Partida Rol por web

Sleuth se deslizó a través de los enemigos esquivando un garrazo y recibiendo otro de aparente importancia en el hombro. A pesar de su chaqueta desgarrada y sucia, alcanzó a clavar su daga al cambiante que atacaba a Phillip por la espalda. Mientras, el mosquete de Daneel impactó de lleno en el vientre de metal del forjado y lo derribó de rodillas. Consiguió recuperar la entereza, pero los daños sufridos eran grandes y la luz de sus ojos había empezado a parpadear.

Phillip mejoró su opinión sobre la bravura (o inconsciencia) de Sleuth al verle rodear entre los enemigos y llevarse un doloroso garrazo.

—¡Cuidado!— gritó al ver que la sangre de su compañero manchaba el suelo.

Trató de vengar la herida causada con un buen golpe de su espada, pero su cuerpo, nervioso, repitió el mismo patrón de ataque que había fallado antes y el golpe no alcanzó al cambiante.

—¡Hablad! ¿Quiénes sois y por qué nos atacáis?

Una de las válvulas de enfrente vomitó un torrente de agua sucia y, aunque el cambiante intentó esquivarlo, no lo logró y acabó en el suelo. Por si fuera poco, el otro cambiante estrelló su garra contra la coraza de Phillip sin causarle ningún daño. Parecía que la suerte se les agotaba.

-¡Silencio, humano, y muere! -gritó con voz monstruosa... sólo para saltar a la acequia a salvo del flanqueo.

El forjado, lleno de rabia por el estado de su estómago, realizó una floritura con el estoque que distrajo a Daneel lo suficiente para que le atravesara el pecho de lado a lado. Apoyando una mano en el hombro, el forjado desclavó y esperó a que cayera a su lado para fijar su vista en Marrath.

-Un cachocarne menos. Tú eres el siguiente.

Echandose un poco hacia atrás, esperando que el sitio fuera remplazado por el paladín o al menos alguien que supiera combatir, Marrath lanzó un hechizo sencillo a Daneel, esperando que, cuando acabara el combate, pudiera sanarle como era debido.

El ¡CUIDADO! llegó demasiado tarde.

"¡NO MI MEJOR IDEA!"

La sangre empezó a manar por su hombro: no era letal, seguramente ni siquiera fuera grave, pero escocía como un demonio y estar en las cloacas no era ni seguro ni saludable. Pero no tenía problemas: era un tipo más duro de lo que parecía. Un tipo duro que encontró que no tenía ganas de aguantar ninguna mierda más de los dos graciosos que acompañaban al forjado zumbado. Podía soportar otra secta demencial, pero por sus inmencionables que no iba a acabar allí tirado en las charcas por dos imbéciles.

-Eh, amigo -dijo, llamándole la atención lanzando otra cuchillada para que retrocediera, que encontró hueso al no hacerlo- LARGAOS DE AQUÍ O ESTÁIS MUERTOS.

Sleuth no parecía demasiado un humano en aquellos momentos: los dientes eran más pronunciados de lo normal, su rostro más artero y las puplias dilatas, con la nariz olfateando sola y extrañamente activa, como si fuera un animal.

Así que el pequeñajo es un cambiante. Pensó Phillip mientras su enemigo rasgaba su armadura. Era difícil con unas garras atravesar el buen acero, pero nunca se sabía con esos diablos.

—Te aseguro que yo quería hablar.—dijo atravesándolo con su espada. Miró al otro. —Ríndete y no te pasará nada.

¿Por qué nos atacan, por qué nos llaman "cachocarnes" será verdad lo que dicen los sacerdotes de que están todos malditos... no lo creo. Sleuth también es un cambiante y no creo que sea mal tipo.

El cambiante que había acabado en el agua se puso en pie y avanzó hacia Marrath. El otro farfulló algo entre colmillos y atacó a Sleuth con menos piedad aún. Los reflejos del detective le salvaron de un par de buenas heridas.

El forjado buscó con su espada el pecho de Marrath, pero el clérigo esquivó la punta en el momento exacto para que no le rozase ni un centímetro de piel.

Contemplo sorprendido el filo del arma del forjado sobresaliendo a través de uno de los huecos de mi armadura. Un gruñido acompaña la pérdida de fuerza de mi mano, dejando caer el arma de fuego personalizado heredado de mi maestro, y mi mente no puede sino desplazarse al estúpido pensamiento de que la suciedad de las cloacas va a ensuciar el arma y que mi maestro estaría disgustado conmigo. Mientras noto que mi consciencia se pierde y que el elfo que se ha apartado hace un instante, abandonándome de cierta manera a esta suerte, se pone a murmurar y gesticular, lo único más que me viene a la cabeza es que más vale que este grupo de aventureros variopintos se acuerde de mi comentario en la tienda cuando el paladín cogió la poción curativa de que yo ya tenía mi propia poción en la mochila y que la prefería a gastar la magia de otros. Pero claro, el elfo es un pensamiento extraño, el paladín es un siervo de las piras que detesta a los no-muertos y otras criaturas de las sombras... Y el otro, qué más se pude decir que mencionar su idea de cobrar la recompensa de los caídos. Cómo confiar en ellos... y no hay otra opción.

Phillip ya había conseguido entrar en calor, sus golpes eran correctos y se sentía cómodo luchando. Pero sus compañeros estaban en peligro, Daneel había caído, probablemente muerto, y el clérigo raro elfo ese iba a ser el siguiente. —¿No caes? Pues tendré que seguir golpeándote— murmuró entre dientes volviendo a atravesar el cuerpo del cambiante con su espada. La criatura se derrumbó.

—¡Marrath, aguanta! Pero no te preocupes, estos seres cobardes no pueden hacer nada contra un verdadero y puro servidor de la Llama. ¡Les daré a todos ellos su merecido con el filo de mi espada!

Dando un paso se metió en el agua inmunda justo al lado del otro cambiante. Le sonrió con suficiencia —¿Era amigo tuyo? Tú serás el siguiente, tú y el resto de tu patulea infecta seréis pasto del Bien y de la Justicia que destilo por cada uno de los poros de mi cuerpo... 

Vale, Phillip, igual te has pasado con el teatro de Gilipollas Auténtico, pero si eso vale para que no maten al elfo y vengan a por ti, ha merecido la pena decir éstas idioteces...

Marrath se sentía rodeado, y ciertamente lo estaba. Viendo que el paladín acudía en su ayuda, se acercó un poco a él para evitar que le rodearan y después lanzó una estocada contra el cambiante, eso si, cuidandose bien de no dejar sus defensas descubiertas. Era dificil que acertara un ataque así, pero la suerte siempre podía caer de su lado en algun momento. Y efectivamente asi fue. La daga se hundió en la carne del ser y, aunque Marrath no tenia demasiada fuerza, consiguió herirle lo suficiente como para que este emitiera un quejido de dolor.

Estaba claro que la cosa tenía su intríngulis: por un lado, el caballerete diciendo que quería hablar con ellos incluso cuando estaba claro que de palabras cero. Por otro lado, unos tipos que tenían que estar bien pagados para llevarse una puñalada y seguir allí... y no, el espíritu del guerrero/mercenario no es una respuesta, él había estado en la guerra y si le asoma una así estaba perdiendo tiempo para salir corriendo de allí, a buscar verdes (y más fáciles) pastos.

-...

"Oh..."

No esperaba que aquello pasase. Pero tenía que aprovechar la oportunidad. Fue hasta el que estaba en el suelo y lanzó un tajo sin demasiado esfuerzo, que esquivó. Bien. Era la idea, y prefería no tener la sangre de un paisano en sus manos se lo buscase o no.

-Lárgate antes de que sea demasiado tarde, amigo. No te perseguiremos. Pero no vas a cobrar nada de esta, y tu jefe está muerto.

La válvula de enfrente se abrió y descargó otro chorrazo de agua inmunda. El forjado se movió a un lado para aprovechar el flanqueo que entre el cambiante y él podían usar en contra del clérigo, pero su estoque rechinó contra la armadura del elfo antes de poder hincarse en su carne. El cambiante inició la retirada, moviéndose a la defensiva hacia un lado e intentando atacar al paladín para quitárselo de encima antes de marcharse. No lo hizo con muchas ganas; así salió.

Phillip, cabreado, movió a toda velocidad hacia la esquina justo al lado del elfo, así evitaría que flanquearan al clérigo.

—¡Sal de aquí o te convertirán en un pincho de rata! 

Su golpe lateral contra el segundo cambiante no alcanzó a la criatura.

Marrath volvió a moverse, tratando de mantener su capacidad defensiva, mientras atacaba una vez más al cambiante. Sin embargo, la fortuna no iba a estar de su lado esta vez.

La cosa no estaba yendo bien.

-¿Cómo tenéis el asunto por allí?

Si quisiera estar en una guerra, seguiría en la guerra, maldita sea, o se hubiera ido al campo a esconderse en una aldea tranquila para linchar en comanda al cabrón de turno que viniera a traer fuego y jodienda. Aquel tipo estaba en el suelo, y no sabía si ya estaba resistiéndose o si era cosa del agua, pero parecía siguiendo vivo, y no iba a arriesgarse a que sobreviviera y le apuñalase por la espalda. O desgarrase por la espalda, teniendo en cuenta que era de los "favorecidos", y había nacido con dos palmos extra de zarpas.

"Mala suerte, nene"

Acuchilló al tipo sin demasiados miramientos, asegurándose de que muriera mientras lo hacía. Una cosa era acabar con el hombre, y otra dejarlo agonizar con un cuello cortado, atragantándose con la sangre y las heces apartes iguales. Burla, nadie se merece eso.