Partida Rol por web

No se lo pongo a Turling, pero entiendo que la del fondo a la izquierda es la de los monos... y a la derecha donde pueda descansar en algún jergón.

... veamos que hace :PP Jonova le ha dado las instrucciones bien :PPPPP

Sin volverse siquiera el noble hizo una especie de saludo con la mano y levantando ligeramente la voz concluye

ahí me quedare, que paséis un buen día e id por la sombra... que la mierda al sol hiede concluyó para sus adentros.

Jaali niega con la cabeza.

Eres inofensivo. Es congenito

¿Leones? ¡¿Leones?! - pregunta Dorwas claramente ofendido. - Muchacho, estás en presencia de Los Jaguares de Omar! - dice moviendo el chaleco y mostrando el enorme tatuaje de dicho animal que le cubre el costado y parte de la espalda.

¡Y has oído a Jonova, ni entrar en la de la izquierda!

En cuanto Turnling deja el templo y se dirige al interior del monasterio, una joven entra por la puerta cruzandose con el noble. La chica se para y dirige una sonrisa hacia Turnling.

- Buenos días, soy la princesa-mercader Almah - dice la joven con una sonrisa que acentúa su extraña belleza(*), resultado probable del mestizaje entre humanos de Katapesh y Varisia - Soy la líder de esta expedición y la gobernante legitima de Kelmarane, bajo la protección de los Señores del Pacto de Katapesh. Me alegro de que este bien. Descanse hasta recuperarse, y después si quiere unirse a nuestra expedición, seguro que puedo ofrecerle una recompensa de su interés. - la educación de la joven es exquisita.

Detrás de la joven hay un hombre maduro tapado con un keffiyeh blanco que mira fijamente a los ojos del recién llegado. Viste como un cortesano, pero tiene el cuerpo y la mirada de un guerrero. La colocación de la espada que lleva al cinto, más preparada para desenfundarla rápidamente que para adornar refuerza esa sensación.

Turnling se dispone a tomar la mano de Almah para saludarla, lo extraño de sus manos y una mirada de reojo al guardaespaldas hacen que se lo piense mejor, hace una reverencia y contesta:

- Encantado princesa, creo que a la vista de las circunstancias reconsideraré mi decisión y, tras un mínimo descanso para aliviar mis heridas estaré encantado de acompañaros, a pesar del resto de vuestra compañía... ¿siempre son así cuando alguien les intimida?

Diegen no había dicho nada durante todo el intercambio. Estaba lejos, mirando por la ventana, y tampoco había nada que decir. Esta gente que se creían algo por ser nobles eran todos igual de insufribles.

Claro que alguno de los que no son nobles no son mucho mejor, pensó mirando a Jaali.

No pudo evitar sentir cierta envidia cuando el recién llegado se mostró galante con Almah, pero al no entender muy bien por qué giró inconscientemente la cabeza y siguió observando por el ventanal.

- Si, especialmente el mago - contesta un poco avergonzada la princesa - pero son efectivos. - añade a modo de disculpa. - Será un placer contar con su ayuda en esta batalla. Bienvenido a bordo.

- Pst, Diegen, yo creía que intimidar era dar miedo. ¿Me he equivocado y es dar pena o ser corto de endendederas o algo así?

Diegen mira fijamente por la ventana...

Vendrán desde Kelmarane a ver qué ha pasado con sus compañeros desaparecidos?, piensa el semielfo. No pueden ver lo que les ha pasado, así que no saben que hemos sido nosotros. Lo más seguro es que piensen que carceleros y prisionero han caído todos en las fauces del monstruo. Parece evidente que la bestia subterránea es una forma de torturar prisioneros, y por eso los gnolls venían con los mazos de hacer ruido. O igual es simplemente una forma de hacerlos desaparecer: ahora entiendo aquello que decía el sargento Dreyfuss de "tener cuidado con un tipo que tiene una granja junto a tierra de excavadores". En todo caso, tengo curiosidad por saber si enviarán a alguien a ver qué ha pasado o los darán por perdidos simplemente. 

El resto de la mañana pasa sin novedades, mientras descansaís y os recuperaís los mercenarios preparan una pira de leña bastante alta, de acuerdo a las ordenes de Almah.

Cuando llega el mediodía uno de ellos señala hacia algo que vuela alto en el cielo haciendo circulos alrededor del monasterio.

- Eso no es un pajaro, es algo más raro - comenta el mercenario, en su voz se pueden notar una pequeña nota de miedo.

Tras el incidente pasan unas pocas horas más, hasta que Almah hace llamar a todo el grupo al exterior del monasterio.

La joven princesa toma una antorcha encendida en su mano y se acerca a la fogata. Durante unos segundos se queda quieta, mirando la pira, mientras poco a poco baja la antorcha como si pesara mucho más que unos kilos, como si realmente pesara toda la responsabilidad de una decisión que seguramente iba a costar vidas.

- Es la hora, ¿vamos? - con una inseguridad sorprendente la joven os mira esperando una confirmación. Los mercenarios lo notan y pronto todo el grupo os mira a vosotros mientras Garavel menea la cabeza decepcionado.

Diegen reflexiona sobre la relatividad del tiempo. A veces pasa muy despacio y a veces muy rápido...