Partida Rol por web

- No puede ser - comena Piero mientras se dirije hacia los dos soldados y los arrastra adentro de la habitación* y procede a mirar por la puerta si viene alguien mas o no.

- Tenemos que actuar rápido, no creo que tengamos mucho tiempo. - Luego mira a cada uno - Faith podría ayudar al profesor con su herida, un torniquete por ahora para que deje de sangrar - mientras vuelve a mirar afuera esperndo ver gente viniendo o lo pasos - Steve, podrías junto a Pete, revisar a estos dos malditos, si tienen algo de valor, sur armas podrían servirnos tambien cogamoslas y luego veamos como esta nuestro alpinista. - Mientras lo mira desmayado.

A Pete le iba a mil por hora el corazón. No se esperaba que irrumpiesen en la sala de aquella manera... y menos en un lugar controlado como aquel.

Se encontraba en el suelo encima del prisionero, pues se había abalanzado sobre él para protegerlo. Rápidamente se dio la vuelta y tras oír los disparos se miró a sí mismo en busca de algún impacto. "Uff menos mal, no me han dado" pensó.

Cuando se incorporó tenía un dolor importante sobre su hombro, pero no tenía sangre, ni impacto alguno. El tirarse al suelo con el prisionero le habría ocasionado algún tipo de contusión... o la antigua esquirla que tenía en éste le estaba volviendo a dar guerra. Vio a Moore que una de las balas le había impactado y se acercó a echarle un vistazo junto a Steve.

- Déjame que te ayude. - Le observó el brazo dónde tenía el impacto.- ¿Te encuentras bien? - Dijo mientras le descubría un poco más la herida.

En esto, Piero se percató de los cuerpos y trató de ocultarlos en la sala.

Reaccionáis con rapidez al ataque de los dos soldados que os han acompañado desde Nueva Delhi, que resultan ser agentes encubiertos de los nazis. Y un disparo certero de Faith acaba con el último de ellos. El resto os ocupáis de ayudar al Profesor Moore, registrar a los dos agentes de los nazis, y también a tratar de sacar algo de información del alpinista austriaco, que parecía ser el objetivo del ataque. Tratáis de cerrar la puerta y ganar algo de tiempo con ello, para poder hablar con H. Harrer.

Harrer esta abatido, lleva mucho en la cárcel y eso para alguien que se considera inocente, ha sido demasiado para su moral. Pero los disparos, le sacan de su aturdimiento y como tratáis de cerrar la puerta, tenéis unos minutos en los que os comenta lo que ocurrió en la expedición.

Hace seis años fue contactado por el Profesor Hummels para liderar una misión en el Tíbet donde debían escalar el Nanga Parbat. No hicieron cumbre, aunque el Profesor no tenía ninguna intención de hacerlo. A seis mil metros de altura, rodeados de nieve y en medio de una fuerte tormenta, encontraron un templo. Fueron recibidos por monjes budistas que los acogieron y compartieron los grandes conocimientos de la historia contenidos en los libros sagrados y unas piedras místicas que cuidaban.

El Profesor Hummels, para evitar que otros descubrieran los secretos que albergaba el templo, y en concreto las localizaciones de dos ciudades europeas que guardaban el secreto del «Árbol de la Vida», ordenó a sus hombres asesinar a los monjes para no dejar testigos. Heinrich, sin embargo, huyó cuando escuchó los primeros disparos. No llegó a conocer qué ciudades eran las que albergaban ese secreto, pero en el templo recuerda ver cómo un monje escondió una losa escrita en sánscrito.

La conversación, se corta cuando varios soldados logran abrir finalmente la puerta.

En uno de los agentes caídos encontráis una nota:

“Eliminar Heinrich Harrer – Evitar a cualquier precio que lleguen a Nanga Parbat P.H.”

En el interior de la habitación irrumpen varios soldados ingleses que os apuntan con sus armas y os indican que tiréis las vuestras. Y tras ellos llega el responsable de este campamento/prisión militar.

El Comandante Sterling, jefe del campo de prisioneros, limitará todos los accesos a las instalaciones, encerrando en una celda aislada al prisionero y os pide que abandonéis el recinto. Se negará a poner de nuevo en peligro al señor Harrer, aduciendo que si los alemanes quieren eliminarlo es que sabe algo vital para el devenir de la guerra, y que tiene órdenes de la comandancia en Londres de cuidar al prisionero hasta que llegue una delegación de la Inteligencia Militar para interrogarlo y ver qué planes trama Hitler.

Ahora tenéis que elegir qué hacer: continuar sin Harrer o sacarlo de la base para que pueda ayudarles como guía, es un alpinista experimentado, para llegar hasta el templo y aquella losa.

Y en el caso de querer la ayuda de Harrer, cómo hacer para liberarlo.

Vuestro turno.

Harrer era un pobre diablo que no parecía merecer su destino. Pero muchas veces no eres cómplice de tu sino, eres víctima. Steve tiró por su lado práctico y, en un momento en el que estuvieron solos los cinco, les expuso su idea.

-Necesitamos esa losa. No para meternos debajo, claro -bromeó- .Así que nos toca viajar y dedicarnos al alpinismo. -se encendió un cigarrillo-. No podemos llevar con nosotros a Harrier, no aguantaría ni dos días en su estado físico. Y tampoco me apetece que nos persiga el ejército inglés. Bastante tenemos con los malditos nazis

Dio una profunda calada.- Comenzamos a estar solos, amigos. Intentemos sacarle a Sterling un par de soldados de fiar como escolta, material, comida y enseres, y que nos recomiende un guía. Esto debe de estar lleno de "sherpas", o como se diga. 

Después de curarme y recuperar algo de color en la piel, pude valerme por mi mismo.

-"Gracias Pete, me encuentro mejor."

El orificio de la bala había sido limpio, saliendo por detrás. Después de dar explicaciones al comandante del lugar y que nos echaran de allí con la información que nos había contado el alpinista, tocaba decidir qué hacer a continuación.

-"Estoy de acuerdo Steve en que hay que ir a ese templo, pero no podemos ir sin el prisionero. No sabemos donde está el templo y puede que casi nadie lo sepa; podríamos tirarnos deambulando por la cordillera del Himalaya meses. Tampoco sabemos cual es la losa oculta. ¿Vamos acaso a derribar el templo y a mirar piedra por piedra para encontrarla? Creo que es conveniente sacarle de su prisión o si no se puede, obtener la información que necesitamos." Le dije a Steve.

Estoy de acuerdo con el profesor. Hemos de sacar a alpinista -añadí-. Podríamos llegar al templo, pero antes hay que saber en qué posición de la montaña está. Eso contando con la mejor ruta a seguir en ella, lo cual puede proporcionárnoslo. Eso o, como dice Marcus, tratar de realizar una segunda "entrevista" con él, para que nos de información de la ruta o de esa losa...

Tras observar la herida de Moore, Upham se giró para no mostrar su cara de dolor. Un pinchazo le recorría el hombro izquierdo, casi paralizándole el brazo.

Consiguió calmarlo, para después coger una de las luger.

- Bonito recuerdo... además, mata. - dijo mientras la sostenía en alto apuntando con ella. - Me deshago de esto - dijo sacando una bengala de su mochila - además de esta maravilla. - dejó junto a lo anterior su revolver calibre 32 - Si alguien tiene hueco, o le place cogerlo... es libre.

Después escuchó el pequeño debate entre si llevarse o no al prisionero consigo. Parecía que el resto no se daba cuenta, pero estaban debatiendo el tema dentro de una prisión infestada de guardias...

-"Quizás si hablamos más bajo de esto... y somos más discretos... sólo quizás no nos acribillen." - susurró a sus compañeros.

Tenían que sacar a aquel hombre de allí. Estaba claro que nos había dado algo de información porque le habíamos demostrado que no somos soldados.

- "Yo lo que haría para sacarlo de aquí, sería darle algo... o que finja un poco para que le trasladen a la enfermería. Desde allí seguro que es más fácil. Siempre alguno de nosotros nos podemos hacer pasar por médico especializado en la dolencia que le venga en gana al señor Harrer". - Ofreció como idea Pete al resto.

Tras un rato hablando sobre que hacer a continuación, parece que varios de los miembros del grupo, piensan que llevar al alpinista austriaco podría ayudarles en su misión. Tanto para encontrar el templo, como para hallar la losa bajo la cual uno de los monjes escondió algo. Harrer esta abatido, y bajo de moral, pero salir de allí podría hacer que se recuperase rápido, y que fuese capaz de llevaros al templo. Cosa que también podríais conseguir con un guía local, aunque sería bastante más difícil encontrar el templo, y aun mucho más encontrar la losa.

Ya lleváis un tiempo hablando, y para no llamar la atención de los soldados de la prisión militar, os metéis en el coche en el que habéis venido, ahora sois solo cinco, y en el hay sitio de sobra para poder hablar con tranquilidad, fuera de la vista de miradas indiscretas.

La letra de la nota encontrada en uno de los soldados que os han atacado en la prisión coincide con la del salvoconducto que os dio el comandante Beckett.

El responsable de la prisión militar, el comandante Sterling os ha dejado claro que retendrá a Harrer hasta que vengan de Londres agentes de la inteligencia británica a interrogarle.

Tenéis que decidir qué hacer y cómo, para continuar con vuestra misión.

Va llegando la hora de comer, estáis a las afueras de una ciudad de tamaño medio, donde seguro que hay restaurantes.

Vuestro turno.

Al final parece que había consenso en lo de que necesitábamos al austriaco para poder llegar al susodicho templo y encontrar esa losa. El tipo estaba en malas condiciones, pero la libertad y comer y beber en condiciones podían hacer milagros en alguien que llevaba varios años encerrado.

-"Creo que podemos usar la nota y el salvoconducto como prueba para acusar al comandante Beckett de colaborador nazi. Eso hará que podamos pedirle un favor al comandante Sterling y nos deje custodiar por un tiempo a Heinrich, hasta que volvamos del templo. Después pueden llevárselo a Londres si quieren. Tendríamos lo que queríamos y no nos enfrentaríamos a mis compatriotas. ¿Qué decís?" Les comenté sosegadamente.

Estábamos en el coche, debatiendo qué hacer y el tiempo iba en nuestra contra.

Tampoco parece que tengamos más opciones... -miré por el cristal de vehículo, hacia el centro militar-. Tal vez ese chivatazo contra Beckett no sea suficiente para ganar el favor de Sterling. Podemos planteárselo así, sí, aunque también podríamos tratar de hablar con él de una manera económica. Algún tipo de soborno o "subcontrato". ¿Y si en ese templo perdido, aparte de la losa, encontramos algo de valor? Podemos brindárselo a Sterling aparte del chivatazo... jurarle que le traeremos un presente o una localización de cualquier tesoro o recurso que encontremos... En cualquier caso, opto por hablar con el jefe de este centro... -volví a mirar el campo de prisioneros desde fuera. Había trabajado en un lugar parecido hacía bastante tiempo, formando a soldados rasos recíén incorporados...

Pete no tenía tan claro lo que comentaban sus compañeros. Él estaba acostumbrado a estar con altos cargos y gente de poder y convencer a gente de categoría inferior de que un superior directo, que le podría buscar la ruina, era un traidor... iba a ser tarea difícil, y más cuando tenían dos notas con la misma caligrafía y que no tenían realmente la manera de demostrar que realmente ambas las había escrito el Comandante Beckett y no cualquiera de ellos.

- Yo propongo sacarlo de alguna otra manera... desde la enfermería siempre sería más fácil. Podemos tener un mayor acceso al alpinista y estaremos menos vigilados... mientras otros pueden provocar una distracción. - dijo mientras sopesaba alguna idea más y mascullaba para sus adentros. - Yo creo que mostrar nuestras cartas ahora mismo es un error, ya que nos podemos quedar totalmente al descubierto y en el momento en que tengamos una urgencia y no dispongamos de los recursos necesarios para cubrirnos las espaldas... no sé yo.

El resto siguió discutiendo la mejor manera de sacar al prisionero, y con los pies por delante no era una opción.. ¿o sí?

En el interior del coche, el espacio era reducido. Steve bajó la ventanilla mientras fumaba. Y meditaba sobre lo que decían sus compañeros.

-No se, Faith. Una sugerencia sospechosa de soborno y el comandante Sterling nos mete en una celda a pan y agua. Y hablarle mal de un camarada de armas se nos puede volver en contra. Lo mismo que sacarlo de la prisión.

Dio una profunda calada a su cigarrillo.

-Yo apostaría por mostrarle las notas y la evidencia de los dos soldados que nos atacaron y las luggers que poseían. ¿Qué soldado británico lleva un arma así? No es precisamente un souvenir.

Otra calada- Probemos con eso. Y si no resulta, pues a las montañas con otro guía. Nadie dijo que esto iba a resultar fácil.

Escuché a los demás y asentí a las palabras de Steve. No creía que entrar a la fuerza fuera la solución, como proponía Pete, ni tampoco intentar sobornarlos, como comentaba Faith.

-"Está claro que no podemos tener de enemigos a los nazis y a mis paisanos a la vez. Debemos de tratar de negociar con el comandante Sterling y esperar que nos crea. Tenemos varias pruebas, y con lo acontecido en la prisión debería de ser suficiente... o eso creo." Dije esperanzado.

- Negociemos pues... espero no tener que tirar de algún contacto que nos saque del embrollo.

Confirmó a Moore y al resto sobre la decisión que se estaba fraguando dentro del vehículo.

Tras un buen rato debatiendo sobre cual podría ser vuestro siguiente movimiento. Todos pensáis que el alpinista austriaco puede ser necesario para lograr encontrar el templo. Y a la hora de como proceder para lograr que este salga de la prisión, la mayoría piensa que lo mejor es tratar de desenmascarar al comandante Beckett. Tenéis una nota que habéis encontrado en uno de los dos soldados que os escoltaron y os han atacado, y la letra coincide con la que tenéis en el salvoconducto. Pero es que estos dos soldados os fueron asignados directamente por Beckett. Además, tras llegar a Nueva Delhi os alojaron en un hotel, cuando deberían haberlo hecho en la comandancia militar. Y a la mañana siguiente cuando os fueron a llevar al hotel, fuisteis atacados por agentes de los nazis.

Toda esta información es digerida poco a poco por el comandante Sterling, que realiza varias llamadas a otros oficiales. Como la cosa se alarga, os hacen pasar a otra habitación, donde tenéis algo para comer, y abundante te y agua para beber.

Un par de horas más tarde, os indican que volváis al despacho de Sterling, que os comunica que Beckett ha sido arrestado, era un traidor al servicio de las SS. Un registro sorpresa, ha puesto a la luz informes y comunicados con los alemanes, que han hecho imposible su defensa.

Como agradecimiento, por vuestra crucial participación en aclarar los hechos, os permite que os llevéis a Harrer en vuestra expedición.

Abandonáis la prisión militar y os dirigís hacia el norte de la India y luego hacia Pakistán. Os tomáis el viaje con cierta tranquilidad, ya que Harrer tardará unos días en estar bien. Aunque nada más ser liberado, ya se le ve otra cara y mejor aspecto.

Vuestro objetivo, el Nanga Parbat, una de las montañas más altas del mundo situada en la codillera del Karacorum. Llegáis hasta Chilas, la última población importante, y es pequeña, antes de la travesía a la enorme y peligrosa montaña.

Vuestro turno

Todo salió a pedir de boca, como había ideado. No solo desenmascaramos al comandante Beckett, si no que además nos dejaron llevar con nosotros a Heinrich para localizar el templo. El viaje fue tranquilo y nos llevó un tiempo llegar a Chilas, la última frontera entre el mundo civilizado y la naturaleza extrema.

-"Bueno, al final todo ha salido bien, amigos. Creo que deberíamos de ir a comprar todo lo necesario para la escalada al Nanga Parbat: ropas, abrigos, botas, tiendas, picos y palas... Además de contratar a algunos sherpas para que lleven todas las cosas." Les dije al resto.

Estaba claro que habríamos de equiparnos bien para combatir el frío, el sol, el aire y todo lo que la maldita montaña quisiera echarnos encima. Además de llevar víveres y útiles para facilitarnos la escalada.

- Me parece que te olvidas de algo Marcus - le digo cuando comenta lo de las compras - Aquí esta Heinrich Harrer y quien mejr que el que nos diga que necesitamos para subir. No gastemos de mas, a parte tenemos que tener en cuenta que tiene que ser algo rápido. Nos van a estar esperando o siguiendo. Yo no llevaría mas lo que se puede llevar cada uno. Cada adicional podría ser un traidor. - 

Piero le quitó las palabras de la boca a Steve, que fumaba mientras se tomaba un té negro fuerte como el demonio. A su lado, el alpinista, que cada día se veía mejor, el color había vuelto a su piel, la sonrisa a su cara, y los kilos a su debilitada carcasa. Era un hombre fuerte, que se recuperaba pronto 

Nada como la libertad para recuperar energías.

Eso sí, Steve no le quitaba ojo de encima. No fuese que a Harrier le diese por largare y evitarse más problemas.

-Amigo Heinrich. ¿Qué nos aconsejas? Somos todo oídos.