Partida Rol por web

El estrecho pasillo da paso a una enorme Hall. En el centro del mismo se encuentra la enorme columna circular por la que se desplazaría el ascensor de existir este y, enroscándose sobre la caja circular del ascensor, se encuentran las escaleras tanto que suben y bajan. Frente a las puertas de las escaleras se encunetra el reloj de la hora y el telefonillo.
A ambos lados de la enorme estáncia se encuentran ocho puertas, repartidas cuatro a cada lado... Más allá de la columna y como tallado en la pared nace el pasillo que comunica con el resto de la planta.

La noticia de la muerte del padre Alan y el macabro hallazgo de su brazo metido en un tiesto había caído como una bomba sobre vosotros. A cada acontecimiento os estabais dando cuenta de cuán diferentes eráis unos de otros...
Tras lo sucedido solo unos pocos habían decidido quedarse en los dormitorios. Un segundo grupo había decidido investigar la cocina de la misma manera que alguien le da un vistazo a su apartamiento nuevo. El tercer y último grupo –vosotros- habéis optado por intentar verter un poco de luz sobre los macabros hechos...

Salís de los dormitorios junto con el grupo dos, ellos entran con vosotros a la cocina y se quedan allí investigando la estancia. Vosotros seguís adelante y cruzáis la puerta que separa la cocina de la habitación del equipaje.
Efectivamente allí se encuentra el Padre Alan, tumbado boca arriba ante una montaña de equipajes, sus ojos desorbitados, un pequeño hilo de sangre goteándole por la comisura de los labios y con un brazo cortado.
Los que tienen más estómago revisan el cadáver, no tiene encima absolutamente nada de nada.
Cuando vais a marchar es cuando algunos de vosotros caéis en la cuenta de que casi todos tenéis el equipaje, así que es ilógico que haya tantas maletas aún en esa habitación.
Cuando salís de la habitación y entráis en la cocina el otro grupo está mirando las neveras y no os oyen salir.
Pensando aún en la montaña de maletas cruzáis el horrible pasillo, la oscuridad lo hace mucho más siniestro e interminable. Cuando de repente salís a un espacio mucho mayor que, como si tuviera vida y quisiera quejarse, repite vuestras palabras con un extraño y distorsionado eco.
En el centro del enorme Hall se encuentra la enorme columna circular por la que se desplazaría el ascensor de existir este y, enroscándose sobre la caja circular del ascensor, se encuentran las escaleras tanto que suben y bajan. Frente a las puertas de las escaleras se encuentra el reloj de la hora y el telefonillo.
A ambos lados de la enorme estancia se encuentran ocho puertas, repartidas cuatro a cada lado... Más allá de la columna y como tallado en la pared nace el pasillo que comunica con el resto de la planta.
Cada vez más juntos y moviéndoos con la compenetración de una unidad militar, os detenéis delante del telefonillo, encima del mismo está el reloj. Veis claramente que el trozo de pared sobre el que están el telefonillo y el reloj son de un color diferente al reto de la enorme columna circular. Se nota claramente que ese trozo de pared iba a ser un hueco para una puerta que jamás llegó a existir y que tuvieron que tapiarla. A vuestra derecha se encuentra la puerta de la escalera por la que hace apenas tres horas habíais bajado con el Padre Alan –que ahora yacía muerto junto a un montón de maletas- a vuestra izquierda la puerta que daría a la planta inferior.

El tercer grupo lo componeis:
Vlad
Isabella
Miguel
Santiago
Abigail

Llama insistentemente al telefonillo, aunque sin perder la calma militar que le acompañaba a todos sitios dice:

-Alan, ¡ALAN! Cerdo capitalista, ¿está ahí arriba? ¿o es cierto que te has quedado aquí abajo fiambre?

Queda esperando respuesta, aunque dudando de su cordura por ello.

Oís una voz en el telefonillo, similar a la del Padre Alan, pero está envuelta en una estática espantosa que os hace rechinar los dientes. Ninguno de vosotros pondría la mano en el fuego para decir que es el... pero tampoco para negarlo.

...an pronto... sado algo ahi ab... solo teneis una llama... or día no l... algastéis.. e os pasa?

Vuestras linternas iluminan el telefonillo y los alrededores del Hall, apenas llega luz a las paredes, como si la oscuridad se la tragara.

Si no fuera porque tenía puesta la tira de seguridad, la cámara se le hubiera caido al suelo cuando una voz con la tonalidad del padre Alan y que parecía venir desde el más allá irrumpió en el lugar.
Se le rebaló la cámara y esta le golpeó el pecho, al momento ya volvía a grabar con la cámara el telefonillo y las reacciones de los demás.
Solo su total concentración la hacía seguir grabando, pero ya no hablaba a la cámara, nisiquiera a los demás... estaba al borde de un ataque de nervios.

Joder, prefiero mil veces estar rodeada de tanques, bombas y balas.

Isabella cree que no debería estar en este puto pasillo, no debería acercarse a un cadáver, ni tener este miedo, demasiadas cosas para asimilar. Por una vez en su vida, su madre va a tener razón cuando dice que se mete en problemas. La primera vez, ojalá que no la última.

Los sigue, no le queda más remedio, nadie le va a sacar las castañas del fuego, son uno desconocidos, con sus propios intereses, ella intentará cooperar, pero no espera que le regalen nada. Tendrá que averiguárselas.

Toda su autodeterminación se desvanece cuando ve el cuerpo del padre Alan, apenas había cruzado el umbral, el olor y la imagen no admite dudas, se da la vuelta, tapándose la boca con la mano fuertemente y espera fuera a que terminen de cerciorarse, apoyada en la pared. Respira despacio, profundamente, no se puede marear, no se puede desmayar, la única debilidad que demuestra son unas lágrimas, de puro pánico que deslizan silenciosas por su rostro. Nunca había visto a un muerto. Y hoy, ya van dos.

Los sigue apesadumbrada, mirando de reojo a Miguel y Abigail, y por qué negarlo, agradecida de que vengan dos más, los únicos cinco que parecen querer saber que pasa aquí. Les lanza una mirada furiosa a los otros cuando pasan por su lado al volver, apretando los puños, debería enfadarse, debería demostrar lo estúpido que le parece que estén mirando la vitrocerámica de una cocina, gritarles con todas sus fuerzas... pero sigue luchando por mantener el control de su mente.

El resto del camino va lo más cerca posible de sus compañeros, mirando a todos lados, asustada, con el pelo pegado a su cara por el sudor perlado que le provoca el miedo que lleva en lo alto, agobiada por el contacto y la perdida de visión va apartándolo, llevándolo hacia atrás compulsivamente…

La contestación a traves del telefonillo le parece el colmo, niega con la cabeza, esto no es normal, Esto no es racional. Un asesino, vale, es una putada pero entra dentro de lo posible, pero … ¿nos ha contestado él? ¡¡ESO NO PUEDE SER!! Los nervios en tensión y la cara algo desencajada. No puede más.

-¿Qué? – mirando a todos, con un tinte de estar al borde de la histería inconfundible en su voz- ¿Él? ¿Eraz él?- niega con la cabeza, hablando más para ella que para los demás-No, eso no puede ser.- Se coloca al lado de Vladimir y aprieta con furia para hablar por el maldito telefonillo.-¡Ehhh!, ¡¡usted!!... ¿Quién es?... ¿Quién hay ahí?- con el bello de punta por culpa del ambiente claustrofóbico de la sala. Maldito día.

La voz desde el otro lado, sigue teniendo un timbre demasiado similar al del padre Alan como para que no os produzca un extraña acidez en el estómago...

Esta vez la voz suena enfadada...

¿Como que... ién hay ...quí? Soy yo A..., est...olo aquí ..rriba...No puedo creer que...teis malg...ando vuestra llamad...l primer día par...guntar eso. So..teneis ... minutos por llama... Habl...ápido: ...e ha pasado?

-¡Cerdo! ¿Dónde nos has metido? Tu brazo esta todavía sangrando plantado en la maceta de la habitación. Tu cuerpo desnudo, permiteme decir que en mi país estamos mejor dotados, está en la cocina y le falta el brazo. No me jodas. ¿Qué ha pasado aquí? ¿Qué coño es esto? ¡CUANDO SALGA DE AQUÍ LE VOY A REVENTAR TODOS LOS ORGANOS DE SU CUERPO UNO A UNO! ¡¿ME HA OÍDO?! ¡UNO A UNO!

Después de toda la retaíla de insultos incoherentes suelta un grito furibundo al tiempo que pega una patada a la tapia del infructuoso proyecto del ascensor. Golpe y grito resuenan en la estancia de ultratumba como los gritos de los condenados en el séptimo infierno. Intenta calmarse, cierra los puños mira con impotencia los nudillos llenos de cicatrizes... que revientan al golpear este la pared con un puñetazo que parecía iba a derribar el edificio. Tras esto, y dejando la sangre chorrear de sus nudillos, se calma. Entonces habla nuevamente:

-Me parece que empiezo a entender esto, pero me gustaría saber cuál es la descripciones yanki de "seguro", ¿han oído hablar en su país de la salud mental, o ya la han perdido completamente por su obsesión con el dinero?

- Bien, pensemos con la cabeza. Podemos creer en fantasmas y demás chorradas aparentes, aunque para mi no sea ninguna chorrada, pero hasta que no se demuestre lo contrario debemos fiarnos de nuestros sentidos.
Tenemos un cuerpo, y eso es innegable. Lo hemos revisado, y sí, es el padre Alan, o eso, o las drogas que nos dieron no se esfumaron hasta que el mismo Alan se pirara del campamento base... Lo que quiero decir que puede que todos estuvieramos drogados todavia cuando nos metimos en esta mierda.... Supongamos que es el padre Alan, pues todos tenemos la misma imagen de este tio. El otro sentido que estamos usando es el oido... pero quien nos dice que esto no es una mierda de grabación... y de muy mala calidad por cierto...
Miguel siempre ha sido un hombre de pocas palabras... sin embargo su caracter y actitud era extrañamente cambiante desde aquel odioso dia...
- Y aunque estamos acojonados, y me incluyo, creo que como aqui no vamos a sacar nada en claro, deberiamos revisar los equipajes que parecen no pertenecer a nadie...

Se detiene un momento y comprueba una cosa.... empuja la puerta de acceso a las escaleras por las que no hace mucho bajaron...

Intento asimilar la información. Si el padre Alan está aqui, ¿quien es el que habla allí arriba? Me parece que eso es algo que hay que explicar. Busquemos pistas. ¿Quien se viene a ver que hay dentro de las maletas? Lo digo porque lo peor será separarnos. Ya veis lo que es Alan ahora...

Espero que alguien saque su valentía y me acompañe.

-¡Cerdo! ¿Dónde nos has metido? Tu brazo esta todavía sangrando plantado en la maceta de la habitación. Tu cuerpo desnudo, permiteme decir que en mi país estamos mejor dotados, está en la cocina y le falta el brazo. No me jodas. ¿Qué ha pasado aquí? ¿Qué coño es esto? ¡CUANDO SALGA DE AQUÍ LE VOY A REVENTAR TODOS LOS ORGANOS DE SU CUER... en ese momento el telefonillo se corta y en la pantalla del mismo pone una cuenta atrás 23:59:59...23:59:58...23:59:58 que acabará mañana a las 03:30

-Bien, yo ya no puedo más, me voy a dormir. Miguel, ¿vienes?

Abigail apaga momentáneamente la cámara...

Yo también estoy muy cansada... aún así antes de ir a dormir debería acompañar a Santiago a ver las maletas.

Tras guardarse la cámara en su bolso se huele la ropa.

Creo que eso que nos han soltado en el telefonillo era una grabación, o alguien con un filtro de voz. Al igual que Vlad creo más en lo que veo que en lo que escucho.

Tras eso se gira hacia Isabella y le dice con voz suave pero cansada.
¿Cariño antes de acostarte vas a ducharte? Es que gracias al viaje de 24 horas la ropa -y yo- olemos ya que hechamos para atrás...vamos que necesito una ducha, aunque me da miedo ir sola...

Sin tener demasiado claro que hacer a continuación -cosa que se refleja en sus ojos que se van posando en cada uno de sus compañeros como una ruleta- Abigail se abraza a si misma por el frío.

Se gira a los demás, levantando las palmas cercanas al cuerpo, en claro signo de interrogación, encogida de hombros, incrédula, sin saber que pensar mientras el puto telefonillo contesta con la voz del condenado padre Alan.

Joder, que es que si parece él….

La explosión de Vladimir hace que se eche hacia atrás, apretándose contra la pared, no por miedo de él, si no como precaución. Lo mira, agobiada, y baja la vista al suelo.No debí venir.

Respira profundamente, aun con la mirada perdida, mientras escucha a Miguel, drogas, sí, es la única explicación lógica, porque la voz del telefonillo ha contestado a las cosas especificas que hemos dicho, y casi al instante, tiene que ser él, todo esto se debe a esas drogas unidas al cansancio del viaje. PERO ES QUE HAY UN MUERTO..

Resopla, darle mas vueltas no va a servir de nada, habrá que esperar a que descansemos y veamos todo con mayor claridad. Levanta la vista por fin, decidida.

-Dijimos que no íbamos a separarnos, así que vayamos todos a lo de las maletas, ¿no?... aunque yo no creo que sea capaz de tocar nada…- Bajo la vista, tiene la sensación de que va a tener que dejarse de delicadezas y apechugar, aprieto un puño contra mi mano, sacando fuerzas de no se donde-- Maldita sea, lo intentaré.- Y vuelve la vista despacio a Abigail, intentando sonreírle tranquilizadora, siempre es mas fácil consolar a los demás que a uno mismo..- Sí, claro que te acompañaré después de eso a las duchas, a mí también me hace falta una. - Y se dispone a seguirles, cayendo en la cuenta de que no ha pensado en la cámara ni una vez. Cuestión de prioridades.

Vale, vamos entonces a el cuarto de los equipajes y luego, tras una ducha a descansar.

Abigail enciende otra vez la cámara mientras enfoca al pasillo por que el habían venido y hacia el que iban a volver a ir.

Este lugar esta hecho por y para dementes.

Sin una palabra sigue a Abigail al cuarto de equipajes, con no ir solo, tiene suficiente, no mira a nadie más.

- Vlad... gracias por la invitación de ir a dormir.... juntos? pero te equivocas conmigo...
- No, ahora hablando en serio... No debemos separanos, vamos a revisar esos equipajes...
El cansancio me puede, pero me temo que no voy a poder pegar ojo... Maldita sea! porque eligiria la cama solitaria!!!!
El resto de la gente no sabe el esfuerzo de Miguel por relacionarse con los demás....
Que coño significará la cuenta atras!!!
- Me parece que le has cabreado, Vlad... esa cuenta atrás no presagia nada bueno...
Investigo el reloj, intento escuchar algo...
De nuevo intento abrir la puerta de acceso a las escaleras de subida....

Antes de irnos me saco la camiseta y se la entrega a Abigail. - Toma, solo falta que te resfries ahora, después de un quemazón. no te preocupes por mi.

Al quitarme la camiseta se puede apreciar a la tenue luz de las linternas un cuerpo atlético y fuerte, causa del entrenamiento policial.

Vamos. - Salgo de allí.

Miguel no consigues abrir la puerta, ni la que va hacia arrriba ni la que va hacia abajo...

La cuenta atrás es imposible saber que es, al menos por ahora.