Partida Rol por web

- Cainitas no hay tantos y muchos menos con una antigüedad como la mía y de entre ellos apenas ninguno que haya conseguido niveles de poder parecidos a los que yo he logrado gracias a Baal. Y ninguno sirve a alguien tan poderoso ni tiene la certeza de saber cómo acabarán las cosas... Incluso mi antiguo controlador y los suyos nos temen y los otros pocos que han oído de Baal tiemblan ante su sola mención...

si es asi significa que el poder que tienen los tuyos es bastante e inigualable

- Eso es, pero a la vez despierta envidias, temores y nos hace peligrosos y blanco de ataques. Por eso debemos permanecer escondidos hasta que nuestros planes ya no puedan ser detenidos. Dijo él en un tono bajo apenas audible y acercándose mucho a tu oreja para susurrarlo.

- Y ahora, después de lo que sabes ¿quieres algo más que conocimiento? ¿Quieres el poder? ¿Quieres sentir en tu carne los placeres de la no-vida? añade ahora todavía aguijoneando tu cerebro desde su posición pegada a tu oído, inflamando tu corazón, haciendo que tu respiración se altere con el deseo...

No hay mucho que pensar, si me conces bien, seguro que si, sabes que me volvi sacerdote solo por poder aunque nunca creí en nada...

...Y ahora que hay algo en que creer, algo que conocer y que me haria mucho más poderoso de lo que soy pues sería algo estupido de mi parte rechazarlo; eso si, no puedo negar que tengo miedo, intriga e incluso nervios pero se que el premio será muy grande

Muevo bastante mis manos por los nervios que me recorren, es algo que no puedo evitar en este instante.

- Entonces recuerda que has sido tú y no yo quien ha querido más de lo humanamente posible, que has sido tú y no yo quien quiso abandonar su mortalidad y que fuiste tú quien selló su destino con estas palabras: "ahora que hay algo en que creer, algo que conocer y que me haría mucho más poderoso de lo que soy, sería estupido de mi parte rechazarlo"... dice Adriel en tono creciente hasta alcanzar la apoteosis estremecedora de tus propias palabras pronunciadas con una voz que haría temblar los cimientos de la tierra. Él parece crecer, brillar, tornarse de un porte de tal magnificencia que es imposible mirarle a los ojos.

Su piel parece quebrarse, como si su interior ya no pudiera ser contenido y bajo dicha piel resplandecen otra piel, esta llameante y oscura. Tu señor no es humano, o tal vez lo fuera, pero hace mucho y sus rasgos demoníacos te llenan de pavor. Desearías correr, pero tu corazón está helado y tus piernas no responden. Desearías gritar, pero tu garganta está asfixiada por la falta de respiración, tus pulmones habiéndose olvidado de respirar...

Adriel, en su forma demoníaca se acerca hasta ti y te toma en volandas, alzándote del suelo, levantándote hasta su nivel, más de dos palmos más arriba de la altura a la que te encontrabas. Después sus colmillos crecen al echar su cabeza hacia atrás y finalmente descienden sobre tu cuello.

Tu sangre, tu fuerza vital, tu voluntad, son todas drenadas de una sola vez. El ser succiona con prodigiosa fuerza hasta que te sientes una cáscara vacía. Has sobrevivido a su vaciado, de alguna manera, pero tu consciencia perdura, aunque estés tumbado sin poder hacer movimiento alguno, ni tan siquiera cerrar las pestañas.

Poco a poco te das cuenta de todo lo que no funciona: los pulmones, el corazón, tus ojos, tus músculos. Te invade la indefensión, sientes morir, por fin, pero no de forma plácida, sino desvalida, incapaz de hacer nada para remediarlo. ¿Quién dijo que desearas morir? Maldices una y mil veces su nombre en tu mente... hasta que vuelve a ti, su boca todavía manchada con tu propia sangre. Entonces saca su monstruosamente larga lengua y la muerde con saña. Su sangre comienza a recorrer su lengua. Se arrodilla a tu lado y te abre la boca. A continuación introduce su lengua en tu boca sin miramiento alguno. Esta te atragantaría si pudieras moverte, pero no es el caso, aunque su lengua llegue hasta tu mismísima garganta. Sería desagradable, inhumano y puede que en realidad lo sea. Pero comienzas a sentir placer. El placer de sentir una sangre que ya habías probado, que te causa la mayor de las satisfacciones, que te llena de vida, que te dota de poder... Su sangre se mezcla con tu cuerpo y lo anima todo, lo imbuye de fuerza, te otorga su bendicion (o maldición) y hace que aunque no respires, vivas, aunque tu corazón no lata ni la sangre recorra tu cuerpo, permanezcas consciente, que aunque sabes que estás muerto, no abandones este mundo. ¿Qué sabrán los sacerdotes de los dioses subterráneos qué es pasearse por el inframundo?...

Despiertas a este mundo para oler cómo la sangre te llama, reclama ser consumida. Y descubres que tu demoníaco sire, Adriel, te ha preparado una sorpresa: ha raptado varios niños e incluso un bebé para que te alimentes por primera vez.

Al ver al bebe, me abalanzo prefiero matarlo primero ya que es el que tiene inocencia, eso si lo hago de manera involuntaria ya que estoy en frenesi, manda la bestia, después matare a otro niño.

Al tocar el otro niño, le entierro mis dedos en los ojos, después le rasguño la cara hasta que sea inreconocible y cuando este saciado boto el cuerpo un tanto asustado y esperando respuesta de Adriel.

Adriel, ya de regreso a su forma de sacerdote, dice con una voz que todavía no encaja con su "frágil" imagen humana:

- Has saboreado la sangre por primera vez, un néctar delicioso, ¿no te parece? ¿Has sentido cómo le arrebatabas la vida, cómo la vida te inundaba y te calentaba como el mejor de los licores? Y tenías el poder, el poder supremo de concederle la vida o arrebatársela. No hay ningún poder mayor sobre nadie. Baal sobre mi, yo sobre ti. Ahora podemos deleitarnos ambos con el éxtasis de la fidelidad sin límites.

Adriel camina hacia la salida de la cueva, empujándote a seguirle con los lazos de voluntad invisibles que te atan a él. Recorre la oscuridad hasta llegar a la boca de la cueva y sale al exterior, tú tras sus pasos.

- Ven, mira. Uruk. Pronto la someteremos a nuestro poder. Dice señalando la ciudad y sonriendo ampliamente.

Realmente, se puede?? No abra más alguien como nosotros?

- Oh, sí, se puede. Lo verás, chiquillo, lo verás. Dijo Adriel con una malévola sonrisa dibujada en el rostro.

Por desgracia para ti y tu impaciencia, el proceso es lento, metódico y cuidadoso. Lleva años. En ese tiempo Adriel hace y deshace en la ciudad, habla con unos y con otros y, sobre todo, se asegura de contactar con entidades de otro plano para conseguir los efectos que desea: sumir a Uruk, poco a poco, en la desesperación. La población crece en exceso, las cosechas flaquean y el pescado falta, los artesanos "venden" menos, con lo que acaban teniendo que subir los costes y la desesperación les alcanza cuando sus negocios empiezan a no ser suficiente para mantener a sus familias. Otros, malévolos, comienzan a timar, adaptándose a la situación y medrando en vez de cayendo. Los campesinos pierden sus tierras, que son adquiridas por los templos, que acumulan más y más poder.

Mientras los años pasan tu instrucción avanza paso a paso, guiada por Adriel.

Bueno, si dices que se puede pues manos a la obra que mientras más rapido tengamos el poder más rapido podremos complementar el plan de manera completa.

Me levanto y digo con una sonrisa en el rostro: Que se prepare el mundo, que una nueva era va a iniciar

Los años se suceden en rápida sucesión. Retomas un cierto papel de sacerdote, aunque de otra manera. Continúas llevando tus ropas, pero ya no ejerces directamente en ningún templo. Predicas en la ciudad, pero ya no sobre un dios particular, sino sobre amenazas de un fin próximo. Ésto, curiosamente, dado que la maldad, la corrupción y el malestar imperante, refuerza todavía más el malestar, en vez de refugiar a la gente en los templos. Los templos quedan sólo para beatos y para aquellos que pueden permitirse pagar ofrendas, que además parecen los únicos en beneficiarse del favor de los dioses...

Mientras esto sucede, Adriel te instruye en "defensa personal" -nunca está de más saberse defender cuando te ataquen o saber usar esa dentadura tan útil que tenemos, diría él- y en las disciplinas propias de vuestro clan, tan útiles y de uso tan esotérico.

Además, tu posición en la ciudad continúa cambiando. Adquieres riquezas a través de donaciones, influencia sobre ciertas personas -nuevos creyentes de los dioses oscuros que imperarán- contactos, aliados... Adriel y tú medráis.

Pero no todo iba a ser tan fácil. El conflicto surge para perseguiros cuando uno de vuestros informadores desaparece en extrañas circunstancias: Ubar, un joven wab del templo de Enki, debía haber hablado anoche contigo para informarte de los trasiegos de los sacerdotes de su templo, pero no se presentó a la hora convenida a buscar su sangre (pues había sido convertido en ghoul tuyo a indicación de Adriel) y eso es difícilmente concebible. Tu sire te insta a que investigues el caso.

Le digo a mi sire Debemos tener cuidado, ya que nuestra informacion es valiosa y si cae en manos equivocadas pues seguramente habra guerra y todo ese monton de inconvenientes

Sin más comentarios o dudas del asunto ire a investigar.

Primero busco a algunos de mis contactos y le pido que por favor me ayude a encontrar al tipo. Después de ello, voy a la casa del sujeto y averiguo con sus conocidos, incluso con sus vecinos, sobre él y cual es su posib le destino. Si no me dicen nada buscare en la plaza, ya que si salio de la ciudad necesitaria unos cuantos suministros.

La cosa resulta bien extraña: recurres a tus contactos, preguntas a los vecinos, a la apenada familia y nada. Parece como si se lo hubiera tragado la tierra. Su familia está muy preocupada porque la última noche simplemente desapareció. Saben que tenía relaciones turbias con alguien poco recomendable -no te reconocen y con tus habilidades sociales no pueden sino confesarte chismorreos y mostrarte los trapos sucios de la familia-, pero no ha reaparecido, ni en buen ni en mal estado, lo que es impropio de él. En el mercado nadie le ha visto comprar nada para viaje.

Cuando ya empiezas a desesperar, un tipo de aspecto desagradable, dientes amarillentos si no directamente prodridos y ropa sucia y de mala calidad, se te acerca preguntándote si estás buscando a Ubar, porque él lo ha visto, pero su memoria tiene un precio...

Lo miro pero directamente a la cara Dime que deseas, para ver si pago tu memoria.

El hombre te mira con avidez las manos.

- Esa chuchería estaría muy bien, seguro que me pagaría unas cuantas rondas... -dice señalando a una baratija que portas en una de las manos. Parece mentira lo muy afectada que está la ciudad por la corrupción que tu sire ha invocado para ella. Todo está en venta ahora...

De acuerdo estiro la mano pero aun no la suelto en la mano/garra (lo que sea su mano) del sujeto y digo Empieza a decirme lo que sabes, por favor

Después de que me diga todo, ahí si soltare la baratija

- Vi al tipo que dices rondando por aquí. Yo estaba con mis asuntos -agradeces que no describa cuáles son éstos- Cuando vi cómo un tipo grandote, vestido con ropas de guerrero, se lo llevaba por ese callejón -y señala un callejón cercano- Pero no te preocupes, no dejó ni rastro, nada que rapiñar, jejeje. Me pareció raro el guerrero, hubiera jurado que llevaba algo de plata encima, aunque podría haber sido el reflejo de un cuchillo... Animado por la pronta llegada de su recompensa, extiende la mano ansioso para que le entregues la baratija. Es evidente que no tiene nada más que contar, al menos nada que él considere útil.

Se la doy y agradezco la información.

Voy por donde el indico, tal vez tenga algo de suerte y encuentre algo.