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Dragon Age: Maldición Dalishana

Prólogo: Dara Estoica

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29/01/2018, 22:44
Director

Tras varios días atravesando el bosque de Brecilia llegaste a un pequeño pueblo humano, los alrededores estaban cubiertos de viñedos hasta donde alcanzaba la vista. Era un paisaje rural y tranquilo, solo escuchabas tus propios pasos en el camino.
Esporádicamente te encontrabas alguna cabaña pero ninguna de ellas parecía estar habitada. Lo que resultaba bastante extraño ¿Quién cuidaba de aquellos cultivos? los viñedos tenían un lustroso y sano color verde que predominaba en el paisaje, no parecía que estuvieran abandonados.

Conforme fuiste acercándote a la aldea empezaste a encontrar algunos aldeanos faenando en el campo que te dedicaban miradas de desaprobación mientras murmuraban entre ellos. Trataste de ignorarlos, ya estabas acostumbrada a esas miradas por desgracia, al menos ninguno llegó a decirte nada y en cuanto los mirabas volvían a sus quehaceres con evidente nerviosismo.

Tus pasos te condujeron directa al propio pueblo, era pequeño, apenas contaba con una veintena de cabañas que rodeaban una plaza central en cual no había nada mas que un sencillo pozo de piedra. Cada cabaña contaba con un pequeño huerto familiar donde se podían ver arboles frutales y los brotes de distintos tipos de hortalizas.

Te sentías agotada del viaje así que te alegró profundamente encontrar una pequeña posada, se trata de una construcción de dos pisos de argamasa y vigas de madera, con pesadas contraventanas de madera oscura y marcos repletos de macetas con flores de llamativos colores. Sobre la puerta de entrada prendía un cartel de madera con un dibujo pintado y tallado que representa un racimo de uvas moradas rodeado de una maraña de hojas y parras. 

Al entrar en la posada se escuchó el tintineo de una campana tras la puerta, el primer piso estaba dispuesto como una taberna con un par de grandes mesas y la barra al fondo, apenas tenía decoración pero resultaba igualmente acogedor. Al ser el medio día las mesas estaban llenas de comensales y unas niñas entre los 12 y 15 años de edad no daban a basto en llevar platos de aquí para allá. Por fortuna nadie te prestó demasiada atención demasiado obcecados o en su comida o en las intensas conversaciones que tenían entre ellos, todos parecían simples campesinos a excepción de un hombre que comía solo en la barra, estando sentado en una banqueta de espaldas a ti pudiste fijarte que una espada colgaba de su cinto e iba bien ataviado con una lustrosa armadura, a diferencia del resto del personal.

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29/01/2018, 23:14
Haran Mullin

Al acercarte a la barra el posadero desde el otro lado, un hombre grandote con algunos kilos de más, te dedico una amistosa sonrisa. - Saludos viajera, Bienvenida a El Parral, tenemos el mejor vino de todo Ferelden. - Te revisó con la mirada, pero sus ojos solo mostraban una curiosidad casi infantil, como quien ve algo totalmente nuevo. - ¿En qué puedo servirle?

Te percataste que el guerrero sentado a tu lado levantó la mirada del plato y te observó sin ningún disimulo, en apariencia el también esperaba escuchar tu respuesta. Se trataba de un hombre entrado en años, probablemente tendría unos 40 y tantos. Tenía unos profundos ojos azules y la barba ya empezaba a ser casi completamente canosa, se le veía ojeroso pero no parecía mostrar debilidad.

Notas de juego

Perdón por tardar tanto, no terminaba de ver claro la manera de poner tu comienzo :)

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30/01/2018, 01:00
Dara Estoica

Aunque al principio fue duro, me prometí a mí misma que no miraría hacia atrás. Gracias a los alijos de mis congéneres hallé comida y agua, mas al llegar al Bosque de Brecilia el rastro chasind se había desvanecido.

Los ancianos contaban historias sobre aquel lugar, pues lo creían embrujado por poderosos espíritus. Lo más escalofriante fueron los árboles salvajes, silvanos que se desprendían de la tierra que cubría sus raíces y atacaban a todo aquel que osara cruzarse en su camino. Tuve que huir en más de una ocasión y, cuando no eran los osos o los silvanos, eran los aullidos y rugidos de los hombres bestia que provenían del corazón del bosque. Cauta, intenté caminar siempre cerca de la linde de la flora, evitando adentrarme demasiado en la foresta para no sufrir una muere segura.

Al dejar el bosque de Brecilia atrás, se abrió ante mí un paisaje rural, con frondosos cultivos y un asentamiento humano. El lindero que separaba el bosque del pueblo, era un contraste entre lo salvaje y lo agrícola que otorgaba cierta belleza al paisaje. Había sobrevivido al embrujo de Brecilia. Era hora de enfrentarme a la "civilización".

Caminé por las calles, mirando de soslayo a los pueblerinos y sus casas. Sentí las miradas sobre mí, pero seguí caminando con la cabeza bien alta hasta la posada. Normalmente preferiría descansar al raso, pero mi cuerpo exhausto necesitaba descansar sobre un mullido lecho y probar una comida caliente.

Un vistazo rápido al entrar al edificio me bastó antes de acercarme a la barra. 

-Saludos- dije ante el recibimiento del posadero -. Una comida caliente y un lecho serían de agradecer- mi acento me delataba como extranjera de aquellas tierras... como bárbara chasind.

De reojo, vi al guerrero armado repasarme con la mirada. Giré mi cabeza y lo miré fijamente, arqueando una ceja, antes de volver a centrarme en el posadero.

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01/02/2018, 22:13
Haran Mullin

Haran amplió la sonrisa asintiendo. - Siempre que tengas unas monedas, por supuesto. - Hizo un gesto con la mano a una de las muchachas que iban de aquí para allá. - ¡Niña, trae un plato de asado aquí! - La chica reaccionó a sus palabras y fue directa al interior de la cocina.

¿Desde dónde vienes, mujer? - Colocó un vaso de vino sobre la barra y echó en el un poco de vino. - Cortesía de la casa.

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01/02/2018, 23:04
Tarl Dale

El hombre de la armadura se giró hacia ti y preguntó sin rodeos. - ¿Eres una mercenaria? Tengo una oferta de trabajo. - Tenía una voz rota, pero agradable. - Aquí nadie sabe usar un arma y si sabes usar esa lanza a tu espalda ya serías más apta para este trabajo que cualquier pueblerino.

-¡Oye! porque no me das oportunidad. - Rechistó el posadero con una falsa indignación. - Si buscas un trabajo, el maestro Tarl te pagaría bien, el pueblo no está en su mejor momento.

Tarl reprendió con la mirada al posadero y continuó. - El pueblo esta sufriendo constantes ataques, el ganado aparece muerto y han desaparecido algunos aldeanos, especialmente en las proximidades del bosque de Brecillia. - Se llevó dos dedos a la sien para acariciarsela, parecía cansado. - Soy el único guardia de la aldea y la situación me supera.
 

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02/02/2018, 00:02
Dara Estoica

Asentí agradecida el vaso de vino, pero cuando el guerrero me abordó de forma tan directa, lo miré extrañada. Sin tiempo a responder, el posadero, a su vez, parecía tener alguna tarea para mí, lo cual me hizo abrir mucho los ojos, sorprendida. Una de dos, o eran estúpidos o estaban muy desesperados.

Ante la insistencia del guerrero, alcé una mano para que se callara. Me bebí el vino poco a poco, degustando su sabor. Lo último que había bebido sin ser agua, fue una cerveza élfica demasiado aguada que saqueé de un cazador muerto, así que el vino me supo a gloria.

Paladeé, preservando el sabor y miré el fondo del vaso, desinteresada.

-Del oeste- dije, sin prisa -. Vengo del oeste, de más allá del bosque. Y no- miré de soslayo al guerrero -, no soy una mercenaria, pero si me pagas un plato de comida y un pichel de vino, puede que acepte tu oferta- miré al posadero -. Y lo mismo para ti.

No bromeaba, de hecho, ni siquiera sonreí. Aquel pueblo me importaba bien poco, pero en el mundo civilizado no se sobrevive con trueques y necesitaba oro si quería seguir mi peregrinaje.

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05/02/2018, 20:31
Haran Mullin

Haran soltó una carcajada y negó con la cabeza. - No, mujer. No tengo la economía para contratar a nadie, pero lo tendré en cuenta.

Apenas terminó la frase llegó a tu lado una joven con una larga cabellera rubia y muy bonita desde la cocina con un plato de asado de pollo. Lo dejó frente a tí. - Que aproveche. - su voz era suave y tan encantadora como la chiquilla, sin esperar respuesta se giró y volvió a la cocina a sus quehaceres. El plato tenía un aspecto delicioso, te habían cortado unas pechugas de carne asada e iba a acompañada con rodajas de tomate y cebolla, todo ello bien asado en un horno de leña.

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05/02/2018, 20:40
Tarl Dale

El caballero no pareció ofenderse cuando le mandaste callar, aprovechó para darle un pequeño sorbo a su vino mientras esperaba poder continuar - Haran, el plato correrá de mi cuenta. - dijo haciendo un gesto airado con la mano para que se alejara lo suficiente, el posadero con una media sonrisa se fue al otro extremo de la barra para darle conversación a un pueblerino que ya tenía la nariz roja a causa del alcohol.

- Disculpa, disfruta de la comida. Su mujer es una cocinera excelente. - Ahora hablaba con más calma, dejándote disfrutar del plato cada poco pausaba para dar otro pequeño sorbo al vino. - ¿Sólo querrías comida? parece que no soy el único desesperado. - Dijo con una media sonrisa, en un intento de bromear, pero apenas fue un segundo no tardó en suspirar - Tengo que investigar que demonios ocurre en este pueblo y si algo tengo seguro es que no puedo hacerlo yo solo. Tendrías una buena cama y podrás comer tanto como desees mientras estés a mi servicio, una vez resuelto el problema te pagaré unas monedas de oro por tus servicios.

Hizo una pausa desviando la mirada y dejándote un tiempo para estudiar su oferta y poder comer tranquila, al cabo de un rato incluyó mientras mostraba un falso interés en unas jarras que estaban colgadas sobre vosotros. - Los chasind conocéis los secretos de los bosques, ¿verdad? - Aquel hombre parecía haber adivinado tu procedencia, algo que por otro lado no era muy complejo si ya había visto a alguien de los tuyos.
 

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07/02/2018, 05:13
Dara Estoica

Casi podía escucharse mi estómago como si un oso dormitara en él cuando vi aparecer a la niña con el plato de comida. Asentí con un gruñido y me dispuse a devorar el asado. Sujeté con la siniestra el mendrugo de pan, e iba intercalando bocados de carne y miga, regándolo todo con vino. Parecía que llevara semanas sin comer.

-No estoy en venta- dije, con la boca llena -, ni mi lanza, mas puedo aceptar que un favor por otro se paga- bebí un trago largo de vino y exhalé, satisfecha -. Es sencillo: tú me das algo que necesito y yo te ayudo.

Podía haber pedido oro, pero un alojamiento y comida me parecían incluso mejor aliciente para aceptar la oferta del guerrero. Aunque si al final me hacía una "donación", tampco estaría mal y podría seguir mi peregrinaje.

Sin embargo, sí me extrañó que reconociera mi raza. Sin dejar de masticar, lo miré fijamente, escrutando su rostro durante bastante rato, hasta que decidí responder:

-Me sorprende que por estos lares alguien conozca a los chasind- repliqué, bebiendo un poco más de vino -. Y respecto a los secretos... tendrás que especificar- cogí un hueso de pollo, lo partí y succioné el tuétano -. ¿Qué quieres saber?

Lo que sí estaba claro, además de por mis vestimentas bárbaras, es que mis modales eran muy escasos... sobretodo en la mesa. Y no me importaba en lo más mínimo.

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10/02/2018, 16:31
Tarl Dale

- Efectivamente, por esta zona nadie conoce a los chasing, pero yo tampoco soy de por aquí. - Se limitó a responder, sacó unas monedas y las dejó sobre la barra como pago para ambos. - Ese es el problema, no se ni por donde empezar. Solo sé que aquello que nos está atacando sale del bosque y en los cadáveres que dejaba de animales tiene garras tan grandes como un oso. - suspiró. - Al principio creía que sería precisamente eso, una manada de osos, pero las extrañas desapariciones, los rumores por el pueblo... - bajó la voz y se acercó algo más para asegurarse de que no les escuchaban el resto. - Hablan de que se trata de una maldición de los dalishanos, siempre he creído que no eran más que majaderías, pero ya no se que pensar.

Una vez terminaste de comer, el guerrero se levantó y te señaló la puerta con la mirada. - Tengo, que hacer la guardia de esta tarde. Puedes acompañarme desde hoy o si necesitas descansar que sea a partir de mañana, la habitación en la posada correrá de mi cuenta. - Corrigió, negando el mismo con la cabeza. - Bueno, no llegaste a aceptar el trato. 
 

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10/02/2018, 22:03
Dara Estoica

Arrugué el ceño.

-He cruzado el bosque de Brecilia y no ha sido fácil- comencé a decir, cruzado los brazos sobre la barra tras haber acabado con mi plato -. Me he visto obligada a dar un rodeo, pues hay más peligros ahí dentro de lo que quisiera recordar- miré por encima del hombro a los parroquianos y sonreí de medio lado -. La mitad de ellos mancharía los calzones sólo con escuchar lo que yace en ese bosquedije en voz baja, observando a los clientes -. Y la otra mitad, simplemente, huiría a las grandes urbes, temblando ante la idea de volver a pisar la foresta.

Negué con la cabeza, sonriendo para mí antes de apurar mi vino. En cuanto a la maldición dalishana... posiblemente fuera más cosa de espíritus que de elfos, mas esa vena chasind afín a lo espiritual, no la tenía lo suficientemente desarrollada como para opinar.

-Acepto, por supuesto- dije -. E incluso puedo empezar esta tarde, así me familiarizo con la zona.

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13/02/2018, 22:43
Director

El pacto estaba hecho, aquella tarde le acompañaste en su guardia. Recorristeis todos los alrededores del pueblo y en algunos tramos incluso os adentrasteis en el bosque. – Si algo tengo claro es que debemos encontrar a los dalishanos, había un campamento en el interior del bosque, se iban moviendo, pero solían ser localizables. El pueblo tenía buena relación con ellos, en ocasiones bajaban para comerciar e incluso les invitaban a sus fiestas. – Fue contándote durante la guardia. – Pero desde que empezaron los ataques no se les ha vuelto a ver, es muy extraño, por ello los aldeanos hablan de la maldición.

La guardia fue tranquila y a tu regreso te esperaba un plato caliente y una habitación en la posada, podías acostumbrarte a eso. Sin embargo, los días fueron pasando y no ocurrió absolutamente nada emocionante a pesar de que cada vez os atrevíais a entrar más en el bosque. Una tarde espantasteis unos lobos de las inmediaciones de una granja y en otra tuvisteis que intervenir en una discusión de aldeanos donde uno decía que su vecino le robaba los nabos. Al menos Tarl Dale era un buen hombre y a su lado los días eran amenos, además le gente del pueblo pasó de mirarte con desprecio a saludarte animadamente cada vez que pasabas cerca y a agradecerte que les protegieras de “la maldición”.

Hasta una tarde, en la que jamás hubieras estado preparada para ver lo que te esperaba. Os acercasteis a La Granja de Los Fuldor, una de las granjas de la zona más próxima al bosque pero que a diferencia de sus vecinos se habían negado a abandonar sus tierras. Sus dueños eran una tozuda y fuerte familia de la que todos los miembros ayudaban a cultivar y recoger el campo, además de tener un par de jornaleros a su servicio, era seguramente la granja más próspera del pueblo. Cada vez que pasabais por allí los niños de la familia corrían a saludaros y a “ayudaros” en vuestras labores, sobre todo te llamaba la atención un menudo que tendría 1 añito, que pasaste de verlo aprendiendo a andar en el portal de la cabaña principal junto a su madre a tratar de correr tras sus primos en los pocos días que estuviste trabajando.

Normalmente al pasar se escuchaban los niños gritando y jugando desde lejos, pero en aquella ocasión en la granja reinaba un silencio sepulcral, ni siquiera se escuchaba al ganado. – Aquí pasa algo extraño. – Tarl desenvainó la espada y te indicó que le siguieras con un gesto con la cabeza. Os acercasteis a la cabaña principal y encontrasteis en la entrada los cadáveres de unos lobos aberrantes, no eran los primeros que veías, se distinguían de los lobos convencionales en que tenían el rostro totalmente desfigurado, carecían prácticamente de pelo teniendo una dura piel oscura y tenían unas marcadas protuberancias óseas en la columna y extremidades.

Los tablones de las escaleras de la cabaña y la tierra del exterior estaban pegajosos por la sangre derramada, la puerta estaba medio destrozada y con una marca de sangre como si se tratara de una enorme pincelada, algo que dejó alguien a sabiendas como aviso o mensaje. Al otro lado teníais la entrada al granero, tenía la entrada abierta y no había ni rastro de los animales que solían descansar en su interior. - ¿Qué demonios ha ocurrido en este lugar? – Preguntó Tarl acercándose a uno de los lobos para inspeccionar sus heridas. – este tiene unos buenos cortes, tal vez de una espada corta. – resopló. – No entiendo nada, hemos llegado demasiado tarde.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Ignora los puntos de colores, reciclé la imagen.
1: Casa principal
2: Granero
3: Cobertizos

Postea impresiones y déjame una tiradita de percepción. (3d6, desglosada y oculta)

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15/02/2018, 01:59
Dara Estoica

Cuando el guerrero me habló de los dalishanos y su repentina desaparición, no le di importancia. De hecho, le comenté que algunos clanes son acosados por esos cazadores de magos que llaman templarios ya que el custodio del clan suele tener aptitudes mágicas y su pupilo o pupila, también. Por eso suelen desaparecer de pronto, para evitar problemas y proteger a su pueblo.

Sin embargo, no rechisté en cuanto a la guardia junto a Tarl Dale, quien cumplió su parte del trato.

En los días venideros continuamos con la guardia del pueblo. No estaba tan mal, incluso vi un cambio en las gentes, pero salvo trifulcas vecinales y alguna alimaña que amenazaba cultivos o ganado, todo estaba tranquilo... y comencé a aburrirme. Si no fuera por el pacto con Tarl, seguramente estaría recogiendo mis bártulos y marchando hacia el este.

Los niños... eran un incordio, pero se tomaban mis gruñidos de protesta como parte de su juego. No obstante, el día en el que nuestra rutinaria guardia se torció, lo primero que me pasó por la mente fueron los críos de los Fuldor.

Saqué mi lanza y me agazapé cual depredador en cuanto vimos la sangre y los cuerpos de los lobos aberrantes, guardando las espaldas de Tarl. Mis músculos tensos, preparados para saltar. Mi mandíbula apretada, maldiciendo a los canes en silencio y fustigándome en mi fuero intero por no haber podido llegar antes para dar buena cuenta de aquellas bestias.

Como le haya pasado algo a los críos... pensé, apretando mi mano aferrada en torno al asta de mi lanza mientras miraba la puerta del granero.

-Es mucha sangre... ¿y los cuerpos?- pregunté en voz baja -Debemos encontrar a los Fuldor- o lo que quede de ellos.

- Tiradas (1)
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15/02/2018, 19:01
Director

Al mirar en el interior del granero te percataste de que a diferencia de la casa principal no parecía tener ninguna señal de violencia. Sin embargo, no había ni rastro de los animales que solían guardar en su interior.  Buscando con cuidado te percataste de que en suelo habían pequeñas manchas de sangre en forma de goteo, como las que deja caer una herida abierta, que te llevaron hasta un montón de paja al fondo de la sala, en un rincón había una mancha de sangre mucho mayor. Por más que buscaste no había ni rastro de nadie ya fuera vivo o muerto en toda la sala, aquel herido ya debió haberse ido hace bastante, ya que la sangre estaba muy reseca.

Mientras buscabas escuchaste a Tarl gritar, en una exclamación de sorpresa, aferraste con fuerza tu arma y saliste en su ayuda. Pero no parecía que lo estuvieran atacando, mientras tú revisaste el cobertizo él había optado por asomarse a la casa principal, pero ni siquiera había logrado pasar del marco de la puerta, el hombre estaba completamente paralizado. – Mithal… - Balbuceó para sí llevándose la mano para cubrirse tanto la nariz como la boca, pero pudiste escucharle perfectamente ¿de qué te sonaba aquel nombre?, al principio pensaste que hizo ese gesto por la sorpresa, pero nada más acercaste notaste el mal olor que provenía del interior, el olor a hierro de la sangre derramada.

El interior de aquella cabaña parecía sacado de la peor de tus pesadillas, desde la entrada hasta el fondo de la habitación estaba lleno de sangre derramada, salpicando muebles y paredes, incluso algunas llegaban hasta el techo. La gran mesa central del salón, que debió de dar de comer a toda la familia estaba partida en dos, pero lo más inquietante de aquel lugar era una palabra escrita con sangre y grandes letras en la pared junto a la chimenea: "MYTHAL".

Una vez ambos recuperasteis la compostura, os fijasteis que junto a las mayores manchas de sangre en el suelo habían palas, sartenes y distintas herramientas contundentes. Y que desde cada mancha habían señales de que alguien las había arrastrado hasta la entrada, salisteis de la cabaña y seguisteis las en el terreno hasta los campos de enfrente.

Encontrasteis unas tumbas improvisadas, se podía apreciar la tierra removida a simple vista y unas pilas de piedras diferenciaban un foso de otro. - ¿Los Fuldor? – Dijo Tarl con un tono amargo, bajó el rostro y se tomó unos segundos para murmurar una oración. – Volvamos al pueblo, está claro que alguien pasó por aquí antes que nosotros y tal vez nos pueda decir qué demonios ocurrió aquí.
 

Notas de juego

Tirada de Astucia (Saber cultural) para conocer el significado de la palabra "Mythal" y puedes narrar el regreso si lo deseas también.

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16/02/2018, 19:05
Dara Estoica
- Tiradas (1)

Notas de juego

Luego posteo. Nene con fiebre por las vacunas :/

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16/02/2018, 19:25
Director

Notas de juego

Eso de Mythal no te suena de nada.

(No te preocupes, tomate tu tiempo, tienes varios días :) )

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18/02/2018, 06:29
Dara Estoica

-Hemos llegado tarde- me dije mientras observaba la sangre reseca del granero con gesto fruncido. Acuclillada, había mojado la yema de los dedos índice y corazón en el charco borgoña y ahora comprobaba su textura. Me incorporé usando mi lanza de apoyo para buscar más pistas, cuando el grito del guerrero me sobresaltó. 

Corrí a su encuentro, mas no había peligro, sino una escena bastante grotesca -Tarl, ¿qué...?- me interrupí al leer el mensaje sobre la chimenea, si es que era un mensaje, pues bien podía ser una firma del autor. Nunca había visto tanta sangre junta en mi vida y di gracias mentalmente a los espíritus porque los cuerpos no estuvieran allí, o habría vomitado seguramente. Además, esa mesa era enorme y ahora yacía partida en dos -Hace falta mucha fuerza para éso- dije cuando dejé de marearme por el olor de la sangre. Se había colado en mis papilas gustativas y ahora sentía su desabradable sabor ferroso al tragar saliva.

Vimos entonces los signos de arrastre que llevaban al exterior y lo seguimos hasta que llegamos a los montículos. Torcí el gesto, apretndo la mandíbula.

-Al menos alguien se ha asegurado de que no sean pasto de carroña- dije con poco tacto, pero agradeciendo que les dieran sepultura. Aguardé las oraciones de Tarl y asentí cuando dijo de regresar al pueblo. Allí no podíamos hacer nada más.

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19/02/2018, 18:53
Director

De regreso al pueblo Tarl Dale te comentó lo visto en la granja. - ¿Crees que les habrán matado los lobos que encontramos en la entrada? Me cuesta creerlo, no eran muchos lobos y esa familia estaba acostumbrada a protegerse de sus ataques. En cambio si esto ha sido lo mismo que ha estado matando el ganado ha dado un peligroso paso adelante. - Se llevó la mano a la frente mirando al suelo con preocupación. - ¿Cómo vamos a proteger a los aldeanos? - Resopló de pura frustración y tras tomarse unos segundos trató de volver a centrarse. - Mythal es la diosa élfica de la justicia o los aldeanos tienen razón y los elfos están detrás de los ataques o a alguien le interesa alimentar la fama de "La maldición". - Volvió a resoplar y apretó el paso. - Vamos, necesito respuestas.

Llegasteis al pueblo cuando ya empezaba a ocultarse el sol en el horizonte y un niño se apresuró en llamaros desde lejos. - ¡Maestro Tarl! ¡Maestro Tarl! - corrió hacia vosotros y comenzó a hablar de manera apresurada. - ¡Los Fuldor están muertos!, los encontraron Haran y Bertin, cuando fueron con su carro y... y... allí habían unos viajeros y.... ¡DALISHANOS! dos mujeres, una herida y otra... - Tarl parpadeó sorprendido y trató de calmarle. - Muchacho, más despacio.

El muchacho tomo aire. - Es que... ¡no hay tiempo! - Os apremió a seguirle hacia la plaza principal. - Encontraron a los viajeros enterrando a los cuerpos, pero no se fían y... se ha formado una turba, piden las cabezas de las elfas, también de la herida y los viajeros están intentando protegerlas. - Sollozó. - Mi padre esta entre ellos y mi madre esta muy asustada, creen que algunos son magos... 

Maldita sea. - Renegó Tarl y comenzó a correr hacia la plaza desenvainando la espada. - Gracias chico.

- FIN DE ESCENA - 

Notas de juego

Perdona por ponértelo todo tan a la ligera pero pensé en juntarte antes con el grupo.
Tras este post te introduciré a la escena con tus compañeros.

Si quieres deja un post final aquí y ya cambiaríamos de escena :)

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19/02/2018, 20:29
Dara Estoica

Negué con la cabeza.

-Dudo que hayan sido los lobos- aunque podría equivocarme al subestimar a aquellos animales apestosos -. Demasiada sangre y... luego aquella palabra, o nombre- di una patada a una piedra pequeña, haciéndola rodar por el sendero. Ante la prefunta de Tarl me encogí de hombros -. Busca más gente, es lo único que se me ocurre.

Ante la explicación de lo que significaba "Mythal", fruncí el ceño -¿Justicia? Quizá los Fuldor tienen...tenían enemigos- rectifiqué, chasqueando la lengua. La verdad es que no le estaba dando demasiadas vueltas. Maldiciones o no, me esperaba un plato de comida caliente y un lecho. Ya cargaba con mis propios fantasmas como para llevarme conmigo los de otros.

Al llegar al pueblo nos abordó un crío, alegando cosas sobre los Fuldor y unos aventureros que incluían dalishanos. Miré a Tarl Dale, pues si los pueblerinos creían en esa dichosa maldición, los elfos estaban a un paso de ser ensartados por horcas. Y encima... ¡magos! Me llevé la mano a la frente, incrédula -esos viajeros se están buscando la muerte- pensé, no por mí, sino porque si lo que el niño decía era cierto, el grupo llevaba una diana en la espalda.

Aún así, fui en pos del guerrero. En parte por saber qué había pasado con los Fuldor. En parte por evitar males mayores.