Partida Rol por web

(El Comienzo) LA SAGA DEL CRUZADO

I. LA FORTALEZA DE ALAMUT

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25/03/2018, 23:08
Narrador

                                                                                                                                                                            Antioquía. Finales del Siglo XI

En Antioquía, la misteriosa, reina una febril actividad. Desde la ciudad vieja hasta los mercados bulliciosos, el rumor de la victoria de los cruzados está en todas las bocas. Todos murmuran del cambio de mentalidad que sufrirá oriente con la invasión de occidente. Los prudentes auguran la vuelta a la calma y la tranquilidad, pero algunos agitadores quisieran enardecer al pueblo y animarle a que atacaran a los invasores cruzados de Antioquía.

Vuestra situación podría llegar a ser peligrosa. Y sin embargo, os parece estar ya muy lejos de todas estas cuestiones. Ante vosotros se levanta la majestuosa visión de lo que a partir de ahora será vuestro objetivo: ¡Sangri-La!. Sabéis que la primera etapa de vuestro viaje os llevará al corazón de las montañas, hacia los picos escarpados donde se levanta la Fortaleza de Alamüt, santuario del venerable Hasan Sabbah. Sólo este poderoso mago posee el conocimiento necesario para ayudaros en la difícil tarea.

Cae la noche y cada vez hay menos transeúntes por las lóbregas callejuelas. En el crepúsculo resuena el canto de los almuecines. Muy pronto la noche envolverá Antioquía.

 


 

 

El rótulo de colores alegres os llamó la atención. La posada os resulta agradable y decidís pasar allí la noche, antes de emprender el viaje a las montañas. Los caballos se mantienen atados afuera y dentro una multitud ruidosa llena la sala de la posada. Vuestra entrada parece animar la conversación.

Al fondo hay varias mesas vacías, lugar ideal para descansar un rato las piernas y, por que no, regar la panza con algo de buen vino...

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08/04/2018, 01:34
Yusuff

Yusuff disfruta de un buen vino junto a Shanti, una vieja amiga con la que ha colaborado en el pasado. Ella es joven y hermosa, pero tras esa cándida máscara se esconde toda una superviviente de las calles de Antioquía. El espadachín ha dejado entrever, en un par de ocasiones y de forma muy sutil su interés por ella más allá de lo estrictamente necesario para cumplir con uno de "sus encargos". - Si me permites... dice mientras le llena a ella la copa de vino. 

Él bebe primero, pues es conocedor de la desconfianza de ella, con lo que le hacen tomar o comer. Es algo que en el fondo le da pena, estar siempre a la defensiva es signo de haber pasado una muy mala vida. Es un acto de supervivencia pura, de estar siempre alerta ante una posible amenaza tras cada esquina y cada sombra... 

- A esta jarra invito yo con lo que me queda del último botín. No pensaba que sacáramos tanto por esas joyas, la verdad. - Sí, Yusuff también era de tendencia a apropiarse de lo ajeno, pero solo lo hacia para poder hacer lo que realmente amaba, estar en la cama en compañía de bellas mujeres.  Eso Shanti lo sabía, al igual que el sabía que ella era una rata callejera, una paria sin techo donde cobijarse. Sus tratos se ceñían a lo siguiente. Él encandilaba a una mujer con dinero, satisfacía sus fantasías y le dejaba vía libre a Shanti dejando alguna puerta o ventana entreabierta. Ella se colaba sin hacer ruido y se llevaba todo lo de valor, a la mañana siguiente Yusuff ya no estaba en la cama y Shanti y él se repartían el botín...  

- Parece que esos cristianos se retrasan... - afirma mientras da un largo trago a la copa que sostiene algo nervioso en la mano.  - Shanti, ellos nos necesitan y nosotros les necesitamos a ellos. Eso tenlo claro. El santuario del venerable mago no es lugar seguro. ¿Estás segura de que quieres acompañarme en está ocasión? Sólo yo conozco el camino tras el paso de las montañas. Creo que te mereces una oportunidad para salir de esta miserable vida... susurra finalmente mirándola con sinceridad a los ojos, antes de llevarse la copa de nuevo a los labios.  

En ese momento dos hombres de aspecto aguerrido entran por la puerta. Son ellos... 

Notas de juego

Chicxs, si os parece bien el primer post que hagáis (aunque todos leamos lo de los 4)  sean por parejas. Por un lado los "locales que aguardan" y por otro los "foráneos que llegan" al encuentro.

Nosotros aportamos la guía, la información y la habilidad de colarnos. Ellos los músculos, la fuerza bruta y la experiencia en combate real.

¿Qué os parece la idea?

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08/04/2018, 22:49
Shanti

La voz de Yusuff saca a Shanti de su ensimismamiento de tal forma que, por un instante, peligra la precaria estabilidad de la chica en el inquietante balanceo que levanta las patas delanteras de la silla.

-Ah...-se lleva una mano a uno de los mechones irregulares que le caen sobre la frente y tira de él deslizando el índice y el pulgar por el pelo hasta la punta mientras su compañero bebe del mismo vino que le ha servido a ella. No es la primera vez que Yusuff tiene en consideración su problema y cede a ser el primero en probar la comida o la bebida mientras ella le observa con una sombra de desconfianza que no tiene nada que ver con su relación con Yusuff sino con la costumbre.

Los labios de ella se curvan en una sonrisa ladeada con el recuerdo de las joyas. Piedras y metal que han servido para calentarle el estómago y procurarle unas noches bajo techo. Estira la mano hacia la copa y sopla hacia arriba para despejar su frente y por un instante la cara queda oculta tras la copa mientras el vino, especiado y cálido, le baja por la garganta. No es la mejor ladrona de todo Acre, ni siquiera la décima mejor, pero es engañosamente pequeña y aprende rápido de los errores y quizá por ello Yusuff sigue aprovechando la ventaja de jugar en equipo.

-Ni tú ni nadie. No eran tan buenas-repuso encogiéndose de hombros. A veces pasaba eso, la dama de turno presumía de los logros del marido, del valor de sus posesiones para deslumbrar a Yusuff y éste, convenientemente, fingía deslumbrarse y ponerle más empeño al cortejo. Es muy bueno usando las palabras y en la cama, Shanti ha sido testigo involuntario tras pasar más de una noche y más de dos dormitando junto al acceso por el que su compañero le ha dejado entrar tras acumular los pequeños tesoros... que a veces no han resultado ser más que chatarra muy brillante. Por suerte a veces la labia funciona y al cambiar las joyas de manos  se recibe más de lo esperado.

-¿Y qué si se retrasan?...Ah, muy bonito, quieres a los cristianos aquí para no disfrutar de esta absolutamente encantadora velada conmigo. Todo porque no tengo un collar con una gema del tamaño de mi puño, qué feo está eso, me siento muy dolida o me sentiría dolida si no hubieses pagado esa jarra-mira a su alrededor y desplaza su peso hacia delante acompañada por el suave sonido de la madera al chocar cuando la silla vuelve a su estado natural. Se remueve en el asiento con un gesto de fastidio y estira las piernas descruzando los tobillos, rara vez se sienta de manera convencional porque le cuelgan los pies en la silla-¿Sabes por qué quiero acompañarte?-pregunta poniéndose en pie e inclinándose sobre la mesa hacia el espadachín como si se agazapara acechante- porque no tienes ni idea de contar historias-explica a media voz y en su mirada titila una llama de diversión. La aduladora oratoria de Yusuff era ideal para fascinar a damas receptivas y aburridas de su rutina pero los estilos de ambos para relatar una misma situación no se parecen en nada-así que esta vez me toca vivirla antes de que las destroces con eso que haces para atraer a las mujeres-extiende la mano hacia él cuando la copa se aproximaba a los labios y cubre la abertura con la palma-no tengas tanta prisa por apurarla-le reprocha con la misma ligereza con la que ha criticado su arte de contar historias.-Uno de los dos tiene que parecer que sabe lo que hace y yo nunca lo parezco así que...-deja la frase inconclusa alargando cantarina la última palabra antes de dejarlo en el aire. Destapa entonces  la copa y, al volverse para encarar su asiento, se encuentra con dos recién llegados. Arquea las cejas, visiblemente impresionada por la pareja, y de su boca sale un silbido antes de desaparecer a cambio de una sonrisa de bienvenida que acentúa el carácter infantil de sus rasgos.

-¡No os habéis perdido!-saluda alegremente apoyándose en la mesa y colocando las manos al borde de ésta- es una buena señal... o al menos una no muy mala. Y los dos tenéis las dos manos y las dos piernas. Perfecto.-celebra- ¿Qué más se puede pedir?
 

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10/04/2018, 13:09
Guillaume d'Anvers

Poco quedaba ya del joven que, lleno de devoción y ardor, se había embarcado en aquella aventura que prometía la liberación de los Santos Lugares así como la salvación eterna para aquellos que lucharan contra los infieles. Había dejado atrás su querida tierra francesa en pos de una esperanza imbuida de fe y creyendo firmemente en la santidad de su misión.

Ah, estúpida y confiada juventud.

Pero los años pasados en aquellas tierras, que en su momento le parecieron tan extrañas y asfixiantes, no sólo cambiaron su aspecto sino también su carácter. La juventud dio paso a la madurez y las creencias tan firmes y santas con las que llegó se esfumaron con el correr del tiempo.

La confianza ciega en la loable causa que habían emprendido se transformó en incertidumbre primero y decepción después al comprobar que ni todos los cristianos eran santos ni todos los infieles demonios. Las razones de aquella carnicería en la que Guillaume participaba empezaban a diluirse, llegando a plantearse si Dios, su Dios, sería tan cruel de permitir las matanzas que sus ojos habían visto. Seguía manteniendo la fe en su religión, pero había perdido la confianza en los hombres que, encaramados en sus torres de poder, mandaban al resto a una muerte más que segura por causas que habían dejado de ser claras para él.

Ahora, cuando todo parecía terminar y los cruzados se alejaban de esas tierras bañadas por el sol con el rabo entre las piernas y la derrota pintada en la piel, el caballero se planteaba cuál debía ser su destino. Hacía ya tantos años que no pisaba Francia que sabía que poco le quedaría allí. Sus tierras habrían sido repartidas entre sus hermanos y sus familias y una vuelta supondría más de un roce entre ellos, por mucho que él fuera el heredero indiscutible del legado familiar. En cambio aún quedaba mucho por descubrir en Tierra Santa, y aunque la guerra ya se diera por finalizada, su sed de aventuras no había disminuido. De acuerdo que ya no era un hombre joven, pero aún mantenía el vigor en su cuerpo, cubierto de cicatrices y medio sordo de un oído, y la fuerza en su brazo armado. La adrenalina todavía seguía inundando su cuerpo y sabía que si volvía a Francia el tedio y la monotonía acabarían con él.

Ese fue el motivo que le impulsó a no embarcarse con los últimos cruzados que partían, decidiendo emprender aquella aventura que, quizás, fuera la última en su vida. Una oportunidad de descubrir uno de los grandes misterios de aquella tierra que lo había hechizado y, aunque ese no era su motivación principal, conseguir una buena ganancia que permitiera retirarse a disfrutar de la vida que le quedara, ya fuera asentándose en aquellos bellos parajes ya fuera volviendo a Francia.

Y allí estaba, encaminándose con su compañero y amigo Roland, hacia la taberna donde habían quedado con dos pillastres más que conocidos pero que, con toda seguridad, les serían muy útiles en aquella misión en la que se había embarcado.

¿Entramos? —Ni siquiera esperó a recibir respuesta pues ya estaba abriendo la puerta para ceder el paso a su compañero.

Se quedó en el umbral intentando acostumbrarse a la luz del interior así como al ruido de la gente, buscando a los dos con los que había quedado hasta que los vio sentados a una mesa ante lo que parecía ser una jarra de vino.

No nos hemos perdido y estamos de una pieza —contestó a la joven sin ocultar el deje de ironía en su voz. Se sentó con ellos a la mesa pidiendo otra jarra de vino y esperando a que el resto hablara ya que él no se caracterizaba precisamente por ser demasiado locuaz.

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10/04/2018, 16:09
Posadero

El posadero sirve un plato humeante de col hervida e higadillos en la mesa contigua a la vuestra, donde los comensales, como poseídos ante el aroma que desprende el manjar del cocinero, no tardarán en dar buena cuenta del humeante guiso recién servido.

Tengan buena noche señores. -sonríe al tiempo que extiende sus manos ampliamente en un gesto de bienvenida. -¿Mas vino en esta mesa?. -dice aprovechando la llegada del caballero y su acompañante quienes, a su juicio, deben de tener una bolsa bien repleta de metales. -¿Guiso de la casa tal vez?.

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10/04/2018, 21:32
Roland Fermat

No había futuro en Francia para el tercer hijo de un siervo, por eso cuando su señor llegó buscando soldados para la cruzada no lo dudo. Unirse a ella era un medio para la completa absolución de los pecados y además, la paga que prometían era buena mejor de lo que podía aspirar en su tierra.

Pero lo que no te contaban los señores y los sacerdotes era la cruda realidad de la guerra y como esta cambiaba a las personas. Matar, quitar la vida de otra persona, aunque fuera a un infiel y aunque fuera desde la relativa distancia de un arquero te cambiaba para siempre.

La cruzada había acabado y ahora tocaba volver a una Francia donde nada tenía. Por casualidad, en mitad de un bazar, había oído a un viejo mendigo hablar de Shangri-La la ciudad perdida y supo que tenía un destino mejor ante sus ojos. Cuando regresara a Francia lo haría con el tesoro de un rey, no con lo poco que le quedaba de la paga de un batidor.

Convenció a Guillaume, uno de los pocos caballeros que se acudía por propia voluntad a la enfermería  a atender las heridas de la tropa y con quien había trabado amistad con el paso de los años, y juntos encontraron otros con conocimientos y motivaciones para emprender el mismo viaje.

No terminan de gustarme los infieles, ya lo sabe.- Aún con los años de amistad, seguía dirigiéndome a Guilleaume con el respeto que merecía.- Pero les necesitamos para encontrar la ciudad.- Le dije camino a la taberna donde habíamos quedado con la pareja de embaucadores y ladronzuelos que nos acompañaría en nuestro camino.

Cuando entramos la chica nos saluda, alegremente en apariencia. Guillaume le contesta, yo me limito a un...- Buenas noches.

El posadero se aproxima y nos ofrece de cenar.- Sí, más vino. Y trae algo de ese guiso también para que empape.

Cuando se marcha quede en silencio unos segundos, comprobando que nadie escuchaba nuestra conversación.- Según se cuenta por los bazares, conocéis cierto paso tras las montañas.- Dije. Nosotros habíamos hecho nuestros deberes antes de la reunión.

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10/04/2018, 22:40
Shanti

Con aquellos a quienes esperaban tomando asiento en su mesa, Shanti volvió a subirse a su silla, cruzando los tobillos para evitar que le colgasen los pies. La primera impresión de los dos forasteros era un poco seca y eso bien merecía una buena compensación por su parte.

-Oh, sí, guiso, deberíamos comer.-siempre era una buena ocasión para comer- Ellos invitan, hombres de buen hacer, generosos como todo cristiano ha de serlo con los menos favorecidos, ¡muchas gracias, buen hombre! Y dele las gracias a los caballeros y amabilidad-asintió para dar firmeza a sus palabras y se acercó la copa de vino para tener algo con lo que jugar más que para beber de ella. Meneó la copa para ver cómo el contenido se agitaba y, sin levantar la mirada del vino señaló a Yusuff-él-desvió hacia su compañero la conversación y decidió que era un buen momento para presenciar cómo Yusuff se hacía con la situación usando solo su encanto personal y siendo hombres aquellos a los que tenía que contentar.

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10/04/2018, 23:49
Yusuff

Mientras el posadero se marchaba satisfecho por el encargo de una nueva comanda, Yusuff miró de reojo a Shanti. Ella bromeaba como de costumbre, incluso en situaciones incómodas como aquella. La pareja de cristianos con la que se habían citado a través de terceros cumplía, al menos a priori, con lo que le habían adelantado.

Parecía tratarse de dos solventes veteranos de guerra, curtidos en la batalla a base del sudor y la sangre de sus enemigos. El rictus en el rostro de ambos revelaba que habían pasado por muchas penalidades hasta llegar al momento presente.

- Con tipos como estos uno debe andarse con ojo Shanti. - pensó para sus adentros. Como si de alguna forma pudiera transmitirle sus pensamientos con su severa mirada.

- Muy bien señores, ya que estamos todos, empesemos pues. - consiguió articular con una voz algo más rígida de lo que pretendía. - Mi nombre es Yusuff - prenunció lentamente para que se quedaran con los matices de como debía pronunciarse correctamente - y el de mi compañera aquí presente es Shanti. - siguió con una formalidad fuera de lo que acostumbraba, haciéndole sentir algo más incómodo ya, si eso era posible.      

- No voy a andarme con rodeos. - dijo dejando sobre la mesa la copa que llevaba un buen rato sosteniendo. - Todos los que estamos sentados a esta mesa sabemos lo que buscamos. Las motivasiones de ustedes dos me son indiferentes. Pero llegar a... - se detiene antes de proseguir ...la siudad perdida... - dijo esto último echando su cuerpo hacia delante y bajando sensiblemente el tono de voz. - ...no va a ser cosa fásil. 

- Sólo hay un hombre... - se detuvo tras decir esa última palabra para dejar entrever una macabra y oscura sonrisa. Una sonrisa que afeaba de forma inquietante el hermoso rostro del árabe. - ...que puede desirnos como hallarla y dudo que lo haga de buen grado.- sentenció finalmente.  

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11/04/2018, 12:45
Narrador

Y por fin os encontráis, sentados la esquina de la posada en una mesa apartada y solitaria al abrigo de miradas indiscretas. Que de eso se aseguró momentos antes el cazador, hombre astuto y precavido donde los hubiera. Y al juzgar de su mirada, en aquella taberna no se ocultan oídos indiscretos ni tampoco se muestran personajes dignos de mención salvo vosotros mismos, y quizá otros tres individuos que destacan sobre el resto: un hombre delgado y con barba, vestido de negro; un anciano de rostro sagaz; y un buen mozo alegre, a quien Yusuff ya conoce como guía del desierto.

Mientras esperáis que te traigan el vino y el guiso que habéis pedido, contempláis como el tabernero se mueve de acá para allá esquivando mesas rebosantes y taburetes traicioneros con pasmosa agilidad. Tal juego de pies es comparable a las dotes de un gran bailarín o a la soltura propia del más avezado guerrero...

Notas de juego

Os dejo un poco de margen para que os pongáis al día y, si queréis, interactuéis con el tabernero o los personajes presentes.

Luego os paso la cuenta ;).

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11/04/2018, 21:23
Roland Fermat

La menuda joven parecía divertida ante aquella reunión. Me pregunté si tendría alguna habilidad que fuera de utilidad en la empresa que íbamos a comenzar o si su presencia a la reunión se debían a motivos mucho más carnales.

Encantado de conoceros. Mi nombre es Roland y el caballero que me acompaña es el señor d'Anvers. - Respondí a las presentaciones que ellos habían realizado.

Una nueva jarra de vino llegó a la mesa e inmediatamente me serví una copa con la que poder saciar mi sed.- ¿Gustáis?- Pregunté a mis compañeros de mesa.

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11/04/2018, 22:40
Guillaume d'Anvers

Desde el mismo momento en que se habían decidido a aceptar la ayuda de aquellos dos infieles, auténticas ratas de ciudad que seguramente serían de gran utilidad por las calles de San Juan de Acre pero que aún estaba por ver cómo se desenvolvían en pleno desierto, Guillaume tenía claro que tendría que aflojar su bolsa en más de una ocasión, eso si no la perdía antes de tiempo a manos de aquellos dos. Pero, siempre y cuando se mantuviera ojo avizor, no podía desaprovechar la oportunidad de obtener una ayuda más que necesaria si querían sacar provecho de la aventura que estaban a punto de empezar.

Inclinó levemente la cabeza como único saludo ante la presentación que Roland había hecho de él dispuesto a escuchar aquello que el tal Yusuf tenía que contarles. Eran palabras delicadas las que se iban a verter allí y que, al no poder caer en oídos de cualquiera, mantenían a Guillaume en alerta por lo que, mientras escuchaba a duras penas el susurro de Yusuf, sus ojos no dejaban de observar todo lo que podía del local de la manera más disimulada que podía. Había algún que otro tipo del que habría que mantenerse en alerta, peor por lo demás, nadie parecía mostrarles demasiada atención.

¿Y dónde hallaremos a ese hombre? preguntó una vez el tabernero se alejó después de ponerles en la mesa lo que habían pedido. Se humedeció ligeramente los labios en el vino que acababa de servirle Roland, antes de prestar de nuevo toda su atención en Yusuf—. Si ese hombre que según vos conoce... el secreto lo dijera de buen grado, a bien seguro que esa fantástica ciudad ya estaría saqueada. —Se llevó de nuevo la copa a los labios y en esta ocasión sí le dio un buen trago—. A fe mía que encontraremos la forma de hacerle hablar, pero antes tendremos que dar con él —dijo en un susurro calmado.

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12/04/2018, 14:58
Shanti

No quiso interrumpir a Yusuff mientras hablaba pero quiso hacerlo para señalar esas pausas de efecto aburridas que, al abusar de ellas, aburrían más que mantenían la intriga en la conversación. Claro que normalmente su audiencia pensaba más en calentarse la cama que en prestar atención a cómo hablaba el espadachín. ¡Por cosas como esa no quería que le contara la historia de todo aquello!  Se haría vieja con tanta pausa misteriosa antes de saber cómo se las apañó con el par que estaba sentado a la misma mesa que ellos.

-¡Gracias!-canturreó empujando la copa por la mesa apoyando un par de dedos en la base para acercar que Roland llegase más fácilmente. 

Tras recuperar la copa desplazó el peso hacia las dos patas traseras y balancear la silla observando con curiosidad gatuna las reacciones y palabras de los cristianos. Las religiones para ella tenían poco interés por sí mismas pero las interpretaciones de sus seguidores eran harina de otro costal... y descubrió que estaba decepcionada. Quizá solo era cuestión de tiempo el descubrir sus peculiaridades religiosas.

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12/04/2018, 21:05
Yusuff

Yusuff quería ser cauto por encima de todo. Hablar de temas como este en un lugar lleno de gente no le hacía mucha gracia. Shanti ve como su compañero se toma mucho más enserio este asunto que esos "encarguillos" para robar las joyas de una dama a los que la tenía acostumbrada. Esto era diferente, era hablar de palabras mayores. Shangri-La, la ciudad perdida, llena de tesoros, leyendas y como no... del secreto de la vida eterna.

No, no pensaba jugársela y que cualquiera con el oído más fino de la cuenta les pisara los talones, para llevarse el premio sin hacer ningún esfuerzo.

- Preferiría hablarlo mañana al alba, cuando partamos. - respondió al caballero cristiano. - Aquí puede haber oídos indiscretos. Lo que deben tener claro es que les nesesitamos al igual que ustedes nos nesesitan. Esta empresa probablemente ponga en riesgo las vidas de todos, por lo que, para nuestro bien, debemos ser sinseros los unos con los otros desde el prinsipio. 

La visión de un joven guía con dos desconocidos, unas mesas más allá, le hizo sospechar lo peor. Era posible que hubiera más de un grupo intentando llegar hasta la "Fortaleza de Alamut". Una carrera contrarreloj para ver quien llegaba antes y alcanzar su objetivo. Gente con la que no tenía intención alguna de repartir ni la gloria ni el oro. 

- Tengan preparado su equipo y sus armas. Seguramente tendrán que haser uso de ellas antes de lo que imaginan. - dijo mirando de nuevo a esa mesa del fondo. - Mañana les contaré el resto mientras emprendemos el camino. Lo único que quiero hoy es serrar un trato justo fara todos. Nos repartiremos el botín en cuatro partes iguales. Ahí no hay nada que discutir pues es mi única condisión.

Entonces miró hacia abajo, buscando su plato que ya empezaba a estar frío... y de nuevo, ignorando el plato levantó la mirada.

- Y les advierto, no nos subestimen. - añadió finalmente viendo les miraban con una mezcla de desconfianza y altivez, tanto a él como a la ladrona.

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13/04/2018, 13:52
Narrador

Y ya en el primer encuentro se ven los sentimientos arraigados, los profundos prejuicios que cada uno, criado en su tierra y en su religión, no puede lapidar. Dos moros y dos cristianos, los cuatro sentados en la misma mesa compartiendo un vino que, aun siendo el mejor de la región, no es capaz de diluir tan distante conversación.

Miradas recelosas, desconfianza y distancias bien marcadas dominan la charla. Pero esto tampoco es algo que se pueda reprochar, pues como ellos, también Acre está dividida. La ciudad aún está resentida y dolorida, con su hermosa tierra manchada con la aún húmeda sangre derramada en tan terrible Cruzada que acaba de finalizar. 

Al menos los cuatro viajeros están unidos bajo una misma causa, un único objetivo que va más allá de reyes y fronteras, que va más allá de ejércitos y religiones, que posiblemente va más allá incluso que de la muerte...

Pero ya es tardía la hora para tratar tales temas, pues el cansancio se empeña empujar los parpados hacia abajo y el vino se afana por nublar las seseras que aún quedan lúcidas. Mañana espera una larga jornada de duro camino. Imprudente sería no aprovechar la que probablemente sea la última noche de comodidad en mucho tiempo...

 

Notas de juego

Si pasáis la noche en la posada:

    -Habitación (doble): 4 monedas
    -Habitación (privada): 8 monedas
    -El guiso: 3 monedas
    -El vino: 2 monedas

-Guillaume puede, si lo prefiere, acercarse a la Encomienda de los Templarios que aún sigue en San Juan de Acre (en ese caso, Roland puede acompañarlo si quiere). 

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14/04/2018, 01:15
Guillaume d'Anvers

Cierto era que aquel lugar no era el más apropiado para hablar de aquellos temas que, si alguien más los escuchaba, con toda seguridad saldrían corriendo a buscar su parte del pastel, eso sin contar con que su ligera sordera a veces resultaba un problema pues, al no escuchar bien, elevaba la voz y pedía a los demás que hicieran lo mismo. Por lo tanto Guillaume simplemente asintió en silencio, algo habitual en él pues todo el tiempo que había dedicado a la oración lo habían vuelto un hombre taciturno, a la propuesta de Yusuf.

Si no podían hablar del negocio que se traían entre manos y poco se podían contar entre ellos pues acababan de conocerse, Guillaume se centró en comer de su plato y, de vez en cuando, añadir, puntualizar, comentar o preguntar trivialidades con los dos infieles mientras en su cabeza no dejaba de rondar la idea de que tendría que estar ojo avizor con aquellos dos. Porque muy bonito era un reparto equitativo del botín pero, llegado el momento, la codicia era mala consejera y seguramente intentarían clavarles una daga tanto a Roland como a él mismo.

Finalizada la cena y con poco más que añadir, Guillaume pagó la comida y la bebida en gesto de buena voluntad, aunque desde luego no tenía pensado que aquello se convirtiera en una costumbre. En cambio no tenía ninguna intención de quedarse a dormir allí, pues no parecía que fueran bien recibidos y los ánimos estaban demasiado caldeados para tentar a la suerte.

Mañana a primera hora nos volveremos a encontrar entonces —dijo mientras se levantaba dispuesto a irse a dormir a la Encomienda. Se giró hacia su amigo para saber si él quería acompañarlo o, por el contrario, prefería quedarse allí—. ¿Me acompañáis a la Encomienda? Allí estaremos más seguros que en esta posada.

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15/04/2018, 12:58
Roland Fermat

Guillaume asintió a la propuesta de reparto equitativo. Era lo lógico, nosotros necesitábamos a esa joven pareja de ladronzuelos tanto como ellos necesitaban de nosotros. Lo que no tenía tan claro es que pasaría cuando la falta de necesidad hubiera hecho desaparecer las extrañas alianzas.

- Descuida Yusuff. No lo haremos.- Respondía a infiel cuando mencionó que no les subestimáramos.

Me levanté de la mesa junto con el cruzado.- Gracias. Será un honor acompañaros a la Encomienda.- Respondí. Además del evidente tema de la seguridad personal, dormir en aquella posada acabaría con las pocas monedas que llevaba guardadas entre mis ropas.

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15/04/2018, 21:25
Shanti

-¡Claro que quere...! ah, no,  con "queréis" no nos incluyes a nosotros. Eso es un poco discriminador ¿eh? Esas cosas hasen llorar a tu dios seguro-se frotó la nuca, incómoda, hablaban raro y se prestaban a equivocaciones como aquella-y también que entre vosotros os habléis como si cada uno fuesen varias personas-los cristianos estaban como una cabra-es curioso que no tengáis confianza entre vosotros como para trataros como personas normales.-empujó su plato (que de rebañado bien podría haber pasado por un plato sin usar) hacia el centro de la mesa y se llevó una mano al corazón. Acto seguido sus mejillas se hincharon con un ruido amortiguado por mantener los labios cerrados, un buen eructo no solo era educado sino que así no ofendía al buen individuo que hubiese cocinado su cena.-Nos quedamos tú y yo solos, Yusuff. ¿Podrás soportarlo? Esta noche cuéntame la historia de la señora con el collar que brillaba como el sol, prometo no dormirme antes de la parte en la que le pisaste el rabo al gato sin querer- se volvió hacia los señores cristianos y se tocó la frente con un gesto fluido- con vuestro dios, señores. Cuanto antes ahuequéis el ala antes descansaremos todos.

Notas de juego

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15/04/2018, 22:00
Yusuff

- A diferensia de mi compañera agradesco su gesto. dijo refiriéndose a la comida, pagada a cuenta del caballero cristiano. 

Yusuff no sabía si lo había hecho por haber llegado algo tarde a la cita, como gesto de buena voluntad para con los negocios o simplemente porque él, y especialmente Shanti, parecerían unos muertos de hambre a sus ojos. La cuestión es que los árabes se ahorraron unas monedas, cosa que nunca venía mal. Sobretodo por que ellos tenían que dormir pagando su techo...

Shanti era de la ciudad, pero según el conocimiento del seductor espadachín, no tenía conocimiento de que tuviera un lugar al que llamar hogar. Probablemente dormía donde podía: en casas abandonadas, bajo algún puente o quizá en las alturas ¿quién sabe? puede que en algún balcón bien protegido de las inclemencias del tiempo.

- Nos veremos mañana al amaneser en la puerta del norte. - Acre era una ciudad portuaria, rodeada de mar por todos formando un cabo. Sólo se podía salir a pié hacia el norte. - Nosotros llevaremos monturas, ustedes pueden hacer lo propio si quieren. 

Levantándose ya de la mesa y habiendo dejado casi la mitad de la escudilla se despidió de sus futuros socios. Estos se marcharon a descansar algún lugar destinado a los últimos Templarios, una especie de embajada , lo último que podían mantener de su presencia en Acre, por ahora...

Una vez se fueron se encaró a Shanti. - Vamos mujer, ya sabes como son estos cristianos, no hay quien les entienda. - dice para que no piense más en el tema. - ¿Tienes donde dormir está noche? - preguntó sabiendo aún sabiendo que la respuesta posiblemente sería que no, no al menos un lugar cómodo, seguro y seco. La humedad del ambiente en una ciudad costera no era lo más agradable durante las noches. Se calaba en los huesos y te impedía dormir.

- Yo pagaré por una habitasión doble. Puedes acompañarme... si te fías de mi, claro. - dijo bromeando. - No, esa ya te la sabes. Te prometo que la que te contaré no te va a dejar dormir esta noche... - insinuó con picardía mientras levantaba una ceja. 

Shanti sabía que tras esas bromas podía esconderse una insinuación real, pero tendría que arriesgarse a dormir una noche en la misma habitación que él para poder confirmarlo.

Notas de juego

Yo pago una doble (4 monedas) si la señorita es demasiado remilgada que se pague ella una privada xD

¿Master por esta frase entiendo que tenemos monturas? ¿O se refiere a las monturas de aquellos que las tengan previamente en su inventario? 

Los caballos se mantienen atados afuera y dentro una multitud ruidosa llena la sala de la posada. Vuestra entrada parece animar la conversación.

En caso de que no las tengamos obviad la frase de las monturas que dice Yusuff.

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16/04/2018, 21:14
Narrador

Notas de juego

Con esa frase de las monturas me refería tanto a las de los clientes que ya había en la posada, como a las que pudierais haber traido vosotros (previa compra, que no es el caso de ninguno).

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16/04/2018, 21:19
Goderico

 

 

 

 

Os despedís de los dos sarracenos y cruzáis  las oscuras callejuelas de San Juan de Acre hasta un gran edificio blanqueado con cal: la Encomienda de los templarios, cerca del puerto de San Juan de Acre. Banderas ondean al viento. Un guardián de aspecto feroz os conduce al interior. Os lleva hasta un Templario enorme, que mide más de dos metros y tiene el rostro cubierto por una sucia barba. 

El personaje resulta poco tranquilizados y a ello contribuye un buitre tuerto posado en su hombro, que lanza picotazos hacia donde vosotros estáis.

-¡Salud, señores! -exclama el Templario con voz atronadora. -¿Qué venís a hacer a la encomienda? ¿No habéis seguido al buen rey Ricardo en su marcha?.