Partida Rol por web

Rye se sentía bastante incómoda. Si moverse era ya difícil con el traje, realizar las operaciones de reparación lo eran todavía más. Sin embargo, pensar en la radiación le permitía aceptar que quitarse el traje no era para nada la mejor de las ideas. Tras plantarse frente al aparato, realizó varios análisis visuales para identificar las fugas y otros posibles problemas. Su casco se veía algo borroso, como empañado, fruto, imaginaba, de aquella extraña neblina que parecía inundar toda la nave.

*CRECK*

Kayla se giró al escuchar aquel sonido a su espalda, y movió la linterna nerviosa. Buscó Lafuente de aquel sonido, pero no vio nada. Tras ella, el montón de basura y aquel traje destrozado, más allá, sus compañeros que hablaban entre ellos. Volvió a su labor maldiciendo por lo bajo, su cariño por aquella nave no era especialmente grande y aquellos ruidos y señales fantasmas no hacían que su percepción del lugar mejorase.

Tan nerviosa estaba, que mientras trabajaba una de las herramientas se le calló al sueno y resonó con fuerza, colándose entre las tuberías y circuitos del reactor. Se agachó y de cuclillas, estiró el brazo entre todos aquellos elementos para alcanzar la herramienta.

*PSHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH*

La punta había golpeado una zona dañada y ahora esta comenzó a soltar gas, nada preocupante gracias al traje, pero esto estaba volviéndose ridículamente complicado. Finalmente lo agarró triunfante. Entonces…

*CRRRRRRRREEEEECCCCCCKKKKKKK*

Más cabreada que asustada, se giró para ver que mierda se había roto ahora, girando su casco y enfocando la linterna a lo que tenía tras ella. El mismo montón de mierda y… ¿Dónde estaba el traje? Donde antes estuviera, ahora había basura removida. Nerviosa, movió la linterna en todas direcciones intentando entender que había pasado.

Entonces lo vio, de pie, a pocos metros de ella. El traje destrozado y quemado. Solo que no era solo un traje.

Lo que les había parecido parte del casco, no era tal, sino parte de una cabeza que parecía haberse estirado. Lisa, gelatinosa y opaca, sus dos ojos negros situados a los lados la observaban impasibles. Los brazos de aquel ser eran alargados, algo que le recordó al muerto del pasillo. El cuerpo humanoide que podían entreverse a través del traje, tenía unos tonos grises y translúcidos.El ser se mantenía tieso e inmóvil. Entonces, la cabeza de aquel ser comenzó a temblar y como de un estallido, se avalanzó sobre ella.

Entonces Rye gritó.

-¡Mierda! ¡¿Pero qué...?! -Wilson se sobresaltó al ver a aquel ser deforme. Su cerebro comenzó a trabajar rápidamente: Allí había mucha gente a parte de él, y esa gente tenía más experiencia en combate, eso seguro. Decidió que, por ahora, se encargaran los demás. Aunque él tampoco iba a quedarse mirando. 

Su primera reacción fue la de quitarse de en medio, como todo superviviente cobarde que se precie. Atravesó la puerta que daba acceso al pasillo desde la sala de control del reactor, quedándose en el pasillo, pero con el cuerpo pegado al umbral de la puerta, cubriéndose con el mamparo metálico. Desde ahí, con la mayor parte del cuerpo cubierto, apuntó a la criatura con su pistola se servicio. Le temblaban las manos. El esfuerzo de mover el cuerpo dentro del traje, unido al estrés por ver semejante criatura, hicieron que el nivel sonoro de su respiración aumentara y se entrecortara de vez en cuando al traga saliva. Comenzó a sudar. Su corazón bombeaba sangre con fuerza. -Oh, mierda, mierda, mierda, mierda.

Cham sabía desde hace tiempo que se habían encontrado otras formas de vida en el espacio, normalmente alimañas que entraban en los corredores de las naves para hacer de las suyas con los cables y con las cajas de suministro, pero nunca se hubiese imaginado a una criatura como la que tenía delante. Como si de un flash en su cabeza, de repente sintiendo el peso de la pistola de pernos y la responsabilidad hacia la seguridad de su compañera de desventuras, el controlador de carga alzó la pesada herramienta mientras apretaba el gatillo retrocedía lentamente hacia la puerta.

- Rye, retrocede. 

La situación estalló rápidamente. Wilson no esperó a que la criatura se moviera y comenzó a alejarse del lugar hacia la puerta de salida al tiempo que sacaba la pistola de servicio que portaba. La misma que le había desaparecido a la capitana en La Montero. Mientras trastabillaba como podía, claramente molesto por el traje que llevaba, apuntaba a la criatura listo para abrir fuego si aquel ser se movía hacia él.

Distinta fue la reacción de Cham quien, aunque comenzó a alejarse del lugar, se detuvo en la puerta mirando a su compañera y amiga estando a merced de semejante criatura. Haciendo acopio de valor, recordó la pistola de pernos que llevaba a la espalda, una herramienta pensada para reparaciones del fuselaje y de maquinaria pesada pero ahora, en esta situación, un arma que bien podría servirle en este momento.

Apenas cogió la pistola y la apuntó, pulsó el gatillo, lo que envió una bola de metal disparada hacia la bestia. El disparo golpeó en todo el pecho a la bestia que, debido a la cercanía del disparo y la fuerza del proyectil, fue lanzado hacia atrás, golpeando con varias tuberías y cables y cayendo pesadamente al suelo.

La alegría duró poco pues enseguida, la criatura comenzó a revolverse y a ponerse en pie. En su pecho, apenas podían verse unas muescas del impacto por las que resbalaba un hilillo verdeazulado, como si, a pesar de todo, el arma no hubiera hecho apenas mella sobre ella, apenas un rasguño que si había servido para enfurecerla por lo que podía verse en sus ojos negros y vacíos. Si algo habían sacado de este ataque, era tiempo.

No sabía en qué momento, pero la situación se había vuelto una pesadilla. Aquel ser que tenían en frente no parecía nada que hubiera visto en ninguno de sus viajes. Su instinto le gritaba que saliera corriendo de allí, que volviera a la Montero, desanclara la maldita nave y dejaran aquel jodido lugar.

Pero había un problema. Un compañero estaba en peligro. Rye necesitaba ayuda. El primero en reaccionar fue Cham, que disparó aquella pistola de Pernos con la que cargaba, provocando que la criatura callera hacia atrás. Y no era una oportunidad que pensaba desaprovechar. Dando un paso adelante, lanzó un aviso.

- Bien echo Cham, ¡apartad todos!¡Cuidado Rye! –

Y levanté el incinerador y lo disparé directamente contra aquel extraño ser. Caído como estaba, era un blanco fácil y vi como las llamas le envolvían. Ahora no había que perder el tiempo.

- ¡Rye, aléjate! -

Las llamas comenzaron a devorar a aquella criatura y a pesar de la armadura natural que aparentaba tener, el fuego parecía estar haciendo más mella en su piel que se comenzó a tornar tostada, como si las llamas le afectaran más que los ataques directos. La bestia se revolvió y emitió un sonido gutural, como un grito ahogado al tiempo que se agitaba intentando apagar las llamas que ahora le envolvían.

Sin embargo, no lo consiguió y se puso en pie, buscando la presa más cercana sobre la que descargar su furia y hacerla pagar por todo el dolor infligido, Rye. Y agitando los brazos, se abalanzó sobre ella. En apenas unos instantes, aquel ser estaba encima suyo y a pesar de aquellos ojos vacíos, podía ver sus intenciones asesinas dibujadas en ellas. Sus brazos se alzaron dispuesto a aplastarla. La visión de aquel ser en llamas lo hacía más aterrador.

La muerte no podía ser aquello. La muerte tenía que ser algo plácido, en una cama (una cama de verdad) en algún planeta bañado por la luna y en el que el smog permitiese ver las estrellas a través de la ventana de tu último lecho. La muerte no podía ser un horror nacido de un reactor espacial bañado en fuego, con las llamas besando su cuerpo para aumentar el dolor que su abrazo promete.

- Ah... Ahhhhh.- Rye pateaba hacia atrás, tratando de apartarse de aquella pesadilla, maldita sea, TENÍA TANTO QUE DECIRLE A RORY...

La mecánica logró alejarse de aquel monstruo y trató de poner pies en polvorosa, ya que un ataque cuerpo a cuerpo con un soldador no era una opción en ese momento, pero la mera idea de pensar en tal encuentro le hizo comenzar a hiperventilar, consumiendo el oxígeno de su escafandra en grandes cantidades sin tan siquiera darse cuenta.

La muerte no podía ser aquello...

¿Qué era aquella cosa? Miller casi no podía creer lo que veían sus ojos y no podía entender como algo así había podido sobrevivir tanto tiempo en aquella nave fantasma. Sin embargo, todas esas eran preguntas para otro momento, ahora tenía problemas más acuciantes.

Por un momento temió por la vida de Rye, pero cuando vio como se zafaba de la criatura respiró aliviada. Ahora sin embargo tenía otros problemas. El primero aquella criatura que giraba su inexpresivo rostro hacia ellos, confirmando que no pensaba detener su ataque. El otro eran los miembros de su tripulación que estaban abriendo fuego en aquel lugar.

Ella misma tenía ganas de alzar la escopeta y abrir fuego, pero estaban en la sala de motores. Una bala perdida podría dañar el núcleo radiactivo y convertir aquel navío en una enorme bola de fuego antes de desperdigarse en la nada. No podían seguir disparando y atacando en aquel lugar. Al ver como la mayoría iniciaba su salida del lugar, ella misma se dispuso a ello, pero temía por su piloto que había decidido encararse a la criatura.

- Maldita sea Davis, deje eso ahora mismo, no es el momento de hacerse el héroe. ¡Vámonos de aquí! ¡Es una orden! –

A pesar de la amistad que les unía de años juntos, no era el momento de ponerse pejiguera y tirar de su posición para hacer que su compañera corriera con ellos. Entonces aguardó en la puerta mientras esperaba su amiga antes de salir corriendo de allí.

La criatura agitó los brazos intentando golpear a su presa pero esta se le escurrió entre los dedos y salía corriendo del lugar. Volvió a sacudirse con ira mientras el fuego seguía haciendo mella en su cuerpo y la piel comenzaba a tomar una tonalidad negruzca al tiempo que se veía parte de su cuerpo en carne viva y los músculos estallando por el intenso calor.

Como un animal malherido, buscó cualquier fuente sobre la que volcar su ira en un vano intento por detener el dolor. Sus negros ojos se fijaron en Leah que apenas pudo abrir mucho los ojos antes de ver como las piernas de la bestia se flexionaban y desde su posición, saltaba hacia ella.

Intentó echarse a un lado, pero el ataque sobrevino demasiado rápido y el enorme cuerpo de aquel ser le golpeó haciéndola caer al suelo golpeando con fuerza. Tras el impacto, sintió el típico dolor generalizado por el golpe, la incineradora salió disparada de sus manos, y de pronto todo el dolor fue sustituido por un calor terrible que se le concentraba en la pierna izquierda. Esta estaba sangrando profusamente, como si se le hubiera cortado una arteria de la pierna. Si no se daba prisa, moriría desangrada.

Pero podía preocuparse por su herida pues la bestia seguía encima suya, terrible, bestial… letal. No pudo evitarlo, el miedo la invadió y por primera vez sintió que podría morir. Pero no quería morir, no quería. Su cuerpo entero comenzó a temblar. La criatura, tras acercar su rostro al de la piloto se incorporó, levantó los brazos y comenzó a descargar golpes sobre ella, machacándola con cada impacto, mientras intentaba, cruzando los brazos frente a ella, evitar el daño. Pero el daño era mucho y finalmente dejó caer los brazos a los lados. El ser levantó los dos brazos, lanzó un rugido sordo y descargó sus últimos golpes.  Un golpe que hizo que el brazo le ardiera como nunca. Y entonces… nada.

Davis no entendía que había ocurrido, todo le daba vueltas, su cuerpo no dejaba de temblar y las lágrimas brotaron de su cara. No quería morir. Aquel terrible ser cogió algo entre sus manos, algo alargado, familiar, algo que Leah sentía acababa de perder. Su vista se aclaró lo suficiente como para verlo y por un momento, toda su vida, su corazón, su mundo, se detuvo.

La bestia tenía su brazo levantado en alto. Solo su brazo. Intentó mover los dedos en un vano intento por descubrir la verdad. Pero no pudo mover nada. Davis había perdido su brazo. No pudo evitarlo.

Gritó.

Wilson no estaba a distancia adyacente de la criatura. Ni si quiera parecía haberlo visto, de momento. Apartó su cara del marco del a puerta, quedándose tras el mamparo. Su respiración era intensa y empañaba el casco. Sudores fríos caían por su frente y sus mejillas. Aún sujetaba la pistola entre sus manos.

-No. No, no, no, no, no puede ser, es imposible, mierda, mierda, mierda. -Le dió una arcada al rememorar los movimientos involuntarios de la extremidad sin vida y sangrante agarrada por el ser humanoide, como si fuera el juguete de una mascota. Un juguete bastante sádico. 

Pestañeó fuertemente para aclarar la vista, pues el sudor se metía en sus ojos y le picaban. Tragó saliva. En ese momento vió las tres puertas que habían en el lado de enfrente del pasillo en el que se encontraba. Según recordaba, la del medio le llevaría a la sala hexagonal con escalera, la "Junction C-2". 

Salió corriendo hasta ella para subir hasta la cubierta superior y deshacer el camino andado, abandonando la escena. 

"-No. No, no, no, no, no puede ser, es imposible, mierda, mierda, mierda". -Después de maldecir, cayó en la cuenta de algo. -¿A ésto se referían esos cabrones con "material xenomórfico"? Joder, creí que eran los hongos. Eso sí que hubiera sido coser y cantar ¿Cómo narices voy a llevar eso de vuelta? ¡Y una mierda! Si el engendro muere, que se jodan. No pienso enfrentarme a la tripulación para convencerles de que no lo maten. -Tragó saliva. -¿Y si todos mueren? Mierda, tengo que salir de aquí ahora que tengo ventaja. Si ese bicho no sabe que existo se quedará en su puto nido. -Salió corriendo hasta ella para subir hasta la cubierta superior y deshacer el camino andado, abandonando la escena. 

Para Cham, ver a esta criatura sobrenatural ya de por si había hecho que el temor le recorriese todo el cuerpo, ver como absorbía el impacto del perno a alta velocidad y la ráfaga de fuego que le había lanzado Leah, ya era algo que se salía del estándar de lo que podía aguantar. Aun así el técnico no se sintió realmente en peligro hasta ver como ese ser, se desvivía por destrozar el cuerpo de Davis, un cuerpo ahora maltratado y roto, que perdía por momentos tanto oxígeno como sangre.

- Davis .... Con la figura sobrenatural aun sobre el piloto poco se podía hacer para ayudarlo, durante un instante Lyron mira hacia el depósito de combustible que tiene el arma abandonada al lado de la trifulca y durante un segundo tiene toda la intención de descargar un perno contra el, pero la intención pasa imaginándose en que infierno se transformaría la nave en la que se encuentran. - Kayla, retrocede. Dice el técnico mientras dispara contra el mutante que sigue aporreando a Davis, mientras los gritos de este cada vez son menos sonoros.

La situación parecía desarrollarse a cámara lenta. El grito de Davis, el rugido de la bestia, el brazo inerte de la piloto, las caras de horror de todos los miembros de la Montero. Las llamas que aun envolvían a la criatura dibujaban sombras rasgadas como garras que amenazaban con desgarrarlos a todos, como proyecciones macabras de la voluntad de aquel terrible habitante de la Cronus que estaba haciendo pagar a los curiosos el precio de invadir su “hogar”.

La situación fue demasiado para Wilson. Con el arma temblorosa aun en la mano, pareció sopesar el utilizarla. Pero aquello que estaba viendo era demasiado terrible, demasiado definitivo. Y él no estaba dispuesto a dejar que algo así lo devorara. Sin esperar a nadie, sin mirar a nadie, empezó a correr dejando a sus compañeros allí plantados, pensando solo en su supervivencia.

Wilson corrió y pronto, el infierno teñido de sangre y fuego que abandonó fue sustituido por el frio silencio de una nave a la deriva. Pero eso no lo hizo parar. Siguió corriendo con una sola idea en mente. Alejarse lo más rápido de aquel ser y rezar por que no le hubiera visto en lo que él buscaba la forma de salir de allí.

Pasó por alto la primera zona de unión, la que había dado paso a la zona del motor pues la puerta superior estaba destrozada, seguramente por aquel ser que moraba en aquel lugar. Por ello siguió corriendo hasta el lugar por el que habían descendido al norte de la nave, con el corazón totalmente desbocado. Ni siquiera la pistola en su mano le daba la suficiente seguridad como para sentirse calmado. Las sombras a su alrededor le hacían girarse de golpe, temiendo que cualquiera de ellas pudiera ser aquel ser que le había seguido hasta allí. Pero no lo había hecho. Estaba solo, rodeado de metal, aire viciado y frio y sobre su cabeza, la apertura que llevaba hasta las plantas superiores.

Todos vieron como Wilson salía corriendo, pero no se atrevieron a seguirlo, sus ojos estaban puesto en su compañera y el horror del ataque de aquella bestia. Todo en sus seres les pedía que corrieran, que escaparan de allí. Pero no podían dejar a una amiga. No era su estilo, no era lo que haría Cham.

Tomó una nueva carga de la pistola de Pernos, y en cuanto oyó el clic característico que indicaba que el hierro estaba listo, sus ojos se posaron en el incinerador que se le había caido a Leah de las manos y que ahora estaba a escasos metros de su compañera y de la criatura. No pensó en consecuencias, solo en acabar con aquel ser. Era el miedo el que lo regía, un terror que apenas pudo controlar para poder apuntar. No lo dudó, simplemente levantó el arma… y Disparó.

El hierro fundido surcó el aire, impactando contra el depósito de combustible del arma haciendo que esta estallara de golpe, enviando trozos de metal y metralla para todos los lados. Aquella explosión amenazó la vida de la criatura que aun agitaba el brazo, si solo caía ahora…

Pero reaccionó demasiado rápido, cubriéndose tras maquinaria pesada que recibió la metralla. No tuvo tanta suerte el Relé del motor que recibió el impacto de varios de aquellos proyectiles que lo agujerearon, exponiendo sus entrañas que brillaban con un hipnotizante tono verdoso. Los sensores de los trajes se volvieron locos mientras MU/TH/UR envía un nuevo mensaje a sus dispositivos.

>> Niveles de radiación aumentando. Sistemas de aislamiento del traje a pleno funcionamiento. Riesgo de contaminación si el nivel de radiación sigue creciendo. Se recomienda salida inmediata de la zona.

Este no fue el único mensaje que escucharon, pues como si de un gigante durmiente que despertara se tratase, el sistema MU/TH/UR de la Cronus emitió u mensaje por los sistemas de altavoces de la nave.

>> ¡ALERTA! ¡ALERTA! Daño estructural en el Relé del motor. Fuga de radiación en sala del Relé. Motor alcanzando niveles críticos. Punto de daño crítico se alcanzará en T- 60 minutos. ¡ALERTA! ¡ALERTA!

Y esto no fue lo único terrible. Un trozo de metralla salió disparada hacia Leah, que herida y confundida, solo pudo ver como aquel trozo de metal al rojo vivo la golpeaba en el cuello, cortándola en el cuello, herida que empezó a sangrar profusamente. Su vista se emborronaba por momentos. Podía sentir como la vida se escapaba lenta e inevitablemente.