Partida Rol por web

Dorwas, con la cabeza del rey aún en la mano, avanzó hacia el siguiente pugwampi y simplemente le atravesó con su cimitarra.

Morbo, al igual que su compañero, hizo lo propio con el más cercano, sin deleitarse en ello.

Cuando iban a por el tercero, mientras escuchaban los gritos de dolor del que había sido alcanzado por el guepardo, Dorwas dijo a su compañero. Deja este en vivo, por si nuestro habilidoso amigo - señaló a Jaali, tras lo que ambos sonrieron abiertamente - quiere tener una conversación si es capaz de mantenerse en pie.

Yo voy a coger mis collares. - dijo volviendo sobre sus pasos hacia el rey, al cual pensaba despojar de sus collares y atárselos al cinto.

Jaali ya está abriendo la boca para pavonearse cuando un resbalón lo deja sin habla. Bethel alza la mirada y con total devoción y sinceridad en sus palabras murmura para si - Gracias dioses por ser misericordiosos en ocasiones - si no lo dice en alto es porque espera que el dolor de la caida borre de la mente del mago lo que estaba haciendo antes y no reemprenda el discursito que iba a decir.

Jaali se levanta de un salto y se quita el polvo de la tunica. 

Estoy bien, estoy bien. Las babuchas estas, que resbalan. Acabad con esos infelices.

Joder, que dañooooooo... Pero que no se note, Jaali, que no se note

Evitando cojear de la caida, Jaali se vuelve a acercar al descabezado rey y coge su martillo.

Aham, justo lo que pensaba...

Dios, como duele...

Viendo a los pugwampis aturdidos y como el enano pelón se afana en rebanar su pescuezo, Sinbad guarda su flecha y vuelve al interior del recinto, donde continua callado y sin decir palabra como desde hace ya un buen rato.

En su interior solo se pregunta en que momento tomó la decisión errónea.

Tras la masacre en el templo queda solo un montón de cadáveres, principalmente de pugwapis, y un pobre pugwampi inconsciente. Pronto se hace un silencio que contrasta fuertemente con los ruidos de la batalla. Si no fuera por la extraña sensación de que todo va a caerse en unos minutos, por el olor a sangre y los trozos de tela en llama cayendo del techo, el lugar podría ser tranquilo.

El pobre pugwampi abre los ojos y sobresaltado dice:

- Icchhhhh!!!!, niiijjj!!!

Jaali observa con cuidado las runas del mango

No se como esta inmunda criatura ha conseguido un arma como esta. Si estoy en lo cierto, se trata de Gôl-Ulash, el Martillo de la Arena. - explica -  Segun Armas y Leyendas de Katapesh, fue creado en los picos de Alpaca en un antiguo asentamiento enano.  Se dice que una vez golpea no importa la armadura que se encuentre. Igual que la arena del desierto avanza, sin importarle las barreras que le pongas, el martillo encontrara su objetivo.

Lo observa una vez mas y se lo ofrece a los guerreros del grupo

Sinceramente, me parece un poco exagerado - comenta el mago - pero en fin, los libros hay que venderlos de alguna forma.

Despues se gira hacia Bethel

Pregunta a esta criatura de donde salen las calaveras gnoll de la lampara. Estaba su tribu en malos terminos con los gnolls? Que mas nos vamos a encontrar en el monasterio? Que leches hacian aqui tan cerca de Kelramane? Saben algo de la ciudad y de sus habitantes actuales? Y del fuerte al norte?

Diegen corre...

Al verle con intenciones asesinas Bethel se interpone y se dirige a Diegen con expresión de pocos amigos. - A este me lo dejas tranquilo hasta que haya hablado con él. Como le rajes mientras esté hablando con él vamos a tener un problema ¿entendido? - por la forma de hablar de su compañero Bethel piensa que no es muy inteligente, así que quiere dejar las cosas muy claritas para que no pase como con los gnolls.

Ten cuidado, no se te vaya a caer sobre un pie. - dice Dorwas viendo a Jaali manejar el martillo mientras se coloca en su cinturón los collares del lider de los pugwampis.

Después empieza a amontonar los cadáveres de todos los pugwampis cerca de una de las entradas. Tendremos que quemarlos para que no empiecen a criar ratas...

Tras eliminar sin problemas a los pugwampis que miraban atontados a Jaali, Diegen sigue corriendo detrás del cuatro pugwampi a la huida.

Luego me encargaré de los que han quedado en el tempo, si es que hay alguno, pero ninguno debe escapar. Hey, es ése el jaguar de Jonova?

Tendremos que quemarlos para que no empiecen a criar ratas...

Estamos demasiado cerca de Kelramane y son muchos. Los gnolls se preguntarian que es esa columna de humo. Mejor cavar una fosa comun cuando llegue el resto de la caravana. - mira al compañero caido -  Tambien habra que enterrar a Dashki. Cuando limpiemos el monasterio podemos enterrarle en el atrio o donde entierre esta gente a sus muertos - dice señalando a Diegen - Supongo que nuestro aguerrido paladin que no hace nada salvo mover muebles de un lado para otro y perseguir enemigos que huyen sabra hacerle una misa para que su alma descanse en paz.

Y este era el experto en gnolls... Como sera el resto de la caravana - piensa meneando la cabeza