Partida Rol por web

Tanto Derian como Volgar notaron el envaramiento de Vinton al mencionar la biblioteca, y una mirada inquisitiva cuando se mencionaron los ritos.

-¿Dónde escucharon eso?- preguntó tajante, con el rostro duro y la mirada taladrando a Volgar.

- Bueno- añadió Volgar tranquilo- es evidente que no estamos ante un caso de asesinatos simples. No se trata de alguien que simplemente disfrute matando, eso es obvio, ¿no? Existe una especie de ritual o un modus operandi, como lo quiera llamar. El asesino siempre intenta llevar a cabo los mismos macabros pasos y un complejo mecanismo que, supongo, le llevará hasta un fin que solo él conoce. Sino, simplemente se dedicaría a acuchillar a sus víctimas sin más. Llegar a esa conclusión es bastante fácil. Siendo así, los rituales suelen nacer de conocimientos antiguos, a veces mal comprendidos. Cuando escuché hablar de su biblioteca pensé que valía la pena echar un vistazo. Con el paso del tiempo, algunos libros pueden haber sido copiados o extraviados y haber caído en malas manos. No estoy seguro de si vamos a encontrar algo de interés, la verdad, pero se nos acaba el tiempo y, si no hacemos algo, el Corrector tomará las medidas que estime oportunas, con pruebas o sin ellas.

Derian miró a Vinton, esperando la reacción de éste tras las palabras de Volgar. Había llegado la hora de presionarle algo, pero nunca se sabía por dónde podía salirte un noble. Derian esperaba que la sensatez de Volgar convenciera a Vinton, por encima del, en apariencia, enorme orgullo del noble.

Vinton no se relajó para nada ante la explicación, hasta tal vez todo lo contrario.

-Así que son ciegos dando palos en el aire con la esperanza de golpear algo que sea útil, ¿no es cierto?- dijo el noble, con cierto enojo en la voz -No sólo acuden a mi puerta con exigencias y amenazas veladas, sino que además quieren entrar a mi biblioteca, ¿a buscar qué? ¡¿Algo que les pueda servir?!- levantó la voz con más enojo aún -¿Quién creen que son? En vez de ocuparse de los verdaderos culpables, vienen a mi casa a importunarme con ideas sin sentido...-

- Para hablar de verdaderos culpables, Lord Trilbanson, hacen faltan pruebas- mantuvo tranquilo Volgar- entiendo que no siempre es una espera agradable pero este no es un caso corriente y recuerde que apenas llevamos un par de días en este lugar, trabajando sobre un caso que lleva demasiado tiempo en el olvido y cuyas principales pruebas pueden haber desaparecido. Una biblioteca, cualquier biblioteca, no la suya específicamente sino cualquiera, es una fuente del conocimiento y del saber de los alrededores. No estamos ante el asesinato de un vulgar matón cuya víctima se pasó de listo, Lord Trilbanson, hablamos de alguien que sabe lo que hace, alguien con conocimientos y cuyos asesinatos persiguen un objetivo y utilizan un método muy concreto, un método que creemos sigue unas determinadas instrucciones. ¿Por qué? Pues porque siempre repite los mismos patrones y eso no es una casualidad. Nuestro asesino trata de conseguir algo y tenemos que averiguar de qué se trata.

Cálmese, Lord. Dijo Derian, intentando tranquilizar la situación.

Estamos seguros de que su biblioteca es la más amplia de estos lares. Como dice Volgar, visitarla nos podrá ayudar a esclarecer lo sucedido. No damos palos de ciego, pero necesitamos su ayuda, como noble y como persona interesada en que toda esta rueda de acontecimientos se detenga cuanto antes.

El Lord parecía ir tranquilizándose con las palabras de Volgar, por más que miraba con escepticismo y hasta sarcasmo en su rictus, pero al escuchar las primeras palabras de Derian, pareció explotar.

-¡¿Que me calme?!- gritó Vinton, desencajado -Todo es un caos, ¿y me pides que me calme frente a dos desconocidos que dicen estar investigando todo esto?-

Volgar se dio cuenta de algo en ese momento. El hombre era violento, no cabía dudas, pero algo llamaba la atención. Su violencia ocultaba algo más debajo. Había estudiado de unos libros de la Corrección sobre casos así: hombres que necesitan aún más violencia para quebrarse...

- ¡Por Soid, mi Lord, tranquilizaos!- ordenó el viejo con un repentino toque autoritario en su voz.

Sabía que se la jugaba pero el tiempo corría en su contra y ya habían perdido demasiado. Derian era joven todavía pero él poseía la autoridad de la vejez y los nobles, en general, sabían reconocer esa posición, pues muchos de ellos habían sido aconsejados y educados por personas de edad avanzada cuya severidad y conocimiento sabían reconocer.

- Nadie os está acusando de nada- continuó implacable- pero puede que el siguiente que venga a investigar y a preguntar sea la Corrección en persona y no unos desconocidos, como decís, que no tienen nada en vuestra contra. Sois un noble, tenéis influencia y poder, pero sabéis que si la Corrección mueve los hilos adecuados ni siquiera vuestra posición podrá salvaros. No llevamos apenas tiempo en estas tierras pero incluso en tan poco tiempo se nos ha hecho evidente que vuestra relación con el Corrector es de todo menos cordial y del mismo modo podríamos decir a la inversa. Lo único que conseguís con vuestra actitud es dar razones a Karisfen para que invente y especule para librarse de vos. ¿Queréis solucionar esto o no? ¿Queréis que sea vuestro nombre del que se hable cuando la historia de cómo se resolvió estos crímenes horribles abandone vuestras fronteras? ¿Queréis ser el héroe, el protector de los suyos? ¿O preferís que sea Karisfen el que ostente esa condición mientras salpica dudas y corrosión sobre vuestro nombre y el honor familiar? Nosotros no ganamos nada con esto, mi lord, salvo quizá la satisfacción del deber cumplido, unas cuantas monedas y una cama caliente pero bien podemos dar la vuelta y buscar esas monedas en la siguiente ciudad. Vuestra es la decisión.

Derian escuchó, mirando todo el rato al noble. Parecía que Volgar había comenzado una nueva estrategia.
-una vez empiezan los cuchicheos, señor, ya es muy difícil pararlos- dijo.

El Lord pareció quedarse mudo ante la reacción de Volgar. O por sorpresa, o vaya a saber Soid por qué. De pronto, la puerta se abrió y entró uno de los guardias con la espada a medio desenvainar. De todas formas, Vinton hizo un gesto ausente y lo despidió, haciendo que el confundido soldado volviera a guardar su arma y cerrar la puerta.

El Lord les dio la espalda y se dirigió hacia un mueble de muy buena manufactura. Sacó un hermosa jarra y se sirvió algún líquido en su copa, bebiéndo dos de ellas como si no hubiera un mañana.

Cuando finalmente se dio vuelta para mirar a Volgar y Derian, su rostro estaba aún más desmejorado, como si todos los años se le hubieran caído encima con la fuerza del castigo de Soid.

-De acuerdo... escuchen...- dijo entrecortadamente, pálido como un cadáver desatendido en medio de la calle -Deben jurar por lo que más quieran, por Soid y todos sus santos y mártires, por sus familias y por ustedes mismos... esto no sale de aquí...- su mirada ahora era tan afilada como su espada, y estaba clavada en los ojos de los extranjeros.

Volgar sabía que había dado en el clavo. Intuía que el noble escondía algo bajo la dureza y la rapidez con la que se los quitaba siempre de encima y no había errado. Había esperado hasta que llegara el momento perfecto y ese era ahora.

- Tenéis mi palabra- mintió.

Lo juro por Soid, Señor. - dijo Derian. Aunque su gesto era serio, casi solemne, en sus pensamientos disfrutaba el triunfo de su compañero, que había dado en el clavo.

Vinton miró primero a Volgar, y luego a Derian. Ambos parecían sinceros, pero de todas formas, no era menor lo que iba a decir. Pero era necesario, para él, para su mente, para su alma.

Se sentó en uno de los sillones, aunque más bien parecía un derrumbamiento.

-Cuando murió el segundo chico lo imaginé. Había escuchado historias...- su mirada estaba perdida -Me fui a buscar el libro de Allan el nigromante a la biblioteca familiar. Me palpitaban las sientes mientras intentaba confirmar lo que ya sabía. Ahí no estaba el libro. Tiré las estanterías, derribé la mesa, me rompí los nudillos contra la pared- hace una pausa, apretando los puños, y luego se pasa una de las manos por los nudillos -Querría decir que me calmé, pero solo sentía odio. Tuve que esperar a aquel hijo mío, al que yo había germinado en su madre... el muy miserable fingió que no sabía nada. Lo fingió- Vinton toma aire y contiene las lágrimas, pero se atreve a clavar la mirada en sus interlocutores.

Su tono es de alivio, más allá de rememorar tal ira y odio: se estaba desahogando. Pero para continuar, tragó saliva y desvió la mirada hacia la copa vacía.

-Claro que confesó, por Soid. Apenas tuve que tocarlo para que lo hiciera. Pero por Soid que pocos padres han tenido que cortar la carne de su hijo- se levantó en un exabrupto, y se pasó la mano por el rostro, que comenzaba a tener sus lágrimas -Mierda, que Soid me castigue- tragó saliva y lágrimas -Ya estaba muerto cuando lo violé... pero tuve que hacerlo...- miró a Volgar y luego a Derian -Por el honor de la familia. Me juzgan, lo sé...- menea la cabeza -Piensan que soy un monstruo pero no entienden lo que significa tener responsabilidad. Júzguenme todo lo que quieran, pero piensen si tendrían lo que hay que tener para tenerla dura en un momento así.- tomó la copa y volvió a servirse, tomando de un solo trago el contenido -Para poder... concluir dentro de tu hijo muerto, al que tú mismo criaste. Aunque ya fuese un monstruo-

Volvió a sentarse. Parecía más viejo, pero también más liviano, más relajado. Ya las lágrimas desaparecieron cuando se pasó un pañuelo de fina tela, y su rostro volvía a parecer la de antes...

Derian no pudo, ni quiso, evitar el gesto de desagrado. Tres muertes se esclarecían ya. Aparecían las tristes sombras y podredumbre tras la fachada noble de la casa de Vinton. En un mundo en el que la gente luchaba por sobrevivir, por pasar el día a día, el heredero de esta casa había encontrado una distracción. Hasta que su padre, que ahora les miraba, había descubierto los crímenes. Y ese sentido del honor de Vinton, retorcido. ¿violar a tu hijo tras matarlo?

Había prometido al noble no desvelar lo que contara, al igual que Volgar. Evaluó ahora las posibilidades de acción, hasta que cayó en la cuenta de algo que era más, mucho más importante:

Eso explica tres muertes, Señor ¿Qué hay de las otras? Si su hijo no ha sido, y está claro que usted tampoco... ¿quién está continuando el ritual?

Volgar se estremeció tras la confesión de Vinton. Era espantoso lo que aquel hombre escupía por su boca. Él también lo sabía o eso parecía. Era posible que estuviera escuchando toda la verdad o tal vez parte de ella, o incluso tal vez una versión algo retorcida de ella. En cualquier caso, tenían la explicación a algunos de los crímenes. Mejor dicho, tenían una explicación pero faltaban muchas cosas por aclarar.

Derian atinó en sus primeras preguntas pero no eran las únicas que quedaban en el aire.

- Sí, Lord Trillbanson- añadió con suavidad- ¿quién trata de continuar el ritual? Pero no solo eso ¿quién tiene el libro, ahora? ¿qué es lo que dice ese libro? ¿qué es lo que tratan de hacer? Necesitamos parar esto ya y, por mi honor Vinton- se atrevió a tutearle- si conseguimos detener esto y alcanzar al último culpable, podríamos conseguir que vuestro honor... y el de vuestro hijo quedasen a salvo. Nadie tiene que saber cómo empezó esto si conseguimos que termine de una vez por todas.

-No lo sé... no lo sé- dijo Vinton -Por eso creo que ha sido Karisfen... sólo puede ser un imitador...-

Interrumpiendo las palabras del Lord, la puerta es golpeada.

-Mi señor, tenemos información importante...- dijo una voz detrás de la puerta, con un tono marcial.

Vinton se levantó y mirándose fugazmente en un espejo que se encontraba sobre un aparador se acercó a la puerta y la abrió.

-Dime...-

-Mi señor, nuestros hombres han visto que...- el soldado, de una treintena y con fuen porte, se detuvo al ver que había compañía, pero continuó ante la mirada de su Señor -...Karisfen ha mandado a hacer muchas detenciones... entre ellos se encontraba Jenwig, pero ha logrado escapar luego de matar algunos agentes-

-¡Mierda!- exclamó Vinton -¡Ordena a cinco de tus hombres para buscarlo! ¡Y que cierren las puertas!-

Y como si su deseo se hiciera realidad, cerró la puerta de un golpe.

-Ese también es otro que podría ser... Jenwig... es quien regentea muchos garitos de juego, y algunas cosas más- comenzó a hablar de nuevo hacia sus "invitados" -Él tuvo el libro un tiempo-

- El tiempo apremia- urgió Volgar- es evidente que si encontramos el libro encontraremos al culpable pero quién podría tenerlo. Decís que Jenwig tuvo el libro en sus manos durante un tiempo pero deduzco por vuestras palabras que ya no es así. Vos tampoco lo tenéis y también es fácil deducir que no habéis dejado de buscarlo por lo que debería estar guardado en algún lugar al que no tenéis acceso y a donde los chismorreos tampoco podrían llegar, por lealtad o por miedo. Y eso podría llevarnos a Karisfen. Si nos equivocamos, estaremos firmando nuestra sentencia de muerte. Karisfen está entretenido con su caza de brujas, podría ser un buen momento para colarnos en sus dependencias. No hay duda de que, de tenerlo, querrá mantener el libro en su zona más privada. No podremos hacer esto solos, Lord Trillbanson, necesitaremos que distraiga a Karisfen y a sus hombres para alejarlos del templo así como a alguno de ellos para que vigile el exterior para no vernos sorprendidos. Y tenemos que movernos ya. No tendremos una mejor oportunidad para sorprender a Kerisfen.

Necesitamos su ayuda, dijo Derian. O, mejor dicho, usted necesita la nuestra. Sabe que, de estar en nuestro lugar, la mayoría de gente habría salido corriendo de esta ciudad a estas alturas. Si no contamos con su apoyo, poco podremos hacer contra la Corrección.

Vinton aún estaba enfervorizado, y parecía estar perdiendo de a poco la vulnerabilidad que había mostrado, volviéndose el Señor violento y arrogante de antes.

-El libro lo tengo yo, a buen resguardo- dijo secamente -Justamente para que ninguna persona más pueda acceder a él...- y miró a esas personas que proclamaban querer ayudar, pero que a su vez, el espadachín llamado Derian, parecía creerse más importante que él -¿Conque yo necesito su ayuda?- su mirada se endureció aún más -Antes de que termine el día, tendré a ese malnacido de Jenwig, y será juzgado... ya lo creo que sí. Y si Karisfen no se va, también será juzgado... de una manera más rápida tal vez, pero así se hará- hizo una pausa -Con o sin su ayuda-