Partida Rol por web

 Con una sonrisa boba, me dispuse a descansar en mi lugar del campamento. Debía de dormir y luego leer el libro de conjuros para volver a aprender el conjuro que había usado esta noche...

Un poco antes de que los tonos rosa empiecen a dominar por el Este, notas un leve empujon en el hombro. Abres los ojos para ver a Coralinëë, embozada en su capa, mientras mira alrededor, midiendo la distancia, los ruidos, de la noche. El frio de la noche ha hecho presa en ti, pese al saco de dormir, y tienes un leve escalofrio mientras te estiras, para quitar las ultimas telarañas del sueño de tu mente.

- Sin novedad, como preveia. Esas asquerosas criaturas son cobardes por naturaleza, y ver como nos deshaciamos de sus dos elegidos para robar nuestras monturas en menos de un segundo es probable que haya bastado para hacerles desistir. Al menos, hasta que reunan mas goblins en su grupo. Con menos de 20, dudo que se acerquen... Y para entonces, ya nos habremos ido!!, susurra, con una sonrisa.

- He hecho una infusion. Te ayudará a entrar en calor, y a mantenerte alerta en tu guardia. En 4 horas estaré preparada de nuevo. El trance de los de mi raza es muy efectivo. Estaré preparada para relevarte de nuevo, y podras estudiar tu libro entonces.

- Los caballos duermen, pero cuando despierten, dales un poco del grano que llevo en ese saco, dice, señalando una alforja que llevaba en su caballo. - Junto al heno, y la hierba, les dará energia para llevarnos como el viento!!

- Hilyala arinyéva vinya ré!!^*, te dice en Silvanesti, con una breve reverencia, antes de de sentarse sobre su manta, con las piernas cruzadas, abrigarse bien, y cerrar los ojos.

Al levantarte ves que, en efecto, ha vuelto a hacer una pequeña hoguera, esta vez a casi medio metro de profundidad, supones que para que no se vea el brillo desde lejos. Al lado hay una pequeña cacerola, con algo humeando: A ver... Te, jengibre, cardamomo, clavo y canela, logras localizar: Ideal para recuperar calor, y evitar caer de nuevo en el sopor del sueño!!, piensas, satisfecho con tus conocimientos como herbolario.

Mientras te tomas la infusión, tus ojos se adaptan a la oscuridad, aunque ya vas detectando leves matices de cambio en el Este...

Pasan las 4 hora de tu guardia, y antes de que avises a la elfa, ves que esta se despereza, se levanta, y te saluda con la cabeza, acercandose a sus alforjas, dispuesta a preparar el desayuno mientras preparas tus conjuros.

En un par de horas estais de nuevo en camino, en un dia soleado "que se mantendrá así", asegura, hoy, tu guia. Llega la noche, sin novedad, habiendo recorrido un buen trecho, y encontrais una madriguera de algun felino de la pradera. "Estrecha, pero segura", dice Coralinëë, y nadie os molesta durante esa noche, ni las dos siguientes.

Al amanecer del quinto dia de viaje, con vuestras monturas ya cansadas, al igual que tus posaderas, tras tanto cabalgar, subis un promontorio, y os llegá un viento que viene del norte, humedo y cargado del olor de la sal. Al superar la cima, parais las monturas para ver, desde lo alto, Encrucijada, pueblo costero mas al norte de Abanasinia: Una muralla de piedra y madera protege la villa desde el sur, con varias torres de vigilancia de madera cada 300', mientras que la única salida ancha de la villa, al suroeste, siguiendo el camino que habeis seguido cuando Coralinëë lo estimaba oportuno (la mayoria de la ultima jornada, pues habeis visto varias caravanas, y alguna que otra patrulla de Encrucijada), tiene dos torres de piedra, con una poterna de hierro. Desde la distancia, veis que la reja está abierta, con dos guardias con una librea de cuero endurecido, y una alabarda cada uno, a cada lado, y otro revisando a los que salen y entran de la villa.

- Bueno, no hemos llegado hasta aquí para echar raices en esta colina, no?? El que llegue el ultimo, pagara la comida!!, rie, mientras clava los talones en su yegua blanca, y echa a correr colina abajo.

 Con una sonrisa, la sigo, tratando de alcanzarla, aunque seguramente no alcance a hacerlo, puesto que ella es mucho mejor jinete que yo, pero no obstante, es divertido intentarlo...

 Mientras llegamos a nuestro destino, puedo apreciar mejor los detalles de las dos torres, la verja y los dos guardias...

Tras el arranque, ella hace un giro a su montura completo, esperandote, cuando llegas a su altura, vuelve a atizar el flanco de su yegua, y echa a correr colina abajo, con una sonrisa salvaje en su rostro...

 Mientras ella cabalgo con su habitual gracilidad, yo lucho por mantener el ritmo y tratar de superarla, sin dejar de devolverle la sonrisa en todo momento...

Galopando ambos, codo con codo, ladera abajo, pese a que no tu fuerte, consgues mantener su ritmo, consiguiendolo sin problema. Llegais a la parte baja de la colina, justo a la zona donde un pequeño arroyo se une al rio que desemboca en el Mar Nuevo, partiendo en dos la Villa. Allí, en un ejercicio mental rapido, eliges una ruta de aguas someras del arroyo,y embocas el puente que lleva a las puertas de la ciudad. Coralinëë, por su parte, decide acortar por la margen del rio propiamente dicho, y su yegua hinca pata hasta pasada la corva en el barro, por lo que, pese a que la elfa la maneja sin problema, pierde un tiempo precioso, por lo que llega a la zona de la puerta cuando tu estás ya sofrenando a tu garañon, pleno de extasisi tras la carrera... Puedes ver en su cara un ceño de fastidio, pero enseguida te das cuenta de que es fingido:

- Que calladito te tenias tu forma de montar, farimër aunthê^*!!, te dice, como falso reproche, mientras desmonta de un salto, para apaciguar a su yegua.

^* hobgoblin disfrazado

Podeis ver que los guardias, humanos todos, os miran, sus ojos centrados en vuestra carrera. El que está chequeando al que entra y sale, un humano en la cuarentena, con ligero sobrepeso, y barba cuidada se adelanta, mientras los otros dos continuan a cada lado de la entrada a la ciudad, con sus alabardas en posicion de descanso. Humo de chimeneas, y olores propios de una urbe os inundan, mientras el humano se dirige a vosotros.

- Saludos, viajeros!! Saludos, mylady!! Es un honor recibir la visita de una moradora de Silvanesti tan bella a nuestra ciudad!! A que se debe esta visita??, tras recorrer con la vista de arriba a abajo a Coralinëë, se dirige a ti, haciendo la pregunta.

Su postura es relajada, y sus manos enguantadas, descansan sobre el cinturon que ciñe su armadura de cuero negro, con la "encrucijada" como blasón. Porta una espada ancha, y una daga.

 No me gusta la manera en que mira a Coralinëë, aunque no parece hacerlo con mala fe, supongo que no está acostumbrado a ver una belleza tan exótica como ella, así que mantengo una sonrisa cortés, mientras respondo:

 - Solo estamos de paso, buen hombre, venimos interesado en coger un barco para seguir nuestro viaje...

 Aunque solo voy a cogerlo yo, prefiero que no sepan que, en principio, mi amiga elfa volverá sola, por si acaso...

- Hechicero, eh??, dice como midiendote con una subita seriedad, pero ensegida te devuelve la sonrisa, y echandose a un lado, os invita a que entreis:

- Apuesto a que viajareis en "El Albatros Corredor". No lo hagais, o apestareis a arenque el resto de vuestra vida!!, dice con sorna, a lo que el par de guardias, y otros que no podeis ver, de dentro de la poterna, responden con una sonora risotada.

Montados de nuevo, entrais por el pequeño tunel de arco abovedado que cubre el tramo de la muralla, para dar a una plazuela en la que descansa un carromato del que unos jovenes bajan viveres que meten en una de las torres de vigilancia.

Aun es pronto, cuando llegais a la plaza del pueblo, pero parece ser que la costera villa despertó hace ya muchas horas, pues hay basante gente por la calle. Unos vienen, otros van, con sus tareas, y podeis ver distintas razas entre sus ciudadanos (elfos Qualinesti, y algun Silvanesti, algun enano Hylar, y algun que otro Kender), aunque predominan los rasgos de Ergoth: pieles oscuras, y ojos ligeramente rasgados, aunque el fondo de Abanisinia está presente en todos, pues ya hace muchas generaciones desde el Primer Cataclismo, que trajo la costa a esta zona, y la mezcla de origenes ya es evidente...

- Prefieres ir a cerrar el pasaje antes de ir a comer, o simplemente hacemos tiempo??, pregunta Coralinëë, algo nerviosa, por encontarse dentro de la ciudad, tan distinta a las suyas en el Bosque Elfico de Silvanesti. - Tambien me gustaria dejar a "Nieve" en un buen establo, para que la limpien, y pueda descansar un poco. A tu montura tambien le vendria bien. Se han portado como valientes, al rimto que las hemos traido..., comenta mientras acaricia el cuello de su yegua.

 Asentí antes de responder:

 - Si, estoy de acuerdo, creo que nuestras monturas se han ganado ese descanso. Luego iremos a reservar ese pasaje, ya que no quiero arriesgarme a quedarme sin sitio y luego iremos juntos a buscar un buen sitio donde comer algo caliente los dos, ¿te parece bien?.

Preguntais en la propia Plaza de la Villa, y un aldeano que empuja un carromato con pescados frescos os indica con el dedo, sin dejar de miraros, desde detras de unas pobladas cejas blancas, a la vez que sonrie, con una boca que ha visto ya muchas decadas, y contiene ya pocos dientes, la mayoria podridos, hacia el otro lado de la plaza, ahora vacia, pero por las argollas del suelo, y la parafernalia de palos ordenada en un lateral, suponeis que se debe montar un buen mercado, donde podeis ver la fachada de un edificio con base de piedra, y resto de madera recia, tratada y pintada de ocre, con un dibujo que ocupa casi toda la fachada, de un gallo estirado, como si desafiara a los cielos, y por encima, el nombre del local: "El Orgullo de Ergoth". Os acercais, y en la puerta os cruzais con un muchacho del color del azabache, que haciendo una reverencia, se acerca y os dice:

- Bienvenidos a "El Orgullo de Ergoth", la mejor Posada de todo Encrucijada!! Puedo ocuparme de sus caballos, señores?? Dentro, mi padre, Uther Xaliber, les atrenderá gustoso, si es que necesitan hospedaje, o una buena comida, si es que es lo que buscan. Les recomiendo el guiso de anguila. Está francamente impresionante!!!, os dice desde una permanente sonrisa de cuentas marfil del mas puro blanco.

Coralinëë te mira, sonrie, baja de la yegua, dandole las riendas al chico, y te espera, dispuesta a entrar en el local.

Sonriendo, le dí también las riendas de mi montura al chico mientras le respondí, de buen humor:

 - Pues habrá que probar ese guiso entonces... Dime, chico, ¿ha habido alguna noticia de interés por la zona?.

 Las gentes de las tabernas siempre son buenas fuentes de información, pues se enteran de todo...

El chiquillo se hace cargo de vuestras monturas, levantando los hombros ante tu pregunta: - Alguna noticia de interés?? Nada, a parte de que se prevee que esta temporada la pesca sea mejor que en la ultima década. Será porque han muerto todas esos enorme Lores Dragones, que ya no tienen que llenar sus enormes panzas??, dice, antes de rodear la fachada, y entrar al establo, que se encuentra detras de la posada.

Entrais a reservar sitio para la comida, y el padre del chico, el tal Uther, un enorme mario ergothiano, ya en sus cincuenta, y con una mas que evidente barriga, que seguro que no tenia en sus epocas de marinero, os atiende encantado, en un comun con acento. Quedais en volver en una hora, y sin mas demora, partís hacia el puerto, siguiendo sus indicaciones, aunque dado el tamaño de la Villa, tampoco es complicado.

Una vez en el puerto, el Mar Nuevo os brinda una bella estampa, tras la seguridad del puerto. Preguntais por "Alas del Viento", el mercante Solanthino, y marineros ocupados en sus faenas os van guiando hasta un pequeña Carabela, a la que la están tratando con una especie de barniz, mientras suben los ultimos bartulos de carga. Allí preguntais por Sir Vesper, su patrón, y os hacen subir a bordo.

Sir Vesper, un viejo marino Solamnico con bastante mas pelo en pecho que en la cabeza, y al que le falta la oreja derecha, os da la bienvenida a bordo, y dice que todo está preparado: "Vuestros camarotes están preparados, y el pasaje, tanto el de ida de ambos, como el de vuelta de la señorita...", dice, para tu sorpresa, y para la de Coralinëë, por el gesto que hace. "Estad aquí al  caer la tarde, pues saldremos con la marea de la tarde!!", os despide desde el puente, cuando bajais de nuevo a tierra.

Unos breves minutos de silencio, mientras pensais en el inminente viaje, se ven rotos por la explicación de la elfa:

- Como sabia ese viejo capitan de barco que yo iba a acompañarte hasta dejarte sano y salvo en tierras solamnicas, para volver de nuevo aquí, recoger a "Nieve", y viajar hacia el Sur, en busca de mi señor?? Acababa de decidirlo, y ni siquiera a ti te lo habia dicho!!, te mira soprendida.

Tras eso, seguis andando de vuelta a la Posada, donde, tras varios dias de raciones, comeis el mejor guiso de anguila que nunca probariais!!! Como es de ley, Coralinëë paga, al haber perdido la carrera.

Os despedis de Uther, y de su hijo, Rig, que promete cuidar de los caballos como si fueran suyos, hasta la vuelta de la Kirath, y al llegar el anochecer, con vosotros a bordo, el "Alas del Viento" toma la bocana del puerto, rumbo a alta mar, camino a Costas Solamnicas...

 Me sorprendí mucho al escuchar la respuesta del capitán, pero sonreí al escuchar la respuesta de mi amiga elfa:

 - Supongo que el Shalafi sabía lo que ibas a hacer antes que tú misma...

 Tras ocuparnos de los asuntos pertinentes, nos encontramos en la borda del barco, al anochecer, mientras el barco parte del puerto, mientras en la borda, vemos como la embarcación se aleja del puerto, rumbo a alta mar:

 - ¿Alguna vez has viajado por mar?. - Le pregunté a Coralinëë.

Rie con ese tono musical ante tu observación sobre Valthonis, asientiendo con la cabeza: - Sí, a veces pareciese que su cabeza no contiene una sola mente, si no muchas a la vez, pero hemos de protegerle con todo nuestro empeño, pues tiene la llave de nuestro futuro..., dice con la mirada perdida, recordando algo.

- Sobre la otra pregunta, no, nunca he navegado fuera de los rios de mi Patria, pero, no creo que haya mucha diferencia, no??, dice con cierta emocion en la voz, mientras mira por la borda, la estela de espuma  la embarcacion va dejando, empujada por corrientes de agua y viento por igual.

Pasan los dias, y Sir Vesper demuestra ser un mas que diestro navegante, sorteando un par de tormentas que parecen crearse de la nada.

Coralinëë, por su parte, pasa los dos primeros dias vomitando sin parar, mientras masculla que se "muere de vergüenza, dada mi condicion de Protectora de Silvanesti...". Gracias a tus conocimientos en Herbalismo, y a la mas que nutrida despensa de semillas y hojas que tiene el patron, preparas unos brebajes que, en otro par de dias hace que las nauseas desaparezcan, y enseguida ella recupera el color en sus mejillas, y el buen humor que habia perdido.

Vuestros camarotes, uno al frente del otro, en el pasillo bajo el puente, que acaba en el Camarote del Capitan, pese a ser pequeños, no están exentos de comodidades, y el catre que tiene cada una de ellas, coincidis, es muy comodo y limpio.

Sir Vesper anuncia, santiguandose, que si la Señora del Mar y el Aguila de los Cielos dar su beneplacito, llegareis al dia siguiente a la parte norte del Continente...