Partida Rol por web

Baigron estaba a punto de dar la puntilla a los dos dormidos, pero al avanzar, se dio cuenta de que su cota de malla y diversos enseres producian demasiado ruido como para que cualquier vigia con algo de iniciativa y atencion podira pillarle. Considerando 

Baigron se trago un siseo frustrado y con cuidado de no producir demasiado ruido, envaino Fleshrend y se dispuso a ayudar a sus compañeros en todo aquello que necesitaran. Dada la situacion, lo ultimo que Baigron necesitaba era dificultar aun mas la ya de por si apurada escena en la que se habia visto envuelto.

Escapar de la infraoscuridad ya habia sido todo un desafio, pero esto estaba empezando a erizarle las escamas que aun le quedaban sanas.

Kartag estuvo tentado de lanzar otro shuriken al bugbear que huia. El enorme orco estaba malherido, lo intuía, y quizá otro buen disparo por su parte podría dar con sus huesos sobre la húmeda tierra, acallando con ello los gritos de aviso que este daba, pero tenía que ser realista, La Mantis le había socorrido en el primer lanzamiento, los shurikens, extraña arma que pertenecía a su orden monastica, no estaban pensados para largas distancias: pesaban demasiado, y enseguida perdían potencia, asi que, apretando los dientes, corrió en pos del herido: aun había una posibilidad de que frenarle antes de que todos en el campamento de Akromm supiesen de su posición e intenciones. Tal y como había aprendido, herencia de sus antepasados que lucharon en La Guerra de la Lanza, y para cubrir grandes distancias, a parte de imprimir potencia a sus poderosas piernas, empezó a mover las alas, acompasándose al movimiento de las piernas.

Era cuestion de tiempo que llegase hasta el bugbear, solo quedaba rezar porque lo hiciese antes de que pudiese dar la alarma.

El bugbear giró la cabeza al ver como el draconiano había empezado a perseguirle, apretó los dientes, mientras echaba mano a la morning star que portaba..., para darse cuenta de que esta no estaba allí, la había soltado para lanzar la jabalina al asqueroso humano!! Solo le quedaba un cuchillo, pero, el draconiano venía sin armas, mas allá de aquellas odiosas ruedas dentadas de metal, que tenía en ambas manos. Por un momento dudó, pero el instinto de supervivencia pesó mas que sus ansias de aplastar aquel craneo reptiliano: estaba malherido, y lo sabía. Tenia que conseguir ayuda del resto, y entonces la Bruja sanaría esas heridas.

Con toda la fuerza de que fue capaz, Pulgas corrió por su vida, mientras no paraba de gritar en aquel disonante idioma orco:

— ** ENEMIGOS!! NOS ATACAN!! **

Solo quedaba por ver si alguno de sus compañeros se fijaba en la persecución, aunque ahora el orco no podía hacer aspavientos con los brazos, pues el draconiano le pisaba los talones...

Kartag sabía que no tardaría en alcanzarlo, y cuando pasados unos 20m, llegó hasta él, se lanzó a tirarlo al suelo. Pero la suerte que había tenido de su lado para golpearlo con el shuriken, estuvo en su contra, pues, Pulgas giró en el último momento, de forma inconsciente, permitiendole aguantar el empellón del draconiano y desplazarle hacia un lado, pudiendo continuar con su carrera que, inexorablemente, le llevaba hacia la carreta, donde ya unos cuantos empezaban a girarse hacia el herido draconiano que llegaba hasta allí a la carrera, jadeando y hablando sobre ataques...

La Bruja paró su cántico.

El Bugbear corre todo lo que puede (120', dado que tiene IM 30' y lleva Armadura Ligera), mientras Kartag, gracias a la Dote de Correr, mueve 150' (30' x 5, por llevar Armadura Ligera o menos). Dado que empezaba a 15', hacia el final de su turno, el Draconiano llega hasta él, momento en que, segun sus indicaciones, trataría de empujarle al suelo, para evitar que continúe.

La Acción a realizar sería Trip, que empezaría con un AdO por parte del Bugbear, pero, dado que va corriendo, creo que no lo merece. Lo siguiente es un Ataque de Toque. Dado que la Dote Correr le permite mantener su bono de Destreza mientras lo hace (el Bugbear, que no la tiene, no lo tiene), la CA a superar es 10: 8!! Lo siento, Kartag, de verdad que Umbría hace estas cosas!! -,_-

Cuento con que Desdemona puede disparar a Media Distancia (con un -2, llega a 160'), justo después del intento de derribo de Kartag: 20 (Exito). Daño: 2PG de daño (lastima, porque con 5PG de daño lo mataba a 20m del campamento había una posibilidad de que no se fijaran en él, al menos de inicio, pero, en plan Platoon el bugbear llega al campamento!!).

Kartag, en cuanto falla en el derribo, y a 20m del carro, trata de Esconderse, tumbandose en la hierba: 20 (Criticoooooo!!!!!). Bueno, pues parece que no ha tenido mala suerte del todo!! Ya veremos si le vale... ;)

MAPA CAMPAMENTO AKROMM:

Contad con que Kartag está a  medio camino del campamento de los goblins de al lado de la grieta, y la carreta.

Leviathan había sido descuidado y sus ansias por salvar al joven escudero a su cargo casi hace que lo atraviesen con una jabalina, y poco podría ayudar si eso pasara. Asthor parece estar vivo y eso tiene que ser suficiente, ahora Kartag está en peligro al llegar muy cerca del campamento pero tiene que confiar en él, ahora mismo hay que retroceder y reagruparse en nuestra grieta.

Leviathan retrocede a toda velocidad de nuevo al refugio con al esperanza que no lo vean y no puedan seguirlo hasta allí. Como un poco de suerte la criatura asediada habrá visto enemigos por todas partes y el campamento se puede mantener a la defensiva. Asiente a modo de reconocimiento a Desdémona, que acabó con el goblin de forma tan eficiente, y se cuela de nuevo por la escondida grieta, con una cicatriz en su hombro será recuerdo de lo precipitado que fue esta noche. O por lo menos espera que llegue a ser una cicatriz, porque puede que mueran al día siguiente...

El revuelo causado por la llegada del Bugbear herido no pasó despercibido para nadie. Enseguida, algunos de sus compañeros que estaban alrededor del carro, asistiendo a la danza de la Bruja, desenvainaron sus armas de distancia, y miraron aullando hacia la cresta con maleza hacia la que señalaba el herido que, jadeante, cayó sobre una rodilla, mientras clamaba, de manera lastimosa ayuda con sus heridas.

Mientras un hobgoblin bajo y fornido se ofrecía a hacerlo, no sin pedir una sustanciosa suma de oro al desgraciado, el herido procedió a contarles lo sucedido, tras lo que Shûlz, la Bruja, que había parado de golpe su disonante cántico, soltó los pelos de inconsciente Asthor, y saltó del carromato, dando ordenes a varios de los orcos allí reunidos, mientras señalaba al rubio humano. La única que conocía su idioma era Desdemona, pero la tieflin se encontraba a demasiada distancia, incluso para sus refinados oidos. Sin embargo, todos pudieron entender lo que hacían estos, pues simplemente cerraron un grillete sobre el cuello del chico, un grillete unido a una cadena que habían apuntalado al propio carro.

La bruja se dirigía, mediante rápidas zancadas, a la tienda de Akromm, donde uno de los guardias había girado al cabeza, abriendo ligeramente la puerta de la tienda, para informar a su lider de que algo no iba bien.

Desde la posición en la que estaban, mientras debatían qué hacer con los dos guardias dormidos por el sortilegio de Anubis, todos pudieron escuchar el revuelo creado por un único Bugbear que llegaba a la carrera desde la posición en la que estaban sus compañeros cuando los dejaron antes de iniciar el periplo por dentro de la torre, hasta el punto en el que ahora se encontraban. Ese Bugbear estaba herido por dos virotes de ballesta, que enseguida pudieron atribuir a Desdemona, aunque también sangraba profusamente de un corte pequeño en el cuello. Señalaba hacia la colina que contenía la grieta por la que habían ido sus compañeros. Sin duda parecía un mal presagio, pero por lo menos, no se veían desde allí a ninguno de ellos.

Aprovechando que la atención de todos los goblinoides se centraba en la colina, Zoak bufó y se dirigió, agachado, hacia los dos durmientes. Sin esfuerzo, los agarró, uno con cada mano, se los echó sobre los hombros, sin importarle, al parecer, el hedor que desprendían, y volvió con sus compañeros. Pese a riesgo que había supuesto, nadie reparó en él, y cuando llegó al hueco de la escalera donde estaban el resto, los dejó sobre el suelo sin miramientos. Tarben había comentado que tenía una cuerda, pero, ante la sorpresa de todos, el minotauro, aun sumido en su mutismo, se agachó con rapidez, quebrando el cuello de ambos goblinoides, antes de lanzar sus cuerpos escaleras abajo:

— No nos podemos permitir el lujo de dejar enemigos detrás... — fue toda la explicación que dio, pero por el brillo de sus ojos, parecía invitar a que nadie siguiese indagando mas...

Cuando volvieron de nuevo la atención al campamento, los orcos parecían organizarse para la defensa, mientras la bruja corría hacia la tienda de Akromm.

Si Tarben se sintió molesto o no por la acción del minotauro no lo dejó entrever. Estaban en guerra, y en cierta forma Zoak tenía razón. No se podían arriesgar a dejar enemigos detrás. Aunque hubiera preferido la solución de atarlos.
No obstante tenían otros problemas más inmediatos.

El clérigo no pudo evitar sonreir al ver llegar al bugbear con varios pivotes de ballesta. Eso quería decir que Desdemona estaba haciendo de las suyas. Aunque era obvio que los habían descubierto. Miró a la cresta de la colina por donde se suponía que estaban. Pero se alegró de no verlos, pues significaba que los goblins tampoco los veían de momento.

Estarán bien. Tranquilo. Kiri-Jolith les protege.

El que la bruja se marchase del carro y dejase allí a Asthor era una bendición, sin duda. Pues tenían una oportunidad de liberar al muchacho. Y si lo lograban podrían huir de allí sin tener que enfrentarse a todo el ejercito allí reunido. O por lo menos eso esperaba.

Muy bien. Atentos. Parece que se abre una oportunidad. Si dejan pocos guardias podremos desacernos de ellos y liberar al muchacho.
Baigron, tú y yo nos encargamos de los guardias, mientras Zoak libera al joven. Anubis, cubrenos desde aquí.

Siempre y cuando no los vieran, tendrían una oportunidad. Le pasó su ballesta y virotes al mago para que pudiera cubrirlos desde la distancia.

Anubis sonrió al ver la cuerda que le tendía Tarben. Pero su expresión cambió a una de horror cuando vio lo que hizo Zoak. Apunto estuvo de gritarle si no fuese porque la escena le había dejado sin palabras. Tan solo lo miró con pavor.
Qué clase de compañero se les había unido.

Sacudió la cabeza mientras se aguantaba las ganas de vomitar, y se obligó a mirar lo que sucedía fuera. Lo que sea con tal de borrar la imagen de su cabeza.

Asintió a las palabras de Tarben, ya ceptó su ballesta con manos un tanto temblorosas. Pero aun así consiguió cargar un virote en ella. Y apuntó afuera.

Uh, esa era mi idea tambien, parpadeo Baigron un segundo al ver como Zoak despachaba a los guardias; dos enemigos menos de los que preocuparse, contando el numero que les esperaba, no era de sorprender. El mago parecia un poco reacio pero Baigron sabia que subestimar la magia era algo estupido y peligroso.

Con una sonrisa depredadora, Baigron preparo a Fleshrend y asintio a Tarben, Listo para combatir, siseo el draconiano, ansioso de hundir su acero en los enemigos que estaban delante de ellos.

Tarben sabía que no podrían enfrentarse a tantos enemigos. Así que no quedaba otra que esperar y rezar a Kiri-Jolith que no se quedaran demasiados guardias.
Una vez estuvieran pocos había que salir a toda velocidad a por ellos y tratar de neutralizarlos antes de que den la alarma.

Mientras mriaba como los goblins ataban al escudero al carro no pudo evitar echar un último vistazo al lugar donde imaginaba que estarían Desdemona, Leviathan y Kartag.

Demasiados para cargar ahora medito Baigron acompañando a Tarben en su movimiento. Con suerte, el grueso de sus enemigos se moveria y les permtiria a ambos despachar a los guardias antes de que pudieran dar la voz de alarma y convertir una situacion, ya de por si peliaguda, en un autentico infierno.

Baigron preparo su espada, listo para el combate, viejas costumbres acudieron a su mente, como rezar a un dios que solo le habia traido desgracias, pero con un mudo siseo, Baigron se reprimio mentalmente y se concentro en la tarea delante de el. Con suerte, hundir su acero en la carne de los enemigos le pondria de mejor humor.

Kartag escondido a menos de 20 metros del carro vio como el bugbear revolucionaba el campamento al dar aviso a la bruja y al resto. Agazapado vio como engrilletaba a Asthor sobre el carro y como está se dirigía a la carrera a  la tienda de Akrom, dando aviso de todo lo que acontecía. Preocupado por sus camaradas, el monje miro hacia atrás y vio que Leviathan había desaparecido. Sin duda habría regresado junto a Desdemona la cual se hallaba oculta entre las zarzas. Un plan asomo en la ingeniosa mente del elegido de Majere, apareciendo una sonrisa en sus escamosos labios. Quizás no estuviera todo perdido. Se quedaría allí oculto y esperaría su oportunidad. Con un poco de suerte los goblinoides correrían hacia el montículo o/y  la entrada de la torre,  dejando a Asthor sin vigilancia, ya que estaba engrilletado al carro. Esa sería su oportunidad de intentar huir junto a él azuzando a los caballos, huyendo en el carromato de Tarben.
 

Miro a Levi mordiéndose el labio inferior, si por ella fuese lo habría noqueado cuando subió por la cuerda haciendo la estupidez mas grande que se le había ocurrido, le susurro lo suficientemente bajo como para que no la oyesen los enemigos -ahora vamos a bajar por la cuerda en silencio y despacio, y vamos a informar a los demás, con algo de suerte no habrán cogido aun a Kartag y no saben donde estamos, ahora mismo nos superan en número, así que me vas a seguir sin rechistar, el cupo de temeridades ya lo has superado hoy- y se arrastro hasta la cuerda para bajar.

Desde su escondite a apenas 20 metros del campamento, Kartag, agazapado, no perdía detalle de lo que ocurría alrededor del carro. Su habitual optimismo le hacía ver su posición como una ventaja, mas que como un inconveniente, pues desde allí podría intentar liberar al muchacho cuando las tropas de Akromm se dispersasen.

Por su parte, Tarben, Baigron, Anubis y Zoak, agazapados en las ruinas de la entrada de la derruida torre de Elzid, observaban el caos en que se había sumido la situación tras partir la bruja: algunos, entre ellos los bugbears, querían cargar contra la cresta para sacar a la rastra a aquellos que habían atacado a sus compañeros, no por sentirse ultrajados, ni por vengar a sus compañeros caídos, si no por saciar su permanente sed de sangre. El de mayor tamaño, que parecía ostentar un rango superior al resto empezó a organizar a todos los que quedaban alrededor del carro, a excepción de los dos que engrilletaban a Asthor, por orden de Shûlz.

Entonces, Pulgas, el bugbear herido que había dado la voz de alarma, ya algo repuesto por los cuidados de uno de los "sanadores" de la tribu señaló cerca de la posición en la que éKartag le había intentado frenar, antes de que diera la voz de alarma. Enseguida, el ahora Clerigo de Majere tuvo que bajar la cabeza y pegarse contra el suelo: ese punto estaba peligrosamente cerca del bajo follaje en el que él se ocultaba ahora.

Entonces la bruja llegó a la tienda del Lider Ogro, y desapareció dentro, mientras los dos guardaespaldas Orog de Akromm permanecían enhiestos, con sus enormes hachas de doble filo apoyados en el suelo, sin perder detalle de lo que ocurría frente a ellos.

El bugebar al mando en la zona del carro miró en la dirección en la que Pulgas señalaba, pero no vió nada¹. Entonces, una mueca diabólica se dibujó en su rostro, que no pasó desapercibida para los mas perspicaces de entre los heroes ocultos: creía haber dado con la solución para encontrar al enemigo que se había esfumado de un plumazo. Enseguida dió ordenes a uno de los goblins que allí había, uno de anchas fosas nasales que apenas levantaba 1,20m del suelo, que sonrió, enseñando una podrida hilera de dientes amarillentos. Cuatro de los soldados le escoltaron hacia la zona en la que Kartag había intentado su maniobra desesperada, y entonces puso una rodilla en suelo, y empezó a olisquear el terreno, mientras observaba los terrones humedos que ambos corredores habían levantando en su alocada carrera.

Aquel goblin de ancha nariz era un rasterador: acabaría encontrando el escondrijo de Kartag??