Partida Rol por web

-Demasiadas horas por delante como para no aprovecharlas y acabar lo empezado.-él parece bastante seguro, lo que a mi me permite mostrar mi opinión con la certeza que siento. Yo también tengo la vista en el exterior de la ventana, aunque no puedo evitar echarle un vistazo a Raymond de reojo. 

No sé por qué me fijo tanto en la ventana...todavía tengo imágenes en la cabeza de aquella niebla que se había colado en la habitación que compartíamos Darma y yo, y era más escalofriante incluso que aquel lobo-mujer. Instintivamente, me acerco luego a la puerta.

- Pues no tengo esa suerte, al menos que yo sepa - sonreí - Y creo que me rindo y que usted gana.

la miro y escucho rendirse, con una sonrisa en los labios. Recojo las cartas y las pongo en el fondo del mazo - vamos a ver que carta hubiese salido - giro la carta del tope, un 5 de picas - ve? El destino quería que la cama fuese suya... y por mí no hay problema, mientras usted duerma cómoda yo me daré por satisfecho - sonreí

Puse el mazo a un lado y me senté frente a Darma, con las piernas cruzadas sobre el divan - Tal vez usted no lo sepa. Hablo por lo que veo... y lo que veo es a una hermosa chica que no ha tenido suerte - crucé mis manos sobre mis piernas - ademas, por lo menos para mí es usted una mujer muy muy bella - sonreí - Tan bella que... que sería una descortesía no decirlo

- Gracias por el piropo - dije. Se le veía un caballero atento. 

- Esa no era nuestra apuesta - dije cuando vi lo acomodado que estaba en el diván - aunque somos personas adultas y podríamos dormir en la misma cama sin problemas, ¿no cree?

Yo no tendría ningun problema en compartir la cama con usted - dije con una sonrisa - aunque como ya le dije, duermo muy poco - se veía ella muy linda - Igual aún no tengo sueño... y veo que ya apostar la cama no tiene mucho sentido si no le molesta compartirla conmigo...

Entonces... hablemos de otra cosa - sonreí - ¿de que podemos hablar? o prefiere seguir intentando ganar algo?... tal vez esta gane...

- En vista de que no tengo mucha suerte, cuenteme alguna aventura. Seguro que un hombre de mundo como usted tiene muchas.- se le veía un buen hombre y parecía que nos esperaba una noche interesante.

MMM... que aventura contarle? - dije - Mi vida no es gran cosa; me ha tocado pasar momentos buenos y malos. Me ha tocado patear la calle muchas veces... historias las hay pero no creo que sean llamativas.

Me quedé pensativo un momento... - mmm... bueno, recuerdo una vez en mi camino... en el que llegaba a un pueblo de esos perdidos en Europa - sonreí - esos en los que siempre ambientan las historias de terror y los festivales divertidos. Estaba yo llegando a aquel pueblo cuando hacian un festival enorme en honor a la cosecha y algun dios pagano cuyo nombre no me acuerdo.

Me acomodé en el asiento e iba haciendo ademanes con las manos mientras contaba - Recuerdo que al llegar todos estaban en la plaza y todas las personas habían llevado algo para una enorme comida o guiso que se hacía en el centro. Cuando me vieron, con mucha educación me invitaron a unirme. Yo entendía aquel jolgorio como algo normal, pero no lograba entender el rostro de una de las señoras que estaba ayudando a organizar. Cuando me acerqué a ella, en un arrebato de curiosidad discreta, le pregunté por que lloraba si sonreía de esa manera. La señora me miró y me dijo textualmente "Lloro por mi hija, que ha sido la centro de este festival, porque me hace feliz que esté dentro de todos nosotros". Yo no entendí muy bien en ese momento y me dispuse a comer.

El guiso estaba muy sabroso, digno de reseña histórica - sonreí - Revolviendo el fondo apareció algo nadando e forma alargada - mi sonrisa de seguro no oculta el desastre que vendria luego - Cuando lo levanté me dicuenta de que era un dedo... un dedo femenino. Por un momento me aterroricé pero evité que se notara. Le pregunté a quien estaba a mi lado y con una sonrisa bastante perturbadora me explicaba que cada 3 meses hacian un festival en honor a un dios de cosecha y preparaban el guiso. El ingrediente principal de dicho plato era una de las jóvenes vírgenes del pueblo. Me detuve de comer, me disculpé con los de la mesa excusándome en algun malestar. Tan pronto como llegué a mi caballo me largué en dirección al sol. Era ya una noche muy oscura, pero no dejaría que me cocinaran jajaja

Sonreí - esa es una de tantas cosas que nos pasan a los errantes. A veces vemos cosas que no sabemos como contar jajaja

Mi cara de asco reflejaba a la perfección lo que me parecía lo que estaba oyendo. - Si nunca se sabe lo que puede encontrar uno por ahí.

¿Y no hay nada que eche de menos en sus viajes?

Disculpa que contara esa historia... a veces no me mido con lo que hablo...

Echar de menos?... mmm... la vida del nómada no puede tener memoria, porque los la memoria se vuelve recuerdo, los recuerdos nostalgias, las nostalgias tristezas... - sonreí, aunque mi rostro reflejaba la tristeza sutil de quien no busca recordar mas los recuerdos lo persiguen - Hasta que no me asiente prefiero no recordar... o me asiento o consigo a alguien que comparta mis viajes - sonreí - por algo aún viajo, para conseguirla

- Seguro que está en alguna parte. Aunque tendrá que mirar muy bien- dije con una sonrisa picarona. Hacía tiempo que no me divertía tanto como desde que llegara el señor Mastropiero.

Con confianza, puedes decirme Alejandro - sonreí en respuesta a su sonrisa - me alegra ser algo con que entretenerle. Uno nunca sabe como termina uno llenando los espacios vacios.

recogí las mangas de mi camisa hasta el codo - Y dígame ¿que le gusta hacer para divertirse? o que le gustaría hacer? prometo que si puedo ayudarle con gusto la "entretengo"

- Me encanta la musica. Creo que es la mejor forma de evadirse de todo. Pero con la hora que es igual nos contestan mal nuestros compañeros.

Mmm... Podría tocar si quiere pero tendría que ser un poco mas bajo, para evitar que la gente se queje... Igual podríamos cerrar la puerta - recordando que está entrecerrada - pero quedaría a merced de este caballero y su guitarra... ¿le molesta si la cierro? - sonreí

Pasan unos momentos en los que ni Raymond ni Susanna emiten la menor palabra. Géorge se ha quedado algo dormido, aunque de tanto en tanto abre sus ojos pero los vuelve a cerrar.

El viento afuera está comenzando a aullar. No, no es solo el viento... el silbido del aire se eleva hasta formar sonoros quejidos de lobo. De pronto esos aullidos se convirtieron en uno, y Géorge se sento en la cama. El viento se comienza a juntar contra la ventana, puesto que los cristales parecen por un momento ceder ante la presión...

Los ojos del médico parecen ausentes pero otra parte de su anatomía, algo que Raymond nota entre las colchas y por fortuna Susanna no, hierve de deseo.

 -Ven amor...- es lo que el doctor escucha.

-Ven afuera... estoy esperándote... si supieras cuánto te deseo... el placer que has creído sentir ahora no se compara al que puedo otorgarte.

La voz es tan seductora como el hombre ha recordado, incluso más.

-Ven... Géorge... afuera, afuera...

Mientras Alejando sigue jugando a las cartas con Darma, quizás para distraerse, quizás porque el sueño esquiva a ambos, se escucha un sonido desde el exterior.

Es un aullido largo y lastimero, que se repite en la noche. A la vez el viento comienza a golpear las ventanas con inusitada fuerza. Por un instante incluso parece que va a forzarlas pero por fortuna la casona de Zhiara tiene poderosos cristales y solamente da la idea de movimiento.

Pero se quedan quietos.

Sin embargo, el aullido sigue....

- No tengo miedo de quedar a su merced y a la de su guitarra - contesté - Cierrela si quiere. 

Al escuchar el aullido me quedé quieta y en silencio por un momento. Estaban ahí fuera. No cabía duda. - Están cerca - dije en un susurro - ¿Podría la música amansar realmente a estas fieras?

Cuando el sonido del fuerte viento cambia por el fuerte sonido de un aullido, incluso mis músculos comienzan a ponerse en tensión. El mejor momento del combate es antes de empezar y después, ya que son los puntos álgidos de adrenalina que hace que tu cuerpo funcione como el de veinte hombres juntos (bueno, tal vez menos para otros, pero en mi caso...).

- Prepárate, Susanna. Y tal vez quieras dar un par de gritos para que los demás despierten.

Me dirijo a la cama de George y le examino con la vista, ya que al fin y al cabo aún recuerdo nítidamente cómo aquella tipa le mordía el cuello y él tan feliz, con la herramienta cargada. Por cierto, hablando de herramienta... Me fijo en algo que realmente habría preferido no ver, algo que hace que durante unas fracciones de segundo medite sobre la posibilidad de que George haya tenido un sueño agitado. Sin embargo, no he escuchado palabra en ningún momento.

Me acerco a la cama y retiro sin contemplaciones las sábanas, para cerciorarme de que efectivamente...

- Lo siento por ti, doctor

Es lo último que digo antes de cargar con fuerza el brazo derecho y dirigir un puñetazo a la mandíbula. Éso debería bastar para dejarle, cuanto menos, incapacitado durante un buen rato. A ver si así se le quitan las ganas de sacar a pasear al soldadito.

Hay en algunos casos que el cazador no es más peligroso que el mismo cazado. Alguien asustado es peor, ya que no sólo ellos son los que la fastidian entregándose con facilidad al cazador, también suelen joder a los demás que tenga a su alrededor. Por éso...