Partida Rol por web

El callejón de la monja

Hilo de Aventura

Cargando editor
11/06/2019, 13:30
Director

Año de 1415. Villa de Cáceres, Convento de hermanas Jerónimas de Santa María de Jesús.

Tras el rezo del Ángelus, las hermanas del convento se dispersaron por el edificio. Era mes de julio, y el sol apretaba en la villa como cada año por esa época.la Madre Abadesa del convento, Sor Baldesca, una mujer de naturaleza aragonesa de más de cuarenta años de edad (pero que revestía un aire aún joven y atractivo), te llegó al paso justo delante de las cocinas. Normalmente su rostro era amable (esa amabilidad conseguida tras imponer disciplina severa entre su rebaño), pero esta vez sus ojos denotaba cierta preocupacion.

Cargando editor
11/06/2019, 13:31
Sor Baldesca

Sor Teresa -te dijo la abadesa embutida en su hábito-, cuando vos acabe sus tareas pásese por mi celda. He de hablarle de un asunto de importancia -añadió-. La estaré esperando por la tarde. Y entonces se marchó.

Al final del pasillo de piedra viste que un par de hermanas te miraban, y enseguida retiraron su mirada y continuaron su camino, algo avergonzadas. ¿Habrías pecado de alguna manera y te quedaba tan sólo aguantar una buena reprimenda?

Notas de juego

Como me tengo que ir a currar, te dejo el comienzo de la aventura para cuando tengas hecha tu ficha. Puedes ir posteando cuando puedas.

Cargando editor
11/06/2019, 15:28
Sor Teresa

-​Sí, madre superiora-​dije saltando como un resorte. Luego agaché la mirada avergonzada como si hubiese hecho algo malo. A lo mejor había descubierto que me había guardado una bola de dulce el otro día que estuve en cocina. Miro a las otras hermanas de refilón. A saber que cuchichean. No las hago caso, si acabas prestando oídos a todos los chismes acabas completamente loca. Antes me afectaba más, pero cuando llevas desde chiquitita oyendo y participando en chismes ya te acostumbras.....aunque nunca es plato de buen gusto.

Termino de fregar el pasillo, guardo las cosas y me aseo un poco antes de ir a ver a la madre superiora. No quiero que diga que soy una guarra y me acabe azotando. Me coloco bien el hábito y llamo a su puerta.

Cargando editor
11/06/2019, 22:37
Director

Escuchaste un "adelante" procedente del interior de la celda de la madre Abadesa. Sobrio y alto, hiciste caso a la petición y abriste tú misma el portón.

El interior de la celda era sobrio y recatado, como todas: una cama, unas baldas donde se apoyaba una biblia y algunos documentos del convento. Además, un par de crucifijos en las paredes decoraban mínimamente la sala. Un par de velas ahora apagadas era la única iluminación en ese zulo durante las noches. Sor Baldesca estaba de rodillas, co un largo rosario sobre su cuello, y otro entrelazado entre sus manos apretadas sobre sí, pues hallábase orando. En cuanto entraste se puso de pie, terminando sus oraciones.

Cargando editor
11/06/2019, 22:38
Sor Baldesca

Hola, Sor Teresa. Siéntate, esperaremos unos minutos... a sor Leonor -añadió Baldesca hablando de la novicia más reciente, que se sabía que era de buena familia de la ciudad-. Cuídate algo más de entrar en las cocinas, sor Teresa; largo tiempo llevas bajo estos muros, y sé de tu buen trabajo y dedicación a Cristo; pero hay que dar buen ejemplo -te reprochó tus visitas a la cocina, pero no como lo haría a una novicia recién llegada-.

¡TOC, TOC!

En esos momentos llamaron a la puerta. De igual manera, Sor Baldesca elevó la voz.

¡Adelante! ¡Está abierto! -dijo-. Y efectivamente se trataba  de Sor Leonor. La joven era una monja de gran atractivo, según se decía en los pasillos, y pronto, seguramente, se ganaría seguidores más allá de los muros de aquella gran casa.

Cargando editor
11/06/2019, 22:38
Sor Leonor

Aquí estoy, Madre Abadesa -dijo Leonor, entrando y divisándote también-. Ups, no quería interrumpir -lo cierto es que su voz era angelical-. Hola Sor Teresa -entonces la joven esbozó una sonrisa al verte-. La verdad es que a pesar de tu juventud, tú no eras novicia alguna, sino que te habías criado en aquella calle, aquel convento, y habías vistos a muchas monjas ir y venir, llegar y marcharse. Tu juventud y experiencia llamaron mucho la atención a Sor Leonor, por lo cual se acercaba a tí bastante. Era lo más parecido a una amiga que tenías allí dentro (y viceversa).

Cargando editor
11/06/2019, 22:39
Sor Baldesca

Entra y cierra, Sor -le dijo la abadesa. Luego comenzó a hablar-. A vos, sor Leonor, os he llamado para deciros que desde este mismo día, durante todas las tardes acudirás a la ermita de san Zoilo, dentro de la villa, que es propiedad de esta congregación; y que una vez termine la última misa, así como se haya ido el último feligrés, repongas el aceite de las lámparas del sagrario y los demás candiles.

Entonces Sor Baldesca se giró hacia tí.

Y a tí, sor Teresa, te encomiendo el acompañar a sor Leonor durante el primer día hasta la ermita para que conozca el camino.

La verdad es que aquella y otras tareas parecidas eran encomendadas a monjas más experimentadas y más mayores, pero no a las jóvenes; las jóvenes se dedicaban a los trabajos con más esfuerzo, lo cual te extrañó un poco. Y es que en tus largos años en Santa María de Jesús pocas veces habías tenido ese cometido (y ahora la novicia de clase nobiliaria le correspondía tal empresa).

¿Alguna pregunta, hermanas? -Leonor negó con la cabeza, acatando con cierta alegría el encargo (pues al menos saldría del convento cada tarde).

Notas de juego

Opcional: haz tirada de Empatía.

Cargando editor
13/06/2019, 03:35
Sor Teresa

Nonono-Respondo a sor Baldesca tartamudeando. Todavía no me lo creo. Nos da la misión de salir fuera a Sor Leonor y a mí sin la escolta de una monja mayor. Es casi un sueño hecho realidad. Miro a sor Leonor esperando que diga algo, pero acepta la misión sin rechistar.

Espero a salir del despacho de sor Baldesca para hablar con sor Leonor. Aunque me gusta la misión, no entiendo nada. Así que quiero preguntarle a ella a ver que opina.

- Tiradas (1)
Cargando editor
13/06/2019, 13:08
Sor Baldesca

Bien, pues podéis retiraros -dijo la Madre abadesa-. Con una ligera reverencia, sor Leonor salió de la celda para irse a la suya, muy contenta, por la nueva recibida. Antes de que tú te marcharcharas también, te tomo de la mano:

Sor Teresa -dijo como en un tono más discreto, como para que aquello no saliera de allí-, tened cuidado con ella, pues sor Leonor es novicia de gran inocencia. Además, no hace falta que te recuerde que procede de familia noble, y que no podemos caer en malos comentarios de su familia. Ésta tarea le endurecerá el carácter, y en el futuro lo agradecerá. Id con Dios.

Cargando editor
13/06/2019, 13:09
Sor Leonor

Entonces te marchaste de la celda. Allí quedó Sor Baldesca, rezando otro poco la oración tras el Ángelus y tras comenzar la tarde en ese momento. Cuando cruzaste el pasillo, y justo antes de que sor Leonor se enclaustrara en su habitación, lograste sorprenderla por detrás.

Qué bien, esta tarde iremos juntas -te dijo-. Creo que sé dónde está la ermita de San Zoilo; es una pena que sólo vengas hoy conmigo. Tal vez puedas acompañarme más veces. ¿querías algo, hermana? -decía la joven Leonor-.

Cargando editor
14/06/2019, 08:27
Sor Teresa

Si madre superiora-dicho esto salí corriendo tras sor Leonor hasta que la alcancé, con más dudas si cabe. ¿LA madre superiora me encargaba a mí que velase por sor Leonor? Me parecía una enorme responsabilidad y estaba nerviosa a la par que excitada con la idea de salir del convento.

Si-dije tontamente, ya que no sabía que decir.-sor Leonor, esto es tarea muy importante la que nos han encomendado y debemos tener cuidado. Ahí fuera todo es peligroso,yo.......tengo miedo. No me malinterpretéis, pero no suelo salir del convento y todo esto me sobrepasa.¿Sabes por qué nos ha escogido la madre superiora?Yo no lo se y,y,y, dudo hermana-dije todo esto hablando rápido, demasiado rápido. Era casi una confesión, un buscar respuestas mas que otra cosa. Necesitaba calmarme .

Cargando editor
14/06/2019, 13:34
Sor Leonor

No, pues no sé porqué, Sor Teresa -respondió la joven Leonor-. Lo mandado, mandado es, y no hay que rechistar. Claro que, quizá atraigamos las miradas de las gentes de la villa -aquel comentario, que podía ser totalmente cierto, bien que pareció como si así lo quisiera la joven, la cual ahora suspiraba un poco-. Quizá algún buen caballero... -y volvió a suspirar-.

Notas de juego

Puedes indagar por el convento, seguir hablando con Leonor o pasar a la tarea de la tarde. Tú me dices.

Cargando editor
17/06/2019, 09:19
Sor Teresa

¿Caballero?-pregunto un tanto desconcertada. En el convento me han enseñado a mantenerme lejos de los hombres, seres lividinosos que solo quieren nuestra honra y presumir con los amigotes....de los nobles no tengo mucha mejor opinión, desmontan del caballo y te violan si les parece bien.Callo todo esto, pero estaré atenta , no vaya a ser que tengamos un disgusto.

Sor Leonor-le digo cuando la oigo suspirar poniendole la mano en el hombro.-Recordad vuestros votos. Podemos ir a la capilla y rezar juntas por el éxito de nuestra misión,-digo emocionada tomándola de la mano rumbo a la capilla. Quizás eso la aclare un poco

Notas de juego

Seguir con sor Leonor e ir a la capilla a rezar.

Cargando editor
17/06/2019, 21:16
Sor Leonor

Sí, nosé -decía, como rememorando algún tipo de fantasía propia-. No me digáis que vos nos ansiáis que alguien vele por vuestra presencia más allá de los muros de este convento -añadió en bajo-. Mientras escuchabas sus comentarios, recordaste lo ofrenda de votos y la necesidad de rezar en la capilla. Éste te siguió (más bien caminaba delante de tí), hasta la capilla del convento. Éste no era sino un lugar amplio con techos abovedados, y un gran retablo detrás del pequeño altar; dicho retablo tenía pinceladas de oro y una figura de Santa María con el niño Dios acompañados de policromados muy bellos y falsas columnas con capiteles bien ornamentados. Sin embargo, una vez delante de la puerta de la misma apareció Imanol, hombre orondo, de más de cincuenta años, y hábito marrón, para deteneros el paso.

Cargando editor
17/06/2019, 21:17
Imanol

¿Onde van, hermanas? -dijo colocándose delante de la puerta-. No podéis pasar: van a reformar la capilla, ¿no os habéis enterado? El padre de aquí la hermana Leonor, el buen señor Álvaro de Aldana, quiere añadir un retablo más, y ampliar la capilla. Mirad cómo está todo -el tipo abrió la puerta y pudísteis ver que el retablo estaba completamente tapado por lonas, había andamios de madera a un lado y a otro, y varias herramientas de construcción ya descansaban sobre el suelo tapado por más mantas, para evitar polvo y suciedad. Lo siento, cosa y mandato de mi buena hermana -cuando dijo ésto último, era literal: su hermana de sangre-.

Y es que Imanon no era sino el hermano mayor de sor Baldesca, el cual vivía a expuertas del convento, pero pasaba casi las veinticuatro horas del día dentro de él. Allí acudía todos los días para cuidar de las flores del patio, surtir a las monjas de alimento, agua y otras provisiones que necesitaran, también hacía de recadero para la Abadesa en numerosas ocasiones. En realidad era un hombre muy querido por todas las hermanas, ya que, a su vez, era un hombre muy devoto.

Cargando editor
17/06/2019, 21:17
Sor Leonor

¿Y ahora qué, sor Teresa? -te preguntaba sor Leonor tras haberse girado hacia tí-.

Cargando editor
17/06/2019, 22:14
Sor Teresa

​Vaya por Dios, que justito ahora se ponen con las obras.-digo exagerando mi indignación, pero sonriendo divertida.-​No se preocupe buen Imanol, que ya iremos a orar a otro sitio.-Con esto me despido de él y me agarro al brazo de sor Leonor.

-Creo que lo mejor es que vayamos a prepararnos y que cada una ore en su alcoba. Respecto a lo que decís.....no tengo especial interés en los hombres. Los que conocí parecían más bien bestias sedientas de sangre, vino y mujeres.....por eso me mandó mi padre aquí, no fuese que a algún bestia de esos se les ocurriese quitarme la honra. No he conocido más hombres que aquellos ni quiero conocerlos. Además....¿qué iba a hacer yo lejos del convento? vida de penurias para servir a un hombre, quita, quita hermana, que aquí se está muy bien.-digo sonriendo y un poco ruborizada.

Cargando editor
18/06/2019, 11:50
Director

La joven Leonor se ruborizó ante tu respuesta. Estaba claro que ambas érais jóvenes, pero tú tenías conciencia de los votos y a quién te debías, que no era sino sólo a Dios; sin embargo, a la novicia sor Leonor parecía hacerle falta algo más de disciplina. Y por ello sor Baldesca tal vez estaba en lo cierto: aquella tarea que habría de cumplir cada día le endureciera rectamente el corazón y los deseos. Después os separásteis y fuísteis ambas a vuestras celdas. Una no distaba mucho de la otra. A esa hora de la tarde, las demás hermanas se preparaban para el rezo de la tarde y algunas hacían sus tareas o realizaban algunos encargos de labores que solían encargaros de puertas para afuera. El caso es que, tras un rato de espera, sor Leonor vino a buscarte a tu celda, y traía consigo un pequeño barreño con asa donde estaba el aceite que había de llevar; y ambas, ya listas, marchásteis hacia la entrada del convento. Al salir, Imanol, que sabía que su hermana os había encargado alguna tarea (sin saber exactamente cuál), os saludó antes de marcharos.

Una vez afuera, nada más salir, comenzásteis a ver a los primeros transeúntes: gentes y vecinos de la villa de Cáceres, yendo de acá para allá. También algunas acémilas transportando en carro, alforjas o aguaderas. Subiendo la cuesta hasta la plaza de San Mateo, y tras atravesar un par de calles empedradas con escalones, ambas os aventurásteis por un callejón, en el cual, en su parte media estaba la entrada de la ermita de San Zoilo. Aquel callejón era el llamado de los Mártires, y estaba asentado sobre una cuesta poco alumbrada y bastante estrecha. Una vez sobre la misma, tú y sor Leonor vísteis que aún gente orando en el interior

Cargando editor
18/06/2019, 11:52
Sor Leonor

¿Entramos ya, sor Teresa? -te dijo la joven Leonor, sujetando el pequeño barreño cargado de aceite-.

Cargando editor
20/06/2019, 05:31
Sor Teresa

Entremos sor Leono.-digo con una sonrisa, estaba contenta, El paseo había sido agradable, algo distinto a la rutina habitual. Ver a la gente orando me llenó de pz y tranquilidad.