Partida Rol por web

Me dirijo hasta el paladín caido, he intento sanarle. Cuando, de repente, un latigazo de dolor me invade. Sin duda producto del veneno. Pero recuerdo que los dracónidos somos duros de pelar, e, inmediatamente, mi dolor desaparece. Espero que pase igual con el paladín...

Baltena se acerca a su amigo caído, y como puede, intenta tamponar con sus manos la terrible pérdida de sangre.

Akmenos observa a sus compañeros y no piensa ser menos a la hora de ayudarse. Echa un poco de agua en la herida del paladín y acerca la boca intentando chupar el veneno. Tras unos segundos aparta la cara y escupe la sangre de Shergard.

El paladín deja de temblar y recupera el color, al poco abre los ojos y os mira aturdido, los cuatro os encontrais arrodillados e inclinados sobre el, no se esperaba un despertar así...

Uther y sus hombres se aseguran de que los dos hombre rata que están a vuestros pies están bien muertos y se reunen con vosotros junto al paladín:

¿Se encuentra bien vuestro compañero? Espero que no hayamos sufrido ya una baja... No, ya veo que está bien, parece duro de pelar. Dice cuando le ve abrir los ojos y hacer amagos de incorporarse. No se como daros las gracias de nuevo, primero encontrais la solución a la falta de alimentos y ahora descubrís la causa de las desapariciones... ¿Salieron del pozo verdad? Malditos hombres rata... yo también fui aventurero en mis tiempos y alguna vez me topé con ellos, bastardos malnacidos... pero jamás pensé que los tuvieramos aquí en Edgecomb, viviendo bajo nosotros...

Se queda pensativo y su rostro se pone triste: Ahora sabemos el origen de nuestra amenaza, es mejor que desconocerlo, y además no creo que se atrevan a volver a salir de ahí en un tiempo sabiendo que tendremos el pozo bien vigilado... pero el hecho de que se trate de hombres rata conlleva una nota negativa también... podemos dar a los niños desaparecidos por muertos... Se lo comunicaré a sus familias por la mañana, y al menos les daré la buena noticia de que ya no habrá más desapariciones de aquí en adelante.

Uther observa vuestro estado: Parece que ha sido un combate verdaderamente duro para algunos, siento no haber llegado antes. Por supuesto tenéis reservado un sitio en mi casa donde descansar y recuperaros, e incluso compartiremos nuestra comida... Os lo habéis ganado con creces, y es lo menos que podemos hacer por vosotros ahora... Eso si, cuando os encontreis con fuerzas, tenemos que hablar de nuevo sobre la amenaza de los hombres rata... Aunque por ahora es posible que no nos molesten más, si no acabamos con todos ellos y limpiamos su guarida, jamás estaremos verdaderamente a salvo... y este pueblo no puede permitirse esperar ataques desde fuera y dentro a la vez. Pero tampoco puedo arriesgar a mis pocos hombres bajando allí abajo... vosotros sois nuestra única esperanza para acabar con el azote de los hombres rata.

- Puede que la hidromiel libere nuestras bocas, jajajaj

Es una lástima que tanto la posada como el resto de establecimientos de Edgecomb no sean otra cosa ahora más que viviendas y refugios, pero no os preocupeis, aunque reunimos todas las provisiones que encontramos y empezamos a racionarlas, contando con el agua ilimitada del pozo no tuvimos que hacer lo mismo con las bebidas... estoy seguro de que podremos abrir alguna botella en vuestro honor, por lo que habéis hecho esta noche por nosotros.

Tanto Uther como sus hombres parecen animarse ante la idea, hacía mucho que no tenían nada que celebrar...

Os llevan hasta la casa comunal, y trás indicaros un rincón en el que podéis acostaros a dormir cuando gusteis, y después de esperar a que acomodeis allí vuestro equipo, empiezan a servir en una mesa algo de comida y no pocas botellas. Parece que tendréis una cena algo tardía y escasa, pero lo que no os va a faltar es hidromiel con la que brindar.

Uther y los hombres que participaron en el combate os acompañan, bebiendo bastante y riendo a carcajadas cada vez que recuerdan alguna anecdota de los buenos tiempos. Realmente esta gente necesitaba algo así, hoy dormirán mucho mejor y se sentirán más seguros, pues han fijado un destacamento de vigilantes junto al pozo en todo momento, de forma que los hombres rata no puedan salir sin que se de la alarma. Y parece que por fin gozaréis de un poco de tranquilidad para vosotros también...

Ufff... creía que de esta no la contaba... pero he aprendido algo... nunca te quedes sólo junto a un pozo en un poblado en el que ha habido desapariciones misteriosas recientemente... piensa Erevan mientras bebe tranquilamente.

Akmenos observa a la gente a su alrededor y se complace de ver que aún tienen esperanza. Ha sido una pequeñísima batalla y lo más duro aún no ha empezado pero después de tanto tiempo de oscuridad y finísimo rayo de luz puede abrir los ojos.

- Uther, quizá deberíais pedir a vuestro herrero que fabrique una reja con candado para el pozo. De esa manera podríais dedicar un solo hombre a vigilarlo por la noches - tras decir esto bebe un trago generoso de la deliciosa bebida.

Baltena participó a medias en la juerga, ella no bebía "el alcohol hace fallar los disparos", ni le apetecía bailar "ni siquiera lo hago entre los míos", así que se sentó un poco aparte y aunque participó en la conversación y en las risas, tampoco trató de llevar la iniciativa en las conversaciones. En vez de eso, se dedicó a poner a punto su arco: la cuerda fue cuidadosamente encerada, así como la madera, donde reparó las pequeñas rayaduras que tenía y comprobó que ninguna fuese profunda como para afectar a la estructura. Comprobó que las flechas siguiesen bien rectas y las puntas bien sujetas, y peinó con cuidado las plumas para que no alterasen la trayectoria. Una vez más, como tantas, pensó en acortarlas a cuatro pulgadas para darle más elasticidad a la flecha... pero estaba tirando a distancias demasiado cercanas, necesitaba esa estabilidad extra.

Al final, como casi siempre, no cambió nada.

Cuando el arco volvió a estar limpio y reluciente, echó sebo a su guante y su protector de antebrazo, y repasó las costuras de su carcaj. Finalmente, buscó entre los conocimientos adquiridos por si sabía algo más sobre los hombres rata, pero en realidad no había mucho más que saber. Lo más peligroso era aquel negro veneno.

Esa si que sería una maravillosa idea, mi amigo Akmenos... el dirigente está ya un poco tocado por el alcohol y se toma esas confianzas... pero teniendo en cuenta que nuestros destacamentos cuentan con tan solo dos hombres cada uno, supongo que no significaría mucha diferencia ¿verdad?, jejeje... No, en serio, mandaré hacerlo, pero tardará un poco, e igualmente podrían buscar otra forma de salir o romper el candado, y no podemos vivir con eso... alguien debe acabar con todos ellos. Además, no me hace mucha gracia que todo el pueblo dependa de un agua que está a merced de los hombres rata y sus venenos... si bien se trata de una corriente que se renueva y dificilmente podrían envenenarla en su totalidad, siempre podrían meter algo en los cubos que sacásemos.

- En cualquier caso deberíamos encargarnos de los bandidos ahora que hay una tregua en el tema de las desapariciones ¿no crees?

La verdad es que yo preferiría ocuparme antes de los problemas dentro del pueblo, los bandidos no se atreven a venir y poco pueden hacernos aquí... pero el asunto del agua me preocupa, me temo que si los hombres rata se lo propusiesen podrían acabar con la aldea entera en cuestión de días... eso por no hablar de que no sabemos cuantos de ellos puede haber ahí abajo, pero si son demasiados y decidiesen hacer un ataque a gran escala estando vosotros fuera luchando contra los bandidos, mis hombres podrían no ser suficientes para contenerlos... No, creo que los hombres rata son nuestra prioridad. Además, mis hombres han empezado a recuperar la confianza en si mismos después de vuestra llegada. Este combate y el ejemplo que les habeis dado les han devuelto la esperanza... estoy seguro de que dentro de poco tendremos un montón de voluntarios deseando luchar contra los bandidos. Pero una cosa es enfrentarse a algo conocido, a los mismos hombres que les echaron de sus casas, y otra meterse en un subterraneo a luchar contra monstruos... eso, amigo mio, es trabajo de aventureros.