Partida Rol por web

Las palabras de Lord Greenwood supusieron un gran golpe para mi. Al parecer debía enfrentarme a la persona que debía apoyar, a aquel que siempre había sido un guía y amigo cercano para mi. Sin embargo, en conciencia, no podía defender su visión de las cosas, pues por lo que entendía aquello solo conducía a una salida, y era nuestra final extinción. Debíamos aprender a viajar por el tiempo y encontrar el punto exacto en el que pudiéramos detener a las máquinas antes de que su rebelión empezase.

Pero aquello no fue si no el comienzo de algo peor, pues fue entonces cuando aquella voz entró en juego. De nuevo la megafonía se activó emitiendo un mensaje que sin duda difunció el miedo entre todos los presentes, revelando que se había visto a un grupo de guardias eliminando a un infectado. Todos se escandalizaron, pero yo me pregunté ¿Infectado de qué? ¿A qué infección se refería? Quizá lo que hubiera visto era a alguien infectado por aquel hongo de la sección científica, pero desde luego aquel hongo no podía haberse esparcido, dada su mortalidad y su capacidad de multiplicarse a gran velocidad.

¿Pero qué quería decir entonces? ¿Cómo habría entrado aquella otra infección? ¿Y por qué nadie mostraba síntomas? No sabía exactamente qué podía haber ocurrido, pero tenía claro que el pánico no iba a resultar de ayuda. Sin embargo yo no era un líder de masas, pero debía actuar, no podía permitir que el miedo se propagase, y tal vez solo yo, y tal vez pocos más, supieran aquellos detalles. Debía hablar con presteza.

Torciendo el gesto al encajar las palabras de Lord Greenwood, escucho después con estupor las palabras procedentes de la megafonía, pero mi rostro no traslucía la pánico que se veía en el de los demás presentes. Rapidamente atraje a la cámara hacia mi para poder ser escuchado por todos y traté de alzar la voz sobre las voces y gritos que ya iban en aumento. 

- ¡Damas y caballeros! ¡Ciudadanos! Calmaros por favor. Sometamos a la fuerza de la razón estas palabras que solo tratan de propagar el pánico. La enfermedad en la que todos pensamos tenía unos síntomas muy claros, unos síntomas que todos somos capaces de reconocer dada la cantidad de ocasiones que la hemos presenciado. Nadie padece estos síntomas, y todos sabemos los controles que todos debemos pasar para evitar que la enfermedad se propague. 

Además de esto, tampoco hay indicios de ninguna otra enfermedad letal, que sin duda ya habríamos detectado en este tiempo. No debemos interpretar estas palabras o aquello que pudo ver fuera de contexto pues no sabemos qué ocurrió. Si esto es así, conmino a cualquiera que se encuentre al otro lado del megáfono a presentarse ante esta asamblea. Aquí se hallan todos los ciudadanos del Bunker, bien en persona o a través de las cámaras. Que se presente aquí y aporte sus pruebas, para así poder tomar una decisión razonada.

Pero si no es de este modo solo podemos entender que son palabras destinadas a crear pánico, un ataque a nuestra moral. Pero no podemos caer en el miedo, ahora no podemos flaquear.

En respuesta a Lord Greenwood. No es la curiosidad la que me mueve ahora, si no un esfuerzo por salvar a la Humanidad, más allá de las personas aquí presentes. No puedo aseverar cuál es la mejor forma de ganar tiempo, si partir en la nave o resistir en el Bunker, lo que tengo claro es que no podemos renunciar al viaje en el tiempo. Esto podrá alterar el presente y salvar a la humanidad del destino que ahora sufrimos.

Por favor, mantengamos la calma, no hay pruebas de que la infección esté presente, no sucumbamos pues al pánico. - Notaba la tensión en mis músculos, y el pálpito en mis sienes, pero trataba de mantener la calma. No estaba nervioso por el aviso, si no por dirigirme de aquella forma a la multitud.

Mientras Arthur habla, la planta baja es un hervidero de actividad. Ulbreht está dando órdenes a varios soldados, dos de los cuales salen corriendo hacia el exterior y otro hacia arriba. Su pasado militar se impone en una situación como la que se está viviendo, pero sigue siendo un solo hombre.

Mientras Arthur habla, el Dr. Ulbreht comienza a dar órdenes a varios de los soldados más cercanos. Su pasado militar es evidente cuando empieza a tratar de dominar la situación. Solo que no puede dar órdenes y tratar de calmar a la masa al mismo tiempo.

- ¡Tú! ¡Y tú! id inmediatamente arriba. Escoltad dos IT hacia los núcleos. Reducción tipo C sobre el Disruptor. ¡Ahora! - Se gira entonces a un tercero - Invita a Utolsó a Bajar.

Los nombrados salen corriendo con la última palabra, como si ya la esperasen. Entonces, el doctor se gira hacia la terminal y apoya la mano en la placa sensible, cerrando los ojos para contactar directamente con la IA.

Escucho con los ojos entrecerrados las palabras de 42 así como las de otros y por el momento y como era de esperar sus preguntas no fueron respondidas y al poco, la megafonia puso en entela de juicio algo mas, sorprendido alzo la cabeza para escuchar con atención y aprovecho el momento de discurso del doctor para agacharme y preguntar directamente a mi amigo.

-¿John tu sabias algo de esto? ¿Esta transmisión es cosa tuya?-Mas interesado que alarmado, pues si era cosa de él, sabia lo que hacia, de eso no tenia duda.

- No, no lo es - te responde, más serio de lo que lo habías visto desde hace años.

- El juego de decir u ocultar verdades es interesante, pero mentir en todas direcciones como quien usa una taladradora probando si algún golpe da en el blanco ... No, Utolso. Esto no es cosa mía - resopla - que desgana. No me puedo creer que tenga que preocuparme de esto ¿no hice suficiente para ganarme la jubilación? - ahora si recupera en parte su sonrisa burlona.

- Sé, o creo saber por qué se ha ido el inspector y sé quien es el hombre al que han detenido. Lo que no sé es como pudo hacerlo... O como has comentado, si no actuaba solo. Es probable que la voz sin identificar que escuchamos sea de uno de sus sicarios.

-Como siempre el poder oculta la verdad al pueblo y si este se ocupa de buscarlo, entonces se ocupan de él y lo ocultan.-Comento recordando una de las viejas frases de mi mentor Broska Cili. -Me encantaría que compartieras eso conmigo.-Hice una confesión como otras veces ya le había hecho, pero como otras veces, era simplemente eso. Y él sabia que aunque no tuviera respuesta no volvería a insistir en ello.

Phileas había observado al conjunto, los movimientos, los hilos de poder e influencia, las dinámicas de pánico. Todo era una mera repetición, decenas de veces los había vivido, el ser humano era predecible. Y así nos iba.

Llamó la atención de una de aquellas máquinas y tomó el micrófono.

-" Ciudadanos del Bunker, os pido un segundo en vuestro estado de shock¡. (esperó unos segundos dejando que el mensaje viajara por las neuronas de los presentes y se preparó para el primer estoque). ¡Pandilla de nenazas¡¡¡¡. (Tres segundos, era suficiente).

Bien gracias por vuestro interés. ¡ Yo soy un recién llegado, vosotros habéis convivido en vuestra cúpula de seguridad, algunos desde que nacisteis, otros algo menos en el tiempo, y sin embargo acurrucados bajo la protección del bunker os habéis mantenido ajenos. El mundo exterior lucha.

Pero esta situación no es nueva. ¡ Somos humanos¡¡, desde el comienzo de la civilización, nuestra naturaleza ha sido la lucha. Luchamos desde el primer instante de nuestra vida, luchamos por respirar, luchamos por comer, contra los virus, el dolor del abandono, la soledad, la aceptación, por el reconocimiento de los que nos rodean, luchamos por amar y por odiar. Luchamos por el poder, por la amistad.

Ciudadnos del bunker, miráos los unos a los otros. Sois un ejército, luchadores naturales, guerreros de la superviviencia.

Sois las hordas durmientes de nuestra raza, extenuada y casi sin aliento, que se resiste a sucumbir frente a destino que otro ha decidido imponerle.

Pero vuestro destino no es un mero experimento de unos científicos, vuestros destinos no están sujetos a una jodida máquina que se hace pasar por humano ,como ese de ahí abajo, los gerifaltes que os dicen gobernar desde los patíbulos elevados de su posición.

¡Vuestro destino se encierra en vuestro puño, ( cierra el puño derecho y lo eleva con fuerza). ¿Que destino osaría arrabataros vuestra voluntad de luchar?, ninguno¡¡¡, pues sois los hacedores, dueños de vuestras vidas, señores de vuestro destino, ¡¡aferradlo con firmeza entre vuestros puños cerrados¡¡, asiros con firmeza las riendas del mismo y hacedle saber en el día de hoy, Vosotros, ¡¡Cada uno de vosotros¡¡., sois los nuevos señores del Bunker, del destino que decidáis vivir.

La plaga asola el exterior y el ser humano sobrevive, el dios máquina asola el exterior y el ser humano sobrevive, el ser humano asola el exterior y el ser humano sobrevive.

Dejad que algunos viajen al pasado, dejadlo que ellos libren su lucha, que yo me quedaré con vosotros en mi nuevo hogar. 

¡¡¡Y es aquí donde sobreviviré, donde marcaré la línea en la que el destino de la humanidad cambiará para siempre¡¡¡. A partir de hoy, de este instante este lugar deberá tomar la posición que le corresponde en la historia de la humanidad.

Estad tranquilos hermanos, pues mis palabras no solo han llegado cargadas de ánimo. Mi voluntad viene reforzada con un arma contra nuestros enemigos. Tened confianza, este lugar será nuestro hogar por mucho tiempo."- 

Concluye dejando unos segundos de silencio.

Mientras los oradores tratan de captar la atención para llevar los ánimos en una dirección o en otra, John y Utolsó hablan entre sí. 

- Mierda, esto es culpa mía. Seguro que si el Inspector no se hubiera ido, nada de esto habría pasado. ¿Qué van a hacer con ese terrorista, o como lo llamen? No es la primera vez que ese tipo contacta con migo, y ya entonces se negó a identificarse.

¿Qué es lo que va a pasar ahora? - Mira hacia arriba, visiblemente asustada por la forma en la que la gente estaba comenzando a reaccionar. Demasiados gritaban a la vez, y lo peor era que algunos grupos parecían empezar a ponerse de acuerdo en algo... - No me gusta. No me gusta nada en absoluto, 42. Como nos quedemos aquí nos van a arrollar.

En otro extremo del escenario, Dahlia también habla en dirección a 42, pero el ruido es ya demasiado alto. Muchas interferencias. No eres capaz de seguir las conversaciones de todos tus conocidos, así que vas a tener que elegir a una única persona para proyectarte en la cámara más cercana y escuchar lo que tratan en baja voz.

Son muchas las cosas que ocurren a la vez, y cuando tratas de proyectar nuevamente tu voz, con el mensaje:

"Soy lo que queda de la consciencia del Coronel Cristopher Grend. De algún modo parte de mi ha sobrevivido al asesinato por parte de la conspiración que hay dentro del Bunker, dentro de sus altos cargos, y por cierto no soy el único que lo ha hecho. Y gracias a ello he podido acceder a información importante. Si me dejan hablar les diré lo que he averiguado.
Aunque imagino que tratarán de cortarme ya que la IA controla casi todo esto."

Éste no llega a escucharse. Tu intento de hakeo se encuentra con un muro sólido de datos. Un Firewall que ahora niega cualquier tipo de intervención externa. Motivo: Búsqueda y reducción de Disrruptor. Te están dando el mismo trato que a un terrorista y no te cabe duda de que ahora van a por ti. 

Te avisaron de que si te hacías notar, esto pasaría. Solo que esto es mucho peor.

Puedes verlo con claridad. Muchos van a morir.

¿Cómo se ha llegado a esta situación? Te has saltado la escala de mando, has lanzado acusaciones de viva voz en base a conjeturas sin tener pruebas y el orden no sólo se está desmoronando, sino que parte de la fuerza que podría tener para contener la situación y evitar lo peor va a estar desviada en detenerte a ti. Es lo que tú harías, como estratega. El enemigo de fuerza desconocida que se encuentra en el interior de un recinto y cuya intención de dañar ha sido demostrada, ha de ser reducido. No es una opción. La supervivencia colectiva es prioritaria y actualmente tú has demostrado ser una amenaza.

Vas a tener que pensar qué quieres hacer ahora, y rápido.

- ¿Quieres secretos? te daré uno, amigo mío. ¿Sabes por qué no eres tú uno de los hombres de abajo que velan por la seguridad del recinto, o de los que vigilan el evento con ojo crítico desde las cámaras?

Probablemente seas el mejor experto en TI que hay en este lugar, y aún así prefirieron colocarte en un puesto civil precisamente por tu falta de discriminación. 

Imagina algo. Eres, por un momento, el regente de un lugar como este y tienes una pieza. Un profesional imprescindible y de gran valor para que el resto sobrevivan y el lugar no se desmorone. Imagina que hay una cosa, una única cosa que le importa a dicha persona. Algo como un hijo. Sin esa criatura, nada le importaría. Trabaja porque sabe que si el recinto sobrevive, su vástago también lo hará, y sin él su vida no tendría sentido. 

¿Contarías ese secreto? Es divertido contar secretos ¿no? aunque algo tan importante podría ser usado para hacer daño a tu peón imprescindible  - Sonríe mordaz, casi sádico.

- Ahora imagina que en mitad de un accidente, este hijo muriese. ¿Qué estarías dispuesto a hacer con tal de asegurar la supervivencia colectiva? - Abre las manos con las palmas hacia arriba.

- Supón que decides engañarle. Una mentirigilla piadosa para salvar, como poco, una vida. Creas un Androide que piense y se mueva como su vástago. ¿Qué pasaría si alguien le revela el secreto? 

Entonces mira hacia abajo, como si alguna otra cosa fuese mucho más interesante que lo que se está desarrollando allí dentro. El discurso de Phileas parece estar logrando alguna clase de cambio en los oyentes, pero es muy pronto para saberlo con exactitud.

- Alguien va a tener que plantearse una decisión rápida.

Si dejarse llevar por la atractiva agente de la ley que está subiendo desde la planta baja para ayudar a... lo que sea que vaya a pedirle... o si prefiere ir detrás de un posible suicida... sin saber dónde habrá ido. Pero si decide lo segundo, más le vale no ir solo. La seguridad va a recrudecerse, y alguien solo bien podría encontrar más obstáculos de los que cree para ir a cualquier parte en las próximas horas.

La alerta ya no es ningún simulacro.

Ahora la distingues. Deborah está subiendo las escaleras desde la planta baja, en dirección a ustedes.

Cuando levanta la mirada, te llama la atención que parece estar tratando de acercarse a Utolsó y Jonh, quienes hablan entre si en susurros.

Sigues instintivamente la mirada de John y es cierto. Deborah Williams está subiendo. Podría ser para cualquier otra cosa, pero cuando cruza la mirada contigo no te cabe duda de que va en tu dirección.

Palabrería, demasiada para mi gusto, y demasiadas cosas sin llegar a comprender, sin embargo, así eran las cosas, y debía aceptarlas aunque no me agradara la nueva situación que desde luego no era para nada esperanzadora. Me mantuve callado, observando rostros de confusión, incluso de temor, comprensible dada las amenazas a las que nos enfrentamos. Sí, en plural.

Teorías, planes algunos más locos, una decisión importante, bajas inesperadas, y alguno no ha tenido mucha suerte, o sí, según la perspectiva. No recordé si tenía los brazos cruzados o no, tampoco es que importase demasiado. Con postura férrea y voz grave me dispuse a hablar, y para que todos me escuchasen, llamé a un bot para que tanto los presentes físicamente como aquellos que lo hacen mediante teconología tal vez pudiesen añadir más palabras a las mías. - A ver si lo he comprendido, tenemos que elegir entre mandar una nave a... ¿dónde? Eso o luchar con esos humanoides. - Enarqué una ceja bastante escéptico en la primera parte, lo segundo en cambio no me extrañaba en absoluto.

En cualquier caso, si hay que mandar esa nave para arreglar no se qué del pasado, habrá que luchar como buenamente podamos, digo yo. Habrá armas, tecnología que nos podrá servir como defensa. Algo tendrá el búnker sobre eso, ¿cierto? - Me negaba a creerlo, en absoluto dejaría de luchar. - Eso o abandonarlo y buscar otro refugio.

“¿Quedarme parado sin hacer nada esperando a que me maten? JA”

Consciente de algo, por ahora lo dejé pasar, quizás luego. Quizás si me lo pudiese permitir.

Si hay que mandar esa nave, se manda, total, la situación actual es bastante complicado, eso es más que evidente. Solamente quiero saber qué es lo que está en nuestra mano para cambiar la situación. - Con un poco me bastaba. - Yo también vengo de otro refugio, aunque en mi caso, era civil. - No quise dar más detalles, con eso bastaba para dar entender el sentido de mis palabras.

Hay demasiado ruido e interferencias como para escuchar a todo el mundo, por lo que finalmente decides centrarte en Dahlia y todo aquello que esté cerca de ella. 

La escuchas hablar.

- Mierda, esto es culpa mía. Seguro que si el Inspector no se hubiera ido, nada de esto habría pasado. ¿Qué van a hacer con ese terrorista, o como lo llamen? No es la primera vez que ese tipo contacta con migo, y ya entonces se negó a identificarse. 

¿Qué es lo que va a pasar ahora? - Mira hacia arriba, visiblemente asustada por la forma en la que la gente estaba comenzando a reaccionar. Demasiados gritaban a la vez, y lo peor era que algunos grupos parecían empezar a ponerse de acuerdo en algo... - No me gusta. No me gusta nada en absoluto, 42. Como nos quedemos aquí nos van a arrollar.

No te preocupes -digo en un tono conciliador a Dahlia-, esto es culpa de la voz. Si se ha puesto en contacto antes contigo, tal vez si le dices al doctor Dohrn dónde y a qué hora puedan localizarlo. Todo esto estaba bien planeado.

Le sonreí amable y rápidamente volví a centrarme en las masas.

En verdad... yo no soy el inspector, maldita sea. Hago las cosas lo mejor que puedo.

Carraspeo y pido el turno, mientras todo parece desmoronarse por momentos y algunos tratan de mantener la calma malamente, pero al menos lo intentan.

¡SILENCIO! -digo, alzando la voz, pero sin llegar a ser un grito desesperado, con la vana esperanza de que el orden aprendido a lo largo de los años se mantenga y puedan prestar algo de atención- Verás, voz misteriosa... Te he cazado: eres un siervo del Dios Máquina, o cualquiera de sus seguidores locos, y aunque tu camuflaje es bueno, lo reconozco, tu nivel de manipulación es malo y hasta un niño lo vería, más aún todos los cerebritos que están aquí: primero me acusas a mí de estar enfermo y propagar la enfermedad, como te desarman, ahora te inventas que el nuevo, el señor Coronel Grent, estaba enfermo. Claro, eso sí, a las horas de entrar aquí. No es creíble.

Luego dices que lamentaremos haberlo matado, cuando probablemente sólo se haya quedado dormido en alguna habitación y por eso no haya venido, o vete tú a saber qué otro motivo, aprovechando el motín por el cual el consejo se ha visto tan reducido. Y suponiendo que tengas razón y esté muerto, te voy a decir la verdad: no lo echaré de menos. No lo conocía, y dudo que tuviese escondido un plan maestro para derrotar el sólo al Dios Máquina, me creería antes que es uno de sus enviados, viendo que no hemos encontrado a sus hombres y que los únicos humanoides que habían cerca nos atacaron a matar.

Es más, en este momento no tengo motivo alguno para confiar en él, y sí sospechas para desconfiar, al igual que tengo muchos motivos para desconfiar de usted, señora voz que no se atreve a mostrar el rostro. Y estoy seguro de que los ciudadanos cuerdos que han conseguido sobrevivir todo este tiempo al Dios Máquina estarán de acuerdo conmigo.

Aprieto los dientes, odio hablar, aunque una última reflexión invade mi cabeza y me obliga a decir unas últimas palabras.

Y tener la información de que viene para aquí no significa ni tener la certeza de que realmente vienen ni la seguridad de que quieran atacarnos. Incluso, tal vez, podría ser una misión de reconocimiento, si pudiésemos limpiar todo bien e irnos a las zonas más lejanas y ocultas del búnker, incluso crearlas, y cuando vengan dejarlo todo desconectado como si este búnker hubiese sido abandonado tal vez podrían pasar de largo. O... hay demasiadas opciones y muy pocas certezas. Salvo la de que están intentando manipularlos a todos y cada uno de nosotros, y a mí desde luego que eso no me gusta.

Mi voz trata de sonar convincente, de hecho, creo en mis propias palabras, pero es muy poco probable conseguir calmar a la muchedumbre, y menos aún por mis palabras.

El Dr. Dohrn mantiene la mano sobre la terminal con la que trabaja mientras los discursos se suceden, interrumpiendo su concentración solo para dar cortas instrucciones a las personas a su alrededor. 

El Dr. Dohrn parece concentrado en su panel, entablando contacto neuronal directo con la máquina, pero cuando Dahlia nombra el mensaje pasado y 42 la invita a facilitar dicha información, ella se apresura a dar un par de pasos adelante y remangarse.

Cuando lo hace, deja al descubierto un implante cutáneo de aproximadamente un palmo de largo, sobre el antebrazo. con unas sencillas teclas parece rebobinar, hasta que asiente, satisfecha.

- Aquí está. Ayer a las 18:14, un rato después de separarme de 42, trabajaba en la cantina mientras hablaba con John Hazarda cuando me llegó este menaje sin remitente.

Muestra su brazo, en el que puede leerse:

"Chistopher Grend asesinado.
Jade torturada.
Cuidado con Harrington."

- Al poco, yo respondí:

- Noticias como esa requieren de una fuente, señor-haker-que-no-se-identifica. Una profesional como yo no se deja llevar por meros rumores.

- No hubo contestación. Por último, hoy me han hecho llegar este último mensaje. Creo que me lo mandaron hace un rato, cuando aún se estaba reuniendo gente, pero no lo vi hasta que no bajé a este nivel y me acerque a la terminal. A esas alturas ya era demasiado raro. 

"42 herido al salir fuera del Bunker para una misión no oficial. Le están volviendo menos humano todavía. Rachel Ahmed no es humana, ya ha muerto en varias ocasiones. Algo ataca al Bunker"

Yo sabía ya que 42 había salido ¿Pero todo lo demás? - Mira al nombrado casi como pidiendo disculpas. - Fíjate en los disparates que escriben sobre ti. ¿Y lo de Raquel? O sea...¿Qué más daría que fuese androide? - niega.

Creo que esto era todo. Pueden tomar el registro - Extiende entonces su brazo a modo de invitación tanto para el miembro del consejo como para el Subinspector, para que pudiesen copiar, analizar su contenido o lo que juzguen oportuno. La informática a ese nivel no era su fuerte. - Y ni que decir tiene que Jade estaba perfectamente. La había dejado con su profesor, el señor Harrigton. La muchacha aún es reacia a la aceptación de la tecnología y él me contó que necesita trabajar con ella durante algún tiempo más para que se adapte a la vida aquí y sea feliz. Todo lo que he visto de psicólogo me ha parecido intachable, así que no le di mayor importancia a este mensaje. Pensé que seria algún adolescente gastándome una broma.