Partida Rol por web

Nikolai reposa en su cama tras una larga e intensiva sesión de entrenamiento. Una cama cómoda y ancha, bien alcolchada. Una tarde como otra cualquiera hasta que alguien llama a tu habitación.

- Nikolai Nyberg?- pregunta desde detrás de la puerta- Me llamo Valens, me envía tu superior Yedah.

Valens es un hombre de cabello castaño y corpulento. Ya lo has visto alguna vez por la Fortaleza, un hombre que aspira, como tú, a convertirse en un buen templario de Tol Rauko.

- Buenas tardes.- dice tras abrir la puerta.- Acompáñame, por favor.

Lo acompañas sin demasiadas preguntas. Yedah, tu superior, es un hombre afable y agradable cuando se trata de pasar un buen rato, pero se vuelve callado, frío e intolerante cuando hay algo serio de por medio. Llegas a una habitación vacía, adornada con una única y sencilla mesa y cuatro sillas. En una de esas sillas, está sentado Yedah, silencioso y con las manos cruzadas. Se le ve serio y preocupado.

Yedah es un daevar alto y estilizado. Muy versado con las lanzas y los estoques, motivo por el cual te enviaron como cadete de Yedah. Valens se sienta y espera a que tu te sientes.

Finalmente, Yedah mira a Valens y asiente con la cabeza.

- Hace unos cuantos meses en Nanwe han empezado unos sucesos preocupantes. Han empezado a desaparecer las serpientes y han atacado a los pueblos de Nanwe matando a toda la población que había por la zona. Yo mismo fui atacado por una oleada de serpientes demasiado bien organizadas en Babuka, una remota villa de Nanwe.

Valens para un momento y saca unos pergaminos y te los tiende.

- Eres de los pocos soldados y aspirantes que saben Nanwano y por eso mismo necesitamos que vayas urgentemente a Nanwe para vigilar la zona mientras yo me pongo en manos expertas para recordar cada detalle de cuando estuve allí. Ahora mismo, lo único que te puedo decir es que mientras huía del lugar, se escucharon voces de alguien sobre un colmillo.

Tras la breve explicación Yedah asiente y te mira con dureza. Se levanta y se retira, pero cuando pasa por tu lado escuchas unas palabras "Aprovecha esta oportunidad y ten cuidado".

A los pocos días te tienen preparado el barco. Un barco pequeño que te llevará a las tierras de Kushistán para atravesarla. Tienes órdenes de visitar Babuka para ver si ha habido supervivientes e intentar averiguar algo del colmillo. Sin tomar ningún tipo de riesgo mientras no lleguen refuerzos.

Lo único que tienes, son unos apuntes de Valens. El viaje ha sido muy largo. Demasiado. Tras casi medio año de viaje por mar, desiertos y selvas llegas a Babuka. Una villa destrozada y desolada. Las casas se han hundido fruto de todo un año a la interperie sin ningún tipo de cuidado con animales, lluvias y vegetación campando libremente en una ciudad que había sido por humanos hace sólo un año atrás.

Has llegado con la ayuda de autóctonos que se han cobrado muy bien la ayuda. Ahora estás solo ante la villa desolada y dudas encontrar nada en ese lugar. Hace ya un año que ocurrió todo esto. Que querría Yedah que encontrases?

Sin embargo, conoces que hay algunas tribus dispersas por la zona, a pocos días de camino quizá alguna de ellas...

Al norte, a pocos días están los temidos Mafumbo. Una tribu extremadamente violenta y territorial que no admite extranjeros en sus tierras, así que parece que esa zona te está vetada. Al sur había algunas tribus más pacíficas y abiertas al comercio. De hecho, Babuka era conocida como un buen sitio de paso para comerciantes. Ahora que Babuka no existe, habrá adoptado alguna de las tribus ese rol?

Quizá sea el momento de viajar al sur. Pero parece que hay algo, te ha parecido escuchar algún ruido.

Durante su viaje hasta Nanwe, Nikolai había eliminado cualquier rastro de los hechizos que solía utilizar sobre sí mismo, siempre había sido excesivamente cauteloso con sus poderes. Desde que los descubrió la amenaza de la Inquisición se había convertido en un peligro real para él, y, aunque desde que comenzó a trabajar para Tol Rauko esa amenaza disminuyó, era difícil para él abandonar la costumbre de aparentar ser normal.

¿quedará de verdad alguna pista aún en este lugar? - pensó sin mucha esperanza al contemplar los restos de la ciudad, sin duda tendría que buscar a alguien que haya vivido de primera mano los ataques de serpientes si quería obtener información.

Ni siquiera se había planteado lo como iba a actuar a continuación cuando creyó escuchar algo, por puro instinto se echó a un lado ocultándose tras lo primero que encontró. No creía que las gentes del lugar siguieran pasando por allí pero ya había pasado un año, tiempo suficiente para que animales salvajes caminaran por el lugar sin miedo...

Te levantaste para ver que era, evidentemente, un ataque de un animal salvaje era más que posible y probable, este lugar había sido engullido por la selva y tras un año sin humanos, esto formaba ya parte de ella. Pero cuando viste a ese pequeño roedor salir de debajo de un arbusto oliendo el aire, buscando algo de comida, te relajaste.

Te volviste a sentar, pensando en si deberías recoger ahora mismo el mini campamento que habías hecho para comer o esperar a mañana por la mañana. Algo te sacó de tus pensamientos. Todo fue demasiado rápido y notaste el peligro.

Me he confiado demasiado

Casi no se dio cuenta de lo que había ocurrido, pero aquello fue todo en lo que pudo pensar aún aturdido cuando tras salir de su improvisado escondite algo lo atacó repentinamente por detrás.

Aún su cuerpo no le respondía al ritmo habitual en un combate, pero tras recibir el primer golpe puso todos sus esfuerzos para apartarse de quien o lo que fuese que le había atacado y desenfundar el estoque, al mismo tiempo que comenzaba a llamar lentamente al poder de la magia.

Demasiado tarde reaccionas. Para cuando te quieres dar cuenta, intentas hechar mano a tu estoque, pero una voz femenina suena muy segura desde detrás tuyo.

- Yo de ti no haría eso.- dice en Nanwano mientras presiona un filo contra tu garganta.

No te habías dado cuenta hasta ahora de que tenías una daga en el cuello. Tu posición, ahora mismo es algo problemática. Es en ese momento cuando algo aparece de entre las hierbas. Otra chica. Han actuado en pareja y el sonido que te ha alertado, ha conseguido desviar tu atención del peligro real.

La chica camina con determinación y una sonrisa, al ver que estás en buenos apuros y prácticamente, te tienen reducido.
-Bien hecho hermana. Este extranjero sera una buena presa para la prueba.

Al notar el frío metal contra su cuello desistió de intentar movimientos bruscos. Durante un momento pensó en continuar concentrándose en sus poderes mágicos, pero si no pretendían matarlo inmediatamente tal vez pudiera usar aquello a su favor para que le guiaran al lugar que buscaba.

Intentando no perder el temple actuó como si no entendiera su idioma. No creía posible que aquellas nanwanas notasen nada extraño, pues la preocupación por su vida era muy real y debía de reflejarse claramente en su rostro.

- ¿quienes sois? ¿qué queréis? - dijo en latín

La chica te observó mientras cedías al filo de su compañera e immediatamente después, cuando te escuchó hablar, hizo una mueca de asco.

-Mira este idiota. Dan tanto asco estos extranjeros... Yo creo que deberíamos desangrarlo y despellejarlo y llevarnos su piel a la tribu, como muestra de nuestra cacería.

Observas como la chica saca una cuerda hecha de raíces de una bolsa que lleva mientras la chica que está detrás tuyo habla.

- Que dices hermana? Tu crees que esto es una presa digna de nuestra prueba? Un conejo sería más digno y me niego a presentarme con un extranjero vivo en la tribu. Sólo nos está retrasando.

La chica se acerca con la cuerda, te quita el arma y te empieza a atar.

- Mira, es como una aguja gigante. Je... Son tan estúpidos como para atacar con esto. Al menos el otro extranjero llevaba una buena arma.

Cuando acaban de atarte, tienes las manos muy bien sujetas en la espalda y por fin puedes ver a la otra chica.

La chica se limpia la daga, pese a que no te ha hecho nada de sangre y guarda la daga.

- Dime Nira, que piensas hacer con él? Me da asco sólo mirarlo.

Dice con algo de intriga mientras busca entre tus cosas.

- Nos divertiremos un rato con él.- dice mientras te lleva a un árbol y te ata a él.- Primero... Creo que le dejaremos quedarse esta noche en el árbol. Mañana por la mañana le hecharemos sangre por encima para que se lo coma algún depredador. Si es que alguno lo quiere. Que me dices, será divertido escucharle suplicar.

Así que no le iban a llevar a ningún sitio, al menos entero. Eso no le dejaba muchas opciones, si quería salir de allí necesitaría usar la magia. Comenzó a concentrar su poder en silencio lentamente, demasiado lentamente. Siempre le había costado reunir las fuerzas necesarias para usar ese poder arcano, y estar atado no le ponía las cosas más fáciles.

Mientras se concentraba solo podía escuchar a aquellas hermanas comentar lo que harían con él y pensar en lo que habían dicho hasta ahora. Parecían miembros de una tribu poco civilizada de los alrededores, le preocupaba la mención que habían hecho hacia otro extranjero, aunque más por el destino de aquél pobre diablo que por otra cosa.

El ataque coge por sopresa a una de ellas. pero la otra, no sabes ni cómo, ha conseguido taparse los ojos a una velocidad casi inhumana. Evidentemente, se gira mirandote malhumorada.

Suspiras, la cuerda se ha prendido, no sabes si podrás deshacerte de la cuerda a tiempo, pero si consiguieses distraerla algo más, la cuerda se debilitaría lo suficiente. Mientras la chica coge la lanza tu intentas romper las cuerdas.

Maldita fuera su suerte, se le acababan las opciones y seguía indefenso, la única opción que le quedaba era ganar tiempo.

- ¡Quieta! - esta vez le habló en su idioma para que le entendiera - Soy un poderoso hechicero del oeste, si no quieres que tu hermana pierda su vista para siempre detente donde estás.

vamos, maldita sea, deberíais ser supersticiosos...

La chica se detiene unos segundos con la daga en mano y mira a Nira, algo confusa. Parece que tu advertencia le ha cogido con la guardia baja, y no se fía demasiado de lo que puedes llegar a hacer.