Partida Rol por web

A vosotros dos os esta costando bastante dormir, en especial porque cada vez se escucha mas ruido procedente del salón bajo vosotros.

Phey se giró en la cama para quedar boca arriba. Los mineros que bebían en la posada estaban montando demasiada jarana, o tal vez es que el caballero sagrado aún se estaba preguntando cómo lo estaría pasando Voki o si Hanne se sentiría sola.

Dejó colgar un brazo por el borde de la cama, buscando un orinal bajo la cama en el que escupir el exceso de salivación en la boca, acumulado por estar tantos minutos tumbado. En el centro de la cama, y con el cuerpo mirando al techo, era una tarea imposible. El brazo no le daba de largo. Ni siquiera tocaba el suelo, pues el codo se quedaba antes del borde del camastro.

Le dolía el cuerpo, especialmente entre los muslos y la espalda, de pasar tantos días viajando a caballo. Eso le disuadía de levantarse y buscar el orinal con más ahinco. Ojalá el cansancio le cerrase los ojos con más fuerza que con la que los ruidos de abajo mantenían sus párpados levantados.

Así quedó tumbado e inmóvil en la cama, mientras iba captando e identificando algún que otro sonido, grito o palabra malsonante.

Dirias, aunque tampoco estas al 100% seguro por todo el ruido que te llega, que has escuchado la palabra salvajes, O´shar, trofeo de cama....

Keloa había accedido a compartir el lugar donde iba a dormir con él, aunque por sus palabras no tenía intención de compartir ninguna otra cosa. Las palabras que su compañera le susurró le hicieron sonreír, no creía que necesitara protección pero tenía que admitir que hasta ahora la lancera le había salvado la vida unas cuantas veces. Además a el tampoco le apetecía dormir entre aquellos extraños ruidosos. Y la protección de una lancera O'Shar era algo que no podía despreciarse nunca.

-Bien, dejaré que me protejas. Creo que lo has hecho muy bien hasta ahora. Respondió con un sonrisa.

Keloa también se había quedado con hambre y estaba dispuesta a acompañarlo a por más comida, pero la pequeña Pazzo les detuvo. Al parecer tenían que quedarse en la mesa y tener círculos metálicos para conseguir más comida, pero Pazzo estaba dispuesta a darlos en su lugar, así que Udokal volvió a sentarse mientras les traían otro plato.

Espero que sea más grande que este.

Pazzo abandonó la mesa y se dirigió hacia una de las otras donde los hombres competían con su fuerza.

-Parece que aquí todos usan círculos metálicos y que se ganan bebiendo ese líquido extraño o siendo mas fuerte. Si es así no nos será difícil conseguirlos.

En un principio no los necesitarían pues eran los invitados del jefe de la colonia y no les había hablado en ningún momento de círculos metálicos, tan solo les había pedido que encontraran a un grupo de hombres desaparecidos como pago a su hospitalidad. Pero si todo allí se conseguía con ellos no estaría mal tener alguno.
Observó como Pazzo volvió hacia ellos y parecían seguirle unos hombres. Le llamó la atención el que venía en cabeza, sin un solo pelo en la cabeza y de aspecto bastante fuerte para no ser un O'Shar. Parecía dirigirse a Keloa y aunque no entendió sus palabras el tono en el que se dirigió a ella no le gustó mucho. Antes de poner el hacha entre sus manos dirigió una mirada inquisidora a Pazzo exigiendo una traducción.

Uhm...

Los O'shar habían vuelto. Y armando ruido. Tenían una deuda de sangre que pagar. Era muy peliaguda la situación a la que obligaba esa deuda, porque cargaba más de responsabilidad a Phey y Aeryn que a Udokal y Keloa.

Seguramente nos estén buscando, para seguir con nosotros como parte de su deuda. Más me vale bajar a saludar para que no se pongan nerviosos por no encontrarnos.

Phey se levantó. Ni siquiera se molestó en coger la espada esta vez. Solo tuvo que calzarse, pues estaba en la cama con la misma ropa humilde que le dejaron en la posada. Salió al pasillo y bajó las escaleras. No era necesario despertar a la Alhyon por tan poca cosa, si es que aún seguía dormida con este ruido. Bastaba con atestiguar ante los gigantes que ambos estaban bien y seguían ahí. No les habían abandonado.

Aeryn no hacía más que dar vueltas en la cama intentando conciliar un sueño que no acababa de llegar. Primero porque sus pensamientos eran demasiado agitados como para permitir que su mente quedara en blanco y ahora porque el ruido procedente de la taberna bajo las habitaciones cada vez era mayor. ¿Acaso estaban celebrando algún tipo de celebración o fiesta? Cogió su almohada y se la puso sobre la cabeza intentando ahogar el creciente ruido, pero no sirvió absolutamente de nada. Así que, incapaz de dormir se volvió a levantar y empezó a pasear por el cuarto, indecisa si esperar a que el alboroto se calmara o por el contrario vestirse y bajar a ver qué estaba sucediendo. Se sentó en la cama esperando a ver si aquello era algo pasajero... de todas formas en algún momento deberían cerrar la posada y todos aquellos parroquianos volverían a sus casas.

El plan de Pazzo funcionó, los lugareños picaron el anzuelo y aceptaron el reto contra la pelirroja. Solo cruzó los dedos para que la fuerza de la mujer sea superior a la del hombre.

Cuando Udokal exigió con la mirada una traducción, se dedicó a sonreír y le habló en su idioma.

-Tranquilo grandullón, han aceptado el reto. Tu hermana va a medir su fuerza con este... hombre. Esperemos que hayas tenido razón y que su fuerza sea mas grande que la de él.

Luego volvió su mirada hacia el hombre y le habló en el idioma común.

-Y si te gana? que vas a pagar? Sonrió ampliamente y guiñó el ojo. Se le acercó al oído y le susurró. Si ganas yo te pagare, pero a ella no la puedes tocar.

Se quedó entre la multitud y esperó a que la competición empezara. Iba a observarlo todo desde no muy cerca.

La pelirroja asiente al susurro de Udokal, aunque desvía la mirada... ¿Acababa de ponerse nerviosa? Si no la conocieran, podrían pensar que sí... De cualquier modo, no tienen mucho tiempo para analizar su reacción, pues un hombre enseguida se pone a gritar después de que su guía hablara con él.

Por suerte para todos, Keloa no entiende ni una palabra de lo que contesta aquel hombre, pero sí intuye por su tono de voz que no le ha gustado su reto. La hostilidad que destilaba aquel hombre hace que la pelirroja se levante, con sus 1'98 m de altura, levantando también la barbilla y mirando a aquel hombre desde arriba, plantándose frente a él antes de que Pazzo los separe para seguir hablando.

La lancera no dice ni una sola palabra, esperando la traducción de la morena. Sin embargo, una vez entiende las palabras que debía haber dicho ese humano, la tensión no desaparece de sus trabajados músculos y su mirada gris, sigue siendo tan fría y afilada como lo era antes. No son sus rasgos, sino un brillo en sus ojos el que hace pensar que esa frialdad desaparecería enseguida frente a la ira que muy probablemente habría sentido de conocer el significado completo de aquellas hostiles palabras.

Phey, llegas abajo justo en el momento en el que un grupo de mineros se encuentra frenta a la mesa de los Oshar. Uno de ellos parece haber desafiado de alguna manera a Keloa, pues esta se ha puesto en pie, y la tensión es manifiesta.

- ¿Perder yo??? contra una mujer??? No digas tonterías canija - Brama el fornido hombre, sin siquiera dignarse a mirar a Pazzo. Centrando toda su atención en la altísima guerrera, algo mas de media cabeza mas alta que él. Si bien el hombre es robusto y de fuertes brazos.

- Y nada de monedas... la quiero a ella en mi cama... sera un trofeo digno... ademas puede que le enseñe algunos trucos - Dice riendose a carcajadas que son coreadas por sus compañeros. - Pero para que estes tranquila... - Saca una bolsa llena de monedas de plata... habra al menos unas 80 y las deposita sobre la mesa.

Luego se dirige a una mesa cercana ahuyentando a los clientes que estaban sentados, y tras tomar asiento y depositar su brazo derecho sobre esta te grita... !VAMOS MUJER, ven a ver lo que es un hombre de verdad!!!!

Phey baja las escaleras desprovisto de armadura y con ropas humildes. Y no da crédito a lo que está oyendo...

Keloa, ¿es que piensas prostituirte de semejante manera? Udokal, ¿es que estás conforme?

No pueden entenderle, hablan lenguas muy diferentes. Entonces centra su mirada en la pequeña traductora.

Tú... ¿Cómo te llamabas? ¿Pazzo? No te saldrás con la tuya. ¿Qué crees que te hará Keloa cuando Aeryn le traduzca de qué va todo esto? Impide ese pulso, evita la apuesta y puede que mañana la Oshar no te pegue una paliza.

Fue culpa de Phey. Debió estar más encima de los Oshar. En la colonia son demasiado tunantes para dejar a dos ingenuos a su suerte.

Pazzo sonrío picara y se interpuso entre la pelirroja y la mesa, donde se sentó su contrincante. Se volvió hacia la pelirroja y le habló para que ésta la entendiera.

- Esto... ya no me parece buena idea, no quiero ofenderte, pero este hombre está muy enfadado y parece en buena forma.- Se rascó la nuca nerviosa. - No te voy a contar lo que te dice, pero ten cuidado y espero que lo ganes. - Empezo a buscar con la mirada la bolsa con monedas que el hombre dejó en la mesa antes. - En esa bolsa hay muchos... circulitos metálicos, podéis pedir a cambio de ellos toda la carne que querréis... y más.

Se escurrió detrás de ella y se fue al lado de la mesa donde estaba sentado Udokal. Sin apenas mirarlo, ni hacer nada que delatara lo que le estaba diciendo, le sonrió y le hablo tranquilamente.

-Mira a tu alrededor y dime a cuantos eres capaz de tumbar de un golpe...Después de un ligero suspiro le hizo una señal con la mano - Vamos al lado de tu hermana, te necesita cerca si pierde, - no sabia como explicarle que a su hermana la reclaman como trofeo - este hombre quiere pagar con dinero si falla pero quiere otra cosa si gana. - Solo pensaba que si el grandullón se enteraba le iba a mostrar su fuerza de otra manera. - No se lo vamos a dar, claro.

Pazzo se marchó a la mesa donde dejó a la O\'shar y de repente se encuentra de frente a Phey. Clava su verde mirada en sus ojos y por un segundo el tiempo se detuvo.

Sin su armadura era aun más guapo. Por un segundo ya no había nadie más a su alrededor. El moreno le estaba hablando pero ella se derritió al oír su voz y no se enteró de nada que el le decía. Por que estas aquí? El pensamiento la retorno a la realidad.

No tiene tiempo de preguntarlo nada. La situación era tensa y peligrosa. Lo cogió de la mano y lo arrastro hasta llegar al lado de la pelirroja. Llegados allí volvió a tener su cara sonriente y confiada. Por dentro se estaba muriendo de miedo, pero desde fuera eso no se podía ver. Soltó la mano a Phey y se le acercó al oído.

- Espero que tus poderes como guerrero sagrado sigan funcionando sin armadura, es posible que lo vamos a necesitar. Empieza a rezar, esto va a acabar mal de una forma u otra.

Aprovechó el barullo formado para pasarle, con sigilo, dos de sus dagas, que llevaba en la manga de la mano con la que lo cogió.

La situación era tensa pero ella siempre se aprovechaba. Mientras se movía de una mesa a otra, empezó a meter mano en algún bolsillo ajeno. La pequeña estatura y el cuerpo delgado le facilitó la tarea. El corazón le latía con una fuerza descomunal, pero la adrenalina la embriagaba y ese estado peligroso no la dejaba actuar honradamente. Aprovechó los pequeños toques que se daba con la gente para poder hacer su magia.

Udokal se mantuvo en su sitio tranquilo, sobre todo porque veía que Keloa no tenía problema en enfrentarse a aquel hombre. En otras circunstancias el tono y la expresión del minero lo hubieran molestado, pero supuso que tan solo se estaba mostrando bravucón frente a sus amigos.

A ver si sigues tan alegre cuando Keloa te destroce el brazo.

El pensamiento hizo sonreír al bárbaro que siguió observando todo atentamente. Vio la gran bolsa llena de círculos metálicos que depositaba sobre la mesa y pensó que ese sería el premio, aunque no sabía si eran muchas o pocas monedas para cambiar por cosas. Tras eso el hombre empezó a impacientarse y gritó a Keloa para que se enfrentara a él. Cuando Udokal pensaba en romperle la crisma antes de dejar que siguiera gritando a su compañera Pazzo se acercó y comenzó a hablarle.

¿Que es lo que tengo que tumbar? ¿Será un nuevo juego de esta gente?

Se dejó llevar por Pazzo al lado de Keloa, la muchacha parecía preocupada por si perdía Keloa.

-¿No tienes círculos suficientes si pierde? Aquello no era justo para el hombre, no podían jugar con él si no ganaba lo mismo que ellos. Intentó detener a Keloa para advertirla pero en aquel momento apareció Phey y comenzó a hablarles, aunque no le entendieron nada. Parecía nervioso o preocupado por algo, quizá se había dado cuenta que no tenían suficientes monedas para jugar. El caballero al ver que no lo entendían recurrió a Pazzo con la que se puso a hablar y Udokal esperó a que la pequeña humana le aclarase la situación sin dejar de atender a lo que sucedía con Keloa.

Keloa no entiende a qué viene tanto revuelo. Parecía que aquel tipo de competición era importante. Como no entiende las palabras del hombre, mira a Pazzo para ver si hace alguna señal que indique que algo no va bien. La nota algo nerviosa, pero lo achaca a que debe tener poca confianza en ella.

Cuando ya está junto a la mesa, aparece el humano moreno, que parece dirigirse a ella en un tono no demasiado amistoso. Pero de nuevo, no entiende ni una sola palabra. Antes de sentarse en la silla, dirige una mirada a Udokal, para confirmar que está segura de poder ganar a aquel hombre. Así podrían devolverle el favor a Pazzo con aquellas monedas y no le deberían nada a nadie más que al jefe de la colonia... Y quizá a la pequeña humana hechicera sanadora que les salvó la vida.

Así pues, sin dudar ni un momento, se acomoda en la silla e imita la posición del hombre, apoyando el codo de su brazo derecho en la mesa. Su mirada gris se clava en él, firme, dispuesta a demostrar en aquel lugar lleno de extraños de qué material estaban hechos los O'Shar.

Para sorpresa de los presentes el brazo del minero parece ceder antes la fuerza de Keloa. Los ojos del minero se desorbitan y ante la posibilidad de perder su cuerpo se tensa al máximo.

Veis como las venas de la cabeza se le hinchan y el rostro se le pone rojo por el esfuerzo... por unos segundos vuelve a equilibrar el desafió, pero parece que Keloa es mucho mas fuerte de lo que parece y de nuevo el brazo de este comienza a ceder.