Partida Rol por web

El alzamiento de los tres monarcas

04. Asalto al Castillo de Karlstein

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22/03/2021, 21:24
Thomas Penwater

- ¡Señorita Maslowe! - Exclamó el cabo al ver a aquella despampanante mujer. - ¡Ja, ja, ja, ja! - Empezó a reír de forma enloquecido. - ¿Se ha hecho la permanente? - Le dijo con los ojos muy abiertos mientras le miraba como ido. - ¡Está preciosa! - Le agarró de las manos y apretó con fuerza mientras reía en su cara a escasos centímetros de ella. - ¡Ja, ja, ja! ¡Muahahahaha! - Reía con una fuerza ensordecedora. Parecía imposible que todavía conservara tanta energía después de haber perdido tanta sangre

- ¿Y qué puñetas es ese ruido? - Hizo altavoz con su propia mano. ¿Estaba escuchando los disparos de los alemanes? ¿Era eso? Por la expresión de júbilo que se representaba en su rostro, no parecía ser aquello. - ¡Pam, pam, parapapampam! -Empezó a tararear. - ¿Lo oye? ¡Es música! - Se puso en pie y se golpeó la cabeza contra el techo. - ¡Ooocuh! - Exclamó frotándose la cabeza.

Aquel el golpe no le hizo entrar en razón. Volvió a sonreír mirando a Eleanor y entonces se fijó en que el bueno de Klaus se encontraba en la torreta. Sus ojos se abrieron de par en par y entonces se quitó la cabeza, no sin dificultad debido a sus lacerantes heridas. Aunque finalmente lo logró dejando su torso blanco lechoso y ahora ensangrentado al descubierto. Fue entonces cuando se coló en la obertura de la torreta colocándose junto a Von Heizinger.

- ¡Mi querido Velvet Thunder! - Le dijo abrazándole. - ¿Oyes esa música, amigo? - Se separó de él y empezó a chasquear los dedos al ritmo de una melodía que sólo él escuchaba. - ¡Pam, pam, parapampam! - Sonrió con una mueca demencial y abrió los ojos de par en par. - ¿Viene conmigo? 

No esperó respuesta alguna, escalando por el hueco de la torreta y ayudándose en los apoyos en el propio cuerpo del austriaco, logró colocarle en el techo del sonderkraftfahrzeug y se sentó allí hondeando su camiseta al aire mientras gritaba jubiloso. Estaba eufórico, feliz y no tenía miedo alguno. El temerario Thomas Penwater era nada más y nada menos un jodido héroe alemanoamericano inmortal.

- ¡Ja, ja, ja, ja! - Rió. - ¡Yuuuuujuuuu! - Vitoreó. - ¡I'm singin' in the rain, just singin' in the rain, what a glorious feeling, and I'm happy again! - Comenzó a cantar y entonces dio un par de golpes sobre el techo el trasnporte audibles en la cabina. - ¡Ja, ja, ja, ja, ja! ¡Canten conmigo, joder! ¡Canten, que esto es una condenada fiesta! ¡Ja, ja, ja, ja!

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23/03/2021, 18:00
Emil Klein Heinrich

Cuando Emil escuchó al cao cantar y golpear el techo del sonder, se planteó durante unos instantes dar un brusco volantazo a un lado. Se podía imaginar al bueno de Penwater en el retrovisor, rodando por el camino, mientras indudablemente seguía tarareando su pegadiza canción.

Cualquier fantasía que tuviese se desvaneció al ver que los nazis les habían preparado una última despedida. Que considerados.

¡Agárrense ahí arriba! - y dicho esto, el joven apretó el acelerador a fondo, cubriéndose como podía tras el volante, dispuesto a llevarse por delante a dos o tres soldados.

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24/03/2021, 18:03
Eleanor Marlowe

Eleanor se afanaba en intentar salvar la vida de Thomas Penwater. Era un buen hombre. Desde luego que aquella experiencia le había cambiado para siempre. La mayor parte del tiempo parecía enloquecido, pero eso no cambiaba el hecho de que era un buen hombre que había arriesgado su vida por un bien superior. Y por esa razón la joven doctora ponía todo su empeño en salvarle de una muerte que había estado más próxima de lo deseable. 

¿Eleanor? ¡Es usted! ¿Qué hace aquí? ¿Dónde está su... Jack?

Sus ojos se empañaron ante la sola mención del nombre de aquel hombre que había sido el motivo de que cruzara media Europa y se embarcara en aquella loca misión. - Él... No lo consiguió, Thomas. Ya no está. - La voz de Eleanor era apenas un susurro y finalmente se quebró. Aquel no era momento para venirse abajo. Debía sobreponerse. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos Thomas Penwater parecía dispuesto a morir allí. Sin éxito, Eleanor intentó retenerle, pero el soldado a pesar de estar mortalmente herido estaba seriamente trastornado y no solo no dejaba de moverse, sino que se puso en pie y se encaramó al techo del vehículo mientras se reía como un poseso y cantaba una canción.- ¡LOCO, VA A LOGRAR QUE LE MATEN! - Eleanor gritó con todas sus fuerzas para hacerse oír por encima del ruido del motor y de los canticos enloquecidos de Penwater, aunque su voz pareció perderse en el estruendo del momento.

Eleanor se acercó al checo que había sobrevivido y le puso la mano en el hombro. - ¿Está herido? Déjeme ver - Mientras le examinaba, la joven observó al único superviviente checoslovaco de su misión. - Escuche, sé que ha pasado por un infierno, pero usted es la única prueba que tenemos de lo que están haciendo los alemanes en su país. Si conseguimos salir de aquí es posible que logremos detener la guerra que se avecina. Pero para ello deberá acompañarnos hasta nuestros superiores y contarles lo que ha vivido. Ellos le protegerán. ¿Vendrá con nosotros? Piénselo. Y póngase a cubierto. Parece que esto no ha terminado - 

Con decisión, la doctora tomó su arma y la del checo para después asomarse al exterior. El ruido de los disparos rompió el silencio mientras un nutrido grupo de soldados formaban la última barrera que los separaba de la libertad. - ¡EMIL EN SUS MANOS ENCOMIENDO MI ESPÍRITU! ¡THOMAS, COJA ESTO! ¡DISPARE A TODO LO QUE SE MUEVA! ¡Klaus, hagamos que suelten un poco de vapor! - Con la mirada llena de desafío y de odio, sin más Eleanor Marlowe abrió fuego mientras la llama de la esperanza de lograr completar su misión se encendía brevemente en su pecho. 

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24/03/2021, 20:28
Klaus von Heizinger

-¡No lo dude, Fraülein!-, replicó el austríaco a la facultativa mientras apuntaba el cañón de la ametralladora pesada del Sonderkraft en dirección al puesto de vigilancia natsi que osaba hacer frente a la fortaleza móvil en la que aquel peculiar grupo de héroes (?) huía dejando a su paso muerte y destrucción con un castillo en llamas recortándose en el horizonte.

Había llegado un punto en el que el ocultista ya no sentía las manos. Sabía que estaban agarrando las palancas para operar el arma del vehículo, pero no tenía sensibilidad ninguna en las palmas o en las yemas de los dedos. Había conseguido su preciado Vermiis, pero al precio de no poder volver a tocar la Para Elisa de Ludwig. Y es que la guerra, incluso la ocultista, siempre tiene un coste para los valientes que la afrontan. 

Inspiró un largo instante, abstrayéndose de la absurda canción pluviométrica que estaba interpretando su maltrecho amigo y guardaespaldas vitalicio, Thomas "Sigfrido" Penwater. Acto seguido, abrió fuego dispuesto a exterminar a aquellos avariciosos hijos de la pérfida Alemania mientras se reconocía a sí mismo la ironía de que fuese un austríaco el que diezmara las defensas germanas con aquella maravilla de artillería.

En la fantasiosa mente de Klaus, las Valquirias descendían en pegasos en elegantes picados desde el cielo abrasado por la guerra para recoger las almas de los caídos mientras los cañones vomitaban andanadas de proyectiles forjados en las fraguas de los nibelungos. 

Qué festival de sangre.

Qué sinfonía de destrucción.

Sin duda, era el último waltz de Klaus von Heizinger.

Natsi mu' loco disparando al Sonder...

Lo que rebota al fondo son balazos perdidos.

Armas de Fuego -10%

Klaus impartiendo justicia esotérica.

Véase que es un doble.

La doctora Marlowe dispara sus últimas balas en honor a Jack.

Cierra los ojos al disparar... Tcht, tcht.

Debe subir su puntuación en Armas de Fuego.

Penwotah cree ver a Masín antes de abrir fuego.

Fíjense en esas arruguitas de seductor amerrikaner...

Klaus impartiendo justicia esotérica Vol. 2.

Nótese que es OTRO doble.

Su nombre real es Fulgencio Pimentel.

Murió durante el rodaje de esta escena por un balazo perdido de Penwotah.

RIP Fulgen

Klaus como el Redentor de Checoslovaquia al agotar la ametralladora y encontrar un escopetón desperdigado por el Sonder.

La corona de espinas refleja el calvario que ha pasado para conseguir su preciado Vermiis.

¿Cómo? ¿Que no os lo creéis? ¡Es Klaus! ¡De verdad de la buena!

Y falta lo mejor de todo...

Daaaaaaamn... Me he confundido.

Esta era por si había BAD ENDING. Porque todos sabemos que a Leopold nunca le habrían cogido con vida...

¡PERO!

¡LEOPOLD AÚN TIENE MUCHO QUE DECIR!

Leopold desatando el poder del Vermiis tras las enseñanzas de Klaus en El Alzamiento de Von Heizinger, spin off de esta partida.

¡SIEMPRE SUPIMOS QUE ERA UN AUTÉNTICO VON HEIZINGER!

Notas de juego

Dejo este mensaje que es mitad serio mitad declaración de SUGAR LOVING para todo el equipaso. Porque las grandes partidas nunca salen solitas y a fe mía que esta la voy a recordar con mucho cariño.

Espero que os saque unas risas. A mí casi me da algo preparándolo xDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD

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25/03/2021, 20:17
Guardián

Gritos, carcajadas y disparos, muchos disparos, infinitos disparos, es lo único que puede escuchar el aterrorizado checo, salvado de los alemanes para ser secuestrado por estos malditos locos. Por eso mismo, no puede más que asentir ante las palabras de la doctora.

El impacto que produce el Sonderkraft al destrozar los cuerpos de esos alemanes de la barricada es escalofriante. O, como mínimo, pasa escalofriantemente desapercibido. La mole casi ni se inmuta cuando aplasta literalmente a los nazis bajo sus llantas de cadena. Aunque todos tratan de apartarse, no todos tienen la suerte de poder esquivar a Sidewinder, certero como el misil que le da nombre.

Mientras tanto, los demás siguen disparando, pero nada comparable a la huella de destrucción que está dejando el transalpino a su paso, no dejando títere con cabeza. Y si lo deja, como bien sabe, es porque no le ha disparado lo suficiente. Joder, cuántas balas tiene la maldita torreta, cómo se nota que es de fabricación alemana.

Probablemente, incluso miembros infiltrados de la Resistencia hayan muerto esta noche acribillados por fuego amigo en lo que se conocerá a partir de ahora en Karlstein como La Noche de la Pira Negra, pero qué más da. Habéis conseguido salir con vida y con un checo que, por la cuenta que os trae, ya puede llegar a salvo a Londres para que todos estos riesgos y, en definitiva, toda esta aventura hayan valido para algo.

Finalmente, el Sonderkraft se pierde en la oscuridad de los escasamente iluminados caminos de los bosques que atraviesan la región. 

* * * * * * *  

7 de agosto de 1939, 0521 horas — Afueras de Vordetrebain

Tras un largo viaje prácticamente a oscuras guiados por la firme intuición de Emil Klein, llegáis a las afueras de Vordertrebain. El cielo ya clarea y necesitáis reposar antes de poneros en contacto con vuestro país para proceder a la extracción, así que decidís esconder el Sonderkraft en el bosque y autoinvitaros en casa del bueno de Josef, a las afueras de Vordertrebain. Sin duda, es el lugar con mejores camas de la región.

Nuevamente, un hombre de piel curtida y larga barba que pasará la cincuentena, os abre la puerta. Obviamente, los rumores se extienden como la pólvora y ya sabe que en el castillo ha pasado algo con unos rebeldes. A juzgar por vuestra apariencia, no tarda en atar cabos y os deja pasar, cerrando la puerta tras de sí.

No cabe en sí de gozo. Al fin y al cabo, el enemigo de su enemigo es su amigo, así que tanto él como su mujer os preparan un buen desayuno con las cortinas bien corridas y os dejan descansar.

Notas de juego

Habéis conseguido llegar a un lugar seguro. No es mi intención daros cuerda con Josef, sino dejaros la última escena entre vosotros antes de salir del Protektorat y terminar la misión.

Así que Eleanor Marlowe, haga los honores.

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26/03/2021, 16:36
Eleanor Marlowe

Eleanor Marlowe apenas podía tenerse en pie del cansancio cuando llegaron a Vordetrebain y, sin embargo, le daba miedo dormir. Sabía lo que vería cada vez que cerrara los ojos el resto de su vida. Su piel negra como obsidiana, sus ojos llenos de oscuridad, sus gritos de sufrimiento cuando intentó separarlo de aquel maldito árbol, sus últimas palabras, la detonación resonando en sus oídos, el humo asfixiante devorando aquella torre de los horrores. Aún no podía comprender cómo un simple libro podía usarse para provocar tanto dolor, cómo alguien podía aplicar sus conocimientos para generar un Mal tan absoluto. ¿Cuántas vidas se habían perdido? Aquellos pobres niños... La doctora había comprendido en el castillo de Karlstein que el Mal no era algo abstracto que anidaba en el corazón de algunos hombres. El Mal era tangible, real y vivía entre nosotros. 

Con unas marcadas ojeras bajo los ojos, Eleanor se acercó a Emil. Con cuidado examinó sus heridas. Había recibido un disparo con un arma de gran calibre. El daño era considerable, aunque el contrabandista había tenido mucha suerte. La bala había destrozado tejidos y huesos a su paso, pero había salido por detrás. La herida era limpia. – Emil, es usted un hombre afortunado. Conservará una enorme cicatriz en el hombro. Será un interesante reclamo para las damas. – Eleanor le sonrió al joven mientras lo curaba. – Debe usted asegurarse de llevar al checo hasta Mortimer. No solo le pagará bien, si no que con un poco de suerte habremos podido evitar una guerra. Gracias por sacarnos de allí. Ha sido un placer servir a su lado –

Depués Eleanor se dirigió a Thomas Penwater, que se encontraba descansando en una de las camas. El soldado estaba muy herido y a pesar de ello parecía actuar como si nada. La doctora podía percibir el cambio tan brutal que se había operado en su compañero desde el día en que se conocieron. Se arrodilló a su lado y comenzó a examinarle. – Es usted difícil de matar, Thomas, aunque ha faltado poco. – Eleanor acarició la frente del soldado con la mano mientras procedía a limpiar poco a poco cada una de las heridas que parecían marcar su cuerpo como un mapa. – Hizo un buen trabajo al matar a Andrej. Vi su cadáver después de abandonar el castillo y supuse que había sido usted. Gracias. Es un hombre de palabra. Si algún día viaja a Londres vaya a visitarme. Tengo un colega que podría ayudarle. No lo olvide nunca, es usted un buen hombre. Le echaré de menos, amigo mío – Tras lo cual se inclinó y estampó un cariñoso beso sobre la mejilla del americano.

Con una sonrisa se dirigió a Klaus y se cruzó de brazos ante el austríaco. – No puedo creer que alguien se atreviera a dispararle. Qué desfachatez… Le aviso. Esto va a doler. Mucho. Esto le ayudará a evitar cualquier infección - Con mucho cariño, Eleanor tomó el brazo de Klaus y le puso una inyección. Poco después, Klaus sintió que su cuerpo se relajaba y un extraño sopor empezó a apoderarse de él. ¿Por qué demonios se estaba quedando dormido? Eleanor agarró su cuerpo mientras lentamente lo tumbaba en la cama. – Lo siento mucho, querido…- fueron las últimas palabras que escuchó Klaus antes de caer completamente inconsciente. La doctora terminó de curar su herida, así como sus maltratadas manos, vendándolas con cariño y cuidado. Acto seguido se levantó, hizo su mochila, cogió el subfusil y arrebató el Vermis a Klaus. Observó el libro con odio mientras las lágrimas resbalaban por sus mejillas. – No intenten detenerme. Denle esto cuando despierte y díganle que lo siento – Un sobre cerrado apareció en su mano y lo dejó en la mesilla junto a Klaus tras lo cual Eleanor Marlowe desapareció en la noche sin volver la vista atrás.

Querido Klaus:

Ante todo quiero que sepa que durante este viaje no solo he llegado a admirarle, sino también a considerarle un buen amigo. Es usted un hombre de inteligencia extraordinaria e ingenio afilado. Mi afecto y cariño por usted son sinceros. Por esta razón se me hace tan doloroso pensar en lo que usted a buen seguro considerará como la peor de las traiciones. Sé lo mucho que deseaba tener el Vermis en su poder, pero debe intentar comprenderlo.

El padre Andrej y Von Kammerstein fueron solo una pequeña muestra del Mal que los conocimientos contenidos en este libro pueden provocar. Usted no le vio. Ellos usaron a Jack, lo torturaron, lo convirtieron en un ser abominable, le arrebataron su humanidad, todo lo que había sido y todo lo que podía llegar a ser. Todo lo que podríamos haber sido juntos… Quise morir en aquella torre junto a él, pero quedaba algo por hacer. Los dos sabemos que usted acabaría por seguir estos mismos pasos y no podía permitirlo.  Si lo piensa un poco en realidad estoy haciéndole un favor. No intente seguirme. Lo habré destruido antes de que usted despierte.

Sé que este libro no es el único, que hay muchos otros por todo el mundo y estoy convencida de que acabará encontrando alguno que pueda satisfacer sus expectativas. Yo voy a consagrar mi vida a destruirlos, así que no me cabe duda de que nuestros caminos volverán a encontrarse. Hasta entonces, espero que pueda perdonarme. 

Su amiga,

                        Eleanor.

Notas de juego

Pues aquí está el final de Eleanor!! Lo siento, Dewey! Pero Eleanor solo pudo seguir adelante tras la muerte de Jack por la idea de destruir el libro para que nadie pudiera volver a usarlo! LO SIENTOOOOO!!! xD

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26/03/2021, 21:54
Thomas Penwater

– Hizo un buen trabajo al matar a Andrej. Vi su cadáver después de abandonar el castillo y supuse que había sido usted. Gracias. Es un hombre de palabra. 

Si, ese canalla merecía la muerte. - Dijo todavía como ido. - Estaba en mi lista, ¿sabe? 

Su lista. ¡Cierto! Von Kammerstein estaba muerto, el padre Andrej estaba muerto. El tercer rey todavía no había sido tachado de su lista. Masín seguía vivo. ¿Por qué estaba en su lista? No lo recordaba. ¿Por qué tenía que matar a ese hombre del que solo recordaba su rostro y su nombre, Masín, ¿o era su apellido? ¿quién sabe? Tampoco lo sabía. Lo que si sabía era algo claro e inequívoco: estaba en su lista y debía morir.

Si algún día viaja a Londres vaya a visitarme. Tengo un colega que podría ayudarle.

La furia pelirroja tan solo asintió. No creía que regresara nunca a Londres, todavía tenía mucho trabajo en aquella tierra yerma y apartada de la vista de Dios. No sabía quien era el colega de  Eleanor, pero si no era un asesino de los buenos, no iba a necesitar su ayuda. Matar a Masín era su único objetivo y creía poder hacerlo solo.

No lo olvide nunca, es usted un buen hombre. Le echaré de menos, amigo mío.

Y yo a usted doctora. - Le respondió con sinceridad aquel hombre. - Y yo a usted.

La mirada de Thomas era extraña. Estaba lejos, muy lejos de allí. Su eterna sonrisa le acompañaba siempre de una manera bastante perturbadora. Aquel joven soldado había cambiado y lo había hecho para siempre. Parecía que sus sentidos capaban una realidad alternativa y lo más extraño era que aquel hombre no parecía sentir dolor, frío o calor. Y es que, pese a las heridas que hubieran dejado en cama a cualquiera, se levantó muy pronto y empezó a hacer vida normal, dentro de la normalidad que un hombre como él podía demostrar. Vestía con ropa de manga corta aún cuando en hacía frío y cuando hacía frío en aquella zona, hacía frío de verdad. Tampoco comía demasiado. Lo mínimo para su sustento y poco más. Pero lo más extraño era que no dormía. No dormía nunca y sus ojos abiertos de par en par mostraban una expresión de locura pura.

A medida que fueron pasando los días, fue perdiendo el habla. Parecía escuchar y comprender lo que le decían, pero no iniciaba nunca una conversación y respondía siempre con monosílabos y luego ya ni eso. Asentía o negaba con la cabeza y poco más. Quedaba poco para la extracción cuando Von Heinzinger se preocupó realmente por su amigo. Había comenzado a comportarse como un animal. Olisqueaba, gruñía y en ocasiones caminaba a cuatro patas. Había empezado a pasar mucho tiempo en el bosque cercano y algunos aldeanos decían haberlo oído aullar a la luna. 

Klaus decidió ponerlo en manos de las autoridades sanitarias hasta el día en que les sacaran de allí. Una vez de vuelta en los EEUU, podría ser tratado por los mejores profesionales. Eso si llegaba con vida, pues comiendo tan poco y sin dormir, el cuerpo de la Furia Pelirroja había empezado a adelgazar de forma preocupante. Pero el bueno de Thomas Penwater no atendía a razones. Se portaba bien con Klaus, su último gran amigo y líder espiritual, a él no le gruñía, ni tampoco le mordió nunca. No pasó lo mismo con los sanitarios que trataron de sedarle. Uno de ellos se quedó sin tres dedos menos de una mano y el otro quedó inconsciente de un cabezazo.

La Furia Pelirroja salió corriendo de Vordetrebain y nadie pudo detenerle. Una partida de miembros de la resistencia, Emil y el propio Klaus le buscaron hasta que cayó la noche, pero, pese a que encontraron su rastro, no llegaron a localizarlo. Dos días después se le dio por muerto. Prácticamente desnudo cuando desapareció y con las bajísimas temperaturas que sucedieron al fatídico día de la desaparición de Penwater, nadie hubiera sobrevivido.

Finalmente llegó el día de la extracción. Tan solo quedaban dos de los cuatro agentes para emprender el camino de regreso a casa. Marlowe había iniciado su propio camino y Penwater... nadie sabía que había sido de él. No obstante, justo antes de coger el transporte desde Vordetrebain llegó la digamos, extraña noticia. Masín, el que se autodenominaba como "Rey", amaneció clavado en la cruz de la iglesia de Vordetrebain armando un gran revuelo entre la población checa. El Rey había muerto y durante varias noches después de aquello, se escucharon extraños aullidos procedentes del bosque, aullidos que helaban la sangre. 

La lista negra de Thomas Penwater estaba por fin cerrada.

 

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27/03/2021, 10:51
Emil Klein Heinrich

El placer ha sido todo mío, doctora - Emil, tal vez por primera vez, mostró una sonrisa sincera a la que había sido su compañera durante estos últimos días (que habían parecido meses). Tenía la impresión de que no iba a volver a verla en un futuro próximo -. Cuídese... Y tenga todo el cuidado del mundo con lo que sea que se dispone a hacer.

Así, el joven no se sorprendió al ver como Marlowe le arrebataba el libro al a Klaus y se marchaba hacia su próxima aventura. Y aunque la idea de leer la carta que le dejó al austriaco le tentaba, Emil podía imaginarse lo que habría escrito en ella: a fin de cuentas, ese libro era sin duda el causante del fallecimiento del pobre Jack.

* * * * * * *  

Los siguientes días antes de la extracción se sucedieron con cierto atropello. Para alejarse de las excentricidades del austriaco ye la locura del cabo, Emil pasaba la mayoría del tiempo o bien en las cercanías de la casa, paseando y alejándose del barullo, o bien vigilando a su "testigo". Intentó comunicarse un par de veces con él. Debía asegurarse que el checo tuviese información lo suficientemente valiosa como para que le pagasen por ella. Desistió al tercer día: ese desgraciado solo dormía, comía y, en muchas ocasiones, gimoteaba. Que el servicio de inteligencia se encargase de sacarle la información como quisieran.

Pocos días antes de la extracción, Penwater por fin perdió la cabeza y desapareció. Emil vio como el hombre (aunque ya parecía más una bestia) salió corriendo medio desnudo en dirección al bosque. Aunque lo buscaron hasta el anochecer (algunos con más esfuerzo que otros), no tuvieron "suerte". Una pena, el contrabandista ya se había acostumbrado a dormirse al son de los aullidos del americano.

Finalmente llegó el día de la extracción. Emil agradeció a la familia su hospitalidad, les dejó unas monedas, y, lanzando un último vistazo al paisaje del que ya se había aburrido días atrás, se dispuso a abandonar Checoslovaquia con su moneda de cambio.

* * * * * * *  

Emil llegó a Bletchey Park a primera hora de la tarde, acompañado por un tembloroso checo. Un soldado con cara de pocos amigos que le recordó a Penwater el día que lo conoció les escoltó hasta la sala dónde, hacía ya lo que parecía una eternidad, había empezado toda esta aventura. Dentro le esperaban Abercrombie y el general - ¿era general?- Moravek.

El joven declinó responder preguntas sobre sus compañeros. Era evidente que habían llegado rumores a sus oídos, pero no era él quién debía dar explicaciones. Aunque sí que tuvo que dar algunas explicaciones respecto a lo sucedido en Karlstein, y las muertes del padre Andrej y de Masín. Optó por hacerse el loco y dar una versión edulcorada de los hechos. Por lo que a él respectaba, el padre Andrej murió intentando salvar a los prisioneros del castillo durante el ataque de la Resistencia a éste, que acabó con la torre en llamas. En cuánto a Masín... su muerte le sorprendió tanto como a ellos. Al fin y al cabo, no conocía a nadie que quisiese a ese hombre muerto.

Tal y como Emil había pedido, sobre el escritorio se encontraba un pequeño maletín con su paga. Mientras Morty intentaba, sin mucho éxito, comunicarse con el checo, el contrabandista contó el dinero. Parecía que estaba todo.

Estoy seguro de que su servicio de inteligencia será capaz de sacarle la información que necesitan. A fin de cuentas, como ya expliqué en mi carta, este hombre fue prisionero en Karlstein - el joven cerró el maletín y, con una jocosa reverencia se despidió de su audiencia -. Ha sido un placer trabajar para los ingleses. Esperaba que me concediesen algún título o alguna medalla, pero supongo que toda esta misión en realidad no ha sucedido, ¿verdad?

Emil abandonó así el despachó, dejando a Abercrombie "discutiendo" aún con el checo. Por fin había acabado toda esta locura. Era hora de volver a casa. Era hora de volver a los negocios.

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27/03/2021, 18:41
Klaus von Heizinger

Klaus von Heizinger durmió como un lirón hasta la extracción por cortesía de las Fuerzas Aéreas británicas. A ello contribuyeron sobremanera los sedantes que la artera y muy vulpina doctora Marlowe le administró antes de curarle las terribles heridas que le infligieron aquellos proyectos de sectarios que eran la tribu de infantes asesinos de CODENAME ANGEL, ese maldito bastardo de mandíbula cuadrada y que había resultado ser el gran antagonista de la misión, solo eclipsado ligeramente por la reluciente calva del finado Ernie Von Kammerstein.

Cierto era que el austríaco, el más veterano de aquel estrambótico grupo de improbables héroes formado en una reunión secreta en Londres hacía escasas unas semanas, siempre, siempre intuyó el éxito en su misión; pero jamás pensó que dejaría Checoslovaquia ya no solo regada de cadáveres natsis, sino que tejería un extraño vínculo de amistad con el invencible Thomas Penwater -siempre supo su nombre real, como también que al cabo le gustaban los apodos con los que le denominaba-, el siempre escurridizo Emil Klein Heinrich, alias Leopold durante su charada en la infiltración en Karlstein, y en la traicionera, elegante y a la par mortífera doctora Eleanor Marlowe. Vínculo que se forjó a sangre y fuego en el fragor de la batalla en aquel bosque que rodeaba al humeante castillo de Karlstein.

Al despertar, Klaus había llegado a Londres y fue ingresado en un hospital para ser tratado de la variada colección de heridas que había atesorado durante su aventura. Ya entonces sintió cierta inquietud en el píloro. No tenía su Vermiis cerca. Su preciado libro forrado en piel de bebé. Su tomo ocultista cerrado con presilla de oro e impreso en una edición incunable que incorporaba separador de terciopelo. En su lugar, tenía una vil carta, una prueba de la traición final, una misiva de despedida de la agente británica más letal de todos los tiempos... DEATHBLADE le había birlado el Vermiis.

That... Filthy... Biiiiiiittttttchhhhhhh!

Esa fue la nueva expresión británica favorita de Klaus durante algunas semanas.

Desconsolado, supo también que su buen amigo Penwater había desaparecido en el éter checoslovaco, pues nunca fue extraído por aeronave alguna. Devastado al saber que nunca volvería a ver a su guardaespaldas pelirrojo favorito, se preguntó cómo era posible que aquellos ingratos hijos de la Gran Bretaña hubiesen abandonado al mayor héroe que las fuerzas aliadas habían conocido en la Historia Moderna en aquella tierra, y la única respuesta razonable que encontró fue que, evidentemente, eran ingleses. ¿¡Qué se podía esperar de esos ególatras megalómanos!?

Finalmente, tuvo conocimiento de que Emil montó una empresa con el checo al que sacó del castillo de Karlstein, Heinrich & Stepanov, y les iba bien con la venta de calzado. Sin duda, su sobrino ficticio siempre tuvo buen ojo para los negocios. Al fin y al cabo, podría haber sido un gran Von Heizinger.

¿Y qué pasó después con Klaus...?

* * * * *

Londres, noche. En algún lugar del Downtown. Finales de 1939.

Lo último que recordaba Mortimer Abercrombie era estar en el Jazz Café del centro urbano peinándose el bigotón mientras disfrutaba de un habano antes de regresar a casa con la señora Abercrombie e hijos. Luego recordó que el camarero le sirvió su brandy y le dijo que le invitaba el gentil caballero de la mesa que había situado estratégicamente en una esquina, camuflado tras las hojas de una tupida planta de origen selvático. Morty estaba tan contento por su ascenso en el MI6 que alzó la copa sin vislumbrar demasiado bien el rostro el tipo, pero creyó que sería algún colega del gremio del espionaje y dio un buen trago.

¡Era un brandy excelente!

También cargado con un potente somnífero, pero no seamos tiquismiquis. ¡Era de buena añada y tenía regusto afrutado con toques a madera de nogal!

El bueno de Morty despertó en una lóbrega salita con una mesa metálica en el centro y deslumbrado por un potente foco que apuntaba directamente a sus ojos. No sabía cómo había llegado allí, pero a juzgar por la escenografía del conjunto, había altas posibilidades de que hubiese sido secuestrado.

Indignado, como demostraba el ligero encrespamiento de su bigote, Morty protestó.

-Oiga, no sé quién es usted, amigo, pero está cometiendo usted un terrible error-, advirtió el veterano agente, notando que tenía esposada una mano a la silla, pero la otra estaba al alcance de un cenicero en la que reposaba su habano. Desde luego, su secuestrador era un tipo considerado y detallista.

-¿Es usted Mortimer Abercrombie?-, inquirió la sombra sentada al otro lado de la mesa.

-Así es. ¿Y quién es usted, si puede saberse?-, preguntó el inglés visiblemente irritado y dando una calada a su cigarro. 

De repente, alguien a su espalda dio un manotazo en la mesa.

-Usted no es el que hace las preguntas aquí, amigou-, dijo un tipo con la mirada desencajada y pinta de maníaco. Tenía el rostro enrojecido y no pestañeaba. Morty consideró que quizás fumaba crack. Tenía rasgos rubicundos y le enseñó los dientes mientras emitía un gruñido animal.

-O-oiga, le advierto que tengo la antirrábica, a-a-amigo-, replicó Morty, manteniendo con esfuerzo la mirada a aquel tarado.

-Calma, Hans-, tranquilizó la silueta bañada por la oscuridad.

-Rrrrrrrrrr-Rrrrrrrrrr-, el rubiales de mirada torva parecía imitar con maestría a un perro de presa. Morty maldijo su suerte. ¡Secuestrado por un perturbado mental!

-¡Haaaaaaaaans! Gefühl! ¡Haaaaaaaans! Seat!-, ordenó el sombrío personaje al otro lado de la mesa.

Para desconcierto de Morty, el agresivo chalado se sentó cual obediente dobermann y recogió al aire una galletita que le lanzó su amo.

-¿Fascinado, Morty? Jijijiji...-, preguntó la sombra.

El inglés abrió los ojos desmesuradamente. Aquella voz... Aquella risa...

-Control mental, Morty. Control mental-. El tipo se levantó y pareció tomar algo de una mesita auxiliar, oculta entre la tinieblas que bañaban la estancia. Depositó algo sobre la mesa. Sonido de cristal, de porcelana. Tornó el foco hacia el centro de la mesa.

Galletas. Un plato de galletas y un vaso de leche.

-¿¡Quién diablos es usted...!?-, exigió saber un escandalizado Morty.

Por toda respuesta, una risilla más digna de una hiena, quizás de un diablillo.

La figura tomó una galletita. Su mano estaba enguantada con cuero negro.

*Munch, munch, munch*.

Un suspiro de placer gastronómico absoluto.

-Aaaaah... Caray, estas galletitas me están dando una seeeeed...-, dijo el misterioso secuestrador echando un trocito de galleta a su cancerbero que, de nuevo, la devoró al vuelo. Desde luego, estaba bien entrenado. -¿Que quién soy...?-. Otra mano, también enguantada, tomó el vaso de leche, haciéndolo desaparecer en la penumbra.

*Glup, glup, glup, glup*.

-Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah... Simplemente deliciosa-, confirmó la voz al degustar el lácteo.

Entonces, el bueno de Morty, que había dejado de fumar a buen seguro para los restos, contempló como el sombrío personaje empezaba a quitarse los guantes, depositándolos en la mesa.

-Le daré una pista, Herr Abercrombie-.

A la luz del foco, alzó primero la palma de la mano derecha.

Morty palideció mientras leía aterrado lo que una cicatriz que solamente podía haber dejado un hierro al rojo marcaba como "Vermiis".

La sombra alzó a continuación la palma de la siniestra.

"Misteriis".

Morty sudaba a mares. Notaba el bigote rizársele. Qué escándalo capilar.

-Oiga, señor Misteriis... N-n-no sé qué quiere de mí, pero le aseguro que a estas alturas tendrá a todo el MI6 tras sus talones...-, dijo aflojándose el nudo de la corbata sin demasiada fe en que sus palabras fuera estrictamente ciertas.

Entonces la sombra avanzó implacable y el rostro irreconocible de Klaus von Heizinger se hizo evidente a ojos del anonadado Mortimer Abercrombie.

-Soy el mayor ocultista que jamás haya conocido Occidente, mi querido Morty. Soy tu viejo amigo, Klaus. He tenido que revelarme porque, siendo sinceros, siempre has sido un pésimo espía y podríamos habernos prolongado durante toda la noche y seguirías sin unir las pistas. Y además sigues siendo un roñoso de manual. ¿Te ascienden y no te rindes un homenaje con un brandy de 25 años? Mira que eres rrrata, lieben Freund.

-¡KLAUS VON HEIZINGER!-, exclamó horrorizado Morty al contemplar su... -¿¡PERO QUÉ TE HAS HECHO EN LA CARA!?-.

-Bueno, todos necesitamos algún cambio en algún momento de nuestra vida, ¿no es así? ¡Jijijijijijiji! Verás, te he invitado aquí...-.

-¿¡Invitado!?-, le interrumpió Morty. -¡PERO SI ME HAS SECUESTRADO VILMENTE!-.

-Discrepo-, contraatacó el austríaco. -Has consumido voluntariamente un licor al que te ha invitado un extraño. Has asumido el riesgo de ser envenenado, querido Morty ¡JIJIJIJI! ¡Servicio de inteligencia británico 0, Klaus von Heizinger 1! ¡JIJIJIJI!-, su risa de maníaco no había cambiado nada. Morty seguía teniendo escalofríos al escucharla.

-¡Serás...!-, comenzó a decir Morty frunciendo el ceño y arrugando el bigote.

Hans se abalanzó sobre él y le mordió en la oreja.

-¡AAAAAAAAAAARRRRRRRGHHHHHHHH!-.

-¿Decías, Morty?-, preguntó imperturbable Klaus mientras tomaba otra galletita.

-¡¡QUÍTAME A ESTE MALNACIDO DEVORADOR DE CARTÍLAGOS DE ENCIMAAAAAA!!-.

-Hummmm... No sé por qué debería hacer tal cosa. A Hans se le ve muy feliz. ¿Por qué debería coartar su felicidad, Morty?

-¡¡POR FAVORRRRRR!! ¡¡TE DIRÉ LO QUE DIABLOS QUIERAS SABEEEEEEEEEEERRRRRRRRRRGHHHH!!-.

-¡Haaaaaaaaaaaaaans! Seat, Hans!-. Klaus recompensó a su mastín humanoide asesino con un trocito de galleta que puso sobre su napia. Hans permaneció muy quieto hasta que Klaus chasqueó los dientes, momento en el que la galleta desapareció en un pestañeo. ¡Pero qué rápido era Hans!

Morty empezó a lloriquear con media oreja devorada por el psicópata que acompañaba a Von Heizinger.

-Verás, Morty. Soy un hombre muy ocupado. Quiero alguna información que sé que tú puedes conseguir. Lo cierto es que me molestó tu falta de imparcialidad. Quiero decir, entiendo que hicieses la vista gorda en favor de tu compatriota, Morty. De verdad. Pero tú y yo teníamos un acuerdo... ¿Lo recuerdas? Yo evité tu estúpida guerra. Ahora, tú vas a encontrar a alguien para mí.

Morty alzó las cejas al tiempo que presionaba la herida que le había dejado Hans.

-¿A q-q-quién quieres que encuentre?-.

Klaus sonrió, satisfecho.

-Quiero que encuentres a la doctora Eleanor Marlowe, más conocida como DEATHBLADE-.

Morty parpadeó varias veces, sin comprender.

-Quiero enseñarle cómo decimos adiós en Austria-. Klaus acentuó su sonrisa torcida.

El inglés tragó con dificultad, intuyendo que las intenciones del austríaco no eran nada buenas.

-N-no sé si podré hacer tal cosa, Klaus...-.

La sonrisa desapareció del rostro del ocultista.

-Te lo pido como cortesía profesional, Morty. En realidad, no necesito tu consentimiento... ¿Acaso has estado atento a la conversación? He leído mucho desde mi regreso. Libros prohibidos que he localizado siguiendo los designios de una entidad al margen de la misma realidad que me habla en sueños. Soy su elegido, Morty. Yo. YO. ¡Jijijijijijijiji!

>> Además... No te lo he comentado nunca, pero siempre he querido tener mi propio agente infiltrado en el MI6...-.

Morty empezó muy tarde a comprender el alcance del plan de Klaus von Heizinger.

Y quizás no entendió siquiera por qué las terribles cicatrices que ahora grababan sus manos empezaron a brillar con un maligno fulgor que le hicieron olvidar todo cuando aconteció en aquella estancia perdida en algún recóndito lugar de Londres.

* * * * *

Klaus salió muy satisfecho de aquella reunión con su viejo amigo Morty. Había estado bastante receptivo al final y la manipulación cerebral había sido un completo éxito. Su agenda en Londres era bastante ajustada y no tenía demasiado tiempo libre, pero decidió reposar aquella noche antes de visitar a su vieja amiga, la doctora Marlowe, cita insigne que reservaría para el fin de semana.

-Querido Hans, la noche es joven. ¡Vayamos al cine! Me consta que dan esta noche una película que me recomendó un viejo amigo-, dijo a su silente e inexpresivo chófer teutón mientras miraba a través de la ventanilla el nuboso cielo de Londres y emitía un breve suspiro de añoranza.

Por supuesto, se refería al Mago de Oz.

Y sí, aquella noche marcó el Alzamiento de Klaus von Heizinger.

Y su bigote sembró el caos en la Europa Occidental.

Pero esa es otra historia...

Y merece ser contada en otra ocasión.

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28/03/2021, 11:06
Guardián

Notas de juego

Y con estos bonitos pensamientos, terminamos con 05. «Que Dios nos bendiga a todos».