Partida Rol por web

Me siento abrumada por todo lo que está pasando.

Agarro la mano de mi hermano por un instante cuando me toca y le sonrío casi sin fuerzas.

Asiento a mi prometido cuando me habla y, mirándole a los ojos, le contesto: - De acuerdo, lo haré por no hacerte sufrir más, pero no quiero cargar con la muerte de alguien que no sea culpable... No puedo... 

Me iba a apresurar a ayudar a Colette, pero en ese instante mi hermana se desmaya. - ¡Sharon! ¡¿Qué te ocurre?! - Me apresuro a agarrarle la mano y unas lágrimas comienzan a emanar de mis ojos. - ¡Por favor! ¡Ayuda! - Mi hermano se acerca y entonces sé que todo va a ir bien. Cuando los de seguridad vienen a echar una mano, no me muevo del lado de mi melliza, agarrando su mano y dándole besos en ella mientras repito una y otra vez: - Te vas a poner bien... Te vas a poner bien...

Si se la llevan a otro lado, yo voy con ella, como cegada por los nervios.

Abro los ojos muy lentamente al sentir algo húmedo sobre mi rostro, mi vista al principio era borrosa, sin embargo pronto pude reconocer a mis hermanos y al señor Williams que estaba junto a mi. Pestañeé varias veces tratando de volver a la realidad, mi mente estaba plagada de esas horribles imagenes. Como una automata cogí el vaso de agua bebiendolo prácticamente al seco lo que me devolvió en gran parte la consciencia.

- Lo siento.... yo no se que me pasó.- miro a Chloe que está tan palida como yo- perdón hermanita no soy tan fuerte como tu.

Con dificultad me pongo de pie apoyandome en mi hermano, negandome a soltarlo incluso cuando ya puedo sostenerme sola.

- Muchas gracias por su vuestra ayuda- dijo mirando tanto a Nathan como al señor Williams.- creo que lo mejor para mi será intentar dormir.

-Señorita Monroe, por favor... Debemos cuidar su salud dentro de lo posible-

Dijo Jane, acercándose a su esposo y asintiendo ante las palabras de la joven. En mayor o menor medida, todos estaban ya sufriendo el efecto de los nervios en sus cuerpos. Lo inverosímil de la situación... 2 muertos a causa de los asesinos, uno por causa de ellos, quienes habían votado para elegir un sacrificio...

-Si me permite el atrevimiento, le aconsejo que se recueste y tome un trago de coñac o algo parecido, con alguna fruta para evitar malestar. El coñac ayudará un poco a sus nervios, pero definitivamente debe recostarse...-

La voz de Jane se oía preocupada y casi ausente. La mujer estaba visiblemente alterada y al hablar lo hacía como por costumbre, como si su alma hubiese abandonado el cuerpo para huir de esta pesadilla, dejando su mente y cuerpo trabajando por su cuenta acá, derramando lágrimas en silencio.

Finalmente, el momento de la verdad había llegado. No pude desconfiar en las palabras del contrabajista de la banda, y si mi familia tomaba en serio su acusación, ¿por qué no iba a hacerlo yo? Además, el hecho de haber perdido a mi padre recientemente en aquellas circunstancias me hacía creer más firmemente en lo que dijo Nick.
Sin embargo, no sé porqué esperaba que el ajusticiamiento fuese un poco menos... ¿explícito? No daba crédito cuando arrastraron prácticamente a Antonella hacia el escenario, y aunque sabía que mi madre era una mujer fuerte, no la hubiera visto capaz de disparar con aquella convicción. Me pilló de sorpresa y no pude evitar desviar la mirada a tiempo. "El pueblo ha hablado..."

Entonces veo que Sharon desfallece. Antes de que pudiera reaccionar, ya se encontraba rodeada. Sin embargo, cuando parece sentirse un poco mejor y se levanta, me acerco a ella.
- Puedo acompañarte, si quieres...

Aún sosteniendo la mano de mi hermana, miro a Cassandra con una sonrisa amable. - No te preocupes, querida... Yo estaré con ella, cuidándola. Creo que vuestra madre va a necesitar tu apoyo y el de tu hermano... Lo que acaba de hacer no debe de haber sido fácil. No os preocupéis, os esperaremos a ambos en el cubículo, como hablamos... ¿Te parece, Sharon? - Digo, ayudándola a sostenerse, dispuesta a acompañarla para que se tumbe un poco. - Si luego te encuentras mejor, volveremos con ellos, ¿vale?

Era la primera vez que veía un asesinato en directo. Había visto antes muchos cadáveres, siempre a tiempo para fotografiar el cadáver aun caliente de algún accidente o ajuste de cuentas, pero esto era distinto estaba en primera fila y había visto tanto a su asesina, como a la muerta, instantes antes hablar airosamente... Esto era diferente a lo que estaba acostumbrado. Nunca pensó que la diferencia de llegar 1 o 2 minutos antes le marcaría tanto.

Por primera vez, apago su equipo de periodista, para que la gente que creía en su inocencia pudiera llorarla en intimidad, mientras el se posicionaba en la barra, donde aun estaba su sombrero. Pudio un Manhathan y quedo unos minutos pensativo. Estaba en mitad de la boca del lobo. Si el fuera la próxima victima, ¿Quien seguiría con su trabajo? -La gente debe saber lo que aquí sucede.

Dio un largo trago y tosió un par de veces, no era costumbre en el beber algo tan fuerte. Y entonces escucho entre los presentes algo que era importante a la vez que interesante. Encendió su equipo una vez mas, lo mas disimuladamente posible y se acerco a Nicholas.

-Perdone, ¿Pero puede repetirme lo que acaba de decir? ¿Como sabe que la banda va ha ir contra usted esta noche? Es una suposición ¿O lo sabe con seguridad? Lo digo porque fácilmente esta condicionando y justificando su acusación, forzando que la banda le mate, de esa manera, provoca que sus palabras sean ciertas y que ella fuera realmente un miembro de la banda, pero solamente tenemos su palabra para atestiguarlo.-Hizo una pausa para que contestara antes de volver a hablar -Puede que los "Sin rostro" tuvieran esta noche otro objetivo y ahora lo cambien a usted para que la gente crea realmente que dice la verdad y que ella es realmente parte de ellos. Aun sin saber si es o no realmente cierto.-Aun esperando su respuesta miro al detective y le pregunto a él.

[B]-¿Cree que mis suposiciones podrían ser ciertas? Usted es quien mejor les conoce ¿No?-Era típica pregunta de periodista, pero sus ojos parecían necesitar saber la repuesta por el mismo, que por afán de trabajo.

La actriz no culpó a Sharon cuando se desmayó... ella misma estuvo a punto de hacerlo cuando vieron el primer cadáver desfigurado. Pero tenía que ser fuerte si querían salir de allí, y más cuando al parecer su hermano apenas hablaba... ella sería la fuerte por los dos.

-La verdad es que lo que dice tiene sentido- le dijo al detective- aunque creo recordar que hoy hemos estado todos juntos y que quizá nadie ha tenido tiempo para incriminarla con pruebas falsas... o por lo menos creo que investigarla a ella y sus posesiones podrían ayudar en algo. Si ustedes quieren, les acompaño.

Aunque solo fuera hacer algo que no fuera permanecer sentada. Una parte de ella quería tumbarse en la cama hasta que todo pasara... pero visto lo visto, era poco probable que la situación se arreglara sola.

Edaward miró al periodista. Después de lo que acababan de presenciar y el tipo todavía hacía preguntas en vez de preocuparse por su vida.

Evidentemente Señor Richards, cualquiero cosa que hagamos o digamos en esta situación nos pone en serio riesgo. Y más si predicamos a los cuatro vientos que por la noche estaremos solos. Creo que los "sin rostro" no van a detenerse hasta que todos y cada uno de nosotros estemos muertos. Así de simple.

Ahora, si me disculpa, un Señorita ha solicitado que las pertenencias de Antonella sean registradas.

Se retiro de la barra y se dirigió hacia el señor Cox.

Colette se encontraba ligeramente mejor. No lo suficiente para agarrar el vaso - o mejor aún, una botella o un taburete - y estampárselo en la cabeza de Nicholas Reynolds, pero un poco mejor. Después de acusar a su mejor amiga por simplemente haberla visto despierta de noche, había dicho que iba a hacer exactamente lo mismo. Porque según él, iba a morir. No iba a derramar lágrima alguna - si aún le quedaban - ni sentir pena cuanto tales vaticinios se cumplieran.

Colette siguió tomando sorbos de su vaso, intentando aclarar su mente. No tenía intención de hacer nada más hasta que se fuera a dormir, pero entonces algo le atrajo toda su atención. No sólo la habían acusado, no sólo la habían asesinado a sangre fría, ahora además querían registrarla a ella y sus cosas. Todo tenía un límite, incluso en su estado, e hizo notar su enojo golpeando el vaso contra la barra del bar.

No vais a hacerle nada más a Antonella sin mi presencia y permiso - soltó con un rictus de odio, desprecio y asco, mientras se acercaba al detective, ministro y cualquier otro que se acercase a la última atrocidad de quien lo había sido todo para ella.

Se mantuvo ajena. Realmente no quería a Nathan ahí, pero le parecía demasiado maleducado ser brusca cuando intentaba ser amable, así que simplemente se mantuvo en silencio tomando la copa. Se fijó en el hielo, viendo cómo a cada pequeña gota que se descongelaba, ésta hacía unos curiosos efectos ópticos al disolverse en el whisky. Prefería el ron, como habían bebido su abuela y su madre, pero el mero hecho de conseguir alcohol en plena Prohibición era un lujo. Y en ese momento, solo quería evadirse del lugar. Había bebido mucho en las últimas horas, y a pesar de que su cuerpo solía aguantarlo bien —quizás había bebido más de lo acostumbrado, o quizás era por la tristeza—, empezaba a notarse mareada.

Ese mareo aumentó al oír las palabras de Nicholas.

- No... No... - Dijo, pero con poca voz, porque sabía que probablemente tenía razón. Si Antonella había sido una asesina de los Sin Rostro y sus compañeros confirmaban las sospechas de que Nick verdaderamente había podido descubrirla, probablemente irían a por él. Las lágrimas volvieron a su rostro, aunque llevó una mano a su corazón, intentando tranquilizarse, cogió aire y se acercó a él, abrazándolo desde atrás. - Nick, no digas esas cosas, por favor. No ahora. El cuerpo de Dean aún ha de estar caliente... Abrázame, por favor.

Edward trató de tranquilizar a Colette.

Señorita, no es plato de buen gusto para mí ni para nadie de los presentes registrar las pertenencias de un difunto y menos en la situación en la que nos encontramos.

Sin embargo a sido solicitada dicha acción por gran parte de los presentes y, tal y como ya dije anteriormente, para evitar suspicacias de ningún tipo, cualquiera de los aquí presentes puede estar presente en el registro.

Me mantuve con la mirada perdida, fumando en la barra sujetando el vaso en la mano con aire ausente mientras una joven se desmayaba, la socorrían y discutían sobre si registrar a la otra mujer o no. Lo cierto es que ninguna de esas cosas me importaba demasiado. Me costaba dejar de pensar en las últimas palabras que me había dedicado mi hermano.

Pero fueron las palabras de Nicholas las que me hicieron reaccionar, mirándolo con incredulidad y negando con la cabeza, con los ojos entrecerrados por el humo. - No. No puedes dejarnos tú también. No quiero creer eso, Nick. Seguro que podemos hacer algo, cerraremos la puerta por dentro y la sujetaremos con los muebles, haremos guardias o lo que sea... Tiene que haber algo que podamos hacer.

Recibió la respuesta del detective y muchos a su alrededor empezaban a acercarse para hablar con Nathan, pero el seguía callado como ausente y el periodista no estaba muy seguro si era por la incomodidad de responder a sus preguntas o por el ambiente en si, que ya estaba bastante enrarecido. Donde en esta noche apenas si oían las voces de los presentes.

-Joder que hago...-Por primera vez en mucho tiempo no estaba seguro si debía seguir insistiendo en dar una respuesta o alejarse en busca de algo que pudiera ayudar de otra forma al grueso de los presentes.

El detective Edward inspecciona profundamente las pertenencias de Antonella, con la supervisión de su amiga Colette, pero no encuentra más que una hoja con un dibujo adentro. Es un vestido muy parecido al que le regalaron a Cassandra por su cumpleaños.

Aunque Edward busca con detalle, no logra encontrar nada más de allí.

Edward miró las pertenencias de Antonella y luego miró al Señor Cox negando con la cabeza. Acto seguido se irguió y sostuvo en alto el pequeño trozo de papel encontrado en las pertenencias de Antonella.

Bueno Señoras y Señores, no existen, en las pertenencias de la Señorita Antonella ningún objeto o pista que nos lleve a dictaminar que ella fuese una de "los sin rostro" pero esto era algo  obvio. Desde que se produjo el primer asesinato he pensado que esta banda puede tener, en el local, pequeños zulos o escondrijos donde ocultar su material.

Deben recordar que estos asesinatos no son pasionales sino que han sido pulcramente planificados...

-Señorita Colette, siento haber sugerido que se registraran sus pertenencias, no era mi intención molestarle a usted, ni mancillar a su amiga... solo creía que era importante saber si había algún indicio que ayude a encontrar a los asesinos.

Pero ella no parecía portar nada incriminatorio ni ninguna pista, excepto un dibujo que poco podía aclarar al asunto.

-Creo que es hora de retirarse a dormir- aunque con aquellos acontecimientos tendría suerte si podía pegar ojo más de dos horas seguidas.

A pesar de ver que mi hermana se encuentra mejor no me separo de ella. Y cuando dice que irá a dormir hago un gesto de asentimiento. - Si me das unos minutos, te acompaño. - le pido. En otras circunstancias bromearía con ella sobre la causa, diciendo que seguro que se encuentra en estado, o cosas así, pero ahora no es situación, ni tengo humor para ello. Mi preocupación es enorme no sólo por ella, que al fin y al cabo un vahído lo puede tener cualquiera, sino por todo lo que nos rodea.

Cuando el detective habla pongo atención. La noticia de los escondites me preocupa, pero prefiero no entrar en ese tema. Si la cosa sigue apuntando hacia ahí ya buscaré por mi cuenta más adelante. De modo que antes de abandonar la estancia con mi hermana sólo tengo una pregunta.

- ¿Alguna recomendación para esta noche, detective? - le pregunto. Está claro que sabe más de los Sin Rostro que todos nosotros juntos.

Luego, una vez más, me dirijo a Chloe y a Dylan. - ¿Vosotros estáis bien?

Edward miró a Nathan. Aquella noche, sin duda alguna, los "sin rostro" volverían a actuar y como era previsible la gente ya estaba temerosa y atemorizada...

Señor Monroe lo más práctico que podemos hacer todos y cada uno de nosotros es encerrarnos en los cubículos y siempre en un número mínimo de dos personas. No salir de dicho cubículo por nada del mundo y, a ser posible, mantener los ojos bien abiertos a lo largo de la noche. De momento es el único consejo coherente que me atrevo a dar.

Miro, con rostro cansado, a mi hermano, pero sonriéndole. - Yo me encuentro bien, sólo agotada. Creo que Dylan y yo vamos a pasar la noche con Cassandra y con Sharon. ¿Tú vienes con nosotros, Nathy?

Se quedó algo atontada. La conversación sobre cómo detener a los Sin Rostro era importante, pero ella no paraba de ver en su cabeza la cara despellejada de Dean y algo le retorcía el estómago. Luego pensaba en que Nicholas pudiera morir esa misma noche. Pensaba en todo lo que podía pasar y el terror que eso le causaba, y en su cara se veía la mueca de dolor casi permanente. Sin embargo, cuando el detective habló de una medida que haría las noches más seguras, casi saltó en el sitio.

- Estoy de acuerdo con el señor Olson. Que nadie salga... es muy peligroso. - Dijo.