Partida Rol por web

- ¡Cómo osas! -responde Nekrhatag, abofeteando sonoramente la mejilla de la devota y tirándola por los suelos*- Más vale que te expliques ahora mismo... ¡De quién proviene semejante calumnia!

La muerta viviente está visiblemente cabreada y su mirada, clavada en las pupilas de la discípula de su amado, no deja lugar a concesiones. Desde el punto de vista de la humana, sobre la que se encontraba flotando apenas un palmo, parecía aún más grande y temible.

La mujer tiembla en tus manos, sin fuerza, y se arranca el símbolo de Hades del cuello, tratando de afectarte con su contacto. Tu piel suena reseca, y de un golpe le desvías el brazo. El símbolo de Hades cae y se entierra parcialmente en la nieve.
Golpeas a la mujer, obligándola a mirarte a los ojos.

¡NOS HAS VENDIDO A LOS ORCOS! MALDITA! RUIN!
Ha...Hades...Hades me ha hablado en sueños! TU! Tu lo apuñalaste! Vil traicionera! Ahhhgggg

¿Pero qué mierda de droga te has metido, maldita loca bastarda? -la liche parece haber alcanzado un nivel de furia insospechado- ¡¡¿¿CÓMO PIENSAS QUE PODRÍA HACER YO ESO??!! ¡JAMÁS HARÍA DAÑO A HADES, MALDITA ZORRA! ¿ES QUE NO TE ENTRA EN LA CABEZA?

La liche engancha a la mujer por los hombros y comienza a elevarse todo lo alto que puede, apretando con fuerza sus podridos dientes.

- NO SOPORTO QUE ME MIENTAN... ¡HABLA! -grita, cuando están por las alturas.

La mujer tiembla en tus gigantescas manos, aterrorizada, y sabiendo que poco le queda de vida te exclama a la cara...
JAJAJA! NO TE TENGO MIEDO! Miente. SOLO ME ABRIRAS EL CAMINO AL INFRAMUNDO...ESTOY LISTA! SOLO...SOLO ME MANTUVE CON VIDA, SIGUIENDO LAS ORDENES DE HADES...SABIENDO QUE TU VENDRÍAS A MI! QUE ME ENCONTRARÍAS! JAJA

La mujer, mira con un escalofrío el vacío, la tierra, cada vez más lejana.
Te odio por lo que le has hecho a Hades maldita traicionera! Eras parte de él! Eras su invierno! Y una parte importante! Y lo traicionaste! Jaja! Creías que el dios no se enteraría de tu artera puñalada! Jajaja!

Te elevas alto, más alto, y la mujer se aferra a tu reseco brazo clavando sus largas uñas pintadas de negro.
Habrás acabado con el templo, y con todos los fieles al gran dios de los muertos, pero a cambio has pagado con tu ingreso al Inframundo maldita traidora!
SI! Yo río ultima! se jacta. Aunque muera en tus brazos yo iré a abrazar al gran dios, y tu...TU...estarás condenada por siempre a rondar en Este mundo.

La mujer, murmura un sortilegio, tratando de afectarte con el fuego de Hades, sin embargo, doblas su brazo y se lo tuerces en un angulo imposible, y su conjuro se pierde en la nada de su aullido de dolor.

¡AHHHRRGGG! Vil serpiente! El gran Hades te ha hecho una maldita por siempre! Por toda la eternidad! Creías? Creías que no se enteraría de tu traición? Creías que podías actuar a espaldas de un dios! Jajaja!

La liche escupiría si pudiera en ese mismo instante, pero tuvo que limitarse a dejar escapar un ronco y gutural suspiro que se evacuaba tanto por su boca como por entre los pútridos tejidos de su cuello.

- ¡Gggghhhssshha! -rodea rápidamente a la fanática con un hábil giro, situándose a su espalda mientras la tiene inmovilizada por una fuerte y dolorosa presa en su brazo- Ahora te vas a relajar... ¿vale? ¿Me escuchas, desequilibrada?

A las últimas palabras acompaña un movimiento sutil pero profundamente doloroso en la muñeca del brazo apresado.

- Todo eso no es más que una mentira, y quiero que me digas quién te ha metido todas esas ideas en la cabeza. ¿Acaso no cabe en tu estúpido cerebro de mortal que jamás traicionaría a Hades, enferma? -complementa, tirándola del cabello mientras, ya a apenas cinco pies del suelo, la arroja sobre la nieve.

- Quiero el nombre de quien ha arrojado tal mentira sobre mí.

La mujer cae enterrándose a medias. Con movimientos lentos, producto del shock y el terror, se vuelve hacia ti, y trata de responderte...
Yo....ha sido Hades...Hades! Exclama sin dudarlo un instante.
El mismo me ha permitido seguir con vida hasta tu llegada. El mismo me ha guiado en sueños, EL!

La mujer retrocede, temiendo por su vida, y dibujando un rastro de nieve algo sucia con su sangre.

EL! El me eligió a mi, me hablo en sueños....Ha renegado de ti Nekrhatag del Invierno. Y ante tu traicionera puñalada te ha vuelto la espalda! Ijj...jijjj...jj...llora y ríe la mujer. Traumatizada por completo.

Nekrhatag guarda silencio por unos instantes, posándose en la nieve mientras mira a la aterrorizada mujer con las iluminadas cuencas vacías de su ojos, sopesando la situación.

- Dime, tú me crees, ¿verdad? -pregunta, antes de continuar.

La mujer de piel cenicienta y cabellos negros como sus ojos, te mira tratando de controlar su temblor...
Sss...si...tu..tu nunca le harías daño a...Hades... te miente descaradamente. La boca comienza a castañearle y poniéndose en cuatro patas se acerca a recuperar su símbolo sagrado.

¡Maldita zorra! Haré que el aliento de Hades le queme hasta el ultimo hueso!

La mujer, se arrastra, y aferra entre sus manos el símbolo de tu amado dios, girándose luego hacia ti.
Yo...yo tt..te creo... alcanza a decir. Sin embargo te das cuenta que te mira con odio, convencida de que sus visiones del dios son verídicas.

- Te dije que no me gustaba que me mintieran

El tono de las palabras, ya intimidatorio de por sí, resultaba aún más terrorífico de lo normal teniendo en cuenta que provenía de un ser tan horrendo y poderoso. Sin embargo, lo más escalofriante fue el silencio que siguió a las palabras, en el que la muerta viviente se limitó a mirar fijamente a los ojos a la clériga mientras volaba lentísimamente hacia ella.

- Pero tienes suerte, porque te voy a demostrar que estás equivocada -tiende su mano hacia la viva y, si se resistiera a cogerla, la propia liche la engancharía el brazo y tiraría con fuerza para levantarla- A partir de ahora, me acompañarás. Para empezar dime quiénes son los responsables de todo esto, y vayamos a ajustar cuentas con ellos.

La mujer no puede evitar un chillido de dolor, cuando tu zarpa helada le presiona el brazo.
Quizas, su protección contra el frio se agota ya...o quizás el miedo es lo que la daña más que otra cosa.
Cuando la alzas con la fuerza descomunal de tu gigante brazo, la mujer no resiste más y grita a los cielos.
¡AHHHHHHHHHHHHHHHH!
La agitas y sacudes como a un trapo viejo y marchito...la cleriga de Hades, quebrantada, vuelve a gritar de terror...

¡AAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH! TU ERES RESPONSABLE JAJAJA! YO LO SE! HADES TE ENVIA UN MENSAJE, TRAIDORA...! NUNCA...NUNCA VOLVERÁS AL INFRAMUNDO! EL TE HA EXPULSADO DE SU LADO! JAJA!

En ese momento recuerdas el portal en tu torre...el portal al inframundo.

La mujer, tiembla como un cachorro en tus garras...

- Me vas a acompañar a partir de ahora te guste o no, así que más te vale que seamos amigas-concluye, dejando escapar una especie de helado ronroneo- Próxima parada, mi fortaleza... Espero que por el camino me cuentes lo que ha pasado aquí con el mayor lujo de detalles. Fueron los orcos pero, ¿quién les lideraba?

Apresa entonces a la mujer entre sus brazos y comienza a volar tan rápido como puede en dirección a su hogar para comprobar el estado del portal.

Te diriges volando hacia tu torre, sosteniendo a la delgada mujer con facilidad.
La cleriga menor de Hades, apenas dice palabras durante el viaje. Su mente no parece estar preparada para abarcar tanta tragedia junta.
Sin embargo, cuando le interrogas sobre el ataque, puede responderte lo siguiente...

El general Unglar. Arrasó con la ciudad con sus huestes y sus dragones negros. Los enormes reptiles lo quemaron todo en segundos. Incluso yo vi como una de las casas se deshacía con su chorro de oscuro ácido!
Millones de orcos limpiaron la ciudad, saqueando y violando.

Los edificios fueron aplastados por las maquinarias de guerra del ejercito de Unglar...en muy poco tiempo todo habia acabado. El inframundo ha recibido muchas almas este dia.
Los diez jinetes negros se encargaron del templo de Hades. A partir de ahi no vi más nada. Segui las ordenes de Hades y me enterré viva...

Al fin, logras llegar a tu majestuosa torre helada...

Satisfecha por la respuesta y la más solícita actitud de la devota, Nekrhatag vuela a toda velocidad por los laberínticos y helados pasillos del bastión glaciar hasta llegar a una sala completamente... vacía. Hueca. La nada rodeada de cuatro distantes paredes y un techo, todas ellas recubiertas de escarcha y, abajo, un oscuro abismo que parece no tener fin. En medio de la sobrecogedora estancia, un remolino de densa energía que se retuerce sobre sí misma, la entrada al Inframundo.

- Es hora de que hablemos con nuestro señor -sentencia, mientras trata de cruzarlo junto a la mujer, que aún lleva en volandas.

Sujetando a la mortal en el aire con una sola de tus garras, atraviesas el portal en direccion al Inframundo.
Sin embargo, una espantosa sorpresa te aguarda...En vez de encontrarte en las marchitas tierras de Hades, al cruzar el portal apareces en un espacio reducido, con forma exagonal en su base, de apenas un par de metros de altura. El lugar parece ser un espacio extradimensional, rodeado de espejos que en vez de mostrarte junto a la mortal, reflejan por el contrario tan solo una repetida imagen burlona de Persefone!

La mujer, parece mirarte de todos lados, mientras sonríe con malicia. En una de las imágenes, peina su cabello, mientras desde otro espejo tan solo te observa atentamente.
Entonces, todas las Persefone parecen centrar repentinamente su atencion en ti y lanzan una sonora carcajada.
JAJAJAJA! ......... JAJAJA ......... HAHAHA JAAA.........JAJA...HAHA...JA.......HAHAHA!
Las risas de la desquiciada mujer te llegan de todas partes.

¡Disfruta del plano primario....eternamente! JAJAJA! se burla Persefone en cada una de las imágenes de los espejos.
La cleriga, pierde la consciencia y yace colgando de tus helados brazos.

- ¡TÚ! -grita desgarradamente, haciendo resonar su gutural alarido entre los espejos- ¡TÚ! TÚ ENGAÑASTE A HADES, ¡¿VERDAD?! MALDITA ZORRA, ¿QUÉ HAS HECHO PARA QUE TE CREYERA? ¡DÓNDE ESTÁ HADES! ¡QUIERO VERLE!

Completamente ciega por la ira, la muerta viviente carga con toda su fuerza y su rabia contra los espejos más cercanos, tratando de destrozarlos y atravesarlos.

Golpeas los espejos con furia, uno tras uno, y la risa cristalina de Persefone va disminuyendo en coro, a cada lado del hexágono destruido.
Sin embargo, es evidente que la bruja pelirroja no está acá, y que solo se trata de alguna especie de ilusión que ha dejado programada solo para burlarse de ti.

Cuando el ultimo de los espejos estalla, el espacio extradimensional parece colapsar.

La fuerza que te golpea es casi una caricia para tus sobrenaturales huesos, y sin embargo a la mortal que yace en tus brazos, le impacta con fuerza, arrancando un manchon de sangre de los labios, y dibujando repentinamente varios moretones carmín en su pálido cuerpo.

Al fin, te descubres nuevamente en tu torre, frente al gran portal. Sin embargo, su raleante superficie está ahora opaca, y sin dudas hará falta mucho tiempo y trabajo de laboratorio para reparar sus funciones. Siempre y cuando logres ir al Inframundo para realizar la tarea.

Furiosa, caminas de un lado a otro sin poder contener tu ira. El recuerdo de la triunfal risa de Persefone, te late aun en los oidos. Sin embargo...una chispa surge en tu mente...un recuerdo...una idea...

Luego el silencio.
La lich había quedado pensando que hacer, lo que había pasado incluso la había sobrepasado en sus pensamientos, ella siempre podría volver con Hades al inframundo y allí lo tenía todo, pero ahora... Nada, silencio, el mismo de siempre, silencio eterno.
No sabe si pensando o no, pero al bajar la cabeza observó una rosa roja que había crecido allí en el frío del glaciar al lado de sus pies.

De haber algo en el putrefacto estómago de la liche, lo habría vomitado en aquel mismo instante. Miedo. Repugnancia. Su vida sin Hades no tenía sentido, ningún sentido. Ni el más mínimo.

Los luminosos orbes de sus ojos se contrajeron hasta volverse casi invisibles y, si no fuera porque era imposible, cualquiera diría que una lágrima estaba resbalando por una de sus mejillas. Sin él. Él, con el que tanto había querido, la tomaba por una traidora sin haber hablado antes con ella siquiera. Y lo peor de todo, aunque quizás fuera una esperanza, es que todo aquello había sido urdido por alguien, una concienzuda trampa meticulosamente trazada. Probablemente Godmaster, o Perséfone. La zorra de Perséfone.

Y en ese momento, una burlona rosa, una enviada de la hija de mil demonios, se atrevió a romper la armonía de su perfecto y eterno palacio helado. Con la furia de un vendaval, Nekrhatag la arrancó del suelo y la pulverizo, clavándose con fuerza el hierro de sus guanteletes. Ya desintegrada, alzó el puño y en un impotente alarido, se juró que daría con el culpable de su destierro... y se las iba a pagar caras. Lenta y dolorosamente caras.

Cuando la lich quiso arrancar la rosa para despedazarla sintió que en el momento que la iba a tocar su mano huesuda se llenó de carne, volviendo a la vida nuevamente.
Allí en su mano ahora llena de vida, la rosa también era un decorado para esa suave mano que la sostenía.

Los dioses mismos se han olvidado de ti, yo aún sigo aquí esperando que confíes en mí.
Se como puedes vengarte, pero para ello debes hacer al menos una cosa que te pida.