Partida Rol por web

La suerte os sonríe, pues dichas estas palabras y a pesar de lo avanzado de la noche, oís claramente risas provinientes de una de las casas de la calle, casa aparentemente celebrando alguna fiesta. Encamináis hacia allí vuestros pasos y descubrís que en el interior se está celebrando una boda y la gente entra y sale de la casa. Posiblemente en torno al centenar de personas cantan, ríen, tocan y bailan. Os coláis en la casa sin el menor esfuerzo y, de hecho, hombres y mujeres jóvenes, os reciben con los brazos abiertos. Sin duda el alcohol les ha afectado, pero también vuestra presencia y encantos naturales... Tras aseguraros un sótano donde poderos guarecer, os unís a la fiesta, que devuelve a Andrómeda de nuevo su maravillosa sonrisa. Curioso contraste el de esta noche...

-SEMANA 1: Utilizo el capital inicial (jur) para procurarme un taller no demasiado lejos del templo, pero alejado del bullicio -una calle secundaria, la parte trasera de una hilera de casas, algo así...-. Si las piedras preciosas no son suficientes, confio en nuestros encantos sobrenaturales para encontrar en la fiesta a quien nos subvencione.

-SEMANA 2: Comienzo la producción de piezas, que en un principio intento colocar en el templo, para lo cual acudo allí y trato de empaparme de su iconografía y creencias -la historia de Set, etc-. Mientras yo trabajo, dejo que Andrómeda prosiga su vida nocturna, con el doble objetivo de verla feliz y de que nos procure publicidad, información y contactos.
En cuanto a mí, sólo voy a las fiestas para alimentarme.

-SEMANA 3: Aprovechándome de los contactos de Andrómeda, trato de colocar mis vasijas entre las capas altas de la sociedad de Menfis, intentando que sean consideradas un artículo de lujo. Éstas, por supuesto, no las hago con motivos religiosos, sino más bien... profanos. Si he conseguido algo de dinero, procuro encontrar una buena casa, también alejada del centro, principalmente para que Andrómeda pueda aparentar el estátus que ostenta. Yo rara vez dejo el taller, enajenado, como si la creación fuera la única y paradójica manera de combatir a los setitas.

-SEMANA 4: Pido a Andrómeda que sondee con muchísima delicadeza a sus nuevos compañeros de fiesta, con la intención de descubrir noticias sobre algún otro vástago en la ciudad, aparte de nosotros y los setitas. Sin embargo, le ruego que no lo haga si tiene que exponerse mucho para ello. En mi taller, comienzo a entrenar a un aprendiz para que realice las tareas más básicas. Compro, y almaceno en mi casa, una buena cantidad de madera, tela y aceite de lámpara.

Las joyas de Andrómeda son más que suficientes para conseguirte un taller según tus especificaciones, cercano al templo pero apartado de las calles comerciales, lejos del "mundanal ruido" de la ciudad, aunque jamás hayas conocido ciudad más activa que esta.

El templo de Set te resulta en cierta manera hostil, con sus sacerdotes egipcios de pelo rapado y tintado de rojo, sus ropas sacerdotales y su superioridad y suficiencia. Los siervos del templo, por el contrario, son de trato más cordial, aunque siempre temerosos de no ser lo suficientemente eficientes. Son las personas más esforzadas que has visto jamás.
Al verlos trabajar noche y día te sientes afortunado. Aprendes de los artesanos los símbolos más adecuados y, aunque no te resulten "cómodos", los incluyes en tu repertorio.

Vuestra llegada a la ciudad es bien recibida, sin duda, gracias a vuestros talentos sobrenaturales. Andrómeda no tarda en hacerse un nombre como parte de las fiestas de la ciudad, eludiendo, eso sí, el palacio del faraón, al menos de momento.
Codearse con la alta sociedad menfita le hace sentir feliz, viva y plena, lo que te llena de felicidad a ti a la vez. Al poco de entrar en esta dinámica ella está contigo para disfrutar de tus maravillosas creaciones, que ella se encarga de comercializar entre aquellos que conviene que las tengan. Tu estatus en la ciudad crece junto con el suyo y su nombre y el tuyo aparecen unidos naturalmente, en supuesto matrimonio.

En tu casa-taller acumulas arcilla, aceites y herramientas de alfarería, así como telas -Andrómeda gusta de lucir diferentes ropas que se hace confeccionar con telas que ella misma escoge-, pero la madera a la que estabas acostumbrado en Creta, escasea en todo Egipto. La que hay aquí es mala y cara, usándose como combustible para los fuegos hierbas, cañas y heces animales. La madera de calidad debe importarse de Libia, Siria o muy lejos hacia el Sur.

El asunto cainita resulta el más peliagudo. Andrómeda es reacia a intentar saber más, prefiere esperar a la luna nueva, cuando seréis llamados al templo de Set. No quiere cometer ninguna imprudencia. Un error en la relación con los cainitas de la ciudad podría desembocar en la muerte definitiva...

Finalmente llega la noche señalada por el sumo sacerdote Anum. Al llegar a las inmediaciones del templo podéis apreciar una fiesta...

Aquí debía postear mis acciones para los próximos ¿30? años.

ACTIVIDAD PROFESIONAL: Es la principal prioridad de Arquiro, que sigue trabajando incansablemente, siempre a la búsqueda de más belleza. La prohibición de abandonar Menfis, en cambio, ha ido minando sus posibilidades de aprender de otros artesanos y eso, en los últimos años, le ha hecho decaer bastante. Intenta buscar aprendices entre los jóvenes talentosos de la ciudad y sigue proporcionando alfarería al templo de SET. (practica habilidades artesanales)

ACTIVIDAD SOCIAL: Acompaña a Andrómeda a sus múltiples fiestas, desarrollando y puliendo sus propias habilidades sociales (y disciplina!). Esto, no obstante, no es gratis. Su vida nocturna y frívola es un constante punto de fricción con la jerarquía del Templo, que toleran a regañadientes.

CONOCIMIENTOS VAMPÍRICOS: Avergonzado por la vulnerabilidad que demostró al ser capturado por los setitas, Arquiro, que en un principio se había desentendido de sus habilidades sobrenaturales en beneficio de las artísticas, decide mejorar también en ese aspecto, a través de dos líneas:
a) aprendiendo de Andrómeda todo lo que ella esté dispuesta a enseñar
b) indagando entre los setitas -si es que eso no es una contradicción en los términos :-P

REFUGIO: Definitivamente Andrómeda y Arquiro se establecen en su Casa-Taller a las afueras de Menfis. La vivienda, a medida que va aflorando el dinero, se va llenando de artículos de lujo y muestras artísticas sofisticadas. Entre las muchas extravagancias, llaman la atencion la gran cantidad de barriles con aceite de lámpara que Arquiro hace almacenar en el sótano, junto a su taller.

RELACIÓN CON EL TEMPLO: Variada. Es tirante y complicada con la alta jerarquía del templo -aquellos que le recibieron por vez primera-. Por otro lado, con los sacerdotes más jóvenes, y especialmente con Joseth, tras un comienzo gélido se han establecido ciertos puntos de contacto y confianza. En particular, el entusiasmo de los sacerdotes nóveles por su fe se asemeja bastante a la propia devoción de Arquiro por el arte, lo que le hace sentirse más cercano a éstos.

Arquiro, arrastrado entre los hombros de Senmut y de su señora, comprende que han dejado atrás el templo de Set. Todo el poder de los setitas, que lo tuvo subyugado durante años, se había desvanecido en una sola noche. Casi sentía pena por Joseth, que había desaparecido en el interior del santuario presa de una terrible agitación. Quizá por haberse alimentado de aquel monstruo. Quién sabe.

-Vayamos... a mi casa... allí nos repondremos... -Musita, y espera que Andrómeda sepa guiar a Senmut por las callejuelas de Menfis hasta su casa-taller.

Viene del templo de Set, justo antes de bajar a las calles.

Viendo los muertos esparcidos por el techo del templo el mounstruo se para por un momento.

-Disculpadme.

Se acerca a uno de los desgracioados guardias muertos y con un rapido movimiento lo levanta para llevarselo a la boca.

Tras un momento retorna al grupo, con algo de sangre aun colgando por las mejillas.
Mira por un mometno la ciudad oscura y silenciosa.

-A pesar de que la noche sea cerrada y silenciosa. Para salir de aqui sera mejor que los mortales no me vean tal y como soy.

De manera extraña la apariencia del moustruo se difumina y la apariencia de un egipcio normal y anodino se superpone sobre su imagen, creando una extraña vision, la de un mounstruo cubierto por el semblante traslucido de un mortal.

-Ahora podemos bajar a las calles.

Tras las palabras de Arquiro el extraño ser, ahora moustruo ahora persona, mira hacia Andromeda y se deja guiar por esta.

Solo si la direccion le parece inadecuada musita algo sobre dar un rodeo, solo para evitar posibles encuentros.

Atravesáis las calles sin mayor problema. Nadie os observa, pues a estas horas apenas hay ruido alguno. Es tarde, todo el mundo duerme. Los ruidos de la noche (algunas toses, algún maullido, alguna rata escabulléndose, insectos) son lo único que llegan a vuestros oídos. En unos cuantos minutos llegáis al barrio artesano, cercano al río y al embarcadero de este año para recoger y recibir las materias primas que precisan para sus manufacturas.

El monstruoso acompañante, trasmudado con sus artes oscuras a un egipcio anodino (aunque la imagen parece como la de un espejismo, como sobrepuesta a la, en este caso, horrenda realidad), ofrece ayuda para trasladar al muy maltrecho Arquiro. Al otro lado Andrómeda hace lo propio y entre los dos prácticamente transportan al cretense en volandas, con la mayor velocidad caminando sin correr o usar otros poderes.

Menfis es gigantesca, ruidosa, maloliente, llena de una actividad humana sin igual incluso de noche. Nada es comparable a esta ciudad, ni siquiera Kerma, la que creíste la ciudad más grande del mundo. Gracias a estar construída en alto, junto al río, puedes observar sus edificios de techos planos fabricados en adobe tienen formas rectangulares y se apiñan unos junto a otros formando calles entre sí. No parece haber huertos ni establos, cuadras o cercados dentro de la ciudad y hay un sinnúmero de talleres para fabricar mil y un objetos. Por encima de las casas se entrevén los tres templos principales, parcialmente construídos en piedra y el palacio, el más monumental de los edificios de la ciudad, completamente construído en piedra. Guardias nocturnos jalonan los puntos de paso más importantes, incluyendo, por supuesto, las puertas de la ciudad.

Un año, nada más y nada menos, es lo que necesitas para poder dominar esa lengua extraña de los habitantes de la Tierra Negra. Aunque no sólo obtienes el uso de esa lengua, claro. Aprendes lo básico de sus usos y costumbres. Te sorprende sobre todo su manera de adorar a sus dioses, en festividades masivas que se pueden apreciar incluso desde la lejanía, más allá de sus altas murallas. Tienen templos y sacerdotes. También te impresiona la fertilidad de sus campos y su gran organización. El paso del tiempo, la inundación, la crecida de los cultivos, su cuidado, su recolección. Parecen hormigas que se afanan a trabajar de las que sólo ves la limpieza y orden que crean a su alrededor, pero no a ellas mismas, pues trabajan de día y tú las observas de noche. Y como las hormigas, también tienen sus guerreros, y no en bajo número. Al cabo de un par de meses de llegar, el ejército del que habías oído hablar, seguro de que debían ser habladurías de campesinos ignorantes, regresa a la capital. Es tan grande que al anochecer todavía llegan tropas y barcos serpenteando por el Nilo con luces encendidas. La ciudad mantiene las puertas abiertas para que los soldados pasen al interior y el muelle rebosa actividad. Nadie en su sano juicio osaría interponerse en su camino. Y vuelven con los frutos de una guerra exitosa, la que a ti en su momento se te negó: oro, pieles, marfil, incienso y esclavos kushitas. Para los egipcios son todos, sin duda, negros, aunque tú puedes distinguir claramente aquellos fruto de la mezcla de pueblos de los que provienen de antiguos habitantes de tus ancestrales bosques tropicales de los kushitas a los que enfrentaste por primera vez hace ya tanto. El faraón ha vuelto.

Pero esto pasó hace ya meses, cuando todavía no podías apenas articular sus palabras, ni saber quién habitaba en el interior que pudiera suponer un obstáculo, una amenaza o una oportunidad. No has progresado mucho sobre ello, si has de serte sincero. Los vampiros, si hay alguno, pasan disimulados en el interior de la gran ciudad. Sólo has averiguado que hay tres cultos principales en la ciudad: a Set, su dios de la noche, la oscuridad y la traición, que sufre por haber perdido el favor del faraón, que ha limitado su culto, su templo y sus propiedades; a Osiris, el dios de los muertos, señor de Abydos, del paso al otro mundo por aquellos que lo merecen (y pueden permitirse los rituales apropiados) y defensor del Maat (el orden, el bien), culto restituido en la ciudad desde la coronación del nuevo faraón; y el culto a Ptah, dios artesano, forjador del universo conocido, cuyo templo luce los mayores favores del faraón y cuyos artesanos campan por la ciudad realizando trabajos y mejorándola, siendo en buena parte los causantes de que los principales edificios de la ciudad estén construídos en piedra al menos parcialmente.

Tu refugio es seguro, lo has comprobado a lo largo de los meses. Los campesinos, viajeros, navegantes... han ido cayendo en tus manos, manos de brujo, pero con la seguridad impía del cazador de las selvas. Sólo los suficientes para sobrevivir y alimentar la fidelidad de tu ghoul instructor. Una cuarentena de personas nada más. Había que refrenar tus ansias en pos de la seguridad. Sólo hasta que dominaras su lengua. Ese momento ha llegado.

Fuera del taller de Arquiro la noche transcurría plácida, como si nunca nada malo hubiera pasado. Los ruidos de la noche -maullidos, algun llanto de niño- pueblan el aire de la ciudad. Menfis es una ciudad grande, muy grande y buscar a ciegas no parecía la mejor opción. Aún con una pista de que ese monstruo no se fiaba del río, eres un sacerdote y no estás destinado a vagabundear por las calles.. ¿dónde podría esconderse ese ser que tan oportunamente apareció en el templo?

Menfis continúa siendo una ciudad inmensa y siempre despierta. Su decena de millar de habitantes la convierten en la más populosa que has visto jamás, tal vez la más poblada del mundo. Su ajetreo de personas y animales se prolonga hasta altas horas de la noche. Por encima de las casas se entrevén los tres templos principales, parcialmente construídos en piedra y el palacio, el más monumental de los edificios de la ciudad, completamente construído en piedra. Guardias nocturnos jalonan los puntos de paso más importantes, incluyendo, por supuesto, las puertas de la ciudad.

Habéis llegado, con más tiempo del que esperabas, pero con toda la comitiva, ahora ciegamente fiel a ti. Queda dar los primeros pasos para reintegrarse en ella, pero ¿qué hacer exactamente?

El tiempo que pasaba lento en la noche, sólo sirvió quizás para meditar, sopesar su situación, que no era realmente buena, una dolorosa metáfora de la propia realidad, estaba completamente perdido. La tensión que mantenía su mente provocó su impaciencia. Decidió por tanto volver al templo, acumulando su frustración, al no tener nadad, y no conseguir nada. Pero no debían de afectarles banalidades para el gran plan que debía de cumplir. Se sintió con fuerzas para dedicarle tiempo a Set, por quien había dado literalmente su vida.

Por fin llegamos a la esperada Menfis. Con nuestros acólitos nos hospedamos mejor que la primera vez, siendo un pastor. No dista mucho de la labor que he realizado hasta ahora, pero son personas las que guio y el objetivo mucho mas importante. El sol pronto saldrá y me preparo para acostarme. Este viaje se me ha echo corto gracias a la compañía de Walidah. El amor que ha ido surgiendo y el reciente enlace llena mi vacío. Ahora debemos comenzar, pero debemos permanecer por el momento semiocultos, pues los seguidores de Set deben seguir dominando la ciudad.

Lo primero que hago es que me informen del estado del antíguo templo de Osiris. Después, con la ayuda esperada de Horus reestableer el Mat y construir un nuevo Templo.

La ciudad ha cambiado considerablemente durante tu ausencia. Ha seguido creciendo y está ahora más poblada que nunca. Para cuando llegas te informan de que un enorme ejército se está reuniendo por todo el país y se dirigirá desde aquí hacia el sur.

Según te informan tus acólitos, Aha, uno de los hijos de Narmer, ha asumido el cargo de faraón y nuevo faraón, ha reorganizado la urbe, dotando al templo de Ptah con las propiedades conseguidas por el templo de Set durante el reinado de Narmer y restituyendo el templo de Osiris, dotándolo de sus antiguas posesiones. Aunque el templo de Ptah es el principal de la ciudad, al restituirse oficialmente el culto de Osiris se le ha favorecido de cara a los ciudadanos, que se muestran receptivos. A la vez se dice que el culto de Set ha sido limitado, pero no teniendo contactos en la corte no sabéis hasta qué punto.

En cualquier caso, se diría que la ciudad sonrie a vuestra llegada...

Un intermediario, sí, ¿pero quién?. No puede ser alguien del templo, pero tiene que ser alguien en quien poder confiar de su fiabilidad en la información transmitida en ambas direcciones. ¿Un fiel tal vez? ¿Cómo se llamaba aquel campesino rufian y sin escrúpulos?. ¡Ah, sí, Odji! Desde luego le pega, "malvado, cruel". Es difícil no acabar siéndolo cuando te ponen tal nombre. Será una persona útil para el culto...