Partida Rol por web

Talios pensaba responderle al rey diciendo que su proposición de ofrecerles armas era sólo para que pudieran compartir un ápice de la gloria que iban a conseguir, mas no le dejaron exponer dicha réplica ante las risotadas de Karsten y sus consejeros, aunque a decir verdad, quizás hubiese sido lo mejor...

Así pues, una vez en sus nuevas estancias, el guerrero al ver semejante festín se dispuso a lanzarse sobre él con un interés inusitado; pero escuchó el aviso de la sacerdotisa a tiempo, cuando tenía ya una pieza de jugosa carne en la mano, y aunque el hambre le podía, admitió que las palabras de Ifiansa llevaban mucha verdad por lo que prometió comer con mesura, bebiendo sólo agua y sin tener una cena copiosa, aunque un poco más cargada de lo que estaba acostumbrado, pues a fin de cuentas, ese podía ser su último día, y no era bueno ir en la barca de Caronte con el estómago vacío.

Una vez terminaron y respondiendo a la necesidad de un plan por parte de la seguidora de Hera, dijo dando su opinión, por llana que pareciera:

-Por mi parte ya me conocéis, lo que mejor se me da es la primera línea, y aguantar todo lo que me echen encima; aunque debo añadir que tras nuestra estancia en la cárcel, he podido meditar sobre los dioses y cuento con más apoyo de Zeus, tal es así que puedo conjurar la electricidad en mis armas, algo que creo que será provechoso contra un ser acuático como es ese cangrejo gigante -expuso lo que para él era su única estrategia en el combate, pues poco más podía hacer y dispuesto a escuchar a los demás por si podían congeniar de alguna forma para sacar mejor provecho a sus poderes.

Sin más preámbulos son conducidos a donde pasarán la noche. Una estancia lujosa y con todas las comodidades posibles. Incluso toda la comida que puedan comer. Aunque no hace falta la advertencia de Ifianasa para saber que lo que intenta el rey es mermar las posibilidades de ganar a esa bestia marina. Por si no fueran pocas de por sí.

-Sin duda, nuestro punto débil es que no estamos coordinados. No sabemos a lo que nos enfrentamos, salvo por el hecho de que es una criatura marina, bastante peligrosa. 

Se sirve un poco de agua y decide comer un poco de fruta primero.

-Pero el crustáceo gigante debe de tener debilidades. Una de ellas deberían ser las patas, ¿no? Si atacamos a las patas y hacemos estragos en ellas, deberíamos ser capaces de limitar sus movimientos... quizá Talios pueda distraer a la bestia lo suficiente para que los demás guerreros desencajen las patas de su sitio. El caparazón no será tan duro ahí... pensad en una armadura. En las articulaciones siempre es más fácil ensartar un arma, ¿no?

Se sienta para descansar. No cree que pueda dormir esa noche.

-Y mientras tanto, Atreo, Anatolius, Ifianasa y yo, podremos estar en retaguardia intentando distraer a la bestia e intentando abrir alguna brecha en el caparazón. Aunque parece bastante imposible para mí con mis flechas de madera. Anatolius ha demostrado que el poder de los dioses puede transformar sus flechas en virotes casi imparables, por ejemplo. Atreo es muy buen cazador y verá algún punto débil. E Ifianasa podrá hacer llover piedras ardientes del cielo.

Se lleva una pieza de fruta a la boca y come. Espera a acabar para continuar.

-Pero creo seguro que  tanto el General Spyridon como mi tío saben más que yo sobre estrategia y ellos podrán confeccionar un plan mejor y mucho más cercano a la realidad de lo que yo podría. 

La reunión termina y somos llevados a las estancias donde descansaremos. Me parece un muy buen lugar y con bastantes comodidades para descansar. La verdad es que no esperaba aquello y me alegra mucho el corazón. Cuando quedamos solos, me acerco a mi amiga y le hablo:

 - "Me alegra mucho ver que estás bien. Sin tu intervención, no estaríamos vivos ahora y todos te lo debemos. Es muy bueno tenerte entre nosotros otra vez."

Le sonrío y abrazo, feliz de saber que su título de sacerdotisa ha conseguido que la respeten como persona y respeten sus palabras, que es lo que nos ha salvado de una silenciosa ejecución en la oscuridad de una mazmorra. Cuando llega la comida, escucho las palabras de Ifianasa, comienzo a comer con mesura, asegurándome de acabar con mi hambre y tener energía para mañana.

Entonces empieza la planificación para mañana. Escucho lo que dice Talios y luego mi hermana, a la que sonrío antes de responder:

 - "Habrías sido un gran general de haber nacido hombre. Uno mucho mejor que el bruto de tu hermano."- Digo refiriéndome a mí mismo, para luego continuar -"Yo soy guerrero de primera fila. Me he entrenado para ser inalcanzable y nadie de toda esta ciudad sería capaz de darme un golpe si me dedico a esquivarlo y eso te incluye, hermano"- Digo bromeando con Akintos -"Puedo distraer a la bestia mientras otros se encargan de dañarla. No seré inmortal como el Gigante Talios de Atenas, pero aguanto un par de golpes sin caer."

Me río un poco pero sé que tengo razón. Soy uno de los más rápidos y difícil de alcanzar. Durante todo el combate con los bandidos no fui alcanzado ni una sola vez a pesar de luchar siempre en desventaja numérica y no tener las piezas de armadura que ahora llevo puestas.

Si la bestia es capaz de alcanzarme, merece matarnos a todos.

Spyrudon era consciente de que se enfrentaban al combate definitivo. El que el propio Rey les permitiera sentarse con él si eran capaces de superar la prueba ya indicaba la dificultad de la misma. Miró al grupo, "no todos sobreviviremos a este encuentro".

Permanecía silencioso mientras tomaba una cena no copiosa, pero sí suficiente en previsión del combate de mañana. El Rey, aún siendo enemigo, se había portado con corrección, algo que el general dudaba que hiciera su propio rey en caso contrario. Si quisiera simplemente matarlos, el calabozo era un lugar oculto y discreto para hacerlo. No pensó que la comida pudiera tener algo si el Rey pretendía ofrecer a los dioses un espectáculo justo.

Se dirigió a la ventana del recinto y contemplo la noche, buscando inspiración para el combate de mañana. La coordinación era todo y conocer las fortalezas y debilidades de sus hombres fundamental.

Marte, ayuda a tu siervo en la batalla que se avecina.

Spyridon no era muy religioso, pero en esas circunstancias buscaba ayuda divina.

Sonríe a su hermano.

-Hermano, creo que me ves con demasiados buenos ojos. 

Corta un poco de queso y pan. Al fin y al cabo, las frutas y las verduras no darán la energía necesaria para el reto al que se van a enfrentar al amanecer.

-Nada dice que de haber nacido hombre hubiese sido como soy ahora, pero en hombre. Quizá hubiese sido un bruto como tú - sonríe ampliamente -, pero nunca lo sabremos. Los dioses nos han hecho como nos han hecho y es lo que vivimos lo que nos vuelve nosotros mismos.

Tan bonitas, amplias y acomodadas estancias y al mismo tiempo tanta carencia... el escudero necesitaba sus armas y las de su mentor para afilarlas, limpiarlas y ponerlas a punto. No confiaba en que otros lo hiciesen, menos dorios que buscaban su muerte. Suspiró y se contentó con ajustar las piezas de armadura, pero primero había un gran banquete que atender.

Se acercó a la mesa bien atendida y se sirvió un buen vaso de vino, todavía recordaba cuando quiso comprar unas ánforas de aquella bebida en Micenas. Se le antojó delicioso y prefirió disfrutarlo sin atorarse... acompañado con algo de carne guisada, pan queso y mantequilla. Todo conformaba un sabor espléndido para el escudero, el cual comenzó a disfrutar mientras escuchaba las conversaciones a su alrededor.

Le llamó la atención sobre todo la iniciativa de aquella joven muchacha por organizarlos, terminó de tragar y no pudo evitar responder cuando Ischyros comenzó a bromear sobre sus capacidades.

- Eso tenemos que verlo, Ischyros, pues la posición de hoplita usando mi aspis nuevo es incluso más difícil de penetrar que tu danza - levantó una ceja, desafiante, rió.

- Pero primero - engulló un poco más de guiso con mantequilla - debemos elaborar los planes para encargarnos de la bestia - le sonrió a Hypatia y asintió a Ifianasa. Aquellas mujeres estaban empezando algo interesante, esperaba que pudiesen sacarle todo el jugo a aquello.

- Claramente, El Gigante Talios, el general Theron y mi mentor Spyridon son quienes se destacan en la ofensiva mano a mano, por lo que creo que debieran ir a primera línea dando todo lo que tienen sin contenerse... - dudó un momento y buscó al jovencillo Dareios, aquél con el cual habían tenido suaves intercambios antes de la audiencia -...he visto al muchacho moverse con muy buena velocidad usando sus cuchillos, seguramente él será apto para primera línea ofensiva... mmm - miró a su alrededor, buscando al resto de sus compañeros.
- Ischyros El Danzante, Lykaios, yo mismo y - miró aquella figura esbelta radiante y orgullosa - Nuestro amado líder Ébalo El Apuesto - le guiñó el ojo al espartano - Seremos la primera línea defensiva, los encargados de distraer al centollo y aguantar sus golpes -

Se recostó sobre el respaldo de la silla y tomó pan con crema, lo untó en el guisado.
- Como dijo Hypatia, el resto deberá apoyar desde la distancia con todo lo que dispongan, no se guarden nada. Así como Talios a comentado de usar sus dones de Zeus para complementar sus porrazos, todos deberíamos intentar aprovechar nuestras capacidades... por ejemplo, los lobos que invoca Hypatia tendrán que venir rápidamente a apoyar a los combatientes cuerpo a cuerpo, Mentor puede tambien distraer al enemigo - terminó de tragar y buscó otra porción, estaba deleitado pero no abusaría ya había sido advertido y sabía que lo importante luego de la planificación sería la preparación, la cual no podía hacer ni borracho ni empachado.

- Todos los que estemos cerca deberíamos buscar puntos blandos - miró de nuevo a la muchacha por haber traido eso a colación - Además de las articulaciones podría ser alguna zona desprotegida como los ojos, boca o el abdómen... y creo que Mentor además de ser muy listo tiene muy buena vista - se dirigió a Anatolius esta vez, quien había sido bendecido por Athena con aquella bestia consejera - Puedes pedirle que busque puntos débiles en la batalla o que te transmita algún conocimiento sobre el enemigo, ¿verdad? -

Le estaba gustando esto de planear la batalla, se parecía bastante a las lecciones de estrategia impartidas por Spyridon.

Al parecer el rey no quería quedar como un tirano y en vez de enviarnos a las celdas, nos aloja igual a como alojaría a diplomáticos de otras ciudades. El rey acompaña el excelente alojamiento con un copioso banquete, no podíamos olvidar que para ellos estábamos condenados y de camino al cadalso, todo este trato no era mas que una nueva burla de nuestros enemigos.

- Comamos y bebamos. Digo mientras extiendo mi mano para tomar un racimo de uvas. - Pues mañana moriremos. 

Tanto Ifianasa como Hypatia remarcan que debemos pensar antes de actuar, mientras que el gigante Talios y mi sobrino Ischyros remarcan sus puntos fuertes ante el inminente combate.

- Antes de planear nada hay que saber contra que luchamos. ¿Ifianasa, que has escuchado sobre el Carakginius?. No solo era importante el enemigo, sino el terreno donde se luchaba. - ¿Tienes idea de donde se hacen los sacrificios al centollo?. Siendo una criatura que vivía en el mar tendríamos que intentar alejarla de las aguas. - No luchamos contra hombres, sino contra bestias, al igual que lo era la quimera ... mientras ella dominaba el cielo, esta cosa dominara el mar. Sonrío con desgana ante las bravatas de los muchachos. - Si os arrastra al mar, vuestra fuerza se concentrará en no ahogaros, eso si donde vive no lo ha llenado de agujeros y ahora son arenas movedizas. 

Antes de que pudiera decir mi ultima palabra, fuimos despedidos por el Rey de Asine y conducidos de nuevo a nuestra "celda", la misma habitación en la que estuvimos esperando antes de la reunión con el Rey. Allí nos quedamos mientras trazábamos un plan de cómo vencer a Carakginius, una especie de Centollo gigante, por el nombre no parecía que fuese muy peligroso pero no nos arriesgaríamos a subestimarlo, antes de que me lo dijeran ya tenía intención de que Mentor me contara algo sobre esa criatura. 

Sabía que no se había alejado demasiado de nuestra posición pero desconocía cuál era la suya. Decidí dejar de escuchar los comentarios banales del resto para concentrarme en convocar a Mentor para que se reuniera conmigo. Así fue como apareció volando por el horizonte, precedido de su canto melódico. Abrí de nuevo los ojos y pude ver cómo descendía hasta posarse delante de mí, revolviendo las alas y posandose comodamente en el alféizar de la ventana que daba al patio de armas. Le acaricié la cabeza:-Hola amigo mío, Que bien nos habría venido tu ayuda frente al Rey Karsten y tenías razón no es de fiar.-no hizo falta que dijera nada solo apuntaba lo que había pasado:-Pero ahora necesitamos saber de una criatura llamada Carakginius. Qué puedes contarme de ella?-le pregunté humildemente a Mentor.

La habitación donde los  habían alojado era todo lujo, mucho más del que él estaba acostumbrado, y las mesas contenían un verdadero banquete. La sacerdotisa les dio un sabio consejo, consejo que Atreo se apresuró a cumplir, comiendo apenas un poco de carne, pan y agua. Se cortó un poco de queso y comió un par de frutas. Con todo eso, estaba más que satisfecho, aunque guardó dos frutos más para el desayuno. - He pedido los peces porque suelen ser un cebo efectivo con ése tipo de animales. Quizá los podríamos emplear para atraerlo a alguna posición ventajosa para nosotros, es decir, teniendo en cuenta lo que ha dicho Theron, alejarlo del agua o posicionarnos en algún sitio alto y atraerla debajo nuestro. Quizá hasta tenderle una trampa con rocas o algo similar. - dijo, pensando en tirarle un montón de pesadas piedras encima. - Pero es cierto que yo seré de más utilidad estando en algún lugar elevado y buscando los puntos débiles del enemigo, como ojos o articulaciones. - asintió, sabedor que aquel sería un buen plan de acción. 

Se quedó pensativo, intentando rescatar de su mente alguna información sobre los riscos de ésta zona, sobre lo que había llegado a ver mientras venían...algo que le ayudara a pensar un buen sitio para tener una emboscada o para atraer al centollo gigante y atraparlo en una situación de ventaja para ellos. 

Talios escuchó atentamente, más atentamente de lo que lo hacía su hermano, pues parecía enfrascado en una conversación con su sabio animal. Así pues dijo a modo de conclusión en cuanto a lo que a él se refería:

-Entendido, cargaré sin temor contra esa endiablada bestia, no sé como será de grande, pero intentaré llegar hasta él sin titubear ni un instante -expuso en referencia a que intentaría alcanzar a su enemigo y distraerlo lo antes posible- aunque no puedo aseguraros que pueda mantener su atención mucho tiempo, pues aunque soy grande, para él sólo seré una hormiga más que aplastar, y dudo que se mantenga mucho tiempo en la misma posición, por mucho daño que consiga hacerle... -aclaró dejando claro que no tenía ninguna forma de conseguir su atención de forma especial- en cuanto a las articulaciones y los ojos, lo tendré en cuenta, intentaré golpear allí donde vea debilidades -dijo como un fiel soldado, algo que sí estaba acostumbrado y con lo que se sentía más cómodo- por lo que respecta a los peces, es buena idea chico -alagó al joven Atreo, que aunque a veces era un poco bocazas, también tenía sus aciertos- esperamos que surtan efecto ... -concluyó dando por bueno su uso para atraerlo a una zona propicia para ello.

Ebalo se retiró del público que asistía al juicio como si de una obra se tratara, y tampoco estaba muy desencaminado, pues todo le parecía una pantomima, así que hizo reverencias y saludó, y a la princesa que mejor se mueve en aguas revoltosas, Haidee, le manda un beso volado, para darle qué hablar, pues en el siguiente acto será cuando todo tome sentido, o somos unos locos o unos enviados de los dioses.

Ya en sus habitaciones, cuando se empieza a hablar sobre tácticas, el espartano da preferencias a sus generales y tácticas, pues él es solo el líder de cara a la galería. Mientras está escuchando las primeras deliberaciones al respecto, le sorprendió como sus verdaderos líderes, uno miraba por la ventana ajeno a todo y el otro nos daba por muertos. ¡Pues menudos ánimos! le dio un ataque de risa a Ebalo que casi se atraganta. Todos parecían estar de acuerdo en hacer varias líneas una de ataque, una de defensa y una de apoyo. Que cada uno se coloque dónde cree que más encaja.

Ebalo comía y bebía todo lo que quería* pues poco le importaba las indigestiones. Lo que si no quería era que les estuvieran escuchando o espiando, es del todo lícito, pero es mejor tomar precauciones, así que empezó a pasear por las paredes buscando orificios o paneles secretos que se pudieran mover y darnos una sorpresa nocturna.

También en estos primeros momentos de la noche doy mis ideas para juntarlas con el resto y sacar algo decente de todo esto. A lo que ya se ha dicho, incluyo el intentar llevar el carro, para usarlo como centro de formación y estar allí los miembros que sean de apoyo y menos acostumbrados a la batalla cuerpo a cuerpo. También aporta si las frutas que hizo Ifanasa en un pasado, podría hacerlas de nuevo, para llevarlas mañana a la batalla y que nos recupere cuando más lo necesitemos. Aunque alguna me comería esta noche, piensa el espartano con una risa maligna en el fondo de su corazón y con planes secretos, que posiblemente no le salgan, como casi siempre... pero, ¿Y lo que me divertía intentándolo?

-Conjurar electricidad- medito la sacerdotisa, -quizá sea útil en tierra, pero en el agua podría dañarnos a todos-. La sacerdotisa escucho entonces a otros, como Hypatia, con quien coincidía en el importancia de coordinarse y tener un plan y posiciones detalladas.

-Si enfrentamos a un simple cangrejo de gran tamaño, todo aquello sería cierto Hypatia. Pero hablamos de una criatura, mas allá de lo natural, una criatura de carácter místico, que bien puede solo ser un centollo en apariencia pero no en capacidades. He escuchado solo rumores, algunos dicen que apenas y es tan grande como un toro, aunque los que le han visto dicen que es un ser mucho mas grande, hay incluso un viejo sacerdote que asegura haberlo visto en la ultima batalla y que era tan grande como una montaña. Nadie le cree, pero fue el único sobreviviente de una expedición para matar a la bestia. El comandante de la guardia de la ciudad un príncipe dorio de gran fama nacido en tierras lejanas comando a una veintena de los mejores guerreros de la ciudad acompañados por cuatro sacerdotes de distinta índole, todos murieron. Solo partes desmembradas fueron encontradas a la orilla de la costa- narró la sacerdotisa de Hera pensativa en lo que podría suceder. Ella realmente dudaba mucho de que un centollo del tamaño de un toro fuese capaz de derrotar a tantos guerreros, salvo que fuese mucho mas poderoso de lo que se pensaba o que realmente fuese gigantesco.

Mirando entonces a Spyridon, le habló, -el destino nos ha deparado un mal momento para llegar a estás tierras. Carakginius, que es como llaman al centollo gigante, ha asolado estás tierras causando el terror en la ciudad. El rey ha enviado a su mejores hombres y ha perdido a todos, incluyendo a su futuro yerno, el comandante de la guardia del que les hablé antes, el cual estaba prometido con la princesa Melani, la gemela que viste siempre de oscuro por respeto a su madre fallecida. Todo eso hace que las cosas nos sean mas complicadas.

-Si triunfamos podríamos ganarnos al pueblo, pero aun mas repudio del rey su familia. Si perecemos, todo estaría perdido-.

Fugazmente miró a Ischyros, su breve reunión la había trastornado. Sentía algo fuerte hacia aquel joven y quería ayudarle a toda costa, sobre todo ahora que los designios de Hera estaban encaminados a los suyos. Quizá su amor por aquel hombre era también un designio de los dioses, y aunque una parte de ella quería evitar sucumbir a sus caprichos, otra parte de ella se juraba a su misma que daría su propia vida por él.

-No se hacen sacrificios al centollo gigante, la criatura empezó a aparecer desde hace no mas de dos semanas y es apenas en los últimos cinco días que ha estado surgiendo todas las mañanas, cuando los pescadores regresan al alba trayendo su mercancía. Se han hecho sacrificios a Poseidon para apaciguar a la bestia, pero no han funcionado, y se ha pensado en hacer sacrificios a la misma bestia pero muchos sacerdotes los consideran una aberración y ofensa a los dioses. En cuanto a la ultima batalla de la que les hablara, aconteció en la playa cerca de la dársena, donde se reúnen los pescadores-.

Ifianasa entonces, tras poner atención a su palabras señaló algo importante que quizá todos habían dejado escapar. La batalla contra la quimera fue distinta, la quimera ya estaba malherida tras combatir al sacerdote de Apolo y al grifo; y no sabes si el control que se ejercía sobre ella disminuía sus capacidades, o si bien, no era tan fuere como la criatura que mañana enfrentaremos. Debemos confiar en nosotros pero sin caer en el error de creer que todo será fácil-.

Ante las ideas de Atreo, la sacerdotisa no hizo mas que asentir, alejarlo de la orilla de mar y hacerlo caer en alguna trampa les daría mucha ventaja. Aunque solo si conseguían pleno control de sus acciones y si la bestia no era inteligente. A la propuesta de Ebalo, la sacerdotisa asintió, -puedo crear algunas granadas, mañana temprano, pero le entregaré solo una a cada uno, salvo que realmente confié en ustedes- explicó sin dar detalles de que quería dar a entender o por que tal afirmación.

-Justo eso, que es ella- le dijo el búho a Anatolius. -Si se trata realmente de la criatura que ostenta ese nombre, entonces lo que enfrentaran es una centollo gigante, es hembra. Es hermana del famoso Carcinos, cangrejo gigante que vive en Lerna, y juntos son los padres de todo cangrejo de gran tamaño que deambula por la Helade.

Carakginius es un centollo de inmenso tamaño, de mas de 4m de ancho y poderosas pinzas. De dura armadura y de gran agilidad en el agua. En tierra solo se mueve bien lateralmente y su defensa y ofensa tiene su punto ciego en su retaguardia dada su dificultad para girarse. Lamentablemente no se mucho mas sobre la bestia.

-Me parece perfecto la idea de mantener una línea defensiva entre los atacantes cuerpo a cuerpo y los de a distancia, aunque no soy buen combatiente puedo aguantar algo -comentó mientras pensaba en lo que podría ser- podría pedir ayuda a Hera e invocar algunos meteoros para causar daño en nuestro rival; pero todo depende de la disposición que tengamos durante la batalla.

Escuchó las palabras de Ifianasa sobre ese ser y todo lo que decían de él, además de lo que comentaba sobre lo que podría pasar.

-Entonces, si vencemos nos ganaremos el favor del pueblo; pero no del rey. Hagamos lo que hagamos estaremos perdidos; pero eso ya es obvio. Voy a descansar lo que pueda antes de ese enfrentamiento.

Y sin añadir mucho más, buscó un lugar donde poder descansar para estar fresco frente a la batalla contra ese crustáceo gigante.

El guerrero asintió a las palabras de la sabia sacerdotisa, tendría cuidado a la hora de usar su arma cargadas con los rayos de Zeus cuando estuvieran en el agua. Así pues concluyendo todo lo hablado dijo:

-Está claro que hay que tener en cuenta la posibilidad de que el centollo gigante sea algo más que una bestia enorme, pues como bien dice Ifiansa, si así fuera lo habrían matado ya; tiene que tener alguna habilidad mágica también que lo haga más temible si cabe y que justifique las matanzas de la que es capaz, así pues, aunque sea difícil de imaginar debemos prepararnos para un conflicto mucho mayor de lo que esperamos ... -concluyó un tanto taciturno, estaba claro que la revelación de la sacerdotisa no le había animado mucho y ahora estaba mucho más serio que de costumbre.

Por otro lado, empezaba a pensar en algo que les pudiera servir, pero sus conocimientos para tales cosas era bastante escasos, por lo que únicamente pudo pensar en cómo organizar una batalla en una zona costera, pero no tenía mucha experiencia en dicho ámbito, así que dándose por vencido, se despidió cordialmente del grupo y se retiró para descansar decentemente, estaba claro que necesitaría estar al máximo de sus fuerzas para el día siguiente...

Escuchar sobre el centollo gigante solo hace que un escalofrío le recorra la espalda. Parece más bien imposible que ellos puedan acabar con una cosa así... ni siquiera con todo el poder de los dioses. Aquellos que perezcan serán considerados criminales y mentirosos pues los dioses no les habrán acompañado.

Cuando Ifianasa comenta el agua y las dársenas se da cuenta de que esa criatura podría ser aun más peligrosa. En el agua sería imparable y no podrían atacar con la rapidez adecuada. Además... ¿y nadar? No es algo que muchos sepan hacer.

-Si el centollo nos lleva al agua, estaremos perdidos. En la playa, aun tenemos posibilidades de herirlo... atacando por la espalda e intentando evitar sus movimientos rápidos. Pero si nos lleva al agua, no podremos hacer nada contra él. Habría que alejarlo del agua o quizá usar esa electricidad cuando no haya nadie de los nuestros en el agua.

Se levanta y deja la comida a un lado. Se le ha cerrado el estómago al pensar en lo que puede suceder mañana.

-Quizá alejándolo del agua... hacerle caer por un agujero para encerrarle seguramente es complicado y no será viable si no sabemos su tamaño.

Suspira.

-No sé que hacer... ¿qué podría funcionar?