Partida Rol por web

- Ohh, presisamente ibamos a buscarte, hermano. ¿que tal fue allí abajo, todo bien?

 - ¡Dioses, ni se te ocurra salir a cubierta!... - Recomendé a mi compañero. - ... Esta el tiempo realmente horrible.

 Tenía muchas ganas de llegar a tierra pronto y que esta travesía terminara de una maldita vez...

Zoak no tardó en cambiarse y dejar la armadura en manos de Asthor. Después subió las escaleras de tres en tres para volver de nuevo a cubierta.

Estaba disfrutando de aquello, del viaje por mar, del trabajo en el barco. de la gente que le rodeaba.... había conseguido dejar de lado sus preocupaciones.

- Hombreeee!!! El Señor Toro ha tenido a bien volver al "tajo"!!!, grita, con sorna, y mucha mala leche, el empapado capataz cuando vuelves a cubierta, lo que provoca alguna que otra carcajada contenida entre la tripulación, alrededor de él, pues mas allá no llega el sonido, tal es el nivel de ruido que hay en cubierta, un "guirigai" de gritos procedentes del mar, el viento, y las nubes. Pareciera que los tres elementos estuvieran compitiendo por destacar por encima de los demás.

Nada mas salir a cubierta te has dado cuenta de que, quizá, unos minutos mas tarde, tu armadura te hubiera supuesto un grave problema, pues el barco cada vez escora mas en cada ola que surca, en cada golpe de timón. Un rapido vistazo, mientras paras una maroma suelta que amenaza con golpear a los de alrededor, te vale para ver que tus compañeros ya no están en el Castillo de Popa ni el capitán al timón, si no un rudo, si bien algo pasado de peso, Abanasinio.

Ya con el tono de voz potente y contagioso que tiene, y sin atisbo de burla, Kostar te dice: - Demonios, chico, temía que te lo hubieras pensado mejor, tras bajar a la seguridad del camarote, pero me alegra ver que no!!, a lo que acaba palmeandote fuertemente en tu ancha espalda. Enseguida se gira otra vez, levantando su estentorea voz, para que nada se salga de madre entre sus hombres. La verdad es que, verle en plena accion, contagia su entusiasmo, y eso ves en sus hombres. De nuevo se gira hacia tí, y te dice: - Necesito ese musculo en el palo de mesana!! Temo que esa vela está sufriendo demasiado!! Pliegala, y despliega las accesorias, que, aunque mas pequeñas, darán algo de empuje a la popa!! A esta "vieja" le pesa el culo!! Jajajaja!!!

Zoak se quedó en el sitio. Entendía las palabras de Kostar, estaba familiarizado con la jerga, sabía a donde tenía que ir y a qué velas se refería el marino. Pero el problema era que no sabía como hacerlo.

Aunque llevamos la mar en nuestra sangre... esta es la primera vez que viajo en barco. No sé como se pliega una vela.

No era momento para andarse con remilgos. En otro momento podría haber avanzado e intentado plegar aquella vela, pero el mar les apremiaba y Zoak sabía que no había ni un minuto que perder con probaturas.

- Ge@&*#, «+&€ "L8»@©$¥£"…, le ves mascullar, aunque el tremendo ruido te hace imposible distinguir nada. Con cara de pocos amigos grita, a uno de los marineros más menudos: - FOSTER!! ENSEÑALE, AL MARINERO DE AGUA DULCE, COMO SE PLIEGA UNA JODIDA VELA!!!, tras lo que, de un salto, se sube a la maraña de maromas hacia el Cornudo sabe donde...

El tal Foster, un pelirrojo de la mitad de tu estatura, y que se mueve por la cubierta con un movimiento que te recuerda el de un chimpancé que a veces has visto en los barcos piratas Minotauros, se acerca al palo corto de popa, y te dice:

- Amos, señó toro, tire daqueste nudo, luego dolotro del otro lao. Cuando tengamos ya mitá suelto, lo doblaremos como las servilletas los señoritingos. Ta claro…??!!, te mira desde abajo, con un punto de miedo en sus analfabetos ojos. Tras eso, te va diciendo lo que hacer, y una vez marcado, te resulta fácil meterte en faena.

Lo peor de la tormenta está llegando cuando, en un momento, ves salir del Castillo de Oficiales, al Capitán, que releva al fofo que manejaba hasta ahora, y a Tarben y Anubis que, con paso un tanto perjudicado por el movimiento, se dirigen hacia la escotilla de entrada a abajo.

Primero respondo a mi hermano de caballería.

-Pues todo correcto hermano, las monturas están aseguradas perfectamente y más tranquilas que nosotros mismos- miro hacia la puerta de la cubierta con los ojos brillantes- estoy seguro que hace mal tiempo, respetable Anubis, sin embargo, ¿como me voy a perder la oportunidad de ver una tormenta de mar por primera vez?- hago la pregunta mientras empiezo a esbozar una sonrisa.

Me subo el cuello de la camisa y voy hacia la puerta para disfrutar de la tormenta. Espero que sea grande.

Mientras parais en el rellano, y estrechais manos, poniendoos al día, el enclenque marinero, Tinker, haciendo un gesto de saludo con la mano, pasa de largo hacia la escalera y mientras sube, dice, asomándose por la escotilla:

- Guuaaaaauuuu!!! Esta es de las gooooordaaaaassss!!, con esa cara de panfilo que parece tener en todo momento. Tras eso, desaparece en cubierta, aunque podéis escuchar su risa chillona durante un momento: lo que tarda en estallar un portentoso trueno, escasos segundos después de brillar el cielo con un relámpago.

Zoak comenzó a dudar si había sido buena idea el quedarse allí arriba. Estaba seguro que si el tiempo se hubiera mantenido en calma lo hubiera hecho bien, pero aquel temporal no invitaba a probaturas.

Aún así se acercó a la vela junto al tal Foster. Agarró la cuerda y tiró de los nudos que le había indicado. Después esperó a que le hiciera una señal para comenzar a doblar la vela.

- Hermano, me vendría muy bien que me acompañaras a nuestro dormitorio,  hay una cosa de mi armadura que me gustaría comentarte....

Quizás no era lo más sutil, pero no se le ocurría otro modo de decirle al gigantón de que quería hablar con el sin levantar demasiadas sospechas.

Me quedo con ganas de ver la tormenta. Pero supongo que durará mucho. Así que asiento a mi hermano y le acompaño al camarote donde está Asthor, le pedimos que traiga agua nueva, así el también disfruta un poco del bamboleo del barco y podemos hablar un rato a solas. Me gustaría saber que aflige a mi hermano.

Cruzando el Camarote Comun de forma diligente, os dirigís hacia vuestro Camarote, con el sonido apagado de la tormenta de arriba aderezado por los cánticos disonantes de "El Cabron", que, con las cortinas de algas echadas, continúa con sus ensalmos para tratar de apaciguar a Zeboim, la Diosa del Mar.

Ante vuestra llamada, Asthor retira la barra, y os franquea el paso hacia el camarote. Cuando le mandais a por agua, parece entender de que trata el asunto, y sin pregunta alguna, sale del Camarote, tras lo que podeis cerrar y barrar la entrada sin problema. Una salva de relampagos, que llena la habitación, a traves del ojo de buey de la misma, precede al inmenso trueno que retumba a través de el ojo de la misma estructura de "La Crisis", confirmando que el "ojo de la tormenta" está francamente cerca de la nave.

- Hermano, he hablado con el capitán al respecto, quiere hablar contigo. Quiere hacerlo de manera discreta por eso he querido retirarte del Tinker ese para decirtelo....eso sí, cuando acabe la tormenta, ahora sólo debemos sobrevivir a la ira de la tortuga con ayuda del phoenix.

Miro al mago que no se ha separado de nosotros como si fuese una lapa. Pienso en Zoak que está solo y que no deberíamos irnos separando, como mínimo ir en parejas.

- Deberíamos ayudar al resto con el manejo del barco. Pueden necesitarnos.

Asiento a lo dicho por mi hermano. Es celoso en extremo, yo no hubiera tomado tantas precauciones pero él es así de precavido. Lo último que dice me gusta más todavía, es todo lo que necesito para animarme.

-No se mucho de manejo de naves y no quisiera estorbar pero, no me pienso perder la madre de todas las tormentas- anuncio, con ese peligroso brillo en los ojos que se me pone cuando se me mete algo en la cabeza.

Tarben deja su escudo y se encamina para ayudar en lo que haga falta en cubierta junto con Leviathan.

La ira de la tormenta se desata sobre "La Crisis" de forma francamente terrible, que obliga al Minotauro (y a más de un marinero experimentado) a agarrarse al entablado y encordado para no caer por la borda.

Puedes ver que, los pocos que se atreven a moverse, lo hacen pegados a la tarima, agarrándose bien antes de dar otro paso. El capitán se aferra al timón, negándose a dejar la embarcación a merced de los caprichos de Zeboim. Detrás de él, Tinker, el enjuto marinero, se agarra a la borda para evitar caer. Verithiel, desde la escala que sube al castillo de popa, grita a sus hombres, que se afanan, ahora, en evitar que ninguna estructura de la coca resulte dañada por el viento. Kostar hace lo propio desde el castillo de proa. La "Araña", en el piso de vigía, se ha ocultado en la pequeña cesta desde la que vigila.

El ruido es atronador, y los relámpagos obligan a cerrar los ojos las más de las veces, pero entonces ocurre:

Ves un reflejo en el pecho del Capitán. Al principio piensas que puede ser un amuleto, pero de pronto desaparece, y una mancha oscura empieza a manchar su levita oscura, mientras un hilo de sangre cae de su boca, y sus ojos hablan de una sorpresa que, sin duda, no se esperaba. El vaivén del barco hace su parte, y sus piernas, de pronto sin fuerzas, hacen que de desplace lateralmente, chocando contra la borda, y desapareciendo en la espuma de las olas, más allá. En su lugar queda, agarrando el timón con una mano, mientras la otra agarra un puñal ensangrentado, el flaco marinero, con una mirada francamente desequilibrada.

Tu mirada se desplaza hacia Verithiel, que parece haber presenciado la agresión, pues tiene la cabeza girada hacia allí.  Con un movimiento, desenvaina su florete, mientras se dispone a subir al castillo de popa

De momento, nadie más parece haberse percatado.

Zoak apretó los dientes con fuerza... Traidores... al fin y al cabo sus temores se habían hecho realidad.

Aquellos bastardos querían una rebelión a bordo y al final lo habían conseguido y el minotauro parecía el único testigo.

Acostumbrándose ya a los vaivenes del barco, Zoak afianzó sus pies en cubierta y moviendo su cuerpo rítmicamente se acercó a aquel que amenazaba su vida y con agilidad dejó caer la espada de Gondar sobre él. Un movimiento transversal que si fallara al menos lo mantuviera alejado un poco.

Gritó para que sus compañeros le oyeran: Caballeros, el capitáááán

Esperaba que con esa simple indicación entendieran lo que quería decir.

Con la boca babeante, y una cara de desequilibrado, el delgado marinero, con el cuchillo en mano, y agarrando el timón, grita:

- Siiiiiiiiiiiiiiiii!!!!!!!!! Ya se hizoooooo!!!! El traidor ha muertooooooo!!!!!!!!!!!!!!!!

Alguno de los marineros están girando para allá la cabeza, pero de momento, parecen no entender nada de lo que pasa, quizá, porque no han reparado en el cuchillo sanguinolento, o en las manchas de sangre que la espuma de mar está ya limpiando...

Verithiel, al intentar subir por la escala al Castillo de Popa, resbala ligeramente, por lo que se retrasa un momento, mientras recupera el pie, dándote tiempo a llegar a su altura.