Partida Rol por web

El Bosque de los Elfos

ACTO I - Hargendorf

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24/09/2020, 01:40
DIRECTOR

Día 15 del mes de Nachexgen.
Año 2504 del Cómputo Imperial. Hargendorf.

Las calles de la helada ciudad, desoladas cual campo de batalla, se prestaban silenciosas y taciturnas como el humor general de las gentes del lugar. Hace dos meses que el asedio de Hargendorf terminó, que el Conde Elector en persona dispuso a un noble pomposo y estirado para dirigir la reconstrucción de la ciudad y el mismo tiempo que los norses supervivientes se dirigieron al sur, huyendo de las tropas imperiales.
La nieve cubre buena parte de las calles, ahora desoladas, acumulándose sobre los fríos restos calcinados y derruidos de lo que antes eran humildes casas, gloriosos templos y magníficas estatuas.

Pero hoy relucía el sol por primera vez desde hace meses. La ciudad bullía de vida en una frenética actividad de reconstrucción. Los carpinteros serraban y clavaban, los picapedreros tallaban la piedra y las fraguas de los herreros ardían como el mismo sol, calentando el metal para su rítmico cantar de martillos, mientras los carros de leñadores traían madera nueva y el horno del castillo, el único en pie, cocía pan reciente para las escasas tropas que habían quedado a guardarlo.
Solo faltaba un día para el aniversario de la fundación del imperio del hombre, cuando Sigmar Heldenhammer juntó a todas las tribus de hombres bajo una unidad contra las fuerzas que acosaban a la humanidad. Mañana el horno del castillo repartiría pan caliente reciente entre la gente para celebrar el día de la fundación. Y el taciturno humor se había relajado un poco.
Los banderines de colores, cosidos por las mujeres, lucían en las calles de balcón en balcón sobre estructuras de reciente construcción o esqueléticas moradas carbonizadas. Un único banderín negro recordaba a las víctimas y desaparecidos en la batalla. La gente quería olvidar y vivir, demostrando de ese modo el espíritu de superación del hombre. Pero no todo caía en el olvido.

Cerca de allí, en una plaza medio derruida y tapada por la nieve acumulada, un juglar narraba una trova a una escasa congregación de niños, mujeres y hombres lisiados en la batalla, la hazaña de aquellos que meses atrás, dieron su vida por salvar la ciudad. 

Juglar
-Las tinieblas, que serían testigos de los últimos actos de aquellos héroes que dieron su vida por intentar lo imposible, dejaban atrás los lamentos, los gritos de agonía y dolor que habían recorrido la ciudad por cada callejón, cada casa, cada bodega, hasta la mas alta torre fortificada donde residía la última esperanza de Hargendorf. Aquellos que por deseo propio decidieron combatir contra el Caos antes que dar la vuelta y alejarse de una horrible muerte.
Mas un último grito de desafío resonó en la garganta de los hombres, que blandiendo sus armas con ambas manos, golpearon el centro del Caos hundiendo su luz en el oscuro corazón de los seres. Los demonios chillaron en contrapartida y sus sacrílegas garras atravesaron armadura, piel y hueso, hundiéndose en el corazón de los hombres, arrebatándoles su vida, donde las llamas de la guerra les envolvieron para siempre.
Poco más puede decirse de aquellos hombres valerosos, que, con obstinada abnegación debatían su vida contra las hordas del Caos que asolaron Hargendorf.
Cuando llegando el amanecer, un sonido distinto cambió el curso de la batalla. Las velas se divisaban en el horizonte tornando el rojo amanecer en blanco celestial. Los cañones imperiales comenzaron a sonar, la madera se astillaba y volaba, el agua emergía en geiseres gigantes que hacían volcar los barcos enemigos. La armada imperial llegó, y con ella el joven y recién nombrado Emperador Karl Franz, aquél cuya montura es un ser diabólico y bello. Solo él podía hacer retroceder el mal y liberar Hargendorf.-

Después de la narración, el juglar se incorporó subiéndose a una roca de un solo salto, resto de la antigua estatua que allí se alojaba, ganándose la admiración de los congregados allí.

(Música de laúd)

-El Emperador giró su martillo,
y con él se oyeron aullidos.

Todos los demonios que lo vieron,
al suelo cayeron.

Ahora guerra y luego paz,
la máxima de su reinado,
Franz es astuto y sagaz,
no quiere ser ordinario.

Pero en Hargendorf cayó,
como un rayo enloquecido,
que gracias a su martillo,
aplastó al diablillo.

Hargendorf se liberó,
y la paz a sus gentes regresó.-

Los aplausos resonaban entre las ventanas huecas, los postes quemados y las piedras manchadas del óxido de la sangre de los hombres que allí la dejaron.
El juglar pasó la mano después.

                                                                                   ****

El Enano de Roble, la única posada abierta de la ciudad, es el punto de congregación de foráneos y extranjeros. Los bienes y servicios son escasos, no hay vino y la cerveza escasea. La comida se limita a sopa de pescado y el alojamiento consiste en el frío suelo de madera del mismo comedor, pues solo se puede usar madera para cocinar debido a las restricciones por la reconstrucción de la ciudad. Pero es en ese lugar donde se congrega la mayoría de la gente para cotillear o intercambiar servicios comentándose los trabajos de reconstrucción, la restauración de barcos para el comercio de bienes básicos y los rumores locales que te mantienen ocupado en una ciudad que agoniza.   

Notas de juego

Podéis comenzar.

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26/09/2020, 09:24
Trespatas

Me acurrucaba junto al fuego de la forja mientras escuchaba. Yo no era el único. Otros también escuchaban al juglar, y otros habían tenido la misma idea de colocarse junto al fuego. Nada que el herrero, agradecido por el descanso momentáneo, no permitiera mientras se sentaba, teniendo la cortesía de no arruinar al juglar con sus golpes de martillo.

El cantar estaba muy bien, pero no hablaba de la otra batalla, la de rebuscar entre los restos algo que cambiar por comida a precio desorbitado. Aunque no le iba a negar al artista que había puesto empeño en animar a la gente. ¡Por Ranald! ¡Si incluso me había planteado arrojarle un cobre al sombrero! Por suerte mi sentido común se impuso y no lo hice; y cuando el juglar me pasó el sombrero, lo hizo mi dignidad. No iba a robarle a ese hombre los cuatro cuartos que se había ganado.

Tal vez en otra ocasión.

Finalmente el herrero se cansó de su caridad y nos echó cuando regresaba al trabajo. De modo que me dirigí al Enano de Roble, con la esperanza de que alguien se fuera de la lengua y me dijera dónde era posible robar algo de valor.

Quizá mañana... durante el reparto de pan. No voy a robar el pan, claro, pero con tanta gente arremolinada para recibir su ración es posible que haya oportunidad de mangonear algo en el interior del castillo.

Con aquel germen de plan en mi cabeza, me senté a una mesa en busca de información.

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26/09/2020, 10:34
Director

Notas de juego

Trespatas; Hazme una tirada de cotillear

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26/09/2020, 11:05
Trespatas
- Tiradas (1)

Motivo: Cotilleo

Tirada: 1d100

Dificultad: 39-

Resultado: 93 (Fracaso) [93]

Notas de juego

Cotilleo: Cinco grados de fracaso.

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26/09/2020, 13:32
Valentina D’Hondt

Pocas veces me alejaba de la provincia de Reikland, y mas concretamente de sus caminos, pero había oido lo del asedio a la ciudad, y sabía que tras un ataque, el caos reinaba en cualquier lugar, y aunque teoricamente estaba fuera de mi jurisdición, pero podría aplicar la ley a las afuera de la ciudad, por lo que no me iba a preocupar por eso, aparte de que intentaría entregar a las autoridades locales, no me gustaba cooperar con ellos, pero esta vez iba a hacer un cambio en mi plan.

No me esperaba la escena que estaba sucediendo, pero habían pasado un par de meses del asedio y la ciudad se estaba reponiendo de las heridas sufridas, por lo que el sitio estaba lleno de vida, y también puede que tuviera algo que ver el hecho de que pronto era el aniversario de la fundación del imperio y eso siempre levantaba el animo, pero de momento me iba a dedicar a buscar un sitio donde descansar del viaje y poder hacer planes de futuro, y aunque había encontrado un sitio que no estaba mal, con las restrinciones que había en la ciudad, no iba a encontrar nada mejor.

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26/09/2020, 13:55
Franciscus Volger

Franciscus había llegado a aquella ciudad solo. Si es que aquel lugar medio en ruinas y medio chamuscado, podía llamarse ciudad. Erik y Vorn se separaron de él hacía cosa de una semana. Sus dos últimos hermanos flagelantes decidieron regresar a Altdorf para seguir predicando allí la palabra de Sigmar y junto al justo castigo y el dolor de sus cuerpos, hallar el perdón de sus pecados.

Franciscus sabía que podía hacer un poco más. Sabía que sólo rezando, predicanto y autoinflingiéndose dolor y castigo, no iba a ser absuelto de sus pecados, que era muchos y terribles. Algo más tenía que hacer y trató en vano de convencer a Erik y Vorn de viajar a Hargendorf. Allí había sucedido una cruenta batalla. El caos estuvo presente en la ciudad hacía menos de un mes y los habitantes de la destruida ciudad fueron víctimas del horror. Él podía ayudar. Podía tratar de ser perdonado mediante la caridad y la ayuda al prójimo.

No podía dar nada a esas gentes. Nada material, pues él mismo precisaba de que alguien se apiadara de él para llevarse algo a la boca. No tenía bienes propios salvo una hediondas y raídas vestimentas, su mangual mediante el cual hallaba el perdón de sus pecados, su libro de rezos y la reliquia. Pero si podía ayudar en la reconstrucción. No sabía mucho de carpintería o albañilería, pero algo podría hacer. O eso esperaba al menos.

Llevaba allí tres días y a penas había abierto boca. Tampoco había tenido la oportunidad de ayudar a mucha gente. Había estaod limpiando de escombros la zona del puerto, la cual fue muy golpeada durante la invasión del caos y estuvo repartiendo alimentos a la población de forma voluntartia cuando un clérigo sigmarita le pidió su colaboración. Sin embargo, estaba más que seguro que aquellas acciones no servirían para redimir su alma. Necesitaba algo más...

Por suerte ese día iba a comer. Y es que Rudd Van Haffen, el sigmarita con el que había hecho cierta amistad, le iba a invitar a almozar en la única posada que quedaba en pie en todo Hargendorf. Franciscus, que se llamaba así por su padre de origen tilieano, había aceptado a regañadientes la oferta. Eso no le iba a ayudar a redimir su alma, sino todo lo contrario. Se trataba de una comodidad innecesaria para él y sin embargo, la carne era debíl y tuvo que decir que si.

- Ésto no me ayuda. - Le dijo a Van Haffen. - Puede que ayude a mi cuerpo, eso sí, pero no a mi alma... - Y sin embargo, estaba ansioso por probar el estofado de la taberna.

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26/09/2020, 16:46
Kruger "El Cuervo Burlón"

Día 15 del mes de Nachexgen.
Año 2504 del Cómputo Imperial. Hargendorf.

Las heridas causadas por las tropas del Caos todavía eran múltiples y numerosas, ahora mismo Hargendorf solo contaba con tres tipos de ciudadanos: los que tenían, los que trabajaban y los que lo habían perdido todo. Kruger, bajo el pseudónimo de Guillem el Carbonero, era uno de los que trabaja; pero no en lo que todo el mundo creía. Una ciudad devastada podía ser una tierra de oportunidades para quien sabía cogerlas al vuelo, y si alguien era capaz de sacar tajada de dicha situación ese era el pícaro iniciado de Ranald.

El bardo en la plaza entonando su tonadilla era algo de agradecer, al fin y al cabo lo que Hargendorf necesitaba ahora mismo era fe, esperanza, que la gente viera un posible futuro. Había muchas maneras de alimentar esa fe, no todo eran rezos, salmos y sayos Sigmaritas en honor al hombre que se convirtió en Dios, pues de hombres convertidos en Dios mucho sabía Ranald y los suyos. A veces una palabra amable, un lugar donde dormir, una comida frugal o un oficio al que dedicarse era lo que podía salvar un alma descarriada, marcando la diferencia para reconducirla por el buen camino. Un estomago lleno era mucho más efectivo que las monsergas de los domingos de una panda de tonsurados con falda a los cuales no les falta de nada, escupía la pensarlo, esos cínicos hipócritas le ponían enfermo. Kruger no iba a permitir que aquello le estropease el primer día soleado de todo el invierno, se dejó llevar por la música recordando como había llegado el hasta aquí:

Cuando el asedio terminó Guillem recuperó su viejo almacén, un lugar en desuso al cual la guardia prestó poca atención a cambio de unas monedas, al fin y al cabo Guillem ya llevaba medio año viviendo allí o sencillamente no quedaba nadie que pudiera llevarle la contraria. Allí Guillem el Bretón empezó su negocio como carbonero, Carbón Negro, se hacia llamar el local. Una excelente coartada para pasearse por los restos de la ciudad hurgando en las entrañas de las casas derruidas en busca de un jugoso botín que no siempre aparecía, sin embargo la tapadera demostró ser un negocio relativamente rentable, capaz de dar de comer a un par de bocas y varios pilluelos. Los restos se llevaban al almacén donde se cortaban y ensacaban, lo que no se podía vender se quemaba para hacer más carbón y las pocas piezas de madera que se podía recuperar se almacenaban a parte como oro en paño. Antes del alba Guillem, sucio y zarapastroso abría el almacén para aquellos que vinieran a comprar, con una vieja balanza les vendía el carbón al peso dejando que los lugareños se lo llevasen como buenamente pudieran, sin saco alguno, pues era un bien preciado. Por otro lado los nobles que no iban a ensuciarse las manos recogiendo carbón y aquí era donde Guillem había sido muy acertado aceptando las comandas de los más acomodados, cobrandoles un mayor precio e incentivo por trasportar a sus fincas el combustible necesario para calentar sus suntuosos hogares. Este servicio tenía un añadido coste, uno el cual no pagaban los propios nobles sino la buena gente del oficio como era el caso de Trespatas. ¿Querías dar un golpe en una de las acaudaladas mansiones? Ningún problema, solo tenías que hablar con Kruger, acordar un precio y el te metía en la mansión para llevar el pedido de carbón, pudiera ser que no pasases más allá de cocinas y establos, pero eso ya era problema de cada uno. Ranald provee, pero cada uno debe labrarse su propio milagro, solía decir el Cuervo Burlón, pues así se hacía llamar el iniciado entre las gentes del oficio. A ellos les ofrecía otros tipos de servicios, coartadas y testigos de que habían estado en otro sitio, herramientas que conseguía con discreción de los herreros que le debían favores, hacer desaparecer mercancías peligrosas, curación y el apoyo que pudiera facilitar a cambio de una pequeña parte del botín final. Le Cuervo Burlón les daba los medios para robar, ellos ponían el valor y la destreza si todo salía bien poco más pedía el iniciado para si.

Con estas lecciones y otras muy distintas Kruger siempre intentaba dar una oportunidad a aquellos que de verdad la necesitaban. A los múltiples huérfanos que vagaban por la ciudad les ofrecía una carreta y algo de carbón para que fueran gritando por calles en busca de clientes gritando un escueto sonetillo "¡Carbón, carbón del negro! Del de Guillem el Bretón, sin duda el mejor...". A la mañana siguiente les ofrecía más carbón si tenían con que pagarlo, no solo servía el dinero, algún rumor interesante, algún soplo o restos de chatarra jugosos o tan grandes que no los hubieran podido traer le daba a los mocosos la oportunidad de seguir con su pequeño negocio. Obviamente a esos mocosos se lo vendía a un precio más bajo para que pudieran ganar algunos peniques o para que lo cobrasen a cambio de algo que llevarse a la boca. Como el almacén siempre tenía el fuego encendido era un buen lugar donde dormir y por lo general el buen Guillem no solía poner muchas pegas en dar cobijo a los necesitados, así fue como conoció al Hermano Volger. Toda una inversión, si con el almacén lleno de gente agradecida Kruger no tenía miedo de que le robasen en cuanto puso al flagelante en escena mucho más tranquilo dormía por las noches; nadie quería problemas con el loco de Sigmar y eso evitaba los pequeños conflictos diarios.

Por las noches Kruger salía ha hacer sus rondas de recogida para regresar antes del alba, vender el carbón e irse a dormir hasta el mediodía. Aunque bajo el carbón siempre traía las piedras de las casas caídas, restos de metal para reutilizar o para fundir además del dinero y objetos de valor que pudiera agenciarse. Aunque sin duda alguna el nuevo oro en aquella ciudad era la madera un gran negocio para el que todavía no estaba preparado, necesitaría otro almacén mucho más grande y leñadores dispuestos a trabajar de noche en el bosque. Pero eso, eso era un gran problema  no era el miedo a la guardia o al contrabando sino que todo el mundo le temía al bosque mucho más después de lo sucedido; los norteños eran muy superticiosos. De todos modos no podía quejarse, Krueger vendía la piedra a los canteros por tres cuartos de lo que ellos las cobraban, así ellos aparentaban trabajar más nutriéndose del noble y Kruger a su vez de ellos; lo mismo sucedía con los herreros. Piezas ya hechas o metal para fundir, el iniciado no tenía problema en hacer favores, o dejar encargos sin cobrar en pos de futuros acuerdos, eso era bueno para el negocio. El mayor logro el iniciado fue conseguir llegar a un acuerdo con Bolgrof, un cantero borracho, más pendiente de la bebida que del trabajo a quien facilitaba piedra con regularidad a cambio de haberle colocado un par de aprendices, con ese engaño el cantero podía justificar que picaba más bloques y Kruger no le cobraba nada a cambio de sacar a dos mocosos de las calles dándoles un oficio. Todo el trabajo que no hacía el patrón tenían que hacerlo ellos, por tanto sería solo cuestión de tiempo que aprendiesen. Elías y Malek eran sus pequeños milagros, de los que el seguidor de Ranald más orgulloso se sentía, por victorias como esa era por las que valía la pena luchar.

Los aplausos del final de la actuación del bardo le sacaron de sus ensimismados recuerdos, sonriendo e uniéndose al algarabío popular, la fiesta de Sigmar era algo que la ciudad necesitaba. ¡Por todos los demonios nunca hacía falta mucha escusa para festejar!. Le lanzó un penique al bardo, todos tenían que comer y el muchacho le había puesto de buen humor, recordándole cuan privilegiado era por estar bajo el amparo de Ranald. El sol ya estaba casi en su cenit, era hora de comer, tocaba ir a la posada del Enano de Roble a ver no solo que se cocía por ahí sino a llenar el buche, muchas de las veces que iba a la posada lo hacia como Kruger con ropas de viaje relativamente limpias. Al fin y al cabo la fachada de Guillem siempre estaba cubierta de hollín con ropa sucia y andrajosa, era relativamente sencillo con una visita al rio un un poco de nieve cambiar totalmente de aspecto o al menos para aquellos que no le conocían.

- Tiradas (1)

Tirada oculta

Motivo: Cotilleo

Tirada: 1d100

Dificultad: 39-

Resultado: 50 (Fracaso) [50]

Notas de juego

Como también he ido a la posada he dejado una de Cotilleo hecha por si acaso. Propondría que las de Cotilleo, Percepción y estas cosas se hagan ocultas para que el máster no pueda dar información falsa si lo desea.

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27/09/2020, 12:35
DIRECTOR

La posada estaba casi vacía. Solamente dos tertulianos, a los cuales no les pareció importarles que aparecieses. Buscaste un lugar bueno, tu preferido, junto a la única columna del local, cercano a la barra pero también al centro de la sala y a nadie le gustaba ponerse detrás por lo estrecho del sitio.

A uno de los tertulianos le faltaba una pierna y el vendaje manchado te indicaba que la herida no terminaba de sanar. Puede la herida estuviera corrupta por la mancha del caos y el pobre desgraciado acabe loco.
Daba igual, era la hora de comer y los rumores, así como la gente todavía no habían venido. Fue entonces cuando escuchaste, de boca del tullido, que el propio Barón Derhufer Hulsbrietch supervisaba las obras de reconstrucción en persona. Otro de los tertulianos lo negó mientras que un tercero, el propio posadero, un enano bastante magullado de la batalla, se unió a la discusión sobre si eso era verdad o no.

Uno afirmaba que lo habían visto en persona. Los otros le preguntaron y respondió que no iba a decir quién se lo había dicho. Así pasaron los minutos hasta que comenzó a llegar más gente.

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27/09/2020, 17:07
Trespatas

Rumores inútiles... y gente rebatiéndolos. Nada de oportunidades jugosas. Poco iba a sacar de aquel lugar, de momento, así que me quedo recogido en la esquina, retrasando el hambre cuanto tiempo pueda antes de pedir uno de esos platos de sopa fría, donde solo lo de fría sospecho que será verdad...

Aunque quizá pueda robar algo aquí, pienso mientras dirijo mi mirada a los comensales y el dueño, que parecen distraídos. El dinero puede estar detrás del mostrador... si es que el enano no lo lleva encima.

Notas de juego

Todos: Imagino que estoy esperando a los demás, ¿no? Aunque solo a Kruger lo conozco.
Todos: ¿Hay algo de valor a la vista? Ya valoraré si me arriesgo o no, que tal vez no quiera palmar antes de la aventura. :)

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27/09/2020, 17:45
Tarsthein Escudo Roto

El sol había salido por fin, maldito sol, no le gustaba. Estaba habituado a la lluvia, la nieve, el frio, la neblina y los vientos de las montañas. Un día soleado no era algo que le renovara los ánimos como al resto de aquellos hombres en Hargendorf. Todo lo contrario, cada día lejos de la batalla, de las misiones y su recompensa, le hacían ponerse tenso, y aquel maldito sol era ya el colmo. Si la gente seguía ofreciéndole trabajos para cargar madera o piedras, su trabajo como cazarrecompensas se hundieran en un pozo, o incluso en una fría tumba.

Tarsthein había peleado en las cercanías a Hargendorf en los meses pasados, se había ganado el respeto de los soldados imperiales y de varios de los lugareños al ver como cargaba una y otra vez con su hacha. Pero los soldados se habían marchado hacia tiempo, y los lugareños se habían olvidado de sus proezas en cuanto la guerra terminó el culo se les empezó a enfriar.

Malditos bardos, solo cantaban cosas sobre Sigmar. De él nada se decía, tal parecía que la gente de aquel poblado había olvidado que algunos pocos días había luchado gratis, y que algunos otros había luchado por prácticamente solo el pan del día y el techo para dormir. Eran unos desagradecidos. Le cortaría la cabeza a aquel jodido juglar, de no ser porque tarde o temprano, si la suerte le acompañaba, este podría estar narrando sus hazañas.

Pero para todo eso necesitaba un jodido trabajo, y pronto.

- Tiradas (1)

Motivo: Cotilleo

Tirada: 1d100

Dificultad: 23-

Resultado: 34 (Fracaso) [34]

Notas de juego

Tiro cotilleo

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27/09/2020, 21:35
Marak Piedranublada (Posadero)

-Eh,- Una voz despejó tus pensamientos. Era el posadero enano que se dirigía a ti. -Tú, si tú. ¿Qué opinas?

Notas de juego

Imagino que estoy esperando a los demás, ¿no? Aunque solo a Kruger lo conozco

Eso mismo.

¿Hay algo de valor a la vista? Ya valoraré si me arriesgo o no, que tal vez no quiera palmar antes de la aventura. :)

Solo objetos de cocina y demás. Nada de valor como tal. Tal vez las bolsitas que tienen el tullido y el otro comensal para pagar la triste cerveza que están bebiendo. Pero tampoco crees que tengan mucho.

 

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27/09/2020, 21:44
Viveca Germasermeg

De camino a la posada una voz te detiene, era Viveca, una mujercilla que todavía no llegaba a la edad casadera. Había sobrevivido a la invasión Norse gracias a que se refugió en un granero ocultándose. El granero se derrumbó dejandóla atrapada en un hueco hecho por una viga hasta que fue rescatada. Sin padres ni parientes vivos apeló a la caridad de Guillen el carbonero Bretón y ahora ayuda a los demás niños a conseguir comida como puede.

-Hola Kruger.- Dijo con su media sonrisilla en la boca. Hizo el signo de Ranald disimuladamente, los dedos cruzados, y continuó. -Hoy no he podido conseguir mucho de los soldados, pero los crios están eufóricos porque mañana habrá pan gratis, ¡recién horneado!. ¿No tendrías algo para pasar esta noche verdad? Esta tarde buscaremos por las ruinas hacia el sur, a ver si encontramos algo que puedas aprovechar.

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27/09/2020, 22:21
Kruger "El Cuervo Burlón"

El Cuervo Burlón se giró hacia la descarada muchacha mirándola de arriba abajo con ojos ladinos. Sabía que eso la ponía nerviosa y la incomodaba empezando así una de sus mofas para luego regalarle algo de su peculiar sabiduría cargada de sorna.-Buenos día Viveca, las fortunas no siempre sonríen ni caen del cielo, a veces un estomago rugiente es la mejor manera de estimular el ingenio. Espero que tú y los chicos tengáis algo pensado para mañana, como mínimo pasar dos veces por la cola del pan. Quiero que me hagáis sentir orgullo de vosotros en un día tan especial.- Kruger no era el típico devoto fervoroso, lo que otros definían como sagrada para él no solía serlo: la palabra de un monje, la honradez de una chica o la pertenencia ajena. El día de Sigmar era una buena oportunidad para llenar el buche, si el que fuera un día sagrado hacía que la autoridad fuera más laxa y los castigos menores doblemente bienhallado era para el truhan. Aplaudiría como el que más las festividades de Sigmar, al fin y al cabo para Ranald siempre había ocasión para festejar. Siempre que uno pudiera permitirselo.

-Precisamente tú no te puedes quejar de buena estrella, la historia del granero es digna de nuestro santo patrón. Tal vez en la posada si aprendieses a ser algo más femenina y cariñosa con los hombres pudieras labrarte un futuro, el oficio más antiguo del mundo no es para todas. Aunque dice el dicho que basta echarle el lazo a uno de bueno, rezaré por ello aunque sabes que es mentira jajaja.-se llevó una mano al mentón en una exagerada y falsa expresión meditabunda.- Camarera tal vez, cocinera, pescadora o la mujer de alguno de los guardias, te faltan ideas Viveca, te faltan ideas y hablando de ello. Necesito que me hagas un favorcillo.  Date una vuelva por la posada a ver que escuchas y de paso ves difundiendo el rumor de que al parece la hermana del buen Guillem ha caído gravemente enferma.-Kruger se dirigía hacia la posada pero frenó el paso, no quería que les vieran llegar juntos. Si quería meterse en el negocio de la madera tenía que pensar a lo grande y para ello iba a necesitar de todo su ingenio.-Y piensa en lo que te he dicho ¿vas a estar toda la viva escarbando con las manos desnudas bajo la nieve helada en las ruinas del sur?¿O vas ha hacer algo con tú vida? Mira a Elías y Malek, ¡ve corre!, hazles una visita a ver que se cuentan.-era totalmente irónico que Kruger pregonase asentarse y tener una vida estable, cuando él era el primero en ser todo un vivido. Sin embargo la muchacha no estaba hecha de su misma pasta. Kruger le había dado cobijo porqué era muy trabajadora, pero igual que con otras había yacido a cambio del cobijo Viveca siempre se había mostrado firme negándose a rebajarse, tenía principios y eso en el Viejo Mundo era muy raro ver. Era cuestión de tiempo que acabase pagando un alto precio por ello, por eso el Cuervo Burlón revoloteaba sobre ella. Camarera, cocinera, granjera sabía que a Viveca no le asustaba el trabajo duro y honrado, pero le perdía la boca, no sabía callar cuando era debido o reírle las gracias a la guarida y eso si era un verdadero problema. Uno que en cierto modo preocupaba a Kruger, los Norses ya se habían llevado a muchos como para que ahora otra vida se echase a perder tan solo por no saber mantener la boca callada.

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28/09/2020, 16:44
Trespatas

Que es posible que el barón Derhufer Hulsbrietch estuviera trabajando, sí —contesto con tranquilidad—. Precisamente para que se hablara de ello en los corrillos de la ciudad. Pero dudo que trabajase todo el día, o que volvamos a verle levantando piedras. Lo habrá hecho para que la gente piense bien de él. Teatro —termino diciendo—. Y no del bueno.

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30/09/2020, 17:48
DIRECTOR

Marak Piedranublada (Posadero)-¿Levantando piedras?.- Respondió el enano levantando mucho las cejas. -¡JA!. Ese no ha levantado una piedra ni para lanzarlas al mar haciéndola saltar. Pero si que supervisa la reconstrucción de la ciudad y...-

Aldeano-¡Eso tengo que verlo!.- Interrumpió el tullido. -Todavía no he visto a ninguno de los soldados arrimando el hombro. Tiene el horno, el grano y la caza, dejándonos a nosotros el pescado pútrido y maldito del mar.

Marak Piedranublada (Posadero)-¡Mi sopa de pescado no está corrupta!-. Respondió el posadero.

Aldeano-¡Viene directamente del mismo mar que ocupaba la flota Norse. A Vuldwig le atacó un pez con dientes como los de un lobo.

Marak Piedranublada (Posadero)-¡Mi sopa de pescado no está corrupta!-. Volvió a repetir el posadero. -Lucharé con cualquiera que diga lo contrario. ¡Si vuelves a decirlo...- amenazó una voz grave. Demasiado grave como para ser de humano. -...te daré una paliza aunque te falte una pierna!.-

Aldeano-¡No me asustan tus bravuconadas. Si no te gusta la verdad vete a la cueva de la que saliste, enano!.-

 

Parecía que la discusión entre esos dos iría para largo.

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30/09/2020, 18:01
DIRECTOR

Al pasar por una calle unas voces airadas saliendo de una casa te detienen en seco. Dentro del Enano de Roble, la única posada de la ciudad, parece que dos personas discuten por algo sobre una sopa de pescado.

-¡Si vuelves a decirlo...- amenazó una voz grave. Demasiado grave como para ser de humano. -...te daré una paliza aunque te falte una pierna!.-

-¡No me asustan tus bravuconadas. Si no te gusta la verdad vete a la cueva de la que saliste, enano!.-

Notas de juego

Si piensas irrumpir en la posada selecciona también a Trespatas.

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30/09/2020, 18:10
Rudd Van Haffen

-El alma sin el cuerpo no puede ayudar a ningún hijo de Sigmar, Franciscus, grábatelo bien en esa dura mollera.- Van Haffen te llevó por las lastimeras calles llenas de escombro hasta el barrio nuevo, donde las construcciones comenzaban a aflorar. Sin embargo tu solo veías las construcciones caídas que faltaban, la sangre que después de varios meses y las lluvias no se había disuelto de las piedras y las paredes semiderruídas. 

La visión de la sangre te hizo recordar tus motivos de verguenza y sufrimiento. Si no hubiera estado allí Rudd para impedirlo, te habrías autoflagelado.

-Deja descansar el cuerpo, para que el alma pueda seguir sirviendo a los demás.- 

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30/09/2020, 18:18
Viveca Germasermeg

Viveca hizo una mueca y puso cara de disgusto cuando la mencionaste lo de ganarse la vida de otra manera. No la gustaba nada y de momento quería seguir siendo una pilluela.

-Vale, iré a ese tugurio que queda en pie, pero te costará cinco peniques.- La muchacha alzó la mano con la palma hacia arriba esperando que pagases.

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30/09/2020, 18:25
Kruger "El Cuervo Burlón"

El sonrió con picardía y el puso la mano a su vez- Me parece bien, cinco peniques es un buen precio. Es justo lo que pensaba pedirte por dormir esta noche en el almacén, así que estamos en paz mocosa jajaja. Ves todavía te quedan un par de trucos por aprender, aunque no te culpo por el intento.- le dijo divertido mientras le revolvía el pelo.- Adelántate tú yo ahora iré para allá, mejor que no nos vean juntos.-

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30/09/2020, 18:35
DIRECTOR

Esperando una oportunidad de negocio te embarcaste en un viaje a través del imperio hasta Nordland. Allí trabajaste durante algunos días cobrando peaje para mantenerte hasta que escuchaste la hisoria de una ciudad que había sido casi arrasada. Preveiendo que necesitarían guardacaminos para recuperar dinero y protección, te lanzaste a la aventura.

Sin embargo, al llegar te encontraste a una ciudad que comenzaba a levantarse de sus propias ruinas. El soleado día confería nuevas energías a la gente de allí, era como un descanso de tanto mal, frío y penurias.

Pasaste por una calle donde estaban colgando unos banderines de colores, con uno justamente en el centro de color negro, en honor a los difuntos recientes. Dos soldados de la guardia local parecían supervisar la puesta de los banderines, una gran oportunidad para, antes de descansar del viaje, preguntar acerca de si les interesaría un guarda caminos. Pues has oído que los norses supervivientes se dirigieron al sur, al bosque.