Partida Rol por web

Esta bien. Vayamos a habar con el mago y a vender lo que podamos del botin. 

Dynah considero pasar por el templo para informar pero queria saber primero lo que tenia que decir Royst.

Eso, curar bien las heridas y luego un baño caliente, por lo que más queráis, dice Alyssa

El viaje de vuelta fue tenso y agobiante. La sensación de peligro no cesó hasta que vieron Fuerte Inevitable a lo lejos. -Por un momento pensé que no llegaríamos.- Dijo aliviado.

-Veamos al mago. No tenía claro que les pudiera ayudar mucho, pero no perdían nada por probar. -Si quereis nos encargamos nosotros de los preparativos.- Dijo a Drabeorn y Alyssa. -Id a descansar y que se curen vuestras heridas. Podemos quedar en la taberna para la cena.-

Drabeorn estaba hecho polvo después de los múltiples agujeros que le habían hecho, y de correr campo a través como un animal cazado.

- Id vosotros a ver al mago. Voy a echarme un rato.- dijo, aún malhumorado por cómo había ido todo.

Nos han dado más palos que a una estera porque tácticamente hemos estado mal, reflexiona Alyssa en voz alta mientras se dirigen a la posada.

Hemos irrumpido en la guarida del enemigo como toro en cacharrería, ignorando que ellos conocen el terreno a fondo y lo explotan en su beneficio, por no hablar de la iluminación. Así que la próxima vez que entremos vamos a hacerlo cubiertos por conjuros de silencio, con linternas sordas colgadas de algún punto conveniente para los que no vemos en la oscuridad, y llevando herramientas para bloquear entradas y salidas para no dejar puntos ciegos a nuestra espalda.

Si quieren guerra la van a tener, pero será una campaña de atrición, no un pim-pam-pum bocadillo de atún como este intento.

Seguís discutiendo vuestras opciones mientras avanzáis por las calles de la ciudad en dirección a la casa de Royst. Al llamar a la puerta, el hombre os abre, no sin cierto gesto de sorpresa -Vaya! Aún aquí? Pensaba que partíais esta mañana hacia las ruinas...

Camináis por las calles de la ciudad en dirección al Blasón de Juliver, cruzándoos en varias ocasiones con varias parejas de Caballeros Infernales.

Al llegar a la plaza frente a la taberna, descubrís que la estructura de madera que visteis empezar a construir a primera hora de la mañana está ahora acabada, aunque la imagen es macabra; la tarima está coronada por una enorme viga, de la que cuelgan del cuello dos cuerpos que se balancean en silencio -Hombres de Tarrin Dars- dice un granjero cuando os ve contemplar la escena -Un aviso de la Orden del Clavo para el resto de la banda...- añade antes de seguir su camino.

Al cruzar la puerta del Blasón, os encontráis de nuevo con el recibimiento afable de la familia Cañizales...

Drabeorn frunció el ceño ante la visión de los ahorcados, pero no se paró más de lo necesario. No tenía el cuerpo precisamente para chismes, así que aceleró el paso hasta llegar al Blasón de Juliver. - Una cama.- dijo simplemente, dejando caer algunas monedas sobre la barra.

-... y de ellas venimos, precisamente. Hemos hecho ya una inspección del primer nivel, y queríamos comentar contigo algunos de nuestros hallazgos. Algunos no son muy agradables: hemos encontrado la parte alta del capitel ocupada por una banda de goblins y bugbears. Su líder, de hecho, allí sigue, pues es un hueso duro de roer. Luego volvemos a él. Abroshtor, me acercas el pergamino por favor?

Tras una pausa drámatica para recibir el pergamino con la runa dibujada de manos de su compañero gnomo, Druul sigue con su exposición.

- Hemos encontrado un par de símbolos en forma de runas, que nos ayudaría saber qué significan. Podéis estudiarlos e identificarlos? Creemos que pueden ser pistas importantes de cara a orientarse en los niveles inferiores, y facilitarían mapear esos niveles - Druul espera que el comentario acerca de una de las peticiones del mago le animen a colaborar.

- Y volviendo al bugbear... si queremos poder maniobrar por el capitel, y entrar y salir cuando sea necesario para reavituallarse, necesitamos acabar con su amenaza, sea eliminándole a él, o haciéndole huir... pero nuestros medios son limitados. Hemos pensado que si podéis colaborar en lo que buenamente podáis, especialmente en forma de pociones (de fuerza, de defensa...), tendríamos mayores garantías para continuar la investigación.

Desde luego, os granjeariais nuestra gratitud, la del templo y la de toda la ciudad porque aquello no es una pequeña banda, sino una jerarquia que puede estar preparando algo mas que unos esporadicos asaltos. Ayudadnos a ayidaros, os lo ruego. Os pagaremos las pociones a posteriori, con lo que saquemos de la torre.

El Gnomo no tenía nada que añadir. Nunca había sido convincente con las palabras y solo estropearía la actuación de sus compañeros. Guardó silencio y fue a por las piezas de Ruidoso.

-También nos topamos con un constructo.- Dijo una vez terminaron sus compañeros de hablar, mostrandole las piezas. -No es mucho, pero esto es lo que quedó de él. Apenas sabemos nada sobre esta criatura. Cualquier información sería de utilidad tambien, por si nos encontramos con más.-

Alyssa, una vez en la habitación de la posada, se quitó la armadura de escamas con un suspiro de alivio, y después se inspeccionó los rastros de las heridas sufridas, limpiándolas cuidadosamente con un paño limpio mojado en agua de la jofaina.

Después de atender a otros aspectos de higiene básica, buscó y se puso ropa limpia, tras lo cual se dejó caer en la cama con un gesto de dolor. Al cabo de un rato, ya algo más repuesta, se levantó y se puso a mirarse al espejo, probando un recogido de pelo que le hiciera sudar menos debajo del casco y le impidiera menos la visibilidad. ¿Cómo lo hace Dynah para que le quede bien y a la vez no le moleste?, se preguntó.

El canoso mago se mostró ansioso al recoger el pergamino que le tendía el semiorco -Vaya, vaya... esto es azlanti sin duda alguna... una runa simple, un ordinal. El número 6, o "el sexto" para ser más exactos... ¿Dónde decís que la habéis encontrado?

-Mi joven dama- se dirigió a Dynah -... quizá esa plaga de trasgos pueda resultar un escollo para un reducido grupo de aventureros como vosotros, pero permitidme dudar que represente una amenaza para esta ciudad, y menos aún con la Orden del Clavo patrullando los caminos. En cualquier caso entiendo vuestra necesidad, pero lamentablemente hace años que no dedico mi tiempo a la alquimia. Podría sugeriros la botica de Sefurd, junto a la Fuente de la Victoria, pero no enviaría allí ni a mi peor enemigo... pájaro de mal agüero ese Sefurd - añadió mientras torcía el gesto - ... sin embargo, y dado que contáis con un pequeño alquimista en vuestras filas - puso sonriente una mano sobre la cabeza de Abroshtor - podría dejaros usar mi viejo laboratorio... habría que acicalarlo un poco antes claro está, pero es posible que incluso queden allí materias primas aprovechables...

Tomó entonces los restos metálicos de Ruidoso - Ahh! Más restos azlanti! Un constructo decís? Sí, eran bastante comunes en su cultura... sin duda avanzados tecnológicamente a su tiempo. Parece una aleación de acero y noqual, aunque la proporción de éste último es ínfima... quizá consigáis un buen precio en la fundición, o que Tsador os haga una buena arma si pagáis su precio...

El "sexto"... murmura un pensativo Druul. Volviendo a la realidad, responde al mago:

El pergamino estaba dentro de un tubo hecho de hueso, en una mesa con varios frascos de cristal, que parecían contener globos oculares, garras e incluso dientes. Todo ello en la planta baja, por llamarlo de alguna manera, del Capitel.

Dynah hizo una pequeña reverencia a Royst cuando permitio a Abroshtor usar su laboratorio.

-Os lo agradecemos.

El resto de la conversacion le sono a otro idioma. Constructos, aleaciones... Todo aquello le era ajeno, asi que espero a que acabara la conversacion.

Se encogió y masculló cuando Abernard le tocó el pelo. Estaba harto de que los le tratasen como un niño por ser pequeño. Pero el enfado dio lugar a un fuerte entusiasmo al escuchar el ofrecimiento del mago. ¡Podría utilizar los juguetes alquímicos del viejo!

-Sois muy amable.- Dijo con una sorisa. Visiblemente emocionado. -¿Puedo echar un vistazo?-

Inspeccionar el laboratorio y agradeció a Abernard tan notable oferta.

-Tal vez sería mejor vender estas piezas. No está el bolsillo como para andar comprando armas.- Añadió. -¿Me acompañáis a la fundición?¿O quedamos en la posada.?-

Alyssa hizo su aparición en casa del mago, visiblemente más refrescada y descansada.

Como quiera que lo que se discutía no formaba parte de su ámbito de conocimientos, se limitó a colocarse en una esquina y escuchar lo que decían los que entendían más de arcanos.

- Curioso... describís herramientas básicas usadas en el oscuro arte de la nigromancia.. aunque no consigo ver la relación con la inscripción...  - le responde a Druul mientras le devuelve el pergamino - quizá si ahondáis más en el Capitel encontréis la respuesta...

- Venid por aquí - os conduce hasta una habitación secundaria donde unas escaleras de caracol de madera descienden hasta un sótano - Como os decía, tendréis que adecentarla un poco - añade mientras rompe una telaraña frente a él.

Bajo una gruesa capa de polvo, encontráis el viejo laboratorio. Alambiques, pipetas, un pequeño horno... Abroshtor no tarda en lanzarse a rebuscar entre los sacos y viejas cajas de madera...

Dynah entró en aquella cueva y tosió por el polvo acumulado. Echó un vistazo rápido y volvió a salir.

-Yo me voy al templo un momento. He tenido una idea. Recogeré agua bendita para ayudarnos con los zombis.

Alyssa suspira, busca una escoba y la empuña con decisión.

Pronto el polvo se bate en retirada ante el experto ataque de la paladina.