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El Caos

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18/12/2008, 15:44
Director

Los elfos ocuparon las regiones del centro de la anterior América, densas selvas y bosques rodean la ciudad de Qualinost formando un increíble ecosistema viviente que deja a su ciudad aislada del mundo.
Elfos más primitivos viven en los alrededores alejados de la gran torre del sol y de la ciudad de Qualinost.

En la actualidad sólo hay una ciudad elfa importante: Qualinost. Cuatro inmensas espiras se alzan de cada esquina de la ciudad, todas ellas conectadas por puentes en arco. Una pequeña colina en el centro de la ciudad contiene un denso bosquecillo. Junto a este bosquecillo está el Salón del Cielo, un enorme espacio cuadrado abierto que se alza por encima de los árboles y contiene un mapa grabado de las tierras adyacentes. Se dice que en plano etéreo en ese mismo lugar, descansa el espíritu del bosque
Aunque la mayoría de las casas particulares son modestas, muchas de ellas están bien adornadas.

La sociedad de los elfos está gobernada por el portavoz de los soles, los descendientes de una casa de guerreros de diferentes índoles ha marcado el camino de los elfos.
Si bien el Portavoz de los Soles es su gobernante la palabra final la tiene la sacerdotisa, esta mujer es siempre la más cercana al espíritu del bosque quien guía a los elfos.
El Portavoz por ende, atiende lo que la sacerdotisa dice ya que es la voz directa de su dios.

Tu eres el Portavoz de los Soles hoy día lejos de tu ciudad, lejos de tu familia, siendo el mayor hijo varón es tu destino gobernar, aunque tienes más familia y el cargo está perfectamente agarrado por una persona buena y capaz.

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18/12/2008, 15:47
Fendoriel "Maestro de las espadas"

Yo nací en Qualinost, en el seno de la familia gobernante del destino de los elfos. Como mayor hijo varón debo, ahora, gobernar sobre mi pueblo... esa es mi maldición por mi derecho de nacimiento... ese es el pensamiento con el que me despierto cada mañana y con el que descanso todas las noches.

En un gran honor para el que no estoy preparado, quizás por ello decidí en su día marcharme de la salvaguarda de mi hogar, del amparo del espíritu del bosque de la compañía de mi gente... hace ya tanto tiempo que apenas puedo recordar sus caras cuando cierro los ojos.

Todos estos años en el exilio he mejorado el entrenamiento que recibí de mi tío Laucian. Desde la creación del mundo sus antepasados habían cultivado el arte de la guerra y el hechizo convirtiéndolo en una forma de vida, tan letal como bella.

La gran guerra me permitió conocer al resto de razas del mundo mejor de que lo hubiera pensado o deseado en algunas ocasiones...

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18/12/2008, 15:48
Director

Esta es una leyenda que escuchabas mucho entre la gente de tu pueblo.
Hace milenios una flecha bien apuntada de Corellon Larethian, le arrancó el ojo a Gruumsh. Pero Gruummsh y Kutumalk conspiraron para cobrarse venganza contra la deidad de los elfos. Usando magia poderosa (y sacrificando miles de orcos, kobols y elfos cautivos), Gruummsh y Kutumalk lograron hacer desaparecer una de las comunidades élficas mas bellas del mundo, la isla de las brumas. Ni el poder personal de Corellon Larethian ni la pericia combinada de los adivinadores de la nación élfica fueron capaces de encontrar la más ligera pista acerca de donde había escondido Gruummsh y Kutumalk la isla de las brumas, solo que los elfos que vivían allí siguen vivos y que no pueden encontrarse con sus hermanos.
Los llamados “Buscadores de las Islas de las Brumas”, una orden que solo admitía a los que tienen más posibilidades de sobrevivir a los largos viajes en tierras hostiles estaba cerca de Qualinost, en un puerto cercano.
Sin, dudas una historia fascinante, pero para Fendoriel y casi cualquier habitante de Qualinost, solo una utopía, una utopía de un lugar donde todo es perfecto. Pero aquí se vivía muy bien, se tenía todo y mucho por lo que luchar.
Lucho muchas batallas para su ciudad, junto a Lucian hacían que los elfos se multipliquen, sus espadas cortaban siempre al frente, entre las filas enemigas de los orcos que atacaban Qualinost, así también en las continuas expediciones el los páramos.
Estas expediciones eran a veces muy largas y los elfos se adentraban muy al fondo del bosque, sobreviviendo en las más duras condiciones y enfrentando los peligros del lugar.
La fe de los elfos a Corellon Larethian era grande sin embargo a menudo en las charlas con Lucian se preguntaban si en realidad su dios era realmente un dios o era un gran ser con poderes divinos.
Muchas preguntas, demasiadas sin solución.
El mundo de los elfos era muy cerrado, así que aquellas leyendas no podían develarse. El Portavoz de los Solos sabía que los buscadores de las islas de la brumas se ubicaban en las cercanias de Qualinot, en un puerto cercano.
La orden no era muy grande pero poseían varios barcos.
Fendoriel pensó que allí empezaría su historia, buscar el saber y perfeccionar su arte con la espada, así que se fue sin despedirse.
En la orden fue aceptado con gusto para viajar, pero era fácil ver que él no se quedaría con los buscadores por siempre.
Malakias, el capitán de “La Esperanza del Mar” lo llevaría hacia La Nueva Tierra, el otro continente, allí en la gran metrópolis encontraría el conocimiento que buscaba.
El viaje fue largo, Fendoriel se transformó en uno más de la tripulación, a los pocos días de viaje ya trabajaba como un marino más.
Montones de leyendas conocía Malakias, las cuales compartía con él...

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18/12/2008, 15:49
Fendoriel "Maestro de las espadas"

Al principio las aptitudes arcanas del elfo habían creado cierta desconfianza por parte de la tripulación pero el tiempo y el gran beneficio que aportaba al trabajo comunitario hicieron que pronto los temores pasaran a un segundo plano.

Fendoriel trabajaba codo con codo con el resto de marineros y se había ganado el respeto de todos, y mucho más de Malakias con el que había empezado a forjar una gran amistad. Al ser hombre de mundo conocía historias totalmente ajenas a las que los sabios de su pueblo sabían y era una fuente de aprendizaje constante, quizás pudiera utilizar todo aquel conocimiento en beneficio mutuo y se su pueblo... algún día.

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18/12/2008, 15:50
Director

El viaje es placentero, los marinos y tú también a esta altura del viaje se manejan con total normalidad.

Ahhhhh!!! Los elfos marinos hacen bien el trabajo.
Los mares están limpios de amenazas, sólo algunos saguahin esporádicos nos han atacado alguna vez.
Lishana la princesa mantiene los mares bien protegidos, sus elfos marinos saben donde deben actuar.
Te he contado de la princesa?
Ah! No, creo que no...
No podrás creer lo bella que es, es como mirar la perfección del mar, sus ojos azules profundos tienen la misma calma que el horizonte, pero se vuelven como una tempestad cuando entra en combate.
Ah! Si, los elfos marinos tienen un buen reino cerca de las costas de Ginea, son tres ciudades según lo que me ha contado Lishana.
Una de ellas está en un gran coral, la otra una gigantesca cueva y la última debajo del caparazón de una tortuga, si, una tortuga!!! Vaya uno a saber que tan grande será no?

El Capitán es alegre y habla siempre a los gritos, por ahí exaltado por momentos donde levanta la voz aún mas para gritar un "Ah!".

El viaje no tiene sobresaltos solamente por unos saguahin que atacan cuando están mar adentro pero los marinos, el capitán y sobre todo tú, los eliminan con facilidad.
Este combate termina de unirte con la tripulación la cual ya te llama Sr Fendoriel "Maestro de las Espadas", así te bautizaron.

Llegan al otro continente luego de varios días de viaje.

Este es el territorio de los Jinetes Dorados, es tierra de caballeros de armas aquí no existe peligro alguno.
Busca a Haldebarán entre ellos, el te guiará en tu búsqueda del conocimiento.

Te dijo el capitán quien se despide de tí con un gran abrazo, los demás de la tripulación también te saludan aunque con un respeto mucho mayor.

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18/12/2008, 20:56
Fendoriel "Maestro de las espadas"

Fendoriel se despidió de cada uno de los marinos, había pasado mucho con aquellos hombres y aunque para los de su raza no era una cantidad de tiempo reseñable les recordaría con seguridad durante algunos siglos.

Ha sido un placer haber navegado con todos vosotros, espero que me recordeis al menos hasta la próxima vez que os emborracheis... aunque serio todos sabían que había ciertos vestigios de cariño en sus palabras.

Malakias, no te podré agradecer todo lo que me has enseñado en todo este tiempo, solo espero que mi viaje haga que nos volvamos a encontrar.

Fendoriel era parco en palabras así que agarrando su petate se volvió a despedir con un leve gesto con la mano y se adentró en el territorio de los Jinetes Dorados en busca del caballero llamado Haldebarán.

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19/12/2008, 21:42
Director

El viaje por las tierras de los jinetes dorados es placentero.
Poco avanzas hasta dar con un puesto de guardia, por supuesto, estos ya habían detectado a “La Esperanza del Mar” desde hacía tiempo, y como pudiste darte cuenta conocían la embarcación, aunque no a ti.
Dos humanos montados a caballo se acercaron a ti, no temiste a ellos, ya a la distancia un aura de bondad los invadía, el valle entero esta rodeado del mismo poder divino, te sentiste en paz.
La voz de los paladines era clara, sus palabras siempre precisas, soldados de una orden perfecta, forjada para defender a la Nueva Tierra de las grandes amenazas del mundo.
Nombraste a Haldebarán, no hacía falta más, uno de ellos te guió por las tierras hasta la fortaleza dorada.
El humano que te acompañaba resultó poco conversador, se enfocaba en su misión, llevarte hasta la fortaleza.

Viajaron por dos días hasta que a lo lejos, más allá de un colina lograste divisar el lugar.
Montones de carpas se apilaban una tras otra en una simetría perfecta, las murallas del castillo que protegían se encontraban más allá en un sector más alto del valle como observándolo todo.
Era un gran campamento, desde la colina se podían ver los campos, y una pequeña villa en su cercanía, te diste cuenta que esto era lo destinado al alimento de tantas tropas. Aunque eran demasiados, como harían? Claro, los clérigos del ejército podrían crear la comida necesaria, pero entonces por que los campos?
Si bien el tiempo sobraba había algo por hacer, bajar al campamento y encontrar a Haldebarán.
El camino por las carpas era algo asombros, los guerreros entrenaban por doquier, algunos enfrascados en una lucha con espadas de madera, otros en peles de justas, un sin fin de actividades, siempre comandas por un oficial superior.
Otros paladines se preocupaban de revisar su doradas armadura, doradas es un forma de decir, no brillaban con los rayos del sol, más bien eran más opacas, tal vez más parecido al color del bronce que al del oro, pero sin dudas cada una de ellas estaba hecha a la medida de las circunstancias, evidentemente los Jinetes Dorados, eran lo que contaban los bardos que llegaban a Qualinost.
Un tienda no diferente a las demás era donde estaba Haldebarán, fuiste anunciado como el Fendoriel, para el paladín era suficiente, sabía tu linaje, no escapaba a la mirada de los humanos lo que los elfos hacían.
Entraste.
En una mesa el paladín, estudiaba un mapa, no vestía armadura alguna, pero notaste algo en él, un aura de luz que lo protegía, sus alas blancas emplumadas recogidas hacían verlo como una figura divina. En si tus sentidos elficos y tu relación con la naturaleza te permitieron saber que era: un santo y a la vez un semicelestial.
El humano levantó su mirada y dejó de hacer lo que estaba haciendo, dio unos pasos hacia ti.

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20/12/2008, 11:20
Fendoriel "Maestro de las espadas"

Fendoriel alargó la mano en señal de cordialidad ante la visión de tan magnifica criatura. Aunque no se sentía cómodo rodeado de tanto orden sabía que un lugar tan utópico requería de ciertas leyes para mantenerse, el mismo debió mantener una disciplina marcial férrea en sus largos años de entrenamiento.

Saludos Haldebarán, he oido hablar mucho de vos en mis viajes y estoy aquí para ponerme a vuestro servicio y continuar mi adiestramiento y aumentar mi conocimiento sobre el mundo que rodea a mi pueblo... consideradme vuestro súbdito.

Inclinó ligeramente la cabeza en señal de respeto.

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21/12/2008, 23:31
Haldebarán

Yo me inclinaré ante tí señor de los elfos.
Eres bienvenido entre los míos.

El santo hizo una reverencia, pero luego de ellos simplemente te estrechó la mano.
Más tarde compartieron una comida, allí hablaron tranquilamente, tenerte con los Jinetes Dorados, era algo de celebrar.
Haldebarán de propuso quedarte un tiempo, tenía muchas misiones y luchar con alguien de tu habilidad era algo muy positivo para el ejército.
Fendoriel aceptó, si bien su camino era solitario, era un buen lugar para desarrollar su arte con la espada.

Los orcos han llegado a las puerta de Escudo Protector, la fortaleza enana que protege el acceso a la Nueva Tierra por el sur.
Su líder Kalatar necesita de nuestra ayuda porque si bien Unglar y su ejército no pueden atravesar la barrera de piedra que es la misma fortaleza, ha acampado en las cercanías y teme que los orcos descubran alguna vulnerabilidad.
El acceso a las tropas de Unglar será fácil ya que al acceder por Escudo Protector dejará pasar un gran pasaje para los nuestros.
Se que los elfos conocen también el reino humano, pero no quiero dejar de recordártelo, la fortaleza enana está metida en el paso entre las montañas de Kalim y Fralin, es el único paso que permite la llegada desde el sur hasta las murallas de la gran capital.
La fortaleza en sí es una muralla, lo suficientemente ancha como para además de serlo también sea un obra de ingeniería enorme que alberga a montones de enanos.
Un gran mecanismo acciona una serie de puertas que abren en la parte baja de la muralla una brecha para pasar atravez de ella.

Partiremos mañana con la salida del sol, el viaje durará siete días, espero que los enanos puedan soportar los continuos ataques hasta el momento que lleguemos.

Dicho esto Haldebarán te indicó donde descansar y se retiró a hacer lo mismo, había mucho que hacer mañana.

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26/12/2008, 11:36
Fendoriel "Maestro de las espadas"

Haldebaran le había hablado claramente y no había necesidad de exigir más respuestas. Con otro afectuoso saludo se despidió de él abandonándolo a sus meditaciones sobre el mapa de batalla y dejó que le guiasen hasta su lugar de descanso.
Una vez allí se encomendó a los dioses elfos para que le protegieran en la inminente lucha y preparó sus escasas pertenencias para el viaje.
Aunque no perdió la oportunidad de entrenar junto a los guerreros dorados y adaptarse a su estilo de lucha, si debía luchar junto a ellos debía de conocer su forma de luchar...

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27/12/2008, 19:45
Director

La noche pasó con total tranquilidad.
A la mañana Fendoriel es buscado por uno de los hombres de los jinetes dorados. Para cuando esto sucede el elfo estaba ya preparado para el viaje, había dormido bien pero no podía esperar para partir.
Fue guiado por el campamento hasta donde estaba Haldebarán, en la salida del mismo.
Allí llegó una mujer que vestía las mismas armaduras que los demás guerreros.
Su caballo era hermoso, un gran corcel azabache, a su lado traía también otro corcel de color blanco, tan majestuoso como el suyo.
Haldebarán esperaba a la mujer sentado en su propio caballo, Fendoriel estaba a su lado.
Más allá montones de jinetes se agrupaban ordenadamente para salir.

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27/12/2008, 19:53
Lady Alusair Obarsky

Hoy cabalgarás con nosotros Portavoz de los Soles, Maestro de la Espadas, quien cruzó el mar con Malakias.
Pero hoy, no serás ninguno de ellos, Capitán Fendoriel, un Jinete Dorado, uno más de nosotros.

Allí te entregó aquel corcel que la acompañaba.
El caballo parecía conocerte desde siempre, cuando subes te sientes como en tierra.

Tenemos la bendición de Warwick, él mismo ha venido a despedirnos.

La mujer señaló más allá en el horizonte se podía distinguir una figura humanoide arriba de un caballo.

Notas de juego

Cita:

Segunda al mando de los jinetes dorados, Lady Alusair Obarsky, es una Paladina de habilidades excepcionales, ella no es un general del campo de batalla, sino que se encarga específicamente de la parte táctica de la guerra, a la cuál conoce mas que nadie en este planeta, se podría decir que su función en el ejército es de estratega, y sus maniobras son incuestionadas incluso por el gran Azrael, líder supremo del ejército y máxima autoridad eclesiástica en La Nueva Tierra, capital del Mundo.
Ella es una persona de bien, sin lugar a dudas, aunque muchas veces ha tenido que sacrificar parte de sus tropas para ganar una guerra, pero como ella dice “En las guerras todos perdemos, el que menos pierde es el que en realidad gana”. No se conoce que halla perdido batalla alguna, no solo esto sino que las tropas que dirige directamente, son las que reportan menos bajas.
Sin duda una de las piezas mas valiosas para los humanos y para los Jinetes Dorados, ella reside en La Nueva Tierra, en el castillo Zeus, adonde están destinados los guerreros y magistrados de la iglesia.
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27/12/2008, 20:00
Haldebarán

Haldebarán acentía con la cabeza cada una de las palabras de la paladina, y sonreía por momentos, feliz de lo que sucedía.
Sin dudas estaba contento de tenerte a su lado y de la batalla que se avecinaba.
Un caballero se acercó al santo para entregarle un estandarte.
Tomando aquella bandera, que entre grabados góticos se podía distingir una W, se elevó agitando sus emplumadas alas.

Hoy los orcos caerán, los mandaremos a Sanction de nunca deberían haber salido.
Escudo protector quedará libre, somos los Jinetes Dorados, la orden más poderosa de la nueva tierra y hoy mis hermanos se lo haremos saber a Unglar y a sus dragones.

Con una sola mano levantó el estandarte y gritó.

MARCHEMOS JINETES DORADOS, POR ATENEA!!!

Un grito al unísono acompañó las palabras de Hadebarán, Fendoriel hizo lo mismo, se sentía parte de aquel ejército.

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28/12/2008, 00:36
Fendoriel "Maestro de las espadas"

Cabalgaría como cualquiera de los hombres de Haldebarán y honraría el buen nombre de los caballeros dorados en batalla si se llegaba a producir.
No dudaba que sería una batalla cruenta, pero los comentarios de las tropas sobre el gran liderazgo de Lady Alusair y sus buenos instintos hacían que confiara mucho en las posibilidades de una solución rápida.

¿A que cantidad de fuerzas nos enfrentaremos?

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28/12/2008, 02:26
Director

El viaje dura unos días, tú te sientes cada vez parte de aquel grupo, ya llamas amigo a cada unos de los integrantes del ejército quienes te tratan como a un rey, y si, así lo eres, algo que nunca asumiste.

De noche...

Mira portavoz, tu camino se inicia ahora, pero no termina hoy, mucho has de caminar pero no olvides tus inicios. No los olvides porque viajarás muchos más allá de todo.
Recuerda... Cuando todo se oscurezca yo seré la única que puede restaurar la luz, buscame, y yo te ayudaré.
Como?
No lo sé aún pero temo no poder estar yo contigo, encuentra lo que quede de mí, por más que sea una pequeña luz, te guiará incluso en el mundo de los muertos.
No temas si no me conoces, no temas si te hablan del mal, no temas a la corrupción de tu mismo bosque y del espíritu que lo protege, porque a veces un mal trae un bien mucho mayor.
Mira y siente Fendoriel, el Portavoz de los Soles, siente la batalla.

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El clérigo, el Gran Azrael, así lo llaman te ayudará, confía en él pues para ser "El Maestro de Espadas" deberás pasar un tiempo sólo en el desierto contigo mismo.
Allí aliados extraños tendrás, pero eso serán aliados, se feliz Fendoriel, hoy como en estos últimos días, tu vida empieza.

No puedes dormir más.
Te levantas.
Estás tranquilo.
Sabes y sientes que serán triunfadores.
Temes sólo por lo que acontecerá en un futuro. Lejano sí, pero incierto.
Fuera de tu ahora precaria carpa, Haldebarán mira las estrellas.

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31/12/2008, 19:07
Fendoriel "Maestro de las espadas"

Desperté de mi meditación algo confuso tras la visita de aquel ente luminoso. Sus palabras eran confusas pero sabía que tomarían forma según avanzase en mi busqueda.

Tras incorporme y pertrecharme tranquilamente salí al exterior de la tienda para comprobar que aún dormían todos... todos excepto uno, Haldebarán.

Veo que no soy el único que a acabado de descansar... digo colocándome a su lado y mirando al infinito, más allá de las tiendas y de los prados que nos rodean.

...siento que el destino nos tiene reservada una gran victoria en Escudo Protector.

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31/12/2008, 22:29
Haldebarán

Haldebarán no dejó de mirar las estrellas cuando Fendoriel se acercó.

No dejo de ver al fantasma de la guerra entre nosotros Portavoz.
Esta vez parece ser que nos ayudará pero hasta cuando, hasta cuando lucharemos sin derrotas?
Debemos encontrarnos con Azrael cerca de Escudo Protector, así lo acordamos.
Allí el y sus clérigos se unirán a nuestro ejército.

El alado santo se dio vuelta para ver a los ojos al que ya podía llamar su amigo, así lo sentía.

Marchemos Fendoriel, ni la noche oscurecerá a este ejército.

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31/12/2008, 22:34
Director

El ejército avanzó, viajaron por varios días más.
La región era muy calma, en la lejanía se podían observar algunos poblados.
El ejército y tú caminaron confiados, se veía que estaban en el camino correcto con la esperanza de ganar otra batalla.

...

Más allá los clérigos.
Era emocionante verlos marchar, con sus pesadas armaduras a pie por el camino.
Mazas pesadas, estandartes, largas túnicas por debajo de sus placas de hierro.
Su paso era imponente, pesados en su andar hacían temblar la tierra.
En el frente uno de ellos sin cabello en su cabeza ni en su rostro parecía liderar el avance.
Portaba un estandarte, con un fénix, el claro símbolo de Azrael.
Una maza de guerra al hombro, más una imponente armadura terminaban de describir a este humano de unos sesenta años de edad.

Notas de juego

Cita:

El símbolo que caracteriza a Azrael y a su orden es el fénix, el cual es usado tanto por los clérigos como por los guerreros. No simboliza a ningún Dios en particular, sino que representa un dogma, una manera de pensar y de ser.
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31/12/2008, 23:20
Azrael

Los clérigos detrás del que evidentemente era Azrael se detuvieron, él avanzó con rostro serio y casi sin gesticular emoción alguna.

Celebro verlos paladines.
Veremos a la guerra a la cara, aparecerá y nosotros seremos victoriosos.
Ares no puede dominarnos, ni le resaremos a él porque hoy nosotros somos los que estaremos allí y nos cubriremos.
Sigamos.

El clérigo no miró ni a la cara a Haldebarán, ni a la Lady Alusair ni a Fendoriel, se limitó a hablar sin observar los rostros de ninguno de los ahí presentes.
Parecía estar ya metido en la batalla.

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02/01/2009, 01:06
Fendoriel "Maestro de las espadas"

El Gran Azrael, del que había oido hablar en mis ensoñaciones. Rodeado de sus clérigos y de todos los jinetes dorados y sin embargo parecía encontrarse solo en la inmensidad de las llanuras.
Sin duda también estaba preparado para la batalla y seguramente también conocería de antemano el resultado de la misma...