Él mismo no fue uno de los que sintió remordimiento, habiendo actuado como mandaba el protocolo... pero eso no quería decir que encontrar en Tenebrae por completo vacío, sin ni siquiera los sonidos de los servidores maquinando y trasladando y preparando le ayudase a no mantenerse en guardia. El silencio sepulcral raras veces era buena señal y mucho menos en una guerra, que era lo que encontraban. En aquella situación todos los votos estaban fuera y todo dependía del humor de quienes les dirigiesen, cosa que él mismo como dispensador de ese humor conocía bien; era sólo que no le gustaba la idea de que otros pudieran hacérselo a él. Era innatural.
"..."
...
"..."
-Oh cielos.
Emprendió a prenderse un pitillo de forma tranquila, pero la mano le temblaba algo más de lo que pretendía y Baldrick tuvo que ayudarle a ponerlo en la boquilla así como a prendérselo. El aromático olor del tabaco, la menta y el cilantrax empezó a ayudar a tranquilizarle un poco, mientras miraba cómo todos los demás le miraban con odio y asco mal disimulado. Con odio y asco aún menos disimulado que el que tenía acostumbrado, y aquello... aquello no era admisible.
-¿A quién le importa? -dijo, dándole un par de golpecitos delicados con la yema del meñique para dejar caer la ceniza al suelo- No nos entrenaron para decir que aprendiéramos a desobedecer órdenes, pero lo han hecho ahora, cuando es demasiado tarde -se pasó el dedo por el bajo del ojo derecho, ajustando las pestañas- Todo esto va a hacer que los líderes nos odien, y van a ocuparse de que nos odien a todos, pero... así es la vida, queridos. Jugamos en una partida y la perdimos.
En opinión de Fitzroy, aprender a vivir conque todo el mundo te odiase era una de las lecciones fundamentales de la vida. Iba a ser más problemático viviendo encerrado con toda aquella gente, pero al menos la falta de efectivos haría que nadie tomase una acción definitiva y terminal.
Esperaba.
-Sentirnos culpables no va a servir de nada -zanjó con un movimiento de su delicada y manicurada mano- En cambio, tener en cuenta que a partir de ahora ninguna de las órdenes importará y todo cuanto hagamos según ellas podrá ser utilizado en nuestra contra...
Se sentó en uno de las mesas que había allí, cruzando las piernas.
-Eso es más interesante.
-¿Donde estábamos?. Pues aquí. Perdimos todas las comunicaciones y la última orden que recibimos fue la de volver, así que volvimos -se encogió de hombros ante la pregunta de Campbell de cuantos habían perdido ahí fuera y se quedó mirándole mientras le insultaba. Había escuchado eso muchas veces, eres un mierda, eres basura, no eres digno de blablablabla, y todo por obedecer- tranquilo, señor, ya he aprendido la lección. Ignorar las órdenes y hacer lo que yo valore oportuno, no se volverá a repetir.
Se giró para mirar a Shachia que parecía estar más centrada que ser una bola pura de emoción y furia que echaba en cara el problema a los novatos, porque claro, todos sabían que los novatos podrían derribar a toda esa flota ellos solos.
-De acuerdo señora, la próxima vez lucharé hasta ser derribado -apretó la mandíbula y la saludó antes de girarse e irse.
-Hemos perdido buenos pilotos, todos dicen lo mismo. Seguro que preferían que nos quedáramos para ser carne de cañón y perder novatos de mierda antes que buenos pilotos. Perdonad por no tener iniciativa en mi primer puto vuelo -continuaba mascullando insultos y todo lo que pensaba, ignorando a todo el personal y dirigiéndose a su camarote.
-¿Perdona? -dijo a Sumiye- ¿Que la hemos cagado? ¿Ahora la puta culpa es nuestra cuando en ningún puto momento nos dijeron nada de eso? ¿No podían haberlo dicho antes?. Eh, oye, que si la cosa se complica ten iniciativa y haz lo que te salga de los huevos. Claro, es mejor decirlo después. Anda y que les den por culo a ellos, a las alas y a su puta madre. Seguro que todos preferían que murieramos nosotros como carne de cañón en lugar de esos "buenos pilotos", por eso nuestra "ala" estaba muerta. A lo mejor porque les usaron como escudo -miró a Sumiye- ¿Juntos? ¿Es que no lo has oído? Hay que tener iniciativa propia, y eso es lo que voy a hacer, lo que me salga de los huevos cuando me salga de los huevos.
Sumiye escuchó las respuestas de sus compañeros y negó con la cabeza. - No habéis entendido nada. Muy bien. Haced lo que os salga de la polla. -
Miró a Rini-Au - Vamos. - y se alejó en dirección hacia los pasillos de la nave.
Dm, quiero encontrar a la Capitana Sachia y hablar con ella. Dado que dentro del tiempo del juego, nos ha dejado hace poco, ¿puedo aún tenerla a la vista y seguirla? o al menos, saber por dónde se ha ido e intentar alcanzarla.
Quédate donde estas - la voz de la instructora iba dirigida a Sumiye, la cual parecía querer irse. Ninguno supo cuanto tiempo llevaría ahí, pero a juzgar por la expresión de su cara lo suficiente como para haber escuchado todo o casi todo - malinterpretar lo que os han dicho os puede costar caro - dijo, con un tono casi maternal, lejos de la frialdad con la que acostumbraba a tratar a los cadetes - habéis hecho bien obedeciendo, solo el Emperador sabrá si vuestra ayuda hubiera sido suficiente o no, a pesar de que la táctica diga que si, nunca todo es así al ciento por ciento - sacó una placa reproductora de hologramas y mostró un resumen de lo ocurrido.
Se podía ver con total nitidez como una serie de transportes pesados imperiales estaban siendo acosados por una nube de cazas enemigos. La reproducción se iba moviendo a velocidad aumentada y todos pudieron ver como, de no ser por la intervención de los escuadrones, esos transportes no hubieran podido escapar. Una vez finalizada la representación, Domochevsky, con destreza, fue parando en diferentes momentos, mostrando la perfecta formación que llevaban los interceptores calixis y destacó un hueco - ese hueco, en el flanco izquierdo, debería haber sido cubierto por vuestro escuadrón, pero no estabais porque obedecisteis. No os estoy echando la culpa, como he dicho, es imposible saber si hubierais o no cambiado las tornas; pero creo que deberíais, por vuestro bien, comprender un poco su enfado y no sentiros culpables. No había decisión correcta, nunca la hay - dijo con sencillez - pero entended lo que os han dicho, sois o seréis pilotos, y a pesar de las ordenes que recibáis se presentarán situaciones como esta, donde vuestro instinto os dirá que hacer - negó con la cabeza - ellos han perdido cuatro aparatos y pilotos, pero han salvado a más de tres mil hombres que irán al frente a luchar en la cruzada... son los únicos Tanith que quedan con vida. Sed inteligentes y aprended de esto - ella misma sabía de lo confuso de la situación, pero así son las cosas - id a descansar - y se marchó.
Sumiye se paró en seco al escuchar a su instructora. Su explicación fue concisa, pero lo suficientemente esclarecedora. - Justo lo que pensaba - se confirmó a sí misma la piloto.
Quincy y Fitroy se habían expresado más o menos en el mismo sentido que ella, así que, aparte de la sensación de culpabildad que a ella le atenazaba, por el resto parecían concordar en sus pensamientos. - Pero yo no me siento culpable de obedecer....o de no obedecer, me siento culpable de no seguir mi instinto, y eso precisamente es lo que he hecho mal. No volverá a pasar. - se dijo a sí misma mientras la instructora les daba su consejo. Luego compartiría esto con Rini...y probablemente con Quincy y Fitzroy, a pesar de lo capullo que se ponía a ratos.
Con Solomon o Mackenzie de momento no tenía nada de que hablar.
- Gracias Instructora Domochevsky. - no había mucho más que añadir, con ésto la Instructora había zanjado cualquier posible discusión y probablemente había puesto en el sitio a un par de ellos.
- Nos esforzaremos por vengar a nuestros compañeros caídos y ser útiles a la armada. - ella hablaba por Rini y ella, aunque quizá alguno de sus compañeros se mostraría de acuerdo con ella. Probablemente alguno no. - Que saquen la polla a pasear, como suelen hacer, a ver qué pasa. - pensó.
Debido a la intensidad de la situación, el rapapolvo, la pequeña disputa entre los cadetes, sumado a la explicación de la instructora, ningún fue capaz de darse cuenta de que eran el centro de atención del hangar. Muchos, sobre todo los de menor rango se afanaban en sus tareas, pero les era imposible mirar de vez en cuando a lo que sucedia, otros, los que ostentaban mayor rango, les dio igual, en concreto, una curiosa pareja que Fitzroy reconoció en el acto, los hermanos Trémoille, ostentaban el ducado de Guisa Majoris, y eran declarados rivales del marquesado d´Eleuthère.
Ambos, Soleil y Jacques, miraban al grupo de cadetes con absoluta displicencia, mandíbula de el ligeramente alzada y ella, con una pequeña sonrisa que surgía solo por la comisura izquierda de su labio. Jacques tenía los brazos frente a su abdomen, con los guantes de cuero finamente manufacturados colgando de una de sus manos. En cuanto ambos percibieron que habían sido vistos por todos, pero en concreto por Fitzroy sonrieron aviesamente y Jacques, con deliberada lentitud, inclinó su cabeza hacía el oído de su hermana susurrándole algo que la hizo reír con cierto disimulo. Sin más, se giraron con estilo y se marcharon del hangar.
Firtzroy debería haberlo sabido, pero sin duda, debido a la premura de su traslado, con tan poco margen de maniobra el Marqués no pudo investigarlo como el canon demandaba. En cualquier caso, siempre podría echar las culpas al inútil de Baldrick.
Quincy escuchó las explicaciones de la instructora, con una predisposición notablemente mejor... Probablemente debido al cambio en los modos. En esencia había dicho algo no muy diferente que los pilotos que les habían increpado, pero reconociendo lo complicado de la situación y aconsejándoles como actuar de ahora en adelante. Definitivamente, las cosas dichas de otra manera funcionaban mejor.
-Aprenderemos de esto, instructora-replicó con seriedad. Y lo harían, no le cabía duda. Aunque iban a tener por delante unos meses duros antes de que el resto de cretinos pudieran domar su ego.
Las palabras de la instructora, para el Marquis, no cambiaban demasiado la situación: nada de lo que había dicho iba a modificar el resto, salvo quizá tranquilizar a sus compañeros (sobre todo a Sumiye) y dejarle claro que la Instructora Domochevsky quería utilizarlos como uina futura herramienta en contra de sus compañeros con los que tenía desavenencias conductuales y profesionales seguro. ¡Y no es que estuviera en contra! Al cont-
-Certement...
Musitó para sus adentros cuando vio aquello. ¡Los De Trémoille en sus inmediaciones! Sucios, sucios borgoñones, de horribles intenciones, abominable linaje y aceptables ritmos en el baile de salón (Fitzroy era un hombre que no tenía miedo de aceptar en mérito en sus rivales). Aquello cambiaba las cosas mucho, para empezar tendría que tener más en cuenta cómo conjuntaba los uniformes: el estilo de los dos era HORRENDO, pero formas eran formas, y además tendría que compensar el faux pas en que aquella maniobra de la autoridad les había dejado.