Partida Rol por web

El peso de ambos bajo las escaleras hizo que uno de los escalones de en medio cediese. El pie de Kenneth se hundió entre la madera, para sorpresa de ambos.

Mientras tanto, Cleveland entró en el salón, esperando hallar algo más que muebles antiguos y sillas vacías cubiertas de ese extraño polvo fino.

Me quede sumido en mis pensamientos, no me hacia gracia separarnos para investigar por si alguno de los presentes modificaba algo en las habitaciones que pudiera ser en un futuro una futura prueba policial, pero al no haber de momento ningún crimen no tenia ninguna autoridad oficial alli. adelante yo mirare en el salón - dije mientras me movía hacia allí

- ¿Qué diantre...? - Esbozó a decir cuando escuchó el crujir de las escaleras. - ¡Cuidado con...! - No le dio tiempo a acabar la frase, pues antes de eso, el hijo de su buen amigo, ya tenía un pie atrapado en entre los tablones de aquel escalón roto. - Déjeme que le ayude. - Le dijo Knox agarrándole de los brazos y tirando de él hacia arriba.

El salón estaba igual que el vestíbulo, cubierto del polvo y sin nada que pareciese indicar que allí había ocurrido algo fuera de lo normal. Había una mesa de comedor y varias sillas, y un sofá que parecía no haber recibido a nadie en algún tiempo.

Un mueble librería dominaba la mayor parte de la sala y todo estaba en perfecto orden.

El corazón le dio un vuelco cuando notó cómo su pierna se hundía en el escalón y por reflejo buscó desesperadamente algo a lo que agarrarse con las manos. Un dolor agudo le recorrió el tobillo, pero más allá del susto, al menos parecía que estaba de una pieza.

- Demonios, no pensaba que estuviera en este estado... - Musitó entre dientes, aceptando la ayuda de Makepeace y tomando un poco de impulso para salir del escalón - Gracias. Y pensar que crecí aquí...

Una vez fuera se agachó para retirar las astillas de madera del pantalón y suspiró, volviendo a mirar arriba.

- Será mejor que subamos con cuidado, todo sea que se nos derrumbe la casa encima.

Finalmente, conseguisteis terminar de subir las escaleras y llegasteis a la planta superior. Tres puertas se mostraban ante vosotros. Una de ellas el aseo, la otra el dormitorio y por último, el despacho de Thomas. Desde arriba, la casa parecía algo diferente. Aunque solo podíais ver el recibidor, era como si de repente percibieseis que "algo" había cambiado desde la última vez que habíais estado allí.

El salon no me ofrecía nada nuevo que aportara luz al asunto, lleno de polvo y sin aparente desorden ninguno era otro callejón sin salida, mis ojos se posaron en la fabulosa colección  de libros que Thomas guardaba alli- Siempre me ha sorprendido, la cantidad de tomos que posee Thomas, se nota que es un apasionado de la lectura y la investigación,es un habito que aprecio bastante de el, y que a ayudado a surgir nuestra amistad- le dije al joven Cleveland que tambien se encontraba en la estancia mientras observaba una a una a filas de libros intentando encontrar alguno que mostrara un uso mas reciente- y usted señor Cleveland, ¿llego a conocer usted a Thomas o simplemente viene acompañando al Joven señor Fell?- le pregunte, la desaparición de Thomas era un echo  y no estaba de mas informarme de toda la gente que ahora mismo andaba por la casa, no podia descartar que alguno tuviera algo que ver y solo estuviera aparentando

Entro junto con el señor Wright al polvoriento salón. A simple vista y, obviando el omnipresente polvo todo está en orden. Mis ojos repasan mentalmente la habitación. Las palabras del señor Wright me sacan de mi ensimismamiento,

- Por desgracia lo conozco. Antes de su desaparición logró convencerme para que le financiara su próxima expedición. Un desembolso económico bastante grande y ya ve, ¡ni rastro!

Encima de un mueble hay bastantes cartas, muchas de propaganda, y sobre todo, de compañías especializadas en equipo de
acampada y material de aventura (kayaks, mochilas, herramientas de escalada, etc.).

No encuentras nada más que te llame la atención.

Me acerco a uno de los muebles del salón sobre el que pude localizar unos papeles. La mayoría eran cartas de propaganda y folletos publicitarios, sobre todo de de compañías especializadas en equipo de acampada y material de aventura

Parece que al fin y al cabo sí que estaba preparando una expedición.

Hojeo el resto de cartas por si hubiera alguna de caracter personal que nos aclarase algo del paradero del señor Fell.

Parecía que algo hubiera cambiado desde la última vez que Thomas le invitara a esa casa. No sabía que era, pero estaba muy seguro de aquella intuición. ¿Faltaba algo? ¿Algún mueble nuevo? Knox trató de hacer memoria, aunque lo tendría difícil. Hacía bastante que no pasaba por allí y desde luego, tampoco se había fijado demasiado en la decoración que aquel hombre había elegido para su casa. De todas formas, aquello no era lo prioritario en esos momentos, sino descubrir que había pasado con su amigo.

Knox se apresuró a abrir las tres puertas que tenía delante. Primero abrió la del aseo, luego la del dormitorio y por último la del despacho de Thomas. A medida que las iba abriendo lanzada una mirada furtiva al interior de cada una ellas. Lo prioritario era descartar que Thomas no hubiera sufrido un accidente y estuviera muerto o herido en el suelo de alguna de aquellas dependencias. Una vez hubiera descartado aquella idea, procedería a una investigación más minuciosa buscando alguna pista que le hiciera dar con el paradero de Thomas Fell.

No hizo falta que abriese más que la puerta del dormitorio para detectar que evidentemente, algo había ocurrido allí y se trataba de cualquier cosa menos normal.

Donde debería estar el dormitorio ya no hay suelo, y en su lugar hay una especie de piedra de aspecto extraño, suave, del color del cemento, y de la que cuelgan enredaderas marrones y el tronco de un enorme árbol muerto que parece venir desde abajo. Es como si el dormitorio se hubiera intercambiado con un extraño paisaje rocoso.

Las paredes del dormitorio aún están, y tienen cuadros colgando de clavos fijados sobre un empapelado floral, pero también hay enredaderas que parecen haberse extendido desde el centro de la sala.

Lo que Knox acababa de descubrir le desconcertó enormemente. ¿Le estarían engañando sus ojos? No, no podía ser, aquello era muy real por extraño que fuera. Tuvo que mantenerse unos segundos en silencio para analizar todo lo que tenía delante de sus ojos.

De forma instintiva se llevó la mano al bolsillo y extrajo su tabaquera. Sin perder de vista lo que acababa de descubrir extrajo un cigarrillo y guardó la tabaquera para agarrar la caja de cerillas. Encendió una y prendió su cigarrillo empezado a fumar de forma compulsiva.

Antes de dar aviso al resto, trató de descubrir algo más acerca de su hallazgo. Aquel árbol muerto parecía provenir de la parte de abajo de la vivienda. Eso indicaba que igual alguno de los que estaban en el piso inferior también habría descubierto aquello.

Se asomó un poco tratando de ver a dónde conducía el hueco por el que se descolgaban las enredaderas y desde el donde provenía el árbol. Sin duda aquello no era lo que esperaba encontrar y mentiría si decía que no estaba asustado.

- ¡En qué andas metido, Thomas! - Exclamó en un susurro.

- ¡Señor Fell, Kenneth, venga de inmediato! - Alzó la voz tratando de que el hijo de su amigo le escuchara. - ¡Venga al dormitorio de su padre, por favor!

A vistas del estado deplorable en el que se encontraba la casa, prefirió mantener un poco las distancias para evitar disgustos y terminar más rápido el sondeo del piso superior. Mientras que Makepeace empezaba a pasar a las habitaciones, él se dedicó a observar el estado del exterior, buscando cualquier signo de movimiento en el pasillo. ¿Cuanto tiempo había estado esa casa vacía?

Pero no tuvo demasiado tiempo. Para cuando quiso darse cuenta la voz de su compañero lo llamaba con urgencia, y teniendo en cuenta que venía desde el dormitorio, se temía lo peor.

- ¡Voy!

Y fue, olvidándose por un momento de el episodio de las escaleras y dando zancadas largas y pesadas en dirección a la habitación para reunirse con Knox.

- ¿Qué ocurre? - Preguntó según se asomaba por el marco, sus ojos rápidamente analizando la escena -.

- Mira ésto... - Le digo apartándome del marco de la puerta y señalando hacia el interior.

Donde debería estar el dormitorio ya no hay suelo, y en su lugar hay una especie de piedra de aspecto extraño, suave, del color del cemento, y de la que cuelgan enredaderas marrones y el tronco de un enorme árbol muerto que parece venir desde abajo. Es como si el dormitorio se hubiera intercambiado con un extraño paisaje rocoso.

Las paredes del dormitorio aún están, y tienen cuadros colgando de clavos fijados sobre un empapelado floral, pero también hay enredaderas que parecen haberse extendido desde el centro de la sala.

Observo como mi hermano pequeño toma la iniciativa, lo cual me agradaba ya que podía demostrar que tenía una utilidad en esta vida. En ese instante vi como la escalera se hundia bajo el peso de su pie y rápidamente me acerque para echarle una mano.

Buff, eso no ha sido nada bueno, la casa está en peores condiciones de lo que podía imaginar...

Mi padre era un hombre dejado, ¿pero tanto? Me sorprendía este hecho.

Tras ver como Kenneth pudo sacar el pie del hueco, le seguí para poder mirar en el dormitorio o el despacho.