«Mmm... Sí, es verdad» meditó Astucia «Pero yo no les había visto antes. Es decir, uno suele acordarse de un tipo enorme y tenebroso con los ojos en llamas»
Por un instante pareció algo confuso. Aunque enseguida sacudió esa sensación manoteando el aire mentalmente.
«Más importante... ¿te has fijado que ya es la segunda vez que encontramos un demonio campando a sus anchas en un lugar donde hay problemas con el manto? Los sitios así no deberían ser tan habituales»
Decidísteis adentraros en la gruta cuando de pronto comenzasteis a oír algo que parecían unos pasos a la carrera acompañados por jadeos y una serie de gruñidos que parecían provenir de la misma ultratumba. En la penumbra que provocaba la antorcha, de pronto localizásteis a alguien: un hombre ataviado con la sencilla ropa de cualquier persona del pueblo, magullado y sudoroso, resollaba ruidosamente mientras trataba de escapar de... lo que fuera que le persiguiese.
De sopetón y como si el destino estuviese respondiendo solícitamente a la incógnita, un par de criaturas cadavéricas como las que habíais visto a la entrada brotaron de la oscuridad a su espalda, chillando y hostigándolo para que tropezase. Eran dos, pero eran dos contra uno y en uno de los embates, una de ellas logró aferrar con sus prominentes garras una de las botas del hombre que cayó de bruces al suelo y rápidamente se dió la vuelta para patearla con el pie.
—¡Socorro!—gritó desesperado—. ¡Que alguien me quite a estas cosas de encima!
Por un lado parecía que había encontrado al mago, ahora tenían que salir de allí con vida. A primera vista era un tres contra dos, esas criaturas no parecían más peligrosas que un engendro tenebroso o un muerto viviente, pero tampoco podía confiarse, jamás había visto nada parecido y mucho menos luchado, podían ser una letal caja de sorpresas dispuestas a lucirse allí mismo.
En cualquier caso no era propio de hombres honestos dejar a nadie a la merced de semejantes monstruos, las palabras sobraban, era el momento de negociar con el acero.
- ¡Sucias alimañas, dejar los entremeses y venir a por el primer plato! -
«Creo que a ellos no les importa mucho lo que debería ser» repuso Gabby «¿Alguna idea brillante? A mi sólo se me ocurre que sea debido a la Ruina, pero ha habido otras antes y no tenemos tantos precedentes.»
«No, pero estoy en ello» titubeó Astucia «No es que tenga muchos... referentes de tu mundo»
Se las apañó para rascarse la cabeza mentalmente.
«Aunque claro, técnicamente tampoco antes conocíais a espíritus como yo»
«¿Qué tiene de diferente esta Ruina? Todos los registros coinciden al señalar que ha sido la más rápida y la menos destructiva de todas.»
Motivo: Iniciativa
Tirada: 1d20
Resultado: 18(+3)=21
Al tener el alfanjon ya en las manos, me lanzo sin pensar contra aquellas criaturas.
-Aguante, buen hombre, ahora mismo vamos.-Digo acercándome.
Pero algo falla. ¿Y si este hombre tiene que ver con esos seres? ¿Y si mi espada no sirve contra ellos?
jooooder, un 1 en iniciativa....
Motivo: iniciativa
Tirada: 1d20
Resultado: 1(+1)=2
Astucia no contestó instantáneamente.
«No... tengo ni idea. No es que esté en posición de compararla con las anteriores» titubeó al final «El manto no es tan frágil como para estar rasgándose tan a menudo, de lo contrario, os invadirían los demonios todos los días. Aunque quizá ya ha ocurrido en las otras y simplemente no lo sabéis»
La táctica de Sion pareció definitivamente llamar la atención de aquellas cosas. No necesariamente porque le entendiesen , sino por los gestos y la voz alta. El caso es que las dos corrieron hacia vosotros con una agilidad casi grimosa.
Una de ellas trató de alcanzar al pícaro con sus garras sucias y afiladas pero había corrido tanto que se pasó de largo estúpidamente.
No voy a hacer un mapa para algo tan folclórico (y tampoco importan gran cosa las posiciones) de modo que descargad vuestra ira heroica contra ellos asumiendo que los tenéis a tiro.
Motivo: Ini (Ghoul A)
Tirada: 1d20
Resultado: 3(+5)=8
Motivo: Ini (Ghoul B)
Tirada: 1d20
Resultado: 18(+5)=23
Motivo: Ghoul B (Ataque a Sion)
Tirada: 1d20
Resultado: 4(+1)=5
Fueran lo que fueran esas cosas eran rápidas, quizás demasiado, agradecía evitar el zarpazo, esas uñas no parecían inofensivas, prefería no pensar en como tendría una herida si algo tan mugriento lograba desgarrar la piel.
No tenía una posición buena para una puñalada trapera, pero podía usar la propia inercia de esa cosa contra ella, logró encajarle el acero en el pecho gracias al movimiento alocado de ese monstruo, no era un sonido agradable escuchar el metal abrirse paso por el interior de esa criatura, pero siempre era mejor contar la historia siendo del bando superviviente.
- ¡Voto al diablo! ¿qué son estas abominaciones? -
Motivo: Espada Corta
Tirada: 1d20
Resultado: 16(+4)=20
Motivo: Daño
Tirada: 1d6
Resultado: 4(+2)=6
Al ver como aquella criatura se pasa de largo atacando a Sion, adelanto un paso, armo los brazos y lanzo un tajo contra el ser con mi alfanjón con toda la fuerza que soy capaz de reunir mientras espero de todo corazon que mi arma pueda acabar con la criatura.
-Muere, engendro.-Grito al golpear como si mi ira fuese a ayudarme.-No lo se, pero mientras mi arma la corte me sobra saber eso.-Respondo.
Motivo: Ataque
Tirada: 1d20
Resultado: 14(+6)=20
Motivo: daño
Tirada: 2d4
Resultado: 5(+4)=9
Vuestras estocadas no pudieron ser más inapelables.
Sion logró agujerear algo, lo que fuese, que aún mantuviese a aquella aberración putrefacta en funcionamiento porque la susodicha se convulsionó y cayó al suelo hecha un guiñapo. Alexei, directamente partió a la otra criatura en dos provocando una sonora (y repugnante) erupción de sangre corrupta.
En cuestión de segundos lo único que se escuchó en la cueva fueron los jadeos del hombre que andaba aún medio tirado por los suelos.
—Ha... Hacedor... bendito, ¡gracias!—resolló secándose el sudor de la frente con una mano temblorosa—. No sé quienes sois pero gracias...
-¿Y tu eres?-Pregunto sin bajar del todo la espada.-Por cierto, no se si convendria quemar esas cosas.-Añado girandome a Sion.
-Y ya puestos, ¿Que haces aqui?-pregunto al hombre.
- Lo has partido por la mitad, no creo que vaya a levantarse de nuevo, además si prendemos fuego a algo dentro de este lugar vamos a terminar asfixiados.
No hace falta más violencia aquí. -
El arma entró en la vaina con un movimiento lento, tendría que limpiarla más tarde, pero ahora no le preocupaba mucho la suciedad en el acero sino volver a casa a cualquier precio.
Dejó la mano extendida hacía el extraño como gesto de buena voluntad.
- Arriba amigo, estamos buscando a un supuesto mago en este lugar. -
El hombre pareció algo avasallado por las repentinas preguntas de Alexei. Por la forma entre cautelosa e inquieta en la que os miró, casi parecía estar a punto de preguntar "No seréis ladrones, ¿no?" o algo así. No obstante, la intervención de Sion pareció calmarlo un poco.
—Me... llamo Janus—titubeó aceptando la mano que le ofrecían para levantarse y poder sacudirse las ropas—. Soy uno de los dueños de la posada. Aquí no hay ningún mago, a menos que os refiráis a ese malnacido que llegó hace días... Eese supuesto "erudito" que ha condenado a nuestra ciudad. ¡Deberíais salir de aquí cuanto antes! Ahí dentro sólo encontraréis muerte.
Era imposible que algo fuera sencillo desde el principio al final, siempre tenía que surgir una maldita complicación que enredase aun más el lío en que estaban, como si las fortunas conspirasen para hacer lo que quedaba de existencia lo más miserable que pudiera.
- Lamentablemente necesitamos verle, ¿pero qué es lo que ha hecho para condenar todo este lugar? además, si este sitio es tan peligroso, que viendo esos dos engendros estoy de acuerdo ¿qué hacíais vos por aquí? -
-Es una pregunta razonable.-Digo mirandole con cierta suspicacia.
«Es el campo de especialidad de mis estudios. Si hubiera ocurrido tan a menudo en otras Ruinas, habría encontrado alguna referencia en los volúmenes que he consultado.» respondió Gabby «Hmmm. Estoy empezando a pensar que sí estuviste en las Ruinas, pero que por alguna razón no lo recuerdas. Eso explicaría por qué conocen esos demonios. Tal vez tu búsqueda sea interior, recordar quién eres.»
«Puede que los libros no lo sepan todo» te recordó el espíritu «A fin de cuentas son escritos por personas, ¿no? Y hasta donde yo sé, no tenéis el don de la ubicuidad»
De algún modo supiste que se había encogido de hombros, y de algún modo supiste que había arqueado una ceja.
«¿Eso crees?» preguntó. Luego hizo una pausa, meditando tu hipótesis «Pero entonces no entiendo por qué el Espíritu de la Fe que nos encontramos no reaccionó como ellos. Es... es un poco casual que para dos demonios que nos encontramos, los dos reaccionen igual»
Sentiste una ligera brizna de inquietud y confusión, inquietud y confusión que no eran tuyas. Aunque teniendo en cuenta que estabas planteando la idea de que, en algún momento, por algún motivo, Astucia había olvidado todo lo anterior a la Ruina de un plumazo... supusiste que era normal que reaccionara así.