Partida Rol por web

El alzamiento de los tres monarcas

01. Incursión en el Reichsprotektorat

Cargando editor
14/11/2020, 15:08
Branislav Sedlak

Bran, totalmente alterado, mantiene el dedo en el gatillo del rifle alemán. Necesita ver a su mujer, comprobar que estos extraños que le han salvado pero a la vez le retienen, están en lo cierto. ¿Acaso ha sido todo su esfuerzo por liberar al país de fuerzas extranjeras para poder llevar una vida tranquila junto a su amada en su pequeña y humilde granja, en vano?

Lo ha sido. Sigue a Heizinger sin mediar palabra y, cuando el hombre ve el cadáver, puede apreciarse el preciso instante en el que se le rompe el corazón. Esa rabia, esa tensión de su cuerpo y de su mente desaparece para dejar paso a un torrente de llantos y lágrimas, de sueños y planes rotos. Se abalanza sobre el cuerpo sin vida de Mirka, que descansa sobre un lecho de paja, soltando el rifle cargado peligrosamente en el suelo.

Pasa sus dedos por su pelo, por su frente, por su mejilla. Tan guapa, tan alegre, tan bondadosa. Las yemas de sus dedos se detienen en las laceraciones en el cuello, en ese grotesco collar morado que evidencia la causa de la muerte. Eso da la razón al austríaco, unos nazis no se habrían hecho cargo del cuerpo sin vida de su esposa...

-Mi más sentido pésame. Era una mujer preciosa. Su causa, amigo mío, nunca estuvo equivocada. Al fin y al cabo, usted luchaba por ella, ¿me equivoco?-.

El checo trata de recomponerse y os mira de nuevo. Asiente en silencio, cerrando los ojos por unos segundos y volviendo la mirada a su esposa.

La mataron ellos... Esos asquerosos nazis que destruyen todo lo que tocan y contaminan la tierra que pisan... Nosotros somos su mejor opción para vengarla. Y si no quiere vengarla, al menos, le suplico que no me robe la oportunidad de descubrir la verdad sobre lo que le sucedió al amor de mi vida...

Lo siento mucho, señorita. Te deseo... Le deseo -se autocorrige, hablando ahora con más respeto hacia vosotros- buena suerte en la búsqueda de su marido. Espero que no tenga usted que pasar por lo mismo. Y gracias por la cura y, bueno —hace una pausa—, por todo. No puedo acompañarles, tengo que hacerme cargo de Mirka. Sólo les puedo decir que pidan el sauerkraut con kartoffeln en la taberna de Vordertrebain, nada más. Y ahora, si me disculpan...

Y diciendo esto, se gira hacia su mujer, dándoos la espalda. Hunde su cabeza en el cuello de ella y comienza a susurrarle algunas palabras en checo. Un momento íntimo, un momento de despedida que claramente no os incumbe.

Notas de juego

Bran os invita amablemente a iros. Si no deseáis hacer nada más en esta zona y nadie dice lo contrario, asumiré que os embarcáis en dirección a Vordertrebain. Obviamente, podéis sugerir cualquier otro plan.

Cargando editor
14/11/2020, 17:06
Klaus von Heizinger

Klaus tuvo que contenerse para evitar vitorear a Marlowe sobre su excepcional actuación. ¡Le había superado incluso a él! Fue en ese preciso instante de asombro contenido cuando el austríaco captó que la doctora no estaba jugando al mismo juego que él. Su intensidad era genuina, auténtica. No entendió nada de lo que dijo, pues hablaba un checo bastante aceptable, pero sí entendió un nombre.

Jack.

Von Heizinger empezó a entender qué estaba pasando allí, pero nada dijo al respecto. Él sabía bien cuando las palabras surten su efecto y Bran ya estaba desarmado anímicamente al ver el cadáver de Mirka. Ahora estaba devastado y no les sería de ninguna utilidad.

Tomó el Mauser con delicadeza y se lo echó al hombro. No hizo más caso del checo. Bastante tenía con lo suyo. Tampoco dijo nada a Marlowe. Estaba a todas luces afectada. Ya hablaría con ella más tarde.

-Parece que tenemos una buena pista en forma de palabra clave, ¿ja?-, comentó en voz baja a Penwater dando por sentado que el amerrikaner compartiría su opinión. -Emil. En su docta opinión de veterano contrabandista, ¿Cuál sería la mejor ruta para alcanzar Vordertrebain?

Cargando editor
14/11/2020, 20:09
Thomas Penwater

No sabía si el chucrut con patatas era una contraseña para la resistencia o que por el contrario, simple y llanamente era el plato estrella de la taberna de Vordertrebain. Fuera como fuera les iba a ser de utilidad. Al final aquel checo había resultado de utilidad. Estaba completamente seguro de que habían tomado en todo momento las decisiones adecuadas.

Por otra parte, podrían preguntarle a Bran por aquellas palabras clave, per era evidente que el checo había decidido que la conversación debía acabar allí. Penwater, como buen americano que era, sabía cuando uno de debía insistir más en algo y seguir con su camino. Un camino que claramente estaba en dirección Vordertrebain.

Era hora de dejar a aquel hombre con su dolor. Si otra cosa sabía como buen americano era cuando sobraba y ese era uno de esos momentos. Miró a Marlowe, no sabía lo que había dicho y a diferencia de Velvet Thunder, ni tan siquiera intuía de que iba el asunto, aunque si la veía algo afectada, aunque supuso que era simplemente por lo que acababa de ser testigo, la triste historia de Mirka y Bran.

Gracias por todo, Bran. - Le dijo a aquel hombre. - No sabe cuanto siento lo ocurrido. Ojalá nos pudiéramos haber conocido en otras circunstancias. - Se alejó unos pasos. - Suerte... - Le deseó, aunque no lo hizo en alto. Sabía de alguna forma que aquel hombre estaba condenado.

Ya unos metros separado de Bran y nuevamente hablando en inglés, se reunió con los suyos. 

Por eso dije de saltar en la zona noroeste. - Les comentó. - Allí no creo que nos hubieran detectado desde tierra y difícilmente hubiera habido patrullas, pero... - Se encogió de hombros. - No nos ha ido tan mal.

Se acercó al mapa que ahora estaba en posesión de Klaus y lo miró por encima.

Podríamos andar por la zona sur, a través de las carreteras secundarias y atravesando los bosques para no ser descubiertos. - Se rascó el mentón. - Pero una vez lleguemos al río Berounka... - Chasqueó la lengua e inclinó la cabeza. - Tendremos que atravesarlo. ¡Y a ver como! Además, parece que habrá más vigilancia a medida que nos acerquemos a Vordertrebain. - Alzó la cabeza. - ¿Porqué vamos allí, no?

Cargando editor
15/11/2020, 11:55
Emil Klein Heinrich

Emil seguía estudiando el mapa mientras a su alrededor todo tomaba un tinte de lo más dramático. Ya no iban a sacarle más información a Bran, así que seguir allí era perder el tiempo.

Podríamos ir por los bosques, tal y como dice el cabo, sí - medita el joven, estudiando sus opciones -, pero en cuánto lleguemos al río, nos daremos contra un muro. Es evidente que los nazis se han asentado en los cruces, para controlar quién sale y quién no. Por lo que ha dicho el checo, de alguna manera deben cruzar el río si se mueven entre Krupna y Vordertrebain, pero... - Emil lanza una mirada hacia Bran y Marlowe - Ya hemos quemado ese puente, ¿verdad?

Emil busca una mesa cercana, o algo dónde apoyar el mapa.

- Creo que nuestra mejor opción es evitar las carreteras, sí. Si cruzamos el bosque hasta el río - con el dedo, el contrabandista marca la ruta, ya hablando más para si que para sus acompañantes -, podemos bordear el río dirección sur. Con suerte, encontraremos algún puentecillo que podamos cruzar. Si no... - Emil desliza el dedo hasta señalar la estación de Hintertrebain - Tenemos los uniformes que les quitamos a aquellos soldados. Es arriesgado, sí. Pero si sale bien, estaríamos a las puertas de Vordertrebain.

Con un suspiro, Emil se echa hacia atrás y deja que sus compañeros revisen el mapa. Su plan implicaba correr un riesgo enorme, sí. Y la verdad era que contaba con que se encontrase algún puente improvisado durante el camino. Pero si no era así, no veía otra opción.

Cargando editor
15/11/2020, 18:50
Eleanor Marlowe

Eleanor asintió con la cabeza como único reconocimiento a las palabras de aquel hombre y se alejó, dándole la privacidad que la ocasión requería y abandonándole con su dolor. Aquella experiencia le había afectado. Había viajado hasta allí esperando poder encontrar a Jack, pero de repente no las tenía todas consigo de poder lograrlo. Y aunque lo consiguiera empezaba a temer lo que encontraría al final de aquel camino... 

- Parece que tenemos un plan... Cruzar el río puede ser un problema, pero hay mucho camino hasta llegar allí. Pueden pasar muchas cosas... -  

La doctora se apartó de sus compañeros con aire pensativo y se puso a organizar su mochila. A escondidas sacó una foto de Jack y la acarició con el dedo. El joven salía sonriente, con aquella sonrisa suya tan contagiosa. Miraba directamente a la cámara y la potencia de su mirada pareció traspasar el tiempo y el espacio. Eleanor recordó el día en que le hicieron aquella fotografía. Jack había conseguido un ascenso en el trabajo y estaba eufórico. La había perseguido por toda la casa con aquella cara de pillo mientras ella fingía que huía de una manera poco creíble hasta que finalmente se encontraron, en un continuo ir y venir como las mareas, inmersos en un océano de risas y miradas cómplices, sin ser conscientes de que cada momento que pasaban juntos era un regalo porque sus planes incluían estar juntos toda la vida, porque no había un mañana sino un para siempre. Sin poder imaginar que sería precisamente aquel ascenso el que los separaría apenas un mes después...

Te encontraré... El pensamiento surgió con fuerza renovada. Daba igual lo que ocurriera. No se marcharía de allí sin él. Con aquella determinación en mente guardó la fotografía en el interior de su chaqueta y apartó cualquier otro pensamiento. No había llegado tan lejos para fracasar...