Partida Rol por web

Largas  batallas habéis librado,sobre todo los guerreros o los adiestrados en el arte marcial,para llegar al nivel que tenéis.

Cada uno de vosotros elegistéis vuestro camino según las circunstancias,pero el destino,al final,os acabaría uniendo por un único fin:combatir el mal.

Toril es un mundo lleno de Reinos;muchos de estos reinos necesitan y necesitarán la ayuda para que sean gobernados por seres benévolos y no malvados y corruptos.Para ellos hace falta grupos de aventureros con valor y honor ,capaces de hacer frente a todo mal que haya.

EN el año del arpa sin cuerdas,cuando un dragón rojo lideró a un ejército de orcos y trasgos habían expoliado Cormyr.Ustedes,cada uno por su camino,terminasteis participando en esta batalla,con el objetivo de liberar a Cormyr del mal.En este punto comenzó vuestra amistad.Mientras el monarca combatía contra el Dragón rojo a muerte,vosotros intentábais acabar con uno de los aliados del Dragón,el Señor Raob,un guardia negro devoto de Bein.Las circusntancias y gracias a una aliada hechicera de vuestro enemigo,obligó a este a retirarse.Dejando a Cormyr,momentáneamente en manos benévolas.

Después de ests acontecimientos,cada uno tomó su camino,con la promesa de que tarde o temprano habría un nuevo encuentro.Y ese momento llegó,ya que habéis sido llamados por el mismisimo Elmister,que aunque se reclutó en el valle de la sombra,os ha concertado una cita,por medio de una carta,en la Marca argentea.

Os desplazáis hacia la ciudad Argluna,la metrópolis de la Marca Argentéa(cada uno utiliza sus métodos).La ciudad,com osabéis está constantemente patrullada por los Caballeros de Plata.

Elminster os ha reclutado en el edificio más famoso de la ciudad,la Universidad de Argluna,una escuela de magia formada por una agrupación de escuelas.Las escuelas las integran la Escuela de la Dama,la Escuela Tramaturga de Miresk y Foclucán,una legendaría escuela de Bardos que ha sido reabierta,desde que fué invadida por los Orcos,hace un siglo.

Antes de decidiros a entrar os encontráis en las puertas de la universidad,vigilada constántemente por los caballeros de Plata...

Despues de teleportarme hasta la ciudad, dedico unos segundos a mirar a mi alrededor para situarme.

Instantes despues confirmo que mi hechizo resultó bien y que he llegado a mi destino correctamente. Con calma, reviso mis bolsas con la mano a ver si me he dejado algo atrás, no es la primera vez que me pasaría.

La gente me mira un poco extrañada, pero al poco prosiguen su camino, parece que el teleport no es algo que los saque de la rutina, aunque quizá mi aspecto sí.

Me dirijo hacia los guardias de la puerta mientras retiro mi capucha para que mi cara quede a la vista, me acerco a los caballeros, y, deteniendome ante ellos les dejo unas milesimas de segundo para que me miren. Visto con una túnica de color parduzco, larga que se arrastra levemente por el suelo. Mi mano derecha reposa sobre un bastón con una cabeza de hurón en lo alto, réplica del pequeño animal que se desliza a sus anchas por dentro de mi túnica para eventualmente sacar la cabeza fuera y otear. Mi mano izquierda queda bien visible con el pulgar metido dentro de mi cinturón. Mi piel y mis ojos son posiblemente lo más llamativo de mi presencia. Por mi piel, algo tostada, aparecen arcos electricos que la recorren casi constantemente y mis ojos, de color azules, casi grises, tambien son recorridos por estas descargas.

Buenos Dias - digo dirigiendome a los caballeros - Mi nombre es Baindor Iltharol, he sido llamado por el mismo Elminster para acudir a su presencia. Habiamos quedado en la universidad de Argluna. ¿Estoy bien situado o me he confundido de destino? y si estoy en el lugar ¿está elminster dentro esperando o aún no ha llegado?

Aguardo pacientemente a sus respuestas esperando que no haya errado el destino ni la hora

Iba de camino a Argluna después de unas aventuras con mi último grupo...Tenía puesta mi muda de monje, mi cadena guardada en la mochila y el arco en el carcaj, tod cubierto por una túnica que dejaba ver algo de mi rostro y poco más, aunque, claro, todas estas precauciones podían tomarse como inútiles, teniendo en cuenta que mi anillo estaba en funcionamiento. Sin embargo, el tiempo me había demostrado que ninguna precaución sobra.

Aún no sé cómo hizo para localizarme - pensaba mientras caminaba oculto a los ojos normales y con sigilo - Procuro que nadie me vea allí a donde voy...vaya, de poco me sirve si con un simple hechizo me ubican...Tendré que pedirle a alguien que me haga algo para mantenerme a salvo de esas adivinaciones - me dije a mi mismo y esbocé un atisbo de sonrisa que contrastaba un poco con la severidad de mi rostro -

Al llegar a las cercanías de la ciudad, dejé de esconderme y susurré las palabras que desharían el hechizo que me mantenía invisible

De todas maneras - pensé - He oído que esta ciudad tiene ciertas defensas mágicas...no sería prudente entrar siendo invisible...

Entré en Argluna y caminé por sus decoradas calles camino a la universidad. Al instante reconcí a la peculiar guardia de la ciudad, los caballeros de plata, patrullando y vigilando los establecimientos importantes.

Llegué a tiempo a mi destino para observar como aquel extraño elfo se materializaba frente a las puertas del lugar, lo reconocí al instante, aunque dudaba de si él se había percatado de mi presencia, por lo que me quité la capucha y me acerqué hasta su posición.

Saludos - dije una vez estuve cerca y él terminó de hablar con los guardias , tendiéndole una mano, para luego dirigirme a los caballeros de la entrada - Mi nombre es Jared Nolan, estoy aqui por los mismos asuntos que él, aunque no tengo dudas respecto a en qué lugar me encuentro - en mis palabras no se apreciaba humor ni sarcasmo -

Después de una última cacería de orcos en la que mi grupo prácticamente quedo extenuado a la nada, decidí embarcarme en algún viaje en solitario. Necesitaba meditar, en la medida de mis posibilidades, con todo este nuevo mundo que se había abierto ante mí. Tres años hacía que había dejado la aldea, y tres años son suficientes para darse cuenta de lo diferente y terrible que era todo. Había barrido a inmunerables enemigos, y otras tantas había casi muerto. Me llamaban entre los que conocía, y me conocía o temían Lucero de Muerte, tantas eran las veces en que esta se había abalanzado sobre mí sin atraparme, aunque dejándome marcas de ello por todo el cuerpo.

Entro en la ciudad con gesto adusto, y tras preguntar en mi tosco común, avanzo hacia la Universidad, lugar donde debería encontrarme con ese maldito hacedor de magia llamado Elminster. Maldito él y todos los que, con una sola palabra, podian matarme o volverme loco. Era miedo, pero jamás me atrevería a afirmar que fuera así. Mi espadón brilla en mi espalda, por encima de mis ropajes de cuero desgastado y rotos, sobre los que se asienta una magnífica armadura de mallas. Mis pantalones han sufrido mejor suerte, pues su cuero es resistente, y mis botas eran nuevas. Llevo un pequeño macuto atado a la espalda con lo indispensable. No había sido nunca amigo de las comodidades, menos como viajero. Mis brazaletes de plata estaban algo gastados, regalos de mi Anduin, esposa que debería esperarme a que volviese tras mis diez años de viajes. Aun faltaba mucho. Y en todo este tiempo, no había sino sufrido uno tras otro percance. Pero yo disfrutaba con ellos.

Con un gruñido, me planto en las puertas de la universidad, mientras contemplo a los dos camaradas que están delante mía, al parecer hablando con uno de los guardianes. Sin mucho que decir, me cruzo de brazos y espero acontecimientos.

Una carta de Elminster... Seguro que puede resultar divertido y mis pequeñas piernas se estaban agarrotando del aburrimiento...

Entro corriendo en la pequeña cueva que durante las últimas semanas ha sido mi casa y me preparo para el inminente viaje. sin prisa me coloco mi armadura y mi vieja capa mágica. reviso mis manos para asegurar la resencia de mis anillos antes de ponerme los guantes y luego cojo mi cinto y mi casco. Pronuncio una palabra de mando y un escudo flota ante mi.

Creo que estoy listo - susurro con el nerviosismo de quien espera algo grande - quien poco tiene nada deja atras, ¿no es asi Sibo? ¿Sibo? Donde se habrá etido...

Salgo fuera de la cueva y lo llamo a gritos. Allí viene, creo que una carrerita con él me vendria bien. A medida que el águila se acerca, mi cuerpo muta, unas alas crecen a mi espalda y mis pequeños pies se transforman poco a poco en garras. mi boca pasa a ser un pico curvo y mi vista se agudiza. La transformacion esta completa y ya puedo partir hacia mi cita. Como dos saetas, mi compañero y yo volamos raudos hacia Argluna. Llego con tiempo suficiente para poder observar todo el esplendor de la ciudad, su gente, su mercado, su guardia.

Encuentro la universidad y me dispongo a esperar un rato. No conviene llegar excesivamente pronto. Mientras mi mente desvaria, llega mi primera sorpresa. Baindor aparece de la nada a unos pocos metros. Tras la desorientacion del teletransporte, puedo comprobar que sus facultades no han mermado un ápice desde la última vez que le vi. Decido observar sus movimientos y puedo observar como se acerca Jared. En mi vuelo sobre la ciudad me pareció verlo, pero al no estar seguro continué mi vuelo. Creo que es hora de acercarme a saludarles. Si mi posible viaje está relacionado con ellos, me siento un poco mas seguro.

Sibo, bajemos con nuestros viejos amigos. alzo el vuelo y veo como se acerca tambien Zumnosk. Esto puede ser divertido

Desciendo al suelo y al tocar mi pata el suelo, comienzo una rapidisima recuperacion de mi verdadera forma. Antes de posarme del todo vuelvo a ser ese mediano risueño con pelo castaño revuelto que siempre gusta de un buen chiste, y con la fuerza de la costumbre, al término de mi mutación, Sibo se posa en mi hombro.

Saludos amigos mios, ¿que tal desde que no nos vemos? - les dedico mi mejor sonrisa - veo que Baindor sigue con esos ojitos que a tantas damiselas hace huir. Y aqui esta tambien Jared, que por fin deja de avergonzarse de su fisico oculto tras su invisibilidad. Zumnosk, no hace falta que digas nada, siempre fue mejor estar en silencio. - comento con una reverencia y mi sarcasmo habitual, que puede rozar la irritabilidad.

El hombre embozado en una polvorienta capa de viaje tenía el aspecto de haber estado caminando durante semaanas sin detenerse a descansar, a juzgar por lo ajado de aquella prenda que ondeaba bajo los caprichos del viento del Este.

Paso a paso, denotaba una presencia segura e imponente, sus ojos mirando altivos a través de la pequeña rendija que su capucha le concedía a la vista. Sin duda, aquel hombre portaba una voluminosa armadura bajo la capa, pues el tintineo metálico lo acompañaba a cada uno de sus pasos.

Por fin, el hombre se detuvo, justo ante el puente que servía de entrada a la magnífica ciudadela de plata, Argluna. El famoso Puente de la Luna. Su mirada escrutadora se paseó por las murallas reconstruidas de la ciudad, juzgando si la tarea que había sido encomendada a los nuevos regentes de la misma se había llevado a cabo con éxito.

El hombre procuró no realizar ningún gesto de desagrado al comprobar cómo los guardias permanecían relajados en sus puestos. La gente entraba y salía casi sin trabas por las puertas dobles de la ciudad, como si no fuera necesario un férreo control sobre cualquier desconocido que accediera a ella.

Sempronius comenzó a caminar de nuevo, disgustado.

Es necesario hablar con los regentes. La Dama Alustriel no debería permitir semejante dejadez. se comminó a sí mismo, debía tomar medidas. Muchos consideraban a Sepronius un déspota o un tirano, sobre todo si habían servido bajo sus órdenes en alguna misión. Pero todos aquellos que habían seguido sus indicaciones habían sobrevivido al encuentro con los más deleznables engendros que el mal podía parir.

Sumido en sus pensamientos, el Alto Judicador llegó a su destino: las majestuosas puertas de la Universidad. El hombre dejó caer su capucha a su espalda, revelando un pelo canoso abundante, despeinado por el efecto de su vestimenta.

Sempronius observó cómo sus antiguos camaradas hablaban con los guardia, y cómo uno a uno se presentaban y solicitaban permiso para entrar. El hombre asintió.

Hay que cumplir correctamente con el protocolo.

El Alto Judicador se acercó hasta el puesto de los guardias, que, sin poder evitarlo, se quedaron mirando fijamente a aquel individuo, un humano que facilmente alcanzaría los dos metros de altura, que los miraba a los ojos como si estuviera sondeqndo las profundidades de su alma, y que portaba en su rostro, orgulloso y altanero, la marca del elegido, grabada a fuego en su frente, la marca de Tyr.

Soy el Alto Judicador Sempronius Aldeth. dijo con tono neutro He sido convocado por el Archimago Elminster a una reunión en el interior de la Academia.

al oir a mis compañeros, me giro hacia ellos mientras una franca sonrisa aparece a mis labios, la misma ilusion por el reencuentro que brilla en mis ojos.

Jajaja - río mientras estrecho las manos de mis compañeros y revuelvo el pelo del jugueton Tasler - me alegro de veros a todos. Será algo importante por lo que hemos sido llamados. Hace bastante tiempo que no nos vemos, tenemos que ponernos al día - mi mirada va un poco más lejos de mis compañeros, buscando al que faltaba - ¿Dónde está Nathalien? De nuevo llegando tarde. Supongo que sus viejos huesos no le dejan llegar a tiempo...Tendremos que recordarselo cuando llegue - concluyo dirigiendo un guiño a Tasler, sé que el se encargará de lanzarle cuantas pullas sean necesarias. ¿Le esperamos o vamos entrando? No se que será peor, hacer esperar a Elminster o que nathalien tenga que buscar por sí mismo nuestro lugar de reunión

¡Jajaja! Sin duda alguna me gustaria ver como ese venerado hechicero transforma a nuestro querido Nathalien en un bonito conejo - y con una sonrisa jugeutona, acaricio el pelaje de mi águila - seguro que Sibo disfrutará persiguiendole toda la tarde...

El resto entra en escena pronto, Zumnosk primero, en silencio, exceptuando su ¿Gruñido?...no acababa de comprender si se trataba de un saludo o si era meramente algo para indicar que estaba allí, aunque claro, si este era el caso, era sumamente innecesario, ¿Quién podría pasar por alto su presencia? Ante la duda, me limité a asentir como respuesta a su...gesto.

Luego llega el mediano...Ah! si, Tasler, a menudo tiendo a olvidar los nombres...con una aparición tan excéntrica u ostentosa como la de Baindor, de cualquier manera, llamaba mucho la atención y eso no me agradaba. Emití un pequeño suspiro y decidí ignorar su comentario.

Ah..al fin alguien más serio - pienso al advertir la llegada de Sempronious, siempre respetaba a un hombre más discreto en su accionar, a pesar de que su notable tamaño y su "distintivo" no eran sencillamente buenas características suyas si se hablaba de discreción -

Hice una mueca, ya había olvidado lo difícil que resultaba pasar de incógnito con semejantes compañeros. Comencé a quitarme la muda de monje, ya no eran necesarios disfraces en este momento, dejando a la vista una armadura acolchada, que no tenía nada de simple, aunque así pareciera a simple vista. Mientras guardaba la ropa en mi mochila, hablan de Nathalien, su demora no me había pasado desapercibida...

Espero que no oiga a estos dos hablando - me dije a mí mismo mientras enarcaba una ceja - Con su orgullo sólo retardaremos más nuestra cita con Elminster  - pensé, evocando la imagen del viejo en mi mente -

Observé, serio, a los guardias, supuse que estában esperando al último integrante del grupo para dejarnos pasar. Sin duda alguna estaba intrigado por la misión que nos esperaba.

Nathalien llegaba de un largo viaje en busca de una preciada piedra que solo se encontraba al sur del reino, luego de unos días largos de viaje llego a la ciudad donde se le había solicitado su presciencia, entro a la cuidad y fue directamente a las puertas de la universidad, obviamente como siempre, Nathalien llegaba tarde, pero no tan tarde para escuchar el comentario de esos dos imberbes de sus compañeros, Baindor y Tasler, dorio al verlos y bajo de su caballo mientras decía.

-Dudo que puedan convertirme en algo mas que puro polvo, ojala fuera conejo para correr mas rápido pero eso no es posible jaja, ¿como han estado sabandijas? ya me sentía solo en el sur, sin sus constantes charlas, es mas, podría decir que los extrañe-acomodo al caballo cerca de un árbol atándolo y sujetando bien su equipaje- que les puedo decir, los años pesan, pero no tanto como estas ropas-Nathalien vestía unos harapos con unas botas de una calidad media, en su espalda colgaba la funda de su espada y en su mano izquierda sostenía su escudo- eso si Uds. no han cambiando nada compañeros, pero para charlar hay tiempo entremos ya de una buena vez-Nathalien se acerco a la puerta y hizo un gesto como para que sus compañeros lo siguieran

tras contemplar la llegada de Nathalien me giro hacia Sibo y le comento como al oido pero a un volumen tal que mis compañeros me oigan - Por supuesto Sibo, a mi tambien me habria gustado volver a ver a Nathalien, pero tendremos que conformarnos con su viejo abuelo. - y, tras un guiño a Nathalien añado - Espero que él por lo menos maneje bien la espada...

Me acerco a Nathalien y, tras una palmadita en la espalda, me encaro con todos mis compañeros con mi rostro algo mas serio.

Amigos, volvemos a estar juntos, y por petición de Elminster. La cosa será seria, pero con esta compañia, lo puede dar por hecho.

Luego bajo la voz y susurro - Señor, si necesita ayuda para caminar cuente conmigo ¿de acuerdo? - y le dedico mi mejor sonrisa al guerrero

Tras las presentaciones,los caballeros de Plata que guardan la entrada de la iglesia os dejan paso,sin más,es decir sin pediros ninguna prueba o similar para demostrar que tenéis una cita con Elminster.

La universidad está llena de estudiantes,magos hechiceros y bardos aprendices,que algún dia serán tanto o más poderosos que ustedes.

Las escuelas principales son la Escuela de la Dama y la Escuela Tramaturga de Miresk y Foclucán,una legendaría escuela de Bardos.Es a la Escuela Trmaturga hacia donde os dirigís.La dirección hacia esta escuela es sencilla,pues está bien señalizada,con lo que,caminando os dirigís hacia la entrada.

Una vez habéis alcanzado entrar en la legendaria Universidad,lo primero que notáis es la tranquilizante y sonora música que entonan los instrumentos mágicos de los Bardos.

Cerca de la entrada,está la recepción.Os parece cómico cuando dirigís la mirada hacia allí,ya que tan solo véis una pluma moviéndose de lado a lado...Sin lugar a dudas os dirigís hacia allí,para preguntar donde se encuentra Elminster y os encontráis con un pequeño ,y algo entrado en edad,gnomo...

El gnomo es extramadamente pequeño,inclluso para ser un gnomo.El pelo y su mostacho son canosos y a pesar de tener alguna que otra arruga,demostrando su vejez,tiene y muestra una sonrisa bastante juvenil.

Cuando os habla pareciera que cantara:

Hola cómo estáis...Me llamo Sibo,en qué puedo ayudaaaroos??.

Frunciendo el entrecejo, me quedo en la parte de atrás. No tenía mucha intención de entablar amistad con esos seres tan chicos y débiles, y por si fuera poco, afines a esa maldita fuerza llamada "magia". Sentía que este tipo de situaciones nos haría perder el tiempo, una vez más, y ya tenía ganas de saber qué demonios era lo que quería ese usuario de magia tan poderoso. Arrugo la nariz y gruño ligeramente, mientras doy suaves golpecitos al suelo como gesto claro de impaciencia.

Sempronius dio un paso al frente para responder a la pregunta del diminuto gnomo.

Bienhallado, Maese Sibo. saludó formalmente, algo que todos sus compañeros sabían que tenía gran importancia para él Se nos ha convocado a una reunión de gran importancia con el Archimago Elminster. Si teneis a bien, indicadnos dónde se encuentra.

Al ver al gnomo, le saludo:

Saludos buen gnomo, yo estoy bien, - con disimulo me preocupo de ponerme cerca para comprobar quien de los dos es mas alto -con ganas de charlar con Elminster que nos hizo llamar. ¿Que tal va todo por aqui?

La luna sangrienta vieene,por eso Elminster os quieere...DIce el pequeño Gnomo.Tasler quien quiere comparar su estatura le saca una cabeza.

Os esta esperando en la biiblioteeca...Os señala hacia donde tenéis que dirigiros...apresuraos pues el tieempo no espeera.

Nathalien observa a sus compañeros y escucha cuidadosamente lo que dice Sibo, luego cuando este les señala para donde deben dirigirse exclama.

-Bueno vamos de inmediato, y tasler trata de hacer silencio, no quiero causar una mala impresión-el viejo sonríe y camina hacia la biblioteca. 

La música invade el lugar,os puede parecer molesta,pero en el fondo os atrae y os sentís realmente bién.COn esta sensación os dirigís hacia la biblioteca.La entrada no tiene puerta,simplemente es una entrada en la que entra y sale la gente,sin tener que abrir o cerrar la puerta.

La biblioteca no es excesivamente grande,tan solo lo necesario para albergar una cuantiosa cantidad de libros,acerca de la historia de Toril.

Sentado,con un voluminoso libro,se encuentra Elminster.Lo reconocéis en seguida,pues sus ropajes,su corpulencia y su mirada,solo puede ser la de una persona que ha tenido incontables aventuras.

En cuanto os ve llegar se levanta y con una amplia sonrisa os invita a que os sentéis con él.Ustedes,impacentes por saber lo que sucede,os acercáis y os sentáis,esperando a conocer el propósito de la reunión.