Partida Rol por web

El cantar de la princesa de Asine

E10.- Epílogo

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06/06/2019, 01:33
Morfeo [Narrador]

En un valle de sombras, en la oscuridad perpetua de un mundo sin sol, pudo ver de nuevo a su padre. Ptolomeo estaba triste y lloraba desconsoladamente. Cuando su hijo se acercó hasta él no pudo levantarlo, aquel hombre tenía el alma destrozada y su existencia ya no tenía sentido, sobre todo en el lugar en el que ahora se encontraba.

Todo se ha perdido – exclamó en un susurro – no he podido salvarla, ha muerto por mi culpa – continuo mientras sollozaba entre lamentos y exhalaciones que apenas eran audibles – la amaba, realmente la amaba. Hubiera dado mi vida por ella si hubiese podido – Ptolomeo no habló más, pues sus ultimas palabras abrieron camino a un amplio llanto que se prolongo eternamente, mientras se aferraba con desesperación a su hijo.

Entonces, aferrándose a sus hombros le miro fijamente, como hacia mucho no lo había hecho. – Tienes que salvarla. Se la han llevado. Debes rescatarla. Se que tu puedes, se que tu eres un verdadero héroe, algo que yo jamás fui y jamas seré – sus lagrimas se fueron ahogando mientras emitía otras palabras que simplemente carecían de sentido.

Prometelo Atreo. Debes prometerlo. Venga su muerte, y cuando estés listo regresa aquí y salvala. Prometelo –.

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06/06/2019, 01:47
Morfeo [Narrador]

En un valle de sombras, en la oscuridad perpetua de un mundo sin sol, pudo ver de nuevo a su padre. Ptolomeo estaba triste y lloraba desconsoladamente. Cuando su hija se acercó hasta él no pudo levantarlo, aquel hombre tenía el alma destrozada y su existencia ya no tenía sentido, sobre todo en el lugar en el que ahora se encontraba.

Todo se ha perdido – exclamó en un susurro – no he podido salvarla, ha muerto por mi culpa – continuo mientras sollozaba entre lamentos y exhalaciones que apenas eran audibles – la amaba, realmente la amaba. Hubiera dado mi vida por ella si hubiese podido – Ptolomeo no habló más, pues sus ultimas palabras abrieron camino a un amplio llanto que se prolongo eternamente, mientras se aferraba con desesperación a su hija.

Entonces, aferrándose a sus hombros le miro fijamente, como hacia mucho no lo había hecho. – Tienes que salvarla. Se la han llevado. Debes rescatarla. Se que tu puedes, se que tu eres una verdadera heroina, algo que yo jamás fui y jamas seré – sus lagrimas se fueron ahogando mientras emitía otras palabras que simplemente carecían de sentido.

Prometelo Hypatia. Debes prometerlo. Venga su muerte, y cuando estés listo regresa aquí y salvala. Prometelo –.

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06/06/2019, 01:49
Morfeo [Narrador]

En un valle de sombras, en la oscuridad perpetua de un mundo sin sol, pudo ver de nuevo a su padre. Ptolomeo estaba triste y lloraba desconsoladamente. Cuando su hijo se acercó hasta él no pudo levantarlo, aquel hombre tenía el alma destrozada y su existencia ya no tenía sentido, sobre todo en el lugar en el que ahora se encontraba.

Todo se ha perdido – exclamó en un susurro – no he podido salvarla, ha muerto por mi culpa – continuo mientras sollozaba entre lamentos y exhalaciones que apenas eran audibles – la amaba, realmente la amaba. Hubiera dado mi vida por ella si hubiese podido – Ptolomeo no habló más, pues sus ultimas palabras abrieron camino a un amplio llanto que se prolongo eternamente, mientras se aferraba con desesperación a su hijo.

Entonces, aferrándose a sus hombros le miro fijamente, como hacia mucho no lo había hecho. – Tienes que salvarla. Se la han llevado. Debes rescatarla. Se que tu puedes, se que tu eres un verdadero héroe, algo que yo jamás fui y jamas seré – sus lagrimas se fueron ahogando mientras emitía otras palabras que simplemente carecían de sentido.

Prometelo Lykaios. Debes prometerlo. Venga su muerte, y cuando estés listo regresa aquí y salvala. Prometelo –.

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06/06/2019, 01:50
Morfeo [Narrador]

En un valle de sombras, en la oscuridad perpetua de un mundo sin sol, pudo ver de nuevo a su padre. Ptolomeo estaba triste y lloraba desconsoladamente. Cuando su hijo se acercó hasta él no pudo levantarlo, aquel hombre tenía el alma destrozada y su existencia ya no tenía sentido, sobre todo en el lugar en el que ahora se encontraba.

Todo se ha perdido – exclamó en un susurro – no he podido salvarla, ha muerto por mi culpa – continuo mientras sollozaba entre lamentos y exhalaciones que apenas eran audibles – la amaba, realmente la amaba. Hubiera dado mi vida por ella si hubiese podido – Ptolomeo no habló más, pues sus ultimas palabras abrieron camino a un amplio llanto que se prolongo eternamente, mientras se aferraba con desesperación a su hijo.

Entonces, aferrándose a sus hombros le miro fijamente, como hacia mucho no lo había hecho. – Tienes que salvarla. Se la han llevado. Debes rescatarla. Se que tu puedes, se que tu eres un verdadero héroe, algo que yo jamás fui y jamas seré – sus lagrimas se fueron ahogando mientras emitía otras palabras que simplemente carecían de sentido.

Prometelo Atreo. Debes prometerlo. Venga su muerte, y cuando estés listo regresa aquí y salvala. Prometelo –.

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06/06/2019, 01:50
Morfeo [Narrador]

En un valle de sombras, en la oscuridad perpetua de un mundo sin sol, pudo ver de nuevo a su padre. Ptolomeo estaba triste y lloraba desconsoladamente. Cuando su hijo se acercó hasta él no pudo levantarlo, aquel hombre tenía el alma destrozada y su existencia ya no tenía sentido, sobre todo en el lugar en el que ahora se encontraba.

Todo se ha perdido – exclamó en un susurro – no he podido salvarla, ha muerto por mi culpa – continuo mientras sollozaba entre lamentos y exhalaciones que apenas eran audibles – la amaba, realmente la amaba. Hubiera dado mi vida por ella si hubiese podido – Ptolomeo no habló más, pues sus ultimas palabras abrieron camino a un amplio llanto que se prolongo eternamente, mientras se aferraba con desesperación a su hijo.

Entonces, aferrándose a sus hombros le miro fijamente, como hacia mucho no lo había hecho. – Tienes que salvarla. Se la han llevado. Debes rescatarla. Se que tu puedes, se que tu eres un verdadero héroe, algo que yo jamás fui y jamas seré – sus lagrimas se fueron ahogando mientras emitía otras palabras que simplemente carecían de sentido.

Prometelo Ischyros. Debes prometerlo. Venga su muerte, y cuando estés listo regresa aquí y salvala. Prometelo –.

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06/06/2019, 01:52
Director
Sólo para el director

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06/06/2019, 01:59
Morfeo [Narrador]

Spyridon restregó sus ojos con incredulidad, no podía tratarse de ella. Lo hizo de nuevo aún con dudas en su mente, pero con su corazón congestionado, ante lo cual ella le sonrió con sinceridad, tal como no lo había hecho desde antes de su partida. Hallie estaba allí frente a él, realmente estaba allí. Tan hermosa, tan sublime, tan perfecta como siempre había sido.

Se encontraban en un bosque al borde de un arco de piedra antiguo y destruido. Un lugar bello y placido, donde sopla un viento ligero y fresco mientras las aves a su alrededor cantaban con alegría.

Desperté de pronto y te vi allí – le dijo ella – solo y adormecido, despertando en tu nueva vida. Los dioses han sido piadosos con nosotros y nos han permitido reencontrarnos en este hermoso lugar mi amado Spyridon –.

Las lagrimas de Hallie inundaron el corazón de Spyrindo, quien de nuevo estaba feliz. Si realmente había muerto, tal como parecía haber sucedido, realmente le estaban concediendo un gran regalo, al poder compartir su nueva vida allí con su amada esposa.

Tomados de la mano, caminaron largo rato por aquel bello bosque, platicando de sus vivencias, de su sufrimiento y de su eterno amor. Llegado un momento, cuando hubieron regresado al punto de partida, Spyridon recordó lo sucedido, recordó la embarcación y su muerte. Y aunque amaba a sus amigos, ya había dado su vida por ellos, era hora de descansar junto a su amada.

¡Spyridon! – gritó Hallie súbitamente. Ante Spyridon un par de demonios la sujetaban a medida que el bosque se tornaba en llamas – ¡Spyridon! ¡Spyridon! – sus gritós eran constantes, estaba sufriendo y aunque Spyridon miraba todo, simplemente no podía moverse, algo se lo impedía. Su desesperación se acrecentó, el miedo surgió, la ira lo dominó, y sin embargo no pudo salvarla. Aquel par de demonios de fuego abrieron un agujero en la tierra y sujetándola de la cintura, la arrojaron en él, para después ellos mismos hundirse bajo la tierra.

Spyridon quedó allí solo, frente al arco de piedra derruido, y con un único pensamiento, debía rescatarla a toda costa.

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06/06/2019, 06:07
Morfeo [Narrador]

En un valle de sombras, en la oscuridad perpetua de un mundo sin sol, pudo ver de nuevo a su hermano. Ptolomeo estaba triste y lloraba desconsoladamente. Cuando su hermano se acercó hasta él no pudo levantarlo, aquel hombre tenía el alma destrozada y su existencia ya no tenía sentido, sobre todo en el lugar en el que ahora se encontraba.

Todo se ha perdido – exclamó en un susurro – no he podido salvarla, ha muerto por mi culpa – continuo mientras sollozaba entre lamentos y exhalaciones que apenas eran audibles – la amaba, realmente la amaba. Hubiera dado mi vida por ella si hubiese podido – Ptolomeo no habló más, pues sus ultimas palabras abrieron camino a un amplio llanto que se prolongo eternamente, mientras se aferraba con desesperación a su hermano, tal como lo habría hecho muchos años atrás, cuando eran muy jóvenes.

Entonces, aferrándose a sus hombros le miro fijamente, como hacia mucho no lo había hecho. – Tienes que salvarla. Se la han llevado. Debes rescatarla. Se que tu puedes, se que tu eres un verdadero héroe, algo que yo jamás fui y jamas seré – sus lagrimas se fueron ahogando mientras emitía otras palabras que simplemente carecían de sentido.

Promételo Hermano, promételo Theron. Debes prometerlo. Venga su muerte, y cuando estés listo regresa aquí y salvala. Prometelo –.

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06/06/2019, 06:21
Morfeo [Narrador]

Ebalo se encontró a si mismo solo en un bello bosque de montaña. El sol estaba a su espalda y una espesa neblina empezaba a acercarse a él. Aunque intentó huir de ello, no pudo, simplemente no era tan rápido.

Estás solo, siempre has estado sólo – le exclamó una voz. Su instinto fue de inmediato buscar su escudo y algún arma, y entonces se dio cuenta de que no estaba, su escudo no estaba. Quizá lo había dejado caer, pero no recordaba haberlo hecho, aunque realmente no recordaba nada de la gran ola, solo recordaba que había estado caminando largo tiempo, quizá días, al menos de ello tenía cierta constancia en su mente.

Estás solo – se escuchó a su espalda de nuevo. La neblina para ese momento ya era muy espesa y Ebalo no podía ver nada a más allá de diez metros.

Camino entonces sin rumbo, camino sólo y sin su escudo, sintiéndose en todo momento frágil, en todo momento vulnerable. Las voces le seguían, las voces le incitaban, las voces le guiaban. Le preguntaban el por que estaba solo, y antes de que Ebalo pudiese responder se lo recalcaban, realmente estaba solo. Una y otra vez lo hicieron, doblegando poco a poco su confianza.

Siempre has estado solo. Ellos te darán la espalda, ellos no entienden tu grandeza. Estás solo. No confían en ti y te rechazan. Ellos no son de tu pueblo, tú estás solo – sentenció la voz una última vez.

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06/06/2019, 21:00
Morfeo [Narrador]

Talios había caminado largo rato en la ciénaga en busca de su hermano Anatolius. No recordaba cuando tiempo hacia ya que deambulaba entre los arboles y los canales de agua que había por doquier. No recordaba siquiera que había pasado antes. En cierto momento atrás había recordado haber perdido algo muy importante, y mucho después, logró recordar que se trataba de su hermano.

Pasó un día quizá dos, hasta que llegó aun claro en medio de la ciénaga, allí se encontraba su hermano, recostado en el tronco de un árbol, con el ojo tuerto y su cuerpo ensangrentado.

No pude defenderlos – le confesó, – los demonios surgieron de todas partes. Habría dado vida por ellos si hubiese tenido la oportunidad, lo sabes – le aseguró teniendo dificultades para formular sus palabras debido a las hemorragias internas. Talios intentó auxiliarle y parar las hemorragias, pero Anatolius no quiso y empujando su mano volvió a hablar con firmeza. – No hay tiempo. Yo he de morir, pero tu eres un héroe, tu deberás prometerme que los rescatarás hermano. No puedes abandonarlos a su suerte en el Hades. ¡Juralo!. ¡Juralo! – reiteró una y otra vez al tiempo que su vida expira y sus sueños se perdían en la eternidad.

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06/06/2019, 21:02
Morfeo [Narrador]

Anatolius había caminado largo rato en la ciénaga en busca de su hermano Talios. No recordaba cuando tiempo hacia ya que deambulaba entre los arboles y los canales de agua que había por doquier. No recordaba siquiera que había pasado antes. En cierto momento atrás había recordado haber perdido algo muy importante, y mucho después, logró recordar que se trataba de su hermano.

Pasó un día quizá dos, hasta que llegó aun claro en medio de la ciénaga, allí se encontraba su hermano, recostado en el tronco de un árbol, con el ojo tuerto y su cuerpo ensangrentado.

No pude defenderlos – le confesó, – los demonios surgieron de todas partes. Habría dado vida por ellos si hubiese tenido la oportunidad, lo sabes – le aseguró teniendo dificultades para formular sus palabras debido a las hemorragias internas. Anatolius intentó auxiliarle y parar las hemorragias, pero Talios no quiso y empujando su mano volvió a hablar con firmeza. – No hay tiempo. Yo he de morir, pero tu eres un héroe, tu deberás prometerme que los rescatarás hermano. No puedes abandonarlos a su suerte en el Hades. ¡Juralo!. ¡Juralo! – reiteró una y otra vez al tiempo que su vida expira y sus sueños se perdían en la eternidad.

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06/06/2019, 21:40
Morfeo [Narrador]

Golpe tras golpe, el mar golpeaba sus rostros bañándoles con sal y arena; como ligeras bofetadas que les llamaban una y otra vez a despertar. Sus ojos mirando entonces por primera vez desde aquella fatídica noche, el suelo firme. Las aguas les nublaban la vista, pero podían ver luz, la luz de amanecer quizá. Intentaron levantarse pero fue difícil, estaban muy golpeados y cansados y sus cuerpos no respondían.

En medio de susurros, llamaron a sus seres queridos, a aquellos que anhelaban ver y que quizá habían perdido ya para siempre. Algunos jurarían haber realmente estado allí hacia apenas un momento, haberlos tocado, haber hablado con ellos, pero no lo sabían, solo vivía como un fuerte recuerdo. Quizá había sido real, quizá habían estado allí; pero quizá solo había sido un sueño o una visión los dioses. No lo sabían, y eso les exigía el ponerse de pie y buscar ayuda.

Lo intentaron pero su cuerpo no respondió, y bañados por la luz del sol que les golpeaba también, cayeron de nuevo sobre la fina arena de aquella playa, y entonces durmieron, durmieron de nuevo. Esta vez, pudieron descansar, y perderse en sueños placenteros en los que simplemente deambularían mientras sus almas iban recuperando fuerza.

La marea regresó de nuevo al atardecer, llamándoles de nuevo con pequeños golpes que buscaban despertarles. Sus ojos se abrieron de nuevo de par, observando todo a su alrededor. El sol estaba cayendo, lo cual querría decir que tenía ya quizá medio día allí en la arena.

A lo lejos pudieron ver al capitán Tesifonte, sangraba de una mano que le colgaba por arriba de la muñeca. Gritaba diversos nombres, probablemente el de sus fieles guerreros que le habían acompañado. Pero poca respuesta obtenía en aquel momento; la mar y la orilla estaban plagados de cuerpos, probablemente sin vida, y al fondo, sobre el mar, se podía ver el trirreme, con la proa destrozada al chocar contra la costa rocosa.

Uno a uno los héroes se pudieron poner de pie, aunque no sin mucho dolor y dificultades. Uno a uno se fueron contando, solo ocho de ellos estaban en pie, mientras que Akintos flotaba en la mar boca a bajo, Dareios yacía recostado bajo una palmera con la cabeza herida y mucha sangre sobre sus ropas. Lykaios también estaba acostado en la arena de la playa, pero su cuerpo estaba atravesado por una lanza en su hombro y no parecía reaccionar.

De Ifianasa no había señal, así como tampoco la había de Arsenio y Cirenio. Para malestar de Atreo, la princesa Ava también estaba desaparecida. Estaban vivos, pero estaban solos. Habían naufragado bajo el poder de Poseidon, pero habían sido devueltos de la mar bajo el poder de aquel Dios. Pero eso no cambiaba del todo las cosas, igual habían fracasado, no tenían a ninguna princesa, habían provocado una terrible guerra entre Asine y Micenas, e incluso quizá habían pagado con la vida de una joven princesa. Solo había una cosa que era diferente ahora y que podría cambiarlo todo. Estaban vivos, tenían que levantarse y vivir; no todo estaba perdido y ellos aún podrían dar batalla... La adversidad siempre impulsa a los héroes.

Notas de juego

Fin de la Partida

 

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07/06/2019, 00:00
Ischyros

Mis ojos se abren de golpe mientras el agua del mar vuelve a golpearme. Sé que no es la primera vez que despierto en esta playa pues lo hice hacer horas pero estaba demasiado cansado como para conseguir levantarme. Ahora, no sé qué ha pasado a nuestros alrededor pero todo comienza a tomar sentido cuando veo el lugar con más detenimiento, las personas y el propio trirreme.

"Lo conseguimos. Poseidon aceptó el martillo y se apiadó de nuestras vidas."

Me pongo de pie, con mucho dolor y cansancio, pero vivo. Entonces, veo como Akintos flota boca abajo en el mar y, sin pensarlo dos veces y haciendo caso omiso a todos mis dolores, corro hacia él para ayudarle. Apenas mis manos lo alcanzan, lo giro y levanto hacia mí con toda la fuerza que puedo reunir, para que se golpee el pecho en mi hombro y vuelva a respirar.

Haciendo acopio de toda la energía que me resta, avanzo hacia la arena con mi amigo a cuestas pues no le dejaré en esas aguas. Akintos, el único de nosotros que adora a Poseidon por sobre todos los otros dioses, ahora yace así por culpa del mar.

Lo dejo caer en la arena, cayendo yo también por el cansancio que no puedo ignorar mas. Lo pongo de lado y sacudo para ver si reacciona.

 - "¡Vamos hermano, no puedes rendirte ahora!"

Entonces despierta y escupe el agua, recuperando el aliento. Sonrío aliviado y le dejo espacio para que termine de toser y recuperarse. Me pongo de pie nuevamente, mirando alrededor y entonces noto que Ifianasa no está. Desesperado, comienzo a gritar:

 - "¡IFIANASA! ¡¿DONDE ESTÁS?!"

Pero mis gritos no tienen respuesta. Busco en todos lados más no la encuentro por ningún sitio. Tampoco está la princesa Ava ni otros más pero ninguno de ellos me importa en este momento. Continúo gritando mientras los recuerdos de lo que creo haber visto en un sueño me asaltan con fuerza y no sé a quien mi padre desea que vengue y que rescate, ni tampoco hay sentido en aquellas palabras.

Muchas son las interrogantes y ninguna respuesta la que ahora tenemos.

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07/06/2019, 19:55
Spyridon

Spyridon despierta con un grito. No recuerda si ha despertado antes ni si esto es un sueño o parte de la pesadilla. Con un nuevo grito golpea con fuerza la arena introduciendo los dedos en la misma como si con ello intentase desgarrar al mismo infierno.

Poco a poco sus gritos se convierten en un triste lloro. El orgulloso general llora como un niño mientras golpea cada vez más suavemente la playa. Al cabo de un rato queda en silencio mirando al suelo mientras las lágrimas se secan sobre su rostro demacrado.

El cuerpo cansado y dolorido le revela que de alguna manera ha regresado. Para su maldición vuelve a estar en el mundo de los vivos y ha vuelto a perder lo único que siempre ha deseado.

- ¡ Juro por mi honor que he de volver y nunca nadie nos separará de nuevo ! - El juramento lo ha lanzado al suelo como si allí hubiera algo más que arena y algas descompuestas. Tras ello levanta su mirada y contempla a su alrededor el desastre producido por la tormenta.

Aún no es consciente de quien vive y quien ha cruzado el umbral y no tiene que recorrer el duro camino de regreso. El general envidia en lo más profundo de su ser a estos últimos, pero es consciente que la muerte llegará en el momento adecuado y no está en su mano adelantar ese instante.

Tambaleante se mueve en busca de sus compañeros. Sea como sea, han de continuar.

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09/06/2019, 19:58
Theron

Lo prometo ... El agua sala de mi boca haciendo que inhale una vez mas el aire que tanto necesitaba para respirar, el sol lastima mis ojos cuando los abro, está claro que ya no me encuentro en el valle de sombras donde había terminado cuando la muerte aun esta por reclamarme.

Leves olas golpean mi cuerpo y mueven la arena que se va introduciendo bajo la coraza de mi armadura, es tiempo de alzarse, apenas tengo fuerzas para girarme sobre mi costado y mucho menos para levantarme. El paisaje en otros momentos podría ser incluso bonito, pero esta playa llena de restos del naufragio y de cuerpos desmadejados de mis compañeros y familiares es un cuento de terror ... sobre todo cuando veo a mi sobrino Lykaios atravesado por una lanza, corro hasta él e intento colocarlo de manera que esta no incida mas sobre el cuerpo del joven. - Resiste Lykaios, no desfallezcas. 

No veo a Ifianasa, pero si al joven Ebalo quien ya había salvado una vez a Spyridon de una situación de vida o muerte. - ¡Ebalo, muchacho, te necesito!.  Sin medicinas ni utensilios de cirugía, solo un milagro podría salvarlo. 

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10/06/2019, 18:23
Atreo

Atreo murmuraba en sueños..... - Sí......padre.....lo mmmto...lo prometo...volveré.... - sus ojos se entreabrieron, notando humedad en el rostro, arena debajo de él y viento alrededor. El sonido del mar rompiendo cerca lo llenaba todo, así como el piar de algunas aves. - Paaad....Padre...¡padre! ¡No desesperes...yo iré...yo prometo ir! - dijo, sacando fuerzas para levantar la cabeza y mirar alrededor. El sol le molestaba la visión, pero pudo distinguir cerca varias figuras conocidas.

A pesar de la urgencia, casi no podía moverse, y pronto cayó dormido de nuevo, exhausto, a pesar de intentar resistirse con todas sus fuerzas.

Se despertó de nuevo al golpearle una ola en pleno rostro, escupiendo agua y rodando sobre sí mismo para ponerse boca abajo y así poder levantarse mejor. El descanso le había venido bien y poco a poco se pudo sentar sobre sus tobillos, mirando alrededor con parte de la boca manchada de arena por haber apoyado la cara en ella.

Alrededor de él pronto se empezaron a escuchar gritos, y pudo ver como varios cuerpos flotaban en el agua o permanecían quietos y tumbados cerca de ellos, algunos heridos, otros totalmente inmóviles. Akintos y Lykaios yacían, uno boca abajo en el agua, otro con una lanza atravesada en su hombro cerca de él. Ambos estaban siendo socorridos por otros. Sus ojos se fijaron en Dareios, su hermano menor, impulsivo y alegre, que estaba recostado contra una palmera, con una fea herida en la cabeza y mucha sangre a su alrededor.

Con un gran esfuerzo se levantó y con las fuerzas que dan el miedo y una gran preocupación, poco a poco fue ganando velocidad hasta que sus cansadas piernas le llevaron al costado de su hermano. Por el camino su cabeza iba girando a un lado y a otro, sin ver rastro de la Princesa Ava ni de su hermana Ifianasa. - ¡IFIANASA, AVA! - gritó, sin resultados.

Se dejó caer al lado de Dareios y le dio la vuelta, mirándolo a los cerrados ojos. - Vamos hermano...vamos....tú eres un gran negociante...negocia con la muerte y que te deje volver...vamos.... - le dijo, sosteniendo su cabeza con delicadeza encima de sus muslos, y pronto una suave sonrisa se mostró en el rostro de Dareios, haciendo una mueca de dolor al intentar moverse - Vamos hermano, cualquiera diría que me aprecias... - susurró Dareios sin abrir los ojos aún, pero en clara mejoría.

- ¡Ébalo...aquí! - llamó Atreo, buscando al gigante con la vista mientras intentaba que su hermano no se moviera, feliz y aliviado de verlo con vida, a la vez que con un sentimiento amargo por no encontrar a las dos mujeres que tanto deseaba ver.

Su mirada paseaba alrededor, viendo los cuerpos flotando, el barco destrozado... - Hécate...tenías razón. Poseidón aceptó. - dijo mentalmente, sabedor que la Diosa estaría escuchando y que aceptaría de buen grado que él reconociera su error.

Hécate nunca le dijo cómo sería, como de bien sobrevivirían o lo que pasaría, pero aquello se acercaba mucho a sobrevivir y poder seguir adelante otro día. Cierto era que para Atreo, perder a cualquier miembro de su familia o amigos, o a la Princesa Ava ahora que la había tenido tan cerca, era una tortura...y algo contrario a lo que Hécate le había prometido.

Pero a pesar de los múltiples sentimientos de desfallecimiento y derrota que amenazaban con apoderarse de él, algo le dijo en su interior que estaban vivas, que sólo tenía que levantarse y encontrarlas. Ellos no estaban muertos, lo que quería decir que aún podían seguir adelante y seguir luchando. Conforme lo pensaba, una sensación le recorrió la piel y le puso toda la carne de gallina...y supo que estaba en lo cierto.

Él lo haría. Ellos lo harían, las encontrarían y seguirían adelante. Pararían esa estúpida guerra y encontrarían al verdadero culpable del asesinato de su madre, cobrando venganza. Él podría entonces amar a Ava y conquistar su corazón...y ser felices para siempre.

Y al Hades con el Olimpo.

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11/06/2019, 09:17
Anatolius

Tenía las piernas entumecidas de caminar a través de la ciénaga y estaba a punto de darme por vencido. No recordaba qué hacía allí, levantaba la vista y veía retazos inconexos de mi memoria pero sin ningún sentido, entonces vi el sonriente rostro de mi hermano y recordé por qué deambulaba por esa ciénaga, estaba buscando a Talios. 

Grité su nombre en varias ocasiones a medida que atravesaba la ciénaga con premura. Tras dia y medio de búsqueda agotadora le encontré en medio de un claro, apoyado en un arbol. Al acercarme le pude ver con mayor claridad: había perdido un ojo y tenía el resto del cuerpo ensangrentado. Hinqué la rodilla en el suelo, le cogí la mano y empezó a hablar:-No hables, hay que curar tus heridas.-intervine taponando una fea herida en el costado. Me apartó las manos y entonces se sentenció con la firmeza de un guerrero ateniense y exhaló su último aliento:-No pienso abandonarlos, hermano. Por nuestro honor, lo juro.-dije esperando que el me escuchara y derramando lágrimas, retiré el yelmo del gran guerrero ateniense. 

 

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11/06/2019, 09:35
Anatolius

Desperté con la mano cerrada sosteniendo el yelmo de Talios. El oleaje me golpeaba con dureza intentando arrastrarme hasta el fondo. Tras varios intentos pude alejarme lo suficiente del agua como para notar la dureza de la arena. Me pitaban los oídos y no sabía donde estaba entonces vi al resto. Gritando a lo largo de la playa, ayudando a otros y pidiendo ayuda a Ebalo. 

Me levanté de la arena con dificultad y entonces vi el cuerpo de Talios. El sueño que acababa de tener era el último mensaje de mi hermano, sabía que no se podía hacer nada por él. Apoyé el yelmo en la arena y fui a por su cuerpo. Con todo el dolor de mi corazón saqué su cuerpo del agua y lo arrastré hasta la playa. Cuando le día la vuelta, estaba igual que en el sueño. 

 

Notas de juego

Fallo mío por no corregir el post antes del tuyo. 

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11/06/2019, 11:10
Capitán de navío Ebalo

Ébalo asomó por una de las esquinas de la playa, se había quedado apartado del resto y durante un tiempo cayó en la desolación al pensar que fuera el único superviviente, esos momentos de soledad y de desesperación nunca serán contados, corría por una playa desierta, maldecía y golpeaba con los puños desnudos la arena.

Alguien gritando su nombre lo había devuelto a la vida. A estas alturas pensaba que seguía en alguna especie de limbo para su tortura infinita, inflingida por el barbudo Poseidón. Cuando despuntó por una de las rocas le faltaba una sandalia y su aspecto era lamentable, estaba muy magullado y lleno de cortes, pero su sonrisa opacaba todo lo demás. Están vivos.

Sin embargo, la sonrisa se le congeló en la cara en una mueca, había algunos muy heridos y otros que estaban siendo enterrados. Ébalo corrió hacia los que estaban peor, ignorando sus propias punzadas y sangre que dejaba detrás y pidió que estuvieran todos juntos y encendieran un fuego para calentarse. un momento después cantaba a su dios para intentar atraer de nuevo la fuerzas al grupo.

Lyakos, Daerios y Akintos parecían al borde de la muerte, El gigante Talios estaba siendo enterrado por su hermano. Ébalo veía en todos determinación, pérdida y promesas. Siguió cantando, una canción de marineros que buscaban su casa, una canción triste de valor y que sólo tras mucha pérdida, ganaron. Buscando a su dios Apolo para que le asistiera, le explicaba con imágenes que ayudara a quien tan fieramente habían luchado y que todavía les quedaban cosas increíbles por hacer.

Sabía que su dios no le fallaría, porque sabía que su aventura, no había terminado.

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13/06/2019, 12:24
Talios

-¡Hermano resiste! -exclamó desesperadamente el gigante que al momento abrió los ojos, como si de una pesadilla se despertara.

Lo primero que vio para su tranquilidad, era que Anatolius tiraba de su cuerpo, creyendo que estaba incosciente o algo peor, por lo que la alegría de los hermanos al comprobar que estaban bien, sólo fue superada por la fuerza de su abrazo.

Acto seguido echó un vistazo al trágico espectáculo que lo rodeaba, sus compañeros estaban bastante malheridos, por lo que sin dudarlo ni un instante se lanzó al agua a recoger a Akintos, así como ayudó a encender fuego y realizar cualquier preparativo que el espartano les encomendara.

Tras ello, se volteó con furia contra Atreo, como si fuera el responsable de todo aquello y le dijo con dureza:

-¡Tú! ¡todo esto es culpa tuya! la diosa Hécate te engañó como a un imbécil, es ella quien provocó la tormenta, quien nos habló durante la misma -expuso con total seguridad y lamentando que la sacerdotisa no estuviese allí para secundar sus palabras- seguro que fue ella también quien te dijo que quería dicho martillo, no sé que clase de arma es esa pero lo que has hecho seguro que tendrá consecuencias terribles... -dijo bastante alicaído- ¿por qué demonios has hecho algo así sin hablarlo con los demás? -aquel chico no respetaba la cadena de mando y eso acabaría por destruirlos- más te vale contarnos ahora todo lo que sabes pues de lo contrario jamás volveremos a encontrar a nuestros amigos ... -concluyó esperando que el cazador se dejase de intrigas y movimientos unilaterales y les confesara todo lo que había ocurrido.

Notas de juego

Que rápido me enterráis, vaya tela XD. En mi post voy a suponer que nada de eso ha ocurrido, pues no tiene mucho sentido, aunque pondré algo para que no quede muy incoherente.