Partida Rol por web

Sin preocuparse mucho de lo que hay debajo, los pugwampis lanzan una volea de flechas que alcanzan por igual a los tres.

El rey Mokknokk esta demasiado dolorido para hacer nada más que moverse hacia atrás.

Los pugwampis que vienen desde atrás continúan corriendo hacia el grupo, uno de ellos logra acercarse lo bastante para disparar a Sinbad. La flecha lo alcanza, pero no logra agujerear su armadura de cuero.

Morbo, inspirado por el valor de Dorwas, menea la cabeza y se quita la flecha de la coraza .Viendo que se acercan mas enemigos se mueve hacia ellos, escudo en mano, dispuesto a cubrir el flanco.

Como en los viejos tiempos - grita con una sonrisa a sus compañeros- Acordaos de aquellla pelea en la taberna del Halcon Negro Caido.

Si, alli tambien estabamos rodeados y sobrevivimos. Acuerdate del escudo, Morbo. Estos bichos tienen espinas - Morbo sonrie a los puwampis que se acercan, con una fea mueca en la cara

Dorwas se arrancó la flecha clavada en su muslo, lanzandola sin ningún miramiento hacia un lateral y avanzó detrás de la criatura que parecía lideral, dispuesto a acabar con su vida.

¡Te he dicho que esos collares serán míos! gritó mientras le atacaba, esta vez sí impactando con fuerza en el cuerpo de la criatura.

Raffius sigue buscando una piedra que tirar, pero mira tu que mala suerte, no hay ninguna cerca. El jovenzuelo, harto de no encontrar ninguna se agacha a mirar mas de cerca.

A ver si al menos encuentro una piedra muy pequeñita de esas que flotan...

Jaali vuelve a salir de su esquina, harto ya de tanta flecha, tanto puwampi y tanta tonteria. No recordaba estar tan cabreado desde que otro estudiante, gastandole una broma, le habia destrozado el trabajo de 3 meses de investigacion. Jaali se habia quejado al Decano del Colegio, un hombre jovial y amable que entendia el periodo estudiantil como una etapa mas en el desarrollo de un mago. Evidentemente no se llevaba bien con Jaali.

Y no me dice el tio que si no me gustan las bromas, que me vaya del Colegio? - recuerda Jaali - Ya vera el inutil ese cuando vuelva...

Jaali cierra los puños con furia e inmediatamente se envuelven en llamas, que parecen no afectarle. Apuntando con la mano derecha a las telas, lanza otras dos bolas de fuego. Despues, mirando al Rey Puwampi, cierra de nuevo el puño. Otra bola de fuego envuelve a Mokknokk

Jonova observa hieratica el caos a su alrededor. Un silbido basta para que Jarael, dispuesto a lanzarse sobre el Rey una vez mas, salte fuera de la zona de flechas y se acerque a combatir la nueva amenaza que viene por la retaguardia.

La druida observa a Dorwas, que tiene otra flecha clavada en el cuerpo. Indiferente a las flechas, las explosiones de Jaali y el aura de los Puwampis, se acerca al enano con paso firme y lanzandole un puñado de arena en la herida, dice simplemente:

Helbred

La herida del enano desaparece bajo la arena y este se siente, una vez mas, dispuesto al combate

Hace calor, Dorwas. Pero deberias pensar en ponerte algo de ropa - comenta de forma casual la druida, que mira alrededor con aspecto de quien ha estado en peorer situaciones y ha salido indemne.

El ataque combinado del fuego de Jaali, junto con el golpe de Dorwas derriban al pobre rey de los pugwampis, que cae al suelo muerto mientras en la sala se hace el silencio, la fibra misma del universo parece tensarse, la sensación de que ha ocurrido algo horrible es sobrecogedora.

No es que el rey fuera alguien muy importante para el universo, es que las discusiones que se pueden tener esos dos sobre quien ha matado al rey probablemente duren eones, y seguramente continúen en el más allá mucho después de su muerte.

Viendo que el rey es historia, Sinbad se da la vuelta y suelta su flecha en el primer pugwampi que vea.

Diegen ve caer al rey pugwampi, envuelto en llamas y con un tremendo tajo entre pecho y espalda. Uno menos. El semielfo se da cuenta intuitivamente de que la amenaza mayor son los pugwampis de la planta baja que vienen a la carrera, no los que están atrapados entre las llamas y una caída bastante más alta que ellos. Se da la vuelta y se coloca a la altura de Morbo, dispuesto a erradicarlos como a una plaga de ratas. 

Dorwas rugió triunfal cuando arranca su cimitarra del pecho ardiendo del rey de los pugwampis.

Se giró hacia el resto de las criaturas que se acercaban, con expresión triunfal y gritó. ¡Rendíos si no queréis acabar muertos bajo el brazo de Dorwas el Fuerte, como él!

Jaali escucha el rugido del enano con un menear de cabeza, Observa el infierno que se ha desatado en el piso superior.

Quizas en el pasado Dorwas. - murmura el mago con satisfaccion - Cuando nos conocimos yo no era mas que un aprendiz. Ahora, soy el Maestro.

Todavia quedan enemigos que destruir, con lo que Jaali se centra en la nueva amenaza. Ya habra tiempo de demostrar quien mato al Rey Puwampi

La flecha de Sinbad acaba con otro pugwapi.

Bethel se siente más aliviado al ver como cae el jefe de esta manada de bichos asquerosos. Por suerte sus compañeros estaban atareados y espera que no se hayan fijado mucho en su tropiezo.

Tensa la cuerda del arco con una nueva flecha y abate a otro de esos seres - Vamos muchachos, ya los tenemos.