Partida Rol por web

Mientras el tiempo pasaba, esperando al resto de la tripulación, el técnico intenta calmar sus emociones y controlar la respiración, pues sin otra fuente de oxígeno le tocaría recorrer un buen trecho para recargar los contenedores. Es la luz de las linternas del resto de compañeros lo primero que ven, antes de que sus siluetas empiecen a formarse ante sus ojos, por lo que parecía el camino seguía expedito.

Rye es quien primero rompe el silencio de radio, intentando averiguar que es lo que realmente han encontrado, pues lo que habían encontrado los técnicos, estaba lo suficientemente claro gravado en las puertas de acero.  

El paseo de vuelta al encuentro del resto tras el infructuoso viaje al puente fue corto. Cuando se reencontraron Miller reparó en la maltrecha puerta de la que le hablaron con anterioridad. Fuera lo que fuera lo que estuviera ahí dentro había aplicado una fuerza inhumana sobre la compuerta, y a la capitana no le apetecía tener que enfrentar al ser que hubiera al otro lado.

- Para empezar, alguien ha saboteado uno de los puentes de mando con un hacha. Pudimos activar un segundo panel pero no hemos activado los sistemas de la Cronus por si eso arrancaba la nave y nos desconectaba de la Montero a la fuerza. Cuando acabemos con... lo que sea que es esto- dijo mientras señalaba a la puerta. - necesitaré a Leah para que controle la situación en el puente. Preparad todo lo que llevéis encima. Puede que los hongos hayan jodido la puerta desde dentro y por eso esté así pero mejor estar preparados para cualquier cosa.

Wilson caminó junto a Miller en silencio durante el trayecto desde el puente hasta donde se encontraba el segundo grupo. Tan sólo se oían crujidos metálicos lejanos y los pasos de ambos. El hombre de la compañía comenzó a relajarse y a encontrarse más tranquilo, aunque el maldito olor a aire viciado de su sistema de respiración autónomo insistía en agobiarle. 

Una vez que se encontraron con los demás, Wilson puso los brazos en jarra y suspiró. -Miller, tú tienes el detector de movimiento, ¿qué tal si lo conectas? Si hay algo ahí detrás, y que conste que no lo creo después de tantas décadas, podremos ver si se acerca mientras Kayla abre la puerta. -Miró a Cham. -¿Por aquí se va al núcleo, verdad?

- Si, y si tenéis eso... ¿Y si golpeamos la puerta y tratamos de ver si detecta algo antes de abrir?- A Kayla no le gustaba sonar tan cagada, pero el encuentro del cadáver, la historia de los hongos o la naturaleza muerta con hacha descrita por la capitana no la tranquilizaban precisamente.

Ante lo dicho por la capitana, Cham se descuelga la escopeta de la espalda y se la tiende. - Encontramos esto en nuestro recorrido hasta aquí, aunque sucia ... creo que funciona.  Un técnico de carga como Cham sabía poco de armas, pero tenía claro que debían usar todo lo que tenían a su alcance para salir de la situación en la que se encontraban. Aparte de las armas que portaban, aun quedaban las ideas que unos y otros podían aportar, y la idea de Wilson no era mala del todo. - Puede que funcione .... 

Con la tensión en aumento, cada miembro de la tripulación ocupó su lugar. Rye frente a la puerta, Cham y Leah a los lados cada uno con un arma. Miller sacó el detector de movimiento y Wilson permaneció detrás de todos observando lo que ocurría.

El silencio se hizo alrededor del grupo, alguno se descubrió aguantando la respiración, Miller giró la llave del aparato y este comenzó a emitir un ligero pitido hueco que anunciaba que estaba encendido, entonces la capitana miró al resto y asintió. El resto respondió, la piloto y el hombretón prepararon las armas y Rye alzó el puño, cogió aire y…

PUM

PUM

PUM

El sonido de los tres golpes reverberó en la enorme habitación en la que se encontraban, con los golpes aun rebotando en ecos que se iban perdiendo en la oscuridad. Y todos aguardaron en silencio. El detector de movimiento seguía emitiendo aquel casi inaudible ruido, pero sin detectar ningún movimiento. Esperaron unos segundos antes de respirar aliviados, mirándose entre sonrisas nerviosas. Cuando de pronto.

*bip* *bip*

Instintivamente todos miraron el detector cuando este emitió el aviso de que había detectado algo. Extrañamente, tan pronto como lo detectó, este pareció desaparecer. Todos quedaron mirando tensos a Miller mientras esta interpretaba la señal captada. El detector que tenían era muy rudimentario, nada comparable al usado por los marines espaciales, los datos que daba no eran tan exactos.

Una pequeña pantalla incorporada al aparato escupió los datos de la señal y lo que vio la mujer la dejó completamente extrañada, entonces se los mostró primero a Wilson y luego al resto.

La señal que habían detectado no provenía de la habitación que tenían en frente, sino de sus espaldas. Por la distancia indicada, debía ser la otra punta de la nave, como a la altura de la sala por la que habían descendido hasta esa planta. Todos aguardaron por si se volvía a detectar alguna otra señal, pero el detector permaneció impasible. ¿Había sido un error? Y si no ¿Qué podría haber sido? Lo que si parecía un hecho es que nada se había movido tras la puerta que tenían delante.

- Espero que esos *bip* *bip* hayan sido un puto error producido por el encendido del aparato o que haya estado en desuso demasiado tiempo.- Comentó Rye dejando al grupo para encajar la puerta que tenía delante, encendió su soplete y le comenzó a ayudarse de él para ir forzando la compuerta hecha jirones (peor jirones de sólido metal) que les separaba del núcleo con que podrían dar energía al resto de la nave, si todo iba bien. Esta se abrió sin mayores problemas dejando entrever la oscuridad insondable que se escondía en su interior, abriéndose como el corazón de la noche ante sus ojos, daba gracias de no tener que respirar el aire que hubiese ahí dentro, recordando las leyendas sobre que las maldiciones de las momias de la lejana Tierra y el más lejano siglo XX tenían que ver en muchas ocasiones con el efecto de respirar aire viciado durante siglos.

Cuando Rye termino con la puerta, esta se abrió, moviéndose con ligeros gemidos al intentar pasar las abolladuras por los rieles de la compuerta. Casi habrían esperado que algo les hubiera saltado a la cara, pero solo una sala de unión se abrió ante ellos. Con la misma forma octogonal, con unas escaleras en el centro, estas terminaban en una compuerta cerrada que impedía el ascenso al nivel superior y al sur, otra puerta, esta vez abierta y doblada sobre si mismo. Un pasillo se extendía a izquierda y derecha. Tras esa puerta. Según el mapa, el cuarto del reactor se encontraba para la izquierda.

Los sistemas de análisis de los trajes comenzaron a emitir un aviso y la voz de MU/TH/TR resonó en vuestro comunicadores.

>> Atención, niveles de radiación aumentando. Niveles soportables para el traje

Parecía que, después de todo, si que había un problema en el reactor. O eso parecía indicar esa subida en los niveles de radiación.

-¡¿Qué?! ¡Venga ya! -Fue la respuesta de Wilson cuando Miller le mostró el detector, tras los golpes en la puerta y los consiguientes silencios marcados por la tensión. -Yo también espero que ese cacharro falle de vez en cuando. -Dijo tras las palabras de Rye.

La adrenalina hizo que volviera a aumentar su déficit de oxígeno, lo que provocó una pérdida demasiado rápida del preciado elemento. Tenía los nervios a flor de piel. No estaba nada cómodo en aquella situación. Con el oxígeno a poco más de la mitad de su capacidad, y ahora la radiación. Después de que Kayla abriera la puerta, Wilson aún guardaba cierto recelo con la detección de algo biológico rondando por la nave. Su paranoia se acentuó. 

-¿Eso marca la distancia a la que supuestamente está? No, no, no puede ser. Hagamos otra comprobación. -Sacó acaloradamente la pistola de agarre de arpón y golpeó con la culata, fuertemente, el metal de una de las paredes del pasillo para producir un ruido similar al anterior. 

PUM, PUM, PUM, PUM

Ante la falta de acción sobre la escopeta que había tendido a la tripulación, el técnico vuelve a colgarse el arma a la espalda. Los golpes de Rye contra el metal rompen el silencio, solo son unos segundos pero la respuesta que da el detector, no es para nada lo que esperábamos, pues fuese lo que fuese estaba del lado contrario a donde estaban las marcas en el metal. - Puede que tengamos mas problemas de lo que pensamos. No acaba de decir Cham esto, cuando una marca en el visor de autonomía del brazo empieza a parpadear antes descender.

Cuando el soldador de Rye se apaga y las hojas de metal se retiran, la ignota oscuridad se abre ante nosotros, nada parece estar esperando la apertura al otro lado, pero una extraña presencia o la falta de aire son los únicos problemas, las alarmas de radiación anuncian su presencia y avisan un posible daño en el reactor. - Compañera, espero que puedas hacerte con ese reactor ... 

Sin pensar demasaido en todo lo que estaba pasando, Kayla caminó hacia el frente, adentrándose en la nueva cámara, escuchando tan solo los sonidos generados dentro de su propio traje, ahora mismo el tratar de conseguir un poco de energía era casi tan importante como el respirar, así que, aún a pesar del aviso de radiación (se había acostumbrado a ese tipo de cosas durante sus prácticas y simulaciones en la academia) comenzó a caminar a paso rápido por el pasillo que cubría el reactor, tratando de alcanzar el mecanismo manual con que podría tratar de activarlo.

Miller contuvo la respiración mientras el sensor hacía su trabajo pesadamente. Se trataba de una máquina vieja y ajada y no tenía claro ni siquiera que funcionara correctamente o que fuera a aguantar encendida más de unos minutos, pero era lo único que tenían en ese momento. 

Todos parecían convencidos de que el sensor estaba roto cuando de repente dio un resultado positivo, pero no frente a ellos sino que en el sentido opuesto, bien lejos de su actual posición. ¿Se trataba acaso de un falso positivo? La capitana no lo creía así. Su tensión aumentaba y era como si respirar dentro de su traje fuera cada vez más complicado, pero no podían hacer nada salvo avanzar. La cámara del núcleo mostraba unos niveles de radiación fuera de la seguridad para aquellos que no tuvieran un traje espacial. Mientras dejaba a Rye hacer su trabajo decidió que era más sensato estar mirando en la dirección en la que habían entrado, a través de la compuerta machacada a golpes y apuntando hacia donde se supone que estaba lo que fuera que había en la nave.

- Cham, pásame esa escopeta, por favor. - dijo mientras observaba casi con paranoia en la oscuridad del pasillo.

Nervioso, Wilson dio varios golpes más, esta vez con la puerta abierta buscando comprobar si la señal que habían captado había sido un error o era algo más. Los golpes resonaron en la pared y el ruido reverberó por toda la nave, como aquejándose de las molestias que le ocasionaban estos nuevos visitantes. Todos contuvieron la respiración mientras esperaban ver si el detector volvía a localizar alguna señal. Y entonces…

Nada ocurrió. El silencio se tragó los golpes y volvió a envolverlos con su manto. Estaban solos… aparentemente. No muy seguros, comenzaron a avanzar por el pasillo y hacia la sala del motor. El camino seguía recto y se bifurcaba a izquierda y derecha. Según los planos que habían memorizado del La Cronus, el reactor se encontraba hacia la izquierda por lo que allí se encaminaron.

A medida que avanzaban, los niveles de radiación subían y así se lo indicaban los sensores de sus trajes. A pesar de esto, no eran unos niveles que no pudieran soportar. Desgraciadamente, esto no auguraba nada bueno, pues estos niveles solo podían significar una fuga en el propio reactor y si querían mover esa enorme cáscara de metal, sería necesario repararlo.

Finalmente se plantaron frente a la puerta y tras armarse de valor, la abrieron. Una habitación de gran tamaño se abrió ante ellos, completamente a oscuras salvo por una pálida luz azulada proveniente de un puerto de acceso abierto en el relé del reactor que arrojaba sombras largas y profundas.

Gran parte del equipo y maquinaria estaba destrozado, pero lo extraño era el cómo. Lo lógico inicialmente era pensar en una explosión o reacción dentro del reactor que dañó los aparatos a su alrededor, pero un vistazo más cercano, revelaba que los elementos parecían golpeados y abollados. Bastante de aquella chatarra estaba arrejuntada en una esquina y la forma que tenían todos los elementos reunidos daban la impresión de intentar formar… ¿Un nido? Entre los restos, destacaba lo que parecía un traje espacial arrugado, con el casco empañado y el resto hecho jirones de color negruzco, como si en el pasado se hubiera prendido fuego. Por encima de todo esto destacaba también una extraña sustancia semitransparente entra blanca y amarillenta que parecía cubrir gran parte de las máquinas y que parecían estar ahogando los equipos.

A pesar de los daños, suspiraron aliviados al ver que ninguna sorpresa les saltaba al cuello y suspiraron aliviados pues, si ya de por si era peligroso abrir fuego en la sala del relé del reactor, más lo era con la fuga. Una bala perdida o unas llamas en la dirección equivocada y podrían hacer saltar por los aires toda la nave.

l espectáculo de babas, el cuerpo de traje oscurecido y aquella especie de nido fabricado en el más tóxico de los lugares para cualquier criatura aturdieron a Rye, en los manuales y prácticas si que no venía ninguna mierda parecida a aquel escenario, casi parecía algo más propio de una obra de teatro absurda (como las que gustaban a una de sus antiguas parejas, la de mierdas que había tenido que ver, casi daba gracias de tener que abandonar la tierra durante meses con tal de no ver una nueva versión de Esperando a Godot o alguna mierda del paisano aquel francés cuyo nombre no lograba recordar), o un cuadro de... ¿Magrite? A saber, solo sabía que se había convertido en un par de manos temblorosas esperando a que otro cerebro le dijese cómo proceder.

- ¿Q... Qué coño hacemos? Seguro que queréis echar esto a andar? en caso de que se pueda claro, pero, no entiendo eso...- Señalo con su dedo al improvisado nido. - No entiendo esa mierda. Vale, no soy bióloga, pero si eso es lo que parece, ningún animal haría su nido en el puto... Chernonosequé...- Conseguía mantener la calma dentro del traje, peor eso no significaba que no transpirase mas de lo normal.

Pasándole la escopeta a la capitana, Cham se dispuso a avanzar tras Rye esperando que no fuese necesario usar la pistola de pernos, mas que para hacer algún apaño a la nave. Con silencio de radio avanzaron por la sala recientemente abierta, los restos de una pequeña pelea o de un accidente era lo único que daba fé de que allí había ocurrido algo, pero esos restos evocaban algo mas, pues un traje espacial yacía destrozado, cerca de lo que parecía un nido recién construido y algún tipo de muestra biológica que marcaba la zona. - Capitana. ¿En que trabajaban esos científicos?. Añade el controlador, mientras la luz de su traje se posaba en la sustancia que manchaba la maquinaria de la nave siniestrada.  

Después de los golpes que dió Wilson, no volvió a reaccionar el sensor de movimiento portado por la capitana. Quizás los demás tenían razón y aquel cacharro fallaba de vez en cuando. No obstante, notaba cómo la tensión aumentaba, tal vez producto de su rápida pérdida de suministro de oxígeno ¿Acabaría viéndose obligado a quitarse el casco con esas esporas, o lo que fueran, pululando por el aire de la nave? Aquella misión se estaba complicando demasiado. Jugaba con la idea de volver a la Montero. Aquello era una soberana estupidez, la Cronus estaba desierta. Desierta e intoxicada.

-Chernóbil, Kayla. -Dijo ante el comentario de la técnico mientras miraba, estupefacto, a su alrededor. -Joder... -Susurró. -¿C-creéis que ha podido vivir una bestia aquí? Entre las garras del pasillo y ésto... Tal vez se instaló aquí para estar al calorcito, pero no tenía ni puñetera idea de radiación y acabó muriendo expulsando sangre, o lo que cojones tuviera en su organismo, en algún oscuro rincón de la nave. -Tragó saliva intentando guardar la compostura. Su comentario intentaba ser exagerado y sarcástico, pero no parecía del todo descabellado, y eso no le tranquilizaba. 

-De todas formas, en esta chatarra no creo que quede nada vivo. -Se repetía a sí mismo más que a los demás. -Así que, pongámonos manos a la obra. Dejemos las visitas turísticas para cuando tengamos energía. 

Rye escuchó al hombre de la corporación sin hacerle demasiado caso, puede que odiase doblegarse ante la capitana pero en este caso era la única de la que iba a seguir las instrucciones, mal que le pesase.

Miller sentía una ansiedad creciente conforme avanzaban. La situación de estrés a la que se veían sometidos hacía mella en sus reservas de aire, y la simple perspectiva de tener que respirar ese aire viciado durante décadas lleno de esporas de efecto misterioso no era nada halagueña. El sentimiento no hizo más que hacerse más fuerte cuando pudo descubrir la inquietante escena que les esperaba. Arrinconados en una esquina en el punto con mayor concentración de radiación de la sala se encontraba un siniestro nido y lo que parecían los restos de un traje chamuscado.

La tripulación comenzó a manifestar su malestar con la situación y Miller no quería ser menos. Su instinto le decía que había algo raro en la Cronus y que lo mejor era salir de allí cuanto antes y largarse bien lejos. Un trabajo más y se acabó. Solo este trabajo y se acabó Weyland.

- Sea lo que sea que hiciera esto no es posible que siga vivo. - dijo la capitana haciendo acopio de toda la calma que pudo reunir. - Da igual lo que hicieran aquí, vamos a mandarles esta nave y a olvidarnos cuanto antes de este asunto... Mejor que sigamos...

Rye tragó aire sonoramente dentro de su traje, giró sobre sus talones y encaró el oscuro panel de mandos del núcleo de la Cronus. Maldita sea. Maldito sea todo. Suspiró para sus adentros y dejó que ese quejido tuviese un eco en el mundo real, volviendo a compartir con todos su fastidio a través del cacofónico comunicador. Sus dedos temblaban, así que le tocó entrecruzarlos, girar las palmas de sus manos y hacer un estiramiento rápido con el que trataba de despejar su cabeza. Tras quello si que logró centrarse en la labor, conectando lentamente todos los dispositivos para poner aquella mole en funcionamiento uno por uno, para comprobar si la integridad de aquel cascarón estaba más comprometida de lo que parecía a simple vista. Una vez más recordó el semblante de su hermano, como si temiese que aquella podía ser la última imagen que viese en esta vida.

Con los nervios algo más calmados tras comprobar que nada les saltaba encima, los tripulantes de la Montero discutieron que hacer a continuación y la capitana lo tenía claro. Reparar aquella nave, ponerla en movimiento y enviársela a La Corporación para terminar así este dichoso trabajo. Así, ordenó a Rye que comenzara las reparaciones sobre el reactor lo antes posible para que su estancia en aquel extraño lugar fuera lo más corto posible.

La ingeniera avanzó varios pasos mientras el resto comenzaba a hablar sobre qué hacer a continuación. La reparación que Kayla tenía que hacer no era fácil pero sobre todo no era rápida, lo normal es que la llevaran varias horas. Y había más que hacer en aquella anciana nave que parecía observarles expectantes, como si se riera de ellos antes de devorarlos.

Estaban a punto de ponerse en marcha cuando el grito de terror por parte de Rye inundó los comunicadores, haciéndoles dar un fuerte respingo por la impresión. Rápidamente, se giraron hacia su ingeniera para ver que diantres había pasado. Entonces la sangre se heló en sus venas.