida, demasiados años, en un ambiente demasiado cargado de sentimientos incluso para Morgan. Tragó saliva—. Todo ese sacrificio... toda la meticulosa preparación de años ¡de lustros! se ha ido a los Nueve Infiernos. Sólo porque tú estabas en peligro. Sólo porque tú eres el más elevado ideal por el que pueda luchar. No he mentido, me pondría una soga al cuello y correría el nudo voluntariamente si con ello pensara que podía salvarte. 

Dejó escapar una honda bocanada de aire.

—Y pensaba que era exactamente lo estaba haciendo —dijo, mirando en derredor—. No sé cómo hemos sobrevivido a esto, pero lo hemos hecho. Y con esto... es el fin. Se acabaron los engaños, las mentiras. Se acabaron los Lunastros. Se acabó Morgan.

Hizo una pausa. Le costaba continuar, y bajó aún más el tono.

—Siento la llamada de Siempreunidos en mis huesos. Si... no tengo nada por lo quedarme en Faerûn... responderé. Me iré a descansar allí hasta el fin de mis días. Porque... no lo tengo... ¿verdad?

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30/01/2014, 23:38
Tabin

Tabin escuchó con los ojos y la boca abiertos. Apenas podía creerse que Morgan estuviese diciéndole aquello. Tanta verdad junta de sus labios resultaba arrolladora, desbordante, y su primer impulso fue negar con la cabeza y hacer oídos sordos como si se tratase de sus clásicas mentiras, pero no pudo. Porque era verdad. Lo veía del mismo modo en que había visto su sincera entrega la mañana de los guantes con olor a vainilla, aquel beso robado y tembloroso.

Dejó escapar un sollozo al tiempo que le tomaba la cabeza entre las manos con la misma ansiedad con la que le había apretado la camisa.

-Por Sune, ¿cómo puedes dudarlo aún? Me has visto cuando te creía perdida... no, cuando creía que nunca te había tenido. ¿Cómo puedes dudarlo? -Apoyó su frente en la de ella un instante antes de separarse para mirarla a los ojos-. Si la llamada es tan fuerte, mi amor, ve. No quiero separarte de tu gente. Si eso es lo que tu corazón necesita, ve a Siempreunidos. -Su voz se rompió-. Pero, si lo que quieres es quedarte... Yo siempre te amaré. Te amaba incluso cuando creía que me habías utilizado, y te sigo amando ahora a pesar de ello.

Le acarició las mejillas con los dedos. Sus ojos la buscaban incesantes, esperando el sí que tanto deseaba.