Partida Rol por web

Derek sintió la presencia de Gabby a sus espaldas y se reconfortó, pero no tardó en recordar que si estaba allí era precisamente para protegerla. Dio un paso adelante embistiendo con el escudo y moviendo la espada como un pistón a un lado, buscando los huecos en la defensa del tipo. Sin embargo, estaba tan preocupado por su hermana que su espada resbaló en la armadura de los enemigos.

-¡Gabby! ¡Quédate atrás!

Me quito de defensa total, avanzo una casilla y ataco a E. Con erótico resultado. Menudo sandwich me van a hacer.

Uno de los mercenarios que acababan de levantarse se abalanzó sobre el viajero para ayudar a su compañero y logró dibujarle un sangrante corte en uno de los antebrazos con la espada, apostillado por un insulto.

El canalla que Gabrielle había paralizado gruñía y miraba frenéticamente de un lado a otro pero permanecía inmóvil como una estatua de piedra.

Mercenario D emplea la acción de carga contra el viajero y le hace 4 puntos de daño.

¡Turno de Gabrielle!

Orden de Iniciativas

Lynn
Nolan
Mercenario B (Defensa total)
Viajero
Mercenario A, Mercenario I
Derek
Mercenario L (Paralizado 2/5)
Mercenario D
Gabrielle
Mercenario E, Mercenario G, Mercenario H
Mercenario J
Dreren, Balaena, Tabernero Enano
Mercenario F, Mercenario K
Sion (Defensa total)

Gabby miraba en derredor, alerta y dispuesta, pero sin aparente nerviosismo. Decidió que su prioridad era ahora curar a Lynn y alejarse de los mercenarios antes de que rebasaran a su hermano. Así que dicho y hecho, corrió hacia su amiga, sacó la flecha de un tirón y la tocó en la herida para transmitirle sus energías curativas.

Gabby se ha movido a g7. Lynn recupera todo el daño que le han infligido trollolol.

Reserva de maná: 10/16

¡Turno de la DM!

Lynn soltó un grito espantoso cuando Gabrielle le arrancó la flecha de cuajo y a punto estuvo de desmayarse a juzgar por la expresión de su cara. Un chorro considerable de sangre salpicó el suelo pero el rápido hechizo de Gabrielle la libró del insoportable dolor que le laceraba hasta la última terminación nerviosa.

La cleriga soltó un tembloroso suspiro con los ojos muy abiertos, agarrándose a la mesa mientras trataba de encontrar su propio resuello... aunque mucho tiempo no tuvo. El otro mercenario restante aprovechó el blanco perfecto que tenía en aquel momento y disparó alcanzando a Gabrielle en un lado de la espalda.

«¡¡AAAAHH!!»

Escuchaste el grito de Astucia en tu cabeza a tiempo que sentías el sobrsalto mayúsculo del que había sido víctima. Al estar usando el vínculo en aquél momento, debía haber sentido como suyo el dolor del flechazo que habías recibido.

Por supuesto era sólo eso, una sensación; no era él quien en recibía el daño, eras tú, pero Astucia era un espíritu y como tal... no sabía lo que era el dolor. El sentir de golpe el aguijonazo de una sensación tan desconocida, fuerte y desagradable lo había alterado de tal manera que por un instante sentiste que su presencia vacilaba, como si por instinto quisiera apartarse a toda velocidad de aquello que tan agresivo y horroroso le resultaba.

Pero por alguna razón al final se quedó contigo.

La elección de haber dado prioridad a curar a Lynn sobre otra cosa te ha dado +3 con Astucia.

Aquello pareció ser el empujoncito que Lynn necesitaba para entrar en la refriega porque apuntó con un movimiento seco y disparó al matón acertándole en pleno pecho. El mercenario puso los ojos como platos más por la sorpresa de que una segunda flecha ya volaba hacia él apenas pasados dos latidos de corazón; se las apañó para esquivarla trastabillando aparatosamente, malherido como estaba.

—¡Tócala y te mato!

Lynn ya tenía cargada la tercera flecha, apuntándolo con ella. A despecho de la amenaza y a juzgar por la expresión de su cara se veía que en realidad era un valor que nacía del miedo. Aunque curiosamente el pulso no le temblaba.

Mercenario E ataca a Derek pero falla.

Mercenario G se mueve a k10, ataca a Derek pero falla.

Mercenario H le dispara a Gabrielle y le hace 7 puntos de daño.

Lynn se mueve a g8, contraataca al mercenario H con Disparo Rápido y le hace 5 puntos de daño con el primero de los tiros, con el segundo falla.

Mercenario J se mueve a k12, ataca a Derek (+2 por flanqueo) pero falla.

¡Turno de Dreren!

Orden de Iniciativas

Lynn
Nolan
Mercenario B (Defensa total)
Viajero
Mercenario A, Mercenario I
Derek
Mercenario L (Paralizado 2/5)
Mercenario D
Gabrielle
Mercenario E, Mercenario G, Mercenario H
Mercenario J
Dreren, Balaena, Tabernero Enano
Mercenario F, Mercenario K
Sion (Defensa total)

Nota: Lynn en realidad ataca con +5 pero al emplear Disparo Rápido se le aplica un -2 con lo que se le queda en +3 (ese +4 ha sido un lapsus mío de números)

Ugh....

 Era fácil de comprender la expresión que debió de tener el semblante de Dreren en el momento que la flecha voló frente a ellos, pudo seguirla a duras penas con la mirada para contemplar con horror como acababa clavada en el cuerpo de Lynn, siendo testigo cercano de como su sangre empañaba sus ropas. Gabrielle no tardó ni un segundo en reaccionar, retrocedió mientras Dreren la observaba con los ojos bien abiertos, sin posibilidad de un parpadeo, y una expresión inanimada...su palidez quedaba oculta tras la capucha  y disimulada por el lirio de sus tatuajes.

 Joder.

 Apenas tuvo tiempo para reaccionar.

 Mierda.

Pensó para sus adentros considerando quizás todas las posibilidades, algunas de ellas confirmando la inacción. Lynn tomó el arco, y Gabrielle sufrió el impacto de una flecha. La única persona algo inteligente estaba detrás de una mesa.

Tampoco es que pueda permitirlo.

 Apreté la mandíbula con fuerza, junto con los puños y extendí los brazos mientras corría contra la mesa. Mis piernas se flexionaron a duras penas para ayudarse del banco y poder ganar una posición elevada y beneficiosa contra el mercenario sin convertirme en una diana andante.

 Extendí el brazo izquierdo hacia Lynn para que Wish saltase en ese mismo instante sobre el dorso de la mano. La pequeña ranita desaparecería por la manga ancha del mago mientras éste daba media vuelta, tomaba el bastón. Junto a la mesa, flexionó las piernas justo antes estirarse para golpear a la víctima de las represalias de la sacerdotisa. Estaba decidido a hacerle daño a pesar de las distancias.

¿Por qué matar? Se preguntaba ante los dañinos ataques de aquellos sucios tipos.

 El extremo del bastón se iluminó, la madera se deslizó unos centímetros en la palma de Dreren, sus dedos la apretaron con fuerza y el haz se solidificó en un virote de hielo que dejó una estela de polvo brillante.

 No tenía tiempo de vigilar por el rabillo del ojo el estado de Gabrielle, quizás, porque no le preocupaba tanto como tomar cartas en el asunto después de ver lo que le habían hecho a su amiga.

Muevo a 7i,  golpeo con el báculo al Mercenario H, al que le propino 4 puntos de daño.

El proyectil de Dreren terminó lo que había empezado Lynn. Avasallado por las flechas, el matón no logró defenderse del impacto y cayó de espaldas con la cara cubierta de escarcha.

Mientras, el tabernero enano pasó como un barril rodante bajo el espadazo del mercenario que, aún con la cara abrasada por la pata de cordero, trataba de atinarle sin éxito. Enarboló la espada que había tomado del suelo y lanzó algo a medio camino entre un insulto y un grito propio de la fiesta del lúpulo más que de una pelea de taberna.

Le hundió la hoja en la pierna izquierda a uno de los contendientes que acosaban al viajero del hacha haciéndolo caer al suelo y luego se subió encima como si fuese un pedestal mientras este gruñía de indignación.

Como dato anecdótico, en ese momento fue a entrar un cliente pero al toparse con el percal, soltó un alarido y salió pitando por donde había venido en un abrir y cerrar de ojos.

Dreren ataca al mercenario H y lo derrota.

El Tabernero enano se mueve a p6 (flanqueo) ataca al mercenario B y lo derrota.

—¡Puta rata orlesiana!—bramó uno de los que en un principio se dirigían hacia Derek.

Cambió de dirección y arremetió contra Nolan rajándole de arriba abajo la cota en uno de los brazos y dejando un sangrante corte en el proceso. El guerrero emitió un gruñido de dolor y cambió el arma de mano. Balaena soltó una maldición, casi parecía estar costándole mas permanecer detrás de la mesa al margen que cualquier otra cosa; tenía los dedos crispados cual garfios aferrados al borde de la susodicha, como si fuera a salir disparada en cualquier momento a la refriega.

—¡A por la bruja, hatajo de caraculos! ¡Que no use más magia!—ordenó entonces el mercenario que acababa de colarse en la guardia de Nolan a los que estaban concentrados en torno al aprendiz de templario—. ¡Dejad al marica enlatado ese para luego!

Mercenario F se mueve a m7, ataca a Nolan y le hace 8 puntos de daño.

Mercenario K se mueve a i12

¡Turno de Sion!

Orden de Iniciativas

Lynn
Nolan
Viajero
Mercenario A, Mercenario I
Derek
Mercenario L (Paralizado 2/5)
Mercenario D
Gabrielle
Mercenario E, Mercenario G, Mercenario J
Dreren, Balaena, Tabernero Enano
Mercenario F, Mercenario K
Sion (Defensa total)

¿Le habían disparado a dos mujeres? Ninguno se merecía tregua ni cuartel. Eran escoria, de la peor calaña, disfrazados bajo una carcasa humana, peores que un engendro tenebroso cuya sola apariencia ya te dice sus intenciones. No sentía ningún tipo de remordimiento si tenía que degollar a uno o a varias docenas.

Avanzo hacia la espalda de uno de los mercenarios, estaba tan ocupado atosigando al templario que tardó en darse cuenta de la cercanía de Sion. Aquel miserable se giró para defenderse del nuevo oponente pero lo único que vio un movimiento veloz acompañado de una punzada de dolor y la sensación de la sangre al brotar. Le había soltado una linda puñalada en el costado dejando una herida grave.

A K9

El mercenario atacado por Sion dedicó un improperio la mar de elaborado a todo el árbol genealógico de éste y se agarró el costado mientras alzaba el escudo a la defensa.

Mientras, Lynn había visto al matón que se había dedicado a rodear la mesa para aproximárseles por debajo; la clériga giró y efectuó dos disparos tan veloces que volaron seguidos: el primero hizo blanco justo en el centro del pecho del tipo que brincó a la carrera por el impacto y cayó de espaldas con un grito cortado. El segundo fue para ayudar a Derek que estaba siendo asediado literalmente. De nuevo acertó entre los omóplatos de uno de los matones que soltó un alarido y se desplomó como un saco.

Lynn utiliza Disparo Rápido: Con el primer ataque le hace 8 puntos de daño al mercenario K y lo derrota, con el segundo ataque le hace 6 puntos de daño al mercenario G y también lo derrota. (Nada como que te confundan con una diana para ponerte las pilas... Mother of God)

Nota: En la última tirada hay una errata: La letra del mercenario está mal (pone K y es G) y Lynn tiraría con -1 (-4 por aliado a melee y -2 por disparo rápido) pero aun con todo le da, así que no pasa nada.

El mercenario que había sido herido por Sion reculaba agarrándose la herida sangrante. Al ver que sus compañeros estaban comenzando a caer como moscas, levantó el escudo y dio media vuelta.

—¡A la mierda! ¡Yo me largo de aquí!

El resto parecían estar dudando pero en cuanto el tipo dio media vuelta y echó a correr, los demás comenzaron a convencerse de hacer lo mismo a toda velocidad.

Mientras el tabernero enano se dedicaba a dar saltos aleteando como un pollo y cacareando entre carcajadas de forma burlona.

Todos: 200 PX

—¡Gabby!

Lynn tiró el arco al suelo y se agazapó rápidamente junto a la maga (o se le doblaron las rodillas de la impresión no quedó muy claro)

—¡Gabby!—repitió con voz temblorosa—. ¿Estás bien?

Quería abrazarla y quería quitarle la flecha para curarla pero no parecía atreverse a ninguna de las dos cosas sin tener lo primero claro como el agua.

Gabby sintió la inercia de la flecha como la de un ariete. Vio cómo se caía de bruces sobre la mesa lentamente, como si estuviese sumergida en una gelatina compacta. Instintivamente interpuso las manos para no caerse.

Una fracción de segundo después, sin previo aviso, su mundo estalló en un dolor cegador. La recorrió en una oleada devastadora; se escuchó gritar y vio como los ojos se le empañaban en lágrimas.

Gabrielle había estado en peligro muchas veces durante la invasión de abominaciones en la torre. Había visto la muerte muy de cerca, había tratado a gente al borde de la muerte, había visto más sangre y más vísceras desparramadas de las que le gustaría haber visto. Pero nunca había sentido el dolor tan de cerca.

Sintió un mareo, presagio de que su cuerpo buscaba la inconsciencia para bloquear el dolor tan atroz. Luchó contra la invitadora oscuridad, se sobrepuso a la comodidad. Doblando su brazo agarró el ástil de la flecha.

Vamos. Lo había hecho una docena de veces. La última hace sólo unos latidos de corazón. Arrancar la flecha. Curar la herida.

Las palabras de Lynn la llegaron lejanas, como en un sueño. Como cuando visitas el Velo. No entendió lo que decía, pero cuando miró atrás vio en su rostro la congoja y la gravedad. La clase de mirada que había visto en los amigos de los heridos graves que le había tocado tratar. ¿Se estaba muriendo? No. Aún no.

Se dio cuenta de que había estado conteniendo el aliento todo este tiempo y se obligó a respirar. El dolor la volvió a recorrer cuando abrió sus pulmones para coger aire. Escupió algo. Sangre. No podía perder mucha o se desmayaría. No había ningún otro curandero cerca. Cerró los dedos en torno a la madera de la flecha. ¿No lo había hecho ya? Apretó tan fuerte el ástil que los nudillos se le quedaron blancos. Un tirón, un conjuro.

Pero no podía hacerlo. No es que tuviera miedo de dar el tirón para extraer la flecha. Es que el ángulo era malo. A una parte de ella le hizo gracia esa observación.

—Quítamela —dijo en mitad de un sollozo—. Me quiero curar.

Notabas que Astucia tenía un sobresalto tan recalcitrante que se mantenía en una especie de alerta felina. No hablaba pero parecía inquieto ante la persepectiva de lo que podía pasar si te quitaban la flecha, o más bien de lo que iba a sentir. Como si estuviera pensando si cortar el vínculo y volver al Velo para evitar otro aguijonazo de aquella sensación aberrante llamada "dolor" o no hacerlo.

Lynn tragó saliva ruidosamente, ella había atendido tantos heridos durante la crisis de las abominaciones en el Círculo que había visto sangre de sobra para toda una vida pero aquello no quitaba que provocarle a su amiga el dolor espantoso que ella misma acababa de sentir hace unos segundos se le antojaba una barbarie

—V... Vale...

Rodeó a Gabrielle con un brazo y con el otro cogió el astil pero le costaba... Aunque se lo hubiese pedido o aunque resultase obvio que era lo que tendrían que hacer si querían curar aquello. Le costaba tanto hacerlo que le temblaban las manos.

—Allá voy—dijo volviendo mordiéndose el labio inferior—. P-Pero, cúrate... deprisa.

Cerró los ojos con fuerza, contó hasta tres para tenerla sobre aviso y sacó la flecha de un tirón.

«¡Vete!» le urgió Gabby a Astucia antes de que Lynn le arrancara la flecha. 

Sabía que el espíritu estaba sufriendo con ella y no estaba dispuesto a que lo hiciera. No había ninguna necesidad de que se quedara con ella a compartir el dolor.

«¡LARGO!»

Gabby se había prometido a si misma que no gritaría. No había necesidad de alarmar a Lynn ni a su hermano. 

Pero no fue capaz de cumplir su promesa. Se oyó gritar otra vez, desgarradoramente, y se llevó la mano instintivamente a la herida, como si eso pudiera detener la hemorragia.

Pero sus conjuros sí podían. Canalizó su hechizo de curación y sus heridas empezaron a mejorar a ojos vista.

—Como odio las armas —lloriqueó cuando pudo hablar—. Tendrían que estar prohibidas.

Lynn tiró la flecha al quinto diablo y abrazó a Gabrielle para reconfortarla un poco. O igual era para calmarse ella porque la achuchaba como si temiera que la maga fuera a salir corriendo.

Por alguna razón, que lo exhortaras a irse le hizo mucho más fácil el dilema a Astucia, no estabas segura de cómo pero simplemente supiste que era así.

La decisión no fue volver al Velo. Se quedó.

Casi podías imaginarlo apretando los dientes igual que tú, como si fuera él quien se mentalizaba a que le sacaran la flecha. No obstante, el espíritu no gritó cuando tú lo hiciste pero la falta de costumbre a ser lastimado hizo que le resultase rayano en lo insoportable.

Mientras sentías el alivio inenarrable de tu propio poder de curación, te diste cuenta de que Astucia no se arrepentía de no haberse ido. Aunque no estabas segura de si no hablaba porque no quería explicarse o porque en ese momento no le salía todavía la voz de la impresión.