Partida Rol por web

Mausuko desmonta de la bestia arco en mano, mientras asiente a las sabias palabras de Ide Zhuo. Y comenta susurrando para no ahuyentar a la presa. - Ide Zhuo-san tiene razón. Aun así es cierto que si Doji Ryojiro-san ha escuchado algo, eso quiere decir que este rastro es mucho más fresco y la presa está casi aquí. Creo que merecería la pena por lo menos inspeccionar la zona cercana. - Entorna los ojos intentando vislumbrar entre la vegetación alguna pista sobre la presa. - De todas formas dada la inexperiencia en este campo de casi todo el grupo no creo que sea aconsejable tampoco alejarnos mucho de las monturas.

Desmonté de mi poni y busqué un sitio donde asegurarlo.

-Creo que siendo 7 y habiendo 2 rastros claros deberíamos separarnos. Como Ide Zhuo-san ha dicho, juntos haremos más ruido y ahuyentaremos a la presa más fácilmente. Además, es de esperar que la presa huya al lanzar las primeras flechas, así que ir juntos no asegura que todos tengamos un blanco "estático".- susurré a mis compañeros esperando que vieran las ventajas de hacer dos grupos.

Las primeras señales no se hicieron esperar. Parecía que las Fortunas se ponían de nuestra parte al darnos dos posibles piezas: un ciervo y un jabalí.
-"Si las huellas no nos confunden debemos decidir entre un jabalí y un gran ciervo. Ambos animales seguro que no se dejaran cazar tan fácilmente." dije al levantar mi mirada al cielo.
El frío se hacía notar a pesar de nuestras indumentarias y armaduras. Los sonidos del bosque nos envolvían advirtiendonos del peligro que corríamos si nos dividíamos.
-"Estoy de acuerdo en dividirnos. El premio sería mayor: dos hermosas piezas. Cuatro para el jabalí y tres para el ciervo. Si hacemos esto igualaríamos el combate aunque quizas estaríamos dándole cierta ventaja al animal pues conocerá el terreno."
Miré a corcel indicándole que podía moverse libremente hasta que decidiéramos qué hacer.
-"También podríamos seguir juntos para llegados el momento acabar con la pieza más peligrosa. En este caso, algunos de nosotros podríamos adelantarnos para explorar, rastrear mientras todos seguimos el mismo camino." les dije.

El rastro de un gran ciervo parecía evidente sin embargo, Yûki prefirió no hacerse ilusiones. Así que se tomó la libertad de desmontar de su montura mientras se encontraban en formación para investigar la posibilidad de que el animal estuviera herido u obtener más información por la distancia entre las pisadas o la profundidad en el barro de las mismas. También echó un vistazo a las inmediaciones por si existía un nuevo rastro de cascos de ponis o de pisadas de otros samuráis recientes.

Las opiniones de sus camaradas resonaban entre los árboles, pero antes de tomar una decisión; el monje quería tratar de obtener alguna información más sobre la posible presa.

No sé si debo tirar investigación o cazar para conocer más información del rastro. Si hay algo escondido deliberadamente, mi tirada se debería ver aumentada en +1g0, soy perspicaz. Se me olvidó comentarlo antes :)

Escucho las objeciones al tiempo que trato de discernir algo entre la espesura. Quizás deberíamos sacar fuerzas de nuestro número y falta de sigilo.

- Podríamos asustarlo y hacerlo huir hasta aquí. Así no habría necesidad de descuidar a los caballos.

Comento buscando una forma de rodear al animal y luego espantarlo en dirección al grueso del grupo.

Yasuki-san tenía parte de razón. Pero solo parte (desde mi punto de vista...).

Miré a mis compañeros y dije en voz baja -Creo que habéis tenido una buena idea Yasuki-san, asustarlo y hacerlo huir hacia un sitio determinado puede ayudarnos a cazarlo, pero no creo que hacia donde están los caballos sea una buena idea. Si se trata de un animal salvaje podría asustar a los caballos o, incluso, atacarles. Creo que sería mejor llevarlo hacia algún lugar sin salida, como un risco o un "callejón" sin salida. ¿Conocéis algún sitio así por aquí Ide Zhuo-san?- acabé dirigiéndome a ella.

- No. No conozco lax tierras Shinjo. Pero se me ocurre que si teméis por los ponis, podrías imitar a la cortesana Yasuki o al samurái Kakita y desmontar. Los Koumas son tan inteligentes o más que cualquier heimin, por lo que huirán por su propio instinto a la primera señal de peligro.

-Las pisadas son profundas y grandes. No hay duda de que es un ciervo grande que ha vivido muchos años.- Tus pensamientos vagan por tu mente mientras examinas las pisadas del jabalí. Estas parecen ser normales para el tamaño de un jabalí por lo que, si queréis obtener la mejor pieza de caza, deberíais seguir el rastro del ciervo. 

Yûki examinó minuciosamente ambos rastros. El rastro del jabalí parecía ser de una bestia de tamaño medio, puede que un macho mayor o una hembra joven. Una pieza digna de cualquier samurái. Los rastros era límpios por lo que era de suponer que no existía la posibilidad de que otros grupos estubieran tras la misma presa, al menos por lo que se podía deducir allí mismo.

Después examinó el rastro del ciervo. Las pisadas eran grandes y profundas, sin duda se trataba de un gran ejemplar, puede que un macho joven, puede que un líder. Por la distancia entre pisadas se podía deducir que sería de grande como un poni y su peso sería parecido al mismo. Esa era la pieza que debían seguir y la que pondría a prueba las habilidades del grupo en conjunto.

El monje se levantó ante sus compañeros delante del rastro del ciervo. -"Las Fortunas han hablado y es nuestra la elección de decidir qué sendero tomar. Los rastros son limpios y claros, no existe nadie más que los siga, al menos de momento. El rastro del supuesto jabalí parece ser de un ejemplar corriente en embergadura y en peso; sin embargo el rastro de aquí delante es de un ejemplar sin par, un ciervo de grandes dimensiones y gran peso por la profundidad de sus pisadas y la distancia entre ellas. Puede que sea una empresa mayor y nos obligue a emplearnos a fondo, pero si no ofrecemos nuestro esfuerzo a las Fortunas, puede que se sientan ofendidas y no nos brinden su favor. Mi voto es para desmontar y seguir al Gran Ciervo".

Yûki no era un rastreador experimentado, pero era astuto y no se dejaría engañar con facilidad por nadie, incluso por un animal.

La decisión era simple: seguir un rastro u otro, juntos o separados. El sutil movimiento de la crin de mi corcel y su golpeo con su herradura cerca de donde me encontraba, me dejaba clara su intención.
-"Sin duda alguna debemos continuar juntos y enfrentarnos a la pieza más peligrosa. En este caso....el jabalí." dije seguro de mí.
-"Por experiencia, una vez cazada la primera pieza siempre surge la oportunidad de cazar una segunda antes de volver a casa." sonreía al recordar mis primeros paso en los bosques y praderas cerca de mi hogar.
-"Sigamos el rastro con cautela, buscando un posible sendero que nos conduzca hacia su fuente de alimentación, charca o aljibe donde tome sus baños de barro. Una vez encontrada otra pista o localizado, separemosnos un metro y medio para intentar rodearlo o acorralarlo contra algo que podamos utilizar para reducirlo." me levanté para acariciar a mi inteligente montura.
-"No debemos olvidar que no estamos solos cazando. Debemos actuar con decisión y firmeza. Que el animal huela y sienta nuestra superioridad en la batalla."

-Si seguimos deliberando, actividad encomiable todo sea dicho, me parece que nos vamos a quedar sin presa. Tiene delito que os diga esto alguien de la corte.-Sentenció el Doji mientras se agachaba para esquivar una de las ramas que se encontraba a media altura, su elección era firme, la presa más grande y rápida. La criatura que creyó oír. 

La deliberación de Ide Shido Miko y como debían actuar estaba bien planteada pero era errónea. La pieza más grande era el ciervo. Por la envergadura de sus pisadas debía ser viejo y una cornamenta así no se encuentra todos los días.

Tus propias reflexiones te hicieron darte la vuelta y ver las huellas del ciervo, adentrándose en el bosque y...algo llama tu atención. Te acercas y allí, entre las ramas de un arbusto, unos mechones de pelo blanco enredados. Lo vuelves a comprobar pero solo el ciervo ha pasado por ahí y eso hace que no haya discusión posible sobre la presa. Un ciervo blanco puede ganar incluso si algún grupo cazara un oso. 

El rastreador Unicornio utilizaba una manera coherente de tratar el problema de la bifurcación de opiniones, pero era el cortesano Grulla el que estaba en lo cierto, o al menos eso era lo que pensaba el monje.

Se acercó de nuevo al rastro dejado por el ciervo y observó algo entre unos matorrales, una mancha enredada en las hojas de un arbusto en las cercanías. Era pelo blanco, -“¿Era eso posible?" Ese animal era una pieza especial, incluso podrían defender su valía en la corte delante de los samuráis que cazasen un gran y peligroso oso.

Yûki no dudó en que ese mechón de pelo era una señal de las Fortunas que bendecían la cacería de ese día y les ofrecían una oportunidad única.

Se volvió deshaciendo sus pasos con cuidado de no adulterar el rastro del ciervo. Se colocó cerca de los samuráis Unicornio y comentó con cierto grado de diplomacia, tratando de no ofender a nadie; pues sus palabras podrían àrecer un tanto rudas.

-“Ide Shido Miko-san. He vuelto a comprobar el rastro que se zambulle entre las hojas y ramas en lo más profundo del bosque y he hallado una señal que nos indica que ése, -comenta señalando el rastro-; es el camino que debemos tomar. Doji-san tiene razón, debemos dar caza al ciervo. Y para dar crédito a lo que os digo, acercaros a ése arbusto -dice señalándolo con su mano derecha- o desmontad y acompañadme más adelante y os mostraré que un ciervo blanco se ha cruzado en nuestro camino para gracia de las Fortunas”.

Zhuo se acercó también con su caballo y observó que había pelo blanco junto a unas pisadas de algún animal. Meditó unos segundos por si había aprendido algo de sus pares varones por si hablaban inadvertidamente de ciervos blancos.

El Grulla tenía razón, de poco nos iba a servir continuar aquí parados, por lo que echando un último vistazo al rastro, opté por adentrarme en la espesura con la yari preparada. No sabía que nos encontraríamos, pero al menos podría colocar el arma de asta frente a cualquier peligro que apareciera.

¿Un ciervo de pelo blanco? Miré mi propio pelo. Debía de tratarse de un noble animal. No estaba seguro de querer acabar con su vida.

Cogí mi arco y le coloqué una flecha en la cuerda (sin tensarla), después me acerqué al monje en silencio y esperé a que el resto del grupo se decidiera.  

Te suena de oír cuentos, leyendas sobre estos raros animales que viven en lo más profundo del bosque. Que se sepa nadie ha cazado ninguno.