Partida Rol por web

Miro a mi hermano y contesto-Por supuesto esto no tendría que quedar así-Giro la cabeza mirando al frente y continuo hablando-Por supuesto habra que tener como mínimo un intercambio de palabras-Digo mientras observo a mi hijo -¿Crees que tengo razón hijo?-Pregunto más para poner a prueba a mi heredero que para tener su opinión

Estábamos ya en la entrada al castillo, en lugar estaba plagado de gente y al parecer no avanzaríamos tan rápido como esperaban todos. El sultán de Omankai parecía seriamente disgustado por ello, aunque a mi parecer eso no era lo importante en el presente momento.
-Sultán Arash, los señores del norte están allí, creo que eso es mas importante por el momento. Los Oruu de Timotan están con ellos- Culmine mirando fijamente hacia ellos, pronto tendríamos que saludarlos, eso no me gustaba, realmente no debería haber venido.

-Ya estamos aquí- dije para romper el silencio tras la larga macha que nos había llevado a las puertas mismas de la ciudadela que rodeaba al castillo de los Alton. -Los bastardos del este están aquí, que grandiosa oportunidad para machacarlos a todos, lastima que todos seamos invitados. Matak, vigila a Moth, no vaya a ser que libere la ira de su hacha- reí fuertemente tras eso, y bien si lo hacia en el fondo le haría un bien a todos.

-Que opina joven rey Xtlagnar, vamos asustarlos un poco?, al fin y al cabo tendremos que esperar a que saquen a toda esta muchedumbre y nos habran el paso de nuevo-

Escucho las palabras de mi padre, a las que asiento con la cabeza, pero antes de que pudiese contestar, nuestro compañero de las tierras de Harsid habló, por lo que esperé a que terminase para acotar:

- "¡Más paganos! Estamos entre paganos ignorantes de los modales y el poder, no deberia extrañarnos que desconozcan las prioridades. Debemos resaltarle a nuestro anfitrión lo incomoda de esta situación y la falta de pompa para recibir a importantes nobles como somos. Creo que eso bastará, pues yo mismo me encargaré de humillar a sus representantes en el torneo. Ahí verán que nuestro poder excede nuestra grandeza en riqueza y poder, sino que tambien por nuestras venas corre milenaria sangre de campeones. Temblarán de miedo ante nosotros y nos respetarán como deben."

Mi discurso fue pronunciado en un perfecto y distinguido Esmerio, para que solo las personas cercanas sean capaces de entender. Por otro lado, miro hacia el frente y a los norteños con desprecio, pues son basura barbara que nada tiene que compararse con nuestra grandeza. No valen ni la saliva que escupiría al hablarles.

Eso suena realmente interesante, como una medida de presión hacia ellos, instandolos a que entren en conflicto con sus miedos más profundos, un grupo nutrido de sus más temibles oponentes reunidos juntos y quizas conspirando contra ellos, si ciertamente, disfrutemos de este peculiar momento.

-Muy bién hijo mío, demuestrales quién es el campeón, demuestra que eres hijo de tu padre, que nadie podrá contigo y que es ridículo que nos den una bienvenida tan pobre a la par que poco cortés-Digo por último para animar a mi hijo, estaba seguro de que él podría darles una lección en el torneo, pues era mi hijo, no había mayor gloria.

No tienen idea de con quién están tratando

Pienso mientras miro a los señores del norte.

- Bueno, yo solo pienso en disfrutar de la comida y la lucha, y dejar alto el pabellon de los Azcan, lo demas me importa un comino, sean del este o del sur, ninguno resistira los frios intensos del norte jajajajajajaa.

A Itzmin en realidad no le importa de donde sean o dejen de ser las personas. Solo la paz del reino y la justicia. La gente que disfruta atormentando o burlandose del debil no le gusta lo mas minimo. De hecho los castillos tuvieron su origen en ser un refugio para los pobladores del reino cercanos al castillo en caso de guerra. Y los ejercitos sus defensores. Por tanto deberia haber respeto de los soldados hacia los que hacen trabajos cotidianos pesados e ingratos que les permiten alimentarse, vestirse y demas. Sin embargo como tampoco es alguien tonto opta por no decir nada ante las bravuconadas de Matozi. Debe ser de esas personas que si no grita algo que parezca varonil, no siente que el mismo lo sea.

Escuche muy divertido lo que mi padre decía, había llegado el momento de jugar un poco, y que mejor que hacerlo con las huestes bárbaras del este –Ya escuchaste Moth, guarda tu maldita hacha, si esa que estas a punto de tomar. Y bien padre, todos, listos para unirnos a los señores del este?- Realmente me gustaba mucho la idea, me encantaba conocer a aquellos que asediaban nuestras tierras temporada tras temporada.

-Pues vayamos ya a ver a esos mal malditos bandidos y saqueadores de los desiertos, prometo estar quieto mientras no digan ninguna sandez- Mi ira era clara, por mas que se me prohibiera cualquiera agresión tantos años de guerra y sangre no era fáciles de contener, en mi corazón solo deseaba ver sus cráneos destrozados bajos mis botas.

Cambio de rumbo a mi caballo y me dirijo hacia la gente del este no sin antes girar la vista hacia el emperador de Azcan, -El joven emperador tendrá la grandeza de acompañarnos?- Por sus antiguas palabras creía que si por lo que acompañado por los demás me aproxime a la comitiva de los señores del este, justo en donde estaban estos.
Y levantando el brazo en alto para que mi presencia fuera mas notable les grite desde lo lejos –Señores del este, los saluda Matozi Oruu, rey de Timotan, quizá me recuerden de los campos de batalla, como esta la agricultura en sus tierras?, aun tienen que verse obligados a saquear pueblos indefensos?-

Por taba mi armadura de batalla en aquel momento, la cual había sido arreglada para tan importante y gallardo evento, mi corcel también había sido arreglado aunque ahora cabalgaba en uno tosco dedicado mas que nada a servirme en los largos viajes como el que ahora realizábamos.

Un hombre nos habia llamado la atención, no era otro que un hombre del norte, un barbaro pagano. Se acerco con su indigna comitiva, saludando y ofendiendo sin miramiento alguno. La colera salto de mi y me erguí para mirarlo con desprecio, pues quien se creía para hablarle así a la noble Casa de los Hamsum y a sus dignatarios, muy superiores a la escoria que habita los palacios del norte. Miré fijamente a sus acompañantes para despues contestarle en Casta:

- "Perdón Rey Matozi Oruu, no lo reconocí pues luce muy diferente a como lo hace en el campo de batalla, donde no hace más que tiritar y ocultarse entre las faldas de sus ineptos hombres. La verdad es que nuestros cultivos siguen tan bien como siempre y ya nos aburrimos de saquear pueblos pequeños por lo que pensamos expandirnos. He oido que Timotan tiene mucho que ofrecer, aunque si sus mujeres tienen el mismo hedor que su Rey, prefiero vivir saqueando establos. ¿Y usted como está?"

Mis palabras ebullian sarcasmo y provocación, ocultando así el manifiesto desprecio ante insignificantes hombres. La actitud con la que se presentó no es la actitud de un Rey, por lo que no merecía ser tratado como tal.

El joven emperador acompaño al soberano de Timotan.
Por supuesto, yo de hecho no les conozco.
Cuando llegaron ante la comitiva del este, el monarca de la familia Ooru saludo como era habitual en él mostrando sus dientes y obsequiando a la gente del Este en el idioma Casta describiendo sin muchos tapujos que no sabían defender sus tierras.
Dada la diatraba del monarca enseguida salto otro miembro, esta vez de la comitiva opuesta haciendo incapie en la valentía del monarca.
Se situó junto a ambos parlamentarios y dijo también en Casta, pero solo para los dos presentes.
Bien, yo no os he visto aún y desconozco a los miembros de vuestra comitiva, pero permitidme que me presente, soy el Emperador Xtlagnar Yaotl, del imperio Azcan y creo que los tres gozamos de explendida salud - dijo con una sonrisa.

Miro al hombre que acaba de hablarme, que se presenta de una manera mucho más comportada que el interlocutor que le precede, a quien contesto calmadamente:

- Mucho gusto en conocerle, Emperador Xtlagnar Yaotl, parece usted un hombre mucho más agradable que el Rey de Timotan. En realidad y ahora que lo pienso, usted difiere mucho de él, pues usted parece un hombre realmente. Mi nombre es Sargón III Hamsum, Hijo del Sultan Arash Hamsum, unico heredero de la Casa Hamsum, regente del Sultanato de Omankai. Nuestra casa no tiene relaciones anteriores con el Imperio Azcan, por lo que aprecio que la primera entre nosotros no sea justamente algo tan maleducado como lo del Rey Matozi Oruu."

Hago una pequeña reverencia con mi cabeza, la que debe parecer enorme, pues mi cuerpo es bien proporcionado y mis más de dos metros de altura y poderosa musculatura generan la impresión de inmensidad en mi, que no dista mucho de la realidad.

Suelto una sonora carcajada ante los comentarios de mi hijo y me acerco al hombre que dice ser rey-Perdonad a mi hijo, tiene un caracter alocado, me alegra ver que su reino aún se mantiene en pié, la verdad que no lo esperaba-Digo con un sutil toque de ironía haciendole ver que no pensaba que era un buén rey mientras me acerco a mi hijo y disimuladamente le digo-Sé más sutil Sargon-No podía negar la razón en las palabras de mi hijo, pero no podía permitir que dijera las cosas tan abiertamente, ese caracter no le ayudaría para sucederme.

Es cierto que tenía más madera de lider que cualquiera de los aquí presentes, excluyendome a mí por supuesto, pero insultar de esa manera tan abierta a otro lider era rebajarse a su nivel que era el mismo que el de los cerdos que se rebozaban en estiercol y no podía permitir que mi propio hijo hiciera eso.

Viendo que la conversación privada terminaba y un nuevo individuo entraba en conversaciones, el emperador de Azcan sonrió:
Así pues sois el Sultan Aras Hamsum, ya conoceis al Rey Matozi Oruu y yo soy el Emperador de Azcan Xtlagnar Yaotl y no hay nada que perdonar, ya que no ha habido ... insulto alguno, solo la expresion de ideas en voz alta, supongo que el resto de nuestras respectivas delegaciones deberá ser presentado, puede incluso que algunos de ellos luchen entre si por el ... torneo y lo que ello conlleva. ¿No?

Me alegro de conocerle Xtlagnar-Contesto no sin cierta superioridad-Será mi hijo quién participe en el torneo, estoy seguro de que hará un buén papel-Termino.

Estoy seguro de que triunfará y demostrará a quién deben mostrar respeto

EStos señores del este provocadores y altaneros no parecian mucho de fiar, insultaban con una mano y apaciguaban con otra, si eso tambien se producia dentro de su imperio, el joven sucesor no tardaria mucho en sentir el frio acero de una daga en su espalda, pues si hablaba asi siempre iba a cabrear a muchos. para mi el sucesor de los Hassam solo era un vocazas al cual le tendrian que cerrar la boca alguna vez, para que creciera y no con palmaditas en la espalda como hacia su padre.