Partida Rol por web

Después de la ejemplarizacion realizada por los demás comensales en lo que a ignorar a una persona se refiere, Dagomaru se sintió algo estúpido al intentar... sociabilizar con el resto. No era su punto fuerte, y después de lo que había podido ver, quedaba totalmente descartado volver a tratar de ser majo/simpático/cordial/amigable/lo que sea de buenas maneras.

Así que se puso a leerse la carta, para ver que había allí de comer. Ya que no pagaba él, cogería lo que viera más copioso y suculento. Por un lado, pagaría el hotel. Por el otro, pagaría el Weir del futuro. Y así de concentrado estaba, cuando sintió un aguijonazo en la pierna, lo que le hizo hacer un aspaviento e incorporarse ligeramente. - ¿Que demonios? Creo que me ha picado algo. - se quejó, pasandose la mano por la pierna... hasta que vió a Heinrich con un tenedor.

- Me has hecho daño. - se quejó, aun pasandose la mano por la pierna para atender a los allí presentes. Haciendo un repaso de lo que había escuchado, pero no prestado atención, parece ser que alguien estaba en problemas y que esos problemas derivaban de la llamada telefónica.

- ¿Estais de broma, no? Poniendonos en el peor de los casos, si alguien ha golpeado a nuestros compañeros lo que hay que hacer es llamar a seguridad y a la policía. No creo que le hagamos un favor a nadie marchando cual marabunta enfurecida con la Ritt der Walküren - Hizo una pausa para hacer las comillas. - "La cabalgata de las Valkirias" - Dejó de hacer las comillas. - de fondo para tomarnos la justicia por nuestra cuenta y riesgo. Haced caso de esa voz sensata de vuestras cabezas: Llamad a seguridad. - insistió.

-O... quizás podamos ir armados a por esos golpeadores de ratones de biblioteca -Dijo Heinrich recordando su querida tierra natal al escuchar la terminación alemana de "La Cabalgata de las Valquirias"- ¡Yo ya estoy armado! -Dijo levantando el tenedor para que todo el mundo lo viera y acto seguido pinchó a Dagomaru en el hombro.

Realmente Heinrich no tenía ganas de moverse, pues estaba a la espera de que alguien le tradujera la carta al cristiano, además, cualquier oportunidad para pinchar a Dagomaru era una buena oportunidad y por tanto debía aprovecharse debidamente. De hecho, antes de que alguien hablase -o que Dagomaru luchara por obtener el tenedor- volvió a pincharle.

Aún faltaban dos miembros del grupo y aunque Weir intentó entablar buen rollo en el grupo que estaba allí reunido la cosa no parecía arrancar del todo, imaginé que era por la desubicación que aún teníamos en el cuerpo y aún había que estrechar lazos, sin contar que no les conocía de nada, salvo a Marina.

Intentar ponerse en contacto con los que faltaban era lo más rápido pero lo que dijo Roures a continuación no sonaba nada bien mi ceño se frunció y de repente quedé perplejo por las acciones de Krüger-No estamos en el comedor de un colegio amigo-refunfuñé mirándole con geesto serio-Yo voto por ambas opciones señorita Aratani, avisémos a seguridad y vayamos nosotros también, por comprobarlo no pasa nada-elevé los hombros despreocupado. Podía ser una tontería, pero dado el objetivo de la misión y el historial que rodeaba a ése artefacto, quizás no fuera una tontería y sería mejor aclararlo cuanto antes.

- Eso no es un arma. - le reprochó a Krüger, ante la obviedad de que solo era un tenedor. Pero cuando lo empleó contra él, reaccionó. - ¡Ah! ¡Deja de pincharme! - se quejó, frunciendo el ceño mientras se alejaba de él lentamente. No le hacía la menor gracia que estuvieran pinchándolo.

Pero volvió a pincharle, y en esta ocasión hizo un aspaviento con la mano derecha para que alejara el objeto-arma de él. - Ya. - se quejó, más serio. Sobretodo cuando otros de los allí presentes le dió la razón tanto en lo del tenedor, como en lo de llamar a seguridad.

Heinrich se rió para sus adentros, y, como nó, para sus externos -¡HaHaHa! ¿Ves? -Indicó el germano- ¡Todo en buenas manos puede ser un arma!- Dicho esto, apuñaló un panecillo que había sobre la mesa. ¡Hya!

Dejando el tenedor clavado sobre el pan, como si de una bandera se tratara en tierra ajena, el alemán se levantó de la mesa, aquejándose del dolor de espalda y decidió ver a sus alrededores en busca de algún camarero, al cual llamó, levantando la mano y gritando.

-¡Eh! ¡Tu! ¡Shin Chan! ¡Ven que quiero la carta de vinos!- Acto seguido se volvió a sentar a contemplar su tenedor-arma clavada en el panecillo.

Me quedo sorprendido ante la reacción de los demás.

Que a mí me ignoraban ya era consciente, la mayoría no se ha rebajado a decirme su nombre, pero puede que le haya ocurrido alguna cosa. Todos han tenido que oír que descuelga y después un golpe antes de que se cuelgue, todos. Y lo único que parece importarles es cenar eso si tampoco se han rebajado a servirse a si mismos. ¡Es un buffet libre!

No podía creer como estaba avanzando la conversación así que me levanté de la silla sin esperar a llegar a una decisión en común -no va a servir de nada discutirlo- advertí en vistas a que algunos no tenían la menor intención en averiguar lo ocurrido -los que queráis venir adelante, al resto...buen provecho- soné algo más brusca que normalmente, pero lo cierto es que, si desde que se nos anunció el inesperado cambio de hotel había tenido la mosca detrás de la oreja; ahora, que tenía material que alimentaba mis sospechas y ante aquella actitud por parte de algunos, estaba mosqueada -¿Aratani podrías informar a recepción mientras el resto nos acercamos a sus habitaciones?- Era lo mínimo que pedía, ya que con suerte a ella le hicieran más caso -y si alguien se ofrece a acompañarla...- dije sin mucha esperanza en aquello último, por si alguien no quería meterse en posibles problemas pero sí ayudar.

Ignorando el revuelo de la mesa sigo con mi carta de cervezas y vinos. Me giro al primer camarero que aparece y le indico si me puede traer una cerveza negra que me había llamado la atención. Me dirijo hacia la zona de la comida escuchando como el barullo de mi mesa se desvanece según paso entre otras mesas, cada una con su jaleo personal. 

De vuelta a la mía, con mi plato lleno, me dispongo a devorar la montaña de comida.

-Smacznego!

Heinrich no entendía lo que pasaba y aún menos que Dagomaru no hiciera nada para ayudarle, ¿Acaso era tan difícil cumplir los deseos de un viejo alemán que conoció en un crucero por el mediterraneo años atrás y ahora era parte de su familia?. ¡Heinrich quería comer, y no le importaba pinchar a su pariente político tantas veces como fuera necesario!. Por desgracia el tenedor estaba tomando aquel panecillo en nombre de la Republica Autocrática Krügiana, así que no tenía arma... 

-Dagomaru... -Insistió Heinrich mientras buscaba una nueva arma- ¡Dagomaru! -Volvió a insistir con una cuchara de postre en la mano.

Por lo menos hay alguien mas preocupado por lo que le ha podido suceder a Anya.

Me coloco a su lado mientras digo. – Si sabes, o nos lo puede decir Shiraiwa-sama, su numero de habitación podemos ir directamente. Sino deberemos ir a recepción a es mucho mas probable que le den esa información como guía del grupo que a nosotros.

El alemán apuñala la comida, y mientras apuñala la comida y se entretiene con ello, no es él el apuñalado. Y eso, ya era un gran avance en el mundo de la ciencia. Por desgracia, algunos seguían obcecados en ser los héroes no anónimos de una estúpida cruzada hasta la habitación de un hotel perdido de la mano de Dios en algún lugar de China. De tanto en tanto, tenía la creencia de que su tono de voz solo era audible para ciertos sectores de la población.

Eso explicaría porque algunos obtusos de mente, seguían prefiriendo el sistema de decisiones unilaterales que habían creado en su mente. Razonando aquello, su nombre se repitió en el aire varias veces hasta que pudo sentir como este provenía de una posición junto a él.

Y como si tuviera la sensación de que el techo se le venía encima, que todo se inundaba y que había agarrado algo que no debía, se puso de pie de un solo movimiento, mirando a su alrededor cual cervatillo asustado. Tardó unos segundos en razonar la ubicación en la que se encontraba, y centró su mirada en Kruger, quien seguía armado. - Acompañaremos a la Señorita Aratani a recepción. - allí podrían avisar a seguridad, y de paso, descubrir más información que simplemente ir hacia la habitación. Entre otras, la llave para abrir la puerta.

Aratani miró a los presentes. Posiblemente, aquel sonido de llamada era alertador, por lo que, junto con Ramón, fueron a la recepción. Allí, el novel recepcionista les entregó la llave de la habitación del nivel inferior, en el mismo pasillo donde se hallaban los alemanes, del mismo modo, a regañadientes les dio la correspondiente a Fox.

非常感谢你 ( Fēicháng gǎnxiè nǐ).

Acto seguido, con pasos cortos y preciosos moviendo toda su menuda cadera y junto con algunos de los presentes, o, al menos, de los que se encontraban dispuestos a acompañarla, caminaron hasta el rellano del ascensor.
 

A Eduardo la actitud del hombre le causó placer. Más que nada, por el motivo que se le veía resuelto y era capaz de realizar un kit de cuestiones si así era preciso.

¿cómo puede garantizar que no haya dentro de esta organización alguien de Triquel?, tantas casualidades son poco creíbles.

 

Por la sencilla razón, Romasanta, que tanto tú, como ella y yo nos hemos visto envueltos, indirecta o directamente, en el juego de Triquel. En mi caso, esta organización letal ha sido capaz de arrebatarme a mi más apreciada hija. Dejándose guiar y celar por las garras de una organización dupartita. Además, yo mismo fui el encargado de supervisar una expedición con un grupo de prestigiosos colaboradores... Para que, luego, Triquel los hubiera aniquilado uno a uno. Creo que tengo de más, como para que aquí halla alguno de Triquel.

No obstante, el hecho que creas que estemos vinculados a ellos es ... inteligente por tu parte, dado que muestras, una vez más, la inconformidad a la hora de 'firmar' y 'sellar' un trato.  

A Diana el comentario del mayor de los Romasanta no le agradó lo más mínimo. Por ello, realizó un pequeño mohine de desagrado a sus nefastas palabras.

más si oí hablar de la organización, sus agendas solían conjugar con algunas de las mías debido a las zonas donde actuaban

Por ello, señorita, le hemos pedido que viniera. Usted presenta una gran habilidad del camuflaje, siendo capaz de adaptarse a la nueva ubicación geográfica en la que se le mande. Sabemos de su familia y, como podrás adivinar, sobre todo de Anteros, quien había sido una marioneta de Triquel.

Ahora mismo, nosotros debemos de centrarnos en poner a salvo a toda la población del gran gigante asiático. Pues si Triquel ha  puesto sus ojos en este país y, junto a él, en el pergamino, tenemos un grave problema. Bien, ¿alguna duda? , ¿puedo proceder a explicaros la misión? 

Por su parte Heinrich al ver que su acompañante había decidido desaparecer sin dejar rastro y haciendo uso de sus habilidades, en concreto, la habilidad de mover el cuello más hacia la izquierda, logró atisbarlo mientras este huía del alemán, o se iba como una persona normal, pero eso a Heinrich poco le importaba.

-Snell! Snell! -Exclamó mientras se levantaba de la mesa, golpeandola sin querer, y tirando el contenido de su copa sobre la mesa, ese es un problema que tendrían los que se quedasen- ¡Dagomaru! ¡No huirás del Reich!.

Llegando junto a Dagomaru, Heinrich decide atacar con su arma dando un toque con la cucharilla de postre en la nuca del otro hombre.

Creame Don Eduardo, soy de todo menos inteligente- dije con desagrado, no por las palaras del viejo, si no porque me enervaban las muecas de desaprobación que habia mostrado segundos atras el amor de mi vida y exprometida ante mi intervencion- los hombres inteligentes se quedan en casa, tranquilos y seguros, no se dejan enredar en peliculas como esta por familiares y bellas mujeres. Yo sin en cambio estoy aqui viendo como me propone ir a buscar algo con gente que no conozco y de la que desconfio, arriesgando mi pellejo luchando contra la sombra de un fantasma que al parecer lleva rondando años a miembros de mi familia.

le mantengo la mirada para despues continuar suspirando- y a pesar de todo dentro de mi me siento atraido por empresa que me propone,y tengo motivos no relacionados con sus enemigos  para continuar colaborando  con usted, por lo que estoy preparado para partir cuando sea necesario, pero sepalo no me fio de usted, no me fio de su organización, no me fio de la tal Triquel tampoco y no me fio de ninguna de las personas de esta habitación excepto de mi pequeño hermano- mire de solayo a Diana, nuestro encuentro amoroso hace unos meses parecía algo tan lejano, por un momento pense que encontrarla de nuevo en mi vida tras años de la ruptura de nuestro compromiso era el destino, pero después de todo lo que sucedia alrededor  era de todo menos casual.
Por desgracia no me podia fiar de ella,Teodoro me lo había avisado los brazos de Triquel eran muy largos y tenian la facilidad de llevar a la gente a su lado, aquel viejo era un ingenuo, si el mismo era sincero y no era de Triquel era demasiado confiado creyendo que su organización estaba limpia, estaba claro que solo me podia fiar de Adrian ¿verdad?