Partida Rol por web

El Ascenso

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19/09/2018, 12:58
Jhon McWright

Lo intento a la noche q lleva días liados.

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23/09/2018, 09:09
Ximena Navarrete
Sólo para el director

Estoy con la cabeza recargada en la pared. Hace frío, pero solo estoy en sostén, sentada sobre el suelo. Mi blusa envuelve mi mano, y duele tanto que apenas la siento. Voy a tenerla vendada varios días. El doctor me mirará y señalará que fue una herida auto-indligida y me juzgará y usaré guantes hasta para dormir por ocultar la vergüenza y no explicar como fue que me mordí la mano hasta que sangré.

Tuve que decirles lo que iba a pasar. A los becarios que viajaron lejos de casa por un empleo mal pagado solo por la esperanza de hacee carrera aquí. A los veteranos que dedicaron una vida a la empresa y ahora iban a tener que empezar de cero. A Clara, la madre soltera que con su trabajo alimentaba a dos niños pequeños. A Juan, el inmigrante que atravesó varios países y por fin tenía un buen trabajo y mandaba dinero a su madre invalida em Guatemala donde no podía contar con la seguridad social y no tenía ingreso alguno. A Ernest, quien había trabajado en mo ausencia dirigiéndo al equipo y pasó una semana trabajando catorce horas diarias por sacar las metas que ahora no importaban de nada. A Gwen, quien pidió una cooperación a todos para comprar un pastel y los organizó para que apagaran la luz y se escondieran, y a mi llegada saltaran y gritaran "¡Sorpresa!".

Al entrar me abrazaron, uno, dos, cuatro, seis... Hasta que notaron mo cara. Fue horrible encomtrar tanta ilusión y ser quien rompiera su mundo.

Todos, al envejecer, seguimos recordando donde estábamos y qué estábamos haciendo cuando descubrimos que estamos arruinados. Yo podía recordar cada momento de ese día. Y ellos iban a recordar como apagué el estéreo, me puse frente a ellos, y les dije que la sección de la que dependían tantas personas y familias cerraría.

Lloraron, se endurecieron, reclamaron explicaciones, amenazaron con demandar... Y yo estaba allí, tratando de justificar a Hidra, a una empreasa en la que no creía, a la que no le importábamos, y que nos estaba destruyendo.

Estaba demasiado dolida para llorar. Todo el trayecto de regreso a mi departamento la pasé como una autómata. No supe cómo llegué, o cerré la puerta.

Y entoncea me quebré

Lloré, aquí, en la oscuridad. Mi maquillaje corrido y cabello despeinado por habérmelo tirado en mi histeria.

-.-.-

Me fui a vivir con Shannon. Al cierre dejé de tener trabajo, y aunque antes presumía de mi currículum envidiable. Pero todos mis logros y exitos fueron en Hidra. Y quien fuera a contratarme tendría que hablar con Hidra y se enteraría que por mi culpa se cerró toda una sección. ¿Quién contrataría a alguien qje fracasó tan espectacularmente?

Sin trabajo, alquilé mi departamento para tener un ingreso, y destinaba la mitad de ese dinero a mi parte del alquiler con Shinny. Ella también necesitaba a alguien, después de la traición de Nadine. Y aunque me dije que era por proteger mis ahorros y poder vivir de la renta de mi piso, en realidad lo hice también porque tenía miedo a matarme.

Me aferré a su amistad y mi orgullo. Y a Viktor. Fingí no darme cuenta de como coqueteaba la estúpida hija del jefe con él, y justificando que no saliera a consolarme, racionalizando conque tenía responsabilidades. ¡Si el idiota renunció!

Pero me aferré, y quise creer que estaba saliendo adelante. Ahora que podía vivir sin trabajar (si, así justificaba el que pasara los días en labores domésticas porque nadie me devolvía las llamadas) me dediqué a ser la mejor amiga y a pasar todo rato libre que tuviera Viktor con él. Shanny nos descubría desnudos po4 accidente, y yo me reía pensando que nada era tan malo y si tenía al menos a Viktor entonces algo bueno había salido del campamento.

Pero pasó lo que tenía que pasar: se hartó. No valió de nada mi belleza, ni ser buena en la cama, ni ser una novia devota cuando en realidad lo estaba asfixiando. Y él no tenía el suficiente afecto para ver que necesitaba amor y que tenía miedo a estar sola.

Tras meses de haber mantenido sonrisas y apariencias, volví a llorar.

No fue por perderlo. En realidad, nunca hubo amor por Viktor. En cuanto lo vi, calculé que podía ser un CEO, y me creí muy lista usando todas mis armas para seducirlo. Si Nadine perdía, Viktor era el siguiente rival mas fuerte: solo tenía que encargarme de Itziar. Me creí astuta, pensando que al tener un plan B aseguraba mi éxito. Jugué creyendo que era la más inteligente y que todos actuaban como actuaban porque yo movía los hilos. El primer bulo me hizo creer que provocar a Itziar funcionó y que ahora tenía que encontrar pruebas para delatarla. Imaginaba tan claro el momento, que casi me sentía vidente: yo hackeaba su computadora y teléfono, luego mostraría ante todos como sobornó e hizo esa trampa para desprestigiarme, yo y Nadine quedábamos como héroes y miraría desde el palco como Nadine era anunciada la nueva gran jefa. Y si perdía, me casaba con Viktor y ambos gobernabamos Hidra para remodelarla a mi imagen.

Todo fue al revés. Itziar fue quien encontró pruebas contra Nadine. La rabia era mejor que la pena. Y esos meses que estuve con Viktor, viviendo com Shinny y 

Notas de juego

Post en Proceso

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24/09/2018, 22:58
Erik Akter

¡Chicos! ¿Qué pasa al final con esto? Es una pena, pero aun no estando todos los epilogos todavía deberíamos ir cerrándola... ¿no?

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25/09/2018, 00:00
Ximena Navarrete

Yo estoy acabando mi epílogo!

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25/09/2018, 10:28
Ximena Navarrete

Me ha costado... madre mía, me ha costado ese epílogo y creo que para colmo de males es el más largo de todos.

A ver, publico a ver si todos los presentes están deacuerdo con lo escrito, que los menciono a todos xDDD


 

Último día de mi imperio.

Tuve que decirles lo que iba a pasar. A los becarios que viajaron lejos de casa por un empleo mal pagado solo por la esperanza de hacer carrera aquí. A los veteranos que dedicaron una vida a la empresa y ahora iban a tener que empezar de cero. A Clara, la madre soltera que con su trabajo alimentaba a dos niños pequeños. A Juan, el inmigrante que atravesó varios países y por fin tenía un buen trabajo y mandaba dinero a su madre invalida em Guatemala donde no podía contar con la seguridad social y no tenía ingreso alguno. A Ernest, quien había trabajado en mi ausencia dirijiéndo al equipo y pasó una semana trabajando catorce horas diarias por sacar las metas que ahora no importaban de nada. A Gwen, quien pidió una cooperación a todos para comprar un pastel y los organizó para que apagaran la luz y se escondieran, y a mi llegada saltaran y gritaran "¡Sorpresa!".

Al entrar me abrazaron, uno, dos, cuatro, seis... Hasta que notaron mi cara. Fue horrible encomtrar tanta ilusión y ser quien rompiera su mundo.

Todos, al envejecer, seguimos recordando donde estábamos y qué estábamos haciendo cuando descubrimos que estamos arruinados. Yo podía recordar cada momento de ese día. Y ellos iban a recordar como apagué el estéreo, me puse frente a ellos, y les dije que la sección de la que dependían tantas personas y familias cerraría.

Lloraron, se endurecieron, reclamaron explicaciones, amenazaron con demandar... Y yo estaba allí, tratando de justificar a Hidra, a una empreasa en la que no creía, a la que no le importábamos, y que nos estaba destruyendo.

Estaba demasiado dolida para llorar. Todo el trayecto de regreso a mi departamento la pasé como una autómata. No supe cómo llegué, o cerré la puerta.

Y entonces me quebré

Estoy con la cabeza recargada en la pared. Hace frío, pero solo estoy en sostén, sentada sobre el suelo. Mi blusa envuelve mi mano, y duele tanto que apenas la siento. Voy a tenerla vendada varios días. El doctor me mirará y señalará que fue una herida auto-infligida y me juzgará y usaré guantes hasta para dormir por ocultar la vergüenza y no explicar como fue que me mordí la mano hasta que sangré.

Lloré, aquí, en la oscuridad. Mi maquillaje corrido y cabello despeinado por habérmelo tirado en mi histeria.

-.-.-

Primer paso de Shinny y primer mes de vivir con ella.

Me acosté en el sofá, tapándome con una manta para ver otra vez Desperate Housewives en Netflix, pero a menos de siete minutos ya sentía la mirada perdida y que los diálogos eran puro ruido mental. ¿Veré Riverdale ahora, tal vez?

Demasiado aburrida para prestar atención, miré a otro lado, y mi mirada fue a caer a la puerta que daba al cuarto de Shannon. Shinny se estaba preparando para su sesión. Ya casi iba para un mes, y era tremendo el avance que tenía. Vi que dudó unos segundos, pero dejó su cabello suelto. Había pasado las semanas anteriores convenciéndola de que ese horrible moño inglés no le quedaba ni tantito de nada, y para probárselo le hice mil tratamientos en el cabello: aceite de coco para que recuperara suavidad, píldoras con biotina para que le creciera, un corte en capas para que ganara volúmen... Y le estaba funcionando de maravilla.

Vi que estaba batallando para decidirse de saco. Bajé el volumen de la televisión, y le grité desde mi asiento:

- ¡Te queda mejor el amarillo! - se sorprendió de que la estuviera viendo. Me reí y volví a la televisión. Nah, esto sigue siendo demasiado aburrido. Alargo la mano a la mesita de la sala, para tomar mi celular. Mando un whatsapp a Viktor, preguntándole si estará libre esta noche.

Me fui a vivir con Shannon. Al cierre dejé de tener trabajo, y aunque antes presumía de mi currículum envidiable, me tuve que enfrentar a la dura realidad de que todos mis logros y éxitos fueron en Hidra. Y quien fuera a contratarme tendría que hablar con Hidra y se enteraría que por mi culpa se cerró toda una sección. ¿Quién contrataría a alguien que fracasó tan espectacularmente?

Ahora que podía vivir sin trabajar (si, así justificaba el que pasara los días en labores domésticas porque nadie me devolvía las llamadas) me dediqué a ser la mejor amiga y a pasar todo rato libre que tuviera Viktor con él. Shanny nos descubría desnudos por accidente, y yo me reía pensando que nada era tan malo y si tenía al menos a Viktor entonces algo bueno había salido del campamento. Sin trabajo, alquilé mi departamento para tener un ingreso, y destinaba la mitad de ese dinero a mi parte del alquiler con Shinny. Ella también necesitaba a alguien, después de la traición de Nadine. Y aunque me dije que era por proteger mis ahorros y poder vivir de la renta de mi piso, en realidad lo hice también porque me dolía como pudiera estar. Porque la veía solita. Porque yo también me sentía sola. Y porque por segunda vez en mi vida, algo que creí no volvería a sentir cuando pasé de adolescente a adulta, un nuevo e inconfesable miedo llegó a mi vida: tenía miedo a matarme.

Después del quinto paso de Shinny.

- ¡Oh, vamos! - paseaba por toda la sala, en círculos, con el celular en mano. - ¡Si cada vez que vaya a saludarte a tu oficina me la encuentro! - odiaba de verdad verla porque me recordaba todo lo que trataba de evitar pensar y me retorcía esa niña el estómago. - ¡No, no trataba de coquetear, solo jugaba con su cabello porque hacía calor!

Colgué furiosa.

Por fin parecía que algo se arreglaba. Shinny logró, no sé como, que me quedara como su asistente. Me aferré a su amistad y mi orgullo. Y a Viktor. Fingí no darme cuenta de como coqueteaba la estúpida hija del jefe con él, y justificando que no saliera a consolarme esa horrible mañana, racionalizando conque tenía responsabilidades. ¡Si el idiota renunció! Pero me aferré, y quise creer que estaba saliendo adelante. Pero... pasó lo que tenía que pasar: se hartó. No valió de nada mi belleza, ni ser buena en la cama, ni ser una novia devota cuando en realidad lo estaba asfixiando. Y él no tenía el suficiente afecto para ver que necesitaba amor y que tenía miedo a estar sola.

Tras semanas de haber mantenido sonrisas y apariencias, volví a llorar.

Durante la quinta sesión de mi terapia.

Tiré el celular al sillón, que a este paso iba para su segundo cambio de pantalla. Llevaba más de un mes en terapia, y seguía donde había empezado. Y se lo dije a la psicóloga. Es que sabía que iba a ser un desperdicio de dinero, es que a qué me meto aquí...

- ¿No lo eliminaste de tus redes, sino que lo seguiste desde otra cuenta... verdad?

Mientras buscaba una selfie que me tomé con Shinny, para mostrarle que tan bien nos estaba yendo en la fundación, me saltó la notificación y no tardé en abrirla. Error. La fotografía de la boda vino a hacerme perder la cabeza. La pobre psicóloga me miraba, con un rostro estoico, pese a que no solo mi celular sino un libro de su escritorio salió volando a una pared.

- ¿Qué te está alterando? - preguntó, simplemente.

Respiré lentamente, tratando de no pensar en mi orgullo herido, pero resoplaba como un dragón herido.

- ¿Quieres la verdad? ¿Toda la verdad? ¡Lo que realmente me dolía era pensar que terminaba conmigo para poder irse a revolcar con esa niña! Y esto... ¡Esto es peor!

- Creía que eras... - bajó la mirada, para leer en su bloc de notas - "un miembro orgulloso de la comunidad LGBTQQQ... Plus..."

Me crucé de brazos, con la cabeza baja, mirando al suelo. No sabía como procesar esa foto de la boda en las cataratas del Niágara. Es que verlo, besándose con el hijo del jefe, fue demasiado fuerte.

- Es que cuando creo que me estoy levantando, me tiran al suelo de nuevo. - me giré hacia ella, señalándome a mí misma - me trató como su muñequita desechable y ahora viene a hacerme esto.

- Lo que creo es que crees que lo hizo por humillarte.

- ¿Acaso no es humillante? - miré al techo, mientras aun trataba de procesar todo el enojo.

- Ximena... analiza la oración. "Te hizo esto". Se casó. ¿Qué dice una madre en México cuando se casa su hija?

- "¿Se me casó mi hija?" - pregunté, incrédula por la estupidez de esta conversación. Es que ya no vuelvo. Es que de nada me viene a servir gastarme casi cien dólares la hora.

Negando con la cabeza recojo mi bolso. No recogí mi celular, ni eso podía hacer aunque estuviera ya la pantalla apagada. Es que no podía ni recogerlo siquiera. Ya estaba frente a la salida, cuando volví a escuchar a la psicóloga. Tenía la mano en el pomo, pero estaba congelada, sin fuerzas para girarlo y dar el paso de salida.

- "Se me casó" es como decir que la boda no fue un suceso en la vida de su hija, sino de ella misma. - me miró fijamente, sabiendo que podía darse esa pausa dramática cuando dejé de moverme. - Estás resintiendo su boda como si fuera algo que planeó hacer para herirte, cuando en realidad se casó para complacerse "él mismo", porque es algo que hizo para él y no contra ti.

Me quedé de piedra. Luego, volví a respirar. Quieta, sin moverme de la puerta, sin siquiera quitar la mano del pomo o soltar mi bolsa. Ella solo se quedó viendo, mientras mi mente trabajaba a velocidad. No se inmutó, sino que se dedicó a mirarme y esperar. Finalmente me giré, resoplé, pero arrojé mi bolsa al sillón y me senté con los brazos cruzados frente a ella.

Una noche, saliendo de mi decimo-sexta semana de mi terapia.

Tuve que ir a revisar la bodega donde tenía mis cosas. Uno de mis inquilinos me llamó al poco de yo salir de la terapia, diciendo que había un desperfecto con el refrigerador, y recordé con horror que la carpeta donde tenía todas las garantías de mis electrodomésticos la había guardado en una bodega alquilada donde guardaba todo de lo que no me podía deshacer y no cabía en mi cuarto con Shinny.

El vigía me abrió la bodega. Busqué entre las cajas la que tenía marcada "libretas", mientras él esperaba. Sola, aquí, a esta hora, no me quedo. La abro, usando mis llaves como navaja para cortar la cinta. Con el flash del celular a modo de linterna busco la carpeta. La encuentro, bajo la libreta donde había guardado todos mis apuntes durante el campamento del mal.

Tomé la carpeta... pero no pude cerrar la caja. No resistí el impulso. Saqué la libreta. Allí había dibujos de los tableros y sus cambios tras cada prueba, apuntes de mis estrategias e impresiones... Recordé el primer día en el campamento, mientras miraba a todos, intentando analizarlos y creyéndome la gran detective. Aquí estaba, en mi entrada en el diario.

Con toda mi gracia de modelo sonrío, dejando de lado un poco la fuerza para ser atractivamente desvalida. Viktor Ciara es Vice CIO, y demasiado tímido para hablar por mucho tiempo con una mujer de verdad. Puedo ver que sin embargo es inteligente, y que si coqueteo demasiado me veré obvia, especialmente a los demás.

Veo a Nadine Welch y a Shannon Turner hablar. Son entre las mujeres que estamos aquí las más fuertes. Si hicieran una alianza sería peligroso. A menos que, o pudiera ser parte de esa alianza, o mostrarme ante ellas como una amiga. Si les hablo, podré evitar que arreglen un encuentro a solas, o ganar dos buenas aliadas. Además, no se notará que estoy arrojando un lazo sobre Ciara. ¿Y quien sabe? Todavía tengo que ver si es el que mejor me conviene. Por ahora me mostraré solo como la amiga sexy que necesita que le presten los apuntes.

No fue por perderlo. En realidad, nunca hubo amor por Viktor. En cuanto lo vi, calculé que podía ser un CEO, y me creí muy lista usando todas mis armas para seducirlo. Si Nadine perdía, Viktor era el siguiente rival mas fuerte: solo tenía que encargarme de Itziar. Me creí astuta, pensando que al tener un plan B aseguraba mi éxito. Jugué, creyendo que era la más inteligente y que todos actuaban como actuaban porque yo movía los hilos. El primer bulo me hizo creer que provocar a Itziar funcionó y que ahora solo tenía que encontrar pruebas para delatarla. Imaginaba tan claro el momento, que casi me sentía vidente: yo hackeaba su computadora y teléfono, luego mostraría ante todos como sobornó e hizo esa trampa para desprestigiarme, yo y Nadine quedábamos como héroes y miraría desde el palco como Nadine era anunciada la nueva gran jefa. Y si perdía, me casaba con Viktor y ambos gobernabamos Hidra para remodelarla a mi imagen.

Dedicas un buen rato de esta noche a espiar nuevamente si Itziar hace algún movimiento que pudiese considerarse juego sucio  pero lamentablemente no localizas nada.

O no ha hecho ninguna acción forzada esta noche, o se ha movido lo bastante sigilosamente como para no ser detectada.

Pero, noche tras noche, no encontraba nada.

Todo fue al revés. Itziar fue quien encontró pruebas contra Nadine. La rabia era mejor que la pena. Y esos meses que estuve con Viktor, viviendo com Shinny y fingiendo que quería esperar antes de conseguir trabajo cuando en realidad nadie me hablaba por más CV que enviaba, es que pude engañarme a mí misma. Pero no más. Yo no soy solo la consultora. No soy solo la asistente. No soy más solo mi trabajo. Yo soy Ximena. Y cometí un error. Y ya basta de autoflagelarme y sufrir.

Salí de la bodega, con no solo la carpeta, sino la libreta. Y cuando iba camino a mi auto, tiré aquella libreta, sin ceremonia, solo alargando el brazo y dejándola caer en el asfalto.

Primera sesión de mí terapia.

- Llevamos cuarenta minutos. - la psicóloga señaló al reloj de pared. - Vas a pagar 95 dólares.

- ¿Y? - me encogí de hombros, pese a que tenía los brazos cruzados.

- No has dicho nada.

Miré a la pared, resoplando, molesta. No hablaba de mis traumas con nadie. Eso es ser débil. ¿Para qué entregar tus secretos? Hace años aprendí que si confías en la gente, la gente es mierda, y te va a decepcionar.

- Ni siquiera sé que hago aquí. - admití.

- Pero, estás aquí.

- ¿Va a parafrasear todo lo que diga? - preguntó, ahora sí mirándola.

- Lo que haré será trabajar con lo que me des. - Me miró unos momentos a los ojos, haciéndome sentir incómoda pese a que no le retiraba la mirada. Esto era horriblemente difícil. Yo estaba moviendo las puntas de los pies demasiado, sin darme cuenta. - Y para ayudarte a sanar, necesito que comiences a darme tus heridas. Lo que te llevó a este momento.

- Debí comprar un libro. - Niego con la cabeza. - "Mis zonas erróneas", o cualquier otra basura...

- Pero admites que necesitas ayuda.

Resoplé. No solo sí había comprado libros, sino que me seguía sintiendo mal.

- No hablo con extraños de mí.

- ¿Nunca?

- ¿A qué cosa llevaría eso? - a la compasión, la lástima... me llevé ambas manos a la cabeza.

- Pero sabes que tiene que llevarte a una parte, y tu lenguaje corporal me habla de que te sientes estancada. - Señalo con la pluma mis piernas. - No solo tienes cruzados los brazos, también las piernas, y casi todo el tiempo tratas de evadir mi contacto visual.

Soy dos Ximenas. Una es seductora y astuta, mientras otra es leal y aun se guarda ilusiones en la vida. Una juega con las personas, poniéndolas a prueba. No en el sentido de Littlefinger: sino para ver qué harán y si de verdad me son sinceros. Verán, cuando creces como una ciudadana de segunda, descubres que todos sus complejos te los vuelcan, y cuando eres la adolescente más bella de la generación todos los chicos quieren endulzar tu oido para ganar una apuesta y agregar una línea más a sus conquistas. Así, cuando alguien quiere usarme, es cuando la primera Ximena averigua si vas a lastimar a la segunda. Y la primera Ximena es la que venga a los que quisieron usarme por mi empaque.

- ¿Quiere la verdad? ¿la verdadera yo? ¿La niña que estaba sentada sola, en el patio, sin nadie que jugara con ella por ser morena y pobre? ¿la adolescente que veía como el único hombre al que por fin había podido llamar "papá" se drogaba en la cama y mi mamá se tapaba con maquillaje y un fleco el ojo morado? - allí está, lo había dicho. - Soy patética. Está bien. Y quise pensar que estaba por encima de los demás y por eso confíe en quien no debía, intenté seducir a quien tampoco debía, y veinte trabajadores leales se quedaron sin trabajo. Pasé de vivir el sueño a despertar, como siempre. Me han humillado, me han despreciado, me han violado... Ya. Soy patética. Es la verdad. Esa es mi vida y así va a seguir. ¿Contenta?

- ¿Si no creyeras que tu vida no puede cambiar, entonces por qué estás aquí?

Vuelvo a cruzar los brazos y miro al techo. Tenía los ojos nublados por un par de tontas lágrimas. Me costó un mundo decidirme a entrar, y dejar el orgullo. Si, estoy mal. Si, ya no puedo sola. No, ya no quiero seguir sola.

Siento a alguien mirándome y veo a Shannon. Le sonrío sinceramente.

Le hice una inclinación de cabeza para invitarla a sentarme a mi lado. La noche es muy fría. Me quito la bufanda, aún abrigada por la sudadera, y se la enredo en el cuello.

– No fumo, gracias. – desde adolescente tuve un enorme rechazo a fumar y beber. Traumas infantiles... Superados, pero al menos puedo sacar el provecho y no querer acercarme al mundo del tabaco. Pero Shannon es muy tierna cuando no sabe qué decir. – ¿Puedo llamarte Shinny? – No sé si sea un apodo de ella y Nadine.

Recordé esa noche. Recordé lo tímida que fue. Y como luchaba todos los días por ser más segura de sí misma, pero a la vez con naturalidad iluminaba todo como el sol. Como le había afectado la traición de Nadine, pero no le había roto. Y como era como un sol, dando luz a todos, y yo me sentía un agujero negro. Como arruiné las cosas con Viktor, con la compañía, con mis compañeros, con mis empleados, siempre queriendo más y más sin dar nada. Como tuve que mirarme al espejo, ver mis ojeras, y admitir que ya no podía fingir. Que tenía que admitir no solo mi fracaso, sino mis defectos. Que tenía que cambiar.

Bajé la cabeza. Esta vez, si pude regresar a la psicóloga la mirada, sin tanto esfuerzo.

- Vine porque le funcionó a mi amiga.

Primer día de vivir con Shinny.

Toqué el timbre, una, dos, perdí la cuenta. No supe como llegué aquí, apenas recordaba haber subido al taxi. Si me hubieran preguntado, no habría sabido decir si hacía calor o frío, pero no paraba de temblar.

Cuando abrió por fin la puerta, Shannon se vino a encontrar con una Ximena desaliñada, con el maquillaje corrido, envuelta en un saco y la mano vendada con una blusa de diseñador. Una Ximena que no podía parar de llorar. Y justo cuando se me doblaron las rodillas sentí sus brazos. No supe si yo la abracé o fue ella. Nunca lloro, pero cuando lo hago soy un dique roto, y hoy iba a tomar todo lo que pudiera. Me metió en el departamento, pero yo no la soltaba. Recargada en su hombro, lloraba todo lo que en años no había podido.

Dos horas antes de la primera sesión de Shinny en su terapia.

Me había cuidado bien, se lo tenía que reconocer a Shinny. Y me desvivía por corresponder.

Hidra había ordenado una terapia conductual para que superara su timidez. Cuando vi que otra vez se iba a peinar con ese moño severo y fatal la senté frente a mi tocador, y ahora mismo me encontraba rizando los últimos mechones de su cabellera. Pensé usar laca... no, su cabello es tan cuidado y tan poco procesado que tiene mucho movimiento natural. En su lugar esparzo con las puntas de los dedos silicón con aroma frutal, para quitarle algo de la nota tan severa de su traje. Cuando terminé, miré su rostro. Una piel muy blanca, de un tono cálido sin embargo. Con una Beauty Blender le apliqué el primer, y luego la base. Con las yemas de los dedos difuminé el corrector de Shape Tate que había encontrado a última hora en una farmacia y llegaba más a lo que necesitaba su tono de piel bastante pálido para las marcas convencionales.

- Necesitas sombras... no tan oscuras. Tengo una paleta de Jaclyn Hill que te quedará perfecta. - Tomé la caja y la puse junto a mi estuche con el set de brochas de Wet N' Wild. Busqué entre mis cosas, y encontré por fin el polvo Easy Bake de Huda que también encontré a último minuto. - Antes, vamos a trabajar en esas ojeras.

Apliqué el polvo. No me gustó la campaña publicitaria que Huda Beauty que hicieron para ese polvo, robando la idea de un photoshoot en una cocina de una empresa indie de una madre soltera que no pudo ganar la batalla legal. Pero fue muy de última hora, y es uno de los pocos polvos que con el flash de una cámara no te hace parecer un mapache a la inversa. Le conté la historia de la empresa Beauty Bakerie, para distraerla. La escuché que iba a volver a tartamudear y le puse un dedo en los labios para callarla.

- Cariño, las diosas no tartamudean. Gritan a todo pulmón.

Primera semana de mi nuevo trabajo...

-Deberías luchar también por ti. Creo que tienes posibilidades. Eres una mujer fuerte, decidida, inteligente, guapa...- Shannon, que te pierdes!-.¿Qué hay de la satisfacción de, precisamente eso, hacer las cosas por ti misma? Tu serías el mejor ejemplo de lo que te propones. No seas el segundo plato de nadie. Pero... tampoco te voy  a detener con respecto a Nadine. La prefiero de jefa a Itziar. Aunque eso sea un impedimento para... para...-

Le sonreí, y con una brocha quité con cuidado el polvo. Ojeras desaparecidas. Busqué la brocha, ahora usando "Thirsty" de Jeffrey Star. El rojo, bien aplicado, iba a aumentar lo impresionante de su mirada, además de que iba a necesitar artillería pesada si quería que se mantuviera segura.

Negué con la cabeza sobre hacer las cosas por mí misma 

– Siempre lo he hecho yo todo. ¿Poner el pan en la mesa para mí mí ma y yo? Yo lo hice. ¿Pagarme la universidad? Yo lo hice. ¿Pagar el funeral de mi madre, mi propio departamento, mi auto y todo lo que tengo? Yo lo hice. Soy joven, pero tengo el alma vieja. Prefiero disfrutar del reino a ser la emperatriz cuya cabeza todos intentarán hacer rodar. Y me siento más calificada para cuidar de mi gente desde las sombras. Sobre las relaciones laborales, no me preocupa apostarlo todo. Tengo fondos de inversión, ahorros y un currículum envidiable, así que no temo a perder mi trabajo por amor... Aunque no me molestaría tenerlo todo.

Ella cargaba su maletín, y yo además del mío traía una carpeta de cuero con papeles para que los revisara y un termo con café para animar su mañana. Ser su asistente, se sentía bien. Hace medio año, me habría sentido horrorizada ante la idea de bajar de puesto y servir a alguien, pero con ella era diferente. O quizá yo era diferente, O eran ambas cosas.

Salimos del ascensor. Con todo lo que cargaba, aun caminaba con porte y un contoneo de caderas, igual que en mis tiempos de modelo. ¡Que lejana se sentía esa niña insegura, que miraba los escaparates de la quinta avenida soñando todo lo que tendría y jamás compartiría! Noto que algunas cabezas se giran para mirarnos, y los que más mantienen la vista son los hombres. Uno de ellos mira con demasiada atención mis piernas. Le sonrío, pero para intimidarlo y hacerle saber que lo he visto. Se gira avergonzado hacia el ordenador y hunde la cabeza en su cubículo. Niego con la cabeza. Creo que algunos hábitos son más difíciles de dejar.

Sexta semana de trabajo.

¿Sabes cuál es la maldición de ser tan hermosa? Qué todos los hombres miran descaradamente tu cuerpo. De adolescente lo usé a mi favor, pero francamente al ser adulta se vuelve tedioso. Me siento más segura entre las mujeres.

La soltería ahora ya no significaba libertad para mí. A veces me preguntaba si necesitaba tiempo a solas. O si...

Estaba sentada, en mi espacio continuo a las puertas a la oficina de la jefa. Pero miro a través del cristal que nos separa. Shinny está taciturna estos días. El sistema operativo termina de cargar. Conecto mi celular al cable USB, para cargar a mi nube personal algunos documentos que ayer no pude respaldar. Y veo sin querer la galería de fotos.

Bien, anoche me sentía sola. Y pensé "si los hombres buscan compañía libre, por qué yo no" y me metí a un club de moda que me recomendó una amiga de la comunidad. Ahora, imaginen mi sorpresa cuando al ir a ver a Jezabel me encuentro con la peor rubia que conocí, usando peluca, y bailando sensualmente. Me reí tanto que varios se me quedaron viendo. Es que el karma es efectivo. Salí, casi abrazando a mi amiga. ¿La rata que soñaba con ser gata había quedado de stripper?

Es que era justicia poética.

Estuve riendo casi todo el camino a casa. Estacioné el coche, bajé, subí las escaleras... y se me murió la risa. Recordé que solía divertir a Shinny con mis historias de antros nocturnos, y ahora iba a tener que explicar por qué llegué tan temprano. Inventé cualquier cosa, pero no pude decirle en ese momento, por temer a lo que creía que era la causa de su ocasional melancolía.

Creo... que quería buscar a Nadine.

– Claro... ¡Por eso me llamaste la atención! - Me reí. Iba a tener que explicárselo. Por su cara puedo ver qué esta consciente de lo que es, pero no tiene mucha experiencia. – Cariño, existe algo llamado "gaydar". Es un radar exclusivo de la comunidad LGBTTTyQ. Y cuando una mujer como yo pertenece a la B, es muy perceptiva con las preferencias de las féminas a su alrededor.

Pedirle... bien, rogarle perdón a Itziar ya fue en si una proeza. Hice mal, lo dije, acepté mi error, le expliqué, e hice lo más grande pidiendo una disculpa. Y le deseé de corazón lo mejor, sin la menor malicia. Si había logrado eso...

Negué con la cabeza, mientras buscaba el CV de Shannon y lo adaptaba para semejante proeza. Edité el documento, lo imprimí, lo puse en una carpeta y la llevé al escritorio de Shinny junto a la dirección del club donde trabajaba Nadine. Un primer paso hacia el perdón, sin saberlo.

Alcé la cabeza, sin saber aun como sentirme, pero más... en paz. Abrí otro documento (ahora de excel) para trabajar en un presupuesto para becas, decidida a hacer de este un mundo mejor.

Primer día de mi nueva vida, de verdad.

– Harán buena pareja. Tu timidez es tan atrayente, que te confieso que si hubiera tenido oportunidad habría atacado.

Miraba nerviosa, frente a las puertas. Había aprendido mucho de mi misma. Había tenido que cambiar, y enfrentar muchas cosas que me habían impedido crecer.

Estaba acostada en el diván de la psicóloga. Tras decidirme a hablar me incorporé, sentándome. Había aceptado que para sanar tenía que hablar. Y... tenía que hablar. Difícil, cuando llevas la mayor parte de una década callándote el suceso.

- Cuando tenía diecinueve había un chico que me gustaba mucho. Trabajaba como camarero, y yo me dedicaba a edecan, mientras alguien me llamaba para hacer mis prácticas. Coincidimos en un evento de Hidra, donde conocí a mi primer jefe. Al acabar el evento se acercó a hablarme y me creí volar. Entonces me ofreció acompañarme a casa. Me creía en un cuento de hadas. Vivía en una casa de estudiantes a donde no podía meter a nadie, por lo que se me hizo fácil invitarlo a tomar una botella que quedó en la oficina que nos prestaron a las edecanes para cambiarnos. - me pasé la mano detrás del cuello. Pude alzar la cabeza, para continuar el relato. - Nos besamos, pero me sentía incómoda. Le dije que no me gustaba el lugar, pero me tumbó, y... ni siquiera me quitó la ropa, solo...

Me llevé los dedos índice y pulgar al entreceño. Luchaba por no llorar. Por una vez, la psicóloga no me instaba a seguir, sino que me pasaba una caja de pañuelos desechables. Agarré uno rápidamente.

- Juré que no iba a volver a ser vulnerable. Que tampoco ningún hombre me podría volver a lastimar. Estaba avergonzada, y solo quería poder para lavar esa vergüenza. Solo quería ser fuerte. Alejé a todos mis amigos, me aislé, en lugar de disfrutar de mi juventud fui con todo tras cualquier oportunidad. Y cuando mi primer jefe en Hidra me ofreció una entrevista de trabajo en un hotel, sentí que era mi venganza. Si me iba a volver a pasar, esta vez sacaría un provecho.

- Aunque no dijeras que no, eso no expresaba consentimiento.

- No dije no, pero tampoco dije si. Solo me quedé de piedra. Y sabía que no quería, claro que lo sabía, y cuando comencé a llorar me tapó la boca. La primera vez no pude creer que eso me hubiera pasado a mí, por lo que me dije "fui una tonta por quedarme sola con él" y me culpé. Después se lo dije a mi mamá, y me dijo que fue mi culpa por exponerme así. En ese momento entendí que abrir mi corazón era dejar que me vulneraran. Y esta vez al menos iba a ser yo la que obtuviera algo más que un vulgar "gracias por el rato".

Un silencio muy largo, hasta que hice mi pregunta.

- ¿De qué sirve el amor, si solo te van a herir?

- Creo que lo que necesitas es confiar. Entregar el corazón no es ser vulnerable. Y dejarte amar es el verdadero camino para tu felicidad.

- No va a funcionar. - negué con la cabeza. - Nunca lo ha hecho.

- Porque no eras honesta ni contigo misma. Ahora, en cambio, has aprendido a serlo. Ya no te aferras al falso orgullo, sino que ahora eres en verdad segura de ti misma. Y creo que puedes hacerlo. - por primera vez, me tomó de la mano. Y por primera vez, en lugar de huir apreté su mano, aceptando el apoyo. - Te pasaron cosas terribles, pero ahora tienes el control de tu vida. No lo tiene ni tu padrastro, ni tu carrera, ni tu inseguridad. Lo tienes tú.

Abrí las puertas, decidida, empujándolas con ambas manos, abriendo el acceso a la cubierta del barco. Me llevé una mano a la frente, intentando tapar el sol que me lastimaba la vista sin los lentes. Estaba apoyada en la barandilla. Se giró, y el tiempo pareció detenerse. Sin planearlo, casi de forma natural, puse una mano en su mejilla. Sentí sus brazos alrededor de mi cuello, mientras yo entrelazaba los míos alrededor de su cintura.

- Te ha costado decidirte, ¿no crees? - Noté su tono de ironía - Creí que nunca vendrías a por mi. - Se rió, y eso junto a la luz del sol y la brisa del barco la hicieron verse aun más bella - Pero la espera ha merecido la pena.

Sonreí, y me acerqué a su oído. Y dije las palabras que nunca, desde el funeral de mi madre, había dicho a ningún otro ser humano.

- Te amo.

Me apretó con los brazos, como si no quisiera dejarme ir. Y por fin, pude entregar mi corazón, de verdad.

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25/09/2018, 11:35
Itziar Ayland

Quiero epilogos! Y conclusión! Y... Otra partida! :D

Y saber si acerté de verdad y el viejito era el señor hidra

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25/09/2018, 12:50
Itziar Ayland

A Jhon no le gustó mi oferta de trabajo...

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25/09/2018, 13:06
Jhon McWright

No había visto tu epílogo,no lo vi en su día y no lo tenía leído jajja vaya error jaja

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25/09/2018, 14:44
Nadine J. Welch

Nadine no es stripper, es dueña del local :)

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25/09/2018, 14:47
Itziar Ayland

Eso dice ahora xD

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25/09/2018, 15:10
Nadine J. Welch

^^

Para ser más exactos, es dueña del local y también parte del espectáculo xD

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25/09/2018, 15:23
Itziar Ayland

Oficial y caballero :)

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25/09/2018, 15:39
Shannon C. Turner

Es una Lina Morgan de mi corazón xD

Notas de juego

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25/09/2018, 15:40
Shannon C. Turner

wow.
Me dejas sin palabras y me encanta! En cuanto salga del shock aplaudo xD

Notas de juego

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25/09/2018, 15:46
Nadine J. Welch

¿Segunda parte en el crucero? XD

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25/09/2018, 16:35
Shannon C. Turner

jajaja molaria!! XD

Notas de juego

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25/09/2018, 23:09
Viktor Ciara

Brutal. ^^ Dale caña.

Ese crucero va a hacer buenas cosas... para los afortunados invitados.

Ahora casi me da pena Ximena. :P

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26/09/2018, 00:05
Gerald Casas

John escribió:

No sabía si era su forma de ser obeso que realmente no encajaba dentro de sus compañeros, y con ello dentro de la empresa.

Eso sera...obseso no?¿?

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26/09/2018, 00:20
Jhon McWright

El maldito corrector del móvil