Partida Rol por web

Segundo Charday del Tanot del año 150 DV:

Los primeros rayos de la mañana despuntan por el horizonte en la pequeña aldea de Trela. La mayoría de sus habitantes permanecen acostados en sus lechos tras una jornada de alboroto y fiesta, ignorantes del grave peligro que a altas horas de la mañana aconteció en el corazón de su hogar. Por suerte, todos ellos, proseguirán con sus vidas rutinarias, siendo felices con sus folclóricas fiestas, trabajando para pagar los cada vez más abusivos impuestos, y amparándose de padecer alguna terrible enfermedad o epidemia, pero para nuestro cinco protagonistas, su vida acaba de dar un giro hacia un nuevo rumbo. Tanto Arlen, Rythen, Sargs, Ixir y Talbot, se enfrentan a un viaje plagado de aventura, peligros y cientos de riesgos que podrían cobrarse sus vidas, pero... ¿Qué hacer? ¿Dejar a las Simientes con un artefacto de la Guerra Divina?

Os reunís en la sala común de la posada Descanso del Caminante. Estáis preparados para partir. Todos a excepción de Arlen. El posadero misterioso y taciturno no ha bajado de sus aposentos. Desayunáis alguna ración de viaje hasta que por fin, el veterano soldado desciende para unirse a vosotros.

Su apariencia ha cambiado totalmente. Porta sus ropas de campaña y su fornido cuerpo se encuentra cubierto por una brillante coraza sin emblemas. En su brazo izquierdo un escudo redondo de acero pesado, mientras que su mano dercha aferra una lanza de punta afilada y forjada con maestría.

Su cuerpo todavía posee las heridas del combate contra los assathi, pero aún así, el veterano guerrero muestra un semblante estoico y espartano.

- Salgamos cuanto antes.- dice en un primer momento- Aunque... todavía tenemos que hacer una visita- y tras colocarse un yelmo a juego con la coraza de penacho blanco, Arlen se despide de lo que hasta hace un día consideraba su hogar.

- Qué visita? - interrumpe Sargs, ajeno al tema que se refiere Arlen, mientras termina de recoger su mochila y resto de enseres.

El elfo de plata observaba desde al lado de la puerta como se reunia el variopinto grupo. Sus ojos de hielo miraban a aquellos tipos por dentro, y por fuera, atravesando cuero, acero y carne. Estarian preparados para luchar contra lo que el ya habia enfrentado? Lo estaria el de nuevo? Solo el tiempo lo diria.

Cuando el posader-mercenario dijo lo de la visita, Rythen solo dijo:

- Sera breve...espero.

Arlen indicó con su mano derecha la barrica en la cual flotaba la cabeza de uno de los assathi. - Os aseguro que nadie más que yo desea que la visita sea lo más breve posible.- afirmó el veterano guerrero. - Pero la magia de Radraan puede sernos de utilidad para seguir a los assathi.- y tras decir esto, recogió sus bártulos de viaje y la barrica, dirigiéndose a la puerta de la posada.

- ¿Vamos?- buscando el concierto de la variopinta partida de viaje.

Sargs asintió, sin embargo se afanó en añadir:
- Solo un segundo, que no os robará mucho tiempo, y terminaréis agradeciéndome. - Comentó.

Se acercó a los personajes que vió más heridos, Ixir y Arlen, y con unas palabras de salmodia a su enigmático neutral dios descargó sobre ellos las energías curadoras:
- Mi todopoderoso señor Nemorga, otórgame la energía necesaria para cerrar las heridas infringidas por las simientes de los titanes.

Dicho esto sus manos se iluminaron cerrando parte de las heridas inflingidas sobre Ixir y Arlen.

Ambos agradecieron al "Buscador de Enigmas" el uso de su magia - Ha sido toda una suerte poder contar con los servicios de un sacerdote.- afirmaba Arlen mientras uno de los mandobles proferidos por los assathi se cerraba. - No se preocupe. Le aseguro que ahora lo tendrán mucho más difícil para alcanzarme.- sonrió el veterano guerrero.

Tras esto, el grupo salió por la puerta. Las calles de la pequeña aldea se mantenían desiertas. El paso de Arlen era firme y decidido. No tardó mucho tiempo en llegar al lugar donde se situaba el Santuario de la Medianoche, una discreta capilla de construcción simple y con un arco en la entrada con forma de semiluna. En una de las columnas del arco, se representan un par de lobos con turquesas engarzadas por ojos... Uno de los símbolos de Belsamez, la gemela oscura.

Ixir quedó durante unos segundos paralizado por cierto temor a entrar en la capilla, pero Arlen... Arlen no cesó en su empeño y sin perder un segundo cruzó el umbral del pequeño templo de la aldea.

Sargs hizo un pequeño alto con una pequeña oración en señal de reverencia a la diosa para que le permitiese entrar en la pequeña capilla.

Acto seguido entró con decisión para finalizar cuanto antes la visita y poder iniciar la persecución de los Assathi lo antes posible, ..., el tiempo apremiaba.

El grupo se internó en una estancia ancha y redondeada. El techo de piedra finalizaba en una cúpula abierta, a través de la cual, seguramente se pueda observar las lunas de Scarn en las noches despejadas. En a estancia, no se observan ni estatuas, ni capillas ni simbolos a los que dirigir las oraciones, tan solo un estanque de agua transparente en el centro del lugar, rodeado por columnas lisas de piedra.

De rodillas, justo en el borde del estanque, Radraan intenta alzar un rezo a Belsamez, su diosa, la dama de la noche, pero sus palabras son interrumpidas cuando una barrica de madera choca contra el suelo. La madera se quiebra dejando escapar un charco de licor y la cabeza decapitada del assathi.

- ¡¿Qué tipo de insolencia es ésta?- exclamó el sacerdote. - ¡¿Assathi?!- exclamó después con una marcada car de sorpresa y temor.

El veterano dio un paso adelante y con rostro fiero y serio comentó: - Las simientes de los titanes nos asaltaron anoche. Son poderosas y sirven a una bruja, seguramente.- dio un paso manteniendo su rostro impasible - Se llevaron el ánfora y no puedo permitirlo... ¿A dónde se dirigen?- inquirió el posadero acorazado bajo su armadura.

El sacerdote miró la cabeza decapitada del hombre-serpiente y luego a Arlen. - ¡¡Deberías haberme obedecido!! ¡¡Maldito insensato!!- espetó el sacerdote comenzando a conjurar algún tipo de hechizo de adivinación. Después de unos segundos, la imagen de un escamote de assathis se formó en el translúcido agua del estanque. El escamote, formado por seis guerreros y dos magos se mueven con velocidad a través de campiñas, evitando asentamientos y caminos frecuentados por caravanas. La imagen se aleja hasta poderse divisar en el horizonte una tierra yerma y escabrosa, con abundantes excrecencias rocosas conocidas popularmente como "colmillos". Tras unos instantes, la imagen se desvanece.

- Las Estepas Sangrientas...-  afirma el sacerdote, mientras el rostro de Arlen se ensombrecía más aún si cabe.

- Se puede concretar adónde se dirigen de Las Estepas Sangrientas más específicamente. - Interrumpió Sargs, y acto seguido añadió para que no se malinterpretaran sus palabras - Si vamos a iniciar una persecución, o contamos con muy buenos rastreadores en el grupo perseguidor, o contamos con muy buenos adivinadores en él, o conocemos de salida el destino de estas infames criaturas.

El laconico elfo, de brazos cruzados ante los sucesos dentro del templo, replico al sacerdote Sargs:

- Por mi parte, ninguna de las 3 cosas, Seguidor...aunque al menos ya sabemos por que parajes campan esas Simientes. Si algo se de ellas, y algo se, es que no pararan como lo haria otro ser. Mi montura me podria permitir alcanzarlos, puede que antes de la noche...pero y los demas? Podeis conseguir monturas? Corriendo como lebreles tras una perdiz no los alcanzaremos, de eso podeis estar seguros...

Dicho esto, Rythen desando unos pasos hacia la puerta de salida, y alli se apoyo en el dintel, mirando hacia el suelo, en el lugar donde la cabeza del reptiloide yacia, sin quitarle ojo.

El semielfo permaneció pensativo durante unos instantes mientras el resto de integrantes del grupo exponían sus diferentes puntos de vista. La mirada del mozo, se mantenía fija en la visión del agua, como si en ella pudiera encontrar las respuestas a las preguntas que Sargs lanzaba. Al cabo de unos segundos, una sonrisa floreció en el bello rostro del truhán. Parecía como si hubiera recordado algo importante: - El vigilante lo dijo. Consiguieron el ánfora en el Bosque Cuerno de Sierra... ¿No lo veis?- exclamaba el semielfo- Pretenden volver al Bosque Cuerno de Sierra- finalizó con rostro exaltado.

El guerrero miró a Talbot y luego a Rythen. Sabía que debían apresurarse puesto que las simientes conseguían llegar hasta el Bosque Cuerno de Sierra, su misión podría considerase como fracasada. Pocos eran los que tras internarse en el bosque maldito -aquel que fue bañado por la sangre corrupta de Mormo- podían jactarse de salir ilesos. No podían perder más tiempo.

- Yo poseo caballos- comentó Arlen con tono serio - El que no posea, puede coger uno prestado- continuó argumentando - No tenemos tiempo que perder.

- Decidido pues. - Comentó Sargs - Señores apresurémonos. Tenemos que detener a tiempo a un grupo de simientes y recuperar un ánfora. - Hizo una pausa y se dirigió al sacerdote - Muchas gracias por sus servicios maese Radraan.

Sargs giró sobre sus talones y se dirigió hacia la puerta.

 master, a todo esto mi ama que sabe? he de pedirle permiso o está de acuerdo y parto con ellos sin mas? 

dependiendo de esto haré mi primer post

todo leido y ya estoy listo para arrancar al 100% (por fin)

Tu ama no sabe nada porque no lo iba a interpretar yo solo. XD

Si quieres abro una escena privada para que lo juegues.

Voy a hacerlo!!

 Ixir miraba atento a uno y otro personaje en la sala "cuanta valentía, o tal vez osadía, quizás solo estupidez", cuando todo el "astuto plan" fue por fin urdido (coger los caballos y "ala, al turrón, a la brava a buscar a unos seres rápidos, escurridizos y seguramente más astutos que la mayoría de ellos"), Ixir gimió de forma chirriante para comunicar a sus nuevos socios una pega:

Ñiiiiiiiic pierdonarme amigos. 

después de estar seguro de que se había hecho notar prosiguió

No se si os habieis dado kiuenta de que sioy piequeño y que para mi kiabalgar es mas pieligroso que esos mialditos  mionstruos a lios que pierseguimos. Ñiiic ñicñic. Tal vez debería alguno llievarme como equipaje, no sieré niguiuna miolestia, pieso poco

Sargs se detuvo antes de llegar al dintel de la puerta del Santuario de la Medianoche y observó a Ixir relatar el pequeño contratiempo. A lo que añadió:
- La premura de la situación nos ha hecho obviar los pequeños detalles. Supongo que nuestros compañeros tendrán la bondad de llevarnos de acompañantes, ya que un servidor tampoco sabe manejar con templanza a una montura.

Rythen, sin girar la cabeza, ni detenerse mientras cruzaba la salida del templo, alzo su voz de plata, con uno tono monocorde:

- Cabalgaras conmigo Ixir, mi montura es fuerte.

Una vez fuera del recinto, sin aflojar el paso de sus delgados miembros, dirigio su caminar hacia la posada donde se hallaba resguardada su montura de batalla, fiel compañero a lo largo de sus ultimos años de viaje sin fin, testigo mudo de sus internos pesares, sus luchas intestinas y su eterna maldicion... Thorondor, con su pelaje zaino, su porte noble y su temperamento templado hasta la hora de necesidad, podria decirse que era su unico y ultimo amigo.