Partida Rol por web

Los días pasan sin ningún incidente mas,  es pro ello que cada uno aprovecha el tiempo para realizar aquello que más deseé ya sea  echando alguna mano  a los lugareños locales o profundizando en sus estudios, eso no importa en verdad, gracias a la generosidad de Ameiko no tenéis que preocuparos  por ningún gasto de habitación y de comida ( aunque son ciertos límites).

Cuando menos os lo esperáis, os dais cuenta que ya lleváis poco más de 10 dias en Punta Arena aunque muchos de ellos han sido tranquilos algunos de los vividos han sido intensos y también salpicados de despedidas como la marcha de Crevo cuyo deber le obligaba a marcharse para ir a las tierras lejanas del sur del Mar Interior.

Una mañana, como cualquier otra, os levantáis de vuestras habitaciones para tomar el desayuno y ocupar el dia con algunos quehaceres cuando al bajar encontráis a Ameiko que saluda efusivamente a tres desconocidos, parecen recién llegados a juzgar por su aspecto, en circunstancias normales no haríais mucho caso puesto que muchos viajeros pasan por aquí aunque nunca Ameiko ha mostrado esa felicidad al recibirlos así que suponéis que deben de ser algo más.

Al veros bajar os hace un gesto para que os acerquéis.

---Estáis despiertos, genial, iba a subir a avisaros ¿ os acordáis de  que os dije que vendrían unos amigos a echaros una mano? Bueno, pues aquí los tenéis- dice la chica sonriendo abiertamente mientras hace un gesto con la mano abarcando al trio de recién llegados- Todos hemos vivido aventuras juntos, éramos un gran equipo aunque por circunstancias personales tuve que abandonarlo pero me alegra que hayais respondido tan rápido, bueno, este de aquí es Auren, es un poco rarito pero tiene poderes que seguro que os serán muy útiles- dice sonriendo con sorna al humano mencionado- Samïr era nuestro guía del grupo, sí  necesitais a alguien que os guie a alguna parte él es la persona indicada y por último y no menos importante, Dunia, no os dejéis engañar por su apariencia es capaz de lanzar un cuchillo con mortífera punteria- dice guiñado el ojo a la chica.

---Bueno, mis queridos amigos, ya os lo dije en la carta pero estos son los héroes locales hasta la fecha, Grundar ahí donde lo veis ha estado echando una mano a los habitantes de Punta Arena estos días así que se ha granjeado el agradecimiento de algunos lugareños es un poco bruto pero creo que tiene buen corazón- dice palmeando el hombro del semiorco- la mujer de la armadura es una caballera allá donde la veis, Kendra, y por último Idari es también la erudita del grupo por así decirlo, no tiene los poderes que tiene Auren pero  os servirán de mucha ayuda…

Terminada las presentaciones Ameiko os pone a todos juntos en una mesa Para que podáis hablar y conocer a lo que parece ser que seria el futuro grupo.

Estaba muy cansado, mucho, tras el viaje con sus compañeros. Pero pese a todo se encontraba bastante bien por estar a la llamada de su amiga. Caminó hasta la puerta le dio un codazo a Samïr antes de tocar, con un aire nostálgico.

Cuánto tiempo, ¿eh?

Entonces terminó tocando y, al verla aparecer, sonrió y la rodeó con los brazos. Hablaban un poco hasta que escuchó pasos y se giró un poco extrañado fijándose en el grupo. Sus ropas eran sedas ligeras y sus manos no parecían muy curtidas, bastante opuesto a la mayoría. Se le adelantaron en las presentaciones y, en cuanto Ameiko terminó negó con la cabeza y habló, dijo algo con un tono entre divertido y nervioso, algo que no se entendió, algo que sonaba como...

Vugtlagln vulgtmm Auge.

Carraspeó y negó con la cabeza.

Perdón, me puse nervioso. Quiero decir... que me llaméis Auge, lo de Auren es una vieja broma -sonrió a la muchacha- y un poco vergonzosa, la verdad.

Encantado de conoceros. ¿Estáis bien? ¿Qué podéis contarnos de la situación?

- Hey, si puede decir lo de mis navajas, también puede llamarte Auren. Y por acierto - Girándose a la amiga que acababa de presentarles. - ¡Y ya te vale! ¿Así cómo esperas que tenga algo con lo que sorprenderles? no no no - Dando a Ameiko tres golpecitos en el dorso de una de sus manos, como quien castiga a una niña traviesa que en el fondo te ha hecho reír.

- Además - prosigue - Es cierto que en tu carta no eras muy aclarativa. Aún así hemos llegado en cuanto hemos podido.

¿Qué es lo que se ofrece?

Mirando, esta vez si, a Grundar, Idari y Kendra primero de forma evaluativa para acto seguido sonreír - Encantada, por cierto.

Un viaje largo sin duda. No obstante al hombre de tez oscura no parece importarle, no viene solo después de todo. - Llegamos. Es aquí. - Comenta de forma escueta y tajante al poner el pie en el lugar. No hay duda, es el lugar señalado a juzgar por la nota. Al llegar un rostro conocido que se acerca a saludarles de forma efusiva para terminar de confirmarlo.

Tiempo que no nos vemos. - Dice de forma parca a la joven. Ameiko, que es el punto de unión, el nexo entre ambos grupos, realiza las presentaciones para agilizar. De agradecer, al guía de aspecto huraño no parece muy hablador. Contrastando con sus dos compañeros.

La frente de Samïr se arruga por un instante. - Por supuesto que íbamos a venir cuanto antes. Nos has llamado. Por eso estamos aquí. - Comenta visiblemente molesto ante cualquier atisbo de duda al respecto. Sabe que la llamada de su antigua compañera de aventuras pero aún amiga les llamaba, tiene que ser algo importante.

Después escucha lo que los demás tienen que decir en silencio.

Grundar bajo las escaleras canturreando todo feliz, tener que acabar con sapos gigantes esta noche, se dijo a si mismo mientras llegaba al piso bajo de la taberna.

Ante las indicaciones de Ameiko se presentó, Yo ser Grundar, gran guerrero. Heroe Punta Arena. Si ser amigos de Ameiko, ser amigos de Grundar.

Como era su costumbre para desayunar, pidio lo de costumbre, Una jarra grande, Grundar tener sed!

Ya con el licor en su poder, se giró a Ameiko y le pregunto, ahora estar todos juntos, ¿ que querer Ameiko de todos ?

Idari saludó con una inclinación de cabeza respetuosa al grupo, antes de decir nada.

- Creo que tanto Ameiko como las gentes de este lugar son generosos en exceso. No prestaría mucha atención a eso de "héroes". Tan solo hicimos lo que habría hecho cualquiera en nuestro lugar, enfrentarnos a los goblins antes de que hicieran daño a alguien. De igual modo no soy ninguna erudita, tan solo una estudiosa con ciertas limitaciones. Soy practicante Arcana, pero aun tengo mucho que aprender.

Nunca le había gustado generar expectativas demasiado altas que luego no estuviese capacitada para satisfacer.

---Bueno, pensé que necesitaríais algo de ayuda después de estos días- contesta Ameiko mientras os sirve una jarra de cerveza fresca  a cada uno-La cosa es que hace unos 10 dias durante el festival de las Mariposas que inaguraba la nueva iglesia pero sufrimos un atauqe goblin, nunca habíamos sufrido un ataque como  ese, hubieron muchos destrozos pero los aquí presentes- dice señalando a la hechicera y al druida- junto con otros compañeros , lograron que esto no se convirtiera en una masacre…

---Pero no solo ha habido incidentes con los goblins, parece ser que también asaltaron una tumba  y se llevaron los restos del anterior sacerdote aunque desconocemos el porqué y el para que….-añade con gesto sombrio pero finalmente la mujer suspira cansada

---Me temo que estas cosas no son por azar y creo que hay algo más cociéndose en todo este asunto, llamarme paranoica pero creo que cuantas más personas capaces mejor…- concluye, en ese instante, la puerta se abre y podeis ver al Alguacil Cicuta* que entra en la sala y se acerca a la mesa.

---Ameiko…necesito a tus huéspedes de honor ahora mismo para un asunto muy importante,la Alcaldesa Deverin quiere verlos de inmediato- se gira para mirar al grupo de recién llegados  y hay un leve brillo de reconocimiento en sus ojos- Vosostros sois los compañeros de armas de Ameiko, deberíais venir vosotros también, os interesará  escuchar la reunión….

Tras esto permanece en pie a la espera que le sigáis mientras Ameiko con un suspiro comienza a recoger las copas recién puestas.

---Las guardaré para más tarde, ya hablaremos, id- dice la mujer de manera apremiante.

Dunia echó mano con mucho gusto de la jarra que le tendían nada más la vio acercarse a la mesa. 

Al fin y al cabo, no habían llegado ni a sentarse desde que llegaran. Una buena cerveza fresca sonaba como algo más que apetecible. Lo que no le resultó tan apetecible fue la intervención de su viejo conocido Cicuta. Rápidamente repasa mentalmente las últimas "bromas" de la semana. Si los llamaban a todos no podía ser por eso ¿verdad?

Con su mejor cara de no haber roto un plato en la vida, la joven sonríe.

- Siempre dispuestos a colaborar, por supuesto... - Aunque la mirada que echó hacia atrás a su amiga era absolutamente expresiva - ¿por qué no puede acompañarnos Ameiko? 

Los goblins siempre están buscando follones.

Meditó en voz alta. Sonrió después.

¿No fue el azar lo que nos hizo conocernos?

Miró a sus compañeros, pero en realidad sabía que habían sido sus decisiones, sólo pretendía calmar un poco los ánimos. Tomó la bebida para proceder al acto de beber cuando llegó el alguacil y su propia mente dijo "bebe antes de que..." pero no llego ni a terminar el pensamiento, le quitaban la bebida y tenía que ir. Se puso en pie un poco pesado.

Miró tanto al semiorco como a la practicante arcana.

Lo más divertido de los actos ordinarios es lo extraordinarios que pueden resultar. Como voz del discurrir del Tiempo, soy consciente de la infrecuencia de lo frecuente.

Le guiñó un ojo a la última, y se puso a seguir al alguacil.

- Pero, peeero, se le escapo a Grundar mientras veia la jarra de cerveza alejarse. Deber ver alcaldesa si querer cerveza gratis, su cerebro se dio cuenta de ese leve problema.

- Grundar ver Alcaldesa y volver pronto Ameiko, dijo el semiorco mientras se levantaba de la silla. 

- Guiar Grundar, Señor Cicuta, Grundar avanzó mientras se estiraba las piernas despues de haber estado sentado

Atiende en silencio a la explicación que concede Ameiko, su ex compañera de viaje y aún camarada. Aunque no menciona palabra su ceño se arruga exponencialmente. - Demasiado organizados para ser goblins. - Masculla visiblemente malhumorado, ni siquiera el atractivo de una tentadora jarra de cerveza consigue suavizar su gesto. No es para menos, la historia es cuanto menso preocupante.

Y dices que también han robado unos huesos. Unos goblins. - Lo repite sin terminar de creerlo, algo en esa historia no termina de cuadrar, más bien todo. Pero antes de que pueda tomar el primer sorbo que quizás pueda calmar su acentuada actitud huraña, entra alguien importante que roba todas las atenciones.

Está bien, vamos. - Gruñe y se leventa dejando la cerveza de la lado. Sin decir nada más sigue a sus compañeros de viaje a la espera de más explicaciones.

Idari no terminaba de entender porque todos estaban dando tanta importancia a los goblins. Era cierto que si no se controlaban podrían llegar a causar mucho daño, solo habia que ver al padre de ese pobre chico del día anterior, pero en su opinión lo que hacia falta era que a guardia de la villa vigilase mejor los accesos.

Fue entonces cuando llego el alguacil, y nada mas escuchar lo que quería se pregunto si había hecho algo malo, para que la alcaldesa quisiera verla. Rápidamente dejo esa idea a un lado, a fin de cuentas estaba llamando a todo el grupo, así que quizá tuviera algo que ver con los acontecimientos pasados.

- Iremos en seguida Alguacil.

Se puso en pie alisándose los pantalones y pasándose la mano por los ya habituales mechones rebeldes de su corta cabellera. No había mucho que hacer.

Satisfecho por la respuesta, Cicuta os lleva por las calles hasta llegar a un edificio grande, al entrar podéis ver que todo está ricamente enmoquetado y adornado bellamente sin duda con un toque femenino; el Alguacil no pierde el tiempo y os hace subir hasta una habitación donde hay dos mujeres, una humana y una elfa desharrapada armada hasta los dientes.

---Aquí los tienes alcaldesa Derevin- dice a modo de presentación mientas se coloca tras la mujer que os sonríe y os estrecha la mano.

---Gracias por acudir tan pronto a mi llamada, soy la alcaldesa Derevin y permítame agradecer vuestra intervención en el festival en el nombre de Punta Arena- la mujer se gira al trio recién llegado y hace un gesto pensativo- vosotros no estabais en el festival, pero os conozco…sois los amigos de armas de Ameiko ¿no? ¿habéis venido a ayudar a…? - Cicuta carraspea y la mujer suelta un suspiro- perdón, han sido unos días muy atareados y este tema es más espinoso de lo que parece…Alguacil, si puedes hacer las presentaciones…

Cicuta asiente y señala a la elfa.

---Esta es Shalelu, una “miembro no oficial de la guardia de Punta Arena”- dice mientras podéis ver que la mencionada sonríe socarronamente- Shalelu, estos son “la última remesa de matagoblins de la ciudad.

---La cosa es que- sigue la alcaldesa- Shalelu ha sido desde hace años como una piedra en el zapato para las tribus goblins locales, nadie sabe tanto sobre ellas como ella misma.

---De hecho, Shalelu se pasa una vez o dos cada estación a visitarnos y traernos noticias sobre el mundo exterior pero ha regresado pronto, nos visitó una semana antes del festival, y ha querido que nos reuniéramos de inmediato y nos ha traído un informe bastante preocupante- dice sombrío el Alguacil- Al parecer, Punta Arena no es la única ciudad que ha sufrido ataques de los goblins sino que se ha podido apreciar un aumento de incursiones goblins a lo largo de toda la costa, especialmente en el valle entre la floresta Ortiga y el floresta Musgosa, es más, hace solo un día una granja al sur de la floresta Musgosa fue atacada y quemada hasta los cimientos, afortunadamente Shalelu pasaba por allí y salvó a los lugareños aunque no pudo salvar la granja, los lugareños están refugiados en otra granja pero dado los acontecimientos creemos que este problema no se va a solucionar solo como ahora os dirá ella misma- dice mientras cede la palabra a la elfa, esta os mira fijamente durante unos segundos mientras os evalúa.

---Belor me ha hablado de vuestras hazañas contra los goblin… bien hecho. Hace años que me dedico a evitar que causen demasiados problemas por estos lares, pero son unos renacuajos muy tenaces y fecundos. Son como malas hierbas con dientes.

---Hay cinco tribus goblin principales en la región, y, hasta ahora, hacían un buen trabajo manteniéndose a raya mutuamente mediante altercados Inter tribales y cosas similares. Pero por lo que he podido averiguar a base de reunir información, hubo miembros de las cinco tribus en la incursión sobre Punta Arena. Un número considerable de los goblins de la floresta Musgosa que liquidé ayer estaban ya bastante magullados, y les oí hablar mucho sobre los ‘patilargos’ que mataron a tantos de los suyos. Ahora que os he conocido, me resulta evidente que hablaban de vosotros. Parece que les habéis impresionado. - dice con una sonrisa-En cualquier caso, el hecho de que las cinco tribus estén colaborando me inquieta. Las tribus goblin no se llevan bien a menos que tengan algo grande planeado, y los grandes planes requieren grandes jefes. Me temo que alguien se ha instalado entre los goblin y los ha organizado. Y a juzgar por las incursiones recientes, parece que lo que están preparando supone malas noticias para todos nosotros…

---Es por eso- continua Cicuta- que hemos decidido que me llevaré unos guardias hasta Magnimar para tratar de obtener soldados adicionales para Punta Arena o por lo menos hasta poder determinar la extensión de la amenaza que nos acecha, mientras tanto he pedido a Shalelu que husmee por los lugares donde viven los goblins para ver sí pueden descubrir cualquier cosa.

---Es por ello, que como alcaldesa- sigue Derevin- os pido que os quedéis aquí el tiempo suficiente hasta tener los soldados además de mantener la presencia pública, eso calmará los temores de los ciudadanos, a fin de cuentas, os han tomado cariño ¿podréis alargar vuestra estancia hasta ese momento?

Acompañé al alguacil y escuché con diligencia. Estaba aún un poco cansado y tenía ganas de bostezar, aunque se reprimió. Al menos así era hasta que mencionaron a Shalelu y se fijó en los rasgos élficos de la muchacha, le sonrió e inclinó un poco la cabeza.

No he escuchado de tí, pero no me importaría conocer más.

Fue cuanto dijo, con un aire insinuante que probablemente no pasaría de ahí. Los elfos eran criaturas muy particulares y prefería no tentar demasiado a la suerte, por el contrario y tras estar un tanto más despierto se centró en el problema. No estaba nervioso, por en contrario estaba expectante.

Claro, claro. Pueden contar con nuestra ayuda. No estuvimos cuando los goblins pero es raro que se comporten así, así que cualquier ayuda que necesiten, aunque sea pequeña, la haremos. De paso podemos volver a ver a las gentes, que hace bastante que no nos pasamos por la taberna ni por otros encantos de la ciudad.

Sonrió a la alcalde, al alguacil y a la elfa. Y miró a sus compañeros, esperando que estuviesen de acuerdo con él.

Grundar seguir acabando con plagas, y seguir bebiendo en taberna Ameiko, las implicaciones quedaban claras para el semiorco.

- Grundar ayudar Punta Arena
- Grundar gustar Punta Arena
- Grundar aplastar Goblin si acercarse, por Gorum, dijo el giganton mientras asentia con la cabeza con violencia a cada frase

- Vaaaya - No solo estaba impresionada por los lujos de aquel lugar, o lo muy capaz que se veía a aquella elfa cazadora de Goblins, sino por lo bien que todos parecían estar llevándolo. Y es que claro, no todos los días te llama una Autoridad para ofrecerte trabajo. Un trabajo nada menos que le permitiría llevar uniforme. Porque la oferta traería uniforme ¿verdad? ¿O una chapita al menos? Buah, lo que fardaría ella con muchos de sus amigos llevando una chapita como esa. 

No es que disfrutase con una pequeña vanidad inofensiva... bueno... quizás un poco si. Pero eso no era tan malo ¿verdad? 

Dándole vueltas, finalmente da con una manera educada de plantearlo.

- ¿Lo que nos está ofreciendo es trabajo? - Sonaba interesante, pero el cargo sin chapita no era lo mismo. Y si era un trabajo oficial y no un simple "ayudar por ayudar" al menos tendría chapita ¡Quería su chapita! 

Idari se había esperado algo mucho peor que eso, por lo que se encogió de hombros sin darle mucha importancia. Podía entender que los lugareños vieran con admiración a la caballero de brillante armadura o al enorme Grundar, pero ella seguía sintiéndose como alguien que se había colado en una fiesta a la que no habían invitado.

- Yo no tengo ningún problema, las habitaciones y la comida de la posada son excelentes y no tenia previsto viajar en breve. Acepto encantada.

Y era cierto, no tenia ningún plan a la vista y permanecer allí, entrenando y estando atenta a cualquier amenaza para ayudar en la defensa era algo que ya estaba haciendo y que tenia intención de continuar. Por un segundo se había imaginado que tendría que acompañar a la elfa, y eso no le hacia tanta gracia pues esa mujer era realmente intimidante.

El grupo es guíado por el pueblo hasta llegar a un edificio grande y bien decorado, aunque demasiado recargado para el gusto de Samïr. Prefiere...más humildad, más sencilla. No osbtante mantiene su silencio, y atiende a la explicación de la situación, para que los recién llegados sean conscientes de lo que está ocurriendo en el lugar. El ceño del explorador se arruga cada vez más, cruza sus brazos y resopla de mala gana.

Y ahora las cinco tribus están unidas bajo un mismo mando. - Suspira con evidente malhumor. - Eso significa problemas. Los trasgos son caos en estado puro, y las tribus luchan para alzarse con el poder. Alguien tiene que ser el íder, eso seguro. - La idea de que varios grupos desorganizados que se dedicaban a saquear sin compasión, ahora estén juntos, es cuanto menos preocupante.

Hemos venido, es un trabajo, estoy dentro. - Añade de forma tajante. No se iba a echar atrás, y menos si Dunia y Auge ya han dejado clara su postura.

---No te preocupes, Auge, yo tampoco he oído hablar de ti- dice la elfa de la misma manera sin ápice de malicia-Ameiko y yo tenemos una larga historia juntas.

La Elfa se  disponía a añadir algo más pero la alcaldesa se levanta de su asiento.

---Perfecto, hablaré con Ameiko y pagaremos vuestro alojamiento los días que Cicuta esté ausente, os agradezco que hagáis este trabajo y si- repite mirando a Dunia sonriendo ligeramente – Se le puede llamar trabajo, aunque a mi me gustaría llamarlo favor.

---Entonces partiré en cuanto esté listo- responde Cicuta mientras se dirige a la puerta y la abre- dejo la vida de los habitantes de Punta Arena en vuestras manos…

Tras esto se marcha y la alcaldesa os “invita” a salir del despacho con Shalelu.

---Bueno, es un placer haberos conocido, me gustaría invitaros a comer antes de que me marche, tengo información acerca de los goblins que puede resultaros útil en vuestra misión sí os interesa claro, aún quedan unas cuantas horas antes de comer así que sí teneis alguna tarea que hacer podemos vernos a la hora de comer en la taberna de Ameiko, hablaré con ella para que lo tenga todo dispuesto….

No es que le molestara ayudar por ayudar. Era más bien que no parecía que en aquel lugar les faltase de nada, especialmente en cuanto a lujos innecesarios se refería. No parecía que necesitasen ayuda para pagar los servicios de mercenarios bienintencionados como ellos. ¿Por qué entonces pretendían que trabajasen por nada? ¿Querían timarlos? Ah, no. No le gustaban los timadores. Un ladronzuelo roba-pan tenía infinitamente más honor que un timador perfumado.

- Nada nos anima más que ayudar a las pobres gentes humildes de este lugar - empieza con una dosis extra de miel en cada palabra - Y estamos agradecidos por concedernos cobijo y comida durante el tiempo que esta situación de emergencia.

Sin embargo, como bien sabrá, un buen soldado necesita algo más que un techo para ser eficiente. Virotes, flechas, equipo, otros gastos inevitables... Si queremos hacer un buen trabajo y no morir en el intento, por mucho que me duela tener que señalarlo, necesitaremos un pago justo por nuestros servicios.

Hemos dejado atrás nuestros negocios con toda nuestra buena intención, y contamos con que la buena voluntad sea mutua. Creo que cinco monedas de plata por día suele ser el pago habitual - Ella regatearía, por supuesto. Con un poco de suerte y dado que lo que pedía era justo, calculaba que podría quedar la cosa en 3 monedas, lo que ya sí que solían ser los honorarios de una persona entrenada. En realidad con la mitad de eso también se conformaría, pero siempre había que pedir algo más si querías que el precio final fuese justo.