Partida Rol por web

Roger se quedó inmóvil mientras veía a su padre enloquecer y lanzarse contra ellos, contra Norman, empujarle y robarle el huevo como si aquello fuese lo más importante del mundo.

-¡Padre! ¿Qué haces? ¡Por favor, no!

Estaba demasiado sorprendido para moverse y observó sin pestañear como tiraba a Norman al suelo, éste sacaba un arma y lo amenazaba y Knox intentaba retenerlo.

Pero Thomas no estaba dispuesto a dejarse atrapar o convencerse. Se revolvió con fiereza, librándose de las manos de Knox, mientras agarraba el huevo entre sus manos y se giraba para dirigirse hacia la estela.

En el tiempo que tardó en volverse, todos pudisteis ver sus ojos abiertos de par en par, con las pupilas muy dilatadas y el rostro con un extraño rictus que dejaba entrever lo que todos os temíais. Estaba loco; sin remedio.

-¡NO CONSEGUIRÉIS ATRAPARME! ¡JAMÁS ME COGERÉIS! -gritó, mientras empezaba una carrera contra el destino para alcanzar la estela.

La aparición de Thomas, de un Thomas perturbado me sobrecogió. No era el hombre que hace unos meses se reunió conmigo: confiado y seguro de sí mismo, convenciéndome para financiar su próxima expedición que, a la vista está, le ha conducido a la locura.

Me uno a mis compañeros para intentar reducirle.

Mi amenaza no surtió efecto, Thomas totalmente sumido en su locura corrió hacia la estela mientras, le iba a disparar a la pierna pero Knox y después el resto se me cruzo en la línea de disparo para pararlo, por lo que guarde el arma y intente ayudarlos a reducirlo

Thomas se libró de Knox y de Cleveland, pero no de Norman, que lo agarró de los pies y le hizo caer al suelo, soltando el huevo, el cual rodó por el suelo.

-¡Nooooooo!

Thomas estaba como ido y vio sus ropas y el cuchillo, así que lanzó a por él. Mataría a todos aquellos idiotas si hacía falta.

Conseguí agarrar a Thomas a tiempo a Thomas para que trastabillara y callera, pero la dicha por ello no duro mucho cuando vi que se lanzaba a coger el cuchillo con el que tantos crímenes cometiera.
No era momento de dudar, si llegaba al cuchillo podia acabar con alguien mas así que como pude saque el arma y dispare hacia sin tiempo a apuntar mucho

Todo pasó el un abrir y cerrar de ojos. Todo fue muy confuso y desde luego con consecuencias inesperadas. Cierto era que su amigo, Thomas Fell, quién fuera un científico brillante, ya no estaba allí. Poco quedaba de él en aquella atribulada cabeza. Pero del raciocinio del señor Wrigth... De él esperaba más.

Y es que como se suele decir, las armas las carga el diablo y entre todos aquel lío de hombres persiguiéndose unos a otros y acabando en el suelo, una bala salió disparada impactado contra un objetivo imprevisto.

Sí, fue la bala perdida del arma del señor Wrigth, la que dejó sin habla al siempre locuaz Konx Makepeace y helado de golpe. Sintió como un mordisco en el estómago y de llevó ambas manos al lugar de la herida justo al caer al suelo. Acto seguido sintió como manaba la sangre al exterior y solo entonces un profundo dolor.

- Mierda... - Pensó entonces, pero no dijo nada más allá de ahogar un profundo lamento de dolor intenso.

Roger observó todo lo que pasaba, y estaba a punto de ir a ayudar a retener a su padre cuando Wright disparó su arma... e hirió al señor Makepiece. Eso le hizo reaccionar y olvidándose completamente de su padre, se lanzó a por Knox.

-¡Ken, rápido. Ayuda a Norman y a Cleveland! -le gritó a su hermano, mientras se arrodillaba a su lado de Knox  y retiró la camisa para examinarle la herida.

-Déjeme ver esa herida -le dijo, mientras Cleveland y Norman seguían peleándose -. Es... bastante mala. 

A pesar de lo que le dijo, sabía que existían posibilidades de salvarle la vida, pero todas ellas pasaban por quitar aquella bala y poder cerrar la herida a tiempo.

-¡Maldita sea! ¡Necesito instrumental! ¡ESE CUCHILLO! ¡CONSÍGAME EL CUCHILLO, SEÑOR WRIGHT!

Cuando la bala impacto en Knox, mi grito rasgo el cielo- Knooooox!!! noooo!!- aquello fue demasiado,¿que había echo?,  abria una grieta en mis  principios, destrozado una promesa que me acompañado desde la guerra, había disparado a mi viejo amigo Thomas y al final herido al buen Knox.

Caí de rodillas desolado;Ajeno a todo conflicto, aquello era un castigo divino, tenía que serl.
Había roto mi palabra y sufría las consecuencias, las imágenes de los últimos días me empezaron a asolar  todo lo vividó era demasiado irreal y inquietante.
Me encogí sobre mí mismo con lágrimas en los ojos por aquel hombre inocente que por mi culpa yacía ensangrentado en el suelo.

- ¿Es...? - Al tratar de hablar sintió cierto dolor. Roger acababa de retirar su camisa y al tener la zona dolorida le pegó un pinchazo. - ¿Es grave? - Preguntó finalmente.

Konx no esperaba acabar de esa manera la aventura. Hubiera deseado no emprenderla nunca. Más sabiendo que a tenor del estado mental de Thomas, sería muy difícil recuperarlo.

Aquel viaje había sido en vano. El mismo hombre que le invitó a emprenderlo le iba a sacar de forma abrupta del mismo. Era cierta que estaba cansado y deseaba abandonar, pero no de esa manera. Quería regresar a casa y olvidar toda aquella pesadilla.

- ¡No deja de sangrar! - Exclamó preocupado. Lo cierto era que se estaba mareando y al borde de perder la consciencia.

Roger estaba demasiado ocupado para ver lo que estaba haciendo Thomas, pero sí que se percató de la respuesta de Norman, que parecía preocupado, o más bien, devastado por la herida que le había causado a Knox.

-Norman, no se venga abajo cuando más le necesito. Knox va a sobrevivir. Solo necesito ese cuchillo. Consígamelo.

Fue entonces cuando miró hacia Thomas y vio que en el espacio de tiempo que había pasado atendiendo a Knox, su padre había vuelto a coger ventaja.

Thomas consiguió llegar al cuchillo en cuanto Norman disparó y, al ver su error, aflojó sus manos alrededor de sus tobillos. Rápidamente se arrastró hasta llegar a sus cosas, agarró el arma, la misma con la que había matado a su compañero, se levantó y se giró hacia el grupo que estaba intentando detenerle.

Cuando vio la sangre en el vientre de Knox y como su hijo se esforzaba por ayudarle, algo en su interior pareció despertar, como si siempre hubiera estado ahí, pero oculto, y se quedó parado, sin correr hacia la estela ni dejar de mirarles, y sintiendo un atisbo de culpa.

-¿Qué ha... pasado? ¿Qué hacen aquí? ¿Roger? ¿Ken?

-Norman, no se venga abajo cuando más le necesito. Knox va a sobrevivir. Solo necesito ese cuchillo. Consígamelo.

Fue entonces cuando miró hacia Thomas y vio que en el espacio de tiempo que había pasado atendiendo a Knox, su padre había vuelto a coger ventaja.

 
Las palabras de Roger Fell, llegaron con una brisa de esperanza a mis oídos, aún era posible salvar a Knox.
El asco que sentía por mí mismo en aquel momento se acrecentó, era débil había caído  bajo mis miedos y dejado que me abrazara la desesperación  en vez de sobreponerme a aquella situación y seguir la lucha con Thomas.
Levante la mirada del suelo hacia Thomas que parecía por momentos recuperar la cordura y con ira no hacia el sino hacia mí mismo por como había fallado en momentos cruciales, guarde la pistola que aun yacía a mi lado y me lance contra el para intentar arrebatarle el cuchillo.

Consegui placar a Thomas y nos enzarzamos en una lucha endiablada cuerpo a cuerpo.
Esperaba poder reducirlo y hacerme con el cuchillo

Thomas parecía haber entrado en razón. Esa sí era una buena noticia. Konx solo esperaba que no fuera algo pasajero. Al fin y al cabo, si vida dependía ahora en gran medida de su viejo amigo el señor Fell.

Roger podía estabilizarle de alguna manera, pero era imprescindible que le trasladaran a un hospital cuanto antes fuera posible. De lo contrario acabaría muerto y bien tieso. Y allí entraba Thomas en la ecuación, pues era el único que sabía cómo utilizar los huevos para regresar a casa.

Konx no dijo nada, no podía. El dolor que sentía era superior a él y el terror a una muerte allí mismo era igualmente paralizante. Él no era un superviviente...

Recuerdó al sargento Mills. Fue su instructor durante el servicio militar y tenía una máxima para clasificar a los hombres y ahora Konx Makepeace después de más de cuarenta años, lo había entendido.

"Existen dos tipos de hombres, los que luchan ante la muerte y los que se rinden ante ella".

Knox acaba de descubrir que él era del segundo tipo. No es que se fuera a dejar morir, pero lo cierto era que la falta de fuerzas, el dolor y el miedo, le habían convertido en una estatua de piedra en ese mismo instante.

Una vez que Thomas cayó al suelo, forcejeando con el señor Wright y reparé en que el señor Makepeace iba a sobrevivir me uní al forcejeo intentando contener a Thomas Fell. Si conseguimos inmovilizarle tal vez se calme y saquemos algo en claro de la situación.

Señor Fell – grito mientras intento agarrarle-  Soy Cleveland, ¿me recuerda? No se resista, podemos hablarlo.

Finalmente, Thomas quedó completamente inmovilizado, agarrado por Cleveland y Norman en el suelo, mientras gruñía y gritaba por desesperación.

La mano que aferraba el cuchillo se abrió, soltándolo, y la voz de Thomas, de nuevo rabioso, gutural, ido, no la que todos recordaban, se elevó entre todos los forcejeos. No parecía en aquel momento reconocer a nadie o si lo hacía, no le importaba nada.

¡Soltadme! ¡Os digo que me soltéis! ¡AAAAAAAH! ¿No lo entendéis? ¡Solo yo puedo protegeros! ¡Tenemos que enviar los huevos!

Y de nuevo el odio dominó su mente.

Si queréis esta piedra, tendréis que matarme. No volveré a mi casa pequeña y patética cuando hay un mundo entero por ver.

Y al hablar, de nuevo se iluminaron las runas en su piel, dejando ver la piedra que había en su interior.