Partida Rol por web

Viernes 15 de octubre de 2017, Ciudad de Nueva York, 01.00

Era una noche quizás como otras muchas, en la casa de Mikael había en general bastante silencio, solo interrumpido por el sonido de las teclas del ordenador del chico que estaba navegando por internet, o eso sería lo que aparentaba si no se viera realmente la pantalla de su monitor. El chico, un Hacker bastante habilidoso estaba “curioseando” a cierta empresa, está aparentemente era una empresa con cierta importancia en la ciudad, una de las muchas empresas financieras que casi con toda seguridad se aprovechaba de los pocos conocimientos financieros que la gente en general poseía, y eso era algo que el no podía permitir.

No tardó demasiado en entrar realmente en la empresa, no en los servidores y datos que cualquiera podía ver, sino en otros más “íntimos”, mientras leia y veia vio algo que le llamo la atencion, segun la pagina principal el CEO de la empresa era un tal Martin Strinch, sin embargo, no dejaba de ver el nombre McBerthey como aparente dueño de la empresa, sin embargo, no había ninguna foto ni nada más sobre esa persona.

Ante el tenia varios caminos que seguir con su pequeña investigación sobre la empresa, no sabía cuánto tardarían en “echarle del sistema”, pero ante el tenia varias rutas posibles:

- Buscar más información sobre McBerhey

- Operaciones financieras

- Empresas afines

- Objetivos estrategicos

- La Condesa

Todos eran diferentes carpetas que había logrado acceder y que sin duda tenían cierta protección, sin embargo, el hecho de haber llegado a estas carpetas indicaba que había llegado muy adentro de la seguridad de la empresa.

Ciudad de Nueva York, viernes 15 de octubre de 2017 01.00

El horario laboral de la chica seria extraño y agotador para otros, sin embargo, para ella no lo era, disfrutaba de la noche y de trabajar con el silencio nocturno, de la tranquilidad, de ir en la dirección contraria a la que todos iban cuando iba y volvía al trabajo los días que tenía que ir a la oficina, hoy era uno de esos días y era sobretodo porque su jefe le había llamado:

Tienes que venir a la oficina, me han pedido que te mande a un proyecto muy importante, chica, no se como lo haces, es un proyecto realmente importante.

El camino hasta la oficina como siempre había sido tranquilo, la oscuridad de la noche le acompañaba y el sonido de los jóvenes que iban de fiesta aprovechando que era viernes era lo que mas alteraba la tranquilidad nocturna, aunque siendo Nueva York la ciudad que nunca duerme esa tranquilidad era relativa.

La oficina estaba como siempre, tranquila, con solo algunas luces encendidas y con el hombre ya entrado en años y casi sin pelo que la dirigía en su despacho, cuando puede ver cómo parece bastante animado, al verla llegar sonríe ampliamente y sin dejarle tiempo a ella actuar dice:

Que bien, has tenido un montón de suerte… bueno, en realidad es porque eres muy buena…, vamos toma asiento, te explico… sabe que somos una filial de una empresa matriz ¿verdad?, bueno, T-Corp es nuestra empresa matriz, pues esta tarde llamaron para decirme que quieren contar contigo para un proyecto que llevan directamente desde la oficina del CEO y al parecer es un proyecto súper importante… según me dijeron literalmente es un proyecto que cambiará la vida de muchas personas, que abrirá un nuevo mundo… y quieren contar contigo, ¿no te parece increíble?

Ya conocías al hombre, era en general bastante efusivo, pero lo de esa noche estaba siendo realmente otra cosa, se notaba que estaba realmente contento por ti, pero el hecho que la gerencia principal de la empresa matriz se interesara por alguien de una pequeña filial sin duda no era normal. Tras terminar de hablar te mira curioso e interesado.

Neylan disfrutaba de esos paseos a su trabajo mientras extremaba precauciones de que no le pasara nada, además que antes de salir de su departamento le dejó alimento suficiente a su gata para que no la extrañara tanto. La noche acobijaba la bóveda celeste y aunque el ambiente en general era tranquilo, no podía evitar sentir una gran curiosidad sobre el llamado de su jefe de ese nuevo proyecto. Llevaba un café en mano cuando arribó a la agencia, vistiendo unos vaqueros y una sudadera ligera pero cálida para soportar la baja temperatura que traía el otoño en Nueva York.

Abrió un poco sus ojos aturdida por la reacción de su superior y escuchó con atención todo lo que el hombre le decía mientras daba sorbos pequeños a su termo. ¿De verdad la querían a ella en eso? ¿Acaso Margot tendría que ver? Ya le había dicho muchas veces que no le gustaban los trabajos con mucha gente; una cosa es negar una invitación, pero otra es que la buscaran a ella precisamente... ¿Por qué?

Dejando su bebida sobre uno de los escritorios, Ney sacó una libreta para escribir algo rápido y así lo leyera aquél efusivo y alegre hombre. Pasado menos de un minuto, la rubia mostró una hoja que decía lo siguiente:

-"¿Sabes de qué es el proyecto? Sí, es interesante, pero me gustaría saber más de eso... ¿Y por qué precisamente yo?".

Mientras esperaba dio otro sorbo a su café analizando la conducta de su jefe. Le caía bien, pues le otorgó una oportunidad aún cuando estaba como contra su condición peculiar y respetaba sus jornadas nocturnas siempre y cuando cumpliera con sus obligaciones. Además, ella era consciente que tenía compañeros más competentes y que no les costaría desenvolverse en un nuevo ambiente laboral... Pero... si aceptara, no estaría mal que alguien supiera lenguaje de señas. Es más, debería ser obligatorio en las escuelas enseñarlo como el español o el alemán. 

Cuando entro al despacho del jefe me mantengo erguida y seria, con las manos detrás de mi espalda. Le escucho atentamente mientras observo su ir y venir. Suelo ser bastante desagradable, pero nunca olvido quién es mi jefe, así que trato de que mi expresión sea lo más neutra posible mientras explica lo que quiere de mi, aunque mi boca lucha por soltarle alguna perla, sólo porque puede, sólo porque quiero marcar unos límites que ni siquiera él ha intentado sobrepasar.

-¿Sola, mi señor?-pregunto mientras mantengo la vista al frente fija en la pared-. Imagino que las casas fueron cuidadosamente estudiadas. ¿Algo que deba saber?-le vuelvo a preguntar, si quiere que siga a Robin Hood, Lady Marian y Little Jhon lo haré y los encontraré, jamás he fallado.

Recoloco mi postura y mis pies resuenan en el suelo del despacho.

La camilla irrumpió en la sala de urgencias directamente desde la ambulancia, haciendo que la mayoría del personal se girase a ver al nuevo paciente.

Un varón muy malherido sobre ella hace que el joven médico cambie el chip y se centre al cien por cien en su trabajo. Era una de sus virtudes, le encantaba su trabajo y sabía hacerlo. El paciente era lo de menos, su único objetivo era salvar vidas.

Sacó un par de guantes del dispensador y se los puso mientras trataba aquel caso.

- Sam te necesito aquí. Compruébale la vía. - Le pidió a la enfermera mas experimentada. - Que alguien inmovilice ese brazo y nos centramos en las puñaladas, tenemos que saber si han tocado algún órgano. - Organizó el trabajo y se dirigió a otro de los enfermeros. - Sácale una muestra de sangre, reserva un quirófano por si hay que operar y pide bolsas de sangre.

Mientras comprobaba aquellas heridas, volvió a hablar al resto del personal. - ¡Quiero a todo el personal activo aquí, van a llegar más!.

No sabía a ciencia cierta si llegarían mas heridos de aquella pelea, pero prefería tener a todo el mundo activo y concentrado.

Ciudad de Nueva York, 15 de octubre de 2017, 20.00

Sarah es una habilidosa música, sin embargo, la perfección y habilidad que ella ha conseguido no se consigue solo con habilidad natural obtenida de nacimiento, hace falta practica y esfuerzo, mucho en realidad y hoy era uno de esos días en los que tenía que practicas, era ya de noche y realmente era la hora de terminar. Estaba dejando escapar los últimos sonidos cuando escucha unas palmadas, a su espalda un hombre estaba aplaudiendo. El hombre debía tener una edad similar a la de ella misma, de aspecto casual pero cuidado, era más lo que decía su “esencia” o su “aura” que desprendía que su propio aspecto

Se acerca caminando con pasos firmes, según se acercaba Sarah sentia con mas intensidad esa sensacion, la sensacion de estar frente a alguien atrayente, una persona que en cierta forma era atrayente, con una voz agradable y con fuerza, una voz que podría ser perfectamente la de alguien que se dedica a la canción dice:

Buenas noches, usted debe ser Sarah William si no me confundo, permítame presentarme, mi nombre es Bram Thomson.

El hombre extiende su mano en señal de saludo, al tocarla Sarah puede notar que está realmente fría, lo que le indica que casi con toda seguridad que hace bastante frío en la calle y que él no había llevado guantes.

Permítame que sea directo, estoy aquí en nombre del Señor Du Pui que desea contar con usted para una actuación en su club, el Terciopelo Rojo.

El nombre del club sonaba a Sarah, era un lugar muy exclusivo en donde solo se podía acceder con invitación y en donde se decía que todo el que actuaba veía como su carrera artística era catapultada, un lugar en donde solo los mejores eran invitados a actuar.

- Entonces, si no le molesta, me encantaría pedir lo mismo. - Le dije al barman. - Ella parece tener buen gusto. Es raro, suelo venir, pero no la había visto nunca. ¿Acaso es una nueva cliente? -

Probablemente ni me gustara el Cosmopolitan, pero necesitaba averiguar todo lo que pudiera sobre esa extraña muchacha. En el peor de los casos, siempre podría ir a "salvarla" de los tontos que a todas luces la irritaban...

Tomo, como si fueran objetos de alienígena procedencia, la tarjeta y pulsera que me entrega.

Un local con Sala VIP, más parece que esté describiendo una discoteca que un lugar apropiado para una actuación de ballet. 
Nunca me gustaron las discotecas pero imagino que es parte del asunto.
La sorpresa, lo desconcertante viene después:

Mañana. A las 3 de la madrugada. 

Parpadeo confundida. Sally va a tener que aclararme bien de qué va este asunto. Contaba disponer de más tiempo para preparar la función y, por supuesto, no tener que actuar en tan intempestivo horario.

Afortunadamente, cuando dice "mañana" refiere un sábado: Día de función. Podré actuar en el teatro, cenar algo hacer algo de tiempo y presentarme al local indicado en la tarjeta, el "Club Terciopelo Rojo", a eso de las dos... Al fin y al cabo al día siguiente no tengo clase así que podré dormir y descansar hasta tarde. Mi rutina de los domingos antes de ponerme a estudiar.

No. Está todo claro - afirmo sin mucho convencimiento -. De modo que quedo citada para mañana por la noche en "El Terciopelo Rojo". Entendido - ya pensaré en los detalles, debo hablar con Sally para recabar detalles -. Un plaisir - digo a modo de despedida, incorporándome yo también y cogiendo el abrigo que había dejado en una silla. Me ahorro apostillar mi deseo por ver al Monsieur Thomson mañana en el local. Me parecería excesivo, apresurado. 

Observo al individuo abandonar la cafetería, saco el móvil y memorizo los datos contenidos en la tarjeta antes de guardarla junto a la pulsera en el monedero.

Marco, a continuación, el número de Sally. Confío que siga en el edificio. Hay varios aspectos que necesito aclarar con ella. 

''Todavía puedo llegar a la cuota'' pensó Mikael cuando el pitido de la computadora le indicó que estaba dentro. Superar la madeja de antivirus y firewall que protegía los servidores de esa empresa había resultado sencillo; tal vez, pudiera encontrar información sobre la misma y aprovecharse.

Desde hacía algunos años venía aplicando sus talentos innatos para introducirse en empresas e intituciones financieras, utilizando datos, muchas veces privilegiados, para obtener las dos cosas que realmente importaban en el mundo: dinero y conocimiento. Su meta era sencilla: usar toda esa masa de información para alcanzar lo que llamaba ''la cuota'': veinte mil dólares por semana, al menos. No siempre lo lograba.

Entrelazó los dedos de sus manos, las palmas hacía adelante y estiró los brazos, logrando un pequeño ''crack'' apenas audible. Era bueno desentumecerse un poco mientras leía las pantallas, antes de continuar tecleando. Varios archivos y carpetas desfilaron ante él.

Un nombre aparecía una y otra vez: McBerthey. No era el nombre del titular registral de la empresa, así que Mikael sospechó que sería el autentico dueño, el titiritero tras el hombre de paja de Martin Strinch. Podría buscar mas 'data' sobre él, pero se contuvo y analizó las carpetas.

Con poco ingenio, habían sido denominadas 'Empresas afines', 'Operaciones financieras' y 'Objetivos estratégicos'. Solo una, 'La Condesa', tenía cierto aire de misterio y clave. La tentación era grande, pero no sabía cuanto tiempo tenía para hurgar en el sistema, así que decidió priorizar su propia meta.

''Primero es lo primero; veamos las operaciones financieras de la empresa ... tal vez obtenga algo de qué aprovecharme''.

Aún sonaba la última nota arrancada de su preciado Lord Norton, el Stradivarius que había conseguido hacía años, una nota cristalina, triste, alargada...

Sonaba, muriendo en agonía, cuando el clap-clap de un aplauso discreto pero evidente se dejó oír, aplastando el último tono musical.

Sarah se giró, entre molesta y agradecida. Molesta, porque nunca lograba acostumbrarse a que los oyentes no pudieran contener su entusiasmo, su fervor, y se solaparan a su música. Y agradecida, desde luego, porque eran esos oyentes entusiastas los que llenaban las salas de conciertos y los patios de butacas.

Cerró los ojos, e inmediatamente los abrió, y se acercó al hombre, sonriendo. Era un hombre extrañamente atractivo, con un magnetismo poco común. 

-Buenas noches, Sr. Thomson. -Estrechó su mano después de colocar cuidadosamente el instrumento y su arco sobre el tejido suave de una silla, la única sobre la tarima donde había tenido lugar el ensayo.- Efectivamente, soy Sarah Williams. 

La mano del hombre estaba yerta, y más en contraste con la de ella, que latía aún con el calor de haber tocado. No se había percatado, pero debía de hacer frío fuera del Teatro. 

"Permítame que sea directo, estoy aquí en nombre del Señor Du Pui que desea contar con usted para una actuación en su club, el Terciopelo Rojo."

¡Dios Santo! ¡El Terciopelo Rojo! y el Sr. Du Pui, un mecenas exigente pero magnánimo con aquellos a los que acogía en su feudo.

Sarah se estremeció, era una petición excelente. Una que no podía dejar pasar, una de aquellas que suceden sólo una vez en la vida. Y que si pasan... no vuelven a darse nunca más las circunstancias que se dieron. Los astros son demasiado caprichosos...

-Desde luego, será un honor. Dígale al Sr. Du Pui que estaré encantada de actuar en su local. Que, además, creo que tiene una acústica inmejorable. ¿No es cierto...? Nunca he estado allí, no he sido invitada. Por eso es un verdadero halago que haya sido distinguida con esta petición.

El camarero comienza a servir la bebida y se queda pensando unos momentos ante la pregunta, después dice:

Pues no, no es una habitual, por lo que me ha contado entre copa y copa hace poco que ha llegado a la ciudad… por lo que parece tiene bastante dinero… es la típica niña consentida que supongo sus padres le pagan todo… no puedo decirte mucho mas de ella.

Mientras tanto la chica en cuestión parece algo aburrida de los tipos y se aleja de ellos en dirección a la pista de baile en donde empieza a bailar sola sin importarle demasiado que sus amigas sigan con los tipos esos.

Hugo seguía con el paciente, aparentemente las heridas eran graves, pero podría sobrevivir, aunque eso sí estaba claro, tendría que estar varios días ingresado. El quirófano estaba preparado para la operación, con todo el equipo y todo el personal preparado. La operación fue más sencilla de lo que el doctor esperaría, extrañamente una vez se dispuso a operar pudo comprobar como internamente apenas había sufrido daños. El tipo estaba en muy buena forma, de hecho mucha mejor que la que aparentaba y sus músculos eran fuertes y fibrosos, pero no solo eso, sus órganos eran los de una persona totalmente sana, cosa que extraño al médico ya que ya había estado el tiempo suficiente en urgencias como para saber que ese tipo de personas, pertenecientes a una banda no solían estar tan sanos.

Tras una bastante corta intervención la operación terminó sin demasiadas complicaciones. Sam le observa y dice:

Doctor… pensaba que iba a ser más complicado… no se, es raro, que cuerpo más… sano y fuerte… bueno, haré que le lleven al box para que pueda descansar, si quiere después puede pasarse

Era un procedimiento normal en urgencias, una vez terminada la operación de urgencia se daba un tiempo al doctor para asearse, pero era obligatorio pasarse después a ver al paciente para controlar su estado, era en ese momento en el que se decidía qué hacer con él, si llamar a la policía o enviar a la seguridad del hospital, la cual por otra parte estaba en la zona de urgencias, pero fuera de los box.

Ciudad de Nueva York, Viernes 15 de Octubre de 2017, 01.00

Trevor, el chico nuevo que había entrado en la banda había dado de nuevo en el clavo, era ya la tercera vez que había dado las claves para un robo exitoso, en esta ocasión estaban en la casa de un empresario de la ciudad conocido por enriquecerse a costa de pagar sueldos miserables a sus trabajadores a cambio de jornadas eternas de trabajo. Era temprano porque según Trevor tienen una “ventana de tiempo” limitada. Desde las 12.30 hasta las 01.00 iban a poder entrar a robar y así hicieron. Mientras estaban en la casa, en lo más profundo de un barrio de cierto poder adquisitivo podían ver por las ventanas como la fría noche parecía ayudarles ya que apenas había luna lo que hacía que estuvieran a oscuras, a salvo de miradas indiscretas.

El pequeño grupo incluido Trevor estaba en la casa de aquel tipo, tenía toda clase de objetos de valor y una caja fuerte escondida detrás de un cuadro algo bastante clásico por otra parte. Algunas figuras de arte, y aparatos electrónicos estaban por toda la casa, el dinero, seguramente en la caja fuerte, aunque hasta que no la abrieran no lo sabrían seguro. Trevor tenía entre sus manos una revista de arte que miraba con una mirada curiosa mientras dice:

Chicos… creo que ya tenemos el próximo golpe, mirad

Enseña la revista por una página con un artículo titulado: “Grandes coleccionistas de arte y obras sociales: La gran exposición de joyas del Nilo”

En el primer párrafo destacado de la publicación podía leerse:

La gran exposición de joyas del Nilo ha sido donada por una eminente coleccionista de arte que vive en nuestra ciudad, una mujer discreta que siente un gran amor por el arte antiguo.

Trevor sonríe mientras dice:

Creo que se donde podemos encontrar a esa mujer.

El hombre mira a Liberty y asiente mientras dice:

Tu compañero está en el hospital… no es que sea algo muy peligroso, así que puedes ir sola o acompañada de Tim, tu eliges, pero claro, él será tu responsabilidad.

Tras hacerle entrega de las carpetas en donde podían verse las direcciones de las casas dice:

Realmente no… ya que no sabemos nada de esa banda, solo que están actuando cada 3 dias, por lo que si el último robo fue ayer posiblemente pasado mañana atraquen la siguiente casa… ¿cual será? no lo sabemos.

El hombre sonríe complacido mientras dice ofreciendo su mano, una mano que estaba realmente fría, se notaba que en el exterior hacia bastante frio y seguramente le no se hubiera puesto guantes, mientras le aprieta la mano dice:

Sera un placer ver como se desenvuelve… nos veremos alli, si tiene cualquier problema o duda no dude en llamar al numero que aparece en la tarjeta, ahora, he de marcharme

Decía mientras se encaminaba hacia la puerta para marcharse de allí. Mientras tanto la pareja que estaba allí hablando había estado mirando de reojo casi todo el tiempo, pero aparentemente no se atrevían a decir realmente nada.

Con bastante facilidad consigue entrar en la carpeta, en ella puede ver una gran cantidad de archivos sobre transacciones económicas, la mayoría parecen normales, pero hay otras algo mas extrañas, a sociedades que aparentemente no existen, en numerosas ocasiones se repite el nombre de un club, el “Elisee”. Tras hacer un poco de memoria Mikael recuerda ese nombre, se trata de un club de la ciudad, por lo que ha escuchado es el club más exclusivo de la ciudad y al que se dice es imposible entrar.

También encuentra algunos informes sobre transacciones económicas que vinculan a la empresa sin lugar a dudas con grupos mafiosos de la ciudad e incluso con algunas de las bandas más importantes.

El hombre niega enérgicamente con la cabeza mientras dice:

No, mira que les he preguntado varias veces y me han insistido en que es algo secreto, que solamente el grupo que estará a cargo puede enterarse… solo se que es cosa de los jefazos

Decía el hombre, se notaba que estaba realmente curioso por lo que podría ser aquel proyecto, entonces cae en la cuenta de algo:

Supongo que te harán firmar alguna clase de contrato sobre confidencialidad o algo similar… no creo que haga falta decirlo, pero mira muy bien la letra pequeña.

El hombre apunta un numero de telefono en una tarjeta, entonces parece darse cuenta y debajo escriba una dirección de email:

Estos son datos de contacto por si pasa algo, tendrias que ir mañana por la mañana a las oficinas centrales de TCorp.

El edificio era uno de los edificios más altos de la ciudad, destacaba porque en la entrada tenía una gran T escrita con una grafía de aspecto antiguo, lo que evidenciaba que era una empresa con una gran tradición e historia, sin embargo, era una gran multinacional que pese a tener origen en Europa se había extendido por todo el mundo con toda clase de negocios.

Su amiga le guiña el ojo mientras dice:

Se largo enseguida, vamos, me dio las invitaciones, se giró y se fue, parecía que tenía prisa, y mira que le grite mientras se iba, pero paso de mi… no se, fue un poco raro eso, pero bueno, mira tenemos las entradas, la lotería habría sido haber conseguido una de esas pulseras…

Las chicas tomaron asiento y empezaron a beber, fue Lili la que se puso de pie dando un ultimo y rápido sorbo a su bebida:

Vamos entonces… que hemos venido aqui a bailar ¿no?, aprovechemos que el DJ es bastante bueno, vamos

Decía mientras prácticamente se lanzaba a la pista de baile dispuesta a darlo todo

El hombre asiente y sonríe mientras parece buscar algo en su bolsillo:

Créame que será la audiencia la que estará encantada con su actuación… el Señor Du Pui no invita a nadie sin antes haberlo conocido y saber que realmente está a la altura de lo que se espera de su local.

El hombre termina de encontrar lo que estaba buscando, saca una tarjeta de visita con el numero de contacto y una pulsera de color carmesí mientras dice.

Tenga, la actuacion sera mañana, le espera algo antes de las 02.00 ya que a esa hora habrá una actuación de una bailarina y después será su actuación la que estoy seguro será todo un éxito, con esta tarjeta no tendra problemas en entrar en el local sin esperar cola y con la pulsera podra entrar en la zona VIP y podra tomar lo que desee totalmente por cuenta de la casa

Decía con un tono agradable, cada vez que hablaba parecía imposible dejar de prestarle atención, sus movimientos, su forma de hablar acompasada y esa “Aura” que despedía le hacen atrayente.

Supongo que no hay problemas, ¿cierto?

Finaliza con una agradable sonrisa

El frío contacto de su piel me resulta sensualmente estremecedor; de hecho me desconcierta ser consciente que, cuando le di la mano anteriormente, cuando me presenté, no tuve una sensación de frío tan intensa... en cualquier caso atribuyo ese detalle a mi despiste habitual y no le doy mayor importancia...

Si que, en cambio, me extraña eso que Monsieur Thomson dice acerca de "ver como me desenvuelvo", se refiere a mi función? No, sin duda alguna es un comentario cargado de intención y que imagino relacionado con ese The Game of Love de Santana que tan poco domino... flirteo propio de gente adulta en el que ando siempre absolutamente perdida. 

Como iba diciendo no me interesa relacionarme más allá del necesario desahogo sexual y, para ello, soy bastante directa, voy bastante al grano: Tu quieres? Yo quiero, adelante, sin más, pasemos un rato agradable y olvidemos luego nuestra puta cara, eso es todo... eso es todo y, de seguir con ese tonito, Monsieur Thomson tiene muchos números de acabar pasando uno de esos buenos ratos conmigo, la expectativa es deliciosa y no hace más que activar mis sentidos.

Hablando de relaciones estúpidas me giro hacia la mesa que ocupan Amanda y Thomas con cara de quécoñoospasaavosotros, meterosenvuestrosasuntosydejadmeenpaz... pero no les digo nada, ni falta que hace puesto que con el jeto basta.

Saco el móvil y memorizo los datos contenidos en la tarjeta antes de guardarla junto a la pulsera en el monedero.

Marco, a continuación, el número de Sally. Confío que siga en el edificio. Hay varios aspectos que necesito aclarar con ella