Partida Rol por web

En el Horizonte el Sol empezaba su lento pero estrepitoso descenso en el extenso mar de Kurathi, el día era claro y veraniego, pocas nubes asomaban en los cielos y clima era sumamente refrescante. El castillo lucia resplandeciente, había un sin fin de banderas, flores e infinidad de adornos que habían sido traídos de diversas partes del reino para ese día, se decía que incluso se habían traído cosas de la lejana Porthay, aunque eso sonaba realmente a un simple rumor infundado.
Los jardines bellamente adornados lucían exultantes, llenos de vida, listos para todo lo que pudiera suceder en los próximos días, los cuales sin duda serian muy importantes, quizá incluso inolvidables. Para el rey todo iba perfecto, no había contratiempos y los invitados empezaban a llegar ya; en su momento había temido que todo resultara un desastre pero sus súbditos no lo decepcionaron, todo era presagio de que algo majestuoso se gestaría.

Una brisa fresca bañó las mejillas de la joven Yoselyne que pronto cumpliría un año mas, se suponía que sería un día muy especial para ella pero en el fondo no lo era, la decisión de su padre de buscarle un pretendiente le parecía sumamente molesta; y desde allí, en aquel balcón afuera de la cámara del consejo deseo gritarle a todos aquellos que la observaban llenos de expectativas que podían llevarse sus festejos y expectativas a lo mas lejano de Dranthia por que a ella no le interesaban.
Dentro, se encontraba el Rey Derek Alton quien era acompañado por su hermano menor Rickard y por el bastardo Kendrik, frente a ellos estaba la señora de la casa banderiza mas poderosa del reino, Carmila Blake quien era acompañada por su fiel y siempre constante guardián Set D'Asturien. La dama Carmila había venido para rendir le honores a la princesa Yoselyne así como para avisarle al rey que estaba próxima a partir en la misión que este le había encomendado; en el consejo a puertas cerradas, Derek Alton había explicado a todos de nuevo la misión de Carmila, esta debería establecer contacto con Elorie Aillard de Ghadamis, trabar amistad y convencerla de que Juma le era leal pero sin venderle el reino a la primera oferte, debía enterarse de todo lo que pudiera y sobre todo debía enterarse de que es lo que planeaba hacer exactamente aquella mujer.
Se encontraban en eso cuando súbitamente Keannard D'Aleron, señor de los campeones de Juma hizo acto de presencia en la habitación de forma súbita.
- Mi señor, mis señores- culmino mirando a todos los presentes -El Rey de Xocala y su comitiva han llegado, entraran a la ciudadela exterior del castillo en poco mas de 30min, he enviado ya a una comitiva de hombres para que los escolten hasta el interior del Jardín blanco-

Me encontraba asomada al balcón observando desde las alturas los quehaceres de los campesinos, algunos hombres de la guardia de mi padre entrenándose en el patio entre gruñidos. Iba vestida con un vestido de seda verde que era agitado levemente por la brisa del atardecer, el pelo iba suelto y bien cuidado, recién lavado y cepillado. Alcé la mirada al horizonte, el día era perfecto sino fuera por ese torneo absurdo en el que se iban a pelear en mi nombre. A veces me parecía una actitud demasiado primitiva... ¿Por qué era necesario? En los torneos a veces moría gente de forma innecesaria, o se lesionaban para toda la vida y no era la clase de cosas que deseaba para Kendrik o Rickard. Y a decir verdad, estaba nerviosa por todo en general.

Chasqueé la lengua en gesto de molestia mirando a la cámara de los consejos. Si bien las intenciones de mi padre eran nobles para encontrarme un buen pretendiente y preservar el nombre de la casa Alton, las maneras no me parecían las correctas. Yo misma encontraría al adecuado con paciencia. Padre parecía pensar que el tiempo se me estaba echando encima: ya había cumplido veinte años y había pasado bastante desde mi primer florecimiento y aún así me conservaba doncella para mi primer marido. Al final sería el deber para con mi reino lo que haría que al final terminara casándome con un gran señor de veinte o treinta años mayor que yo. Ya no era la misma chiquilla que se escapaba de sus clases para ir a los bosques...

El Capitán General miró con impasibilidad cuando el intruso interrumpió la conversación. No obstante, una nota de desprecio se leía en sus ojos. Muy bien- le increpó- ya has cumplido con tu deber. Ahora, a no ser que quieras una galleta por tus esfuerzos, será mejor que nos dejes. Esto es una reunión privada.

Se giró, y miró al balcón en el que se encontraba su sobrina. La última vez que la vio, no parecía muy contenta, y a buen seguro que seguiría molesta por la decisión de su padre. Rickard ya había tenido una conversación con Derek tras conocer su deseo de ofrecer la oportunidad de cortejarla a aquél que ganara el torneo. Es una Alton, Derek- le había dicho con su habitual frialdad, cuando estaban a solas de noche, a la luz de las velas. Es tu hija, y mi sobrina. Mi misma sangre corre por sus venas. Los Alton han nacido para hacer grandes cosas, no para servir como vulgares trofeos. Sin embargo, su hermano se negó a escuchar, e insistió en seguir con su plan. Ese era el motivo que le había llevado a participar en el torneo. Quería ganar y ofrecer a su sobrina la oportunidad de ser una persona, y no un objeto. Al fin y al cabo, seguía siendo una Alton.

Bien, sigamos atendiendo este asunto. Me gustaría acabar este asunto lo antes posibles. Tengo mejores cosas que hacer que seguir los caprichos inútiles de una dama con ínfulas de grandeza.- dijo en alusión a la dama de Ghadamis.

-Lamento si he importunado mi señor, pero era mi deber avisar ya que soy el general de mas peso dentro del castillo y por tanto el único capacitado para irrumpir en estos momentos..., solo he seguido las ordenes de mi rey-  Sir Kennard se mostraba claramente ofendido, aunque sus palabras se mantenían en clara sumisión, su mirada estaba fija en el rey esperando alguna indicación de su parte.
-Mi rey desea algo mas antes de que me retire?-

-No hay nada mas Sir Kennard, solo encárguese de que no haya demoras ni errores en la recepción de los invitados- El rey guardo silencio durante unos instantes en espera a que el señor de los campeones se marchara, y en cuanto este lo hizo desvió su mirada hacia el balcón donde se encontrara su hija, -Joselyne, entra de nuevo es necesario que todos estén aquí presentes, para poder terminar con esto... alguien tiene algo importante que decir sobre el asunto de esta mujer, algo que Lady Blake deba transmitir o realizar?- El rey se mostraba como siempre serio, no era un hombre dado a expresar sentimientos de amabilidad y en general era alguin muy exigente y perfeccionista.

—Sí, mi señor —dije dándome la vuelta caminando al lugar de la reunión cuando se requería mi presencia. Me quedé en silencio esperando a que alguien dijera algo sobre ese tema—.

Estaba totalmente sumida en sus pensamientos, sentada al lado de su primo Derek... Sí, todos eran familia pero para ella eran completamente desconocidos de cierta manera. Muy pocas veces había mantenido contacto con ellos, ya que la casa banderiza exigia mucho tiempo y claro... Tampoco era una mujer del todo sociable. Portaba un vestido color negro de seda, largo y de corte recto. De cuello alto y mangas largas, apenas si mostraba su piel pálida en las manos y rostro, suave como su ropaje, intocable desde el luto que guardaba de su esposo, el antiguo señor de la casa banderiza, quien tenia ya más de 5 años muerto...

Giró sus ojos hasta la hermosa chica que había entrado a la sala. Su sobrina Joselyne. Cuando el cuervo llegó anunciando el "espectaculo" que sucederia sintió un poco de melancolia. A ella de la misma manera la habían casado sin cuestionarselo... Y aunque todo había resultado mejor de lo que esperaba, al final había quedado sola y... Bueno, eso no era motivo de recordar por el momento. Y aún así, le hubiera gustado hablar a solas con ella, con esa mujer que algún día había visto como una niña que correteaba por todos lados. Apretó con suavidad una pequeña caja que recargaba sobre sus muslos.

Estaba tan absorta en sus pensamientos que no se percató si quiera del percanse con el emisario, sino que despertó a la realidad cuando Derek le habló, a lo que parpadeó varios veces, dejándo caer sus largas pestañas sobre sus ojos. Mirándo a los demás como si fueran extraños. Carraspeó un poco la garganta mientras disimulaba su leve partida mental.

- Lo siento... Bien, mi señor... He venido para avisar de mi pronta partida, y claro, a rendir los honores necesarios a la dulce cumpleañera. No creo necesario explicarle mi misión, ya que usted mismo la ha planteado. Solamente... Queria pedir permiso para realizar lo que yo crea pertinente... Por el bien del reino.

Sonrió friamente. Su rostro era rígido y aunque hermoso mostraba poca amabilidad o bondad. Sus ojos fríos apenas expresban nada más que melancolia y un poco de tristeza. Éstos mismos se dirigieron a Richard... Solamente para fijarse en todo detalle. Ella no era una guerrera, pero su trabajo consistia en observar y hablar. Su guerrero permaneció detrás de ella, de pie, sin apartar la mirada del frente.

-Que así sea entonces, recuerda lady Carmila que deberás avisarme de todo lo que suceda, cada cosa podría ser de gran importancia, envia cuervos siempre que puedas y creas necesario, cuidate las espaldas, no sabemos realmente que esta sucediendo, tu seras quien nos diga a donde va todo esto. Sir Set D'Asturien, espero que proteja a Lady Carmila en todo momento, si algo le sucediese le aseguro que una muerte rápida no sera suficiente castigo-  Caminando por el salón el rey de los Alton parecía sumido en sus pensamientos, súbitamente hecho a andar con firmeza pero pausadamente hacia la puerta que salia a los pasillos -si no hay mas que discutir lo mejor sera bajar cuanto antes y recibir a nuestros invitados. Kendrik, encargate de que sus aposentos estén preparados y de que no cree un caos con sus comitivas por mas grandes que sean, todos los plebeyos deberán acampar a fuera de la ciudadela, evita juntar familias enemistadas. Joselyne, necesito que estés radiante y feliz hoy, es un día especial para ti y para el reino, seras la primera en recibir a los invitados, deberás agradecerles su presencia en tan importante momento de tu vida-

Realiza una leve inclinación de cabeza en dirección al monarca -Inmediatamente, me ocupo de ello. Pondre a nuestros mejores hombres al cargo de la seguridad.-
Mientras avanza por la sala saluda cortesmente a Lady Blake -Os deseo la mayor de las fortunas en vuestro viaje, si os puedo servir en algo antes de vuestra partida... Deja la frase inconclusa con una sonrisa franca.
Abandona la estancia, y en prier lugar busca a Sir Kennard D´Aleron.

Las decisiones estaban tomadas y los preparativos estaban en pie; todo estaba por arrancar, y la inminente llegada de los señores de Xocala y los de Chayu quienes se les habían pegado en un ultimo momento indicaban el inicio de los festejos, clarines tocaban a todo lo largo en señal de que los reyes avanzaban ya por el camino real y que estaban próximos a llegar. Eran escoltados por campeones de Juma vestidos con sus mejores armaduras, adornadas con emblemas y banderas. El grupo lucia esplendoroso a lo largo del camino real y era aplaudido y admirado por gran cantidad de personas quienes eran habitantes de la ciudadela.
La gente allí en su mayoría parecían no ser plebeyos, esto se debía a que gran parte de los nobles menores con sangre Alton vivían allí, ya fuera esta cercana o lejana, así mismo las familias de la elite militar del reino solían morar aquí también.
Tras un largo tiempo, ambas comitivas reales llegaron hasta la gran puerta del castillo blanco de los Alton, la amplia comitiva allí se disperso y por la gran puerta principal solo entraron los nobles de cada reino. Al frente estaba al rey Tupac Yupanqui de Xocala, acompañado por los señores de Chayu Deimus Soronto y su sobrino Douglas Soronto. Tras el rey Tupac cabalgaba la bella Talil, hermana del rey de quien se decía era una de las mujeres más bellas de toda Dranthia. Justo a atrás de ella, custodiada por engalanados jinetes lanzas de Sol de Chayu, avanzaba la carroza real de los Soronto, la cual se detuvo a un costado de los allí presentes y de esta bajaron 2 personajes muy conocidos, en primera fila estaba el rey de Chayu, Vance III Soronto, seguido de cerca por su famosa madre, la alta dama Angelica Solinaria de Soronto, antigua regente del reino; la ultima en bajar fue una joven desconocida para la mayoría, quien por sus rasgos seguramente era parte de la familia Soronto.
Por su parte los señores de Juma, la ancestral familia Alton estaba allí representada por el Rey Derek Alton, su hija Joselyne alton estaba alli a su lado y era el motivo de los festejos, a la par se encontraban con ellos Kendrik Tower hermano bastardo del rey y Rickard Tower, hermano menor de este, el ultimo de los allí presentes era la señora de las fronteras de Juma, Carmila Blake.

Radiante y feliz, —me dije repitiendo las palabras de mi padre—, La mejor de mis sonrisas mostraré... Me puse al lado de mi padre con la espalda recta y la cabeza erguida, mostrando orgullo. Llevaba un vestido de seda verde con un corte en el lateral izquierdo que aparte de mostrar parte del muslo también ayudaba a mis movimientos flexibles. Fui recorriendo con la mirada a cada uno de los nobles del lugar. Las familias importantes de dos reinos ya habían llegado y no podía evitar algo de nervios pese a que lo disimulaba bastante bien. Todo era muy fácil, solo tenía que dejar que mi padre se encargara de las relaciones burocráticas y me exhibiera como un trofeo. Sonreí saludando a los extranjeros con la mirada...

Un paso detras del rey,  cerca de la joven princesa. No es el lugar que el hubiera elegido  para vigilar  la recepción -en estas reuniones pude aparecer algún demete, espero que los hombre esten ojo avizor- pero sus obligaciones estaban claras debía estar alli apoyando a su familia. Vestia sus mejores ropas, de corte militar con tonos neutros y botas de la mejor piel. Su preciada espada en su funda ornamentada , en el pomo de esta, apoyada displicente  la mano izquierda.

Llegan los mandatarios  extranjeros, -Ya que estamos aqui, aprovechemos el lance para conocer a los participantes del torneo- saluda recurriendo a todos sus conocimientos  de etiqueta.

El heredero de los Soronto aguardaba tras descabalgar a que su hermano el rey y el rey de Xocala fueran recibidos por el de Juma, tal y como mandan todos los protocolos. Allí, erguido sosteniendo bajo el brazo su casco empenachado con los oro y azul de la realeza, luciendo una pulida armadura más propia de un militar veterano que de un guerrero de salón componía una alta figura apuesta y gallarda, realzada por su juventud, su bien cuidada barba y encantadora sonrisa.

Sin embargo el tiempo pareció detenerse en cuanto miró al frente, hacia los Alton y sus ojos se encontraron con los de la princesa

Por los dioses, tío Deimus, que tenías toda la razón del mundo. Claro que vale la pena... Hasta vivir dos vidas esclavizado por semejante mirada pensó Douglas, mientras algo le decía que aquella no era la princesita criada entre algodones que esperaba encontrarse. Aquello era un gran aliciente a tener muy en cuenta...

El momento había llegado, ahora todo iniciaba, todo estaba preparado, nada podía fallar, nada debía fallar. Joselyne lucia esplendorosa y se comportaba como toda una dama, mejor de lo que habría esperado de ella, mis hermanos estaban conmigo. Ellos irán al torneo, bien sabían que no debían entrometerse en esas cosas, pero en mi mente sabia que solo deseaban mostrar que los Alton eran lo mejor que había en Dranthia y que al final retirarían de los combates por el bien del reino y de mi hija.
Pero no era el momento de divagar en esos pensamientos, los señores de Xocala y Chayu se encontraban ante mi.
-Rey Vance, Rey Tupac, es un placer recibirlos en mi morada, espero el viaje allá sido tan placentero y grandioso como lo será su estancia en mi castillo. Sean todos bienvenidos a los festejos por el cumpleaños de mi hija.– Mi mirada se pasaba por todos aquellos, pero sobre todo por los Soronto, ilusos si creían que permitiría que tuvieran acceso a mi hija, antes preferiría entregársela a un cerdo caníbal del este.-Sus aposentos están listos, espero les sean lo suficientemente cómodos a todos, pero díganme, alguno de ustedes se atreverá a participar en el torneo del cumpleaños de mi hija?, quizá alguno de los reyes se anime, creo entender que ambos aun están solteros-

Al fin habíamos llegado, el lugar era sumamente hermoso, mejor de lo que podría haber imaginado, lleno de gallardía, de belleza y de poder. Muchas de estas cosas debería implementarlas a mi regreso en Duhembi. Había preparado especialmente mi armadura y mi corcel para ese día, ahora deberían lucir perfectos. Vestía una fina armadura ligera dorada de excelente calidad, además mi fino corcel llevaba una barda de confección similar, a la par llevaba a mi bella espada de acero Vasariano “Resplandor”, una espada muy antigua que fuera forjada en tiempos remotos en el mismísimo imperio durante sus tiempos de gloria.
Frente a mi estaban ya algunos o quizá todos los nobles de importancia de Juma, mi senda estaba por empezar.
-Le agradezco la bienvenida Rey Derek Alton, será un verdadero placer morar en este majestuoso lugar durante los próximos días; pero permítame que presente a mis acompañantes, la mujer que esta a mi lado, como han de imaginar ya es mi hermana Talil de la casa Yupanqui, señores de Xocala. Mientras que aquel malhumorado de allá tras es Faluc Yunsic, señor de los Solares-

Me encontraba al fin allí, en uno de los lugares mas ancestrales de toda Dranthia, en el reino de del honor de los legendarios defensores del extinto imperio. Era curioso que ellos hubieran sobrevivido y sus defendidos no.
El castillo era un lugar hermoso ubicado en bellos valles en unas colinas, y aun cuando el viaje había sido muy pesado estaba maravillada del momento. Por fin estaba conociendo a los señores de los antiguos reinos del sur; el rey de Chayu se veía algo enclenque, no parecía un hombre fuerte, en cambio el rey de Juma hacia honor a su apellido, se mostraba duro y orgulloso de si mismo. Era un hombre que quizá debería conocer mucho mas, pero en el fondo los festejos estaban empezando y aun tenia mucho por hacer. Además… el siempre tenia la ultima palabra.
La supuestamente bella Joselyne se encontraba allí con nosotros, la mujer que seria el gran premio de los torneos; no era tan bella realmente, unos lindos ojos pero eso era todo, no era nada de que preocuparse.
-Mi señor Alton, es un placer estar aquí presente en su majestuosa morada, permítame enaltezca tan especial momento y tan bello y esplendoroso castillo, digno de un hombre como usted- Mis ojos se posaron entonces en la princesa Joselyne.
-Lady Alton, es un placer poder estar presente en tan importante momento para usted, le deseo que sus festejos sean tan maravillosos como para ser cantados durante muchos por los bardos en toda Dranthia-

Esperaba poder causar un efecto aun mas intenso del que causaba siempre en los hombres, por eso me había puesto algo muy ligero con la excusa de estar cómoda en el viaje. Llevaba unos guantes de seda blancos que me llegaban hasta los codos y que terminaban en finos olanes ajustados con un pequeño brazalete de oro cada uno, portaba un fino vestido blanco de seda muy delgado y escotado, el cual estaba remachado con delgados collares de oro en todos sus bordes, y a la par de todo eso llevaba mis innumerables joyas que adornaban todo mi cuerpo.

-El placer es todo mió princesa, no todos los días se esta ante la presencia de una mujer tan bella como usted- miraba fijamente a la princesa Talil sin darme cuenta de que no estaba prestando atención a nada mas. -Pues bienvenidos sean todos- me corregí de inmediato –Permítanme les presente a mis acompañantes; supongo ya conocen a mi hija, Joselyne Alton, quien tiene el honor de ser la anfitriona de los festejos y por quien se blandirán a duelo muchos de ustedes, espero vengan bien preparados pues mis hermanos han decidido postergar lo inevitable y se han apuntado también al torneo- Mi voz marcaba una cierta molestia ademas de sarcasmo –Aquí los tienen- indique señalando uno a uno –Este es Rickard Alton, heredero del reino, y este otro es Kendrick Tower- girando mis rostro presente finalmente a Lady Blake –finalmente tienen ante ustedes a la señora de los Blake, Carmila Blake, ya han visto sus dominios, pasaron por sus dos torres al entrar en nuestro reino-

Miro detenidamente a todos los presentes y escucho sus palabras, pero me invade una sensación de sopor. De nuevo las formalidades de siempre y el pavoneo de los hombres en armadura. Avanzo un poco para que se me vea entre tanto guerrero de brillante vestimenta. No soy especialmente alto ni apuesto, pero mis vestidos elegantes destacan entre los guerreros y resultan mucho más cómodos para un viaje en carroza. La larga espada que cuelga del cinto no supera en calidad la de los presentes, pero espero que mi lengua sea más útil que ella.

Rey Derek, Rey Tupak, damas, caballeros - Hago un gesto englobando a los presentes- Tanto yo como mis familiares os agradecemos la hospitalidad y la compañía. Permitidme que, desgraciadamente, decline el ofrecimiento del torneo, pero, a pesar de la innegable belleza de vuestra hija, mi papel sería bastante discreto, siendo generoso, al lado del de vuestros hermanos y el resto de caballeros presentes.

Os presento a mi hermano, Douglas de Soronto, general de los ejércitos de Chayu, heredero del trono y luchador sin par. Su honestidad sólo es igualada por su valentía y su lealtad. Os aseguro que su arrojo en vuestro torneo obedecerá tanto a defender el honor de nuestro reino como a conseguir la mano de vuestra hija.

Os presento a nuestra madre, Angelica Solinaria de Soronto, el corazón y el cerebro de nuestra casa.

Os presento también a mi tío Deimus, hermano de mi padre. No os dejéis engañar por su edad, pues es un audaz guerrero, curtido en mil contiendas.

Finalmente, mi hermana pequeña Daphne, que ha heredado la belleza de mi madre y la fiereza de mi padre.

-Veo que vuestra hija a crecido lo suficiente y ya es toda una mujer- hacia mucho que no veía al rey de los Alton, quizá desde que Valente aun estuviera vivo. –Como podrás darte cuenta mi hijastro ha crecido también y ahora ha tomado las riendas del reino; esperaba que este participara en el torneo, que mejor que unir nuestras cazas por la eternidad, pero lamentablemente no se le dan bien las artes de batalla; sin embargo mi hijo Douglas intentara llegar al corazón de tu bella hija- Mi mirada era fría y segura, no había duda de mis intenciones y no tenia por que esconderlas.