Partida Rol por web

El alzamiento de los tres monarcas

04. Asalto al Castillo de Karlstein

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07/02/2021, 19:40
Guardián

6 de agosto de 1939, 2328 horas — Castillo de Karlstein

La contaminación lumínica aquí es nula, nada que ver con el siempre sucio Londres donde estuvisteis hace unos días. Es noche cerrada y puede verse un firmamento prácticamente sin estrellas más que por una imperiosa luna excepcionalmente llena que baña con su tenue luz las imponentes murallas del castillo que preside el alto de la colina.

El viaje ha sido horroroso. Habéis estado horas acinados casi sin poder moveros, sin espacio vital, sin visión alguna y, en definitiva, sin descanso. Incluso se podría decir que le viaje ha sido más incómodo en furgoneta que en ese pájaro de hierro del que os lanzásteis en el paracaídas para llegar a este invadido Reichsprotektorat.

Recordáis haber pasado por varios controles en vuestro camino, pero Bohusav los ha superado todos con creces. Está más que acostumbrado a cruzar el terreno en su vehículo e incluso se podría decir que se lleva bien con algunos guardias. A otros ha habido que sobornarlos, pero sin duda, sabe lo que hace. 

Os encontráis ahora mismo en el pequeño pueblo de Karlstein al pie de la colina. Da la sensación de que la villa ha sido desalojada y habilitada como campamento militar, utilizando casas e incluso la plaza del pueblo como barracones e instalaciones militares.

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07/02/2021, 19:45
Helena Svobodova

Os encontráis siguiendo a una alta y esbelta mujer rubia con traje de oficial. Lleva la melena recogida en una cola baja y contonea sensualmente sus caderas a cada paso que da, atrayendo intencionadamente la atención de los soldados del lugar, quienes le lanzan piropos o comentarios obscenos que ella devuelve con una sonrisa. Una maniobra muy buena maniobra de distracción, sin duda. La seguridad de quien tiene el derecho de estar donde está no levanta sospechas.

Se trata de la agente rebelde de la que habló Masín, quien se ha presentado como Helena Svobodova. Diligentemente os lleva hacia uno de los edificios más grandes de la plaza, con un cartel en checo con tantas consonantes y tildes que ni siquiera os esforzáis en comprender.

Dentro, unas grandes mesas con algunos soldados comiendo. Es, sin duda, el comedor del campamento. 

—Tendréis hambre —afirma la muchacha a la par que coge una bandeja de un carro y pasa frente a una mujer de gran envergadura que le sirve de un gran caldero marrón sin decir una palabra.

La imitáis y pronto os encontráis en una mesa junto con esta mujer y dos soldados alemanes. En las otras mesas, algún que otro soldado con cara de cansado, suspirando sobre su bandeja, durmiéndose encima o echando una furtiva mirada hacia vosotros.

—El cambio de guardia es a las doce de la noche, tenemos media hora —dice con naturalidad mientras coge sus cubiertos, sin ni siquiera miraros—. El doctor ha recibido la carta y le está esperando. Por lo que me ha dicho mi contacto, arrugó un poco el morro, pero finalmente accedió —os mira y después mira al soldado alemán a su lado—. No os preocupéis por estos dos, están con nosotros —y ambos sonríen con la mirada.

Uno de ellos, además, esboza una sonrisa socarrona dirigida a Penwater y von Heizinger. Se trata ni más ni menos que de uno de los soldados borrachos que pegaba gritos en la taberna de Vordertrebain, el amigo del tal Markus Fischer.

Helena da un largo trago a su vaso de agua y después prosigue.

—El plan es sacar a los presos de aquí, ni más ni menos, que quede claro. El mismo Manfred Schlachter, comandante del castillo, vendrá a por vosotros para escoltaros hasta allí. No es un hombre fácil —su mirada lo dice todo—, así que más les vale no echarlo a perder.

Notas de juego

Los rebeldes os han dado nueva ropa limpia al salir de Vordertrebain. ¿Qué lleváis puesto? ¿Qué ropa os han dado?

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07/02/2021, 20:04
Eleanor Marlowe

Cuando Eleanor vio las opciones de vestuario que le ofrecían para el asalto al castillo ninguna de ellas le pareció demasiado adecuada a sus verdaderos fines. Desechó rápidamente un elegante vestido más propio para ir de fiesta y se decidió por un traje azul. Si tenía que morir al menos lo haría con cierta clase...

La doctora estaba claramente hambrienta y agradeció más de lo que se habría atrevido a expresar aquella masa informe que pusieron sin demasiado miramiento en su plato. Su preocupación se incrementó un poco ante la mala acogida que había tenido el doctor al anuncio de su visita. -Creía que ustedes eran algo así como... cordiales competidores, Klaus. Espero que ese hombre no albergue hacia usted algún tipo de intención homicida - Aunque la buena doctora no descartaba del todo la idea teniendo en cuenta la personalidad única del austríaco. - ¿Sacar a los presos por dónde exactamente? ¿Y a qué hora? No se preocupen. Comprendemos que si no estamos a la hora acordada en el lugar de la extracción se marcharán sin nosotros, Masín nos lo dejó muy claro.  Por cierto, ¿conocen a este hombre? ¿Alguno de ustedes lo ha visto en el castillo? - Con cierto nerviosismo Eleanor le mostró la foto de su prometido a Helena y sus dos compiches, aunque la esperanza de encontrar alguna pista empezaba a tornarse muy remota a aquellas alturas. 

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08/02/2021, 14:30
Thomas Penwater

Thomas Penwater eligió una vestimenta sobria. Pantalones de pinza, camisa blanca y corbata y una gabardina oscura hasta el suelo a juego con un sombrero. Portaba una navaja en un bolsillos interiores de dicha gabardina y su mauser robada anclada al tobillo izquierdo. Estaba listo para interpretar si papel y para aniquilar a quien hiciera falta.

El viaje no fue bueno. Eso era más que evidente, no obstante, todo sufrimiento era necesario paraa consecución de sus objetivos. Estaban ya muy cerca y no podían flaquear. Esperaba que todo fuera un éxito pese a lo complicado que a priori se antojaba todo. No obstante, contaban con el implacable ingenio de Klaus, la pasión de Maslowe y la picardía de Emil. Y si todo eso fallaba, allí estaba él para hacerlo volar todo por los aires.

Me duele todo. - Comentó sonriente. - Espero que en unas horas estemos celebrando. Eso querrá decir que este viaje infernal ha valida pena. - Miró con orgullo a su comando y porqué negarlo, también le miró el trasero a Svodoba. - ¿Estamos listos?

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08/02/2021, 15:56
Klaus von Heizinger

Klaus eligió un atuendo tan clásico como la música que se podía escuchar por las calles de su amada Viena. El austríaco apareció ataviado con un traje de tres piezas con chaqueta a rayas y unas gafas de sol que nadie supo de dónde había sacado. También había sustituido la corbata que llevaba al tiempo de la reunión con Morty Abercrombie por una simpática pajarita.

Era patente que el siempre aristocrático Von Heizinger estaba mucho más cómodo en traje que de uniforme militar.

Miró a sus compañeros con ese gesto impenetrable que adoptaba justo antes de hacer sangre con su excepcional empleo del sarcasmo alzando sus lentes tintadas.

-Mein Gott, ¿acaso se han puesto de acuerdo? Muy elegantes, cierto es, aunque parecen llegados de Chicago, ¿saben? Les miro y pienso que se dedican al contrabando de alcohol. Llámenlo prejuicios-, dijo arqueando una ceja mientras comparaba los atuendos de Marlowe y Penwater con cierto escepticismo.

Echó un vistazo a su reloj de bolsillo. Aún tenían algo de tiempo, así que decidió aclarar algunas dudas que parecía albergar la doctora.

-Fraülein Marlowe, mi viejo amigo Errrrrnst y yo somos competidores intelectuales. Ustedes, los británicos, suelen atender más a la competición de tipo sentimental. Les gusta demasiado el cotilleo y ese tipo de banalidades. Pero nosotros, los teutones, somos mucho más trascendentales. En nuestra rivalidad el homicidio priva a una verdadera némesis del gozo indescriptible de ver destruido anímicamente a su adversario.

>>Por otra parte, Errrrrnst es un adicto al trabajo. Sacarle de su laboratorio para saludar cordialmente a un viejo amigo le habrá ocasionado alguna molestia puntual porque, seamos sinceros, él es un hombre con un propósito en Midgard...

No iba a reconocerlo, pero llegado este punto, hasta el propio Klaus tenía curiosidad por saber de los avances del doctor Von Kammerstein.

-Permítame una pregunta, Fraülein Svobodova... ¿Qué harán ustedes mientras nosotros captamos la atención de Von Kammerstein y el mayor Schlachter?

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08/02/2021, 18:25
Emil Klein Heinrich

Aunque Emil debía adoptar el papel de pícaro sobrino de Klaus, optó por una vestimenta algo más "discreta" que la del austriaco, con un traje oscuro, camisa blanca, y una corbata cuyo nudo no tardó en aflojar una vez en el interior de la fortaleza.

El joven se sentó a la mesa junto a sus compañeros. No podía evitar preguntarse cuantos "infiltrados" habría en aquél lugar. Y cuántos de ellos se desentenderían de la causa en cuánto las cosas se pusiesen difíciles. Aunque Emil no era el más apropiado para juzgar a nadie: primero, porque le daba igual, y segundo, porque eso es exactamente lo que él haría en dicha situación.

¿Cómo no van a tener tan mala leche si esta mierda es lo único que les dan de comer? - se quejó mientras metía la cuchara en la asquerosa pasta que les habían dado. Ya ni hambre tenía.

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09/02/2021, 20:40
Helena Svobodova

 ¿Sacar a los presos por dónde exactamente? ¿Y a qué hora?

Helena mira su reloj de pulsera durante un momento.

—Tenéis exactamente hora y media—expone—, ni más ni menos. A esa hora, los guardias empiezan a relajarse. Esta hora es muy mala para los ánimos y la vista y comienzan a bajar la guardia. Después, nos marcharemos.

Mirando a ambos lados y siendo tapada por su compañero ante miradas indiscretas, despliega un pequeño mapa desgastado y doblado en cuatro cuadrantes que será algo más pequeño que el tamaño de un folio.

—Entraréis por la puerta principal (2) al patio exterior —dice señalando el mapa—. Como podéis imaginar, el laboratorio del doctor se encuentra en lo alto de la Gran Torre (13). Pero para llegar hasta allí hay que cruzar el patio y entrar al castillo (4) por aquí —su dedo se desliza por todo el patio—. La Gran Torre es únicamente accesible por un puente de madera (12) a través de la Torre de Santa María (11) —pone los ojos en blanco—. Lo sé, muy dramático, ¿verdad? Recuerden este mapa.

-Permítame una pregunta, Fraülein Svobodova... ¿Qué harán ustedes mientras nosotros captamos la atención de Von Kammerstein y el mayor Schlachter?

—Nosotros trataremos de sacar a todos los prisioneros posibles, que están en algún lugar del sótano del palacio principal (8). Solo espero... —aprieta los dientes—, que no aparezca ese loco del padre Andrej, solo nos retrasaría.

Por cierto, ¿conocen a este hombre? ¿Alguno de ustedes lo ha visto en el castillo?

Al ver la fotografía, Svobodoba frunce el ceño, pensando. 

—No sabría decirte, querida, podría ser —admite a la ligera—. Los sujetos del doctor están muy desmejorados en esos calabozos. Al final todos parecen iguales. ¿Es tu marido o algo? Espero que tengas suerte. 

—Bueno, déjame ver —interrumpe el compañero, que no había dicho nada hasta ahora—. Podría ser, un tío muy pesado que no dejaba de murmurar cosas en inglés, algo de una Segunda Guerra Mundial, creo, es lo único que entendí —levanta las cejas, casi divertido—. No me miréis así, tampoco es que yo sepa inglés. Pero si es quien creo, debió llegar en una de las primeras furgonetas. El padre se llevó a los niños, pero a los adultos los dejó dentro. Con un poco de suerte para él, ese pobre diablo ya estará muerto.

Notas de juego

Os dejo el mapa también en la Sala de Radio

Last call para el vuelo destino Karlstein. Una última ronda por si queréis añadir algo (o no), y en caso negativo, ya van a dar las doce en punto del 7 de agosto de 1939.

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11/02/2021, 14:52
Thomas Penwater

Helena sacó el nombre del padre Andrej. Le extrañó lo que tenía que decir sobre él. ¿No eran aliados? ¿Por qué iba entonces a retrasarles? Tenía que preguntar. 

¿El padre Andrej os retrasaría? - Preguntó extrañado. 

No tenían mucho tiempo que perder, no obstante, todo lo que pudiera decirles de ese demente que utilizaba niños como punta de lanza de su retorcida secta adoradora de cabras, era de su interés. Al fin y al cabo, el pater estaba en su lista justo delante de Masín. 

 

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12/02/2021, 17:20
Eleanor Marlowe

Eleanor se tensó visiblemente ante las palabras del soldado y como un resorte se puso en pie. Jack, al fin había encontrado una pista sólida y las perspectivas no eran nada buenas. Su primer impulso había sido salir corriendo hacia donde fuera que lo tuvieran encerrado para liberarlo, aunque al ponerse en pie fue súbitamente consciente del lugar en el que se encontraban. Miró a su alrededor y se sentó lo más tranquilamente que pudo. Las manos le temblaban y sus ojos observaban a aquel soldado con una intensidad inquietante.

¿Dónde exactamente vio a ese hombre? Señálelo en el mapa... - Su voz se quebró ligeramente antes de que pudiera seguir preguntando. No podía abandonar el grupo para ir en rescate de Jack en aquel momento, su coartada para estar allí la unía inexorablemente a Klaus y a la expedición que iban a realizar al laboratorio de aquel maldito doctor. Por ahora... Tan solo debía esperar un poco más, aguantar hasta poder escabullirse del grupo y aprovechar la oportunidad.

- Escuchen, si ven a ese hombre, si consiguen sacarlo con vida de este castillo y llevarlo hasta un lugar seguro serán debidamente recompensados. Estamos hablando de montones de dinero, además del agradecimiento del gobierno británico. Siempre es bueno tener aliados dispuestos a acogerle en tiempos difíciles... - La joven deslizó una cantidad considerable de dinero bajo la palma de la mano hacia uno de los soldados como muestra de que hablaba muy en serio. Un fuerte pinchazo le encogía el corazón, provocándole un dolor punzante en el costado. Si no fuera doctora la joven habría pensado que le estaba dando un infarto. Había soñado con aquel momento durante meses y el simple acto de controlar el impulso de volver a ver al amor de su vida era una tortura. La doctora memorizó el mapa que le mostraban con la certeza de que lo necesitaría para lograr salir de allí.

De repente un odio incontrolable hacia el padre Andrej se apoderó de ella. Aquel miserable, aquella alimaña había podido rescatar a Jack y lo había dejado allí para que muriera. Tan solo se llevaba a los niños para utilizarlos en sus fines macabros... El temblor de sus manos desapareció mientras un sentimiento que nunca había sentido con tal intensidad arrasaba todo a su paso. Más valía que el padre Andrej no apareciera por el castillo porque pensaba matar a aquel cabrón malnacido. Era una promesa. 

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13/02/2021, 18:50
Helena Svobodova

- ¿El padre Andrej os retrasaría? - Preguntó extrañado. 

Coge aire hasta llenar sus pulmones en una especie de suspiro de resignación

—El padre va por libre, estoy segura de que ya han oído historias sobre él. No acata órdenes, es un arma de doble filo.

- ¿Dónde exactamente vio a ese hombre? Señálelo en el mapa... -

Svobodoba entrecierra los ojos, adoptando una expresión astuta y zorruna por un momento.

—No puedo prometerle nada, señorita, pero se intentará —asiente—. Si es que sigue con vida, claro. Si todavía se encuentra preso, estará aquí con los demás —señala en el número 9 del mapa—.  Lo intentaremos.

Pocos segundos más tarde, Svobodoba guarda el mapa con total naturalidad y vuelve a guardárselo en el bolsillo. Después, deja los cubiertos y el vaso sobre la bandeja metálica y la lleva hacia un carro cercano. 

—Debemos irnos, Schlachter estará esperando, y créanme, no conviene hacerle esperar.

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13/02/2021, 18:51
Manfred Schlachter

En el patio principal os espera Manfred Schlachter, un hombre ario de unos cincuenta años, perfectamente afeitado y con muchas condecoraciones en su elegante traje del Heer. Svobodoba presenta sus respetos cuadrándose en un saludo militar perfectamente ejecutado y Schlachter se lo devuelve. Después, ella se retira.

Schlachter os analiza detenidamente de arriba a abajo y después consulta un informe en una carpeta que lleva en la mano izquierda. Frunce el ceño y la aleja un poco de sí. La vista cansada no perdona a estas edades y debe entrecerrar un poco los ojos para leer el documento correctamente.

Klaus von Heizinger, compañero del doctor —comienza a leer—. Acompañado por su chófer Otto von Hammersmark —mira a Penwater y Marlowe—, su guía Irina Palmer y su... sobrino Leopold Ludwig —mira a Heinrich con escepticismo—. ¿Es correcto?

Le entrega el informe a otro soldado, que lo recoge y se marcha de allí.

—Bien, no me respondan, no me importa —se apresura a decir, tajante—. Sólo síganme, no me interesa lo más mínimo lo que haga o deje de hacer el doctor en el castillo, sólo síganme.

Y se da la vuelta para que le sigáis.

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13/02/2021, 18:52
Ernst von Kammerstein

Tras un largo ascenso por el camino hacia el castillo, entráis por la puerta exterior hacia el patio, donde os espera una silueta de un hombre alto y calvo como una bombilla, vestido con una larga bata blanca y unas gafas con gruesas lente como dos culos de vaso. Su mostacho en el labio superior es ralo y también va perfectamente afeitado. Aunque está limpio, tiene un cierto aire descuidado que no sabríais decir muy bien a qué se debe. Está escoltado por dos soldados.

—¡Ajiajiá! —comienza a reírse el hombre nada más veros—. ¡Pero qué dudoso honor, si es el mismo Klaussss von Heizinger! —exclama con un irritante tono de voz que resulta muy pero que muy parecido al del austríaco—. Veo que vienes a ver cómo estoy revolucionando el mundo de la ciencia. ¡A ver cómo voy a cambiar el mundo! —otra risita—. Muy bien, muy bien. Vienes acompañado, supongo que para dejar testigos oculares de mi superioridad, ¿no es así? —sonríe.

Después y solo después de ello parece reparar en la presencia de Schlachter. 

—Puede retirarse, comandante —le despacha—. Muchas gracias por acompañar a mis invitados.

Schlachter asiente y se marcha por donde ha venido, dejándoos ahí con él. 

—Acompáñenme, caminemos un poco —dice von Kammerstein, haciéndoos un gesto para que caminéis a su lado. Los dos guardaespaldas se quedan detrás vuestro—. Qué bien tenerte aquí, Klaus, qué bien, sí, sí. Admito que cuando he visto tu carta no podía creérmelo, ¡pero aquí estás! ¿Son ustedes también científicos? —pregunta al resto—. ¿Qué ha sido de tu vida todos estos años, viejo amigo? ¿Qué proyectos vitales has fallado estrepitosamente hasta ahora? ¡Cuéntame amigo, cuéntame, quiero saberlo!

El doctor está tan centrado en su superioridad intelectual frente a Klaus que casi ni siquiera repara en la presencia de los demás y notáis que os pregunta un poco por formalidad, aunque no parece una persona muy de guardar las formas o seguir protocolos.

Os dirigís sin duda hacia el interior del castillo por donde Svobodoba os había marcado en el mapa.

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14/02/2021, 12:29
Thomas Penwater

Otto von Hammersmark... - Se presentó Penwater. - Y no soy científico, simplemente soy el humilde chofer de Von Heizinger. Un placer conocerle Con Kammerstein.

Y en realidad lo era. Si todo lo que se había dicho era cierto, aquel hombre que tenía delante era toda una eminencia en el campo científico. Sólo esperaba que estuviera utilizando su magnífico cerebro para el bien y no para hacer el mal cómo estaba haciendo el padre Andrej.

Penwater iba a dejar actuar a Velvet Thunder. No solo porque se desenvolvía de manera exquisita en aquel ambiente, sino porque conocía personalmente a su anfitrión y además, figuraba que él únicamente era un chófer que estaba allí por circunstancias del azar, así que más valía mantenerse en un segundo plano, al menos de momento.

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15/02/2021, 16:09
Klaus von Heizinger

Como no podía ser de otra manera, Klaus von Heizinger reaccionó de forma impredecible.

-¡EEEEEEEEEEEERRRRRRRNIEEEEEEEEEEEE! ¡VIEJO "SOGOOOO"! ¡JIJIJIJIJIJIIIIII!-. El austríaco se desmarcó unos pasos de la comitiva y saludó afectuosamente al científico, palmadita en el hombro incluida.

-Veo que por fin te has dessssprendido del esa abbbbbsurda cortinilla capilar y has abrazado la alopecia en toda su grandeza, lieben Freund. Aunque parece ser que te mantienes insoportablemente fiel a esas gafas de juguete que tanto te gustaban. En efecto, querrrrido y excéntrico amigo, he querido dedicarte una pequeña visita de cortesía ahora, antes de que asciendas a la categoría de Wissenchaftler Heerführer y haya que pedirte audiencia, ¡Jijijijijijiji! Se rumorea por todos los landers que estás a punto de culminar un descubrimiento científico mundial. Al principio, claro está, pensé que era una notable exageración, como todo lo que refiere a tus logros profesionales, pero luego me dije... ¿Por qué no comprobarlo perrrrrsonalmente y visitar al viejo Ernie? ¿Eh? ¡Jijijijijiji!-.

Klaus estaba eufórico, una reacción nada natural para un reencuentro con una vieja némesis. Aunque claro, cabía la posibilidad de que nada en la vida de Klaus fuese precisamente natural. El austríaco parecía tan inmune a las chanzas del doctor como este último a las suyas. Podría decirse, sin temor a errar, que estaban vacunados el uno del otro.

Si es que eso era posible.

-Traigo conmigo a mi selecto chófer y guardaespaldas, Otto von Hammersmark; a mi secretaria perrrrrsonal y masajista de pinrrreles a tiempo parcial, la señorita Irina Palmerrr y... ¡Jijijijiji...! ¡A MI SOBRINO!-. Klaus agarró a Emil del antebrazo y tiró de él hasta acercarlo al doctor. ¡Ese austríaco se había guardado el giro de guión para el final! -Leopold. Ludwig. Von... Heizingerrrrrrrr-, dijo Klaus muy orgulloso de su sobrino ficticio.

El austríaco susurró algo al oído del doctor.

-Es el hijo de mi hermana Hildegard, así que, como podrás imaginarte, es un tanto díscolo. Lo mandó conmigo unos meses a ver si se le pegaba algo del indiscutible genio creativo de la familia. Ya sabes... Asuntos familiares-.

Klaus revolvió el pelo a Emil y acabó por darle varias palmaditas en la testa.

-A decir verdad, querido Ernie, estoy escribiendo un libro fascinante, como no podría ser de otro modo, por otra parte. Trata sobre cultos secretos a una cabra maligna de figura antropomórfica que parece tener singulares adeptos en algunas regiones del centro de Europa. Unos hombrecillos pequeños, increíblemente pérfidos y astutos, que parecen guardar un siniestro parecido con pigmeos. Estoy enfrascado en su capítulos finales... Por supuesto, te dedicaré una copia firmada que te haré llegar tan pronto culmine el proyecto, ¡Jijijijijiji!-.

De repente, Klaus quedó pensativo, como turbado por una anomalía de índole metafísica.

-A todo esto, Ernie... ¿Tendrás galletitas y leche fresca? El viaje ha sido duro, amigo mío. Ooooooh, tengo los pies absolutamente destrozados. Suerte que traigo conmigo una masajista, ¿eh? ¡JIAJIAJIAJIAAAAA!-, dio unos codazos al doctor en el brazo. -Y tú, querido amigo, ¿Cómo te tratan en esta fortaleza inexpugnable? ¡Vamos, vamos! ¡No te hagas de rogar y cuéntame!-.

Sería hilarante que a estas alturas de la película Klaus von Heizinger consiguiese galletitas y un vaso de leche decente única y exclusivamente en el Castillo de Karlstein, ¿no?

Notas de juego

Genialísima la foto del doctor Von Kammerstein. ¡Pero genialísima!

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15/02/2021, 18:28
Emil Klein Heinrich

Emil apartó con cierta brusquedad la mano de Klaus, no antes de que este ya le hubiese revuelto el pelo y arreado un par de collejas. Tras lanzarle una mirada cargada de inquina, el joven se dirigió ahora al doctor, con una altiva sonrisa en el rostro.

- Encantado, doctor - un amago de reverencia acompañó su saludo -. Mi tío cuenta maravillas de usted.

Dedicándole otra sonrisa, y sin mucha esperanza de que los dos hombres fuesen a reparar ya en el resto de acompañantes, Emil ojeo discretamente la sala en la que se encontraban, como ya era costumbre en él.

 

- Tiradas (1)

Notas de juego

Mierda, tenía que salirme el crítico en una tirada que hago por llenar hueco XDDD

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15/02/2021, 20:50
Eleanor Marlowe

Eleanor hizo un digno y sereno movimiento de cabeza ante el doctor Von Kammerstein a modo de saludo. Aquel tipo le ponía los pelos de punta y la doctora lanzó una plegaria para que Jack no se hubiera encontrado a solas con aquel ser en una misma habitación totalmente a su merced. La sola idea le daba ganas de vomitar. Así que Eleanor, consciente de que dirigir la palabra a aquel tipo le acabaría provocando una úlcera, guardó silencio y se dispuso a acompañar al grupo intentando quedarse con todos los detalles posibles del castillo y sus instalaciones. Tampoco es que un hombre como aquel fuera a considerar que una mujer pudiera ser digna siquiera de su atención. 

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16/02/2021, 17:19
Guardián

Mientras von Heizinger y von Kammerstein cacarean y se enzarzan en una batalla de pasivo agresividad sin precedentes, el siempre alienado Emil Klein, ahora convertido en sobrino del austríaco, examina el patio exterior. La piedra del suelo es dura y vuestras suelas repican contra el frío suelo mientras avanzáis.

La muralla está iluminada por una serie de antorchas y unas siluetas, prácticamente indistinguibles a esta distancia, se pasean montando guardia con un fusil en los brazos. Tal vez sea porque la vida de contrabandista del alemán le ha hecho desarrollar un sexto sentido, una visión prácticamente nocturna, pero nota algo raro.

En la muralla más alejada, uno de los guardias es abatido en silencio por una misteriosa figura. Emil no sabría asegurarlo con certeza, pero os hace un discreto e imperceptible gesto con la cabeza en esa dirección para que centréis vuestra atención. La persona parece que lleva una... ¿falda? ¿Una toga, quizás? Sea como fuere, se deshace del cuerpo del guardia, escondiéndolo en unos matojos a los pies de la muralla y seguidamente desaparece.

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16/02/2021, 17:20
Ernst von Kammerstein

—Oh, encantado, encantado, claro que sí, por supuesto —os recibe a los demás el doctor con cierta desgana—. Sí sí, claro claro —se recoloca las gafillas—, cómo no. Perdona, amigo, que no te haya recibido con unas  galletas caseras recién hechas y una mesita de picnic aquí fuera en este bonito patio, pero... teníamos todos los hornos ocupados, jiiiijijiji —ríe macabramente y las gafas le ensombrecen el rostro por un instante—. Pero bueno, basta de bromas, ya sabes que yo no tomo leche, ¡la leche es para las vacas y los mariquitas! Y yo no te veo cara de vaca, amigo Klaus, ¿eh? Jijiji. Aquí se toma café solo.

El hombre parece deleitarse con su negro sentido del humor mientras atravesáis todos el patio y llegáis hasta la puerta de entrada al palacio interior. Ernst von Kammerstein cojea pronunciadamente de la pierna derecha, pero sus zancadas son bastante grandes. Anda encorbado y con sus pequeñas manitas a la altura del pecho, moviendo los dedos como un maníaco.

Justo cuando entráis y cierra la puerta tras de sí, repara en el comentario que ha hecho el austríaco acerca del libro. Se queda muy quieto, entre la puerta y vosotros. Los altos techos se ven iluminados por antorchas colgando de paredes de piedra tallada. Unas armaduras polvorientas presiden la entrada. Más allá, un mueble de madera y pasillos a izquierda y derecha.

—Klaus, si no te conociera te diría que te estás inventando lo del libro —espeta con la mano en el pomo todavía—. Así que espero que tu... inesperada visita se deba a que vienes a devolverme personalmente el libro que ese maldito cura me robó, ¿no es así?

Se hace el silencio. Os mira a los demás.

—¿O lo habéis traído vosotros? No veo que llevéis nada muy abultado —su cara comienza a contraerse sobre sí misma y su tez enrojece—. ¡Contestaaad! —grita en un tono tan agudo que podría romper el espejo de la pared del fondo.

Notas de juego

¿Lleváis algún arma escondida o algún bártulo cuya existencia deba ser declarada?

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16/02/2021, 22:07
Thomas Penwater

Allí estaba su primer objetivo, ese macabro cura asesino. Acababa de matar a un hijo de Alemania. ¡Pagaría también por eso! Y... ¿Acababa de hacerles un gesto casi imperceptible con la cabeza? Parecía que si, pero... ¿Por qué?

Y luego aquel tipo calvo como un melón, feo como el culo de un mono y con unas gafas de culo de botella les llevó a un rincón de aquel castillo en el que les reclamó de mala manera libro caprino con el que el padre Andrej había hecho de las suyas con aquellos pobres niños. 

Y entonces, se le iluminó la cabeza al bueno de Thomas Penwater. ¿Y si quien había efectuado la extraños ritos caprinos había sido ese científico nazi y el padre Andrej tan solo había liberado a aquellos niños, que ya poseídos por el espíritu de la cabra negra, habían creado una sociedad satánica de sanguinarios adoradores de cabras? ¿Y si finalmente el padre Andrej era el bueno y von Kammerstein el malo?

Thomas miró a Velvet Thunder. En el momento en que se lo indicase sacaría su navaja y se la clavaría en el cuello al doctor repetidamente y hasta la muerte. Solo necesitaba un simple gesto y todo se volvería muy negro para von Kammerstein.

Notas de juego

Portaba una navaja en un bolsillos interiores de dicha gabardina y su mauser robada anclada al tobillo izquierdo. 

Me cito a mi mismo jeje.

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17/02/2021, 17:24
Emil Klein Heinrich

Emil observó con asombro como un asesino en... ¿sotana? despachaba a uno de los guardias. Aprovechando que el doctor estaba entretenido con Klaus, el joven hizo una discreta señal a sus compañeros en dirección a la silueta.

Los gritos ansiosos de Kammerstein devuelven la atención de Emil al doctor, quién se le quedó mirando con una expresión interrogante. ¿De qué puñetas hablaba ese majadero?

Notas de juego

Emil lleva su navaja multiusos en un bolsillo interior de la chaqueta y la Einfield sujeta por el cinturón, a la espalda.