Partida Rol por web

Atravesáis el umbral y la puerta se cierra detrás de vosotros cuando el último la ha cruzado. Un pasillo estrecho y sinuoso se abre ante vosotros y una musiquilla se oye de fondo. Siguiendo el compás de la música llegáis hasta un gran salón donde se está produciendo un baile. 

Una multitud abarrota la pista de baile, las mujeres portan pomposos vestidos de finas sedas de colores verdes, azules, amarillos, rojos o naranjas, con volantes y ribetes dorados y plateados. Los hombres llevan trajes de corte recto con chaquetilla, en tonos oscuros. Todos los bailarines de la pista portan máscaras y antifaces.

El salón está ricamente decorado con tapices que cuelgan de las paredes, alfombras rojas cubren el suelo de mármol y candelabros bañados en oro, colocados en las columnas a lo largo del salón, que arrojan luz a la estancia. El aire es cálido y huele a perfumes e inciensos. En un rincón hay un espléndido banquete, con todo tipo de comida, carnes, pescados y bandejas de frutas multicolores. Las jarras de cervezas, espumosas, rubias, rojas y negras, así como las botellas de vinos tintos, rosados y blancos, tanto jovenes como crianzas a la espera de ser descorchados.

Y presidiendo el salón de baile se alza un estrado donde una mujer observa complacida como se desarrolla el baile. Se encuentra apostada en un palanquín sobre suaves y mullidos cojines, con una copa de vino en la mano, y degustando un plato de uvas moradas. Su mirada se cruza con la vuestra...

La mujer se pone en pie y da un par de palmadas para llamar la atención de los asistentes. La música para. 

- Damas y Caballeros, quiero que deis la bienvenida a nuestro baile de mascaras a un nuevo grupo de personas con las que no contábamos - la mujer mira en vuestra dirección e instantáneamente todos los presentes en la sala se giran para observaros. A parte de los bailarines que cubren sus rostros con máscaras, distinguís también a cuatro guardias, dos situados junto a una puerta y otros dos a ambos lados del estrado de la reina - Permitid que me presente. Soy la reina Scarlett Corazón Llameante. Temo que no he tenido el honor de conocer a vuestras mercedes. Por favor, preséntense e intégrense en la fiesta. Verán que hay comida y bebida para todos, dejaos llevar por la melodía de nuestra magnífica orquesta, disfrutad de nuestra hospitalidad... - el tono de la reina es amable y educado en todo momento.

Saviadarce entra relamiéndose los labios. ¡Sangre! ¡Por fin probará sangre! ¡Matar matar matar matar!

Cuando entra en la sala queda perplejo unos segundos, con los ojos abiertos. Luego su vista se centra en la mujer que está empezando a hablar ... ni tan solo aguardó a que terminara.

El hado soltó una risa gruñido.

La música es lo primero que alcanza mis sentidos. Resulta extraña y para cuando llegan a mi los olores exquisitos de esencias y comida, sonrío para mi mismo. - El jarro de jade ...  - Digo en un murmullo que se escapa entre dientes. Mi pequeño acompañante lo va a entender.

Se abre la puerta y el tiempo se detiene. De repente todo parece ocurrir mas despacio a mi alrededor.

Analizo cuidadosamente el entorno. Bailarines. Son muchos, pero solo una distracción y bajo esas máscaras puede esconderse cualquier cosa o cualquier persona. Música ... una mujer humana en celo actúa como anfitriona.  Dos guardias con ella, es precavida ... dos mas detrás. Esos morirán los segundos.
La mujer se incorpora y parece que va a hablar, pero no presto atención a sus palabras. Mis músculos se relajan y me preparo para "bailar".

Estoy listo ... hermoso jarrón de jade.

Me acerco a la mujer mientras ella se presenta con su retórica. De reojo miro a las figuras enmascaradas. Con una mezcla de curiosidad y cautela, hago un gesto en la mano para invitarles a que no se detengan por mi.

El Pixie continua en la cabeza de Noostoron cuando este empieza a andar, es un andar relajado lo que hace que Saviadarce detenga su primer impulso y siga agarrado encima de la cabeza del enorme minotauro, donde casi está oculto.

Sin embargo su expresión es distinta ahora.

Mira a los invitados con ojos grandes y brillantes, con sonrisa infantil y pómulos rojos, mientras bate las alas ligeramente dejando un poco de polvo reluciente. Parece casi cautivado por el baile, la música, los vestidos ... es difícil percatarse del minúsculo objeto brillante oculto en su mano.

Definitivamente, Clevor tenía algo muy diferente en mente cuando le propusieron ir a combatir a un coliseo, realmente diferente a los relatos que había oído en la taberna del gremio y a las historias que contaban los bardos en su tierra natal. Nada de arena, ni guerreros con armas ensangrentadas esperándolos.

Es lo que es... sonó una voz en su cabeza, ya la había oido antes. Decidió avanzar entre los bailarines enmascarados, haciendo gala de la cortesía con la que había sido formado. Estaba seguro de que correría sangre.

Cuando estuvo lo suficientemente cerca, habló Es un honor ser recibidos tan magníficamente en vuestra fiesta, alteza. Las palabras fueron acompañadas por modales correctos y una mirada tranquila, lo que los nobles esperaban en equellas ocasiones: respeto y moderación. Lamento no contar con atavíos adecuados, espero no macular vuestro festejo con mis ropajes de soldado. Terminó mientras levantaba la mirada hacia ella sin parecer impertinente.

El enano antes de entrar enarbolo su hacha y el corazon le empezo a palpitar cuando antaño, en esas negras arenas que tuvo que luchar para poder sobrevivir y matar tanto aliados en un momento como enemigos en otros. Esperando lo peor, cerror los ojos y se dejo llevar por los demas sentidos Musica, que clase de retorcidos ponen musica en una lucha de sangre? Abrio los ojos y se encontro con la escena inusual, estaba en un baile de mascara Pues si esperan que yo baile, que se esperen a que los elfos le salgan barbas. Escucho atentamente las palabras de la anfitriona y observo a los que bailaban mientras susurraba a Clevor que iba con el a su lado.

Este no puede ser normal, huele a trampa como los cocidos de mi tia Petunia.

Clevor prestó atención a la sugerencia de su compañero, sin perder la compostura, comenzó a prestar atención a la reina y su séquito.

¿Qué secreto guardaban detrás de tan festiva fachada?

May`salkiriiss se sorprendió de lo que tenia ante sus ojos. Como era posible. Habían venido a luchar y aquello estaba fuera de toda comprensión. Temiendo una trampa, el Genasi avanzo hasta una posición que le permitiera tener todo a la vista preparado para lo peor.

- No son vuestros atavíos de soldado lo que maculan mi fiesta - responde la reina mirando desde lo alto de su estrado con voz fría. Algo preocupaba a la reina. Conforme avanzáis entre su corte se fija en vosotros y se pone tensa - son las armas que portáis. Estáis en mi presencia, en mi salón de baile y sois mis invitados. Solo los guardias de la reina pueden ir armados en mi presencia. No os exigiré que portéis una máscara, pero si que depongáis las armas inmediatamente. ¡No tolero armas en mi presencia!

Los cortesanos cuchichean y susurran a vuestro paso.

"Se van a meter en un buen lío" - dicen unos. 
"¿Por qué vienen armados a un baile de máscaras?" - se preguntan otros
"No se atreverán a romper las reglas de la hospitalidad" - comentan otros.

En general hay tensión en el ambiente. A pesar de que la reina os da la bienvenida, te da la sensación de que no sois bien recibidos.

Ignorando por completo las habladurias, tanto de la mujer como de mis nuevos compañeros, camino con un paso decidido hacia ella. Cuando me encuentro a varios metros, me proyecto en el aire con un vigoroso salto. Aupado por un viento sobrenatural que me rodea, paso por encima la cabeza de la mujer hasta caer justo en su espalda. Alli golpeo mis manos un par de veces. Saltan chispas por entre mis dedos y apoyo la mano en el respaldo de la silla.

Una potente y ensordecedora onda de choque se deja oír por encima de todo.

Desgraciadamente has sido mucho ruido y pocas nueces. O no. He atraído la atención de la mujer y le sonrío, porque el pixie ya no esta entre mis cuernos.

Noostoron vuela hacia detrás de la reina y por seguro la enorme figura de dos metros y pico llama la atención de todos, lo que permite al pixie volar con rapidez hacia la mujer y clavar con fuerza su estoque mientras sus ojos se iluminan de lujuria y rabia.