Partida Rol por web

knox tenía claro algo, el conocimiento se almacena en los libros. Posiblemente, si encontraba algún libro que hablara sobre lo que estaba sucediendo en aquella casa, entendería algo más y podría obtener alguna pista de lo que había sucedido con el buen amigo Thomas Fell. Por lo tanto, sin mayor dilación se fue hacia la estantería y empezó a ojear los títulos de los libros en busca de alguno que le llamara la atención.

No era un comportamiento sorprendente en Knox Makepeace. Se había criado entre libros, había encuadernado libros durante los años que trabajó en la imprenta y ahora que era profesor en la universidad, usaba libros todos los días en su cátedra y por su fuera poco, también había escrito algún que otro ensayo y hasta un libro enciclopédico sobre antiguas civilizaciones mesopotámicas. No es que hubiera tenido una gran aceptación entre los compradores, pero allí estaba.

- Voy a revisar las estanterías... - Dijo el profesor tras unos segundos observando las tapas de los libros. - Se que vuestro padre... - Le dijo a Kenneth. - ...es un fanático de lo oculto. Hace unos días, me citó con una oferta de trabajo. No me llegó a explicar nada de su proyecto y cuando intenté averiguar algo más actuó de forma un tanto paranoica. Se enfadó mucho y se marchó a media comida. No reconocí a vuestro padre en ese momento. Esa no era su forma de actuar... - Resopló. - Y ahora esto... - Tras decir aquello prosiguió con su búsqueda.

Al examinar los libros con más atención no ves que Thomas tuviese una colección demasiado interesante de libros; es más, te parece hasta inesperadamente vulgar para él, aunque sí que percibes que parecía muy interesado sobre todo en la geografía de Sudámerica. Hay libros sobre arte y cultura centroamericana, no solo en las estantería sino también por todo el despacho, y también textos dedicas a piedras religiosas y obeliscos de todo el mundo, desde Stonehenge hasta los obeliscos egipcios

También encuentras sin mucho esfuerzo unos mapas del continente con varios círculos dibujados sobre puntos dispersos por todos los andes. 

Después de lo que había visto en el dormitorio, el despacho de su padre parecía hasta normal, y mentiría si dijera que eso no le causó, al menos, un poco de alivio. Y no era sólo eso: La cantidad casi abrumante de libros, mapas, documentos y demás curiosidades quizá podían al menos ayudar a entender qué había obsesionado a su padre.

El comentario de Knox consiguió que frunciera un poco sus labios, pero no respoondió. De su padre podía decir muchas cosas, y era cierto que la relación entre los dos se había enfríado con el tiempo, pero pese a todo siempre lo había considerado alguien más que respetable. Esa obsesión, esos cambios de humor, esa paranoia... le resultaban impropias del hombre que tenía en la cabeza.

Pero ahí estaban, y todo apuntaba a que era tarde como para intentar negarlo.

- Me ocuparé de la cámara y los recortes - Dijo al final, acercándose al aparato mentado, pero se paró un momento antes de terminar de hacerlo - Y gracias, a los dos, por vuestra ayuda. Todo esto nos habría sido demasiado para mi hermano y para mi.

Y sin pararse mucho más, por fin llevó sus manos hasta la cámara, empezando a manipularla. No tenía muchas esperanzas, pero quizá con un poco de suerte el rollo todavía estaba dentro y podía salvar las últimas fotografías que había capturado su padre.

Al mirar la cámara te diste cuenta de que efectivamente, tenía un carrete puesto, pero aún no había sido usado. Lo que sí descubriste fue que estaba sobre una pila de fotografías de lo más curiosas.

Todas ellas mostraban un lugar rocoso parecido a la piedra que habías visto en mitad de la casa. Varias fotografías se centraban en un alto obelisco cubierto de extraños glifos y una de ellas mostraba a Thomas y otros cuatro hombres, dos hombres blancos indistinguibles, un hombre alto con un bigote poblado, y un joven asiático de pie, en el salón frente a la misma extraña roca de la casa.

- ¿En qué diantre estabas ocupando tu tiempo, Thomas? - Se preguntó en alto mientras ojeaba aquellos documentos extraños. 

Sabía que su amigo había adquirido un creciente interés por las ciencias ocultas durante los últimos años, pero al parecer había llegado a un extremo peligroso. Acumulaba demasiado material esotérico. Piedras religiosas y obeliscos... todo aquello le sonaba  ocultismo barato. Aquellos mapas de los Andes le preocuparon por un momento. ¿Había sido capaz de marcharse sin decir nada a una exploración en aquella región? Pronto descartó aquella idea. No se hubiera ido sin los mapas, supuso.

- Vuestro padre estaba muy interesado en sudamérica por lo que parece... - Dijo una vez acabó de rebuscar entre las estanterías. - Concretamente en antiguos lugares de culto de civilizaciones perdidas. Obeliscos, piedras mágicas... - Se encogió de hombros. - Puede que tenga algo que ver con la que ha montado aquí... pero sigue sin explicar porqué el dormitorio y la zona del primer piso se han convertido en una... ¿Selva? - Resopló confundido. - ¿Cómo vais vosotros? - Preguntó.

Magia..., puede que sea descabellado pero lo que hay abajo, entraría muy bien en la descripción de algo mágico, ¿ cómo se consigue traer el amazonas a tu propia casa?, sea lo que sea en lo que se ha metido Thomas es totalmente antinatural,-digo mientras me acerco  a ver los papeles que se encuentran desperdigados por la habitación de Thomas- Sinceramente cualquier pequeño detalle puede ser crucial para desentrañar este acontecimiento, esperemos que al final del camino podamos encontrar a Thomas sano y salvo- mientras lo decía la sombra que me acompañaba desde el momento de entrar en aquella casa se revolvió por dentro, que esperanzas había de que Thomas estuviera bien si se había mezclado con brujerías y cosas del Diablo.

- ¿Magia, señor Wrigth? - Le preguntó mostrando el marcado escepticismo del que era garante. - ¿No sería mejor buscar una explicación racional antes de recurrir a las ciencias ocultas? - Trató de que reflexionara. - Como historiador se que todas las civilizaciones recurren a "la magia", para explicar fenómenos naturales que su raciocino no alcanza a entender. En ocasiones, muchos de esos hechos mágicos, se han desvelado con el paso del tiempo, en fenómenos naturales completamente explicables mediante el método científico...

El profesor Knox Makepeace se descubrió a si mismo realizando aquellas aseveraciones y decidió callar su boca. No estaba dando cátedra. No era el momento de ponerse a filosofar o a discutir sobre aquellos asuntos. Lo cierto era que el fenómeno del que estaban siendo testigos era realmente inexplicable, al menos a día de hoy y al propio Knox le había estremecido y sorprendido a partes iguales.

- ¿Magia dice? - Carraspeó. - Podríamos denominarlo así hasta que resolvamos su misterio, sí. Usted gana. - Afirmó cambiando por completo su discurso de forma totalmente inesperada.

Mientras investigas, encuentras billetes de avión sin usar y dentro de sus sobres, con destinos tan variados como Ecuador, Chile y Perú, para cinco personas en cada caso.

Al fijarte en una estantería ves que hay una especie de puerta oculta que da a algo que sin duda, queda detrás de la chimenea.

Todos sus compañeros y su hermano se habían lanzado a mirar por toda la casa en busca, bien de su padre o de cualquier pista de dónde estaba o lo que le había sucedido, pero Roger permaneció expectante, intentando recordar cuando había sido la última vez que se habían visto.

Quizás no se había preocupado por él tanto como debía y eso le hacía sentirse culpable.

¡Venga rápido señor Wrigth, no se demore!

Las palabras de Knox le despertaron de su pequeño letargo y rápidamente subió las escaleras. El dormitorio de su padre ya no era un dormitorio. Parecía una selva. Una enorme piedra rodeada de un árbol y había ocupado su lugar. Las enredaderas se habían extendido en todas direcciones y aquello era no solo inexplicable, sino sencillamente fantástico.

Sus compañeros se desplazaron entonces hacia el despacho y él los siguió, pensando en qué habría sido del padre que había conocido.

La piedra era lisa y grisácea y del color que uno esperaría de una formación rocosa. Estaba claro que formaba parte de algo más grande y que de ninguna manera había podido ser transportada hasta allí manualmente. Aunque parecía increíble, esa piedra o roca se había trasladado desde algún lugar... hasta la casa de Thomas.

Parecía cosa de magia.

Mientras tanto, oías los pasos de tus compañeros en el piso superior, y muebles moviéndose.

Solo es una palabra señor Knox, nada más, usted a echo referencia a que Thomas investigaba obeliscos y piedras mágicas de la zona de Sudamérica y simplemente lo he extrapolado.
Magia o misterios de la naturaleza sin resolver, al final todo recae en la ignorancia de la humanidad frente a sucesos sin explicación- digo sin darle importancia mientras voy revisando unos sobres que hay en el escritorio después alzo unos en concreto- por lo que acabo de encontrar en estos sobre puedo confirmar lo que ustedes ya han dicho, Thomas estaba preparando varios viajes a Sudamérica, en concreto viajes para un grupo de cinco personas a Chile, Ecuador,Perú y algunos destinos más.

-Ahora sería interesante ver que podemos sacar de esa cámara de fotos- digo dirigiéndome al señor Fell, pero mi mirada se clava en una de las estanterías, que está pegada a la chimenea, está un poco descuadrada y puedo ver unos detalles que me hacen sospechar de que hay una puerta oculta detrás.

- Rápido, ayúdenme a mover esta estantería, parece que oculta una puerta  que da a algo detrás de la chimenea- digo mientras me acerco a ella
 

Knox frunció el ceño al ver aquello. ¿Cómo se le había pasado? Era evidente que el investigador allí no era otro que el señor Wrigth. Enseguida se colocó en el lateral de la estantería para ayuda a su colega a empujarla para moverla y comprobar si realmente tras aquella montaña de libros bien ordenados se hallaba una habitación secreta.

- ¡Enseguida! - Exclamó mientras empezaba a empujar.

¿Cómo habia llegado esta gran piedra aquí? Era imposible meterla en el casa sin destrozarla.

Intento concentrarme para intentar recordar si algo de lo que he leido encaja con esto.

Desde el piso superior oigo como si los demás estuvieran arrastrando muebles, así que subo las escaleras y me uno a ellos.

Mientras subes y recorres la casa, te das cuenta de que está llena de artefactos de la América precolombina puestos por todas partes. Cuando llegas al despacho, aquello parece una especie de librería de segunda mano, con libros por todas partes, pero lo que te llama la atención es ver a Knox y Wright se esforzaban en mover una librería de su sitio, quién sabe por qué razón.

En la estantería que están moviendo, aparte de libros, ves también varios artefactos, entre los cuales destaca una estatuilla de Anubis.

Mientras movéis la estantería llega corriendo Cleveland, procedente del piso de abajo. Cuando por fin conseguís retirar ligeramente el mueble, haciendo que un buen puñado de libros caigan al suelo, la puerta queda al descubierto... aunque no se abre.

Por la cara que puso, no tenía pinta de que destripar la cámara hubiera resultado en ningún beneficio, pero la cosa cambió con lo que encontró justo debajo. Con curiosidad felina, alcanzó la pila de fotos y empezó a mirarlas una a una, frunciéndo el ceño, momentaneamente ajeno a todo el jaleo que empezaba a rodearlo. Aún así, las palabras de Makepeace debieron alcanzarlo, y de hecho al menos le aclararon un poco lo que tenía entre manos.

No participó en la discusión sobre la magia, pero cuando escuchó la petición de ayuda sí que se acercó, apoyando una mano sobre la madera - Porque la otra todavía sostenía las fotos - y haciendo esfuerzo para volver a colocarla. Eso sí que no se lo esperaba. ¿Una puerta oculta? ¿Qué más no sabía?

- La cámara de fotos tenía el carrete virgen - Explicó, pero entonces enseñó el manojo de fotos que sostenía en la zurda - Pero esto estaba al lado. Y parece que todo lo que habéis dicho cuadra, mucho más de lo que me gustaría que lo hiciera. Echad un vistazo.

Hizo un gesto para que ambos se acercaran y empezó a pasar las fotos. Todas ellas mostraban un lugar rocoso que recordaba extraordinariamente a la que habían visto en la otra habitación, pero otras eran todavía más interesantes. Algunas enseñaban un alto obelisco recubierto de extraños glifos y, una en concreto, mostraba al mismo Thomas junto con cuatro personas más. Dos eran blancos y habría sido díficil distinguir al uno del otro, el tercero era alto y tenía un bigote notablemente poblado, mientras que el último era asiático y saltaba a la vista su juventud.

- Uno de los Obeliscos que mencionaba el señor Makepeace, y aquí están los cuatro mentados junto a mi padre. No puedo decir que ninguno de ellos me suene de nada.

Knox dejó de empujar y aporrear la puerta por un instante para centrarse en las fotografías. No estaba acostumbrado a tal derroche de fortaleza física y aunque había estado luchando contra la puerta tan solo unos momentos, ya sudaba y estaba fatigado. Sí, Knox había pasado los mejores años de su juventud entre libros y no haciendo actividades atléticas. Eso se notaba ahora que su fortaleza física empezaba a menguar a medida que avanzaba su edad.

El profesor echó una ojeada a las fotos. Quería descubrir si sabía identificar el lugar en el que habían sido tomadas. Además, era posible que pudiera identificar alguna cara. Si estaban junto a su buen amigo Thomas, podía ser que fueran eminencias en el campo de la arqueología, antropología o historia. Knox no era una eminencia en el campo de la investigación de campo, pero si había leído muchos manuales y enciclopedias de diversos autores y conocía por fotografías a sus autores, podía ser que tuviera suerte y reconociera a alguno.

- Déjeme ver... - Le dijo a Kenneth. 

Una vez revisara las fotografías y dirimiera si le decían algo o no, continuaría aporreando la puerta. Estaba decidido a descubrir que había del otro lado. Además quería descubrir si no se abría porque estuviera tapiada, cerrada con llave o es que algo lo impedía desde el otro lado.

- Pero qué...¿qué haceis con la librería?...

Mis palabras quedan en el aire cuando al retirarla aparece una puerta.

Mi mirada recorre a los hombres que se encuentran en la habitación.

- ¿Habéis encontrado algo? Lo de abajo es....bueno...impresionante. Parece que Thomas estaba bastante interesado con la cultura precolombina. Hay multitud de símbolos de esta cultura. Aunque parece que... no es la única cultura que le llamaba la atención.

Me acerco a la estánteria que acaban de mover entre Knox y Wright y cojo una estatuilla de Anubis dispuesto a examinarla.

Escucho a Kenneth lo averiguado sobre las fotos mientras, paso mi mano por la puerta sellada buscando alguna manera de abrirla pero no encuentro nada
-Esta sellada a cal y canto, viendo esto y lo que nos ha costado mover la estantería de sitio, dado que está cargada de libros dudo que Thomas la moviera el solo cada vez que quería entrar, tiene que haber mecanismo oculto en algún sitio que ayude en el proceso, ayúdenme a buscar por favor.