Partida Rol por web

Dunia tras asegurarse de que la puerta no contenia trampas y además  se encontraba abierta gira el pestillo con todo el cuidado posible y la puerta se abre un poco sin hacer el menor ruido, al instante el rugido de un horno llena la habitación y todos podeis oir claramente las risas agudas de los goblins pero quizas no sea eso lo que más os impacta cuando echais un ojo a la sala...

De hecho, os encontrais en lo que parece ser el lugar donde se trabaja el vidrio, podeis ver varias mesas repartidas a lo largo de la sala y tres grandes hornos activos que rugen a plena potencia, el lugar presenta un aspecto dantesco puesto que varios cadaveres en diversos estados de desmembramiento de lo que parecen ser trabajadores de la fábrica, tambien podeis ver a 8 goblins que "juegan" con los cadáveres  quemandolos en algunas partes o echandoles vidrio fundido en el caso de que no esten destruyendo todas las obras  de cristal que hay sobre la mesa,claro.

Aunque quizas la "obra" más destacable es una  que hay en el centro, se trata del cuerpo de un hombre que a sido amordazado en la silla y a juzgar por sus heridas a primera vista parece que le hallan echado un gran cubo de vidrio fundido convirtiendolo en una grotesca estátua de cristal, huesos y carne, Grundar, Idari y Kendra reconocen pese a las heridas al hombre, se trta del hombre que habló con Ameiko hará una semana...

Los goblins parecen tan entusiasmados con sus juguetes que no reparan en absoluto en vuestra presencia...

Kendra había escuchado las palabras de Auge y estaba totalmente de acuerdo. La violencia no era solución si las palabras podían solucionarlo. La adalid siempre había intentado guiarse por esa máxima. Su convicción duró los meros segundos que tardó Dunia en abrir la puerta y observar el dantesco espectáculo que se formaba ante sus ojos.

"¡Sabandijas infectas! ¡Cómo osais...! ¡En nombre de Iomedae, y del pueblo de Punta Arena, rendíos ahora o preparaos para la venganza!"

Tomando su espadón con ambas manos, la adalid cargó a la batalla sin esperar. No iba a permitir que los goblins se saliesen con la suya, y con un corte en vertical desató su asalto sobre la primera criatura que cayó bajo su alcance.

Augue no era un guerrero, y las situaciones de combate no eran lo suyo. Mascullaba cosas ininteligibles y no comprendía cómo podían ser tan crueles y mostrar esos... productos de torturas. Merecían ser castigados, por alguien que tuviera el poder. Osea, por cualquiera que no fuese él.

Sus labios seguían mascullando cosas casi imposibles de entender, cogió unas de sus dagas y la lanzó contra el ser contra el que Kendra había atacado, sin saber si estaba vivo o no.

Grundar avanzo hacia el Goblin, pero este pudo esquivar facilmente su golpe mal colocado.

- Malditos, Grundar hacer pagar ! dijo el semiorco mientras volvia a esperar su oportunidad

Los sonidos al otro lado de la puerta hicieron que desapareciera cualquier rastro de humor en su expresión. Concentrada como un lince hizo varias comprobaciones en la puerta para asegurarse de que no habían trampas, y con un sigilo exquisito... abrió para encontrarse el dantesco espectáculo. 

Su ballesta ya estaba cargada y la sorpresa les pertenecía. 

Dejando a la primera criatura maloliente a los demás, Dunia prefiere mirar directamente hacia la siguiente para evitar que fuese ese ser el que aprovechase la ventaja de su posición para flanquear.

Se movió sutilmente al interior, dejando pasar a los dos luchadores más físicos con los que contaban y se refugia tras éstos tras lanzar su dardo para despejar la entrada a la habitación.

Todos entrais en tropel en la sala con Kendra a la cabeza  partiendo por la mitad al goblin  que no le da tiempo para gritar, con ese enemigo acabado los demas se centran en el segundo goblin que hacia de compañero al otro  dispuesto a acabar con él pero los ataques son esquivados facilmente por la maliciosa criatura que no deja de reir y saltar, no cesa hasta que  una flecha lanzada por Dunia  surca el aire y atraviesa la cabeza haciendo que el monstruo caiga al suelo con la sonrisa de maniaco congelada en el rostro.

Samïr entra en la sal con el arco en ristre y hace un barrido visual de los goblins que hay decidiendo finalmente atacar a los que se encuentran más lejos, la flecha surca la sala pero no acierta estrellandose contra la puerta que hay a la otra punta.

Idari tiene más suerte y pese al calor que hacia logra conjurar una bola de hielo que impacta con un goblin en mitad de la sala quedando congelado al instante, el cuerpo estaba encima de la mesa y cae al suelo partiendose en millones de pedacitos que se funden debido al calor casi al instante.

Los goblins reparan en vuestra presencia y de como acabais con vuestros compañeros, algunso gritan mientras os señalan con aire excitado seguramente por la aparición de nuevas victimas a las que masacrar y "experimentar"

Las exclamaciones de sorpresa y desagrado de sus compañeros fueron premonitorias para Idari que contuvo una arcada ante el espectáculo repugnante que se encontró al cruzar las puertas. Asqueada y procurando no respirar los efluvios de aquel edificio se resguardó tras una mesa y lanzó su hechizo de nieve contra el goblin mas cercano que no estuviera ya trabado en combate cuerpo a cuerpo.

- ¡Froshkneih!

Dunia sonríe dejando caer la pequeña ballesta para empuñar con velocidad dos de sus navajas, tan ligeras como mortales en las manos adecuadas. Un arma inusual para un aventurero.

Pero no se precipita. Los restantes se movían con rapidez, pero si avanzaba para segar la vida de uno más se arriesgaba a que toda la tropa cayese a la vez sobre ella y la hiciesen picadillo. 

Con mirada calculadora, Dunia aguarda su oportunidad.

Los goblins estan deseosos de sangre y se muestran más que dispuestos a avanzar hacia los enemigos  que se han presentado, uno de ellos se acerca a Idari pero  al no llegar hasta ella toma una figura de cristal  y la lanza a la chica , el cristal se estrella rompiensose en miles de pedazos y haciendo que algunos se claven en la piel de la muchacha.

Mientras tanto, uno de ellos logra llegar hasta Kendra con una especie de cuchillo bastante improvisado  y trata de rajar a la Adalid pero la fuerte armadura  impide que sufra daño alguno, ese es el momento en el que Dunia trata de actuar y deslizandose  con cuidado rodea al goblin y trata de meterle una puñalada pero el goblin es esquivo y pese a su movilidad es bastante reducida  logra esquivar el ataque.

El giganton volvio a intentar arrancar la cabeza del goblin de un porrazo, pero lamentablemente este se agachó y la porra de Grundar pasó a unos centimetros del pelo del goblin.

- Grrr, ahora ver maldito pequeñajo, gruño el semiorco mientras dejaba sitio a sus compañeros para que pudiesen ayudarle en el combate

"¡Fuera de mi vista, miserable insecto!" ⁠— vociferó la adalid, en su furia de batalla.

Su armadura la protegía de los pusilánimes ataques de los goblins, y su espadón les cercenaba de uno en uno. Blandió su arma de nuevo, dispuesta a segar la vida de otro de los monstruos que habían osado matar a los inocentes trabajadores de la fábrica, así como al padre de Ameiko.

"¿¡Dónde está Ameiko!?" ⁠— gritó con furia mientras su espadón descendía una vez más en forma de arco horizontal contra el goblin que había osado atacarla, pero su espada erró en su objetivo, que se agachó hábilmente, y causó que la adalid tuviera que arrancar la masiva hoja de la pared.

Tras ahogar una exclamación de dolor al sentir los cristales lacerando su piel, una mirada de rabia centelleó en los ojos de Idari, y fijándose en el goblin que acababa de agredirla, le señaló con un dedo, volviéndose a concentrar para lanzar su hechizo de frío.

- ¡Froshkneih!

Pero tal vez a causa del dolor o los nervios, en esta ocasión el proyectil helado paso por encima de la cabeza de la desagradable criatura.

Seguía mascullando cosas ininteligibles, difíciles de pronunciar para la lengua humana. No le gustaba que hirieren a sus compañeros, aunque la herida no parecía grave, así que sencillamente avanzó un poco y miró a aquel malvado y aparentemente casi inmortal goblin.

Cogió una de sus dagas y... la lanzó. La lanzó con mala leche. Nadie tocaba a su hechicera.

Estaba en medio del camino de aquellas criaturas y ya había sido bastante valiente... además de que sería injusto acaparar toda la atención ¿no? 

Por ello, Dunia lanza una de las navajas que tenía en las manos logrando poco más que un rasguño en sus atacantes y corre para regresar tras el confortable refugio del imponente muro que formaban Grundar y Kendra

Pese a vuestra experiencia en combate los goblins resultan ser unas criaturas endemoniadamente esquivas esquivando vuestros ataques pese a que lo teneis completamente rodeado a uno de ellos.

No lográis eliminarlo del todo hasta que prediciendo la trayectoria de los movimientos del goblin, Auge dispara una daga que se clava en la frente del goblin que cae desplomado al instante, del mismo modo, Samïr se mueve  a una nueva posición y fulmina a otro goblin situado en medio de la sala.

Dunia  lanza una de sus dagas pero esta pese a que impacta en su objetivo solo produce una leve herida en la criatura, uno de los goblins abre los ojos y señala a Grundar mientras comienza a gritar en su idioma  presa del pánico , los otros dos compañeros palidecen y sueltan sus  armas y tratan de salir corriendo  por el otro lado de la sala llegando hasta la puerta  mientras comienzan a  pelearse por ser los primeros en salir.